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Capitulo 337 Yo no moriré, pero ella si Delfina condujo hasta su casa durante la noche sin tomar ningun desvio. En el momento en que cerré la puerta tras suyo, sus manos que sostenian las Ilaves del coche temblaron. — Por qué has vuelto sola a esta hora? — Claudia habia estado esperandola dentro—. Estaba muy preocupada. Me iba a poner en contacto en contacto con Janice si no volvias en seguida. ,Qué pasa? {Estas bien? — Inmediatamente se dio cuenta de que la complexion de Delfina era terrible—. gQué ha pasado? Delfina tir las llaves del coche a un lado y se sent6. Después, le conté a Claudia todo lo sucedido esta noche. Ella estaba petrificada. —jNo puedo creer que hayan tendido una trampa dentro de otra trampa! ¢No habrias muerto si hubieras creido que Lila es Corina y hubieras aceptado el teléfono junto con el mapa de la ruta? —Te equivocas. —Delfina nego con la cabeza—. Si hubiera conservado el teléfono y el mapa de la ruta, yo no habria muerto, pero Corina habria muerto. —~Corina? ~No dijiste que Lila no es Corina? —No. Ella «es» Corina. Todo lo sucedido esa noche, desde el momento en que recibié la nota que Corina le puso en la mano ala entrada de la sala privada, hasta la direccién borrosa escrita en la nota, pasando por las instrucciones de dirigirse a la cabina telef6nica para recibir la llamada, todo ello formaba parte de la trampa de Daniel. Por otro lado, la hoja de ruta en el teléfono escondida en la cabina telefonica publica era la trampa tendida por el sefior Palacios. La trampa que Daniel tendio era insignificante, ya que solo era una tonterfa que su padre habia utilizado como distracci6n. —En el garaje subterraneo, Lila hizo un gesto con la mano antes de apuntar a Santiago con su arma. —{~Qué gesto? Delfina imit6 el gesto de la mano para que Claudia lo viera. —EI significado de este gesto de la mano es «pégame». —¢Te pidié que la golpearas? —Por supuesto que no. En realidad, no queria que le diera un golpe. Mas bien, queria que revelara el teléfono y la hoja de ruta que me dio a Daniel. Queria que me diera la vuelta y la traicionara. Claudia estaba confundida. —Sigo sin entender. ;Qué significa eso? ¢Era bueno que la expongas? Delfina explic6: —Creo que los altos mandos sospechan de ella. Combinado con el hecho de que este «Sefior Palacios» queria confirmar mi posicion, decidieron preparar los eventos de esta noche. Si yo hubiera entregado el mapa de la ruta a la Oficina de Investigacién de Pontevedra, eso probaria que conocia a «Lila» desde el principio, lo que la habria expuesto como resultado. —Lo entiendo. Evaluar su sinceridad e intencion de cooperar es secundario porque el punto principal era confirmar si «Lila» es una espia. —Asi es. S6lo soy una socia nueva. Si no soy adecuada, pueden cortar todo contacto conmigo. No hay necesidad de que me hagan nada. Eso es porque no entiendo nada de su organizacion. Sin embargo, ese no es el caso de «Lila», ya que es obvio que sabe demasiado. —Oh, Dios mio. —Claudia sintid de repente una sensacion de miedo que la invadia—. Si no hubieras visto ese gesto de la mano... Delfina también estaba llena del mismo pensamiento. Si algo salia mal esa noche, Corina habria desaparecido de la faz de la Tierra para siempre y la Oficina de Investigaci6n de Pontevedra nunca podria volver a localizarla. Por suerte, Delfina pudo confirmar una cosa cuando Corina hizo ese gesto con la mano. Lila Heras era efectivamente «Corina Herrera». No solo seguia viva, sino que ademas continuaba con sus tareas de espia. «Tengo que contarle esto a Janice». Claudia tard6 un rato en recuperarse de la sorpresa. Mientras caminaba descalza hacia la nevera, saco una cerveza y murmur: —No, no. Esto es demasiado estimulante. Necesito un trago para calmar los nervios. Delfina arqueo el cuello. —Traeme una también. Cada una tenia una botella en una mano, se sentaron en la alfombra y brindaron por la otra. —~Qué estamos celebrando? —Claudia se quedo sin palabras. Delfina contesto: —jCelebremos que hemos sobrevivido hoy! — Tras pensarlo un poco, afhadié—: Y celebremos que Corina sigue viva. Sus ojos enrojecieron un poco al decir esas palabras. Precisamente porque se enteré de que Corina segufa viva, no tuvo la paciencia de decirle nada a Santiago, aunque le estaba bloqueando el coche. Estaba impaciente por volver a casa y compartir esta buena noticia con Claudia. Mientras los dos bebian, se fueron relajando. De repente, Claudia se echo a reir. —{De qué te ries? —Nada. Sdlo pensé de repente en esa escoria de Echegaray. Hoy ha sufrido una paliza sin motivo. jEso es el karma! Al mencionar a Santiago, Delfina fruncié el cefio. —~Qué pasa? No me digas que te da pena. — Claudia fruncié las cejas—. No se te permite tener el coraz6n blando. —No. Sdlo estaba pensando en lo que me dijo hoy. —Delfina se volvié hacia un lado y sacé un documento de su bolso-. Esta es la lista de bienes que me dio. —jéQué?! —Espera que retire la demanda y le ceda los derechos de custodia sobre Carla. Puedo reunirme con ella cuando quiera. Ademas, transferira todos los bienes a su nombre a la nifia en forma de testamento. Claudia se quedo atonita. —{Todo su patrimonio? —«jgCudntos miles de millones es eso?! No se puede negar que Santiago es el padre perfecto»—. {Estas de acuerdo? —He dicho que lo consideraré. —Delfina miré a Claudia, su mirada se volvid firme—. Sin embargo, ¢crees que puedo renunciar a los derechos de custodia de Carla? Claudia se sintié aliviada. Recogiendo la botella de cerveza de la mesa, la golpeo contra la de Delfina. Las botellas chocaron entre si y la cerveza salpicé ligeramente. Era como si estuvieran celebrando su victoria por adelantado o para dar el pistoletazo de salida a este gran carnaval. Tres dias mas tarde, el juzgado de Pontevedra envid mediadores para supervisar el acuerdo extrajudicial, sélo para ser rechazado por Delfina. Santiago habia llamado varias veces a su teléfono, pero nadie respondia. No fue hasta dos dias antes de la audiencia cuando el fin se conecto la llamada. Sonaba muy ansioso. —¢Por qué no respondiste a mis llamadas? Se senté en su despacho con expresi6n tranquila y observo el vapor que salia de su taza. —Lo siento. He estado muy ocupada ultimamente, asi que no he tenido tiempo de responder a tus Ilamadas. —iMe estas evitando? —Estas pensando demasiado las cosas. No lo hago. —Su actitud fria e indiferente se habia convertido en la norma. No tuvo mas remedio que aceptar la realidad y abandoné el tema. —{No dijiste que considerarias mi oferta? ~Por qué rechazaste el acuerdo extrajudicial? —Todavia no me he decidido, asi que sdlo puedo dejar que los procedimientos judiciales necesarios fluyan de forma natural. No creo que haya nada malo en ello. —No deseo encontrarme contigo en el tribunal. Como sabes, los abogados hacen cualquier cosa para exponer los defectos de la otra parte. ¢En verdad deseas que seamos asi? Como se culpara Carla cuando crezca y se entere de esto? Delfina tom6 su taza, sopl6 la espuma de la parte superior y tomé un sorbo. —En cuanto a su documento, creo que hay ciertas areas que pueden ser revisadas. Si esta de acuerdo, puedo retirar la demanda. Santiago ni siquiera se paro a pensar y acepto de inmediato. —No hay problema. Lo haré. —Ni siquiera has escuchado mi peticion. —Accederé a cualquiera de tus peticiones, siempre que retires la demanda. Esas palabras la dejaron atonita. Sin embargo, se recuper6 en seguida y miré el calendario de su mesa. La audiencia era en dos dias. —Muy bien, entonces. Tengo algo de tiempo esta noche. {Por qué no quedamos para cenar juntos y tener una buena charla? La voz al otro lado del teléfono casi podria describirse como «abrumada de amor» éCémo se culpara Carla cuando crezca y se entere de esto? Delfina tomo su taza, sopl6 la espuma de la parte superior y tom6 un sorbo. —En cuanto a su documento, creo que hay ciertas areas que pueden ser revisadas. Si esta de acuerdo, puedo retirar la demanda. Santiago ni siquiera se pardé a pensar y aceptd de inmediato. —No hay problema. Lo haré. —Ni siquiera has escuchado mi petici6n. —Accederé a cualquiera de tus peticiones, siempre que retires la demanda. Esas palabras la dejaron atonita. Sin embargo, se recuper6é en seguida y miré el calendario de su mesa. La audiencia era en dos dias. —Muy bien, entonces. Tengo algo de tiempo esta noche. ¢Por qué no quedamos para cenar juntos y tener una buena charla? La voz al otro lado del teléfono casi podria describirse como «abrumada de amor» —No hay problema. conmigo. Sus palabras le dejaron aténito una vez mas. Mirando su taza de té, por fin se dio cuenta de la razon de esa inexplicable sensacién de familiaridad que experimenté al entrar en esta habitacion. «Hacia mucho tiempo que no tomaba este té». Tomé un sorbo con una expresién bastante complicada. —Sigue sabiendo igual que antes. No sabia si era porque el té tenia un aroma calmante o porque habian pasado afios desde la Ultima vez que se vieron. Sea como fuere, ambos se habian calmado bastante y era un Taro momento de paz. —Delfina, me alegro mucho de que estés dispuesta a convocarme para discutir estos asuntos, pero ,por qué has elegido reunirte aqui? —Santiago miré el mobiliario de la sala. La mirada de sus ojos estaba un poco tensa. El Hotel Platino era el lugar en el que Delfina se habia reunido con Daniel y sus hombres el otro dia y en el que estuvo a punto de Capitulo 338 Un raro momento de paz Cay6 la noche. Cuando Santiago lleg6, Delfina ya llevaba un rato esperando en una de las salas privadas del Hotel Platino. —{No dijiste que a las ocho? —Santiago miré la hora. Eran recién las siete y media, asi que penso que habia recordado mal la hora de su cita. Ella explicd: —Si, dije a las ocho. Es que hoy no tenia muchas cosas que hacer en la empresa, asi que vine aqui después de terminar mi trabajo. Aquellas palabras le dejaron atonito y no pudo evitar sentirse bastante sorprendido. «Incluso me preparé mentalmente para que ella renunciara a la reunion de hoy. No puedo creer que haya venido antes». —Toma un poco de té. —Ella tom6 la iniciativa de servirle una taza—. Recuerdo que te gustaba el Earl Grey que preparaba cuando entré por primera vez en la Familia Murillo. S6lo confiando en esto serias mas amable producirse un accidente. —El incidente ocurriéd aqui el otro dia —explicé —. Casi te arrastré conmigo. Mas alla de las circunstancias, te debo una. He decidido reunirme aqui para poder darte las gracias formalmente. —No tienes que preocuparte por eso. Sdlo espero que no actlies con demasiada agresividad. Es mejor que no interactues mucho con gente como Jaime o Daniel. —Consideraré tu sugerencia ahora que Farmacéutica Murillo se ha estabilizado. —¢De verdad? —Si, de verdad. En comparacién con su habitual aspecto duro pero timido, Delfina parecia mucho mas tranquila ese dia. Santiago se alegré mucho. —Es estupendo que pienses asi. Si le pasa algo a la Farmacéutica, haré todo lo posible por ayudarte, ya que Jaime y los demas no van por el buen camino. —Entiendo lo que quieres decir. —Ella reconocio sus palabras con una sonrisa. El personal de servicio llamé6 a la puerta. Mientras servian los platos, mostraron una botella de vino tinto. —Sefiorita Murillo, este es el vino que queria. Aqui lo tiene. gLe gustaria beberlo ahora? Delfina levanto la mano. —Sirvelo. —De acuerdo. —El personal se fue cuando termino de servirlo. —¢Por qué de.repente quieres beber vino? — Santiago miré la copa que tenfa delante, con las cejas ligeramente fruncidas en una fina linea. Ella respondio: —Este vino me lo regalé mi cliente. Lo he guardado todo este tiempo. Hoy, he tenido la tara necesidad de beber con usted. La primera razon es para agradecerle su ayuda y la segunda es para agradecerle todos los cuidados que le ha dado a Carla a lo largo de los afios. —Lo que pas6 el otro dia fue un accidente. No es necesario que estés tan pendiente de ello. Menos atin tienes que agradecerme que cuide de Carla. Es mi hija. Por supuesto cuidaré de ella. —Entonces, ,beberas conmigo? —La sonrisa en su rostro se redujo y su voz se volvid mas fria —. Al final, todavia tienes la guardia alta. No es necesario, la verdad. Tras decir esto, levanté su vaso y se bebié el contenido de un tirén. Santiago no pudo detenerla a tiempo. Ella dio la vuelta a la copa de vino, la colocd sobre la mesa y se levanto de golpe. —He terminado de beber. Si no hay nada mas, me voy. —jDelfi! —El hombre se levanté—. No tengo intencion de mantener la guardia. Por favor, déjame terminar de hablar. Su expresi6n era hosca, fria e indiferente. Asi, Santiago engulld el vino tinto sin decir nada mas. Cuando termin6 de beber, empezo a decir: —Tan solo queria hablar de nuestra hija contigo. Te acompafiaré todo lo que quieras una vez que hayamos terminado de discutir asuntos serios. S6lo entonces Delfina volvié a sentarse. —Lo siento. Olvidé que te acaban de operar y no puedes tomar alcohol. —No es nada. —El estaba mas preocupado por la demanda-—. La audiencia es pasado manana. No importa el resultado del juicio, las victimas siempre serdn los nifios. Sé que nunca me perdonaras, pero Carla es inocente. éPodras soportar el efecto que esto tendra sobre ella? —Es mi hija. Deberfas ser capaz de entenderlo. Deseo que crezca a mi lado. —Lo entiendo. Por eso puedo Ilevarla cuando quieras verla. —Sus palabras fueron excepcionalmente sinceras, lo que provocé una ligera relajaci6n de su mirada. Mirando el vino tinto sobre la mesa, se sirvid otro vaso. —Estas enfadada conmigo. Lo sé. La culpa es mia. Puedo usar toda mi vida para compensarte a ti y a nuestra hija. Por favor, créeme aunque sea solo esta vez. A Santiago no se le daba bien el alcohol. Después de dos copas de vino, un rubor rojo apareci6 en su cara. —Podemos saltarnos la demanda, pero tengo una peticién. Espero que puedas ayudarme con ella. —¢Cual es? Por favor, dimelo. —Se trata de un terreno en Zona Norte por el que Farmacéutica Murillo puj6 hace medio afio. Por desgracia, el Grupo Echegaray lo obtuvo antes que nosotros. Si estas dispuesto a transferir ese terreno para mi, entonces me olvidaré de la demanda. Santiago se sorprendi6 un poco. A su juicio, Delfina no era alguien que renunciara a los derechos de custodia de Carla por un beneficio econdmico. Algo le parecia sospechoso. Aun asi, ya fuera por los efectos del alcohol o por su mala conciencia, no pudo evitar acceder. —No hay problema. Puedo transferirte ese terreno. Siempre que lo quieras, incluso puedo hacerlo ahora. —Bien. Entonces, firma aqui. —Mientras hablaba, Delfina sac6 un contrato que habia preparado de antemano y le entrego un boligrafo. El sostuvo el boligrafo en la mano. Sin embargo, las palabras del contrato no tenian sentido para él. —¢Donde? Ella pasé las paginas del documento hasta la ultima. —Aqui. Con dos trazos de boligrafo, puso su nombre en el documento. En cuanto termino de firmar, la ultima pizca de paciencia en sus ojos se desvanecidé. Guardo el contrato y susurrd: —No te preocupes, seguro que estaras satisfecho con el resultado. —Delfi, creo que he bebido demasiado. —S6lo has tomado dos vasos. jEstas borracho? —Un poco. {Qué era ese vino? —No fue el vino. Fue el té. Antes de perder el conocimiento, Santiago oyd vagamente las palabras «fue el té». En su estado de aturdimiento, se dio cuenta de que la mujer, en principio recatada y amable, parecia ahora muy distante y fria. Ademas, la expresiOn de la mujer separada por una larga mesa entre ellos estaba llena de indiferencia mezclada con asco. La escena cambio para revelar que su entorno se convertia en un bosque. —jCorre, Santiago! —jKatia, vuelve! Grandes llamaradas barrieron toda la casa de paja y se extendieron poco a poco a los alrededores. El fuego se extendid primero al bosque de bambi, pero no tardo en incendiarse el bosque de la montafia después de no haber visto una gota de Iluvia en mucho tiempo. Las hojas secas y muertas ardieron en llamas. El fuego pronto se calento tanto que calcin6 el propio aire. Los sonidos del bambt explotando en sus oidos sonaban como gritos de muerte, lo que le hizo entrar en panico. —jKatia! —Santiago grito y abrio los ojos de golpe por lo que su visi6n borrosa se fue aclarando. Lo que estaba viendo resultaron ser las tablas del techo. Los patrones eran complicados, simbolizando plantas florecientes. —{ Qué pasa? ;Has tenido una pesadilla? —Una suave voz femenina llego de repente desde su lado. Un brazo hermoso se apreto contra su pecho. Las pupilas de sus ojos se contrajeron bruscamente antes de apartar a la desconocida mujer que tenia delante y gritar: —_Quién eres?

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