Está en la página 1de 2

Camila Estrella

Antropología

Medicina segundo-semestre

AUTOBIOGRAFÍA

Soy una mujer mestiza nacida en Quito-Ecuador de 18 años de edad que se ha criado con
una mamá, un papá y dos hermanas. De una familia que trabajó mucho para llegar a ser
clase media alta (la primera casa de mis papás fue un cuarto de cemento). Una buena
estudiante desde que tengo memoria. Una chica que es capaz de tomar sus propias
decisiones y tener el valor y la responsabilidad suficiente como para aceptar cuando me
equivoco y cuando tenía la razón y me salen bien las cosas. Alguien a quien criaron con
muchos valores y se ha encargado de desarrollar sus propias ideas a partir de lo que le
enseñaron. Mujer soñadora, pero que se va festejando sus logros pequeños para no
presionarse demasiado y que así, poco a poco va logrando metas grandes.

Cuando me paro frente al espejo me veo como una loca. Una loca que a veces no sabe
cómo llegó a donde está. Que se mira todas sus cicatrices y las ama con su vida, pues
éstas son recuerdos de sucesos malos, sin embargo, me recuerdan lo valiente que puedo
llegar a ser y lo resiliente que he sido durante toda mi vida. Me veo linda, considero que,
a pesar de mis defectos, soy hermosa. Quizás soy un tanto egocéntrica, pero se limita
cuando sé que no me veo como una persona superior frente a mis iguales, menores o
mayores.

Intento mejorar todos los días, incluso cuando todo lo que consigo es empeorar. También
soy una niña mimada por todos. Malcriada cuando no consigo lo que quiero. Puedo ser
manipuladora con las personas a mi alrededor, lo que tiene mucha relación con que me
han mimado y dado lo que yo quiero; al menos en la mayoría de ocasiones. Nací cuando
mi hermana mayor tenía 18 años y la otra tenía 13; es decir, cualquiera de las dos
tranquilamente pudo ser mi mamá. Fui la última nieta de parte de mamá y papá. Esto tuvo
sus ventajas como: madurar (conversaciones con personas mayores a mí), toma de
decisiones (muchos consejos recibidos), amar estar sola (no tener con quien jugar), etc.
Así mismo, sus desventajas: querer todo siempre, consentida, permiso para ser malcriada,
etc.

Soy feminista… bueno, eso intento. Desde que descubrí el movimiento, me uní a ellxs;
pero por mucho que las palabras pueden decir, no llegan a ser lo mismo que las acciones.
Yo me he dejado manipular y maltratar de hombres y de mujeres a lo largo de toda mi
vida. Lo que me ha enseñado a no criticar, porque es muy fácil decir “pero, ¿por qué se
deja?”, y otra cosa es estar en ese nivel de manipulación.

Me he dejado influenciar, más de las personas que amo; pero gracias a que he desarrollado
una capacidad propia de decisión y de acción, en la actualidad no me importa lo que los
demás piensen. Intento tomar cada caída o acierto como una enseñanza.

Tengo ansiedad.

Me como los pellejos de mis dedos.

Y mis uñas.

Suele pasar cuando estoy estudiando y lo hago sin darme cuenta.

Mis papás se casaron cuando mi madre tenía 19 años y mi padre 21. ¿Por qué?, pues
porque mi mamá se quedó embarazada; razón por la cual renunció a todos sus sueños, su
el de estudiar medicina y ser pediatra. Mi papá continúo su estudio y ahora es ginecólogo
obstetra y trabaja en el Hospital de las Fuerzas Armadas. ¿Dónde empezaron?, en un
cuarto de cemento prestado. Gracias a todo lo que sacrificaron, sobre todo cuando mi
papá se fue a Argentina para estudiar su postgrado; lograron tener todo lo que ahora les
da una estabilidad económica y les permite vivir sin preocupaciones.

Cuando hablo sobre mis sueños, suelo dispersarme, especialmente entre dos temáticas: el
baile y la medicina. Mis dos sueños más grandes. No quiero casarme ni tener hijos
propios. Quiero adoptar a un negrito y a una niña brasilera, alguna vez tuve un sueño así
y desde ahí lo quise hacer realidad. Quiero estudiar tanto como para poder trabajar en
Canadá y vivir en una casa de color negro. Quiero tener un cuarto con mis libros favoritos,
un espacio diseñado solo para mí.

También podría gustarte