Capitulo 335
—¢Si se niega? —La mirada sombria de Daniel se
oscurecié atin mas—. En ese caso, no hay raz6n para
que vuelva con nosotros hoy. En ese momento, la
figura de Lila se escondia tras la puerta de la escalera
del hotel. Estaba acostumbrada a subir por las
escaleras siempre que estaba «trabajando». Al fin y al
cabo, muchas cosas podrian salir mal al tomar el
ascensor. El sonido de unos pasos ligeros no escapo
a sus ofdos y miré hacia arriba con el rabillo del ojo.
Una capa de polvo se posd en el hombro de su
chaqueta negra antes de apretar los dedos en torno a
la pistola y las palmas de las manos comenzando a
transpirar. Habia matado a mucha gente a lo largo de
los afios y no fue facil para ella alcanzar su posicién
actual. Sin embargo, nunca imagin6 que la primera
persona a la que Daniel queria que matara cuando
volviera a Pontevedra era su vieja amiga. —Sefiorita
Murillo, gha encontrado lo que buscaba? El hueco de
la escalera no estaba lejos del salén privado. Sdlo
estaba separada por una puerta, por lo que Lila podia
oir claramente la conversacion entre el personal de
servicio y Delfina. La voz de Delfina llegé desde la
habitacion privada. -Todavia no. Puedes volver a tutrabajo. Lo buscaré yo mismo. —De acuerdo. Sdlo
haganos saber si necesita algo. —Claro. Los pasos
del personal de servicio desaparecieron por el pasillo.
En este momento, ella era la Unica persona que
quedo dentro de la sala. Lila estaba de pie detras de
la puerta de la escalera, pero escuchaba con atencion
la conmocion que habia detras suya. Sabia que si no
actuaba ahora, la gente que habia enviado a Daniel la
mataria sin dudarlo y Delfina tampoco sobreviviria.
Por otro lado, Delfina se encontraba en la puerta del
bafio. Estaba a punto de entrar alli después de
confirmar que el.personal de servicio se habia ido
cuando de repente oyo que el sonido de la puerta se
abria detrads suyo. —,Quién es? —Se gird y vio a
Santiago—. ,Qué haces aqui? Cerro rapidamente la
puerta del bafio. Santiago la miro con una mirada de
densa rabia en su frio y apuesto rostro. —Ven
conmigo. —glr a dénde? ,Qué estas haciendo?
jSuéltame! —Como no pudo vencerle, la arrastré a la
fuerza fuera de la habitacién privada—. jSantiago
Echegaray, voy a denunciarte a la policia si no me
dejas ir ahora! —;Vas a presentar una denuncia a la
policia? Si, claro. Adelante, hazlo. —Santiago soltd su
agarre sobre ella con una expresion furiosa—. Con
quién te has reunido hoy? zDe qué han hablado? ¢Tequién te has reunido hoy? ;De qué han hablado? ¢Te
atreves a contérselo a la policia? —;Por qué tienes
que contarselo a la policia? jSolo necesito decir que
me estas acosando! jPensé que habia cambiado! jNo
puedo creer que seas el mismo de siempre! No
queria discutir con ella. —Ven conmigo ahora mismo.
—jNo me toques! El se negé a razonar y la arrastré
directo al aparcamiento subterraneo. —-No me
importa lo que quieras hacer. Ni siquiera importa si
es para Farmacéutica Murillo 0 para ti. En cualquier
caso, jno se te permite interferir en asuntos que
involucren a Jaime nunca mas! Después de
arrastrarla, Santiago la llevé hacia el lugar donde
habia aparcado su coche. Ella no pudo liberarse de su
agarre y continuo luchando, pero por accidente le
quité el sombrero antes de que su expresién
cambiara. —Santiago, tu... Le habian afeitado todo el
pelo y tenia la cabeza envuelta en vendas y gasas.
Tenia el mismo aspecto que un paciente sometido a
quimioterapia en el hospital. A pesar de las tenues
luces del garaje, Delfina pudo ver lo vulnerable que
era. De repente grabé la llamada telefénica que habia
recibido de Paco, diciéndole que Santiago estaba en
la mesa de operaciones. Antes de que tuviera tiempo
para seguir pensando, el sonido de alguienaplaudiendo llegé desde detras suyo. —{Qué es este
pequefio espectaculo? Sefiorita Murillo, zpodria
explicarme esto? Era Daniel con dos guardaespaldas
detras suyo. Su expresién se congeld por un
momento. —Joven Palacios, ,no estaba usted
borracho? —Si no me hubiera emborrachado, ,c6mo
iba a tener la oportunidad de presenciar esta extrafia
y retorcida obra? Sefiorita Murillo, cada vez siento
mas curiosidad por usted. Santiago tiro de la mano
de Delfina. —-Ven conmigo. —Ella no va.a ninguna
parte. —Daniel miré a Santiago con frialdad—. Apenas
puedes protegerte. Crees que puedes llevartela? —
Esto es Pontevedra, no el Crucero Dorado. —Santiago
se colocé de forma protectora frente a Delfina con
una expresién sombria—. No me importa quién seas,
pero puedo garantizarte que no saldrds vivo de aqui
si toca un solo pelo de mi cabeza o de la de Delfina. —
Qué arrogante. Eres el sobrino de Jaime, jverdad? He
oido hablar de ti. —Daniel resoplé de risa—. Sabes
cémo se arrastra tu tio ante mis pies? La expresién
de Santiago no cambid. —Yo no soy mi tio. —jJa! —
Daniel lo miro—. En mi opinidn, no hay diferencia. Lila
llegd justo en ese momento. En cuanto Delfina la vio,
sus ojos se entrecerraron y dio un paso adelante sin
pensarlo. —jDelfi! —Santiago la detuvo—. Entra en elcoche. Sin embargo, Daniel hizo un gesto con la
mano. —Lila, gqué esperas? La mujer se dirigié
directamente hacia Santiago y Delfina con una
expresion sombria. Santiago tiro de Delfina por
detras, levanté la mano y bloque6 la patada voladora
de Lila. En un abrir y cerrar de ojos, los dos
intercambiaron una serie de golpes en el garaje. Los
pufios chocaron con la carne mientras el viento frio
crujia. Aunque sus habilidades en las artes marciales
no eran malas, Lila era una persona que habia
sobrevivido a numerosas situaciones graves. Por no
hablar de que acababa de ser operativo. No tardaron
mucho en_pelear antes de que ella le diera una
patada y le pusiera una pistola en la frente en el
tiempo que tard6 en levantarse. —jCorre, Delfi! —Su
primera reaccidn fue pedirle a ella que escapara. Por
el contrario, Delfina no lo escucho y se quedo inmévil.
No era la primera vez que vio a Lila con una pistola
en la mano, ya que la ultima vez le habia apuntado a
la cabeza. Daniel dio una palmada y dijo asombrado:
—jEsto es raro! Se dice que el presidente del Grupo
Echegaray es frio, despiadado y desinteresado por las
mujeres, pero hoy aprendié algo nuevo. jEl amor es
mas fuerte que el oro! jNi siquiera le importa su
propia vida! Sefiorita Murillo, me siento muyconmovido por usted. La expresion de Delfina era
sombria. —Joven Palacios, no lo entiendo. ;Por qué
hace esto? Todavia no hemos completado nuestro
acuerdo, asi que gno es demasiado pronto para
quemar sus puentes? —{Quemar mis puentes?
Basado en tu relacion con el jefe de la Oficina de
Investigacién de Pontevedra, no creo que yo sea
capaz de cruzar el puente de todos modos. {Verdad?
—Después de decir eso, su expresion se volvié gélida.
—Sefiorita Murillo, se lo adverti cuando empezamos a
trabajar juntos. Odio a los traidores. También odio la
Oficina de Investigacién de Pontevedra. Usted ha
pisado las dos cosas que mas desprecio. —
éTraidores? —Ella estaba desconcertada—. ;Qué
quiere decir con eso? —Si no fuera porque el sefior
Echegaray aparecié de la nada, no habria obtenido la
hoja de ruta de nuestro ultimo envio de mercancias?
éPor qué dedo? Mientras Daniel miraba a su
alrededor, dijo a Santiago, luego a Delfina y finalmente
a Lila. —Tu, tu y td. Ninguno de vosotros saldréis
vivos de aqui. Los ojos de Santiago se entrecerraron
al escuchar esas palabras. Luché por ponerse en pie,
pero la pistola que le apuntaba a la cabeza lo habia
apretado contra el suelo. Delfina miré fijamente a
Daniel. —Resulta que no ha venido aqui para elbanquete de esta noche, joven Palacios. Parece que
era una trampa preparada para mi. Queria que cayera
en ella. —Es demasiado tarde para eso. —Pedirle que
me crea o me libere parece ahora imposible. Sin
embargo, quiero morir con la comprensién del por
qué. Hay algo que debo anunciarte. —,Qué pasa? Sus
ojos se oscurecieron mientras se desahogaba en
silencio. —Esa mujer a su lado, Lila Heras... No es una
persona sencilla. Esas palabras lo sorprendieron. —
Qué pasa? Sus ojos se oscurecieron mientras se
desahogaba en silencio. —Esa mujer a su lado, Lila
Heras... No es una persona sencilla. Esas palabras lo
sorprendieron. —{Qué pasa? Sus ojos se oscurecieron
mientras se desahogaba en silencio. —Esa mujer a su
lado, Lila Heras... No es una persona sencilla. Esas
palabras lo sorprendieron.Capitulo 336 Bien preparado
-4Vaya? —Un ligero interés aparecio en los ojos de
Daniel—. Tengo curiosidad por saber qué quieres
decir con eso. {Qué es lo que no es sencillo en Lila? —
Si mi suposici6n es correcta, el mapa de ruta en el
bafio es falso. No es asi? —Delfina miré a Lila, que
estaba de pie al lado y apuntaba a la cabeza de
Santiago—. Sin embargo, no sdlo recibié un mensaje
esta noche hablandome de la hoja de ruta en el bafio.
También recibié otro mensaje. Las pupilas de sus
ojos se contrajeron de golpe. Ella sacé un dispositivo
movil. —Este teléfono es algo que encontré en la
cabina telefonica de la calle Rivadavia. Si he
adivinado bien, este mensaje de texto fue enviado por
la sefiorita Heras, gverdad? Miré a su guardaespaldas,
que entendio el gesto y se adelanté para tomar el
teléfono por él. —Joven Palacios, esto... Daniel
también habia visto el contenido del mensaje de
texto. Era la ruta actual del envio de mercancias
descrita claramente con palabras, lo que lo convertia
en un mapa auténtico. Delfina dijo entonces: —Tengo
mucha curiosidad por saber por qué la sefiorita Heras
me entrego esta hoja de ruta. Su expresién cambié de
inmediato y Lila se apresuré a explicar: —SefiorDaniel... Antes de que ella pudiera terminar su frase,
él sacé su pistola y le apunté a la cabeza con la boca
del cafién sin mediar otra palabra de furia. -Después
de todo, jen verdad eres una espia! En ese momento,
el sonido de un teléfono vibrando son6 de la nada.
Uno de los subordinados de Daniel respondio. -;Hola?
Sefior Palacios. Nadie sabia lo que se decia al otro
lado del teléfono, pero la expresién del subordinado
cambio de inmediato. —Si, entiendo. Joven Palacios,
el sefior Palacios pide que responda al teléfono.
Daniel, furioso, miré a Lila y dio una orden a la gente
que le rodeé. —Sujétenla. Trdiganlos a todos a mi
habitacion. Santiago se apresur6 a intentar
levantarse, pero le detuvo la pistola con la que le
apunto el guardaespaldas que estaba cerca. Dentro
de la suite del hotel, Daniel hablo con Alberto
Palacios por teléfono durante mucho tiempo dentro
del dormitorio. Cuando salid, su expresion era furiosa
y parecio peor que cuando se enteré de que Lila era
una espia. Ella estaba de pie al lado. Cuando |o vio
salir del dormitorio, bajo la cabeza respetuosamente.
—Joven Palacios. Sin embargo, él se burlé y levantd
una mano para darle una fuerte bofetada en la cara.
Su cabeza se incliné hacia un lado por la fuerza del
impacto antes de que un hilillo de sangre brotara dela comisura de su boca. Sin embargo, no emitid
ningtn sonido y permanecio tan frio e indiferente
como siempre. —Joven Palacios, ;ha descargado un
poco de su ira? -No! —Daniel volvié a levantar el
brazo. Inesperadamente, ella levanté la cabeza y
espero a que la golpeara. Su mano qued6 suspendida
en el aire durante mucho tiempo antes de que su
pufio cerrado cayera finalmente a sus costados y
rechinara los dientes con furia—. Si que eres increible.
Ya no estas al lado de mi padre, pero todavia puedes
cooperar con él e incluso mantenerme en la
oscuridad. ¢No tienes miedo de que te dispares? —Si
fuera la sefiorita Palacios, habria perdido la vida hace
mucho tiempo. Sin embargo, usted es misericordioso
y de corazon blando. —Las palabras indiferentes de
Lila no fueron un cumplido, sino una significativa
directa que sefialé sus defectos de cardcter. En esta
linea de trabajo, lo Ultimo que querian era ser
misericordiosos. No hace falta decir que no era una
persona compasiva. Solo que nunca pudo ser cruel
con la gente que le rodeaba. Aunque descubriera que
alguien le habia traicionado, no se atreveria a matarlo.
Esa fue también la raz6n por la que Lila y Alberto se
atrevieron a tender esa trampa. Daniel la miré
ferozmente. —Puedes encargarte del resto. No estoyde humor. Me voy. —Después de decir eso, se dio la
vuelta y salié a toda velocidad por lo que sus dos
guardaespaldas se apresuraron a perseguirle. Sdlo
Lila y los demas permanecieron dentro de la suite. La
mirada fria y afilada de Lila se pos6 en el sofa donde
Delfina y Santiago llevaban tiempo inmovilizados. —
Suéltalos. —En seguida. En cuanto se soltaron las
cuerdas que rodeaban a Santiago, éste persiguid a la
persona que estaba junto a Delfina y la liber
personalmente de las cuerdas. —Delfina, gestas bien?
Ella apart6 sus manos. Levantandose mientras se
frotaba las mufiecas, creo cierta distancia entre ellas.
—Sefiorita Heras, {qué significa esto? —,Todavia no
lo entiende? Todo esto fue una trampa que el sefior
Palacios puso a prueba. Si no hubiera sacado la hoja
de ruta en ese teléfono, le habria matado aunque el
joven Palacios no lo hubiera hecho. A Delfina le dio
un vuelco el corazon. —No lo entiendo. ;Qué quiere
decir? Lila respondié: —No hace falta que entienda
demasiado. En resumen, los tratos comerciales
seguiran llegando a usted en el futuro. Si el incidente
de esta noche la ha asustado, me disculpo en nombre
del joven Palacios. ~Necesita que la lleve a casa,
sefiorita Murillo? —jNo es necesario! —Santiago hablé
de repente, mirando a Lila con ojos frios—. La llevaréyo mismo. Lila lo miré. —Sefior Echegaray, estoy
seguro de que no desea que la desgracia caiga sobre
su empresa. Por eso es mejor que mantenga la boca
cerrada sobre lo que ha visto y oido hoy en este lugar.
De lo contrario, nadie puede garantizar que la Familia
Echegaray siga teniendo un sucesor en el futuro. No
s6lo ocupaba un puesto importante en Pontevedra,
sino que ademas estaba emparentado con Jaime.
Por eso, Daniel no le haria nada sin raz6n, pasara lo
que pasara. Sin embargo, su advertencia no era una
broma. —En ese caso, no te despediré. Nos vamos.
Sefiorita Murillo, espero que podamos arreglar las
cosas la préxima vez que nos encontremos. Delfina
forz6 una sonrisa en la comisura de los labios.
Mientras observaba.a Lila ya los demas marcharse,
no pudo evitar sentir una sensacion de miedo en su
corazon. De vuelta en el estacionamiento subterraneo,
Santiago dijo: —Te llevaré de vuelta. Delfina acababa
de abrir la puerta del coche cuando fue detenida por
él. —No es necesario. —Ella rechaz6 su oferta sin
dudarlo—. Puedo conducir yo mismo. —jDelfi! —Sujeto
la puerta del coche y le impidio entrar en él—. Deja de
causar problemas. Esctichame. Te llevaré. Ella fruncid
el cefio. —No hay nada entre nosotros. Parecia querer
decir algo. De repente, se sintid mareado y se agarroa la puerta del coche para apoyarse mientras su
complexion palidecia. Delfina quiso extender la mano
para apoyarlo, pero de repente grabé algo, lo que hizo
que sus cejas se fruncieran. Retiré la mano y
pregunté: —{Acaso puedes llevarme de vuelta en
esas condiciones? A Santiago le sorprendieron esas
palabras. —~Crees que lo que he visto esta noche no
es lo suficientemente peligroso o estimulante? —Delfi.
—Sefior Echegaray, permitame recordarle algo. —
Respiré profundo y se oblig6 a parecer tranquila y
educada antes de escupir poco a poco las palabras—.
Por favor, no me llame asi. Me parece... repugnante.
Su expresién se congelé por un momento; sus dedos
que sostenian la puerta del coche se curvaron y sus
nudillos se volvieron blancos. —Disculpe. —Delfina lo
empuj6 a un lado y cerré la puerta de un golpe tras
ella. Santiago se recuperé del susto y Ilamé a la
ventanilla del coche. —Abre la puerta. Tengo algo que
decirte, Ella no se molesto en mirarle y se abrocho el
cinturén de seguridad antes de arrancar el coche. En
el momento siguiente, los faros se encendieron
mientras el motor rugia en el interior del garaje. Casi
perdio el equilibrio cuando el coche salié de alli y
desaparecié en la distancia. Dio unos pasos tras ella,
pero estaba demasiado mareado para continuar. Lassienes le palpitaban y el estomago se le revolvia con
nauseas. Trastabillando sobre sus pies, tuvo que
apoyarse en un pilar cercano solo para estabilizar en
pie. "No. Debo averiguar en qué tipo de negocio esta
metida Delfina y con quién esta tratando». Habia oido
mucho del tipo de negocio clandestino en el que
estaba metido Jaime. Sdlo que Arturo le habia pedido
que hiciera la vista gorda ante las actividades de
Jaime, asi que no se habia molestado en
preocupacion. «Sin embargo, no podia permitir que
ese hombre arrastrara a Delfina con él». Las sienes le
palpitaban y el estomago se le revolvia con nauseas.
Trastabillando sobre sus pies, tuvo que apoyarse en
un pilar cercano solo para estabilizar en pie. "No.
Debo averiguar en qué tipo de negocio esta metida
Delfina y con quién esta tratando». Habia ofdo mucho
del tipo de negocio clandestino en el que estaba
metido Jaime. Sdlo que Arturo le habia pedido que
hiciera la vista gorda ante las actividades de Jaime,
asi que no se habia molestado en preocupacion. «Sin
embargo, no podia permitir que ese hombre arrastrara
a Delfina con él». Las sienes le palpitaban y el
estomago se le revolvia con nauseas. Trastabillando
sobre sus pies, tuvo que apoyarse en un pilar cercanosolo para estabilizar en pie. "No. Debo averiguar en
qué tipo de negocio esta metida Delfina y con quién
esta tratando». Habia oido mucho del tipo de negocio
clandestino en el que estaba metido Jaime. Sdlo que
Arturo le habia pedido que hiciera la vista gorda ante
las actividades de Jaime, asi que no se habia
molestado en preocupaci6n. «Sin embargo, no podia
permitir que ese hombre arrastrara a Delfina con él».
Habia ofdo mucho del tipo de negocio clandestino en
el que estaba metido Jaime. Sdlo que Arturo le habia
pedido que hiciera la vista gorda ante las actividades
de Jaime, asi que no se habia molestado en
preocupaci6n. «Sin embargo, no podia permitir que
ese hombre arrastrara a Delfina con él». Habia oido
mucho del tipo de negocio clandestino en el que
estaba metido Jaime. Sdlo que Arturo le habia pedido
que hiciera la vista gorda ante las actividades de
Jaime, asi que no se habia molestado en
preocupacion. «Sin embargo, no podia permitir que
ese hombre arrastrara a Delfina con él».