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DISTRIBUCION DE ESFUERZOS EN LA MASA DEL SUELO Los esfuerzos que una sola carga vertical concentrada actuante
en la superficie horizontal de un medio semiinfinito, homogéneo, isó-
tropo y linealmente elástico, induce en los puntos de cualquier
H -l. Introducción vertical trazada en el medio, fueron calculados por vez primera por
Boussinesq *.
En este capítulo se trata el problema de importancia fundamen- En la fig. 11-1, P representa la
tal en Mecánica de Suelos, de la distribución de los esfuerzos apli- carga concentrada actuante según
cados en la superficie de una masa de suelo a todos los puntos de la vertical: (x, y, z) son las coor-
esa masa. En realidad puede decirse que tal problema no ha sido denadas del punto en que se calcu-
satisfactoriamente resuelto en suelos. Las soluciones que actualmente lan los esfuerzos, referidas a un
se aplican, basadas en la Teoría de la Elasticidad, adolecen de los sistema cartesiano ortogonal cuyo
defectos prácticos acarreados por las fuertes hipótesis impuestas origen coincide con el punto de
por las necesidades de la resolución matemática tan frecuentes, in- aplicación de P.
fortunadamente, en aquella disciplina. Sin embargo, hasta hoy, la Si r es la distancia radial de A'
Mecánica de Suelos no ha sido capaz de desarrollar sus propias a 0 y i)/ el ángulo entre el vector
soluciones más adaptadas a sus realidades, por lo cual resulta im-
prescindible recurrir aún a las teorías elásticas. Los resultados que posición de A (R ) y el eje Z , los
se obtengan en las aplicaciones prácticas deberán siempre de verse esfuerzos en el punto A pueden
con el debido criterio y, no pocas veces, ajustarse con la experiencia. escribirse
El hecho real concreto es, empero, que de la aplicación de las Teo- 3 P eos11 _ 3P z“
rías en uso, el ingeniero civil actual logra, en la inmensa mayoría FIG . I l-I . E sfu erzo s p r o v o c a d o s en un ( - )
p u n to d e u n a m a s a d e su elo 2 it z;' 2 Te /?•’•
de los casos prácticos, una estimación suficientemente aproximada de p o r u na c a rg a c o n c e n tra d a
los fenómenos reales en que está interesado, de manera que le es
posible trabajar sus proyectos y materiales con factores de seguridad,
por ejemplo, que no desmerecen nunca y frecuentemente aventajan
a los empleados en otras ramas de la ingeniería. Sería infantil creer, a, 3 cos:í »|; sen- <J> •*— (l-2 p ) - C
'OS ^ - 1 ( 2- 2 )
2n; 1 + eos iJ/J
por otra parte, que de la aplicación de las teorías expuestas ade-
lante puedan calcularse los asentamientos de una estructura, por eos2 4<
ejemplo, con profética seguridad; los cálculos proporcionarán al inge- tte ~ - (1-2 p) eos3 vj; (2-3)
2 t zz * 1 + eos
niero, en el mejor de los casos (y también en el más frecuente), el
orden de magnitud de tales asentamientos, pero, normalmente, de un 3P
Xrc = eos4 di sen J/ (2-4)
modo suficientemente aproximado como para poder normar el criterio 2nr
del proyectista, de modo que éste pueda combatir los efectos nocivos
con eficacia práctica. Podría decirse que, desde el punto de vista En el Anexo Il-a se presenta la deducción de las anteriores
de la Mecánica de Suelos, existen dos problemas en la aplicación de expresiones, por métodos familiares en Teoría de Elasticidad.
En la práctica de la Mecánica de Suelos la expresión 2-1 es,
las teorías elásticas y de la teoría de la consolidación unidimensional con mucho, la más usada de las anteriores y su aplicación al cálculo
al cálculo de asentamientos: uno, el teórico, dista de estar resuelto y de asentamientos es de fundamental importancia. A este respecto se
exige, aún mucho del esfuerzo de los investigadores; otro, el práctico, hace necesario recalcar que las expresiones arriba escritas, en par-
relativamente resuelto, pero susceptible de mejoramiento, pues hoy
9
M ECANICA DE SU ELO S (II) 11 12 CAPITULO II
ticular la 2-1, se han obtenido suponiendo que el material en cuyo (A ) y dividir ese valor de r, entre la z correspondiente al plano en
seno se producen los esfuerzos que se miden es homogéneo, isótropo, que se calcula el esfuerzo (distancia entre el plano de aplicación
linealmente elástico y semiinfinito, limitado por una sola frontera de la carga y el plano en que se sitúa al punto en que se calcula el
plana. Es evidente que el suelo no es homogéneo, pues sus propieda- esfuerzo). Con el valor de esta relación, r/z, se selecciona el valor
des mecánicas no son las mismas en todos los puntos de su masa; ni de P0 correspondiente y se calcula el esfuerzo aplicando la ec. 2-6.
isótropo, pues en un punto dado esas propiedades varían, en general,
en las distintas direcciones del espado; ni linealmente elástico, pues,
las relaciones esfuerzo-deformación de los suelos no son las que n-3. Extensión de la fórmula de Boussinesq a otras condiciones
corresponden a ese comportamiento. Por último, tampoco es semiin- de carga comunes
finita ninguna masa de suelo.
De hecho no debe dejar de mencionarse que la aplicación más La carga única concentrada cuyo efecto se ha analizado en la
frecuente en Mecánica de Suelos de las fórmulas de Boussinesq sección II-2, aunque de acción común en la práctica, no constituye
estriba en el cálculo de asentamientos de los suelos sujetos a conso- el único caso que es necesario estudiar. Otras condiciones de carga
lidación, vale decir de arcillas y suelos compresibles, en los que muy comunes se pre-
algunas de las hipótesis teóricas, la elasticidad perfecta, por ejemplo, sentan a continuación
distan de satisfacerse en forma muy especial, aún dentro de los en. forma concisa, sin
suelos en general. entrar, en general, a
Para la aplicación práctica de la fórmula 2-1 es conveniente los detalles matemáti-
expresarla como sigue (fig. II -l). cos de la obtención de
las fórmulas que se in-
cluyen.
3 P z3 3P En la figura II-2
2 tt (r- + z- ) 5/2 aparece una carga li-
neal, uniformemente
que puede escribirse en forma adimensional distribuida en la lon-
gitud y, de p unida-
1 -V* des de carga, por uni-
(Tí P (2-5) dad de longitud. El
1+ valor de o* en un pun-
( )= to de la masa bajo 0
de donde puede obtenerse fácil-
FIG . 11-2. Distribución de esfuerzos con carga lineal de mente integrand o la
<Tz = A - Po ( 2 -6 ) longitud finita expresión 2-1 a lo lar-
go de la línea de car-
con ga, resultando
yz3 1
(2 7: <r* = 2 8
2 it (x 2 + z2) V * 2 + y2 + z (Vx2
— + y2
L + z2 + x°- + z2
3— Mecánica de Suelos II
MECANICA D E SUELO S (II) 19 20 CAPITULO II
= í r [ ai + az + y (ai — (L*) ~ T ln ’t t ] ( 2 -2 3 )
= — -j-{ ai — a2)
u b
En la fig. II-9 aparece la solución gráfica de las ecuaciones
anteriores para los valores de o* y íx .
Este caso reviste importancia práctica especial por su aplicación
a presas de tierra.
MECANICA D E SUELO S (II) 21
22 CAPITULO II
FIG . 11-10. Distribución de esfuerzos bajo una carga triangular de longitud infi-
nita (triángulo escaleno)
DE
VALORES
VALORES DE m
FIG . 11-12. Esfuerzos verticales inducidos bajo Q por una carga triangular da longitud
finita (triángulo rectángulo)
0 .5 0
*-h 0 .4 0
O
Z
UJ
O
-i 0 .3 0
UJ
i Z o
Fl© . 11-13. Distribución de esfuerzos bajo una carga trapecial de longitud infi- c/> °*20
nita (trapecio rectángulo)
UJ
Q
C
Desde luego, todas estas ecuaciones son fácilmente tabulables O
para el trabajo en un problema práctico, pero para mayor facilidad,
en la fig. 11-14 se incluye una solución gráfica dada por J. O. Os- <
terberg para los puntos indicados. >
El presente caso es de muy especial importancia práctica por
permitir el cálculo de los esfuerzos inducidos por un terraplén. Para
resolver este problema bajo el centro del terraplén bastará multi-
plicar^ por dos el valor de cz obtenido para cada profundidad z, con
la gráfica presentada. Si se desean calcular los esfuerzos bajo el
centro del extremo final de un terraplén supuesto semiinfinito en
longitud, bastará aplicar la mitad del valor de rsz obtenido para el
terraplén completo de longitud infinita. a/z
F IG . 11-14. G rá fica da valoras da influencia para al cálculo da esfuenos varticalas
h) Plano semiinfinito uniformemente cargado debido a la sobrecarga impuesta por una carga trapecial de longitud
infinita (según J . O . Osterbarg)
El problema resuelto por Carothers4 se esquematiza en la fig.
11-15. Los esfuerzos actuantes pueden calcularse con las fórmulas Los esfuerzos principales en los distintos puntos del continuo de
suelo están dados por
cri = — f (3 + sen (i]
TU
cx3 = — [0 — sen 0] (2-29)
(» >
p
t«* = — sen2 S tai*. = — sen 0
% TZ
MECANICA DE SUELOS (II) 27 28 CAPITULO II
cargado
FIG. 11- 17. D h fribuciin do m fm nos bajo bu plano infinito uniformomonto car-
gado con taja trapecial no cargada do longitud infinita
= A ["(P + fc) - A ( a + a i) + J L ( « _ « , ) +
ti L a a a fi r i J
FIG . 11-16. Distribución de esfuerzos bajo un plano semiinfinito, uniformemente
cargado, con talud t » = A JjA ( a — ai>J (2-31)
i) Plano semiinfinito, uniformemente cargado, con talud
La solución a este problema también es debida a Carothers4 y
n-5. La carta de Newmark
responde a las siguientes ecuaciones, relacionadas con la fig. 11-16 Newmark6 desarrolló en 1942 un método gráfico sencillo que
permite obtener rápidamente los esfuerzos verticales (o*) trans-
0* = — [ » ♦ mitidos a un medio semiinfinito, homogéneo, isótropo y elástico
* por cualquier condición de carga uniformemente repartida sobre la
superficie del medio. Esta carta es especialmente útil cuando se tie-
(2-30) nen varias áreas cargadas, aplicando cada una de ellas, diferentes
* ' = i \ [p + presiones a la superficie del medio.
z El método se basa en la ec. 2-15 correspondiente al esfuerzo ver-
t'•xa -—f - - — a tical bajo el centro de un área circular utíiformemente cargada. Esta
75 b ecuación puede escribirse
30 CAPITULO II
MECANICA DE SUELOS (II) 29
cTu= 0.1 w, se sigue que la corona circular ahora agregada produce otro
«w = !-(.\ 1 + (tI / z Y )V /2 cr* = 0.1 w (de modo que el nuevo círculo total genera <TZ = 0.2 w) .
Así, si los radios que dividían el primer círculo se prolongan has-
Si en esta ecuación se da a crz/w el valor 0.1 se encuentra que r/z ta el segundo, se tendrá la corona subdividida en áreas cuya influen-
resulta ser 0.27; es decir, que si se tiene un círculo cargado de cia es la misma que la de los segmentos originales. (0.005 w ).
radio r = 0.27z. donde z es la profundidad de un punto A bajo el De esta manera puede seguirse dando a ae/w valores de 0.3, 0.4,
centro del círculo, el esfuerzo en dicho punto A será 0.5, 0.6, 0.7, 0.8, 0.9 obteniendo así los radios de círculos concéntri-
— 0.1 w cos en función de la z del punto A , que den los esfuerzos 0.3 w,
0.4 w, etc. en el punto A. Prolongando los radios vectores ya usados
Si este círculo de r = 0.27 z se divide en un número de segmentos se tendrá a las nuevas coronas circulares añadidas subdivididas en
iguales (fig. 11-18), cada uno de ellos contribuirá al esfuerzo <r, total áreas cuya influencia es igualmente de 0.005 w sobre el esfuerzo en A.
en la misma proporción. Si el número es 20 como es usual en las Para z/w = 1 .0 resulta que el radio del círculo correspondiente
cartas de Newmark, cada segmento cooperará para el esfuerzo c* con es ya infinito, para cualquier z diferente de cero, por lo que las áreas
0.1w/20 = 0.005 w. El valor de 0.005 es el valor de influencia corres, que se generan por prolongación de los radios vectores fuera del
pondiente a cada uno de los segmentos circulares considerados. círculo en que z/w — 0.9, aun siendo infinitas, tienen la misma
Si ahora se toma a jw = 0.2, resulta tjz — 0.40; es decir, para el influencia sobre A que las restantes dibujadas.
mismo punto A a la profundidad z, se requiere ahora un círculo carga- En el Anexo Il-f se presenta una carta de Newmark construida
do de r = 0.40 z, para que el esfuerzo <r* sea igual a 0.2 w. para el valor de z que se indica.
Para encontrar el valor de cr* en puntos con diferentes profundi-
dades que el A puede precederse en forma similar, construyendo otras
cartas de Newmark, con base en otros valores de z. Debe notarse
sin embargo, que el valor de depende sólo del valor de la relación
r/z, por lo que una sola carta de Newmark puede usarse para deter-
minar los <Tz a distintas profuiididades, a lo largo de la vertical por
el centro de los círculos concéntricos, con tal de considerar que la z
usada para la construcción de la carta representa las distintas pro-
fundidades a que se desea calcular los esfuerzos, si bien a diferentes
escalas.
Puesto de otra forma, en la práctica se puede hacer funcionar la
carta de Newmark de dos maneras distintas.
a) Usando varias cartas de Newmark. Por ejemplo, si las z usa-
das para la construcción de las cartas son 1 cm, 2 cm, 5 cm, 10 cm
y 20 cm y se tiene un área cargada, cuya influencia se desea deter-
minar, representada a escala 100, las cartas proporcionarían los
<sz producidos por tal área a profundidades de 1 m, 2 m, 5 m, 10 m y
20 m, que son las z utilizadas a escala 100.
b) Usando una sola carta de Newmark, para lo cual será preciso
disponer de varias plantillas del área cargada cuya influencia se es-
tudia, dibujadas a escalas diferentes. Así, por ejemplo, si la carta de
que se dispone fue construida con base en una z de 10 cm, y se
desea conocer el o» que se produce a las profundidades de 2 m, 5 m,
10 m y 20 m, deberán construirse las plantillas a escalas tales que esas
profundidades queden representadas por la z = 10 cm; es decir, a
escalas: 20, 50, 100 y 200.
Concéntrico con el anterior puede dibujarse otro círculo (fig. II- La plantilla del área cargada, dibujada en papel transparente, se
18) con dicho r = 0.40 z. Como el primer circulo producía en A un coloca en tal forma que el centro de 1? carta coincida con el punto
MECANICA DE SUELOS (II) 31
32 CAPITULO II
bajo el cual quieran calcularse los cr*. A continuación se contarán
los elementos de área de la carta cubiertos por dicha área cargada, En la fig. 11-19 se muestran las curvas de influencia de la carga
aproximando convenientemente las fracciones de elemento. El número superficial, supuesta circular y uniformemente distribuida, en lo refe-
así obtenido, multiplicado por el valor de influencia común de los rente a los esfuerzos verticales bajo el centro del área cargada, supo-
elementos (en el desarrollo anterior 0.005) da el valor de influencia niendo que el radio del circulo de carga es igual al espesor de la
total, que multiplicado por la w que se tenga da el o# deseado. primera capa. Las curvas mostradas se refieren a distintas relaciones
Posiblemente la máxima utilidad del método de Newmark apa- E i / E 2 en materiales cuya relación de Poisson se fijó en el valor 0.5
rezca cuando se tiene una zona con diversas áreas cargadas unifor- para ambas capas.
memente, pero con cargas de distintas intensidades, pues en este Puede notarse que en la frontera y para el caso E 1/ E 2 = 1, que
caso los métodos antes vistos requerirían muchos cálculos, mientras corresponde al problema de Boussinesq ya tratado, el esfuerzo verti-
que la carta de Newmark funciona sin mayor dificultad. cal es el 70% de la presión aplicada en la superficie, en tanto que
FIG . II-19. Curvas de influencia de esfuenos verticales transmitidos en un sistema de FIG . 11-20. Comparación do la distribución do otfnonos verticales on un modio homo-
dos capas elásticas (según Burmister) géneo y on un sistema do dos capas
MECANICA DE SUELOS (II) 33 CAPITU LO II
34
si E J E 2 se considera de 100, dicho valor se reduce a sólo un 10% - r... ..4
de la presión superficial. • Corga circular, p.uniforroomonto
Según el análisis teórico efectuado por Burmister, el desplaza- Frontero porfoctamonto r u g o s a j Se gun da capa.sem í-infinita, de
miento vertical elástico en la superficie del sistema está dado por la j Modulo de Elasticidad E ¿
expresión
R e la c ió n de P o ís s o n * en o m b a s c a p a s .
A = 1.5 (2-32)
donde
A = desplazamiento vertical en la superficie del sistema
F — factor adimensional de desplazamiento, que depende de la
relación E J E ? y de la relación h/r
p = presión uniforme en el área circular
r = radio del círculo cargado
E 2 = Módulo de Elasticidad de la segunda capa, semiinfinita.
En la fig. 11-21 aparece una gráfica que da los valores de F para
diferentes relaciones de las que tal factor depende.
Para el uso de esa gráfica es preciso determinar primeramente
los valores numéricos de E x y E 2, lo cual se logra por medio de prue-
bas de placa. En el caso de que la placa transmisora de las cargas
sea idealmente rígida, la ec. 2-32 se modifica a la forma
'A = 1 .1 8 F | r (2-33)
4— Mecánica de Suelos II
MECANICA D E SUELO S (II) 35 36 CAPITU LO II
(fk
ANEXO H-a
El problema de Boussinesq
Desde el punto de vista de la Teoría de la Elasticidad, el pro-
blema de Boussinesq es un caso particular del problema de Mindlin,7
en el cual se supone la existencia de un sólido que ocupa la región
del espacio z > 0, en cuyo interior obra una carga concentrada P,
aplicada en el punto z = c, r = 0 (fig. II -a .l). Se trata de calcular
el estado de esfuerzos en un punto cualquiera A de la masa.
El problema de Boussinesq es
FIG . 11-22. Relación elástica no lineal entre esfuerzo y deformación en estado una particularización del anterior,
monoaxial de esfuerzos
resultado de hacer c = 0, con lo
ciones esfuerzo-deformación del tipo indicado en la fig. 11-22, que que la carga concentrada queda
matemáticamente pueden expresarse aplicada en la frontera del medio
semiinfinito, homogéneo, isótropo
y linealmente elástico.
e= ( j J n> 1 (2-34) La solución del problema puede
lograrse por varios caminos, de-
Donde k es una constante característica del material. En el caso pendiendo de la herramienta mate-
en que n = 1 la ec. 2-34 representará la ley de Hooke y k coincide mática utilizada. En la ref. 8 se
con el módulo de elasticidad del medio. presenta un tratamiento elegante y FIG . II-a .l. £/ p r o b le m a d e M in d li n
Las conclusiones que parecen desprenderse de estos estudios son expedito, basado en la aplicación
que en los suelos reales, que indudablemente se acercarán más en su de la transformación de Hankel; una solución muy general con he-
comportamiento al tipo de deformación elástica sugerido, los es- rramienta tensorial podrá verse en la ref. 9. En la ref. 10 se desarrolla
fuerzos verticales bajo la carga concentrada son menores que los de- un tratamiento matemático más simple, pero más laborioso. El tra-
terminados haciendo uso de la teoría clásica de Boussinesq y que los tamiento que aquí se presenta está basado fundamentalmente en
desplazamientos verticales de los puntos bajo la carga ocurren en la ref. 11.
forma mucho más concentrada en la cercanía de la superficie que La carga concentrada produce en el medio un estado de esfuerzos
lo que se desprende de la mencionada teoría clásica. Es muy intere- y desplazamientos que evidentemente es simétrico respecto al eje de
sante hacer notar que los estudios comentados parecen justificar la aplicación de la carga.
conocida regla empírica, ya mencionada en el Volumen I de esta Las ecuaciones de Navier o de la deformación, que expresan
obra, en el sentido de que, para el cálculo de asentamientos, es sufi- las condiciones de equilibrio en función de las componentes del vector
ciente considerar las deformaciones del suelo hasta una profundidad desplazamiento v (vlt v2, u3), son
comprendida entre una y media y dos veces el ancho del cimiento.
Es oportuno, finalmente, hacer notar que en Mecánica de Suelos, a
pesar de las meritorias tendencias señaladas, el problema de distribu-
ción de esfuerzos en la masa del suelo dista de poder ser considerado
como resuelto y es mucho aún lo que en estas direcciones ha de
investigarse.
MECANICA DE SUELOS (II) 37 38 CA P ITU L O II
F ( F i, F 2, Fa) las fuerzas de masa y (xu Xa. x¡) el sistema pero esto es
coordenado ortogonal de referencia.
V 4u + V 2V <f>— o
Las ecs. 2-a.l tienen como variables únicamente a vlt v2 y v».
Multiplicando las ecs. 2-a.l por los versores ilf i2, t3 respectiva- de donde, si <¡> existe
mente y sumando,
V 4u = 0 (2-a.5)
W + V div. v + £ = 0 (2-a.2) La ec. 2-a.5 se cumplirá sí y sólo si existe la mencionada función
potencial <¡>.
Ecuación que ha sido llamada fundamental de la Teoría de la Ahora bien, la ec. 2-a.5 puede ponerse
Elasticidad.
Si se aplica a 2-a.2 el operador div: V 4V = V 4!>i ¿i + V 4V2 Í2 + V 4 V 3 h
1 -*1 -+ por lo que se tendrá que verificar
div.V 2 u + - ^ - div. V div. v + div. F — 0 (2-a.3) V 4Ui = 0
Pero: V 4i>2 = 0 (2-a.6)
V 4us — 0 .
div. V 2 v — V z div. v — V 2e
De manera que si existe la función <¡> deben cumplirse las ecs.
biarmónicas 2-a.6.
y div. V div. = V a div. p = V 2e
Se trata ahora de verificar si la siguiente ecuación que se propone
Donde e es la deformación volumétricao 1er- invariantedelten- como solución del problema verifica la ec. 2-a.2.
sor deformación.
Substituyendo lo anterior en la ec. 2-a.3 y simplificando 2G v = (c V 2 — V 2 div.) R (2-a.7)
donde
" / - I p T V ’ E + b div- ^ = 0 (2'a,4) c = constante
Se supondrá ahora la existencia dé una función <f>, potencial de R — Rx (x3 x2 x 5) ii + i ?2 (* i x 2 X a ) ¿2 -f Ra (xxx 2 x 3) i3 es el lla-
fuerza, armónica. En tal caso, mado vector de Galerkin.
F — V<¡> y div. F — V V = 0 La ec. 2-a.2 puede escribirse
por lo tanto, de la ec. 2-a.4 se sigue que, si <¡>existe
2 G ( V 2 + T—* Vd i v. ) u + 2 F = 0 (2-a.8)
2 G lV ’ + 1l - —
^ 22 Íp
V 2£ — 0
Teniendo en cuenta las ecs. 2-a.7 y 2-a.8 puede ponerse
Si se aplica, bajo la hipótesis anterior, a la cc. 2-a.2 el operador
escalar V 2, se puede escribir
( V 2 + r = A ^ V div.) (c V 2 - V d iv .) f l + 2 F = 0 (2-a.9)
V 2V 2u + - ¡ 4 - V 2Vdiv. v + 4 V 2F = 0
[l G operando
lo cual da
(c V 4 — V 2V div. + -j — V div. V 2 -
V 4u + - r4 — V 2V e + ¿ V 2F = 0
1-2 p G
1 V div. V div) R + 2 F = 0
1 — 2p
MECANICA DE SUELO S (II) 39 40 CAPITULO II
pero En las ecs. 2-a.l4 habrá la condición
V 2V div. = V div. V 2 = V div. V div.
por lo cual
V 4, Ri = — t — — Fi
1 — tr
CV * R + ( - 1 + ^ V V di”. R + 2 F = 0
= _ _ i _ F 2 (2 -a.l5)
1 - [J.
La constante c puede escogerse de modo que la ecuación anterior
se reduzca a V 4/?s = — F3
1 — ti
c V 4fl + 2 F = 0
Las ecs. 2-a.l4 proporcionan las componentes del vector despla-
para lo cual será preciso que zamiento v en términos del vector R, las que pueden relacionarse,
según la Teoría de la Elasticidad, con las deformaciones unitarias
correspondientes; éstas, a su vez, haciendo uso de la Ley de Hooke
1 = 0 generalizada para un medio homogéneo, isótropo y linealmente elás-
c = 2(1 — p) (2-a.lO) tico, pueden relacionarse con los esfuerzos producidos en un punto
del medio. Asi, en definitiva, podrá llegarse a expresiones entre los
y entonces
esfuerzos y las componentes del vector R. El proceso matemático
anterior es simple, aunque muy laborioso y podrá consultarse en
= — F ■ ( 2 - a .ll) detalle, en la mencionada ref. 11; aquí se pondrán únicamente los
1 - p resultados obtenidos.
Si las fuerzas másicas son nulas, se tendrá:
V 4R = 0 (2-a,12)
y en tal caso, el vector Galerkin tendrá que ser una función vectorial av = 2(1 — n ) V 2^ | + (y. V ) d i Iv.R
Inarmónica.
Por lo tanto, el vector desplazamiento v satisface la ec. 2-a.2
a, = 2 (1 - p) V* ^ + (p V 2 - div. R ( 2-a. 16)
cuando (ver ec. 2-a.7)
R h = c ( l — 2p)zlog (z + r) + 2qjir
Llevando este valor a la ec. 2-a.l7 y operando este valor con
Efectuando operaciones se tiene el resultado obtenido en las ecs. 2-a.l6, se obtiene finalmente:
J d Fi = | ffzpdpdd _ 3P i/z2
Twr “ 1 ÍT “F -
/
!¡ \ o sea
^V , i que es la solución originalmente propuesta por Boussinesq.
1S ^ \ x dFi = - ^ p d p \ y e =
/ 1
3cz3
2-npdp
ANEXO H-e
Solución de Boussinesq
<7, — W Wo
IVe w0 iVo
R E F E R E N CIAS
J/T h eoretical Soil M echanics — K. Terzaghi-— John W iley and Sons — 1956.
J Soils M echanics, Foundations and Earth Structures — G. P. Tschebotarioff —
/ McGraw-Hill Book Co. — 1957.
J Fundamentáis o f Soil M echanics — D. W . Taylor — John W iley and Sons —
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' M ecánica de Suelos — J. A. Jiménez Salas — Ed. Dossat— 1954.
J Traité de M ecanique des Sois — J. Caquot y J. Kerissel — Gauthier-Villars—
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T heory o f Elasticity and Plasticity — H. M. Westergaard — Harvard University
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Fourier Transforma — I. N. Sneddon-— McGraw-Hill Book C o .— 1951