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28/7/22
la década de 1970 contó treinta y dos desde el fin de la segunda guerra mundial. Solo tres fueron
fuera de Europa y Estados Unidos.
Sus tácticas, sin embargo, fueron poderosamente difundidas por los ideólogos de la izquierda
radical, críticos de las políticas soviéticas.
Mao Tse-tung (después de su ruptura con la URSS) y, luego de 1959, Fidel Castro, o más bien
su camarada, el apuesto y peripatético Che Guevara (1928-1967), inspiraron a estos activistas.
las mucho más graves guerras en Argelia y Vietnam con el imperio francés.
fue un movimiento relativamente pequeño, atípico pero exitoso, el que puso la estrategia de la
guerrilla en las primeras páginas del mundo: la revolución que se apoderó de la isla caribeña de
Cuba el 1 de enero de 1959
El enfoque de Fidel fue el de un activista: un ataque contra un cuartel del ejército en 1953, la
cárcel, el exilio y la invasión de Cuba por una fuerza guerrillera que, en su segundo intento, se
estableció en las montañas de la provincia más remota.
Lo máximo que demostró en 1958, aunque fue mucho, fue que una fuerza irregular podía
controlar un gran «territorio liberado» y defenderlo contra una ofensiva de, hay que decirlo, un
ejército más bien desmoralizado.
La mayoría de los cubanos sintió la victoria del ejército rebelde genuinamente como un
momento de liberación y de promesa infinita, encarnadas en su joven comandante.
Probablemente ningún líder en el corto siglo XX
Ningún líder tuvo menos oyentes escépticos u hostiles que este hombre grande, barbudo,
impuntual, vestido con ropas arrugadas de soldado, y que hablaba durante horas, compartiendo
sus pensamientos poco sistemáticos con las multitudes atentas e incondicionales (incluyéndome
a mí).
¿Adónde llevaría? Debía ser a algún lugar mejor
la forma de gobierno de Fidel, mediante monólogos informales ante miles de personas, no era la
manera de ejecutar una revolución ni siquiera en un país pequeño o por un período prolongado.
Incluso el populismo necesita organización. El Partido Comunista era el único cuerpo de bando
revolucionario que podía proporcionársela. Los dos se necesitaban el uno al otro, y
convergieron.
1960, mucho antes de que Fidel descubriera que Cuba iba a ser socialista y que él mismo era
comunista, los Estados Unidos habían decidido tratarlo como tal, y la CIA fue autorizada a
organizar su derrocamiento. Lo intentó en 1961 por medio de una invasión de exiliados en la
bahía de Cochinos, y fracasó. Una Cuba comunista sobrevivió y se volvió cada vez más
dependiente de la URSS.
Ninguna revolución podría haber estado mejor diseñada para atraer a la izquierda del hemisferio
occidental.
La revolución cubana lo tenía todo: romance, heroísmo en las montañas, ex líderes estudiantiles
con la generosidad desinteresada de su juventud —el mayor tenía apenas treinta años—, unas
gentes jubilosas, en un paraíso turístico tropical que palpitaba con ritmos de rumba. Y así era:
iba a ser aclamado por todos los revolucionarios de izquierda.
CONSECUENCIAS
Una ideología adecuada, aportada por un brillante joven izquierdista francés (Régis Debray),
sistematizó la idea de que, en un continente maduro para la revolución, todo lo que se
necesitaba era la importación de pequeños grupos de militantes armados a las montañas
propicias que formaran focos para la lucha de liberación masiva
la mayoría de esos proyectos fracasaron casi de inmediato, dejando atrás los cadáveres de la
fama —el Che Guevara en Bolivia; el igualmente apuesto y carismático sacerdote rebelde
Camilo Torres en Colombia—
Fue una estrategia espectacularmente mal concebida, tanto más porque, dadas las condiciones
adecuadas, los movimientos guerrilleros efectivos y duraderos eran posibles en muchos de
estos países, como lo ha demostrado la (oficial comunista) FARC (Fuerzas Armadas de la
Revolución Colombiana) en Colombia desde 1964, y el movimiento (maoísta) Sendero
Luminoso en el Perú de los
años ochenta. CUBA
TEMAS:
Movimiento 26 de Julio
La ideología
La guerrilla (historia)