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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
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Se entiende como un fracaso nacional.
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• Por otro lado, el papel del rey se vuelve novedoso. María Cristina, mujer de
Alfonso XII, ostentó la regencia manifestando una actitud coherente con el
funcionamiento del sistema hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Es un
sistema donde el papel de la corona es determinante porque es la encargada de
nombrar al nuevo jefe del ejecutivo y también quién convoca elecciones. Y esto
es importante cuando el liderazgo de partidos no está claro y, al ser el rey quien
nombra al nuevo presidente, ejerce un papel de arbitraje y de decisión
fundamental. En el caso de Alfonso XIII, este estará convencido de la necesidad
de que la corona tuviese un papel actuante en la política.
• Habrá debate sobre la evolución del sistema de la restauración, acerca de si se
pudo o no llevar a cabo una reforma democratizadora que, además, redujese la
corrupción. Entre otras razones hay sectores de las clases medias que presionan
para atender a sus reivindicaciones. En España ocurre lo que ocurre en toda
Europa, el paso de una sociedad dominada por las élites a sistemas donde
grandes masas reclaman sus derechos políticos y sociales. Ese era el reto de la
Restauración: democratización e integración de las demandas populares.
1.1.1. Otras cuestiones: Regeneracionismo
En general hay que entender varias cuestiones como el Regeneracionismo, que es una
corriente más antigua y con carácter pesimista sobre los males de España y sus problemas.
Obras del momento como “Los males de la patria”, de Lucas Mellada, menciona
cuestiones como el analfabetismo como causa del atraso y decadencia de España. Es
difícil definir el regeneracionismo y en muchos casos se les considera arbitristas por
considerar que tienen las soluciones a los problemas. También entienden a las naciones
como cuerpos que pueden experimentar enfermedades, definiendo a las naciones con
carácter biologicista.
El desastre de Cuba desarrolló una oleada patriótica donde incluso se creía la superioridad
militar sobre los Estados Unidos. La guerra no era un fenómeno nuevo, pero reforzaba el
nacionalismo español del regeneracionismo, donde la preocupación sobre los problemas
se torna fundamental.
Con la guerra de Cuba aparece la literatura del desastre, donde una nación como
España se ve aplastada por una nación emergente. No era una cuestión puramente
española, sino que la obsesión nacionalista sobre los problemas de la nación recorre la
Europa de la época. En Portugal, por ejemplo, el enfrentamiento con Gran Bretaña
provoca un sentimiento similar de trauma nacional. Otros como Italia o Francia se ven
derrotados en el norte de África y también desarrollará una “visión del desastre”.
1.1.2. La cuestión militar: Ejército y guerra de Marruecos
Sobre la cuestión militar, se debe subrayar el peso reciente en la vida política de la
Restauración con el apoyo de Alfonso XIII. El siglo XIX está lleno de pronunciamientos
militares, por lo que su protagonismo fue determinante en la política. El objetivo de
Cánovas y de la Restauración fue acabar con los diferentes pronunciamientos y devolver
la fuerza a la política civil. También se buscaba evitar la participación militar en política.
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Desde 1874 hasta 1923 habría entonces un período sin golpes de estado. Parecía que el
ejército había vuelto a los cuarteles.
El creciente peso del ejército se dio a pesar de todo pronóstico. Esta presencia creciente
originaria algunas presiones entre el civilismo (quienes defienden la primacía del poder
civil) y el militarismo (quienes defienden los privilegios del poder militar frente al poder
civil). Habría conflictos en el ejército con los nacionalismos periféricos y con las clases
populares, por su aplicación de la fuerza represiva. Estas disputas por la presencia del
ejército en la vida pública llevarían a 2 cuestiones: el desarrollo de una mentalidad
corporativa y la utilización del ejército como fuerza de orden público.
Por lo que respecta al desarrollo de una mentalidad corporativa, cabe señalar que el
ejército era centro bastante poroso en el siglo XIX, donde la gente de clases populares
podía promocionarse fácilmente. Por ejemplo, Espartero procedía de una familia muy
humilde y acabó convirtiéndose en un símbolo. Las personas vinculadas al ejército se
asociaban al pensamiento liberal, como se puede observar en la guerra carlista.
Liberalismo, constitución y ejército serían elementos en sintonía. Sin embargo, ahora esto
cambiaría, ya que el ejército se hizo menos poroso a la sociedad (menos personas
ocuparían puestos reservados para los tradicionales). Solía ser habitual el
autorreclutamiento, es decir, los padres militares reclutaban a sus hijos. De esta forma, el
ejército perdía su apoyo de las clases populares y se convertía en un elemento cerrado en
sí mismo y muy celoso de su espíritu de cuerpo (actuando en defensa del cuerpo:
corporativismo). Por ello, los militares se convertían en una fuerza de presión.
El patriotismo con el que defendían las libertades en el siglo XIX cada vez se orientaría
más hacia actuaciones represivas contra elementos disgregadores de la unidad nacional:
el movimiento obrero (por ser internacionalista es contrario a la nación), los
nacionalismos periféricos incipientes (regionalistas o nacionalistas) e incluso ideología
antisistema como el republicanismo. Los militares, patrióticos, se declararían como
contrarios a la política de su tiempo y creyeron que la misma se asociaba con la intriga,
corrupción, caciquismo... En suma, entre el cuerpo de oficiales se observa un giro
ideológico que va desde el predominio del liberalismo hacia ideas más conservadoras y
autoritarias. Por ello, cuando los liberales intervenían en política lo hacían para defender
intereses militares o en defensa de la nación.
Por lo que respecta a la utilización del ejército como fuerza de orden público, se debe
destacar que había una ley de 1897 que decía que las funciones del ejército era defender
al estado frente a los enemigos internos. La falta de otros mecanismos llevó a que el
ejército se empleara como fuerza de orden público en manifestaciones y conflictos
sociales. Además de las víctimas que generaba, se creaba una aversión de los grupos
reprimidos hacia el ejército. Si se le añaden los efectos de las guerras, el antimilitarismo
se haría mayor. Para hacerse una idea de la conflictividad de la época, entre 1874 y 1911
se recurrió 46 veces al estado de excepción que indicaba la suspensión de libertades
constitucionales en situaciones de emergencia para devolver el orden público.
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beligerantes y violentas. Algunos sucesos importantes del conflicto son el desastre del
Barranco del Lobo (1909), donde se murieron unos 6.000 militares españoles. La
colaboración con Francia sería decisiva para acabar con los rebeldes rifeños que habían
fundado la República del Rif. Esta sería la chispa de la Semana Trágica de Barcelona de
1909 se originaría por esta cuestión por la llamada al reclutamiento de militares.
La guerra, por tanto, tendría muchas repercusiones en la política española y generó
desafección entre la sociedad civil. La mala gestión y la corrupción de muchos militares
con los abastecimientos ayudaron a ese ambiente caldeado de malestar. En aniversarios y
conmemoraciones se ha exaltado la labor de las tropas españolas, pero no se ha descrito
la sangrienta labor del ejército español contra los pobladores del norte de África: la
vulneración de los derechos humanos. Sería una de las primeras guerras donde se
utilizarían gases tóxicos.
1.1.3. El conflicto entre clericalismo y anticlericalismo
El clericalismo subraya el predominio de la Iglesia en la vida social y política.
Generalmente, los sectores clericales defenderían la confesionalidad del estado, es decir,
que habría una religión oficial. Este hecho puede significar una declaración
grandilocuente de que todas las leyes y normas debían adoptarse en base al dogma
católico. La idea fundamental es que el estado y la sociedad se debe organizar
conforme a los principios de la Iglesia católica. En el caso español había otros
elementos como la Unidad católica de España, término que alude al hecho de que la
Iglesia debía tener una serie de privilegios. Se defendía el nacionalcatolicismo.
Marcelino Menéndez Pelayo sería seguramente el representante católico más importante
de la Restauración. El nacionalcatolicismo es un término empleado a posteriori, ya que
ellos se consideraban católicos: “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España
martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; esa es nuestra
grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España
volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas”.
Esta corriente podía tener gradaciones, podía ser desde uno extremo (defensa de la
supeditación extrema) hasta uno más moderado; a las posiciones más radicales se les
denominaban radicalistas. En el sector integrista hay un libro muy interesante, El
liberalismo es pecado (Félix Sardá), donde se busca oponerse al liberalismo por ser “un
conjunto de ideas falsas y un conjunto de hechos criminales”. Aunque los integristas no
eran predominantes, culturalmente estas visiones antiliberales tenían un gran peso.
Anticlericalismo es aquello que se opone al clericalismo. No tiene por qué ir en contra
de la religión, sino una oposición al poder excesivo de una institución religiosa sobre la
sociedad. Los anticlericales defenderán la separación entre la iglesia y el estado.
Defenderán también la secularización de la política y en algunos casos también de la
sociedad. ¿Qué entenderíamos por secularización? Ha sido muy discutido en general, y
en este contexto la cultura secular es aquella que está al margen de la religión pero
que no tiene por qué negar la religión. Muchas veces se hablaba de la secularización
como un elemento de inevitable progreso, aunque en la actualidad está muy discutido.
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Las libertades son las cuestionadas por el liberalismo. Los planteamientos anticlericales
van en contra de la religión, de pensar en la religión como muestra del pensamiento.
En torno al debate del progreso, es indudable que la iglesia sigue teniendo peso sobre las
sociedades2, y no necesariamente el progreso lleva a la secularización.
El anticlericalismo puede ser desde la visión liberal con división iglesia-estado y
reforma y modernización de la iglesia, así como su modernización; o un anticlericalismo
vinculado al agnosticismo, librepensamiento y ateísmo; por otro lado, un
anticlericalismo más extremo vería la necesidad de secularizar al completo la sociedad.
También hay que hacer una diferenciación entre el anticlericalismo tradicional y el
moderno.
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Por ejemplo, en las sociedades islámicas.
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“Sancho, con la iglesia hemos topado. “
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desde procesiones que intentan ser boicoteadas o fiestas durante la semana santa o los
entierros de carácter civil y no religioso.
¿Qué sectores de la iglesia son los más atacados por los
anticlericales? Los sectores más atacados son las altas
capas de la iglesia y las órdenes religiosas donde la
mayor obsesión es hacia los jesuitas.
En torno al radicalismo y la violencia, la explosión de
sangre y fuego barrió en algunos casos el clericalismo
en España. Se forjó en España la idea de la Iglesia
opresora y aliada de los que oprimían. Fue una idea
apreciable en sectores del republicanismo y el
anarquismo y explica como en momentos de
conflictividad estallaban ataques anticlericales.
La canalización de la violencia iba no solo contra
La república expulsando a los los símbolos sino también contra los individuos
sectores del clericalismo de la iglesia. Se acuñó el termino de furia iconoclasta,
visible en la quema de iglesias u otros. Se desarrolló una cierta clerofobia que solía
cristalizar en la violencia hacia los sectores clericales en su variedad de formas.
Por la otra parte hay una reacción creciente de los sectores católicos, y en muchos casos
se habla de movilización de “los católicos” refiriendo al sector de la Iglesia. Habría que
remarcar que la restauración coloca en posiciones de prestigio a la iglesia en materia
de educación o moral pública.
La iglesia que había perdido presencia social con las
desamortizaciones recupera el peso social durante el
período de la Restauración, en un reforzamiento de la
iglesia, aunque con matices, porque llega mejor a unos
sectores que otros, tiene presencia absoluta en ciertas zonas
rurales; en las ciudades tiene influencia en las esferas altas,
ya que los obreros se alejan en muchos casos de la Iglesia,
hablando incluso de “apostasía de las masas”. La Iglesia
habló incluso de retroceso y buscaría ampliar sus vías de
influencia, a través, por ejemplo, de la educación, donde
la educación de la religión católica era materia obligatoria.
La iglesia controlaba más de ¼ de las escuelas primarias y
casi ¾ de la enseñanza secundaria, erosionando el discurso
del estado sobre la educación pública.
La Iglesia tenía también mucha influencia en cuestiones de beneficencia, y trataría de
iniciar nuevas formas de acción, con movilización, acción social, prensa o sindicatos, en
una manera de actuación casi política. En muchos casos unirán la visión nacional con la
representación eclesiástica, en ejemplos como las representaciones del sagrado
corazón de Jesús.
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Maura estaba más a favor del conservadurismo elitista, pero se dio cuenta de que no
podía seguir en esa línea y entendió la necesidad de movilizar a la “masa neutra”,
neutra de ciudadanos desmovilizados, seguramente de las clases medias y mayormente
urbanos en que pretende calar el mensaje de superación caciquil en la búsqueda de la
construcción de la ciudadanía. Antonio Maura defendió la necesidad de mantener los
privilegios que el sistema daba a la moral católica.
Las elecciones se articulaban en torno al fraude electoral por mediación del rey, donde
Maura protagonizó unas elecciones de las más sucias del período. La explicación que dio
era la necesidad de una mayoría sólida para cometer reformas, entrando en
contradicciones.
Llevó a cabo una reforma municipal para otorgarle independencia a los municipios y
elaboró una ley electoral (1907) que buscaba asegurar censos electorales más limpios,
donde el censo sería formado por un órgano autónomo y no sería articulado por los
ayuntamientos. También introdujo el voto obligatorio del funcionariado. En un sistema
clientelar donde el funcionariado era dependiente al gobierno que le da trabajo, el
funcionariado se veía obligado a ejercer el voto. Introdujo limitaciones para presentar la
candidatura, donde los partidos minoritarios se veían perjudicados. El artículo del 29
venía a decir que, si hay que escoger a un único candidato por elección, no hacen
falta elecciones. Maura trató de reformar las administraciones locales, con municipios
más democráticos. Maura creó el instituto nacional de previsión, sacó medidas sobre el
derecho al descanso dominical (contentando tanto a la iglesia como al sector obrero), y
otras pequeñas medidas sociales.
No obstante Maura chocó de frente con la semana trágica de Barcelona, donde se
origina una gran campaña de protesta que tiene como foco al propio Maura. Se formó el
llamado bloque de izquierdas en contra de Maura y sus protestas. Fue común el grito
de “¡Maura No!”. En aquella época, Alfonso XIII lo que hizo fue pedir la dimisión de
Maura debido al deterioro político. La dimisión forzosa de Maura por el rey es vista
como una traición y origina un choque entre Maura y el rey. Cuando a la muerte de
Canalejas se busca un nuevo representante, se elige a Eduardo Dato.
El Maurismo es más bien un movimiento que un partido. Maura tenía el apoyo de
muchos aristócratas de la época cercanos al rey. Dentro del Maurismo se van a desarrollar
ideas cercanas al propio Maura con una simpatía con objetivos comunes, aunque con
diversas líneas. Dentro del maurismo hay sectores más liberales (conservadores) que
creen en la regeneración del sistema, y hay otros sectores cuya crítica va contra el propio
sistema liberal.
Aparecerá por tanto una nueva derecha más radical que apuesta por el radicalismo del
estado. Muchos mauristas destacados tendrán colaboración posteriormente con la
dictadura de Primo de Rivera, de entre los que destaca Calvo Sotelo, describiendo el
cambio de la derecha.
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El propio Maura rechazó la dictadura de Primo de Rivera, y uno de sus hijos fue
incluso republicano, demostrando pues la variedad de lo que representan los
Mauristas.
-Los intentos de reforma de Canalejas
El principal sistema de reforma es el de
Canalejas. Tenía un fin liberal. Canalejas
inicialmente era simpatizante
republicano. Pero el partido liberal se
forma porque sectores que participan en la
vida del sexenio, que habían sido
simpatizantes del sexenio, poco a poco se
integran en el sistema. Canalejas está
más en el ala de la izquierda del partido
liberal. A comienzos del siglo XX,
comienza una trayectoria llamativa,
autónoma dentro del partido, recurriendo a
la movilización ciudadana. Con un
discurso que incidía en las necesidades
de la secularización y de la separación
de la Iglesia-Estado.
José Canalejas
Pero es derrotado en las elecciones de 1913, por lo que su orientación será introducirse
dentro del sistema del encasillado, para asegurarse ser diputado, y una vez esté en el
poder de ministro o presidente, iniciar su proyecto de reforma.
Es un diputado que se empieza a hacer importante en el partido liberal. Y después de la
caída de Maura, Alfonso XIII le encarga la formación de un gobierno. Con el mandato de
formar gobierno, será líder del partido liberal y presidente entre 1910-1912.
Tiene una manera diferente de plantear las cosas de Maura. Canalejas entiende que es
difícil de reformar porque la sociedad está atrasada y muchas personas no se preocupan
por la vida política. Y sí que debe haber unas elecciones más disputadas, pero con un
sufragio más auténtico como en las ciudades. Buscaba llevar una reforma desde arriba,
desde el Estado, pero que contribuyera a cambiar la sociedad, en la línea de incrementar
la educación, hacer reformas sociales y transformar la sociedad. Son cambios relevantes
y de la población; como la educación. y la reforma social que en realidad estaba en el
centro de todos los sectores políticos de la época. La idea era que existía un problema
social causado por las injusticias del sistema, de las clases populares.
Aparte de afrontar la reforma social, si había reformas sociales a favor de la clase
trabajadora y la mayor educación permitía la modernización del país y de la implicación
de las clases políticas en la política.
En relación con la política social, Canalejas representaba el nuevo liberalismo.
El nuevo liberalismo de la época no tiene que ver nada con el neoliberalismo. El
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liberalismo del XIX era la no intervención. Pero cuando hay crisis defienden que sí que
es necesario que el estado intervenga para paliar las diferencias sociales, etc. Y esto es lo
que llevará a Keynes, los padres del Estado de Bienestar vienen del liberalismo.
El tipo de políticas en el campo social, son políticas importantes pero modestas. Piensa
en la necesidad de recurrir al arbitraje para solucionar los problemas sociales. Había
una institución que era el Instituto de Reformas Sociales. Este Instituto es un organismo
con una serie de expertos para estudiar los problemas sociales del país, para estudiar el
mundo del trabajo. Y para asesorar a los gobiernos sobre qué medidas se podían tomar.
E incluso para mediar, para que fuese una institución de arbitraje entre obreros y patronos.
Salvando la distancia es el antecedente de la negociación colectiva.
El instituto de reformas sociales se dedicaba a investigar cuantos niños trabajaban en
empresas, sus salarios, etc. Esto no quiere decir que acabase la represión ni con Canalejas
ni Maura; pero se intentaba recurrir a otras vías para solucionar los conflictos. El estado
ofrece las viviendas baratas de los obreros. Inicia medidas para crear leyes a favor de
las cooperativas, leyes de higiene y seguridad en el trabajo -sobre todo para los obreros
industriales-. Una legislación de derechos laborales. La supresión de los consumos –
impuestos sobre el consumo-; era un impuesto muy impopular porque encarecían los
precios de los productos.
Otras políticas puestas en marcha por Canalejas es el servicio militar obligatorio; antes
se podía pagar una cantidad de dinero para evitar el servicio militar. Pero con este sistema
militar obligatorio obligaba es que todos tenían que cumplirlo. Y este servicio militar
obligatorio también era un elemento nacionalizador. Buscaba dar una igualdad ante
esta contribución que se considera como la época obligatoria de sostener el país.
Sobre todo, en la penetración en Marruecos, para empeñarse en el fortalecimiento de la
posición en Marruecos; y para eso había que fortalecer el ejército.
Y también estaba la creación de la Mancomunidad de Cataluña. Aunque se crea con
Canalejas, se pone en marcha después. Para tratar de organizar las diferentes diputaciones.
No es un estatuto de autonomía, sino que permite crear un organismo que sume esfuerzos
de las diputaciones provinciales de Cataluña y gestionase asuntos de cultura,
beneficencia, obras públicas, etc. esto generó debate en la época, costó a Canalejas parte
de la oposición de su partido; porque había algunos que iban en contra de los pueblos y
las naciones dentro del país. Que a pesar de lo moderado que era Mancomunidad de
Cataluña, hacía rechazo, pero satisfacía algunos intereses catalanistas.
Y otro elemento es la revisión de las relaciones entre Iglesia-Estado, con una política
de secularización moderada. Era partidario que respetase una posición privilegiada a la
iglesia, pero que permitiese la reafirmación del poder civil, donde el estado estuviese por
encima de la Iglesia, y respetase a los que tuviesen otras creencias – la libertad religiosa
para los no católicos -.
También quería hacer una ley de asociaciones, para que las asociaciones de corte religioso
estuviesen asociadas al estado por esta ley de asociaciones. Aunque todas las asociaciones
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tenían que seguir unas normas, las asociaciones religiosas siempre se mantuvieron en
contra de las medidas.
Y también la ley del candado que no permitiese entrar a nuevas comunidades religiosas
dentro del país. Mientras el ministerio de Justica y Gracia no permita la regulación de
asociaciones jurídicas, no se podrán introducir. No permite la institución de asaciones
eclesiásticas que sean extranjeros. Era una medida transicional que no parece formular
nada extremo, pero que llevó a una opinión clerical muy fuerte con manifestaciones
fuertes, recogida de firmas, editoriales de prensa de que Canalejas perseguía la religión
católica en España. De perseguir a la religión verdadera y dar favor al ateísmo.
Pero finalmente, Canalejas es asesinado a finales de 1912 por un anarquista. Fue un
asesinato más de políticos en la época. Esto genera un vacío de poder en el partido
liberal. Se ha especulado qué podría haber pasado si no se hubiera asesinado, ha sido
bien valorado por la historiografía y podría haber democratizado el sistema. Esto no deja
de ser teorías en el aire y los límites son muy grandes. El asesinato de Canalejas era
contradictorio porque muchas de las huelgas y conflictos sociales se hace mal.
Lo que es cierto es que el impulso del liberalismo va a quedar limitado. El partido
liberal queda dividido. Pero el líder que va a emerger es el Conde de Romanones.
Es un político más clásico del turno, sin grandes ambiciones reformistas. Y que tiene un
sistema de manera tradicional, vinculado al clientelismo. Cuando Romanones fue puesto,
él era influyente de Guadalajara y cuando era puesto en el gobierno salían autobuses de
Guadalajara para dar favores para que les dieran cargos porque se daban a dedo los cargos.
1.1.5. Los sectores de oposición al sistema restauracionista
Los sectores de la izquierda son fundamentales para entender la deriva del futuro.
Deberíamos hablar de culturas políticas, con sus imaginarios, formas de sociabilidad
y espacios de representación, en un término más amplio que el de ideología.
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sino en un sistema que refleje realmente las aspiraciones populares, con una
ciudadanía formada que participe políticamente. Además, la República aparece con
carácter mítico, que se ve en el horizonte como un ideal en que todos los problemas serán
resueltos, y este discurso calará profundamente en ciertos sectores de la sociedad
española.
En este momento, el discurso de los republicanos conecta con el regeneracionismo debido
a las ideas de atraso del país, y por ello, muchos regeneracionistas tendrán orientaciones
republicanas.
Para los republicanos es fundamental eliminar los privilegios de la iglesia, lo que les
convierte en una fuerza anticlerical, aunque bajo la lógica de la gradación, ya que no
todos los sectores del republicanismo tendrán la misma radicalidad. Por ejemplo, el
discurso de Alejandro Lerroux sería una muestra de anticlericalismo radical muy
marcado. Muchos sectores radicales abanderarán el ateísmo y el laicismo como elementos
anticlericales. La cuestión del anticlericalismo se vincula a la fe en el progreso,
compartido con el pensamiento liberal-progresista del siglo XIX, y que debemos
enmarcar con un carácter eurocentrista en que la humanidad progresa hacia la modernidad
y donde el progreso es imparable, amparado bajo la razón, la ciencia y el empirismo para
tratar de acabar con los problemas sociales.
Recoge por tanto el cable liberal, dando mucho peso a la educación como método de
liberación del individuo, porque da a la persona capacidad de pensamiento crítico. Los
republicanos suelen tener pensamientos educativos laicos para que los individuos tengan
un pensamiento independiente. De hecho, los republicanos aunarán esfuerzo en crear
espacios como bibliotecas o puntos donde afianzar el conocimiento.
Con respecto a la idea de España hay diferencias entre los sectores republicanos. Los
republicanos tienden a una visión más plural de España, con carácter patriótico, pero bajo
el reconocimiento de la pluralidad española. El sistema de la Restauración era centralista
y los republicanos defenderán la descentralización hacia los municipios, buscando dotarle
de autonomía y cuya influencia nació del liberalismo progresista. En la relación de los
republicanos con la idea de España, algunos sectores como el de Lerroux, ostentan un
gran carácter nacionalista y de oposición a la Lliga Catalana o el PNV por su
orientación conservadora. Dentro de esta orientación nacionalista, muchos estarán a favor
de la descentralización regional como el de Pi y Maragall, a favor de la federalización y
de una organización de abajo hacia arriba donde la federalización sustenta a la república,
mientas que otros sectores se mostrarán reticentes. Por otro lado, otros sectores del
republicanismo se mostrarán a favor de las corrientes vascas y catalanas,
permitiéndonos entender la pluralidad en torno a la idea de España.
Sobre la fuerza del republicanismo, en la España de la época es minoritario ya que
su fuerza reside en el sector urbano, pero la España de finales del XIX es mayormente
rural. La mayor parte de esa población estaba mayormente despolitizada o se posicionaba
bajo sectores conservadores donde el republicanismo apenas podía entrar. Lo que es cierto
es que en Barcelona, Valencia, Madrid, Sevilla, Málaga o Gijón manifestarán sectores
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republicanos de gran calado, y coinciden con las zonas que mayormente habían sido las
liberales a lo largo del XIX. Además, en algunas zonas rurales se crean sindicatos
republicanos de carácter agrario.
¿Quiénes eran las bases y quienes los dirigentes? Un gran sector de apoyo al
republicanismo fue la pequeña y mediana burguesía, aunque también hubo grandes
empresarios que dieron apoyo a las corrientes republicanas. Además, el artesanado, los
comerciantes o los pequeños industriales se complementaban con apoyos que también
nacían del ámbito intelectual, como periodistas, profesores universitarios o escritores,
además de pequeños jornaleros que constituían el carácter interclasista del
republicanismo, con apoyos muy variados en todos los sectores.
No obstante, el republicanismo tampoco se libraba del clientelismo y de elementos
similares a la restauración. Muchos individuos pedían favores personales como favores
políticos.
En relación con el obrerismo, el republicanismo no era un movimiento obrero, sino
interclasista, pero en las décadas de finales del XIX y principios del XX, recibe apoyo,
no de los obreros de fábrica, sino de artesanos u oficios típicos como artesanos, sastres,
etc. Eran sectores con una idea de pueblo, como trabajadores representantes vinculados a
las clases populares más que como clase obrera. Ello hacía mucho mas viable la obtención
del apoyo, y durante un tiempo si hay un solapamiento entre republicanismo y
obrerismo debido a que compartían espacios de sociabilidad, ya que muchos eran
sindicalistas votantes del republicanismo. En cuanto al espacio de sociabilidad, muchas
veces se entremezclaba sin tener, necesariamente, pensamientos similares. Conforme
avance el siglo XX, los partidos republicanos perderán el apoyo obrero debido a la
eclosión de los partidos obreros reales.
Otro ámbito de sociabilidad era la masonería, ya que muchos líderes republicados se
vinculaban a ella, y esto hacía que desde la derecha vieran al republicanismo con un aura
conspiranoica. La masonería tenía una visión de la sociedad y la cultura con traducciones
políticas, y aunque no dirigiera una gran conspiración, no quiere decir que no hicieran
política en sus reuniones, de las que muchos republicanos se aprovecharon para crear
espacios políticos.
La enseñanza fue una herramienta cultural que llegó a pocos grupos pero que tuvo
una enorme influencia entre la élite republicana, y permitió formar a los que serían
dirigentes republicanos más adelantes.
Hemos de entender también la variedad de los republicanos en dos corrientes
principales en período de la restauración. La de final del siglo XIX y hasta 1920, que
busca mantener la orientación de la primera república, con figuras como Castelar,
Salmerón o Pi y Maragall, sin innovación de líderes o ideología. Esto cambia con la
aparición de nuevas ideas a principios del siglo XX, con partidos de nuevo
republicanismo, con el Partido Reformista y el Partido Radical y otros de menor calado,
que son ejemplo de unidad de corrientes, como la Unión Republicana (1903) o la Unión
Federal. Convivían, por tanto, grupos con planteamientos diferenciados.
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El Partido Radical (1908) fue fundado por Alejandro Lerroux como un partido
contrario a la coalición catalana del momento, siendo por tanto antisolidario catalán,
y presentado por Valencia. El sector era el heredero de la base popular del progresismo,
con arraigo en clases populares, con un marcado acento anticlerical, que busca movilizar
a sus bases (manifestaciones y mítines) y con sus propios órganos de prensa
antimonárquicos. Además, estaban muy influenciados por los republicanos franceses de
la tercera república, con cierto significado de la Revolución Francesa en los republicanos
españoles. Harán hincapié en la educación y en la cultura. Además, también se hablará de
los poderes locales, pese a que era un partido urbano mayormente con un gran peso en
feudos como Barcelona o Valencia. Se fijaron en mejoras sanitarias, y llevaron a cabo
medidas contra el paro obrero, dejando ver su carácter social.
Con los años, las posiciones del Partido Radical se fueron moderando, y se vio erosionado
por el clientelismo y la figura del líder carismático, tanto a nivel nacional, Lerroux, como
local, con Blasco Ibáñez en Valencia. Fue un partido que arrastró escándalos de
corrupción y favoritismo en sus filas.
Por otro lado, el Partido Reformista (1912) nació como partido republicano cuyos
seguidores planteaban la posibilidad de democratizar la monarquía, manifestando
una orientación posibilista de reforma del sistema, acercándose al Partido Liberal dentro
del sistema. Se centraron en lo parlamentario, con una mirada hacia Gran Bretaña para la
democratización de la monarquía, y también defendían la armonía social y no de choque
de clases. Fue un partido de intelectuales con apoyos en la burguesía y con apenas bases
de masas. El partido fue cuna de figuras como Manuel Azaña, que posteriormente
abandonó el partido.
-El movimiento obrero
España era un país puramente rural, y tan solo dos ciudades, Madrid y Barcelona cuentan
con poblaciones de más de medio millón de habitantes. Si hablamos de la clase obrera
industrial, se ubica en torno a un 10-15%, donde el artesanado pierde algo de peso, y
va creciendo el de los obreros de fábrica. Hemos de destacar que la visión de un obrero
de gran fábrica es una visión propia del siglo XX, y en este momento, se relaciona más
con el artesanado o las pequeñas industrias. Otro punto a tener en cuenta es la presencia
industrial de niños y mujeres, ya que, en las altas esferas, las mujeres no trabajaban.
Los obreros vivían en barrios obreros con escasa higiene, poco espacio y
sobrepoblación del espacio, con una situación de vida muy preciaría. En las clases
populares de la época hay falta de estabilidad económica y era dependiente de la
coyuntura económica, así como de la suerte familiar para encontrar trabajos.
En cuanto a las jornadas, lo destacado son unas 14-16 horas, pero poco a poco se implanta
el descanso dominical y la reducción de jornada, y a partir de 1919 se implanta la jornada
laboral de 8h, a raíz de la huelga de la Canadiense.
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El propio concepto del movimiento obrero no aparece de manera natural, sino que viene
definido en diferentes momentos. La aparición del movimiento obrero con conciencia
de clase propiamente se vincula al Sexenio Democrático (1868-1874). El anarquismo
será la fuerza más hacia la izquierda a partir del sexenio.
Lo que persiste es la idea de pueblo, en una idea muy similar a la de los republicanos.
Poco a poco, desde los sectores más organizados se van difundiendo las ideas de clase,
pero tardan en imponerse. La identidad de pueblo, mucho más interclasista, es la que
más predominio tiene en origen.
Aparecerán pues dos tendencias políticas muy marcadas, la marxista y la anarquista o
libertaria por otro lado. Son ideas que no nacen de la nada, y pese a su rivalidad con el
republicanismo, estos influyen enormemente en el desarrollo de las tendencias políticas
y marxistas.
En este momento, las sociedades obreras nacen como sociedades de oficio o locales en
ciudades concretas del territorio peninsular. Estas sociedades van vinculándose con
sociedades sindicales en sus respectivas ciudades. Cuando surgen sindicatos más
grandes, van absorbiendo a las pequeñas sociedades. Estas sociedades obreristas no
cuentan con una ortodoxia muy marcada, sino que tratan de defender las condiciones
laborales, forman núcleos de sociabilidad a través de sedes. Son también sociedades de
socorros mutuos4 en un momento en que no hay ningún elemento de ayuda para los
obreros en caso de que, por ejemplo, caigan enfermos. Estas sociedades formaban cajas
de resistencia para hacer frente a las huelgas.
-Obrerismo libertario
Muchos sectores anarquistas tuvieron que organizarse de manera ilegal, desarrollando
la acción directa violenta. La incapacidad de actuar legalmente los lleva al
insurrecionalismo. Es el momento de desarrollo de la FTRE en Andalucía, Cataluña o
Valencia.
En este momento de la Restauración hubo dos sectores principales. Por un lado, el
sindicalista o colectivista defendía la asociación de los trabajadores para organizarse en
asociaciones estables, con conciencia de clase donde era muy importante la lucha sindical
para sentar las bases de la futura revolución social.
4
No son cooperativas en sentido estricto sino más bien mutuas.
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-Socialismo en la Restauración
Hemos de destacar una diferencia entre el obrerismo socialista y el anarquista. El
socialista siempre estuvo mucho más cohesionado que el libertario. Nació en el núcleo
de los tipógrafos de Madrid.
Teóricamente, la UGT (1888) no dependía en origen del PSOE (1879), pero teniendo en
cuenta sus directivas, el PSOE controlaba el sindicato. Era un movimiento de masas muy
potente, donde el partido siempre pasaba por unas tasas de afiliación menores.
Lo que define al socialismo español de la época es el marxismo, muy esquemático,
influido por Lafargue, que llegó a España huyendo de la represión tras la comuna de
París, y en Madrid, llegaría la conexión con Pablo Iglesias.
El socialismo español no contaba con grandes ideólogos, y lo que llega es una versión
externa, sobre todo de autores franceses. El marxismo en este esquema era economicista
y determinista, y no es solo en el caso español, sino que era la tendencia mayoritaria
en Europa. Lo que caracteriza al marxismo español era la falta de debate teórico a nivel
interno. El carácter determinista hace creer que la historia tiene una progresión
concreta y la explicación de la historia se sustentaría en la estructura económica.
En todo caso, eran marxistas ortodoxos que creían que debían superar el capitalismo con
el fin de la propiedad privada y el estado.
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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
Dentro de la idea de que la historia debe seguir unas fases, creían que debían crear
consciencia en los trabajadores para que, cuando llegase el momento, se produjese
la revolución. La idea de que no se había producido una revolución burguesa hacía
necesario un desarrollo económico antes de llevar a cabo la revolución socialista. Eran
conscientes de que el cambio no iba a llegar a corto plazo, lo cual no eliminaba la
posibilidad de llevar a cabo ciertas luchas.
Los socialistas insistían mucho en la conciencia de clase y en la difusión de las ideas
de explotación y organización para combatir. Ello desembocaba en una desconfianza
hacia los partidos burgueses.
Los sindicatos y su organización buscarán mejoras para el proletariado, siempre con
luchas prudentes y desde una postura muy moderada. Mejoras en educación o en
jornadas laborales o con actividades culturales y sociabilidad en las casas del pueblo, etc.
En este momento, aparecen los llamados “sectores progresistas de la burguesía”, como
los sectores republicanos. Como hay recelo hacia partidos burgueses, el apoyo tarda,
pero se entiende que, si los partidos buscan democratizar España o mejorar la calidad de
los obreros, debe haber coalición. Es en este momento cunado se crea la Conjunción
Republicano-Socialista en 1909. La lucha por la democratización del país se vuelve
casi prioritaria, entendiéndola como una pieza fundamental.
El socialismo cala en la sociedad española, aunque numéricamente tienen menor
presencia que las tendencias libertarias. No se produce un crecimiento desorbitado en
poco tiempo como en la CNT, pero si es notable, alcanzando cifras de 200.000 afiliados
de la UGT en Andalucía en 1920, creciendo, no enormemente, pero tampoco de manera
débil.
Las huelgas como herramienta conllevaban muchos riesgos, y la CNT era mas defensora
de esta, mientras que la UGT planteaba medidas más laxas y seguras.
1.1.6. Descomposición del sistema de la restauración (1917-1920)
A nivel europeo, el contexto es muy complicado políticamente. El período de entreguerras
viene caracterizado por una crisis de hegemonías, porque hasta este momento la élite
burguesa había ostentado el poder, y en este momento, la élite dominante ya no es capaz
de dominar la sociedad, porque hay otros sectores que plantean un reto de alternativas.
Para un sistema creado para la escasa movilización, es difícil responder a la elevada
movilización.
Se plantea la revolución social, una democracia parlamentaria, el parlamentarismo
reaccionario o el fascismo. El siglo XX en este período se caracteriza por la crisis de las
democracias liberales tal y como se las entendía. España se caracterizó por no participar
en la primera guerra mundial, y esto tuvo muchos efectos en otros países, que tuvieron
que llevar a cabo retos difíciles.
No obstante, la guerra si tuvo efectos en España. Para empezar, un efecto a destacar es la
división de la opinión pública española, donde una parte era partidaria de los aliados
(RU, Francia y Rusia) y otra parte era germanófila (Alemania). Para España, ser neutral
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fue fundamental para mantener su posición, que era de crisis. Entrar en el conflicto
armado hubiese supuesto un desastre. En términos de sectores políticos, los republicanos
apoyarían enormemente a los aliados, mientras que los sectores conservadores,
monárquicos y tradicionalistas se posicionarían del lado germanófilo.
La situación económica y social tuvo mucho que ver. La guerra internacional causaba
trastornos en el comercio internacional. En líneas generales, en España bajaron las
importaciones y subieron las exportaciones. Esto se debía a que los países en guerra
debían aunar esfuerzos bélicos y no tenían tanta capacidad productiva. Ello lleva a la falta
de productos, poco acceso, encarecimiento del producto y por tanto, menor poder
adquisitivo de la población, produciendo una situación de carestía y empobrecimiento.
Hay por tanto, una mayor demanda, lo que hace crecer a ciertos sectores de la
producción española. La carestía y el incremento de precios hace que los sindicatos
exijan un crecimiento de salarios, lo que hace aumentar la afiliación sindical, con un
fuerte anclaje de negocio como es la cuestión salarial.
Con el fin de la guerra, muchos sectores que han crecido enormemente pierden la
demanda externa y cierran fábricas, despiden obreros y se crea una situación de
posguerra muy complicada. En estos años de posguerra mundial se da una fuerte
conflictividad creciente.
Los factores de la crisis son tanto políticos como socioeconómicos como de
intervencionismo militar. Son factores que se entremezclan en estos años:
-Factores políticos
• Inestabilidad de los partidos del turno. Asomaba una división en los partidos
del turno dentro de los propios partidos, que hace muy difícil organizar el
encasillado, dando como resultado a parlamentos cada vez más fragmentados.
En este momento, los números ya no dan para formar un gobierno con un solo
partido. Lo que se crean en mayor medida son gobiernos de coalición.
Siempre sería necesario unir a varios partidos para formar el gobierno.
• Incapacidad para integrar a otros sectores como la burguesía, el obrerismo o
el republicanismo. Las reformas sociales que se llevaron a cabo son muy
limitadas, y pese a que hay muchos intentos de reforma, ninguno cristaliza de
manera definitiva.
-La crisis de 1917
Hay un triple desafío: el de la Junta de Defensa, la Asamblea de Parlamentarios y la
Huelga General. Todos ellos forman parte de un clima donde se percibe la fragilidad del
régimen a la altura del verano de 1917 y donde es posible el gran cambio político en
sentido progresivo o democratizador. En otros sectores, no obstante, es visto con temor.
Hemos de recordar que es el año de la Revolución Rusa, y lo que estalla no es lo mismo,
pero durante la crisis en España ya se ha producido la Revolución de Febrero donde
parecía apuntarse en Rusia hacia un gobierno parlamentario, con el hundimiento del
sistema zarista, con una gran movilización obrera.
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desaparecía con algunas pocas medidas desde arriba (desigualdad social, cultura del
favor…) y segundo porque ahora el clientelismo se desplazó hacia las nuevas autoridades:
se produjo la infiltración de muchos caciques locales en la UP, al tiempo que existieron
escándalos judiciales y persistió una clara arbitrariedad de la administración, con el
reparto de los favores a los amigos y la persecución de los enemigos políticos (acusados
de “caciques”).
El alargamiento del periodo inicial de paréntesis fue dando paso a una creciente
tendencia a institucionalizar y consolidar la dictadura, favorecida por algunos de sus
éxitos, remarcados por la propaganda, y por el contexto de crecimiento económico de los
“felices veinte”, una vez superada la crisis de posguerra. En ese camino dos pasos
importantes fueron la creación de un partido de apoyo a la dictadura (la Unión Patriótica,
en 1924) y el paso al Directorio Civil (a finales de 1925), con el desarrollo de toda una
serie de políticas propias en los ámbitos social, económico, educativo, etc. Más adelante,
los siguientes pasos vendrían con el intento de crear una nueva constitución a partir de
una asamblea consultiva creada en 1927.
Unión Patriótica. La idea es crear una
base de apoyo al régimen, organizando
una estructura que ofrezca nombres
para las instituciones. Logrará apoyos
de los sectores más tradicionalistas,
antiguos caciques o la derecha
conservadora.
-Origen 1924: movilización de los
propagandistas católicos y El Debate, apoyo del régimen (partido oficial).
- Objetivos: organizar los apoyos civiles a la dictadura, asegurando la generación de un
personal adicto para ocupar las instituciones y buscando la creación de una base de apoyo
popular. - Adhesiones: catolicismo político y social, maurismo, algunos tradicionalistas,
funcionarios, caciques…
- Visiones del partido: ¿Partido vacío? (dependiente del gobierno, inactivo, con escasa
autenticidad de la militancia) ¿O movilización de las clases medias conservadoras?
-Ideología: desarrollo de un nacionalismo autoritario, católico, conservador,
corporativista, antiliberal, con fuerte raigambre tradicionalista. Se ha considerado que la
labor de los ideólogos de la dictadura fue importante en el sentido de que supuso una
nueva síntesis derechista que mostraba la radicalización antiliberal de las derechas.
La cuestión de la nacionalización de las masas en el periodo primorriverista (A.
Quiroga). La dictadura hizo un esfuerzo de difusión de sus ideas NC, tanto en la
propaganda como en la educación o el servicio militar. Esto coincidió con el desarrollo
de una sociedad más urbanizada y del ocio de masas (prensa, cine, fútbol, copla,
zarzuela…).
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Política social: Eduardo Aunós basándose en las ideas del pensamiento social-católico,
así como en una cierta influencia del fascismo italiano, defendía el corporativismo como
modelo de regulación de las relaciones laborales, así como la necesidad de reformas
sociales para evitar una revolución. Esto se tradujo en leyes y medidas sociales y
laborales (viviendas obreras, retiro obrero…) y en la organización de los comités
paritarios (eran comités integrados por representantes de patronal, trabajadores y
gobierno, con atribuciones sobre condiciones de trabajo, resolución de conflictos,
asistencia social…), en algo en lo que consiguió la colaboración de la UGT, y a partir de
lo cual se fue articulando la Organización Corporativa Nacional (1926). Sin embargo,
esta política social tuvo críticas patronales y del sindicalismo católico, que consideraban
que el gobierno cedía demasiado frente a las demandas de UGT.
Economía: siguiendo las orientaciones nacionalistas del régimen la política
económica (en la que destacó Calvo Sotelo) se basó en un creciente intervencionismo
orientado a desarrollar la economía nacional: proteccionismo de la industria (aranceles
altos), creación de un Consejo de Economía Nacional, implantación de monopolios
(Telefónica, CAMPSA), construcción de obras públicas (carreteras, embalses:
confederaciones hidrográficas), todo ello con un incremento del gasto público que trató
de financiarse con una mayor presión fiscal y a través de la emisión de deuda pública.
Debe decirse que se intentó una reforma fiscal (impuesto sobre la renta) que no salió
adelante por las protestas de la patronal y las clases altas. El resultado fue un incremento
de la deuda pública, además de suscitar las protestas de diferentes sectores patronales por
los efectos del intervencionismo social y económico.
Se ha hablado de la dictadura como un sistema de modernización autoritaria, ya que
las obras públicas permitían, en un contexto de crisis mundial, eliminar el paro y mejorar
las infraestructuras del estado. Para financiar esto, era necesaria la venta de deuda
pública y la subida de impuestos y fue Calvo Sotelo quién intentó ambas pero sin éxito
debido a reticencias de los sectores de a burguesía. Con el fracaso de ambas, se hace
necesario el endeudamiento, y hemos de darle la perspectiva “positiva” a la
dictadura por intentar mejorar las condiciones del estado.
La Asamblea Nacional Consultiva (convocada en 1927, se reunió a inicios de 1928):
formada esencialmente por cargos afines al régimen, supuso un fallido intento de
institucionalización de la dictadura. En julio de 1929 se elaboró un anteproyecto de
Constitución, de corte autoritario, que no llegó a prosperar. Hubo divisiones dentro de los
órganos de la dictadura para establecer una línea clara en la institucionalización.
La propia Asamblea generó oposición en ciertos sectores de la opinión pública.
El fracaso de la Asamblea supuso un problema para asentar el régimen, motivado
por la oposición a una dictadura duradera. Con el intento de crear una constitución
antiliberal la oposición crece y de hecho, muchos políticos del turno empiezan a pasar
a la oposición, y es un hecho que erosionará la figura de la monarquía encarnada por
Alfonso XIII. Algunos miembros del turno pasaron incluso a los sectores republicanos, y
es cierto que, desde el inicio de la Restauración, muchos políticos arrastraban un
sentimiento antiborbónico.
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Problemas de la Dictadura
-Fracaso de su proyecto de institucionalización, un proyecto que además generó
importantes rechazos y alarma entre toda la opinión liberal.
-Creciente fuerza de la oposición, cada vez más activa desde mitad de la década,
donde se incluían sectores muy diferentes.
rechazo cada vez mayor, al tiempo que el rey y el dictador estaban cada vez más
alejados.
Valoración o significación:
Visiones sobre la dictadura: un régimen fruto de la crisis del sistema político de la
Restauración, que significó un “paréntesis” sin grandes cambios (Tusell); una respuesta
a la “crisis hegemónica” del sistema social y político (Tuñón de Lara). Realmente la
dictadura propicia cambios muy relevantes como el desarrollo de la urbanización, donde
se motiva el desarrollo de ciudades y del sector servicios.
Hoy en día se subraya sobre todo la condición de la dictadura como un proyecto de
modernización autoritaria, que pretende hacer frente a los problemas de la sociedad de
masas a través de un marco autoritario que busca asegurar un orden social conservador,
promover el desarrollo social y económico, así como difundir una nacionalización de la
población sobre bases culturales nacionalistas y católicas. Se trataría, por tanto, de un
experimento novedoso y moderno, finalmente fracasado, con evidentes paralelismos con
otros regímenes de la época (Portugal, Polonia, más adelante Austria).
Consecuencias de la dictadura:
Las consecuencias de la dictadura de PR son decisivas para entender la dinámica de los
años treinta, comenzando por la crisis de la monarquía y la llegada de la IIR.
• Se produjo una descomposición de los viejos partidos del turno, tanto por los
numerosos abandonos como por el declive del sistema clientelar de estos partidos.
Al tiempo, la dictadura abortó la evolución de los partidos más renovados en el
entorno monárquico o susceptible de aceptar la monarquía (PSP, reformistas,
Lliga…). En suma, la dictadura destruyó el viejo orden canovista y era ingenuo
pensar que se pudiera volver a 1923.
• La radicalización de un sector de las derechas en la DPR y el desarrollo de la
UP pusieron las bases para una nueva derecha autoritaria, antecedente claro
de la reacción derechista frente a la República y de la dictadura franquista.
• Se produjo un extenso desarrollo de las ideas democráticas, con el renacimiento
del mito republicano y la pujanza del movimiento obrero. Los planteamientos
democráticos se extendieron con fuerza entre la intelectualidad y amplios sectores
de las clases medias, apareciendo la alternativa republicana como el referente por
excelencia para la pequeña burguesía y la clase obrera. La juventud empezó a
configurarse como un sujeto político importante y fue una de las puntas de lanza
de las reivindicaciones democráticas, desarrollando una cultura anticonformista,
crítica con los valores tradicionales, y orientada al compromiso político.
• Generó una importante división en las filas del ejército y una creciente
legitimación del uso de la fuerza en la actuación política.
La dictadura tuvo un proyecto propio para responder a los problemas del momento a
modo de paréntesis, que termina alargándose debido a que los problemas no se
resolvieron, implantando a consecuencia un partido más duradero. El paso del directorio
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militar al civil supuso el cambio de orientación hacia la intención duradera, siempre bajo
el corte nacionalista a modo de respuesta a los problemas de la época. Con el término de
nacionalización de las masas, se intentó difundir un sentimiento de pertenencia nacional
con una visión de lo que era ser español y del proyecto común a realizar.
Hemos de destacar que los primorriveristas pasaron durante el período republicano
a los sectores monárquicos reaccionarios, con fuerte oposición a la 2ªRepública, y
con el fin de esta, acabaron integrándose dentro de la falange y el franquismo en
general.
El error Berenguer
No, no es una errata. Es probable que en los libros futuros de historia de España se
encuentre un capítulo con el mismo título que este artículo. El buen lector, que es el
cauteloso y alerta, habrá advertido que en esa expresión el señor Berenguer no es el
sujeto del error, sino el objeto. No se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien
lo contrario -que Berenguer es del error, que Berenguer es un error-. Son otros, pues,
quienes lo han cometido y cometen; otros toda una porción de España, aunque, a mi
juicio, no muy grande. Por ello trasciende ese error los límites de la equivocación
individual y quedará inscrito en la historia de nuestro país. Estos párrafos pretenden
dibujar, con los menos aspavientos posibles, en qué consiste desliz tan importante, tan
histórico.
Para esto necesitamos proceder magnánimamente, acomodando el aparato ocular a lo
esencial y cuantioso, retrayendo la vista de toda cuestión personal y de detalle. Por eso,
yo voy a suponer aquí que ni el presidente del gobierno ni ninguno de sus ministros han
cometido error alguno en su actuación concreta y particular. Después de todo, no está
esto muy lejos de la pura verdad. Esos hombres no habrán hecho ninguna cosa positiva
de grueso calibre; pero es justo reconocer que han ejecutado pocas indiscreciones.
Algunos de ellos han hecho más. El señor Tormo, por ejemplo, ha conseguido lo que
parecía imposible: que a estas fechas la situación estudiantil no se haya convertido en
un conflicto grave. Es mucho menos fácil de lo que la gente puede suponer que exista,
rebus sic stantibus, y dentro del régimen actual, otra persona, sea cual fuere, que hubiera
podido lograr tan inverosímil cosa. Las llamadas «derechas» no se lo agradecen porque
la especie humana es demasiado estúpida para agradecer que alguien le evite una
enfermedad.
Es preciso que la enfermedad llegue, que el ciudadano se retuerza de dolor y de angustia:
entonces siente «generosamente» exquisita gratitud hacia quien le quita le enfermedad
que le ha martirizado. Pero así, en seco, sin martirio previo, el hombre, sobre todo el
feliz hombre de la «derecha», es profundamente ingrato. Es probable también que la
labor del señor Wais para retener la ruina de la moneda merezca un especial aplauso.
Pero, sin que yo lo ponga en duda, no estoy tan seguro como de lo anterior, porque
entiendo muy poco de materias económicas, y eso poquísimo que entiendo me hace
disentir de la opinión general, que concede tanta importancia al problema de nuestro
cambio. Creo que, por desgracia, no es la moneda lo que constituye el problema
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otras cosas porque a los poetas los traían sin cuidado las opiniones literarias de los
dictadores y sus criados; pero lo cito precisamente como un colmo para que conste y
recuerde y simbolice la abracadabrante y sin par situación por que hemos pasado. Yo
ahora no pretendo agitar la opinión, sino, al contrario, definir y razonar, que es mi
primario deber y oficio. Por eso eludo recordar aquí, con sus espeluznantes pelos y
señales, los actos más graves de la Dictadura. Quiero, muy deliberadamente, evitar lo
patético. Aspiro hoy a persuadir y no a conmover. Pero he tenido que evocar con un
mínimum de evidencia lo que la Dictadura fue. Hoy parece un cuento. Yo necesitaba
recordar que no es un cuento, sino que fue un hecho.
Y que a ese hecho responde el Régimen con el Gobierno Berenguer, cuya política
significa: volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más normales,
hagamos «como si» aquí no hubiese pasado nada radicalmente nuevo, sustancialmente
anormal. Eso, eso es todo lo que el Régimen puede ofrecer, en este momento tan difícil
para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya maltraídos de antiguo, después
de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no
obstante, pretende, impávido, seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles
y de esta España.
Pero no es eso lo peor. Lo peor son los motivos por los que cree poderse contentar con
ofrecer tan insolente ficción.
El Estado tradicional, es decir, la Monarquía, se ha ido formando un surtido de ideas
sobre el modo de ser de los españoles. Piensa, por ejemplo, que moralmente pertenecen
a la familia de los óvidos, que en política son gente mansurrona y lanar, que lo aguantan
y lo sufren todo sin rechistar, que no tienen sentido de los deberes civiles, que son
informales, que a las cuestiones de derecho y, en general, públicas, presentan una
epidermis córnea. Como mi única misión en esta vida es decir lo que creo verdad, -y, por
supuesto, desdecirme tan pronto como alguien me demuestre que padecía equivocación-
, no puedo ocultar que esas ideas sociológicas sobre el español tenidas por su Estado
son, en dosis considerable, ciertas. Bien está, pues, que la Monarquía piense eso, que lo
sepa y cuente con ello; pero es intolerable que se prevalga de ello. Cuanta mayor verdad
sean, razón de más para que la Monarquía, responsable ante el Altísimo de nuestros
últimos destinos históricos, se hubiese extenuado, hora por hora, en corregir tales
defectos, excitando la vitalidad política persiguiendo cuanto fomentase su modorra
moral y su propensión lanuda. No obstante, ha hecho todo lo contrario. Desde Sagunto,
la Monarquía no ha hecho más que especular sobre los vicios españoles, y su política ha
consistido en aprovecharlos para su exclusiva comodidad. La frase que en los edificios
del Estado español se ha repetido más veces ésta: «¡En España no pasa nada!» La cosa
es repugnante, repugnante como para vomitar entera la historia española de los últimos
sesenta años; pero nadie honradamente podrá negar que la frecuencia de esa frase es un
hecho.
He aquí los motivos por los cuales el Régimen ha creído posible también en esta ocasión
superlativa responder, no más que decretando esta ficción: Aquí no ha pasado nada. Esta
ficción es el Gobierno Berenguer.
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No Pero esta vez se ha equivocado. Se trataba de dar largas. Se contaba con que pocos
meses de gobierno emoliente bastarían para hacer olvidar a la amnesia celtíbera de los
siete años de Dictadura. Por otra parte, del anuncio de elecciones se esperaba mucho.
Entre las ideas sociológicas, nada equivocadas, que sobre España posee el Régimen
actual, está esa de que los españoles se compran con actas. Por eso ha usado siempre
los comicios -función suprema y como sacramental de la convivencia civil- con instintos
simonianos. Desde que mi generación asiste a la vida pública no ha visto en el Estado
otro comportamiento que esa especulación sobre los vicios nacionales. Ese
comportamiento se llama en latín y en buen castellano: indecencia, indecoro. El Estado
en vez de ser inexorable educador de nuestra raza desmoralizada, no ha hecho más que
arrellanarse en la indecencia nacional. Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error
Berenguer. Al cabo de diez meses, la opinión pública está menos resuelta que nunca a
olvidar la «gran vilt`» que fue la Dictadura. El Régimen sigue solitario, acordonado
como leproso en lazareto. No hay un hombre hábil que quiera acercarse a él; actas,
carteras, promesas -las cuentas de vidrio perpetuas-, no han servido esta vez de nada. Al
contrario: esta última ficción colma el vaso. La reacción indignada de España empieza
ahora, precisamente ahora, y no hace diez meses. España se toma siempre tiempo, el
suyo.
Y no vale oponer a lo dicho que el advenimiento de la Dictadura fue inevitable y, en
consecuencia, irresponsable. No discutamos ahora las causas de la Dictadura. Ya
hablaremos de ellas otro día, porque, en verdad, está aún hoy el asunto aproximadamente
intacto. Para el razonamiento presentado antes la cuestión es indiferente. Supongamos
un instante que el advenimiento de la dictadura fue inevitable. Pero esto, ni que decir
tiene, no vela lo más mínimo el hecho de que sus actos después de advenir fueron una
creciente y monumental injuria, un crimen de lesa patria, de lesa historia, de lesa
dignidad pública y privada. Por tanto, si el Régimen la aceptó obligado, razón de más
para que al terminar se hubiese dicho: Hemos padecido una incalculable desdicha. La
normalidad que constituía la unión civil de los españoles se ha roto. La continuidad de
la historia legal se ha quebrado. No existe el Estado español. ¡Españoles: reconstruid
vuestro Estado! Pero no ha hecho esto, que era lo congruente con la desastrosa situación,
sino todo lo contrario. Quiere una vez más salir del paso, como si los veinte millones de
españoles estuviésemos ahí para que él saliese del paso. Busca a alguien que se encargue
de la ficción, que realice la política del «aquí no ha pasado nada». Encuentra sólo un
general amnistiado.
Este es el error Berenguer de que la historia hablará.
Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el Régimen mismo; nosotros
gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos que decir a
nuestro conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo!
Delenda est Monarchia (José Ortega y Gasset), en El Sol, 15 de noviembre de 1930
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Algunos autores destacan la idea de una clase media sólida; esto es discutible porque sino
muestra que un país poco desarrollado no puede tener democracia.
En los años 80 no hay grandes estudios de la república, sino que se pasa a estudiar más el
franquismo. Esto tiene que ver con los intereses.
Cambios del siglo XXI: memoria histórica, neofranquismo, reactivación de polémicas.
Cuando se habla de cambio de siglo, desde finales de los años 90 cambian los factores de
la mirada de la II República y es la mirada que está actualmente, que es movimiento por
la memoria histórica. Movimiento que nace promovido por las personas asesinadas en la
retaguardia franquista que quieren saber dónde están enterrados sus familiares y exhumar
esos cuerpos. Es un movimiento que surge desde la sociedad civil y que no es nuevo.
Se tiene una visión más positiva de la II República, y una visión más negativa del
franquismo y también una imagen negativa de la transición por olvidarse de las víctimas
del franquismo.
Y paralelamente aparece el Movimiento literario Pío Moa. Este era un antiguo terrorista
de extrema izquierda donde muestra las falsedades de la Guerra Civil y los falsos mitos
de la II República. Este retoma lo que decía la propaganda franquista, pero que al final de
los años finales franquismo habían intentado reactivar algunos libros. Eran libros que han
tenido mucho apoyo mediático en prensa, televisión, con el apoyo de presidentes como
Aznar.
Entonces, si se junta el Movimiento por la memoria Histórica, con una imagen buena de
la república y mala del franquismo y la restauración; con el Movimiento de la Pío Moa
condescendiente con la dictadura y que tendía a ser exaltadora de la transición.
Encontramos aquí un choque de versiones importantes en el ámbito mediático de
historiadores e historiadoras. Esto ha generado una repolitización de los años 30 en
España. Que se han hecho más agrios entre los historiadores en los últimos años.
Hay que distinguir el uso de la historia entre los propagandistas y los debates entre
académicos con una fundamentación seria. No hay una división absoluta entre ambos.
En el ámbito académico explica que haya debates más agrios, y tiene que ver que estos
debates del pasado tienen implicaciones en el presente.
Se ha generado una polarización entre dos sectores de la historiografía: una que es
revisionista critica con la II República; y otra historiografía progresista que valora el
termino reformista de la República. El termino revisionista puede dar a engaño, porque
es revisar críticamente si hay algo no encaja (en esta historiografía tiene una doble
acepción); pero también hay otra historiografía revisionista en Europa que es revisar la
historia únicamente. Sin embargo, en este caso los revisionistas críticos siguen insistiendo
en las carencias democráticas del periodo y culpabilizaban de este déficit a la izquierda
por se demasiado excluyente.
Después estaría una historiografía más cercana al consenso en los años 80, que se enclava
en los elementos democratizadores de la República. Y que el fin de la república fue por
el golpe del 18 de julio de 1936, no porque la República fracasase. En la historiografía
más progresistas estarían Ángel Viñas, Casanova, Espinosa, González Calleja, etc.
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no se consolida de un día para otro, sino que se establecen después de graves problemas
y conflictos.
Hoy en día, si nos preguntan que es la democracia, la respuesta se orienta hacia las
elecciones, una constitución y el respeto parlamentario. No obstante, en la Segunda
República había confusión al entender que la democracia era el gobierno del pueblo y el
gobierno para las clases populares.
En momentos de tensión y autoritarismo, si hay expectativas de cambio, la población
se moviliza. Las expectativas de los sectores son muy relevantes para entender la
deriva del sistema. La república generó ciertas expectativas, y muchos sectores pensaron
que el nuevo sistema solventaría el paro o el hambre del país. Eran expectativas
fácilmente frustrables. Sin embargo, para otros sectores, la idea de república se asociaba
a todos los males posibles. La campaña de las municipales generó ideas de caos, asalto
a propiedades y temor generalizado entre los sectores más conservadores de la población.
Cuando se produjeron algunos hechos antireligiosos o que atacaban al orden social
establecido, sus temores aumentaron, lo que explica por qué una parte de la sociedad veía
con recelo al sistema y por ello manifestaba actitudes intransigentes. Esto debe ser
enmarcado dentro de la posibilidad de una nueva revolución bolchevique, cuyo temor
no estaba cerca de producirse en España, pero no por ello se la temía menos.
En la línea de las reformas, muchos sectores hablan de un exceso de reformas,
mientras que otros hablan de reformas necesarias y escasas. La reforma agraria fue
una de esas medidas. Frente a unas expectativas muy altas, la dificultad era mayor con
sectores reticentes a las reformas como la patronal o la iglesia.
Por otro lado, el extremismo político y la intransigencia han sido elementos constantes en
la República. Se extendió la idea de la confrontación. Hay que destacar la escasa
modernización de las fuerzas del orden, lo que solía derivar en tiroteos durante las
manifestaciones.
El sistema electoral era un sistema electoral mayoritario, haciendo que la coalición
mayoritaria en cada provincia se llevase el grueso de diputados. En la República el
sistema era de listas abiertas, donde se podía elegir o por la provincia, la localidad o por
la ciudad capital. En Valencia por ejemplo se podían elegir 7 diputados, y cada elector
marcaba a 5 personas. Esto favorecía las coaliciones para facilitar las mayorías. El sistema
de listas abiertas hace que el ganador electoral salga más reforzado y hace que los partidos
de menor tamaño entren en coaliciones de gran tamaño para lograr representación.
2.2.1. El sistema de partidos
En cuanto a las agrupaciones políticas, tenemos que catalogar los partidos como partidos
de derechas o de izquierdas, señalando que en estos grandes bloques no tenemos en
cuenta los matices sobre su orientación hacia el sistema monárquico o republicano. No
obstante, hemos de hablar también de las tendencias de centro. La amplitud es enorme
en cada grupo, porque en la izquierda pueden entrar desde los sectores libertarios hasta
los azañistas.
Los partidos republicanos estarían más bien en el espectro centrista. La izquierda
más real vendría a ser la de los partidos obreros. Hay sectores republicanos
autodenominados de izquierdas dentro del partido socialista o la UGT. Si hablamos de
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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
fuerzas sociales debemos incluir a los sindicatos también, aunque no encajen dentro del
sistema de partidos propiamente.
-Las derechas
Para sintetizar las principales características en términos de valores e ideologías hay
diferencias claras entre las derechas y los sectores republicanos de derechas entre los
que hay claras diferencias. En España raramente un partido se define como un partido de
derechas, pero eso es en la actualidad, porque entonces, “la derecha” era una posición
política y había disputas por ver quién era el partido realmente de derechas. Se acusaba a
los partidos más moderados de traicionar el espíritu de la orientación. La familia, la
patria, el orden, la religión y la propiedad son los valores tradicionales de la derecha,
siempre desde una lectura conservadora.
Las características comunes de las derechas serían la oposición a la democracia, una
posición entre hostil y recelosa hacia la república, fuerte carácter nacionalista
(españoles mayormente, haciendo un inciso debido a que hemos de hablar de la Lliga
catalana o el PNV como partidos de derechas con un nacionalismo diferente), fuertemente
católicos y clericales, hostiles a la democracia y, por tanto, autoritarios. Por otro lado,
socialmente son, en general, muy conservadoras.
Ideológicamente el catolicismo articula su posicionamiento, incluso desde
planteamientos procedentes de la teología. Se hablaba de un nacionalismo religioso
porque según ellos, la identidad española venía fundamentada en el catolicismo. Todo
aquello vinculado al laicismo o lo no basado en el catolicismo les parecería antinacional.
En este período se tiende hacia la radicalización de las derechas hacia posiciones
autoritarias. Si nos paramos a pensar en lo previamente visto, esto no es nada nuevo.
El Maurismo estaba en la base del giro hacia posiciones más radicales que, en algunos
casos no eran nuevos, como en el carlismo. Se produce un rechazo hacia la pluralidad
política y lo que se admite, si acaso, es una limitada pluralidad. Sobre todo debe
entenderse desde los posicionamientos de la iglesia hacia el mundo moderno y el
liberalismo. Se plantea otro tipo de estado, el estado nuevo, de carácter autoritario.
Es un tipo de estado elitista y corporativista, con una vista hacia Portugal, Austria o
Italia, con dictaduras orientadas hacia las derechas.
El gran partido de la derecha es la CEDA, con
José María Gil Robles a la cabeza. El partido se
vinculará con el sentimiento nacional español. No
obstante, la CEDA constituía a la derecha
moderada, lo que nos da idea de la línea del resto
de los partidos de la derecha. En esta línea las
Juventudes de Acción Popular fueron acusadas de
fascistizadas debido a que nunca fueron fascistas
pero utilizaban cierta simbología y algunas ideas
del fascismo llegaron a calar.
José María Gil Robles
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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
Acción Española fue en la línea más radical dentro de la derecha. Trataron de ganar
la “batalla de las ideas”, con esta revista, vinculada a la derecha monárquica. Dentro de
la extrema derecha monárquica José Calvo Sotelo fue la figura más destacada.
Además, el carlismo se reactivó en este momento durante la república. Por último, la
falange con José Antonio Primo de Rivera fue el partido más a la derecha, en la versión
fascista española.
Eran partidos que defendían los intereses económicos. Las cabezas de partidos se
constituían por la patronal, los terratenientes, la burguesía industrial y otras figuras
relevantes del mundo económico. Defendían el derecho a la propiedad con un programa
sociopolítico que oscilaba entre el reaccionarismo y las posiciones sociales.
Otra cosa es que los intereses defendidos tuvieran o no apoyos de masas. Los intereses
de las grandes personalidades de la derecha tuvieron un gran impacto social, desde
grupos ligados al costumbrismo religioso o a la pequeña propiedad. La movilización llegó
desde los estereotipos también sobre la mujer en un momento en que la mujer ya podría
votar. Las derechas también buscaron sus apoyos.
-Las fuerzas republicanas
Partidos denominados como republicanos, y, de hecho, casi todos llevan el término
“republicano” en el nombre. Una parte de ellos son los republicanos históricos, que
provienen de la base de décadas atrás, solo que ha crecido mucho. Por otro lado, otros
sectores que sin ser republicanos antes de 1923, se convierten en torno al 31 o antes.
La dictadura de Primo de Rivera erosionó la base de apoyos de la monarquía y
permitió el acercamiento hacia el modelo republicano. Quienes saltaban de la
monarquía a la república llenaron las cotas de la derecha republicana.
Por otro lado, aparecen los nuevos republicanos, unidos a partid del 14 de abril y a partir
de 1931. Acceden muchos caciques locales para tratar de acceder al poder, pasando a ser
“republicanos bajo sospecha”. No obstante, si que hay evoluciones sinceras debido a
que se sienten defraudados con el sistema monárquico.
Las características vienen dadas por la defensa del nuevo régimen, que será
democrático fundamentalmente. Aquellos que ya eran republicanos se definirán como
republicanos, en un método de identificación y orgullo. La llegada de la República
significó un rayo de esperanza para estos grupos. Se produce una defensa del marco
democrático. Creen que hace falta implantar un sistema jacobino, con medidas
enérgicas hacia los enemigos del régimen democrático. El pueblo es utilizado como
sujeto, hablando incluso del pueblo republicano, pueblo identificado con la república.
En general, hablarán del pueblo, con rasgos populistas frente a las élites.
Los republicanos se representan como los garantes del orden conseguido con una
revolución pacífica y rápidamente conseguida, basándose en el respeto a la ley.
Si hablamos del orden social son partidarios, pero con el respeto a la libertad de
empresa y a la propiedad privada. Serán partidarios de la educación y la lucha contra
el analfabetismo, así como de la cultura. Para la emancipación del individuo, tener una
base educativa sería fundamental.
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Hay mucha variación interna, desde los partidarios de la separación iglesia estado,
hasta los sectores moderados que apostarán por mantener cierto grado de políticas
eclesiásticas. No obstante, también habrá sectores completamente anticlericales.
Alejandro Lerroux
En esos sectores republicanos más conservadores encontraríamos a políticos como
Melquíades Álvarez y Miguel Maura. Ejemplifican el cambio desde posiciones
monárquicas hacia el republicanismo. Lo que diferencia a estos grupos de “las derechas”
es la defensa de la democracia y el liberalismo. En cierto sentido podríamos incluirles
en las derechas por sus intereses patronales, sus reformas limitadas y su discurso religioso.
No obstante, el salto en cuanto al sistema defendido es enorme. En el día a día y de gestión
del gobierno puede no notarse, pero al final, el proyecto de fondo era notablemente
diferente al resto de derechas.
En cuanto a los apoyos sociales, la clase media rural daba apoyo, con sectores como
los médicos o los abogados. Recibieron el apoyo de las clases medias urbanas, los
sectores populares en algunos casos como el valenciano5. En general, el apoyo llega
desde las clases medias, pero nunca tendrán apoyos suficientes para un gobierno en
solitario, lo que explicará la futura alianza con otros sectores.
Los sectores republicanos tuvieron una evidente falta de cohesión entre ellos. No solo
por las tendencias, sino que en cada posicionamiento (centro-derecha/ centro-izquierda)
siempre se mantuvieron divididos, marcados por los personalismos y los diferentes
liderazgos. También hubo muchas escisiones entre ellos. Hubo tres partidos grandes, el
Partido Radical (Lerroux), Izquierda Republicana (Azaña) y Esquerra Republicana,
que tuvo grandes apoyos populares. Esquerra agrupaba sectores diferentes desde todas
las posiciones, con pocos independentistas, pero que destacaba por una gran agrupación
variada dentro de Cataluña.
Un gran problema fue la amplia división del republicanismo de la izquierda. Otro gran
problema del republicanismo fue la necesidad constante de pactos para alcanzar la
mayoría parlamentaria. En función de a quien tratasen de integrar tendían a un lado u otro
a nivel ideológico, también dependiendo de a quienes se opusieran. Los partidos no
5
Apoyo de sectores del blasquismo (Blasco Ibáñez).
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de esto es ver como fluctúan las posturas dentro de una corriente tan aparentemente
encuadrada.
Dentro del PCE veremos un peso mayor en la guerra, pero durante la República también
cuentan con presencia. Con posturas fuertemente radicalizadas bajo el influjo soviético
hasta que en 1934 ponen énfasis en la política de frentes populares contra el
fascismo.
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definir en torno a tres las posiciones del voto femenino y que fueron transversales,
siempre decidido por figuras masculinas.
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Se sumaba que el magisterio estaba muy mal pagado, y pese al respeto social de la
profesión¸ el sueldo suponía un freno constante. La república creó cursos de sustitución
del grado para poder habilitar maestros provisionales.
Otro problema fue que la iglesia católica tenía gran presencia educativa, con más de
5000 centros de enseñanza primaria y más de 300 de enseñanza secundaria. Hemos de
tener en cuenta que los institutos solían ser poco frecuentes y se ubicaban en los centros
de provincia.
En el conjunto del período republicano se construyeron 10.000 escuelas, se hizo
incidencia en la educación de los maestros, se mejoraron los medios para los colegios
y se llevaron a cabo las llamadas Misiones Pedagógicas dando obras de teatro,
proyecciones de cines y otras actividades culturales por las zonas rurales. De hecho, el
poeta Federico García Lorca participó de ellas para acercar la cultura al pueblo.
A parte de las iniciativas del gobierno, la cultura española estaba en un momento de auge,
su llamada edad de plata de la cultura española, con escritores de renombre con una
gran preocupación por el mundo intelectual por crear una cultura popular para
acercarse a la sociedad, con una literatura para el gran publico y con espacios de
sociabilidad para todo el mundo, y que destaca por sus elementos de nacionalismo
cultural. La idea era formar ciudadanos españoles y la república desarrolló su propio
proceso de nacionalización cultural.
Todavía no se estaba hablando del término plurinacionalidad ni nada por el estilo. No
obstante, el debate más relevante fue el de Cataluña con la creación del estatuto de
autonomía.
La constitución permitió crear estatutos regionales y el catalán fue el primero en ponerse
en marcha, llamado de Nuria por su reunión en el monasterio de Nuria. Elaboraron un
estatuto que fue sometido a referéndum y que obtuvo una mayoría aplastante. Pero en
cortes si originó problemas desde diputados que o se oponen al estatuto o lo quieren
recortar. Pese al debate, el estatuto se aprueba en septiembre de 1932 tras el golpe de
estado de Sanjurjo. No fue casualidad que se aprobase entonces, porque salió adelante
por una amenaza externa. La Generalitat y el gobierno autonómico fueron asentados y
funcionarían de manera autónoma durante los siguientes años, aunque de manera más
limitada de lo que hoy en día sería un gobierno autonómico, pero que daba respuesta a
las necesidades del momento.
El ejemplo catalán, pero también el avalamiento constitucional hace que se desarrollen
otras iniciativas como la vasca, con el proyecto de estatuto vasco-navarro que quedó
en nada durante el primer bienio. En Cataluña el estatuto fue promovido por la
izquierda, pero en el País Vasco y Navarra fue la derecha la que propuso el estatuto.
Tenían un objetivo concreto al pretender evitar que la secularización afectase al País
Vasco y Navarra. Buscaron crear una isla donde evitar que se aplicase una de las medidas
constitucionales y esto fue el motivo por el que no salió adelante. No obstante, cuando
más adelante se descuelgue Navarra, el proyecto de estatuto vasco se ajustaría más al
marco constitucional y sería aprobado ya en la Guerra Civil.
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Aun así, con el segundo bienio todas las reformas fueron paralizadas por su posición
totalmente diferente. Las tendencias autonomistas se reactivarían ya en 1936,
aprobando un estatuto para Galicia y se empezaron a valorar otras autonomías como
Valencia, Andalucía, Aragón e incluso alguna provincia castellana, con debates sobre las
provincias que conformarían las regiones.
Otro gran núcleo de reformas del primer bienio fueron las reformas sociales y laborales.
Fue uno de los elementos señalados por Azaña, que definió a España como un estado con
profundas diferencias sociales. Si analizamos las reformas puestas en marcha, fueron
bastante moderadas que buscaban mejorar un poco la situación de las clases
populares.
No fue sencillo porque el punto de partida eran condiciones muy duras de miseria y
explotación laboral, y que tuvo que basarse en muy pocos recursos para hacerle frente.
En España no era una situación provocada por la Gran Depresión, sino que fueron
características estructurales que se arrastraban desde décadas atrás. Al problema
estructural se sumaba el problema coyuntural de la crisis de 1929. El paro estuvo en
crecimiento durante estos años en España.
La escasez de medios económicos y la política económica conservadora, así como la
oposición patronal hacían difícil las reformas, pero era un contexto de elevadas
expectativas de justicia social y progreso. Las expectativas hacen que los sectores
jornaleros y obreros estén ansiosos por verlas llegar, y la frustración de muchas de estas
leyes generó descontento de sectores populares.
Habrá dos grandes bloques: la reforma laboral de Largo Caballero (ministro de trabajo)
y la reforma agraria de Marcelino Domingo (ministro de agricultura).
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La reforma laboral trató de calar en el mundo rural, donde no solo se incumplía sino
que apenas había intenciones de hacerlo debido a la estructura social del campo.
La normativa específica del campo se basó en el Decreto de Términos Municipales,
para garantizar la contratación de los locales de cada pueblo, para evitar una contratación
de extranjeros a un precio menor. También se legisló en favor de las tierras no
explotadas, que debían ponerse en explotación, así como un intento de modificar la ley
de los arrendamientos.
-Por otro lado, la ley agraria de Marcelino Domingo fue el otro gran bloque de las
reformas. Se considera que hay un problema con la presencia de grandes propiedades
agrarias, mal explotados y con baja producción que favorecían la desigualdad. La
idea era repartir la propiedad de la tierra, con la idea de muchos republicanos y
socialistas de que la reducción y el repartimiento obtendrían un mejor cultivo y una
mejor situación económica.
La idea era dar un trabajo autónomo a pequeños campesinos y ese es el fondo de la
reforma de Marcelino Domingo. También tenía intención de dar al campo una mayor
estabilidad social y la estabilidad del propio sistema democrático. Los pequeños
propietarios se entendían que estarían a favor de la República.
No obstante, el problema era como afrontarlo, con problemas entre republicanos y
socialistas, porque si defiendes la propiedad privada entra en contradicción el
reparto de tierras. Los socialistas no tuvieron problema en el reparto de tierra,
defendiendo la entrega de las tierras a agrupaciones colectivas.
No obstante, el debate fue muy lento, con una campaña de las derechas de oposición
frontal y que indicaba que lo que el gobierno pretendía era expropiar a los grandes
propietarios, y aunque no era así, muchos pequeños y medianos propietarios tuvieron
miedo.
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Frente Popular favorecido por el sistema electoral mayoritario. El Frente Popular obtuvo
258 escaños y las derechas 124.
+Comparación 1933-1936 a través del ejemplo valenciano:
1933: PURA 14%, DRV 37%, PSOE- Rep. 20%. 1936: PURA 14%, DRV 41%, Fr.
Popular 44%.7
1936: PURA 14%, DRV 41%, FR. POPULAR 44%.
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república pero se ganó la enemistad del Frente Popular, y fue destituido y sustituido por
Azaña, por lo que se vio necesaria la formación de un nuevo presidente del gobierno. Se
llegó a pensar en Prieto para la presidencia del gobierno, pero fue impedido por la
inestabilidad interna del PSOE, aunque lleva a pensar en lo positivo que hubiese sido su
estancia en el gobierno durante el golpe de estado.
Son unos meses con elevada tensión y una gran movilización que había estado frenadas
por una gran represión que, en algunos casos, llevaba al conteo de muertes por armas de
fuego. Junto a esto se produce el despliegue del pistolerismo, donde se implican tanto
Falange después de las elecciones, como sectores de la izquierda. La Falange atentó
contra cuadros de la izquierda. De este tipo de violencia se llega al conteo de 384 muertos
entre febrero y julio de 1936. De estas víctimas, el 43% eran figuras de la izquierda
(obreros y jornaleros), el 30% militantes de la derecha y el 5% eran fuerzas del orden.
La represión y los asesinatos políticos fueron las principales causas de muertes.
Los incidentes iban desde los atentados planificados hacia trifulcas improvisadas.
Aproximadamente un tercio de las muertes las causaron las víctimas del orden; otro tercio
las fuerzas derechistas, mayormente falangistas; y otro tercio, la militancia izquierdista.
Es cierto que la cuestión de la violencia no es algo nuevo en la sociedad española, pero
en este contexto supone un punto a destacar, por cuestiones como el asesinato de Calvo
Sotelo. Es un elemento inevitable que condicionaba las percepciones de la opinión
pública, sobre todo de los sectores conservadores. Muchos sectores de la derecha viven
estos meses como una situación casi prerrevolucionaria. Por ello, muchos de estos
sectores se decantarán por una preferencia al uso de la fuerza.
No hubo una precisión revolucionaria, porque aquellos como la CNT o el PCE no estaban
en esta vía en este contexto, sino que entran en la retórica del combate a las derechas a
través del apoyo a la república. Si que es cierto que el sector del PSOE de Largo Caballero
mantuvo la vía revolucionaria, aunque sin ningún tipo de organización ni planificación.
En los sectores de la izquierda hay presión de la militancia de base para la movilización
hacia la ocupación de tierras.
En medio encontramos posiciones más críticas hacia la violencia en la calle. De
hecho, se llegó a hablar de la “dictadura republicana” para evitar la confrontación y
salvaguardar el orden público. m
El tema de la conspiración y la trama golpista se va haciendo presente hasta el momento
en que estalla la guerra. De hecho, es conveniente mencionar la división del ejército. Los
altos mandos se mantuvieron firmes a la Republica, pero el ejército en sí quedó
dividido.
Por otro lado, del lado de la extrema derecha se sigue la vía del combate directo contra
la República. El ejemplo más claro es el del pistolerismo callejero del falangismo, que
también piensa en una solución de fuerza con la insurrección y el golpe militar.
Se están preparando y coordinando los primeros pasos para la insurreción, con un gran
esfuerzo para convencer a los militares, con la creación de la UME (unión militar
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A nivel de violencia:
En la Zona republicana se ha hablado de violencia revolucionaria. Se produce un
colapso institucional en verano del 36, y frente a la sublevación se formaron milicias y
comités que trataron de frenar la sublevación y se hicieron con el poder. Las autoridades
oficiales quedaron con capacidad impotente y fueron estas milicias y comités quienes
dominarían la sociedad durante el verano. Progresivamente, el gobierno central intenta
recuperar el control a través de la subordinación de las milicias y los comités, generando
que la oleada de violencia se retraiga. Este hecho de que la mayor oleada de violencia se
produzca en el verano del 36, se tilde de espontánea. Para tratar de explicar la violencia
se ha hablado de violencia de clase. Vemos también el temor a los sublevados y también
vemos casos de represalias, donde muchas matanzas se producen después se bombardeos
franquistas. Junto a estos elementos también vemos la construcción revolucionaria de
muchos sectores, donde se cree que es necesario eliminar a las figuras influyentes de la
sociedad anterior, incluyendo a opresores, religiosos y grupos conservadores. Esto se ve
en la persecución religiosa, donde murieron casi 7000 sacerdotes fueron asesinados
por ser religiosos.
Hubo violencia hacia con la CNT, donde la violencia fue elevada también a sectores
donde había mayor presencia del PSOE o la UGT. La FAI quedaba asociada a los
crímenes de la retaguardia republicana, y pese a que tuvieron un papel relevante en esto,
no fueron los únicos. En el caso de la violencia sublevada se habla de una violencia
concebida desde el poder. Es decir, que, desde el primer momento, los implicados en el
golpe pensaban en un golpe cruento porque daban por hecho que no iba a darse una
situación como la de 1923 y se enfrentarían a una oposición obrera. En base a eso, son
conocidas las instrucciones de Mola, circulares secretas que hablaban de la necesidad
de una violencia ejemplar contra el adversario.
Posteriormente al verano de 1936 continuó la violencia desde la cúpula del naciente
estado franquista. El matiz fue que, pese a estar dirigida por los directores del golpe y los
creadores del “estado franquista”, hubo una colaboración dese abajo con los llamados
incontrolados, personas o grupos que por su cuenta asesinaban a personas de ideología
contraria, habiendo toda una serie de apoyos a la represión. Podríamos hablar de dos
formas de participar en la represión: la directa, con el fusil en la mano de falangistas,
grupos católicos o acción ciudadana; y la indirecta, con las denuncias, que permitieron
elaborar las listas negras para asesinar a muchos opositores o, en algunos casos,
encarcelados.
En la retaguardia franquista se produjo la extensión de la violencia y la represión
durante la posguerra. Esta violencia, ya franquista tuvo enormes mecanismos
represivos. Donde hubo un factor suerte se debió a alguna declaración del régimen en
favor o porque se han logrado esconder en momentos puntuales. Junto a los consejos de
guerra es conveniente mencionar a la Ley de Responsabilidades Políticas (1939)
implicaba multas, incautación de bienes y condenas a todos los que apoyasen al Frente
Popular o a sus partidos desde 1934. Otra ley fue la de Represión de la Masonería y el
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3.1. LA GUERRA
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• Muchos creerán que para ganar la guerra sería necesario asentar la revolución
(sectores CNT y anarcosindicalistas en general), promoviendo la colectivización
a gran escala para llevar a cabo una revolución social que garantice la defensa de
España contra los sublevados.
• Del otro lado, la posición contraria era la necesidad de priorizar el esfuerzo de
guerra sobre la revolución. Defendieron que fue necesario centralizar el esfuerzo
bélico para combatir a los sublevados, con la intención de evitar la dispersión del
poder, reconstruyendo el poder del estado eliminando los comités locales, así
como armar un ejército estructurado militarmente. Quienes defienden esta vía
serán los sectores republicanos de corte liberal-democrático, socialistas
moderados y comunistas. Los comunistas pasan a ser los asociados a la
priorización del esfuerzo de guerra sobre la revolución. Era necesario secular a
los sectores del campesinado y la pequeña burguesía.
En este contexto quienes se fortalecían eran los sublevados, produciendo que las fuerzas
de la CNT revisen su posición y cambien la actitud. Las fuerzas sindicales empiezan a
dudar de la posición revolucionaria y los partidarios del esfuerzo de guerra ganan apoyo
por la evolución de la guerra, provocando un cambio de equilibrios para producir la
recentralización de la administración y el freno de la colectivización a partir de
octubre de 1936. Los partidos del momento son conscientes de la necesidad de ampliar
la base obrera que era la fuerza del momento, y para ello, Largo Caballero pasa a ser
presidente de la República en 1936 con el objetivo de integrar a las bases obreras.
Largo Caballero tiene dos acciones importantes en su gobierno: por un lado intenta crear
un gobierno de coalición más amplio para integrar a todas las fuerzas del Frente
Popular. De hecho, incorporó a varios ministros de la CNT (4). Largo Caballero trata de
mantener los avances revolucionarios previos como la colectivización, uniéndolos con la
reconstrucción del estado.
Largo Caballero buscará crear un ejército popular de la república, integrado por una
oficialidad común y basada en la disciplina militar.
El gobierno de Largo Caballero, sin embargo, tendrá un problema fundamental basado en
la no obtención de la unidad entre la pluralidad política de España, debido a las
tensiones tanto de los sectores como del gobierno. El gran objetivo cumplido por Largo
Caballero fue la defensa de Madrid en otoño de 1936. La defensa de Madrid fue
apoyada por la llegada de la XI y la XII brigada internacional al frente de Ciudad
Universitaria. A ello se sumó la llegada del material soviético.
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Largo Caballero busca una dirección más centralizada de la guerra en lo militar con
la formación del Ejército de la República. No obstante, es un gobierno con muchas
tensiones, sobre todo en torno a la dualidad de revolución o guerra. La propia capacidad
republicana avanza y cuando Franco fracasa en el asalto a Madrid (Guadalajara,, carretera
de A Coruña y Brihuega) los nacionales apuestan por avanzar a través de otros frentes
con una conquista lenta. El discurso franquista del momento se orientará hacia la purga
del territorio.
Se evidenciaba una guerra más larga y se entrevé una tensión entre los republicanos
donde la CNT apuesta por mantener las conquistas revolucionarias, frente al PCE,
que apostará por el esfuerzo bélico. Se suma también la tensión del PCE con el
gobierno de Largo Caballero. El PCE había ganado afiliados porque muchos vieron a
esta fuerza política como la verdaderamente comprometida con la guerra. La contribución
del PCE fue el Quinto Regimiento, con una sólida disciplina militar. Ello hace que el PCE
adquiera prestigio en sectores más amplios. Otros sectores de la izquierda pensarán que
el PCE está creciendo demasiado. Es cierto también que la URSS apoyaba
enormemente al partido comunista de España, y por otro lado, la Internacional envió a las
Brigadas Internacionales.
En mayo se produjeron los hechos de Barcelona, un enfrentamiento interno del bando
republicano. Desde julio de 1936, en Barcelona, ese proceso revolucionario fue dirigido
por la CNT, convertida en la fuerza de facto en la zona junto al POUM, un partido filo-
troskista. El hecho es que en mayo de 1937, como resultado del poder de la CNT, en el
edificio de la Telefónica había fuerzas de la CNT, y las fuerzas de la Generalitat
decidieron retomar el edificio y se produjo un enfrentamiento armado entre comunistas,
anarquistas y las fuerzas de la Generalitat.
El acontecimiento de mayo de 1937 en Barcelona provoca la caída del gobierno. Se
intentará formar un nuevo gobierno encabezado por Juan Negrín (verano del 1937-
final de la guerra). Acabó formando un gobierno más moderado, abarcando desde el
PCE hasta el PNV pero sin los sectores de la CNT y la UGT, es decir, las vías
revolucionarias.
Negrín apostará por la reconstrucción de la legalidad republicana y junto a ello, su
esfuerzo bélico será mantener una estrategia defensiva debido a la consciencia de una
menor fuerza de combate. Negrín creyó posible poder aguantar y obtener éxitos
puntuales durante un tiempo hasta la llegada de la ayuda internacional con el
estallido de la guerra mundial. <<Resistir es vencer>>. La posibilidad de una escalada
bélica hacía pensar a la República en la llegada de ayuda externa. Este era para Negrín el
Plan A, pero si este no se daba, Negrín quería hacer ver a Franco que la República no
tenía capacidad de ganar la guerra para obligarle a negociar.
• La imagen de Negrín arrastró cierta leyenda negra procedente tanto del lado
franquista como de sectores concretos del bando republicano. Se le veía como un
títere de Stalin donde España acabaría convertida en una dictadura
comunista. No obstante, la biografía de Negrín y las investigaciones demuestran
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las falsedades de estas afirmaciones, no solo porque Negrín estaba muy alejado a
nivel ideológico, sino porque defendió siempre la posición de priorizar la guerra
sobre la revolución.
Desde 1937 hasta el 1939 aparecerá el cansancio en la resistencia republicana. En los
primeros meses del gobierno de Negrín parece despertarse el apoyo popular pero con la
evolución bélica, los franquistas tomaron el norte peninsular (1937), iniciaron ofensivas
hacia Teruel para tomar el eje Morella-Vinaroz y dividiendo el territorio republicano. El
cansancio se debió hacia la falta de suministros del bando republicano, y ello empieza a
trasladarse a la política, donde muchos políticos creen que la Guerra Civil está perdida.
Cada partido empieza a tener fracturas en torno a la postura de Resistencia de Negrín y
se empezarán a exigir negociaciones, sobre todo en 1938. De hecho, Indalecio Prieto fue
destituido como Ministro de Defensa y provoca la división del PSOE, porque Prieto había
apoyado a Negrín. De hecho, el propio Azaña adoptará una posición pesimista.
Habrá intentos por retomar la iniciativa, como fue el caso de la Batalla del Ebro, donde
finalmente se impusieron los franquistas. A ello se sumó el lanzamiento de Negrín de
los Trece Puntos. Los trece puntos serán la base de una posible paz para el fin de la
guerra.
Con el fracaso de la Batalla del Ebro hay una ofensiva desde finales de 1938 hacia
Cataluña. De hecho, muchos miembros del gobierno abandonaron España y el objetivo
será firmar el acuerdo de paz que asegure o la evacuación o una menor represión.
Negrín era consciente de la imposibilidad de que Franco firmase el acuerdo así que inició
la evacuación hacia el norte de África o Francia, aunque imposible porque las divisiones
eran enconadas y quienes creían en la necesidad de acabar con la guerra cuanto antes
empezaron a oponerse a Negrín. Dejará de haber presidente de la República y ante la
situación desesperada, muchos se sublevan y ofrecen a Franco una rendición entre
militares. Hubo sublevaciones en Madrid y en la retaguardia Republicana y de
hecho, Madrid fue entregada sin oposición.
Derrumbe de la República a lo largo de marzo de 1939. El día 1 de abril da el parte
de “guerra finalizada”. Con muchos problemas de las fuerzas republicanas, finalmente
si se formó un gobierno en el exilio y se intentaron mantener ciertas instituciones.
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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
• La CEDA, que en origen pretendía conquistar la República por las urnas terminó
apoyando a los golpistas y, finalmente, se disolvió. De hecho, muchos de sus
miembros serían mal vistos en la retaguardia franquista.
• Falange, que era la agrupación con menores apoyos se transformó en un partido
de masas, con un discurso más dinámico a nivel propagandístico para atraer. Con
Falange se produce lo mismo que el Partido Fascista Italiano, ya que ambos
experimentan un crecimiento desorbitado. Falange, sin embargo, tuvo problemas
de liderazgo pese a que Manuel Hedilla mantuvo el control un tiempo. De hecho,
el problema del liderazgo permitirá a Franco subordinar al partido. Es una
fuerza con capacidad para reclutar muchos apoyos. De hecho, a mediados de los
40, Falange contaría con más de 1 millón de afiliados.
• El Carlismo fue por otro lado, la fuerza capaz de sumar muchos apoyos, pero sin
adquirir la misma fuerza que Falange.
• Alfonsinos: había sido un grupo de élites sin masas y seguirá así pero con mucha
influencia de la alta burguesía y de los mandos militares. Buscaban asentar un
régimen monárquico, católico, conservador y con fuerza militar bajo el dominio
de una élite tradicional.
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Historia Contemporánea de España II Rafael Pérez Mesas
Estos son los sectores que se disputarán el dominio del futuro de España, pero
aparecerán formas entre ellas que buscarán unidad para ganar solidez y fuerza para ganar
la guerra en torno a Franco.
3.2.1. Impacto de la religión católica
Se convirtió en un elemento de legitimación de los sublevados. Quienes más apoyarán el
esfuerzo de guerra serán los partidarios de un estado puramente católico. Fue un elemento
central de movilización. Además, se sumaba la oleada de violencia anticlerical en la
retaguardia republicana, provocando reticencias de muchos ciudadanos a la República y
pasando a movilizarse con los sublevados. Es un mecanismo que además influyó en la
formación del régimen más adelante.
Lo que se vive en la retaguardia sublevada es el discurso de cruzada para salvaguardar
la religión y derrotar a los enemigos de Cristo. Se produce una ola de catolicización
para ver que fuerza se posiciona más a favor de la religión. Ello explica por que el
régimen tomará esta característica como un pilar fundamental.
Se estaban sucediendo una serie de fenómenos paralelos en la zona franquista que
incluyen el despliegue de violencia extraordinario con una gran retórica de violencia y un
proceso de fascistización al mismo tiempo que la catolicización. Se ha acuñado al régimen
como fascismo católico.
3.3. EVOLUCIÓN DEL RÉGIMEN FRANQUISTA Y SU CRONOLOGÍA
El Franquismo tiene un problema terminológico. Franquismo entendido por el
régimen y que configura todo el discurso historiográfico desde el régimen. La dictadura
se estudia desde la perspectiva política al igual que buena parte de la historia
contemporánea. Cuando se estudia la historia política del régimen se pueden marcar
varias etapas, con cierto acuerdo.
• 1939-1945: Etapa falangista o franquista. Es un período que cierra con el cambio
de orientación desde el fascismo (que ha sido derrotado en la guerra) hacia una
orientación católica y nacional.
• 1945-1957: Etapa nacional católica. Una idea de fusión entre el estado y la
religión con mucho peso de la iglesia católica. Pero es una idea vigente en toda la
dictadura.
• 1957-1969: desarrollismo y tecnocracia
• 1969- en adelante: tardofranquismo
Las dos últimas fases pueden incluso solaparse y configurar una misma etapa según la
perspectiva de estudio.
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