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Poe LA HUMANIDAD Peru por Constancio C. Vigil Dp. 104.796 EDITORIAL ATLANTIDA A PQ.85/9. 59. P2 ia Omraawe 23-74 POR LA HUMANIDAD FUTURA CREED, seres piadosos, que deplorarlo en un rincén no basta para redimir a tantos ni- fios incomprendidos, desamparados y olvidados entre las fieras que hablan. ; iMirad en el adulto al pequefito de ayer des- figurado por la torpeza, la incomprensién y la crueldad, y desearéis convertiros en mano que mendiga para los nifios el amor que se derrama sobre los irracionales y sobre las cosas insensi- bles! Creed que hasta las rocas vierten a veces 14- grimas por los chiquitos que padecen hambre, mientras tantos hombres mueren porque comen demasiado; por los que sufren en su carne y en su alma los fracasos y amarguras de los padres; por los que se hallan confiados a cuidadores mer- cenarios; por los que miran como logs gorriones, sin que sepan como ellos por qué se les persigue; por los que.al dormirse clavan como alfileres sus gemidos en la almohada. , 'OLME el Sefior de sus bienes a los padres que tienen al hijo en su corazén y en su conciencia, y crece como un rosal a pleno sol sin padecer la dureza de la tierra! Los que saben que atin as{ puede morir, y de su muerte hay consuelo, mas no lo hay para el lor de haberlo torturado, que sube cada hora entrafas al coraz6n y del coraz6n a la boca. Los que contemplan en su hijo a Ja patria que renace, a la humanidad futura que se malogra o triunfa, Los que reconocen que es imposible digniticar al nifio sin que los propios padres se dignitfi- quen a s{ mismos. . Los que embellecen su vida y la vida del hijo con la luz del amor. yo iba en busca de los hombres para mejorar en ellos a la humanidad, y a més de la mi- tad de la jornada comprend{ que mi afdn era ilusorio, y me detuve, y me volvi hacia los ni- fios. ;Ojal4 todos lo comprendan como yo! , iOjal4 que améis més a los chiquitos, a los del propio hogar y a los que halldis en la calle, a los que rien y a los que lloran, a los que veis y a los que no podéis ver! . jOjala verifiquéis cuén poco roban los ladro- nes de dinero comparados con los que roban la alegria y la dulzura de quienes ser4n duefios del mundo! jOjalé disting4is entre las culpas aquella tan horrenda de matar en un nifio a un hombre a quien no se conoce y que la vida reclama! j;Pidamos a Dios clemente y misericordiosc ue el espiritu humano se redima por el amor ; nino; que las mentes que vagan en las tinie- blas busquen la luz en Ja mirada del nifio; que las conciencias torturadas hallen la paz en el amor al nifo! Constancio C. Vigil. Omateuyr 23-77-77 LA REDENCION DALES la espalda a quienes te halagan en tu vanidad, a quienes especulan con tu buena fe, a quienes te condenan a ser siempre rebafio, para ser ellos pastores. Te engafian cuando te ofrecen traerte el porvenir sofado como si fuera un dulce o un juguete. Elige el camino largo del trabajo y de la fe. Dignificate, y te salvards de lo peor de tu martirio. Mejora tus ideas y tus sentimientos, y mejoraras tu condicién. : Cuando seas mas inteligente, mas ilustra- do y mas bueno, comprenderés que civili- zacion, educacién, regeneracién, igualdad, democracia, equivalen a una sola palabra: autonomia, tanto en el individuo como en la colectividad; educaras a la mujer para madre de lo porvenir; redimiras a la huma- nidad en el nino; hards que sea la tierra pa- ra quien la trabaja, y la mujer para quien la ama; sustituiras lo complicado por lo simple, lo artificioso por lo natural; verds serenamente que cada hombre tenga sus creencias; mostraras en tus obras tu reli- giosidad; sera para ti un crimen matar, un delito robar, una perfidia la mentira, una iniquidad el privilegio, en todo tiempo y en todas las circunstancias. Entonces, la cultura te permitird discer- nir entre lo real y lo ficticio, el amor enno- blecera tus egoismos y la alegria embelle- cera tu esfuerzo. Elévate con tus sentimientos, y gozaras de la calma luminosa de las cumbres. . Florezca la virtud en tu corazén, y sui se- milla caera en la sangre de la especie. Enciéndase tu espiritu, y su luz alum- brara a los que llegan a la vida. Constancio C. Vigil. -EDITORTAL Zinacerr 28 -/7-(d 7 t 7 jSALVE, AMERICA! SALVE, América, nuevo milagro de Dios para la redencién del hombre! Sobre la esfera terréquea, tus letras bri- llan como una constelacién. Tu nombre suena como promesa de bienaventuranza. Extramias fulguraciones se perciben en tus montafas. Misteriosos ecos se oyen en tus llanuras. Una mano invisible alisa aqui la frente del hombre dolorido. jAlma de América! ;Manifiéstate franca- mente! jLlueva sobre los hombres tu justi- cia y tu amor! : Las multitudes sienten al Ilegar a ti los afanes del viento; como él se diseminan por tus vastas soledades; y piensan: hemos en- contrado el Paraiso. Y se deleitan con los perdidos bienes: recobran el ritmo del mo- vimiento, la {ntima dulzura de la armonia universal, la serenidad que rejuvenece, mientras escuchan trémulas el himno de los seres y de las cosas al hombre que llega: jSalve, extranjero, que vienes desde lejos con tu hijo en los brazos! jSeca tus ojos, y entra! ;América es el hogar de los desdicha- dos! Y todo hombre se inclina confiadamente sobre tu tierra, cuyo vigor fecundo pasa a su corazén. Y todo hombre se hace bueno, y dice junto contigo: jPaz y amor! Tu sol despierte las almas, tus aguas cal- men su sed, tus vientos las saturen de liber- tad y de amor. jSiquiera en tus entrafias se nutra y crez- ca el germen de la paz! jSiquiera en tu co- razén vibre e] ensueno de la fraternidad!” Constancio C. Vigil. NUEVO MUNDO NUEVOS HOMBRES NUEVA ALMA por Constancio C. Vigil BUENOS AIRES REPUBLICA ARGENTINA \4 y YL 257 7ST, NUEVO MUNDO NUEVOS HOMBRES NUEVA ALMA Lo por América, antes que una porcién del orbe, un nuevo mundo moral, una esperanza, una fe y una caridad més ver- daderas. El fundamento étnico de tal renacimiento es que en América se produce la conjuncién de las tres tinicas reales razas humanas: la blanca, que se instalé con la conquista; la amarilla, que estaba y est en los indios, de indudable origen asidtico, y la negra, traida para la esclavitud. Aqui se unen las tres razas, aqui se fusionan Europa, Asia y Africa, en sintesis propicia para la solidaridad de nuestra especie. Para ser americano, no basta haber nacido en el continente: es necesario que el alma esté despierta ante lo que vendra. Pensamos y sentimos que el hombre no deja de ser hombre al formar muchedumbre, lo cual quiere decir que no queremos llegar a Ja con- dicién de orugas procesionarias, esas orugas que andan siempre en fila como si formasen un solo cuerpo, y adonde se dirige la que va a la cabeza all4 se encaminan todas, y cuando se quita la que sirve de guia se interrumpe la marcha, pues ninguna puede orientarse por si misma. No aceptamos distingos entre la moral del iduo y la moral de la nacién, y asi como el individuo no puede vanagloriarse de los benefi- cios obtenidos por la violencia y el robo, jamas puede la patria jactarse de tales actos, jamas en- grandecerse a costa de otro pais. No queremos tierras ajenas, ni sumision de otros pueblos, ni bienes materiales no merecidos por nuestra honrada labor. Sabemos que la grandeza de un pais esta en el alma, en la mente y en el corazén de sus hijos. Repudiamos el patriotismo del cristiano que abjura del cristianismo, pues ha olvidado el Sermén de la Montafia, ha olvidado la oracién del Padre Nuestro. No tenemos por cierta la pureza ni la supe- rioridad de razas. No nos atribuimos el derecho a menospreciar a alguna. Del indio somos dos veces hermanos, por tener el mismo Padre y por las fuerzas teltiricas que también nos her- manan, y nos sentimos dos veces obligados a levantarlo a nuestra altura: por el despojo que sufrié de sus tierras y por haber sido martiriza- do, explotado y diezmado por los blancos. Ha- cia el negro sentimos simpatia, carifio y gratitud, por su humildad, su lealtad y su laboriosa con- tribucién social; porque lo sacé de su continen- te la siniestra codicia y lo trajo al nuestro para usufructuar con inigualada vileza sus energias. En los demas que Ilegaron y llegan a nuestra América, la raza que apreciamos es la de sus cualidades; el color que nos preocupa no es el de la piel, sino el del alma. Repudiamos toda especie de esclavitud en el hombre, en la mujer y en el nifio, sea cualquie- ra el motivo o el: aspecto que la disimule. - Veneramos como auténticos libertadores a los que salvan a sus semejantes de la tiranfa de la ignorancia. Apetecemos las aguas cristalinas de la verdad pe limpiarnos de supersticiones y prejuicios, luces de libertad para ver claramente nuestro destino y fuegos de justicia para quemar los odios y las ruindades, Consideramos falsa la libertad sin fundamen- to econémico, pues no son libres los hombres expuestos a la miseria. : Defendemos la vida de todos los semejantes, como cosa de Dios, que nadie puede quitar sin violar su mandamiento, y anhelamos que todos -se rediman, y cuanto antes los que més padecen. Vivimos y moriremos convencidos de que s6- lo el amor engrandece al ser humano; de que sélo el amor, al aproximarlo a Dios, mejorard su destino, Constancio C. Vigil

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