El descubrimiento de los otros
Un asesino de Cristo
Andrés Rivera
Crecf entre répidas mudanzas de un inguilimato
a otro, y repentinas apariciones de un medico
alto, probablemente encorvado, ¥ de anteojos,
que me palpaba el pecho con unos dedos
largos y frios, y me limpiaba, de la frente y
cl cuerpo, el sudor de la fiebre, y me miraba
como si yo fuese algo que ponia a prueba su
ilimitada paciencia y su cansancio.
Ese hombre alto y encorvado abria su
maletin y dejaba caer, en manos de mama,
dos, tres frascos con tabletas 0 jarabes espesos,
y susurraba tas pocas palabras, y después,
incrédulo y acongojado, se levaniaba el cuello
del sobretodo, y salfaa la noche.
i Nos mudébamos, mama, papa y yo,
y losajaclos muchles que les regalaron
los compaiieros del sindicato el me-
= mama y papa se fueron
ntos. Los sindicatos, en
opinién de inefables voceros de
Ia ley, eran cuevas de anarquistas,
rojos y extranjcros errantes y
desagradecidos y, entonces, con
ominosa regularidad, se suce-
dian las irrupciones de hombres
altos y morochos, de sombreros
negros de ala gacha, en casas de
vastos patios y parras viejas y
retorcidas, y galerias de zine, que
Buenos Aires demolié, procaz y
despiadada
Yo, un chico con la salud.
recuperada o convaleciente de
una enfermedad sin diagnostico
pantual, parado en el umbral de
a pieza que alquilabamos en una
de esas casas de habitaciones prédigas en mur
tuillos y secretos de cépula,asistia al experto
trabajo cle una manad policial.
Hablaba poco, la manada, y hablaba para
si, criptica, desganada, perentoria, Levantaba
colchones, revolvia sébanas y frazadas, deshacta
pilas breves de ropa planchada, abria cajones,
ppaseaba la Iuz.cle sus linternas por los elisticos
de las camas, golpeaba las paredcs, y se llevaba,
a unos Ford negros y cuadrados, una docena de
libros y dos o tres periédicos arrugados, la re-
volucion quiza, en letras negras y desparejas, y
se iba, la manada, hacia la noche y hacia el fro,
Pero cuando Hegaba el verano, mama
volviaa inscribirme en la lista de los chicos
que, por Ia gracia y la benevolencia de sefioras
perfumadas y catélicas, conoceria el mar,
Digo que descubrimos el mar, nosotros, hijos
de obreros, de poliefas muertos, de presidia-
rios,
Hubo un tren que levé nuestras tumul-
tuosas expectativas alas arcnas chispeantes de
una playa, y a un edificio de grandes ventanas,
dormitorios de techos altos, y comedores con
pisos de baldosas negras y blancas, y chimeneas
de ladrillo.
Hubo fotos, y en las fotos el agua lisa de las
orillas del mar, y el mar, y el baiio matutino en
el mar que ahogaba nuestros gritos de placer y
de miedo, los fingidos alarces de coraje de cara
ala exspuma alta de las olas
Enseguida, otro bano bajo las duchas del
cecificio de grandes ventanas, y risas estriden-
tes, histéricas, burlonas, bajo el agua helada de
las duchas, y manoseos repentinos y humillan-3s antinomias de la politica nacional |
tes de los mis ftertes a los més indefensos, a
Ios chicos que temian defenderse.
Cerca del mediodia, el almuerzo, Elruido
de bocas llenas que masticaban, hambrientas,
de eructos, de tripas insaciables, de algin
Ianto, de algin vomnito.
Escribi cartas mentirosas: inocentes,
quiero decir, Cartas a mamé (que suponian a
papa). Escrib{ qué comiamos.Y cuanto. Por-
que yo sabia que querida mand comia conmigo.
Saba que ella movia los labios, apretando
tun labio contra otro, y los movia, apretados
Jos labios como si masticara.Y, luego, querida
‘amd se levantaba de la mesa, doblaba el papel
de la carta desde donde yo le daba de comer,
y lo guardaba en el bolsillo de la pollera, cerca
de las calideces del vientre y, de pie, asentla en.
Ja quicta nada de la noche.
Yo le hablaba, a mama, del mar.
Las sefioras catélicas y perfumadas, algunas
de las cuales tenian por costumbre marchi-
tarse bellamente, disponian de més dinero y
de mas tiempo que otras sefioras con mu-
cho menos tiempo y dinero para obras que
dieran placer a Dios. Reabrian, entonces, las
sefioras catélicas y perfumadas, la colonia de
vacaciones,
Querida mamé no era catblica y se perfu-
maba el primero de mayo, cl dia de mi cum-
pleafios y el 31 de diciembre. Pero era tenaz.
Obtuvo, para mi, una plaza en las profusas
listas de hijos de obreros, de policias muertos,
de pobres y presidiarios que volverian al mar
y hablarian, en sus cartas, que olfan a sopa, a
leche, a puré y blanda carne de vaca, de cbmo
cs el mar.
Y estaban ahi las celadoras, rudas, pro-
vincianas, que consolaban a los chicos que
ppedian por sus casas en una tarde de lluvia, y
que jugaban con nosotros, hijos de obreros, de
policias muertos, de presidiarios, de pobres.
Y estuvieron, ahi, de pronto, las monjas.
Eran, dijeron las monjas, exaltadas o con un
murmullo cindido, las servidoras de Dios en
latierra,
y ‘antl flues
Réconocidoperiodista yyescritor, nacido en Buenos
Aires en 1928. Hio de inmigrantes, su verdadero
nombre es Marco Rak y comanzé a escri afin
- Esos afios constituyen un primer mamento en la
obra de Rivera. En esta primera etapa nacieron
ls ‘Siguentes obras: E previa (1957), Las que no
| mueren 1958), Sol de sdbado (1982) y Gita (1965),
i Scenes
_ (1982), En esta dulce tera (1984), La revolicion
on suet ae Premia Nacional de
No nos miraban, las monjas, Caminaban,
entre nosotros, con sus largos hibitos negros,
‘con suis Caras sin sangre; parcas e increibles,
para mi, como la muerte y el milagro.
De noche, cuando nos acostabamos ex Ess
camas de sibanas limpias y crujientes; cameo
el mar, alld afucra, decfa algo en una leneque nunca aprenderfamos a tradueir; cuando
Tas ocladoras volvian a sus casas, las monjas,
con llaves que les colgaban de la cintura, con
voces cascadas o susurrantes, ordenaban rezar
cL Padrenuestro
De rodillas en camas superpuestas, el dor-
mitorio apenas iluminado, los chicos recitaban
Ia oracion que habfan memorizado, serios,
turbados, tal vez, 0 sumidos, tal vez, en el mis-
terio que las palabras del rezo invocaba.
‘Una de las monjas, que caminaba entre las
largas hileras dle camas superpuestas, me miro,
tendido en la mia, las manos sobre las sdbanas,
Contexto
‘A finales do los naventa, la Argentina ya
comencata a sufrir las consecuencias del
‘modelo neoliberal puesto en marcha durente
las presidoncias de Carlos Menem (1989-
1995; 1995: 1999): a desigualdad social,
la concentracion de la riqueza, la desocu:
pacin, el endeudamiento y la destruccién
Y privatizaciin de las empresas piblicas,
entre ottos aspectos.
Tovlos estos factores, sumados a una es
‘abilidad econémica artificial establecida
mediante la Ley de Convertiilidad (segtn
Ja cual un peso era equivalente @ un dela)
provocaronla crisis econémica y social més
rave de toda la historia del pas, lo que de
ssemibocé en una dapresin sin precedentes,
Esto agravé la problematica social que se
-zastrata desde afios anteriores.
Le segunda presidencia de Carlos Menem,
‘perioda plagado de sospechas de corrup-
cién, culminé en 1999, afo en el que
_2sumid el poder el nuevo presidente electo,
‘Fernando dela Ria.
| Capitulo 2
Ios labios quietos, y el rezo de los otros que
ondulaba, gangosamente, en la sala apenas
iluminada,
Algo dijo, la monja, en alguna noche, y cl
rez finalizo, como si en esa sala no hubiera na-
dic, Los otros bajaron de sus camas, silenciosos
¥ puros como munca lo fueron, y la monja, una
pesada sombra muda, salié del dormitorio.
Los otros rodearon mi cama, y ninguno de
los otros habl6, las caras rigidas y jovenes bajo
las luces tenues de la sala,
No sé cuanto tiempo estuvieron, asi, inmd-
viles, como si esperaran una sefial.Y no sé sila
hhubo, pero, en un solo i
ppulso, saltaron ala
cama en la que yo asistia, sin lagrimas, al fin de
mi infancia,
Sé que golpeé algin pomulo, algin labio
ensalivaco. Sé que cal de caraa un colchon,
con brazos, cuerpo, aullidos, que me golpea-
ban, de cara a um colchén. Sé que me izaron
hasta la cama de arriba, la mia, y me ataron,
desnudo, a los barrotes de la cama de arriba.
Después, los otros, los mas fuertes y los
mis débiles, estuvieron alli, sombras flacas
sobre el piso del dormitorio, mirandome, des-
rnudo, atado a los barrotes de la cama de arriba.
La monja, la que hablo a los otros, volvi6 a
entrar a la sala, y camind bajo las luces tenues
de la sala, y no se detuvo frente al muchacho
de diez afios, atado, desnudo, a los barrotes de
uma cama, y al que le corrfa, por los muslos, un
hilo de sangre, grueso y amarronado,
Y la monja dijo, con una voz baja y tran-
quila, y sin detener su paso frente al muchacho
atado a los barrotes de una cama,
—Tapenle las vergtienzas a ese asesino de
Cristo,
Andrés Rivera, 1998
Perea artnet a Wetec sec)
xdo en una antologia: Cuentos escogides (2000). En el prélogo a
SR Re eC ct oe tne Gn ASEalentas antinomias de la politica nacional ‘
Pt Reread esa cy
en la deliberada omision de aspectos cruciales de la ancedota y,
erect etter nana wa Teoria del iceberg. Teoris narrate
Cee tte eee Cue ai me recent ics Aesarollada por alcuentistay nowesst=
otra crt weo ooo a pba cue ton one leg norteamericano Ernest Hemingway
establecer una vinculacidn directa con uno de los autores mas ad MAIC HEME tastes
Ried oa caiman Moet gia entre lo que sucede en sus relatos
Cie telecua omen ane ay ‘ylo que sucede con un iceberg: solo se
Central de su escritura. Hemingway vincula estas omisiones con MAEMO RG ea aur
Pires lass Pete Cm ean Maratea Mth oculto. En una narracidn se debe cantar
Porro nea UC a Oy uate neato tuna parte minima y, a partir de ella, ef
no dichos, y deben ser recuperads por cl lector, lector debe deducir qué es lo que no
pene er aero ato CK anroanar Ro se cuenta, Por esta razén, Ia teorfa
Rene te nena en cue eu Gl a toare tu uanL eg del iceberg es conacida también como
de las vores no escuchadas, fl protagonista del relato, junto con IUCR sc
su familia y sus grupos de pertenencia (obreros, hijos de pobres)
ee eae outa etic ely ele
Son los grupos que a Rivera le preocupan especialmente, como puede apreciarse a lo largo de sus
pee Gren wee Renu ec ecceu econ ca cceecto sonra ea naa
Pee het eee tetas cee eter ALE uet ace Rata
nee eer nh nce teun Cac ccean Ian eee a @UL aco
Ne UC euiee tesa ntrac icine Mote ie staat Macular]
apitalismo salvaje representado por grupos economicos que no quieren perder sus privilegios
“Ln asesino de Cristo” relata fa infancia de un chico perteneciente a tma familia obrera y juclia que,
Pee eet neat ety MG CSU Ulcrea Mt ee Cnn)
chicos pertenecientes a los sectores bajos, a una colonia de vacaciones en la que conoce el mar.
Per Sn Cuca ke LM Re a Cu MU Ne Me peecon a RL elas
ROME ne tecme lies er Mec omMMne MTOM M alo Steele snc UL EE)
ler ccn ere enact Mor rear On uO ec earner Mor teem Sota ots
Pe ae cnn ere i rR Rea scr ames or UIC coe RR
Peter iee ee ORs en eee ten aoe au LOM Cae teas
conocer su condicién de chico (*Yo, un chico con la salud recuperada....”) y la instancia final. La
Pee een eater i Press Ce oak tal cise oe voc ca Sa
provocadlo una ruptura, que las cosas nunca volverdn a ser como eran.
POH ee caren ocean Ryan cuC com can cy
coytintura socioecondmica, Por un lado, ¢s posible yincular a la familia del nifio con los sectores
obreros a partir de una serie de datos: ¢l deambular entre un inquilinato y otros la representa
in de determinados objetos, como los “muebles ajados”, que sefalan una situacion de pobreza;
eer etre a eeen ect rentrter aman tid i cnn eect eae
intromision policial, La familia del protagonista aparece relacionada con el mundo intelectual, 2
etn Caer a ate naeoheet tert tcc vo eee cece
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arenas chispeantes”), al calor, a lo inalcanable para los sectores bajos de la pobl:Capitulo 2
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Nines acu s. “Querida mama no era catélica —se mencibna en la tercera part
oR ou ae Bee ee gear
ion explicita de que la madre no es catélica, Por otro lado, el hecho de que
Per CaN Mace eral ease ua nme MOM ure MEE ee neu
7 Pe a ear ce Seca meee ence ka
‘una clara alusion ala muerte y resurrcecién de Cristo, al milagro cristiano en el que el
R ee cere eee eae eee ee
da una scric de alusiones y menciones; el no catolicismo de su madre, la no
Heatly bison WE Teva rete PONE ate GME Comat GaN ako ai
rte de una de las monjas de que el nino no rea el Padrenuestro, hi
Cet ee era neaceee caer
SON orci a MMO cont rence
oe iB ey Lt bea ipa cane, tela co aa oy
a a) ae Taba poe a iu, Ny Pn fa oH nil nel pecs
a EU aaa eae ee Ren a ee
roe Deer a Meueu eae Met tem nrcy Tete uatcu ote colltan toto
pea smpaco se lo entiende: no se sabe qué es lo que dijo la monja porque no s¢ lo.
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Ce acon ea ee ea nee ren NCm OEM taal
Re ee oe ea ea ne Sec ee ten a ee
Lamudez, el no ce sel ne da Pecneerey eo SOE ee le i
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Here arin jee no
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2 accién, cuando la yentas antinomias de la politica nacional
calmente organizados, y una Iglesia catolica con fuertes rasgos antisemitas que no puede »
Per etanereceureretes
En “El matadero”, cl unitario cra atado boca abajo a una mesa y se le cuestionaban todas bs
seas de identidad que lo hacian diferente: la patilla en forma de u, la omision de la divisa y
Dee CUCM hm ce MODE in ROC Mm Gleeson ma emer
alos barrotes de la cama de arriba’, Si para el unitario esa situacion y ese intento de convertirle
constituyen el fin de su vida, para el nifio judio también constituye un fin, el de su infancia y
despertar a la realidad de la violencia fisica por causas religiosas.
Peer Tepe fe tea a eae een tears ie ere cee ee ee ole
su infancia, a la ver que inscrta este relato en una tradici6n de violencia y violacion que podemos
Det eae caster rol Meme cee cc e tec aay acre nee
tos de nuestra narrativa.--como “El nifio proletario” de Osvaldo Lamborghini con los que forma
una serie y con los que se vincula tematicamente
ys ctividades
1. En el cuento hay dos entidades que representan diferentes formas de poder en cistintos momentos de la historia del protago-
nista, ¢Cuéles son esos grupos de poder? lustren su respuesta con una cita que permite reponer esa informacién, en cada caso.
1.1. 2Qu6 valoraciones sobre esos grupos de poder estén implicitas en las observaciones que hace, desde su punto de
vista, el narrador protagonista?
2. La coyuntura socioecanémica y el mundo intelectual alos que pertenece el protagonista se pueden reconstruir a partir de una
serie de datos que se rolevan en la lectura. {Cémo se vinculan esas caracteristicas de clase con la descripcién de los ambientes
‘que realiza el narrador?
2.1. Elaboren una brave descrpcn del narrador a partir de los datas que hayan polo recuperar del texto,
3. En ningin momento se menciona explicitamente la condicién reigiosa del protagonista ,Qué frases o expresiones se utilizan
para darlo a entender en forma implicita?
4, {Qué relaciones pueden establecar entre las caracter‘sticas socioculturales e ideol6gicas del narradory las situeciones de
violencia que debe enfrentar?
5, Qué ceracteristicas de la clase dominante se deducen de lo que han respondido en las consignas anteriores?
6.Enel andisis han leido:°Siafirmamos que existe una violencia de a palabra, también podemos afirmar que existe una vioencis
dal silencio: la violencia de un poder que no explica, ero que acide”. En el cuento se presantan cietas situaciones de sense
‘ onisién que resultan fundamentales par la historia. Citen al menos dos fragmentos en los que se perciba alguna d= estas
situaciones y expliquen su importa
7. Tras la relectura de los conceptas del recuadra de glosario, desarrllen una justificacién para la siguiente afirmanoe
Fr el euento "Un asesino de Cristo" de Ants Rivera, se pone de manifest la tear de icebery planta par Se
Homingway.