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Tema 8. Kant
Tema 8. Kant
KANT
Immanuel Kant es el filósofo más im bierno prusiano, a raíz de la
portante de la Edad Moderna. Nace segunda edición de su libro La
en Königsberg (Prusia Oriental) en Religión dentro de los límites de la
1724. En el colegio Fridericianum cursa mera razón (1794), a consecuencia del
estudios clásicos y científicos; aquí, lo cual Kant es acusado por el rey
mismo que en su casa, Kant se mueve Federico Guillermo II de atacar los
dentro del espíritu religioso del fundamentos de la teología bíblica y
pietismo. En 1740 ingresa en la del cristianismo, no hay en la vida de
universidad de Königsberg, donde asiste Kant hechos externos destacables. Kant
a cursos de diversas materias: no sale nunca de la Prusia Oriental.
matemáticas, filosofía, teología, física. Lleva una vida muy metódica, dedicada
Cuando finaliza sus estudios, trabaja al estudio y a la enseñanza.
durante diez años como preceptor
privado. En 1755 obtiene lo que hoy se De la personalidad de Kant, destacan
llama grado de doctorado y comienza a su seriedad moral; su adhesión a
impartir cursos de diversas materias la idea del deber; el interés por cada
en la universidad de Königsberg. En una de las facetas de la cultura; la
1770 obtiene la plaza de profesor defensa de la libertad de pensamiento; en
ordinario de lógica y metafísica en política simpatiza con la guerra de la
esta misma universidad, cargo que Independencia de los americanos y
ejerce hasta los últimos años de su con la Revolución francesa. Kant es,
vida. Muere en 1804. por convicción moral, antimilitarista,
A excepción de su conflicto con el go pacifista y nada chovinista.
1. SU FORMACIÓN.
SU EVOLUCIÓN INTELECTUAL Y SU OBRA
son posibles los juicios sintéticos a priori», ción. Pero ésta no se verifica sino en
vale sólo para la matemática y la física, cuanto el objeto nos es dado. Mas
pues en el caso de la metafísica no es tan esto, a su vez, no es posible [para
evidente que haya este tipo de juicios, de nosotros hombres, por lo menos],
manera que aquí la pregunta es más bien 10 sino mediante que el objeto afecte
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menos no nos puede ser dada más sensaciones. Kant llama sensibilidad a la
que a posteriori, la forma de los capacidad de ser afectado el sujeto por las
mismos, en cambio, tiene que estar realidades externas. Por medio de la sensi
toda ella ya a priori en el espíritu y, bilidad nos son dados los objetos exterio
50 por tanto, tiene que ser considerada res. De manera que todo conocimiento de
aparte de toda sensación. objetos supone la sensibilidad como paso
previo, pues solo a través de esta nuestro
Llamo puras (en sentido trascen conocimiento se relaciona de modo inme
dental) todas las representaciones diato con la realidad exterior.
en las que no se encuentre nada
55 que pertenezca a la sensación. Se El efecto de los objetos en la sensibilidad,
gún esto, la pura forma de las intui en tanto es afectada por ellos, son las sen
ciones sensibles en general, en don saciones. Las sensaciones son, pues, dadas
de todo lo múltiple de los fenóme a posteriori y constituyen, según Kant, la
nos es intuido en ciertas relaciones, materia del conocer al nivel de la sensibi
60 se hallará a priori en el espíritu. Es lidad. Pero nosotros no recibimos las sen
ta forma pura de la sensibilidad se saciones en bruto, por decirlo de alguna
llamará también ella misma intui manera, sino que éstas se representan or
ción pura. Así, cuando de la repre denadas en ciertas relaciones; eso que ha
sentación de un cuerpo separo lo ce que las sensaciones aparezcan ordena
65 que el entendimiento piensa en ella, das en ciertas relaciones es la forma. La
como sustancia, fuerza, divisibili forma no es dada a posteriori, sino que es
dad, etc..., y separo también lo que tá ya a priori en el espíritu, como forma
hay en ella perteneciente a la sensa de la sensibilidad. (Kant llama también in
ción, como impenetrabilidad, dure- tuición pura a la pura forma de la sensibi
70 za, color, etc., entonces réstame de lidad; lo que llama intuición empírica hace
esa intuición empírica todavía algo, referencia a las sensaciones.) La síntesis de
a saber, extensión y figura. Éstas sensaciones o datos empíricos, como mate
pertenecen a la intuición pura, la ria y forma a priori, es el fenómeno.
cual se halla en el espíritu a priori y La Estética trascendental es la ciencia de
75 sin un objeto real de los sentidos o los principios a priori o formas puras
sensación, como una mera forma de de la sensibilidad. Las formas puras o
la sensibilidad. principios a priori de la sensibilidad son,
A la ciencia de todos los principios según Kant, el espacio y el tiempo.
a priori de la sensibilidad, llamo yo Lo que Kant quiere decir con esto último
80 Estética trascendental... es más fácil de lo que parece; puede ex
En esta investigación se hallará que presarse así: nosotros no percibimos las
hay, como principios del conoci cosas sensibles sino en el espacio y en el
miento, a priori, dos puras formas tiempo, esto es, ordenadas en ciertas rela
de la intuición sensible, a saber, es ciones espacio-temporales. Espacio y tiem
85 pació y tiempo, con cuya considera po son, pues, las condiciones de posibili
ción vamos ahora a ocuparnos.» dad de toda experiencia, porque no es po
(Crítica de la razón pura, «Estética sible ninguna experiencia que no esté bajo
trascendental», 1, o. c., pp. 41.) esas relaciones. Ahora bien —y esto es
muy importante—, espacio y tiempo no
Antes de nada, aclaremos el significado son, según Kant, propiedades objetivas de
general de los términos «estética» y «sen las cosas mismas, sino formas a priori de
sibilidad»: «estética» viene del griego la sensibilidad.
αἰσθητική ("aisthetiké"), que significa
«sensación»; el término «sensibilidad» se Kant demuestra la aprioridad del tiempo
suele usar en filosofía para designar la y el espacio mediante dos clases de argu-
capacidad de recibir
mentación, que denomina respectivamen cho que para Kant es un hecho, fuera de
te: exposición metafísica y exposición toda duda, que la geometría es una ciencia
trascendental. y que contiene juicios sintéticos a priori
como principios.
Nosotros vamos a aludir brevemente a la
demostración de la aprioridad del espacio Así pues, la aprioridad del espacio hace
(dejamos a un lado la relativa al tiempo, posibles los juicios sintéticos a priori de la
porque viene a ser análoga a la primera). geometría.
a) En primer lugar, «para que ciertas sen Igualmente, la aprioridad del tiempo hace
saciones sean referidas a algo fuera de mí posibles los juicios sintéticos a priori de la
(es decir, a algo en otro lugar del espacio aritmética.
que el que yo ocupo), y así mismo para En definitiva, Kant ha mostrado cómo son
que yo pueda representarlas como fuera posibles los juicios sintéticos a priori de la
[y al lado] unas de otras; por tanto, no solo matemática y, en consecuencia, cómo es
como distintas, sino como situadas en dis posible la matemática (geometría y arit
tintos lugares, hace falta que esté ya a la mética) como ciencia.
base la representación del espacio»; esto
muestra, según Kant, que «el espacio no es Por supuesto, al tratar de la matemática
un concepto empírico sacado de experien en el plano de la sensibilidad, Kant no in
cias externas». En segundo lugar, «no po tenta decir que en la matemática no inter
demos representarnos nunca que no haya venga el entendimiento. Lo que quiere de
espacio, aunque podemos pensar muy cir es que el fundamento necesario de las
bien que no se encuentren en él objetos proposiciones matemáticas son las formas
algunos»; esto muestra, a juicio de Kant, a priori de la sensibilidad.
que «el espacio es una representación ne
cesaria, a priori, que está a la base de to
das las intuiciones externas». El espacio es 2.6. La analítica
«la condición de la posibilidad de los fenó tr ascendental
menos» y no «una determinación depen
diente de éstos». (Crítica de la razón pura,
2.7.1. La cooper ación
«Estética trascendental», 2, o. c., p. 42.)
de la sensibilidad
b) «La geometría es una ciencia que deter y el entendimiento
mina las propiedades del espacio sintética
mente y, sin embargo, a priori. ¿Qué
en or den
tiene que ser, pues, la representación del al conocimiento
espacio para que sea posible semejante
«Nuestro conocimiento se origina en
conocimiento de él? ... Sólo nuestra expli
dos fuentes fundamentales del espí
cación hace concebible la posibilidad de la
ritu; la primera es la facultad de re
geometría como conocimiento sintético a
cibir representaciones (la receptivi-
priori.» (Ib., 3, pp. 44-45.) En otras pala
5 dad de las impresiones), la segunda
bras: los axiomas de la geometría (por
es la facultad de conocer un objeto
ejemplo, «con tres líneas se puede cons
mediante esas representaciones; por
truir una figura “o” la línea recta es la
más corta entre dos puntos» —obsérvese
la primera nos es dado un objeto,
que en ambas proposiciones, y en las pro
por la segunda, es éste pensado en
posiciones de la geometría en general, la
10 la relación con aquella representa
ción (...).
noción de espacio es fundamental—) son
juicios sintéticos a priori; ahora bien, és Intuición y conceptos constituyen,
tos no se pueden explicar si no es admi pues, los elementos de todo nuestro
tiendo la aprioridad del espacio. Luego, el conocimiento; de tal modo, que ni
espacio es una forma a priori. Ya se ha di 15 conceptos sin intuición, que de al-
guna manera les corresponda, ni in multiplicidad de sensaciones situadas u
tuición sin conceptos, pueden dar ordenadas en el espacio y en el tiempo. He
un conocimiento... ahí la primera síntesis conseguida a nivel
de la sensibilidad.
Llamaremos sensibilidad a la recep-
20 tividad de nuestro espíritu para re Pues bien, el entendimiento va a operar
cibir representaciones, en cuanto sobre esa primera síntesis. Esta se presen
éste es afectado de alguna manera; ta ahora como materia para los conceptos
llamaremos en cambio entendimien del entendimiento. En efecto, así como la
to a la facultad de producir noso- sensibilidad tiene sus propias leyes (las in
25 tros mismos representaciones, o a la tuiciones puras del espacio y el tiempo),
espontaneidad del conocimiento. así también tiene el entendimiento las su
Nuestra naturaleza lleva consigo yas propias, que son los conceptos puros o
que la intuición no pueda ser nunca categorías.
más que sensible, es decir, que en- El entendimiento refiere o encaja los datos
3o cierre sólo el modo como somos
múltiples de la sensibilidad en sus concep
afectados por objetos. En cambio, es tos o categorías (por ejemplo, unidad, ne
el entendimiento la facultad de pen gación, causalidad, existencia, etc.), origi
sar el objeto de la intuición sensi nándose de esta forma una síntesis supe
ble. Ninguna de estas dos propieda- rior, la cual constituye el conocimiento de
35 des ha de preferirse a la otra. Sin
los obj etos. (Ya se ha dicho que todos estos
sensibilidad, no nos sería dado obje pasos o niveles sólo son discernióles me
to alguno; y, sin entendimiento, diante la reflexión.)
ninguno sería pensado. Pensamien
tos sin contenidos son vanos, intui- El conocimiento resulta, pues, de la coope
40 ciones sin conceptos son ciegas. Por ración entre la sensibilidad y el entendi
eso es tan necesario hacerse sensi miento, y Kant insiste en que ambos son
bles los conceptos (es decir, añadir igualmente importantes para que haya co
les el objeto en la intuición), como nocimiento: «Sin sensibilidad no nos sería
hacerse comprensibles las intuicio- dado objeto alguno; y, sin entendimiento,
45 nes (es decir, traerlas bajo concep ninguno sería pensado. Pensamientos sin
tos). Ambas facultades o capacida contenidos son vanos, intuiciones sin con
des no pueden tampoco trocar sus ceptos son ciegas» (del texto de arriba);
funciones. El entendimiento no pue
de intuir nada, y los sentidos no Si la ciencia de las reglas o leyes de la sen
50 pueden pensar nada. Sólo de su sibilidad es la estética trascendental, la
unión puede originarse conocimien ciencia de las leyes del entendimiento es
to. No por eso, sin embargo, es líci —dice— la lógica. Pero la lógica que le in
to confundir la aportación de cada teresa ahora a Kant no es la lógica formal,
uno, sino que hay fuertes motivos sino la lógica trascendental; la primera se
55 para separar y distinguir cuidado ocupa de los principios a priori del cono
samente unos y otros. Por eso dis cimiento, haciendo abstracción de todo
tinguimos la ciencia de las reglas de contenido del mismo; y Kant piensa que,
la sensibilidad en general, es decir, así entendida, la lógica quedó definitiva
la estética, de la ciencia de las re- mente constituida como ciencia ya desde
6o glas del entendimiento en general, Aristóteles. La lógica de que se ocupa
es decir, la lógica.» [Crítica de la ra Kant es la lógica trascendental, la cual
zón pura, «Lógica trascendental», I, versa también sobre los conceptos y prin
o. c., pp. 58-59.) cipios del entendimiento, pero en tanto
que referidos a objetos, es decir, en tanto
¿Qué es lo que tenemos o qué se ha conse que condiciones necesarias para pensar o
guido al nivel de la sensibilidad? Una conocer los objetos. Kant divide la lógica
trascendental en analítica trascendental y 3. Relación 3. De la r elación —
dialéctica trascendental; la primera, que —Categóricos. Inherencia y Sub
llama también «lógica de la verdad», estu sistencia (Substan
dia el recto uso de los conceptos y prin cia et accidens).
cipios del entendimiento; la dialéctica —Hipotéticos. —Causalidad y De
trascendental, que Kant llama también, pendencia (causa y
«lógica de la apariencia», estudia el uso ile efecto).
gítimo o abuso de los mismos. —Disyuntivos. —Comunidad (acción
recíproca entre el
agente y el pacien
2.6.2. Los conceptos pur os te).
o categor ías 4. Modalidad 4. De la modalidad
del entendimiento —Problemá —Posibilidad-Imposi
ticos. bilidad.
«La filosofía trascendental tiene la —Asertóricos. -Existencia-No exis
ventaja —pero también la obliga tencia.
ción— de buscar sus conceptos se
—Apodícticos. —Necesidad-Contin
gún un principio;... gencia.
5 ...el conocimiento de todo entendi (Ib. Segunda sec (Ib. Tercera sección,
miento, por lo menos, es un cono ción, 9, p. 66.) 10. p. 70.)
cimiento por conceptos... De estos
conceptos no puede el entendimien
to hacer otro uso que el de juzgar En primer lugar, hay que hacer una neta
10 por medio de ellos... distinción entre conceptos como «hombre»,
...podemos reducir a juicios todas «casa», «animal», «mortal», etc., y conceptos
las acciones del entendimiento, de como «causa», «existencia», «negación», «rea
modo que el entendimiento en ge lidad», etc. Los primeros son conceptos
neral puede representarse como empíricos, derivan de la experiencia; los
15 una facultad de juzgar. ...Las fun segundos no proceden de la experiencia,
ciones del entendimiento pueden, son conceptos puros o totalmente a priori,
pues, ser halladas todas si podemos modos básicos o categorías, según los cua
exponer completamente las funcio les el entendimiento sintetiza los datos de la
nes de la unidad en los juicios.» (Crí- sensibilidad. Sobra decir que Kant se refiere
20 tica de la razón pura, «Analítica a esta segunda clase de conceptos.
trascendental», libro primero, pri
Pues bien, la primera tarea de Kant en su
mer capítulo, o. c., pp. 65-66.)
Analítica trascendental es descubrir los
conceptos puros o categorías del entendi
TABLA TABLA
miento. Kant encuentra el hilo conductor
DE LOS DE LAS para el descubrimiento de los mismos en
J UICIOS CATEGORÍAS el juicio.
3. LA MORAL
Nosotros vamos a exponer la ética de Kant
Las dos grandes obras éticas de Kant son: siguiendo el hilo de la Fundamentación de
Fundamentación de la metafísica de las la metafísica de las costumbres. Unica
costumbres (1785) y Crítica de la razón mente al llegar a los temas del sumo bien
práctica (1788). En la primera adelanta, en y los postulados, tendremos que adentrar
lenguaje muy accesible, el contenido de la nos en la dialéctica de la Crítica de la ra
segunda. La Crítica de la razón práctica zón práctica, ya que esos temas, a excep
presenta una estructura paralela a la Críti ción del tema de la libertad, no figuran en
ca de la razón pura: el primer escrito.
que es el único que puede servir, a su jui do las acciones que, siendo real
cio, de fundamento de la obligación mo mente conformes al deber, no son
ral. de aquéllas hacia las cuales el hom
bre siente inclinación inmediata-
En una palabra, si la filosofía teórica de 25 mente; pero, sin embargo, las lleva
Kant se orienta hacia la identificación de a cabo porque otra inclinación le
los elementos a priori del conocimiento empuja e ello. En efecto: en estos
científico, su filosofía moral se orienta ha casos puede distinguirse muy fácil
cia la identificación de los elementos a mente si la acción conforme al de-
priori del conocimiento moral. 30 ber ha sucedido por deber o por
El propósito de Kant es, pues, construir una intención egoísta. Mucho más
una filosofía moral pura, que llama tam difícil de notar es esa diferencia
bién metafísica de las costumbres, la cual cuando la acción es conforme al de
debe prescindir de todo elemento empíri ber y el sujeto, además, tiene una
co. Esto no significa que Kant sostenga 35 inclinación inmediata hacia ella.
que en la vida moral no intervienen ele Por ejemplo: es, desde luego, con
mentos empíricos; lo que ocurre es que forme al deber que el mercader no
estos no pueden servir de fundamento de cobre más caro a un comprador
la moralidad; y si de lo que se trata es de inexperto; y en los sitios donde hay
identificar este último, entonces habrá 40 mucho comercio, el comerciante
que prescindir de los primeros. avisado y prudente no lo hace, en
efecto, sino que mantiene un precio
fijo para todos en general, de suerte
3.2. Hacia la que un niño puede comprar en su
45 casa tan bien como otro cualquiera.
identificación del pr
Así pues, uno es servido honrada
incipio for mal pr áctico mente. Mas esto no es ni mucho me
nos suficiente para creer que el
3.2.1. El concepto de voluntad mercader haya obrado así por de
buena. Obr ar por 50 ber, por principios de honradez: su
deber provecho lo exigía; mas no es posi
ble admitir, además, que el comer
«Ni en el mundo, ni, en general, ciante tenga una inclinación inme
fuera del mundo, es posible pensar diata hacia los compradores, de
nada que pueda considerarse como
bueno sin restricción, a no ser tan 55 suerte que por amor a ellos, por de
5 sólo una buena voluntad... cirlo así, no haga diferencias a nin-
guno en el precio. Así pues, la ac Para que una acción tenga valor moral, no
ción no ha sucedido ni por deber ni basta con que ésta sea conforme al deber;
por inclinación inmediata, sino sim- una acción sólo t iene valor moral si es r ea
60 plemente con una intención egoísta. lizada por deber; de una acción que es
En cambio, conservar cada cual su conforme al deber puede decirse, sin du
vida es un deber; y además todos da, que es legal, pero no puede decirse,
tenemos una inmediata inclinación sin más, que es moral.
a hacerlo así. Mas, por eso mismo,
65 el cuidado angustioso que la mayor Esta distinción está íntimamente relacio
parte de los hombres pone en ello nada con el corazón mismo de la ética
no tiene un valor interior; y la má kantiana: Kant cree que ningún móvil
xima que rige ese cuidado carece empírico puede servir de fundamento de
de un contenido moral. Conservan la moralidad. Ahora bien, una persona
70 su vida conformemente al deber, sí; puede realizar una acción de acuerdo con
pero no por deber. En cambio, cuan el deber y tener, en cambio, como móvil
do las adversidades y una pena sin de su acción o como fundamento de deter
consuelo han arrebatado a un hom minación de su voluntad, algún móvil em
bre todo el gusto por la vida, si éste pírico o, dicho de forma más precisa, al
75 es infeliz, con ánimo entero y sin guna inclinación. Kant ilustra su posición
tiendo más indignación que apoca con algunos ejemplos: un comerciante,
miento o desaliento, y aun desean que trate por igual a los compradores
do la muerte, conserva su vida sin inexpertos que a los expertos, obra con
amarla, sólo por deber y no por in forme al deber; ahora bien, no obra mo
80 clinación o miedo, entonces su má ralmente, si lo que le empuja a ello no son
xima sí tiene un contenido moral». puros principios de honradez, sino alguna
(Fundamentación de la metafísica inclinación (por ejemplo, su propio prove
de las costumbres, Introducción, o. cho). Las acciones que cada uno realiza
c., pp. 27 y 32-34.) mos con vistas a conservar nuestra vida
son, sin duda, conformes al deber; ahora
Kant comienza su Fundamentación de la bien, no por eso puede decirse que tengan
metafísica de las costumbres refiriéndose un contenido moral, pues más bien somos
al concepto de voluntad buena. conducidos a ello por la inclinación inme
diata a la conservación de la propia vida.
De ella dice que es lo único que puede En cambio, si una persona, para la que se
considerarse, tanto en el mundo como guir viviendo es mucho más angustioso
fuera de él, como bueno sin restricción. El que dejar de vivir, lucha por la conserva
entendimiento, el valor, las riquezas, la ción de su vida, y lo hace por deber, y no
salud son buenos o malos, según el uso por alguna inclinación (miedo, por ejem
que se haga de ellos y, en todo caso, son plo), entonces esa persona obra, en efecto,
siempre bienes relativos, buenos para al moralmente.
go, y no por sí mismos. En cambio, una
voluntad buena no es buena por algún Pues bien, una voluntad que obra por de
propósito ulterior, sino buena por sí mis ber, y no por ninguna otra consideración,
ma. ¿Qué entiende Kant por voluntad bue es, según Kant, una voluntad buena.
na? Para desentrañar el significado de di
cho concepto, Kant considera el concepto
de deber. Una de las distinciones más pecu Obrar moralmente es, por tanto, obrar’
liares de la ética kantiana es la distinción por el deber; pero, ¿qué entiende Kant
entre obrar conforme al deber y obrar por por «obrar por el deber»?
el deber, obrar legalmente y obrar moral
mente, respectivamente.
3.2.2. La r epr esentación A la afirmación de que una acción sólo
de la ley tiene valor moral si sucede por deber, si
como fundamento gue la afirmación de que el valor moral
de una acción realizada por deber reside,
de deter minación no en los fines que nos proponemos con
de una voluntad buena ella, sino «en la máxima por la cual ha si
«La segunda proposición es ésta: do resuelta».
una acción hecha por deber tiene su
valor moral, no en el propósito que Conviene aclarar en este momento lo que
por medio de ella se quiere al- Kant entiende por máxima: Kant distin
5 canzar, sino en la máxima por la gue entre máxima y ley moral o práctica;
cual ha sido resuelta; no depende, máxima es el principio subjetivo del
pues, de la realidad del objeto de la obrar, el principio según el cual obra de
acción, sino meramente del princi hecho el sujeto; la ley práctica es el princi
pio del querer, según el cual ha su- pio objetivo, válido para todo ser racional,
10 cedido la acción... el principio según el cual debe obrar el
sujeto o el principio según el cual obra
La tercera proposición, consecuen rían todos los hombres si su voluntad es
cia de las dos anteriores, la formula tuviera determinada indefectiblemente
ría yo de esta manera: el deber es la por la razón (Cfr. Fundamentación, p. 39,
necesidad de una acción por respeto nota 1, y p. 72, nota 1).
15 a la ley. Por el objeto, como efecto
de la acción que me propongo reali
zar, puedo, sí, tener inclinación, Ahora bien, ¿cuál tiene que ser la máxima
más nunca respeto... Una acción de un agente que obra por deber? Kant
realizada por deber tiene, empero, define el deber como «la necesidad de una
20 que excluir por completo el influjo acción por respeto a la ley», y sostiene que
de la inclinación, y con ésta todo lo que determina a la voluntad que obra
objeto de la voluntad; no queda, por deber no puede ser la representación
pues, otra co.sa que pueda determi del efecto de la acción, pues en tal caso di
nar la voluntad, si no es, objetivá cha voluntad estaría determinada por al
25 mente, la ley, y, subjetivamente, el guna inclinación, sino, objetivamente, la
respeto puro a esa ley práctica, y, ley moral y, subjetivamente, el respeto a
por tanto, la máxima de obedecer esa ley. Por tanto, su máxima no puede
siempre a esa ley, aun con perjuicio ser otra que obedecer a la ley.
de todas mis inclinaciones... Por
30 tanto, no otra cosa, sino sólo la re
presentación de la ley en sí misma En una palabra, no la representación del
—la cual, desde luego, no se encuen efecto de la acción, sino sólo la representa
tra más que en el ser racional—, en ción de la ley en sí misma es lo que puede
cuanto ella y no el efecto esperado determinar a una voluntad, para que ésta
pueda llamarse buena sin restricción. Sólo
35 es el fundamento determinante de
la representación de la ley en sí misma
la voluntad, puede constituir ese
puede constituir el bien moral.
bien tan excelente que llamamos
bien moral, el cual está presente ya
en la persona misma que obra se- Así pues, la respuesta a la pregunta, ¿qué
40 gún esa ley, y que no es lícito espe
entiende Kant por «obrar por deber»?, es:
rar de ningún efecto de la acción.» obrar por deber es obrar por respeto a la
(Fundamentación de la Metafísica ley o tener como fundamento de determi
de las costumbres, Introducción, o. c., nación de la voluntad la mera representa
pp. 37-40.) ción de la ley moral.
3.3. El pr incipio formal Para saber lo que he de hacer para
práctico o ley moral 50 que mi querer sea moralmente bue
no, no necesito ir a buscar muy le
«Pero, ¿cuál puede ser esa ley cuya jos una penetración especial. Inex
representación, aun sin referirnos perto en lo que se refiere al curso
al efecto que se espera de ella, tiene del mundo; incapaz de estar prepa-
que determinar la voluntad, para 55 rado para los sucesos todos que en
él ocurren, bástame preguntar:
5 que ésta pueda llamarse buena en
¿puedes querer que tu máxima se
absoluto y sin restricción alguna? convierte en ley universal?;si no, es
Como he sustraído la voluntad a to una máxima reprobable, y no por
dos los afanes que pudieran apar 60 algún perjuicio que pueda ocasio
tarla del cumplimiento de una ley, narte a ti o a algún otro, sino por
10 no queda más que la universal lega que no puede convenir, como prin
lidad de las acciones en general cipio, en una legislación universal
—que debe ser el principio de la posible...
voluntad—; es decir, yo no debo
obrar nunca más que de modo que 65 Así pues, hemos llegado al princi
15 pueda querer que mi máxima deba pio del conocimiento moral de la
convertirse en ley universal. Aquí razón vulgar. La razón vulgar no
es la mera legalidad en general precisa este principio así abstracta
—sin poner por fundamento ningu mente y en forma universal; pero,
na ley determinada a ciertas 70 sin embargo, lo tiene continuamen -
20 acciones— la que sirve de principio te ante los ojos y lo usa como crite
a la voluntad, y tiene que servirle rio en sus enjuiciamientos.» (Funda-
de principio si el deber no ha de ser mentación de la Metafísica de
por doquiera una vana ilusión y un las costumbres. Introducción, o. c.,
concepto quimérico; y con todo esto 75 pp. 40-43.)
25 concuerda perfectamente la razón
vulgar de los hombres en sus jui
cios prácticos, y el citado principio Hasta ahora se ha aludido a la ley prácti
no se aparta nunca de sus ojos. Sea, ca, pero nada se ha dicho sobre cuál sea
por ejemplo, la pregunta si- dicha ley. Pues bien, la ley práctica, el
principio que debe servir de fundamento
30 guíente: ¿me es lícito, cuando me
a la voluntad, no dice lo que hay que ha
hallo apurado, hacer una promesa
cer, sino cómo se debe obrar siempre, a
con el propósito de no cumplirla?... saber: yo debo obrar siempre de tal mane
Para resolver de la manera más ra, que pueda querer que mi máxima se
breve, y sin engaño alguno, la pre- convierta en ley universal.
35 gunta..., me bastará preguntarme a
mí mismo: ¿me daría yo por satisfe Kant hace ver con un ejemplo que esta ley
cho si mi máxima —salir de apuros está de manera implícita en el conoci
por medio de una promesa menti miento de todos y que la razón vulgar la
rosa— debiese valer como ley uni- adopta siempre como criterio de su enjui
40 versal tanto para mí como para los ciamiento moral: supongamos que estoy
demás? ¿Podría yo decirme a mí en apuros, y que sólo puedo salii' de ellos
mismo: cada cual puede hacer una haciendo una promesa, que sé de antema
promesa falsa cuando se halla en un no que no voy a cumplir. ¿Es lícito esto?
apuro del que no puede salir de Para resolver la cuestión, basta con que
45 otro modo? Y bien pronto me con me pregunte a mí mismo: ¿puedo querer
venzo de que, si bien puedo querer que mi máxima —salir de apuros median
la mentira, no puedo querer, empe te una promesa mentirosa— se convierta
ro, una ley universal de mentir... en una ley universal? Inmediatamente me
doy cuenta, según Kant, que si bien puedo 3.4. La ley moral adopta
querer la mentira en ese momento, no para los hombres la
puedo querer, sin embargo, una ley uni
versal del mentir: toda promesa carecería forma de imperativo
de credibilidad; yo no creería las prome
sas de nadie y nadie creería las mías. «Si la razón determina indefectible
mente la voluntad, entonces las ac
Así pues, Kant ha llegado al principio ob ciones de este ser, que son conoci
jetivo del conocimiento moral, al princi das como objetivamente necesarias,
pio en el cual descansan todos los juicios 5 son también subjetivamente necesa
morales. Y dicho principio es un principio rias, es decir, que la voluntad es
formal. ¿Qué quiere decir que es un prin una facultad de no elegir nada más
cipio formal? En el texto de arriba dice que lo que la razón, independiente
Kant: el principio de la voluntad debe ser mente de la inclinación, conoce co
«la universal legalidad de las acciones»; to mo prácticamente necesario, es de
«aquí es la mera legalidad en general —sin cir, bueno. Pero si la razón por sí
poner por fundamento ninguna ley deter sola no determina suficientemente
minada a ciertas acciones— la que sirve de la voluntad; si la voluntad se halla
principio a la voluntad». Y en la Crítica de sometida también a condiciones
la razón práctica, dice: «el principio for is subjetivas (ciertos resortes) que no
mal práctico de la razón pura, según el siempre coinciden con las objetivas;
cual la mera forma de una legislación uni en una palabra, si la voluntad no es
versal, posible por nuestra máxima, tiene en sí plenamente conforme con la
que constituir el supremo e inmediato razón (como realmente sucede en
fundamento de determinación de la vo 20 los hombres), entonces las acciones,
luntad, es el único posible que sea apto..., conocidas objetivamente como ne
para principio de la moralidad, tanto en el cesarias, son subjetivamente contin
juicio como también en la aplicación a la gentes, y la determinación de tal
humana voluntad, en la determinación de voluntad, en conformidad con las
la misma» (o. c., p. 66). 25 leyes objetivas, llámase constric
ción; es decir, la relación de las le
yes objetivas a una voluntad no en
Según estos textos, la respuesta a la pre teramente buena, es representada
gunta: ¿qué quiere decir que la ley moral
como la determinación de la volun-
es un principio formal?, parece ser ésta:
es formal porque se trata simplemente de
3o tad de un ser racional por funda
la forma que deben poder adoptar las má
mentos de la voluntad, sí, pero por
ximas en general, esto es, la universalidad. fundamentos a los cuales esta vo
luntad no es por su naturaleza ne
cesariamente obediente.
Por otro lado, al comienzo del capítulo se
gundo de la Fundamentación, Kant insiste 35 La representación de un principio
en que el hecho de haber sacado ese prin objetivo, en tanto que es constricti
cipio del uso vulgar de nuestra razón, no vo para una voluntad, llámase impe
implica que dicho principio sea un con rativo.
cepto de experiencia; todos los conceptos Todos los imperativos exprésanse
morales tienen su origen y su asiento 40 por medio de un «deber ser» y
completamente a priori, en la razón prác muestran así la relación de una ley
tica. En este sentido, la ley moral (no . objetiva de la razón a una voluntad
obrar nunca más que de modo que pueda que, por su constitución subjetiva,
querer que mi máxima se convierta en no es determinada necesariamente
ley universal) es formal en tanto que es a
priori.
45 por tal ley (una constricción)... gar en el caso de una voluntad que, como
la humana, no coincide de lleno con las l e
Una voluntad perfectamente buena yes de la razón.
hallaríase, pues, igualmente bajo
leyes objetivas (del bien); pero no No cabe hablar de imperativos, en cam
podría representarse como constre- bio, en el caso de una voluntad santa,
50 ñida por ellas a las acciones con pues aunque una voluntad tal estaría tam
formes a la ley, porque por sí mis bién bajo las leyes de la razón, al coincidir
ma, según su constitución subjetiva, totalmente con éstas, no podría represen
podría ser determinada por la sola tarse, sin embargo, como constreñida por
representación del bien. De aquí las mismas.
55 que para la voluntad divina y, en
En una palabra, la ley moral adopta para
general, para una voluntad san la voluntad humana, debido a la constitu
ta, no valgan los imperativos... Por ción subjetiva de ésta, la forma de un im
eso son los imperativos solamente perativo. A continuación, Kant expone las
fórmulas para expresar la relación clases posibles de imperativos y determi
60 entre las leyes objetivas del querer
na qué clase de imperativo es el imperati
en general y la imperfección subje vo moral.
tiva de la voluntad de tal o cual ser
racional; verbigracia, de la volun
tad humana.» (Fundamentación de 3.5. Clases de imperativos«,
65 la metafísica de las costumbres, El imper ativo moral
cap. II, o. c., pp. 59-61.)
«Pues bien, todos los imperativos
Otra de las nociones características de la mandan, ya hipotética, ya categóri
ética de Kant es la noción de voluntad camente. Aquéllos representan la
santa; entiende por voluntad santa una necesidad práctica de una acción
voluntad que es en sí misma conforme to 5 posible, como medio de conseguir
talmente y siempre con las leyes objetivas otra cosa que se quiere (o que es po
de la razón. sible que se quiera).
Ahora bien, la voluntad humana —dice El imperativo categórico sería el
Kant— no está constituida de tal manera que representase una acción por sí
que coincida plenamente y siempre con io misma, sin referencia a ningún otro
las leyes de la razón, sino que está tam fin, como objetivamente necesaria...
bién bajo la influencia de otros impulsos o
inclinaciones no acordes con la razón. La El imperativo hipotético dice sola
voluntad humana no está necesariamente mente que la acción es buena para
determinada por la razón, de forma que algún propósito posible o real. En el
no pueda obedecer más que a lo que ella 15 primer caso es un principio proble-
le presenta. mático-pr áctico; en el segundo caso
es un principio asertórico-práctico.
Por este motivo, la ley moral, principio El imperativo categórico que, sin
objetivo de la razón, se presenta a la vo referencia a propósito alguno, es
luntad humana como constriñiéndola o 2o decir, sin ningún otro fin, declara
presionándola, como ejerciendo sobre ella la acción objetivamente necesaria
una fuerza coercitiva; la voluntad percibe en sí, tiene el valor de un principio
o se representa la ley moral como un apodíctico-práctico...
mandato.
...(El imperativo categórico) No se
Kant llama imperativo a la fórmula del 25 refiere a la materia de la acción y a
mandato; los imperativos se expresan en lo que de ésta ha de suceder, sino
la forma de un deber ser; y sólo tienen lu a la forma y al principio de donde
ella sucede, y lo esencialmente bue cuanto está determinada por leyes
no de la acción consiste en el ánimo universales. Resulta de aquí que el
30 que a ella se lleva, sea el éxito imperativo universal del deber pue-
el que fuere. Este imperativo puede 80 de formularse: obra como si la má
llamarse el de la moralidad... xima de tu acción debiera
...el imperativo categórico es el úni tornarse, por tu voluntad, ley
co que se expresa en LEY práctica, universal de la naturaleza...
35 y los demás imperativos pueden lla ...¿Es una ley necesaria para todos
marse principios, pero no leyes de 85 los seres racionales juzgar siempre
la voluntad; porque lo que es nece sus acciones según máximas tales
sario hacer sólo como medio para que puedan ellos querer que deban
conseguir un propósito cualquiera, servir de leyes universales?
40 puede considerarse en sí como con
tingente, y en todo momento pode El fundamento de este principio es:
mos quedar libres del precepto con 90 la naturaleza racional existe como
renunciar al propósito, mientras fin en sí mismo... El imperativo
que el mandato incondicionado no práctico será, pues, como sigue:
45 deja a la voluntad ningún arbitrio
obra de tal modo que uses la huma
con respecto al objeto y, por tanto, nidad, tanto en tu persona como en
95 la persona de cualquier otro, siem
lleva en sí aquella necesidad que
exigimos siempre en la ley... pre como un fin al mismo tiempo y
nunca solamente como un medio.»
Cuando pienso en general un impe- (Fundamentación de la Metafísica
50 rativo hipotético, no sé de antemano de las costumbres, cap. II, pp.
lo que contendrá; no lo sé hasta que 100 61-84.)
la condición me es dada. Pero si
pienso un imperativo categórico, ya
Kant distingue dos clases de imperativos:
sé al punto lo que contiene, pues co-
imperativos hipotéticos e imperativos ca
55 mo el imperativo,, aparte de la ley,
tegóricos. Son hipotéticos los imperativos
no contiene más que la necesidad
que prescriben una acción como buena o
de la máxima de conformarse con
necesaria para conseguir algún propósito;
esa ley, y la ley, empero, no contie
«si la acción es buena sólo como medio pa
ne ninguna condición a que esté li
ra alguna otra cosa —dice Kant en otro
60 mitada, no queda, pues, nada más
texto—, entonces es el imperativo hipoté
que la universalidad de una ley en
tico». A su vez, los imperativos hipotéti
general, a la que ha de conformarse
cos pueden ser de dos clases: problemáti
la máxima de la acción, y esa con
cos y asertárteos. Son problemáticos, si el
formidad es lo único que el impera-
propósito o fin para el que es buena la ac
65 tivo representa propiamente como ción es sólo posible, es decir, que no es un
necesario. fin al que los hombres tiendan por natu
raleza, sino que uno puede quererlo o no
El imperativo categórico es, pues,
quererlo (por ejemplo, si quieres obtener
único, y es como sigue: obra sólo se
éxito, has de trabajar); estos imperativos
gún una máxima tal que puedas
son todos expresables en forma condicio
70 querer al mismo tiempo que se torne
nal. Son asertóricos, si el fin en cuestión
ley universal...
es real, esto es, un fin al que se puede su
La universalidad de la ley por la poner tienden todos los hombres por na
cual suceden efectos constituye lo turaleza; este fin es, según Kant, la felici
que se llama naturaleza en su más dad. Kant llama también reglas de habili
75 amplio sentido (según la forma); es dad a los problemáticos y consejos de sa
to es, la existencia de las cosas, en gacidad a los asertóricos.
El imperativo categórico, por su parte, de total hacia el que tiende la voluntad,
clara una acción como objetivamente ne el Bien Supremo, como veremos más ade
cesaria, como buena en sí misma, sin refe lante.
rencia a ningún fin extrínseco.
En definitiva, sólo el imperativo categóri
Pues bien, el imperativo moral sólo puede co, en tanto que es el único que declara la
ser, según Kant, un imperativo de esta úl acción objetivamente necesaria en sí, sin
tima clase, un imperativo categórico. Sólo referencia a ningún propósito extrínseco,
el imperativo categórico tiene el valor de puede ser el imperativo de la moralidad.
un principio apodíctico-práctíco', apodícti- Los imperativos hipotéticos quedan des
co es lo que vale de un modo necesario e cartados como imperativos de la morali
incondicionado. El único imperativo que dad, por contingentes y condicionados.
puede ser una ley para la voluntad es
—dice Kant— el imperativo categórico, Pero, ¿cuál es el contenido de ese impera
porque sólo éste lleva consigo la necesidad tivo categórico? Del imperativo categórico
incondicionada; según Kant, todos los im es del único —dice Kant— que puede sa
perativos hipotéticos son, en cambio, con berse de antemano lo que contiene; el
tingentes, pues como ordenan algo que só contenido de un imperativo hipotético, en
cambio, no puede saberse mientras no se
lo es necesario en tanto que medio para
un propósito ulterior, si se renuncia al conozca la condición, o sea el propósito,
cara al cual ha de prescribirse la acción.
propósito, se queda también libre del pre
El imperativo categórico prescinde del
cepto, de la acción que prescriben. Podría
contenido de la acción y del efecto que se
objetársele a Kant que, si bien este argu
espera de ésta; lo único que contiene es la
mento es válido para los imperativos hi
exigencia de la conformidad de la máxi
potéticos problemáticos, no es tan claro
ma de la acción con la universalidad de
que valga igualmente para los asertóricos,
una ley en general; lo único que ordena es
ya que aquí se trata, según él mismo sos
la forma que ha de poder adoptar la máxi
tiene, de un fin al que tienden todos los
ma de la acción, o sea la universalidad
hombres por naturaleza y que, por tanto,
propia de una ley en general.
no es renunciable con la misma facilidad.
Kant considera, en efecto, que los impera Kant ofrece varias formulaciones del im
tivos asertóricos llevan consigo una nece perativo categórico, que en realidad no
sidad; ahora bien, no es una necesidad in son otra cosa que diferentes modos de
condicionada, sino limitada por la «condi presentar el principio de la moralidad. En
ción subjetiva contingente de que éste o el texto de arriba aparecen las tres más fa
aquel hombre cuente tal o cual cosa entre mosas:
las que pertenecen a su felicidad» (Ib., p. a) «obra sólo según una máxima tal que
65); además, «todos los elementos que per puedas querer al mismo tiempo que se
tenecen al concepto de la felicidad son torne ley universal»;
empíricos’, tienen que derivarse de la ex
periencia» (Ib., p. 67). b) «obra como si la máxima de tu acción
debiera tornarse, por tu voluntad, ley
universal de la naturaleza»;
De todas formas, si bien es verdad que
puede discutirse el concepto kantiano de c) «obra de tal modo que uses la humani
la felicidad, como un estado subjetivo, tal dad, tanto en tu persona como en la
como discuten varios autores, sin embar persona de cualquier otro, siempre co
go, hay que adelantar que Kant, siempre mo un fin al mismo tiempo y nunca
respetuoso con lo que sea una tendencia solamente como un medio».
natural de los hombres, concede a la feli
cidad un puesto importante en su teoría Las dos primeras formulaciones se cen
ética, ciertamente no como fundamento, tran en la forma que debe poder adoptar
pero sí como parte integrante del objeto la máxima de la acción; la primera dice
que la máxima ha de ser tal que pueda Kant ilustra esta tercera formulación con
quererse como ley universal; puede obser los mismos ejemplos de antes: un hombre
varse que esta primera formulación viene que, para escapar de una situación doloro-
a ser equivalente a la anterior enunciación sa futura, se suicida, se está utilizando a sí
de la ley moral; es perfectamente explica mismo como simple medio para otro fin,
ble, dado que el imperativo categórico no por ejemplo, el de conservar una situación
es otra cosa que la fórmula de la ley mo tolerable hasta el fin de su vida. Otro
ral como mandato, es decir, la ley moral hombre que, para salir de una situación
en forma de mandato; en este sentido es difícil hace una promesa, que sabe de an
indicadora la sustitución de las palabras temano que no va a cumplir, está utilizan
con que comienza la enunciación de la ley do al hombre u hombres a quienes hace
moral: «yo no debo obrar...», por las pala la promesa como meros medios para sus
bras con que comienza el imperativo: propósitos particulares.
«obra sólo...». La segunda formulación dice Ahora bien, según Kant, los hombres y,
que la máxima debe ser tal que pudiera en general, los seres racionales no son se
tornarse incluso una ley natural univer res que tengan un valor meramente rela
sal. Kant presenta un ejemplo: suponga tivo, como simples medios, sino que tie
mos que alguien, por una serie de desgra nen un valor absoluto, como fines en sí
cias, está hasta tal punto desesperado, que mismos. Por eso precisamente se les llama
lo que más desea es quitarse la vida; ¿es lí personas, a diferencia de los demás seres
cito quitarse la vida, dada una situación irracionales, que se llaman cosas.
tal? Para resolver la cuestión puede pre
guntarse si su máxima —quitarse la vida Kant concede a la condición del hombre
cuando ésta le proporciona más desgracia (y de todo ser racional) de fin en sí mis
que agrado— puede tornarse una ley uni mo, un puesto central en su ética; hasta el
versal de la naturaleza. Enseguida vería, punto de que hace de dicha condición
dice Kant, que una naturaleza cuya ley el fundamento de la existencia del impe
fuera destruir la vida, estaría en contra rativo categórico o ley práctica y el funda
dicción con lo que parece que es el propó mento de que la obediencia a dicha ley
sito de la naturaleza, el fomento de la sea deber. Es decir, la condición de la na
vida. Aquella máxima no puede, pues, turaleza racional como fin en sí mismo
realizarse como ley universal de la natu explica, justifica o fundamenta el que sea
raleza. una ley necesaria para todos los seres ra
cionales obrar siempre según máximas ta
les que puedan quererse como leyes uni
La tercera formulación del imperativo ca versales.
tegórico es un poco distinta de las dos an
teriores. Esta formulación dice que hay La argumentación que Kant desarrolla para
que obrar de manera que el uso que se explicar por qué la existencia y la ne
haga, tanto de sí mismo como de los de cesidad de la ley práctica o imperativo ca
más, sea siempre como fines en sí mismos tegórico tiene su fundamento en la condi
al mismo tiempo y nunca solamente como ción propia del ser racional, es un poco
medios. (Las expresiones subrayadas alu complicada. Parece que quiere decir lo si
den a lo siguiente: es verdad que nosotros guiente: lo único que puede determinar a
utilizamos al profesor, al tendero, etc., co un hombre a obrar de manera que las má
mo medios para nuestros propios fines ximas de su acción sean concebibles como
—aprender, adquirir artículos, etc.—; lo leyes universales es la representación de
que el imperativo ordena es que no se sí mismo y de los demás como fines en sí
considere al profesor o al tendero sola mismos. Y es el hecho de que la naturale
mente como medios para los propios pro za racional exista como fin en sí mismo,
pósitos, sino siempre como fines en sí lo que hace que obrar según máximas ta
mismos al mismo tiempo.) les, que sean concebibles como leyes uni
versales, sea obligatorio, sea un deber o luntad la que se da a sí misma la
una ley necesaria para todos los seres ra ley, sino el objeto, por su relación
cionales. 35 con la voluntad, es el que da a ésta
la ley. Esta relación, ya descanse en
En efecto, si el hombre no existiera como la inclinación, ya en representacio
fin en sí mismo, sino sólo como medio, nes de la razón, no hace posibles
nada impediría cjue no fuera lícito obrar más que imperativos hipotéticos:
según máximas tales que valieran sólo pa 40 «debo hacer algo porque quiero al
ra nuestros propios propósitos; sería líci guna otra cosa». En cambio, el im
to, por ejemplo, suicidarme o hacer una perativo moral y, por tanto, categó
promesa sin intención de cumplirla, ya rico, dice: «debo obrar de este o del
que sería igualmente lícito utilizarme a otro modo, aun cuando no quisiera
mí mismo o a los demás como meros me 45 otra cosa». Por ejemplo, aquél dice:
dios. «no debo mentir, si quiero conser
var la honra». Este, empero, dice:
3.6. La autonomía «no debo mentir, aunque el mentir
de la voluntad no me acarree la menor vergüenza»,
so Este último, pues, debe hacer abs
«...la voluntad, ..., no está sometida tracción de todo objeto, hasta el
exclusivamente a la ley, sino que lo punto de que este objeto no tenga
está de manera que puede ser con sobre la voluntad el menor influjo,
siderada como legislándose a sí pro- para que la razón práctica (volun-
5 pia, y por eso mismo, y sólo por 55 tad) no sea una mera administra
eso, sometida a la ley (de la que ella dora de ajeno interés, sino que
misma puede considerarse autora)... demuestre su propia autoridad im
perativa como legislación suprema.»
...Llamaré a este principio el de la (Fundament ación de la metafísica
AUTONOMÍA de la voluntad, en so de las costumbres, cap. II, o. c., pp.
10 oposición a cualquier otro que, por 88-90 y 101-103.)
lo mismo, calificaré de heterono-
mía...
Es una tesis fundamental de Kant sostener
La autonomía de la voluntad es la que, cuando lo que determina a la volun
constitución de la voluntad, por la tad es exclusivamente el principio formal
15 cual es ella para sí misma una ley del deber, es decir, cuando la voluntad no
—independientemente de como es elige otra cosa que seguir máximas tales
tén constituidos los objetos del que puedan quererse como leyes univer
querer—. El principio de la autono sales, la voluntad no está sometiéndose a
mía es, pues, no elegir de otro mo- otra ley que a la que ella misma se da.
2o do sino ,de éste: que las máximas de Ahora bien, una voluntad que no está so
la elección, en el querer mismo, metida y que no obedece más que a la ley
sean al mismo tiempo incluidas co de la que ella misma es autora, es una vo
mo ley universal... luntad autónoma. Tal es el principio kan
tiano de la autonomía de la voluntad.
Cuando la voluntad busca la ley,
25 que debe determinarla, en algún En cambio, cuando lo que determina a la
otro punto que no en la aptitud de voluntad no es la aptitud de sus máximas
sus máximas para su propia legisla para hacerse a sí mismas leyes universa
ción universal y, por tanto, cuando les, sino impulsos o intereses exteriores o
sale de sí misma a buscar esa ley en extraños (por ejemplo, conservar la buena
30 la constitución de alguno de sus ob fama), entonces la voluntad se está some
jetos, entonces prodúcese siempre tiendo a principios que no proceden de
heteronomía. No es entonces la vo ella misma, sino que le son impuestos por
alguna otra cosa. En tal caso la voluntad de la realización efectiva del Bien Supre
no es autónoma, sino heterónoma. mo, el objeto al que aspira necesariamente
una voluntad determinada por esa ley.
Kant llama a la autonomía de la voluntad
el principio supremo de la moralidad y La libertad, la inmortalidad y Dios no son
considera que la heteronomía de la volun para Kant meras ficciones, sino exigencias
tad es el origen de todos los principios ile de aquello que constituye el fundamento
gítimos de la moralidad, que pueden divi de la dignidad del ser racional, la morali
dirse, según Kant, en empíricos y raciona dad. El hecho de que no sean demostra
les; los primeros se derivan del principio bles por el conocimiento teórico es indicio
de la felicidad y los segundos del princi de las limitaciones de éste, mas no de la
pio de la perfección; aquéllos se asientan imposibilidad de los primeros.
en el sentimiento físico o en el sentimien
to moral y éstos se asientan o bien en el 3.7.1. La liber tad
concepto de la perfección propia o bien en
el concepto de una perfección indepen como condición
diente o voluntad divina, como causa de de la posibilidad
terminante de nuestra voluntad. de la ley mor al
Kant dice también que la autonomía de la «Pero la libertad es también la única
voluntad es el fundamento de la dignidad. entre todas las ideas de la razón es
del hombre y de todo ser racional. Tiene peculativa, cuya posibilidad a priori
dignidad o valor interno y no meramente sabemos (wissen), sin penetrarla
precio o valor relativo —dice Kant— aque 5 (einzusehen), sin embargo, porque
llo que constituye la condición para que ella es la condición de la ley moral,
algo sea fin en sí mismo. Ahora bien, la ley que nosotros sabemos.» (Crítica
autonomía de la voluntad, por la cual de la razón práctica, Prólogo, o.
autonomía es la voluntad legisladora y no c., p. 12.)
obedece a otra ley que a la que ella se da a
sí misma, es la condición, según Kant, sin io «Pues no podemos explicar nada si
la cual no podría pensarse al ser racional no reduciéndolo a leyes, cuyo obje
como fin en sí mismo. to pueda darse en alguna experien
cia posible. Mas la libertad es una
mera idea, cuya realidad objetiva
3.7. Los postulados 15 no puede exponerse de ninguna
de la r azón pr áctica manera por leyes naturales y, por
tanto, en ninguna experiencia posi
Los postulados de la razón práctica son ble; por consiguiente, puesto que
la libertad, la inmortalidad del alma y la no puede darse de ella nunca un
existencia de Dios. Kant los llama postula 20 ejemplo, por ninguna analogía, no
dos porque, aunque incognoscibles para la cabe concebirla ni aun sólo conocer
razón teórica, pueden y deben ser admiti la. Vale sólo como necesaria suposi
dos, en cambio, por la razón práctica, ya ción de la razón en un ser que crea
que son condiciones necesarias de la posi tener conciencia de una voluntad,
bilidad de algo que se sabe o que es un he 25 esto es, de una facultad diferente de
cho, desde el punto de vista práctico: la la mera facultad de desear (la facul
ley moral y el objeto necesario de la vo tad de determinarse a obrar como
luntad moral, esto es, el Bien Supremo. inteligencia, según leyes de la ra
zón, pues, independientemente de
La libertad es la condición de la posibili 30 los instintos naturales). Mas donde
dad de la ley moral, ley que nosotros sa quiera que cesa la determinación
bemos; la inmortalidad y la existencia de por leyes naturales, allí también ce
Dios son las condiciones de la posibilidad sa toda explicación y sólo resta la
defensa, esto es, rechazar los argu- la facultad de determinarse a obrar como
35 mentos de quienes, pretendiendo inteligencia y, por tanto, con independen
haber intuido la esencia de las co cia de sus instintos naturales. La libertad
sas, declaran sin ambages que la li —dice en otro texto— no puede demos
bertad es imposible. Sólo cabe de trarse como algo real, pero hay que «supo
mostrarles que la contradicción que nerla, si queremos pensar un ser como ra
40 suponen haber descubierto aquí no cional y con conciencia de su causalidad
consiste más sino en que ellos, para respecto de las acciones, es decir, como
dar validez a la ley natural con res dotado de voluntad», pues de lo contrario
pecto a las acciones humanas, tuvie el sujeto no atribuiría a su razón la deter
ron que considerar al hombre, ne minación de sus acciones, sino a otros im
45 cesariamente, como fenómeno, y pulsos; «la voluntad no puede ser voluntad
ahora, cuando se exige de ellos que propia sino bajo la idea de la libertad».
lo piensen como inteligencia, tam (.Fundamentación, o. c., pp. 114-115.)
bién como cosa en sí, siguen, sin Es evidente que este planteamiento presu
embargo, considerándolo como fe-
pone un concepto determinado de liber
50 nómeno, en cuya consideración re
tad. ¿Qué entiende Kant por libertad?
sulta, sin duda, contradictorio sepa
Kant presenta en su Fundamentación una
rar su causalidad (esto es, la de su
definición negativa y un concepto positi
voluntad) de todas las leyes natura
vo de la misma.
les del mundo sensible, en uno y el
55 mismo sujeto; pero esa contradic Negativamente, es definida como la capa
ción desaparece si reflexionan y, co cidad de los seres racionales de determi
mo es justo, quieren confesar que narse a obrar independientemente de cau
tras los fenómenos tienen que estar sas extrañas, en contraste con la necesidad
las cosas en sí mismas (aunque ocul- natural, según la cual los seres irraciona
6o tas), a cuyas leyes no podemos pe les son siempre determinados a la activi
dirles que sean idénticas a las leyes dad por el influjo de causas extrañas. Posi
a que sus fenómenos están someti tivamente, la libertad es definida como la
dos.» (Fundamentación de la metafí capacidad de los seres racionales a deter
sica de las costumbres, cap. III, o. c., minarse a obrar según leyes de otra índole
65 pp. 131-132.) que las naturales, esto es, según leyes que
son dadas por su propia razón; libertad
De acuerdo con los presupuestos de su equivale, pues, a autonomía de la volun
teoría del conocimiento, Kant sostiene que tad, o «propiedad de ésta de ser una ley
la libertad no es ni puede ser conocida para sí misma»; y como una voluntad
científicamente, ya que no es objeto de in autónoma es una voluntad que tiene por
tuición sensible. Pero Kant sostiene, al fundamento de su determinación el impe
mismo tiempo, que puede y debe ser ad rativo categórico o ley práctica, resulta
mitida desde el punto de vista de la razón que «voluntad libre y voluntad bajo leyes
práctica, pues la libertad es la condición morales son una y la misma cosa». (Funda-
de la posibilidad de la ley moral, ley que mentación, o. c., p. 112.)
para Kant es un hecho. La ley moral exi
ge obrar según la razón e independiente Ahora bien, la posibilidad del hombre de
mente de causas ajenas; ahora bien, la ley determinarse según leyes de la razón, con
moral sería absurda o no existiría si no independencia de sus instintos naturales y
fuéramos capaces de ello. de influencias externas, exige, según Kant,
que se reconozca al hombre, no sólo como
Pero Kant piensa, en efecto, que la liber fenómeno, sino también como noúmeno o
tad hay que suponerla necesariamente en cosa en sí. Como fenómeno, está, como
el hombre y en todo ser racional, que ten cualquier otro ser de la naturaleza, some
ga conciencia de su voluntad, esto es, de tido a la causalidad natural o leyes natura
les; como noúmeno, a las que él mismo se cidad... Pues tener necesidad de
da por medio de la razón. felicidad, ser digno de ella, y, sin
embargo, no participar de ella, es
Por último, la relación entre ley moral y cosa que no puede coexistir con el
libertad es expresada por Kant en su fa 35 perfecto querer de un ser racional
mosa frase: «la libertad es, sin duda, la que al mismo tiempo tuviese todo
ratio essendi de la ley moral, pero la ley poder, si nosotros imaginamos un
moral es la ratio cognoscendi de la liber ser semejante, aun sólo como ensa
tad». (Crítica de la razón práctica, yo. Ahora bien, en cuanto la virtud
Prólogo, o. c., p. 12, nota 1.) 40 y la felicidad conjuntamente consti
Es decir, la libertad es la condición de la tuyen la posesión del supremo bien
posibilidad de la ley moral; sin la libertad, en una persona, y en cuanto ade
es inconcebible el hecho de la moralidad. más, estando la felicidad repartida
Y el hecho de la moralidad, la ley moral, exactamente en proporción a la mo-
nos lleva inevitablemente a admitir la po 45 ralidad (como valor de la persona y
sibilidad de la libertad. de su dignidad para ser feliz), cons
tituyen ambas el supremo bien de
3.7.2. El supremo bien un mundo posible, significa esto el
y la antinomia completo, el acabado bien.» (Crítica
50 de la razón práctica, Dialéctica
de la r azón pr áctica de la razón práctica, caps. I y II, o.
«La razón pura, considérese en su c., pp. 153-158.)
uso especulativo o práctico, tiene
siempre su dialéctica, pues exige la Hay que tener muy en cuenta que Kant
absoluta totalidad de las condicio- no presenta el sumo bien como el funda
5 nes para un condicionado dado... mento de determinación de la voluntad
buena o que obra moralmente (sólo la ley
El concepto de lo supremo contiene moral puede ser dicho fundamento), sino
ya un equívoco q.ue, si no se tiene como el objeto total e incondicionado ha
en cuenta, puede ocasionar innece cia el cual tiende de manera natural esa
sariamente disputas. Lo supremo voluntad. Pues la razón práctica, igual
10 puede significar lo más elevado (su-
que la especulativa, busca para lo condi
premum) o también lo acabado (con- cionado dado, la absoluta totalidad incon
summatum). Lo primero es aquella dicionada, que es el Bien Supremo.
condición que es ella misma incon
dicionada, es decir, que no está so ¿Qué entiende Kant por supremo bien?
15 metida a ninguna otra (originariuirí); Kant distingue dos significados del térmi
lo segundo, aquel todo que no es no «supremo»: lo supremo, en el sentido
una parte de un todo mayor de la de lo más elevado o lo incondicionado; y
misma clase (perfectissimum). Que lo supremo, en el sentido de lo completo,
la virtud (como dignidad de ser fe- lo acabado, lo que no es parte de un todo
20 liz) sea la más elevada condición de mayor. El bien más elevado, la condición
todo lo que nos pueda parecer sólo que es ella misma incondicionada, es la
apetecible, por consiguiente, tam virtud, que consiste en la concordancia
bién de toda nuestra búsqueda de perfecta entre la voluntad y la ley moral.
felicidad; que ella sea, por tanto, el Pero la virtud no es para los seres raciona
25 bien más elevado, ha sido mostrado les finitos el bien completo y acabado; la
en la analítica. Pero no por eso es virtud —dice Kant— nos hace dignos de la
aún el bien completo y acabado co felicidad, pero el ser racional finito aspira,
mo objeto de la facultad de desear no sólo a ser digno de ella, sino también a
de seres racionales finitos, pues pa- participar, efectivamente, de la misma; de
30 ra serlo se requiere también feli manera que el objeto total de las aspira
ciones de los seres racionales finitos es la mismo, resulta estar orientada hacia un
unión de virtud y felicidad y, por tanto, el fin u objeto ficticio y falso. Pero Kant en
bien supremo debe entenderse en el senti cuentra la solución a dicha antinomia,
do del bien completo y acabado. afirmando que si bien la primera proposi
ción («el apetito de la felicidad es causa de
(De esos dos elementos, la virtud es la pri
la virtud») es absolutamente falsa; la se
mera y principal parte del bien supremo; gunda proposición («la virtud produce ne
pues la felicidad presupone la virtud co cesariamente la felicidad») no es falsa ab
mo condición, y, en cambio, la virtud no
solutamente, sino sólo si se considera que
tiene por encima de ella ninguna condi el único modo de existencia del ser racio
ción más elevada.) nal finito es su existencia en el mundo
Pero el problema está en cómo es posible sensible.
la unión efectiva de virtud y felicidad. No es falsa, si es posible pensar para el
Kant se plantea este problema porque hombre una existencia como noúmeno en
considera que virtud y felicidad son ele el mundo inteligible. Ahora bien, en prin
mentos heterogéneos entre sí, es decir, la cipio la misma ley moral con su exigencia
noción del uno no contiene implícitamen de la libertad, como condición, nos autori
te la noción del otro («como si el que bus za a pensar al hombre no sólo como fenó
ca su felicidad se encontrase en esta su meno, sino también como noúmeno, co
conducta ipso fado, virtuoso por el mero mo se ha visto. No es, pues, imposible que
análisis de sus conceptos, o el que persi la virtud tenga una conexión necesaria,
gue la virtud se encontrase feliz ipso fado como causa, con la felicidad, como efecto.
en la conciencia de tal conducta»). (Crítica De todas formas, la conexión necesaria en
de la razón práctica, o. c., p. 160.) tre estos dos elementos sólo puede hacerse
Kant se pregunta si la conexión entre am realidad —según Kant— por la mediación
bos elementos puede entenderse según de Dios; exige, pues, el postulado de la
una conexión de causa y efecto. En tal ca existencia de Dios. Pero antes de tratar es
so, tendríamos que, o bien la búsqueda de te postulado, Kant desarrolla el de la pro
la felicidad es la causa de la virtud, o bien longación de la existencia y personalidad
la virtud es la c ausa de la felicidad. Lo pr i del hombre en el mundo suprasensible o
mero es absolutamente imposible, porque postulado de la inmortalidad del alma.
entonces sería la felicidad el fundamento
de la moralidad y ello no es admisible, co 3.7.3. La inmor talidad del
mo ya se ha mostrado; pero lo segundo alma y la existencia de
parece también imposible, pues la expe
Dios, como condiciones
riencia nos muestra que en la mayoría de
los casos el hombre virtuoso lo es a costa de la posibilidad
de sacrificar su propia felicidad. Así, la ra de la r ealización
zón práctica se encuentra con una antino del sumo bien
mia: por un lado, la razón práctica exige,
en el concepto del supremo bien, la cone • La inmortalidad del alma
xión necesaria entre virtud y felicidad, de
manera que no puede admitir la una sin
«La realización del bien supremo en
que la otra le pertenezca también; pero,
el mundo es el objeto necesario de
por otro lado, una conexión necesaria en una voluntad determinable por la
tre ambas parece imposible.
ley moral. Pero en ésta es la adecua-
5 ción completa de la disposición de
Ahora bien, si dicha conexión es imposi ánimo con la ley moral, la condi
ble, es también imposible el supremo bien; ción más elevada del bien supremo.
y si el supremo bien es imposible, enton Ella, pues, tiene que ser tan posible
ces la ley moral, que ordena fomentar el como su objeto, porque está conte-
10 nida en el mismo mandato de fo el mundo sensible; la santidad no puede
mentar éste. Pero la adecuación alcanzarse más que en un progreso indefi
completa de la voluntad a la ley nido o infinito hacia aquella adecuación.
moral es santidad, una perfección Este progreso indefinido hacia ese ideal es
de la cual no es capaz ningún ser sólo posible, sin embargo, bajo el supuesto
15 racional en el mundo sensible en de que el hombre tenga una existencia y
ningún momento de su existencia. personalidad duraderas en lo infinito, lo
Pero como ella, sin embargo, es exi cual no es otra cosa que la inmortalidad
gida como prácticamente necesaria, del alma.
no puede ser hallada más que en un Ahora bien, como el supremo bien sólo es
20 progreso que va al infinito hacia posible si se admite la inmortalidad del al
aquella completa adecuación, y, se ma, pues sin ella no sería posible la condi
gún los principios de la razón pura ción más elevada del mismo (la santidad);
práctica, es necesario admitir tal como la ley moral manda fomentar el su
progresión práctica como el objeto premo bien y ésta no puede proponer un
25 real de nuestra voluntad. fin ficticio, resulta que la inmortalidad del
Este progreso infinito es, empero, alma debe ser postulada.
sólo posible, bajo el supuesto de una
existencia y personalidad duradera • La existencia de Dios
en lo infinito del mismo ser racio- «La ley moral condujo, en el análisis
30 nal (que se llama la inmortalidad anterior, al problema práctico, que,
del alma). Así pues, el bien supre sin la intervención de motor alguno
mo es prácticamente sólo posible sensible, sólo por la razón pura está
bajo el supuesto de la inmortalidad 5 prescrito, a saber, a la necesaria in
del alma; por consiguiente, ésta, co- tegridad de la primera y más prin
35 mo ligada inseparablemente con la cipal parte del bien supremo, la mo
ley moral, es un postulado de la ra ralidad, y, como ese problema sólo
zón pura práctica (por lo cual en puede ser resuelto completamente
tiendo una proposición teórica, pe 10 en una eternidad, al postulado de la
ro no demostrable como tal, en inmortalidad. Esa misma ley tiene
40 cuanto depende inseparablemente que conducir también a la posibili
de una ley práctica incondicional dad del segundo elemento del bien
mente válida a priori).» (Crítica de supremo, a saber, la felicidad ade-
la razón práctica, «Dialéctica de la 15 cuada a aquella moralidad, con el
razón pura práctica», cap. IV, o. c., mismo desinterés de antes, por la
45 p. 172.) sola razón imparcial; es decir, a la
presuposición de la existencia de
Kant llega al postulado de la inmortalidad una causa adecuada a este efecto,
del alma partiendo de la primera y princi 20 esto es, a postular la existencia de
pal parte del bien supremo, la virtud, que Dios como necesariamente pertene
es la condición más elevada del supremo ciente a la posibilidad del bien su
bien. premo (objeto de nuestra voluntad
que está ligado necesariamente con
El concepto de virtud, contenido en el 25 la legislación moral de la razón pu
concepto de supremo bien, es el de una ra). Vamos a exponer esta conexión
adecuación completa de la voluntad con la de un modo convincente.
ley moral. Ahora bien, una adecuación
completa de la voluntad con la ley moral La felicidad es el estado de un ser
es, según Kant, santidad o voluntad santa. racional en el mundo, al cual, en el
Pero la santidad es un ideal que el hom 30 conjunto de su existencia, le va todo
bre no puede alcanzar en su existencia en según su deseo y voluntad', descan-
sa, pues, en la concordancia de la La felicidad —dice Kant— es el estado de
naturaleza con el fin total que él un ser racional al que le va todo según su
persigue y también con el funda- voluntad y deseo; consiste, pues, en la
35 mentó esencial de determinación de concordancia entre la naturaleza y su de
su voluntad. Ahora bien, la ley mo seo y voluntad.
ral, como ley de la libertad, manda Ahora bien, la ley moral ordena obrar
por medio de fundamentos de de por fundamentos de determinación ente
terminación, que deben ser entera- ramente independientes de la naturaleza
40 mente independientes de la natura y de las inclinaciones o coincidencia entre
leza y de la coincidencia de la mis nuestros deseos y la naturaleza.
ma con nuestra facultad de desear Así pues, la ley moral no proporciona el
(como motor); pero el ser agente ra menor fundamento para una conexión ne
cional en el mundo no es al mismo cesaria entre la moralidad y la felicidad
45 tiempo causa del mundo y de la na de un ser perteneciente al mundo y de
turaleza misma. Así pues, en la ley pendiente de él; el ser racional finito, pre
moral no hay el menor fundamento cisamente porque está ligado al mundo,
para una conexión necesaria entre no puede por sus propias fuerzas hacer
la moralidad y la felicidad, a ella coincidir completamente su felicidad con
50 proporcionada, de un ser pertene sus principios morales.
ciente, como parte, al mundo y de Pero como esta conexión aparece como
pendiente, por tanto, de él; este ser, necesaria en el concepto del supremo bien
precisamente por eso, no puede ser y como éste tiene que ser posible, hay que
por su voluntad causa de esta natu- postular la existencia de una causa de la
55 raleza, y no puede en lo que con naturaleza, distinta de la naturaleza, que
cierne a su felicidad, hacerla por encierre el fundamento de la conexión o
sus propias fuerzas coincidir com concordancia entre la felicidad y la mora
pletamente con sus propios princi lidad.
pios prácticos. Sin embargo, en el Kant dice que esta causa superior tiene
60 problema práctico de la razón pu que obrar por inteligencia y voluntad y
ra, es decir, en el trabajo necesario que, por tanto, tiene que ser Dios.
enderezado hacia el supremo bien, La cuestión de la posibilidad del bien su
se postula esa conexión como nece premo conduce, pues, al postulado de la
saria: debemos fomentar el supre- existencia de Dios.
65 mo bien (que, por tanto, tiene que Ahora bien, Kant deja bien claro que la
ser posible). Por consiguiente, se aceptación de la existencia de Dios no es
postula también la existencia de necesaria como fundamento de la obliga
una causa de la naturaleza toda, dis ción moral, pues dicho fundamento des
tinta de la naturaleza y que encierra cansa exclusivamente en la ley formal del
7o el fundamento de esa conexión, esto es, deber; sólo en tanto que constituye la con
de la exacta concordancia entre la dición de la posibilidad del bien supremo,
felicidad y la moralidad.» (Crítica de posibilidad que nosotros debemos presu
la razón práctica, «Diáléctica»..., poner, ya que es un deber para nosotros
cap. V, o. c., pp. 174-175.) fomentarlo, es moralmente necesario ad
Si el postulado de la inmortalidad del al mitir la existencia de Dios. La aceptación
ma conduce a la posibilidad del primer de la existencia de Dios es una exigencia
elemento del bien supremo; la posibilidad práctica, la cual —dice— puede llamarse
del segundo elemento, la felicidad, exige también fe, fe racional pura.
postular la existencia de Dios.
Dios se presenta como la causa mediadora, Así pues, la razón práctica conduce por
que posibilita la conexión necesaria entre medio de los postulados a conceptos que
la virtud, como causa, y la felicidad, como la razón especulativa se planteaba, sin po
efecto. der, sin embargo, resolver: el concepto de
la inmortalidad, en cuya solución la razón dos no amplían el conocimiento especula
teórica caía en paralogismos; el concepto tivo de esas ideas, en el sentido de que no
de un mundo inteligible y nuestra partici nos dan a conocer la naturaleza del alma
pación en él (por medio del postulado de ni la naturaleza del mundo inteligible ni
la libertad), en cuya solución la razón teó la de Dios, sin embargo, dan realidad ob
rica caía en antinomias y el concepto del jetiva o contenido a dichas ideas.
Ser primero o Dios. Y aunque los postula
4. LA CRÍTICA DEL
JUICIO
SU PLANTEAMIENTO GENERAL
«¿Es razonable, aca so, suponer la fi podamos considerar como morali
nalidad de la naturaleza en sus par zados falta mucho todavía... En tan
tes y rechazarla en su conjunto? to que los Estados sigan gastando
Lo que el estado salvaje sin so todas sus energías en sus vanas y
finalidad violentas ansias expansivas, constri-
5 hizo, a saber, contener el desenvol ñiendo sin cesar el lento esfuerzo
vimiento de las disposiciones natu de la formación interior de la ma
rales de nuestra especie hasta que, nera de pensar de sus ciudadanos,
por los males que con esto le produ 55 privándoles de todo apoyo en este
jo, obligóla a salir de ese estado y a sentido, nada hay que esperar en lo
10 entrar en una constitución civil en moral; porque es necesaria una lar
la cual se pueden desarrollar todos ga preparación interior de cada co
aquellos gérmenes, esto mismo ha munidad para la educación de sus
ce la libertad bárbara de los Estados 60 ciudadanos; pero todo lo bueno que
ya fundados, es decir; que por el no está empapado de un sentir mo
15 empleo de todas las fuerzas de la ralmente bueno no es más que pura
comunidad en armamentos, que se hojarasca y lentejuela miserable. En
enderezan unos contra otros, por las esta situación permanecerá, sin du-
devastaciones propias de la guerra 65 da, el género humano, hasta que,
y, más todavía, por la necesidad de de la manera que he dicho, salga de
20 hallarse siempre preparados, se este caótico atolladero de las actua
obstaculiza el completo desarrollo les relaciones estatales.» (Idea de
progresivo de las disposiciones na una historia universal en sentido
turales; pero los males que surgen 70 cosmopolita, Principio 7°, en Em-
de todo ello, obligan también a manuel Kant, Filosofía de la histo
25 nuestra especie a buscar en esa re ria, FCE, México, 1979, pp. 55-56.)
sistencia de los diversos Estados
coexistentes, saludable en sí y que La filosofía de la historia es el tema de
surge de su libertad, una ley de una serie de escritos menores de Kant:
equilibrio y un poder unificado que Contestación a la pregunta: ¿Qué es la
30 le preste fuerza; a introducir, por Ilustración?, Idea de una historia
tanto, un estado civil mundial o cos universal en sentido cosmopolita. Comienzo
mopolita, de pública seguridad esta presun to de la historia humana. Si el
tal, que no carece de peligros, para género hu mano se halla en progreso
que las fuerzas de la humanidad no constante hacia mejor, El fin de todas las
35 se duerman, pero tampoco de un cosas.
principio de igualdad de sus recí
procas acciones y reacciones, para La filosofía kantiana de la historia no es
que no se destrocen mutuamente. un tema marginal, sino que se integra
perfecta y coherentemente en el conjunto
Antes que se dé este último paso (el del pensamiento kantiano. Si en la Crítica
40 de la constitución de una liga de del juicio se trata de pensar la naturaleza
Estados)..., la naturaleza humana de tal modo que sea concebible la realiza
padece los peores males bajo la apa ción en ella del hombre, como ser moral;
riencia engañosa de nuestro bie en estos otros escritos, la historia es inter
nestar... Somos civilizados hasta el pretada como una marcha lenta pero pro
45 exceso, en todo clase de maneras y gresiva hacia un estadio ideal de raciona I
decoros sociales. Pero para que nos lidad, que dados los planteamientos kan
tianos, equivale a un estadio ideal de Pero el natural egoísmo de los hombres es
libertad o moralidad. un buen acicate para que cada cual desa
rrolle sus propios talentos. Además esa in
Vamos a exponer brevemente las líneas
sociabilidad lleva por último a los hom
generales de la obra más representativa
bres a unirse en sociedad civil.
de la filosofía de la historia de Kant, Idea
de una historia universal en sentido cos La constitución de una sociedad civil per
mopolita (1784). El texto de arriba se sitúa fectamente justa es la tarea mayor que la
hacia el final de esta obra. naturaleza asigna al hombre, porque sólo
en ella es posible el completo desarrollo
Las acciones de los hombres, a pesar de su
de las disposiciones naturales de éste.
variedad e incluso de sus contradicciones,
pueden interpretarse, vistas en conjunto, Una sociedad civil perfectamente justa no
como respondiendo a un plan. es una que anule las inclinaciones natura
les de sus miembros. Es necesario compa
No es posible pensar que son los hombres
ginar la máxima libertad con los límites
mismos quienes se proponen dicho plan.
precisos de la misma. Sólo así, esas mis
Más bien hay que pensar que, siguiendo
mas disposiciones pueden producir los
cada hombre y cada pueblo sus propósitos mejores frutos.
particulares, están respondiendo, sin sa
berlo, a una intención de la naturaleza. Pero no basta la relación legal entre los
hombres. Es también necesario que se es
La intención de la naturaleza es el logro
tablezca una relación legal entre los Esta
del completo desarrollo de las disposicio dos, una federación de naciones, y ello
nes naturales de los hombres lo mismo por las mismas razones por las que se im
que de todas las demás criaturas. ponía la unión de los hombres en sociedad
En el caso de los hombres, la naturaleza civil.
quiere que sean ellos mismos quienes lle La guerra, el rearme incesante, las necesi
ven a cabo el completo desarrollo de todas dades que tiene que padecer cada Estado
aquellas disposiciones naturales que apun incluso en época de paz, son frutos del na
tan hacia el uso de la. razón, y que no par tural antagonismo entre los Estados. Aho
ticipen de ninguna otra felicidad ni per ra bien, la naturaleza empuja, a través de
fección, que la que ellos mismos puedan todo esto, al intento que la razón le pudo
procurarse mediante el desarrollo de su haber inspirado, sin necesidad de tantas y
razón. tan tristes experiencias: a escapar del es
El desarrollo completo de las disposiciones tado sin ley y a entrar en una unión de
naturales que apuntan hacia el uso de la naciones.
razón .no es realizable completamente a Y es que el propósito de la naturaleza si
nivel individual, sino que es tarea de la es gue siendo el mismo: el desarrollo com
pecie; por tanto, tarea que se prolonga a lo pleto de las disposiciones de la humani
largo de toda la historia. dad. Y el empleo de todas las fuerzas de la
comunidad en su armamento, las devasta
El medio de que se sirve la naturaleza pa
ciones propias de la guerra y sobre todo
ra conseguir su propósito es la insociable
la necesidad de tener que hallarse siem
sociabilidad de los hombres. Estos tienen
pre preparados, obstaculizan el completo
una natural inclinación a entrar en socie
desarrollo de las disposiciones naturales.
dad pero también tienen una natural incli
nación a aislarse, porque cada uno tiende La constitución de una liga de Estados vie
de manera natural a querer disponer de ne a ser el marco adecuado para un utópi
todo según le place y esperan encontrar co reinado de racionalidad y de morali
resistencia en los demás, por las mismas dad. O dicho de otro modo, un Estado de
razones que él mismo se la ofrecería a perfecta racionalidad y moralidad sólo es
cualquier otro que intentara lo mismo. posible dentro del marco de una paz pe
renne; en el libro titulado La paz perpetua Estado en la constitución y el gobierno de
(1795-6), Kant formula algunos requisitos otros Estados, etc.
necesarios para el establecimiento de una La filosofía kantiana de la historia se pre
paz perpetua: por ejemplo, el rechazo de senta así como un momento dentro del
cualquier tratado de paz, que se haya fir esfuerzo general de este pensador por
mado con alguna reserva secreta, porque aclarar las condiciones necesarias de la po
ello puede desencadenar futuras guerras; sibilidad de la realización del ser racional
la desaparición completa de los ejércitos y moral de los hombres, en lo cual consis
permanentes; la no intromisión de ningún te la dignidad de estos.