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1•Vol11men intermedio
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fERNANDO CHUECA -arquitecto, historiador del arte,
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HISTORIA
re las civilizaciones del Valle del Nilo y Mesopotarnia. ha
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C)
.onducido
jundamenrales
hasta
de
la moderna
ciudades
vida
-antigua,
urbana.
islámica,
Los tipos
medieval, C,
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f
DEL URBANISMO
renacentista, barroca, industrial- son caracterizados en sus
:ubernamentales
)eñala asimismo
en el terreno
de salida de la
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iesarraigo.
•
1 G. C O
-
libro de bobillo Alianza Editorial Madrid Alianza Ediíorial
Lección 1
l
Primera edición: •1968
Introducción. Tipos fundamentales de ciudad
Segunda edición: 1970
7
8 Lección 1 l
Introducci6n
9
obras del hombre, como dijo Walt Whitman, lo reúne
todo, y nada que se refiera al hombre le es ajeno. No tal de estos ciudadanos que basta para la suficiencia de
1•
debemos olvidar que en su interior anida la vida misma, la vida» Es una definición que corresponde a un con
hasta confundirnos y hacernos creer que son ellas las cepto político de la ciudad, que conviene al tipo de
que viven y respiran. Todo aquello que al hombre le ciudad-estado de Grecia. El Estado es la ciudad, y la
afecta, afecta a la ciudad, y por eso muchas veces lo ciudad es el Estado. El problema de la ciudad como tal
más recóndito y significativo nos lo dirán los poetas y se traslada al problema de la situación o estado político
los novelistas. La gran novelística del pasado siglo ha de sus h abi t an t es , los ciu da d a nos.
2
tenido casi siempre una ciudad como telón de fondo, y Alfonso el Sabio define la ciudad como «todo aquel
lo mismo que las mejores descripciones del cuerpo y el lugar que es cerrado de los muros con los arrabales et
alma de París se las debemos a Balzac, las de Madrid los edificios que se tiene con ellos». Se trata de la ciu
son obra de Galdós. No deben, pues, perderse de vista, dad medieval, que no se concibe sin unos muros que la
al estudiar las ciudades, las valiosas fuentes que nos defiendan de 1a amenaza exterior.
ofrece la liter;tura. Ca�tillon, en. el sig�o ?CVIII, imagina así el origen de
No es posible, por tanto, recoger cosecha tan copiosa una ciudad: «S1 un prrncipe o un señor fija su residencia
como la que ofrece el estudio de las ciudades al culti en un lugar grato, y si otros señores acuden allá y se
vador diligente. Podremos, todo lo más, apuntar ideas, establecen para verse y tratarse en agradable sociedad
desbrozar caminos, plantear cuestiones, aportar datos, este lugar se c�mvertirá en una ciudad» 3. He aquí el con
etcétera, que fatalmente tendrán mucho de fragmentario cepto de la ciudad barroca, de carácter señorial ( Resi
La primera dificultad que encontramos está en la defi el lujo, que,_ según Werner_ Sombart, fue' el origen de
nición de lo que es una ciudad. Si queremos, por la vía las grandes ciudades de Occidente, antes del advenimien
tro estudio, en la primera puerta nos acecha la duda. Se Pa.ra Ortega y Gasset 4, «la ciudad es un ensayo de
han dado multitud de definiciones, y algunas, si no con secesión que hace el hombre para vivir fuera y frente
tradictorias, por lo menos nada tienen que ver con otras, al cosmos, tomando de él porciones selectas y acotadas».
igualmente respetables. No se trata de que exista error, Basa Ortega y Gasset su definición en una diferenciación
sino que estas definiciones se refieren a conceptos de la radical entre ciudad y naturaleza, considerando aquélla
ciudad enteramente diferentes o a ciudades que constitu com� una creación abstracta y artificial del hombre. Esto
tivamente lo son. Nada tiene que ver la polis griega con es solo un� parte de la verdad, o por lo menos es una
la ciudad medieval; son distintas una villa cristiana y verdad aplicable a determinado tipo de ciudades. Para
una medina musulmana, una ciudad-templo, como Pekín, Ortega, la ciudad por excelencia es la ciudad clásica y
y una metrópoli comercial, como Nueva York. mediterránea donde el elemento fundamental es la pla
Aristóteles dice que «una ciudad es un cierto número za. «La urbe --dice- es, ante todo, esto: plazuela, ágo
de ciudadanos, de modo que debemos considerar a quién ra, Iu9�r para 1� conversación, la disputa, 1a e1ocuencia,
hay que llamar ciudadanos y quién es el ciudadano .. . » la política. En rigor, la urbe clásica no debía tener casas
•
«Llamamos, pues, ciudadano de una ciudad al que tiene
; Aristóteles, Polírica, Libro TJ I , Cap. l.
la facultad de intervenir en las funciones deliberativa y
Ley .6.•, Título X X X I II , Partida 7.•.
3
judicial de la misma, y ciudad en general, al número to- b Cantillon, Essaí . sur In nasure d11 commercc. Ap11d Werner Som-
art, Lu10 Y capaalrsmo, Rev. de Occidente Madrid. 1928 p 65
• Obras completas, II, p. 408. ' ' ' · ·
vl
Introducción 11
Lección 1
10
finitivo de la ciudad sea la piaza y lo que ésta signifique,
sino sólo fachadas que son necesarias para cerrar una de modo que cuando falta no acierta a comprender que
plaza, escena artificial que el animal político acota so?re una aglomeración urbana pueda llamarse ciudad.
5• Esto me sucedió a mí cuando me encontré con la
el espacio agrícola» «La ciudad clásica nace de un ins
tinto opuesto al doméstico. Se edifica la casa para est_ar civilización y la vida americanas. Presa de un cierto es
en ella· se funda la ciudad para salir de la casa y reunir tupor, escribí lo siguiente: «Entonces, en un esfuerzo
1
6•
se con otros que también han salido de sus casas» por desasirme de todo lo conocido, y ya sin vacilar en
Se mueve, por tanto, Ortega dentro de la órbita de plantearme los hechos en todo su radicalismo, me atreví
la ciudad clásica, es decir, de la ciudad política. �a c�u a proponerme una verdad, que puede ser subjetiva -tam
dad donde se conversa y donde los contactos pnmanos bién hay verdades subjetivas-, pero que para mí sigue
predominan sobre los secundarios. El ágora es la gran siendo válida. La verdad es, sencillamente, ésta: que me
7•
sala de reunión y sede de la tertulia ciudadana, que a hallaba ante una civilización sin ciudades» Contando
la larga es la tertulia política. Qué duda cabe que este América con las más gigantescas aglomeraciones huma
tipo de ciudad locuaz y parlera ha tenido mucho que ver nas, esto podría parecer una boutade; pero no lo es,
con el desarrollo de la vida ciudadana, y que en la me siempre que identifiquemos el concepto de ciudad con el
dida en que esta locuacidad se. pierde decae el ej_ercic}o de vida exteriorizada y civil.
de la ciudadanía. Por eso las ciudades de la civilización Para los anglosajones será difícil asimilar la idea de
anglosajona, ciudades calladas o r�serv�d_as, tienei:i _de que carecen de ciudades en el sentido de la civitas latina
vida doméstica lo que les falta de vida civil. Esta distin o de la polis griega. Acaso pueda decirse que poseen
ción entre ciudades domésticas y ciudades públicas es touins, palabra que deriva del viejo inglés tun · y del
más profunda de lo que parece y no ha sido suficiente viejo teutónico tünoz-v que significa un recinto cerrado,
mente explayada por aquellós que se han dedicado al es parte del campo que corresponde a una casa o a una gran
tudio de la ciudad. Una es ciudad de puertas adentro ¡a. No se trata, pues, de un concepto político, sino de
vista resulte paradójico, la ciudad extertonzada es mucho Los Estados Unidos carecen de ciudades tal J1 como
cosa es obvia: para los vecinos de la primera, el verda humanas, concentraciones industriales, regiones suburba
dero habitat es el exterior, la calle y la plaza, que, aun nas, «conurbaciones», etc.
que no tiene techo, tiene paredes (fachadas) que lo se A este respecto, es sintomática la construcción de los
gregan del campo circundante. Sin embargo, la cmdad pueblecitos de New England. En medio del campo las
íntima tiene su habitat en la casa, defendida por techos casitas aisladas empiezan a apiñarse, nunca demasiado
y paredes. No necesita segregarse del campo, ya que y desde luego sin tocarse ni perder su autonomía; pero
éste, en el fondo, es aislante que ayuda poderosamente al llegar al centro dejan un gran espacio vacío, llamado
a la intimidad. Por consiguiente, la ciudad de las facha common. Este common no es, ni mucho menos, una
das es mucho más urbana, si por tal se entiende una plaza, un ágora, sino una parte del campo especialmente
entidad opuesta al campo, que la ciudad de los interio preservada. Como si las casas, al unirse, sintieran la
res. Por tanto, es perfectamente comprensible que para nostalgia del campo dejado a la espalda, vuelven a recu-
perarlo en la parte más eminente, poniéndolo en valor, torno al patio. Este elemento lo tomaron los árabes del
exaltándolo. En lugar de una secesión del cosmos, se mundo helenístico, pero lo transformaron, atemperándo
trata de una valoración del paisaje, encuadrándolo con lo a sus exigencias vitales. Con el peristilo helenístico
venientemente. En la pradera del common pacen los re y el jardín encerrado entre tapias, de tradición irania,
baños y rumian los bovinos bajo gigantescos y bellísimos constituyeron la casa que deseaban, dentro de la cual
olmos. La ciudad doméstica y callada es una ciudad podían gozar de las delicias de la vida al aire libre en
eminentemente campesina, lo mismo que la ciudad lo un espacio estrictamente privado. La calle en la ciudad
cuaz y civil es eminentemente urbana. musulmana puede decirse que no existe, ya que se trata
Entre la ciudad doméstica y la ciudad civil queda flo de eludir la exteriorización de la vivienda -fachada
tando, con difícil referencia a esta polaridad, la ciudad que es lo que constituye la razón de ser de la calle. EÍ
islámica. A nuestro juicio, la clave nos la dan los ver pueblecito de New England no tenía calles porque éstas
sículos 4 y 5 del capítulo XLIX del Corán, llamado El a. lo más, eran senderos por el campo y entre las casas
Santuario: «El interior de tu casa -dice Mahoma- es dispersas. Las �edinas musulmanas tampoco las tienen,
un santuario: los que lo violen llamándote cuando estás porque se convierten en inverosímiles pasadizos entre
en él, faltan al respeto que deben al intérprete del cielo. tapias, que difícilmente se abren paso en el complejo
Deben esperar a que salgas de allí: la decencia lo exige.» compacto de una edificación imbricada. Tiene mucha más
El musulmán lleva al extremo la defensa de lo pri importancia como desahogo el patio que la calle.
vado, pero por ello no puede permanecer durante mucho Tampoco existe en la ciudad islámica la plaza como
tiempo en la cárcel que él mismo se ha preparado, y elemento de relación pública. La función de la plaza la
su vida se escinde en vida de harén y vida de relación. cumple también el patio, en este caso el patio de la mez
No puede, pues, hablarse de una plena vida doméstica, quita. Pero como ya no se trata de política, sino de
ya que ésta se halla constitutivamente dividida. Tampoco religión, su función en la vida social es muy diferente.
cabe decir que domina la vida pública, como en la ciu No estamos ante un ágora para la discusión y la dialéc
dad clásica, ya que existe la vida de harén. Esto, unido tica, sino ante un espacio para la meditación silenciosa
a la importancia que en el Islam tiene el factor religio y para la pasiva delectación del tiempo que fluye. Por
so, acaba por dar una especial fisonomía a la ciudad. eso, en lugar de plaza como entidad urbana abierta, los
La vida de harén condiciona la organización de la casa musulmanes, incluso para la vida en común, prefieren
musulmana como un recinto herméticamente cerrado al de nuevo el patio, donde vuelven a encontrarse encerra
exterior y, lo que es más, completamente disfrazado. dos, «privados», en una actitud que pudiéramos llamar
Vagando por las tortuosas callejuelas árabes, llenas de extático-religiosa. El único elemento de la ciudad que
recodos y pasadizos, nunca sabemos si bordeamos los adquiere vida y está dominado por el bullicio humano
muros de un gran palacio o la casa miserable donde se es el zoco, la alcaicería o el bazar. Pero esto obedece ya
hacinan los desheredados. Todo está imbricado, revuelto a una necesidad puramente funcional insoslayable.
y confuso de tal manera que el camoujlage resulta per La ciudad musulmana está montada sobre la vida pri
fecto. La vida completamente reclusa, sin apariencia ex vada y el sentido religioso de la existencia, y de aquí
terior alguna, da lugar a una difícil ciudad sin fachadas, nace su fisonomía. No puede, por tanto, confundirse con
algo opuesto -toralmente a la ciudad clásica, donde el la ciudad pública ni tampoco con la ciudad doméstica.
escenario y la fachada eran lo principal. Tal sit uación Según Ernst Egli, los elementos estructurales que com
debía llevar fatalmente a organizar la vida doméstica en ponen la ciudad son: la casa, la calle, la plaza, los edifi-
14 Lección 1
Introducción 15
emplazamiento espacial. Es de tal suerte una ciudad, que de la ciudad europea, clásica o moderna. La casa signi
todos estos elementos obedecen a necesidades profundas fica que prima la necesidad individual, y la calle supone
de la comunidad, a circunstancias espirituales de todo que sobre ella prevalece un imperativo superior, cual es
orden y a condiciones nacidas del entorno físico, clima la exigencia de la cosa pública. La calle representa el
y paisaje. Todos estos elementos (casa, calle, plaza, mo orden o ley general a que se supedita el capricho o la
numentos, límites) obedecen a una concepción unitaria, voluntad individual. Este imperativo superior ha faltado
y, así, no puede darse una calle musulmana con casas en las ciudades islámicas, por pertenecer a una sociedad
góticas, ni una catedral junto a un ágora clásica o cual más primitiva e imperfecta, donde no se encuentra des
quier otra combinación de elementos heterogéneos. Cada arrollada la noción abstracta del bien común. El indi
estructura urbana es esencialmente unitaria. Dice Egli viduo no tiene deberes para con la sociedad y sólo se
que la idea fundamental de una ciudad está implicada halla religado con los poderes ultraterrenos. Sociedad y
1.
en la idea de la casa individual de esta ciudad Obser política están asfixiadas por la religión.
vación bastante aguda, que, desde luego, se manifiesta En gran parte, la ciudad española ha supuesto un inten
Esto no quiere decir que una ciudad sea sólo un con hermetismo, con el harén de la sociedad islámica. La exis
junto de casas, visión excesivamente simplista del fenó tencia del español, por este hecho, todavía resulta más
meno urbano. Casas existen en el campo, dispersas o escindida que la del musulmán. La mujer se queda en
formando grupos, como en las alquerías y almunias, y. casa, con escasísima vida de relación, y el hombre se
sin embargo, éstas no constituyen ciudades. Por consi va a la calle y a la plaza a participar de una vida pública
guiente, la ciudad es otra cosa; una determinada orga mucho más intensa que la del musulmán. La mujer se
nización funcional que cristaliza en estructuras materia
conforma con mirar la calle desde los espesos cierros
les. Pero esto no quita que uno de los elementos
con grandes rejas voladas y celosías. Trasposición cris
determinantes de tal cristalización sea la casa, en orde
tiana de los ajimeces musulmanes. Para ampliar el hori
nación con el resto de los factores imperantes.
zonte de estos furtivos miradores, todavía se ven en
La fórmula de la ciudad musulmana es la organización
muchos pueblos de Andalucía depresiones talladas en los
de dentro afuera (desde la casa hacia la calle, por así
muros de las fachadas por donde la mirada puede res
decirlo), cuando en la ciudad occidental lo corriente ha
balar más lejos.
sido lo contrario: desde la calle, previamente trazada,
Durante la era barroca, España dio forma a una tí
con plan o sin él, las casas han ido ocupando su sitio
pica ciudad que en otro lugar hemos llamado ciudad
y conformándose a su ley distributiva. En la ciudad mu
convento. No e� que otras ciudades europeas no tuvieran
sulmana ha sido la casa la que ha prevalecido y la que
dentro de los muros y en los arrabales numerosos con
ha obligado a la calle a encontrar su acomodo, un poco
ventos, pero no pasaron de ser ciudades con conventos,
subrepticiamente, por entre los huecos que las casas le
mientras que las nuestras acabaron siendo, en algunos
dejaban. De aquí que las calles hayan resultado tortuo
casos, conventos hechos ciudad. Esta peculiar estructu
sas, laberínticas e inverosímiles.
ra, representativa de la España católica de los Austrias,
Esta es una actitud más inmediata y biológica que la
es, por paradójico que parezca, resultado directo, y bien
1 Emsl Ef:[li, Climare and Tow Disrricts, C:onsequences and De evidente por cierto, de la peculiar morfología de la ciu
mands, Zurich, 1951, p. 18.
dad musulmana. Encontramos aquí un aspecto más de
16 Lección 1 Introducción 17
cómo nuestra religiosidad se ha vertido muchas veces en espiritualidad general de la cultura, destácase el alma
Muchos conventos españoles se fundaron a raíz de la cuyos últimos fundamentos han de permanecer para nos
Reconquista en ciudades hispano-musulmanas, y si las otros en eterno misterio. Y una vez despierta, se forma
iglesias se hicieron generalmente (no siempre) de nueva un cuerpo visible. La aldeana colecci6n de casas, cada
planta, los edificios de la vida monástica fueron el resul una de las cuales tiene · su propia historia, se convierte
tado de encerrar, dentro de altas tapias, casas, palacios, en un todo conjunto. Y este conjunto vive, respira, cre
callejones y pasadizos, formando así enormes e irregu ce, adquiere un rostro peculiar y una forma e historia
9•
lares manzanas que lo absorbían todo De este modo, internas. A partir de este momento, además de la casa
por los nuevos conventos se preservaban y acotaban im particular, del templo, de la catedral y del palacio, cons
portantes sectores de las antiguas ciudades islámicas, que tituye la imagen urbana en su unidad el objeto de un
quedaban fijados para siempre en el tiempo inmóvil, de idioma de formas y de una historia estilística, que acom
10•
tenido más allá de las tapias. Lo «privado» de la forma paña en su curso todo el ciclo vital de una cultura»
de vida musulmana se había refugiado en la más privada En realidad, para una mente germánica como Spen
de las sociedades cristianas: la clausura. Todavía Toledo gler, el alma, o si se quiere el espíritu, sustituye a la
está lleno de conventos cuyas recónditas clausuras, cuyos dialéctica de la ciudad clásica. El Geist en lugar del
escondidos patios y estancias refrescadas por surtidores, Lagos, y como una categoría más amplia, más compre
dicen mucho de la vida íntima del moro. hensiva, que lo pueda abrazar.
En las civilizaciones que más de cerca nos afectan «Hay aglomeraciones humanas -continúa Spengler
tenemos, pues, constituidos tres tipos de ciudades: a) la muy considerables que no constituyen ciudad; las hay
ciudad pública del mundo clásico, la civitas romana, no sólo en las comarcas primitivas, como el interior del
la ciudad por antonomasia; b) la ciudad doméstica y Africa actual, sino también en la China posterior, en
campestre de la civilización nórdica, y e) la ciudad pri la India y en todas las regiones industriales de la Europa
vada y religiosa del Islam. Es muy difícil, pues, encerrar y de la América modernas. Son centros de una comarca,
en una sola definición cosas tan diferentes, y no es de pero no forman interiormente mundos completos. No
extrañar que diversos autores parezcan contradecirse, tienen alma. Toda población primitiva vive en la aldea
cuando lo que sucede es que en ellos predomina un en y en el campo. No existe para ella la esencia denominada
Si no es el carácter de vida pública el que puede que se distingan de la aldea; pero esas agrupaciones no
definir universalmente a una ciudad, ya que hemos visto son ciudades, sino mercados, puntos de reunión para los
que otras no lo tienen, cabe pensar en una nota más intereses rurales, centros en donde no puede decirse que
amplia que acoja a estas diferentes especies. se viva una vida peculiar y propia. Los habitantes de
Según Spengler, «lo que distingue la ciudad de la al un mercado, aun cuando sean artesanos o mercaderes,
dea no es la extensión, no es el tamaño, sino la presencia siguen viviendo y pensando como aldeanos. Hay que pe
de un alma ciudadana . . . )> «El verdadero milagro es cuan netrarse bien del sentimiento especial que significa el
do nace el alma de una ciudad. Súbitamente, sobre la que una aldea egipcia primitiva -breve punto en medio
18 Lección 1
ha solido acontecer, pueden aumentar más de cien veces
dad no se distingue acaso por nada exteriormente; pero sin adquirir la más leve de las instituciones que caracte
espiritualmente es el lugar desde donde el hombre con rizan a una ciudad en un sentido sociológico. Es decir,
templa ahora el campo como un alrededor, como algo según Mumford, un lugar en el cual se condensa la
distante y subordinado. A partir de este instante, hay tradición social y donde las posibilidades de continuo in
dos vidas: la vida dentro y la vida fuera de la ciudad, y tercambio e interacción elevan a un alto potencial las
12•
el aldeano lo siente con la misma claridad que el ciuda actividades humanas
dano. El herrero de la aldea y el herrero de la ciudad, el En España, dado nuestro retraso industrial, no hemos
alcalde de la aldea y el burgomaestre de la ciudad, viven conocido la típica ciudad «paleotécnica», ni la conocere
en dos mundos diferentes. El aldeano y el ciudadano son mos ya. Nuestro retraso puede ofrecer por lo menos
distintos seres. Primero sienten la diferencia que los se esa ventaja. Designa Mumford con el vocablo expresivo
para, luego son dominados por ella, al fin acaban por de «paleotécnica» a la primera era técnica, con todo su
no comprenderse uno a otro. Un aldeano de la Marca caótico y brutal desarrollo, que no tuvo más ley ni más
y un aldeano de Sicilia están hoy más próximos entre control que la libre competencia, el laissez [aire de los
sí que el aldeano de la Marca y el berlinés. Desde este utilitaristas. Esta era paleotécnica ha dado lugar a las
punto de vista existen verdaderas ciudades . Y este punto más insensatas y desalmadas ciudades que los hombres
de vista es el que con máxima evidencia sirve de funda han puesto en pie, y lo que es más grave, reputadas como
11•
mento a la conciencia despierta de todas las culturas» símbolo del progreso. Dice bien el escritor americano,
Nos queda, pues, el problema de las ciudades sin alma, que la factoría y el slum eran sus dos componentes esen
que en verdad es un grave problema. Ya lo habíamos ciales y, por decirlo así, únicos. Ya no tenemos ni la
apuntado al explicar cuál fue nuestra sorpresa al con plaza, ni el common, ni la catedral, ni el castillo, ni el
templar ciertas aglomeraciones norteamericanas, a las cua palacio barroco, ni siquiera el mercado, como elementos
les nos resistimos a dar categoría de ciudades, no obs que significan y elevan a un plano espiritual el papel de
tante su enorme volumen y su población. De hecho sigue la ciudad. Sólo domina la ley áspera de la producción
roso título, lo que, sin embargo, no nos exime de tener En cuanto a morfología, la ciudad de la era técnica
que enfrentarnos con ellas, ya que son uno de los fenó adopta la árida cuadrícula. Lo que en Grecia fue triunfo
menos claves de nuestra civilización actual. del racionalismo, en Roma del espíritu práctico y militar
Salvo casos especiales o que provienen de otras cultu y en Sudamérica de una jerárquica colonización, en el
ras distintas de la occidental, la ciudad sin alma coin 'siglo xrx se convirtió en el instrumento de los especu
cide con la ciudad a que ha dado origen la revolución in ladores de terrenos. Gracias a la cuadrícula, el aprovecha
dustrial. El nuevo complejo urbano consta, según Lewis miento de los terrenos era máximo, y la igual impor
Mumford, de dos elementos fundamentales: la factoría tancia de las calles perseguía el ideal de que todos fueran
y el slum, Ellos, de por sí, constituyen lo que se ha lla igualmente valiosos. Todas las operaciones de cálculo
mado impropiamente ciudad. Una palabra que en este de rendimientos, compraventa, etc., eran facilitadas ex
caso no significa más que un hacinamiento de gente en traordinariamente. Ya no era la cuadrícula de los ideó-
11
Spcngler, op. cit. 111, 131 y 132.
L
20
Lección 1 Introducción 21
mas , fluviales, ferroviarias, que ocupan un espacio in plazas, paseos, cafés, casinos populares, etc. , donde la
menso , el slum, con sus casas iguales y monótonas, gente pueda encontrarse libremente, estrecharse la mano
estrictamente calculadas con arreglo al rendimiento eco y elegir el tema de conversación que sea de su agrado,
nómico del trabajador; y también el rascacielos, producto no son cosas del pasado, y que, debidamente adaptadas
típico de la economía capitalista. a las exigencias de hoy, deben tener lugar en nuestras
13,
En esta ciudad paleotécnica, y· asim i s m o en la neotéc ciudades»
nica, por un proceso ecológico n atu ral, las clases aco Esta tendencia indica la existencia de una vigorosa
modadas huyen de las zonas que invaden la industria y campaña para reconstruir lo� órganos púb.licos de .una
el comercio y van a fijarse en una periferia cada vez más ciudad -en una palabra, el agora-, que st en un nern-
Introducción 23
po fueron menospreciados por una civilización orgullo
samente utilitaria, ahora la experiencia los reclama como po circundante. N i en unas p uede darse la da
vi de
esenciales en la vida humana, sobre todo a la vida de relación, por asfixia, ni en otras por descongestión.
comunidad que representa la ciudad. Si esa campaña El hombre, en s u j ornada diaria, sufre tan contra
diera sus frutos y se materializara en estructuras físicas, dic torios estímulos que él mismo, a semejanza de la
podría considerarse la ciudad «paleotécnica», sin alma ciudad q ue h abita, acaba por encontrarse tota l men te d es
grad as.
1
Lección 2 La ciudad, archivo de la historia 25
En la in�roducción � este pequeño libro, a la vez que una especial regulación, que es lo que caracteriza a la
art1culah.an éstos. dentro de un proceso historico que Enrique IV de Castilla concedió el año 1465 unas de
es esencial estudiar para comprender lo que ha sido es terminadas franquicias a los moradores de Madrid, bien
y puede llegar a ser la ciudad. ' fuera n moros, cristianos o judíos, pero obligándoles a
Tomemos un ejemplo: la ciudad medieval se POS apa no salir de sus muros, «non salgan a bevir ni morar
rece a rodas como, ?na ciudad amurallada. Esto podrá fuera de los arrabales», y a que si lo hicieren, pecharan
parecer un hecho físico accidental, pero la realidad pro cada uno con dos mil maravedises para el repaso de los
funda es que se trata de un hecho condicionante del muros y cerca de la dicha villa. Los madrileños tenían
más largo alcance. En la Edad Media aparece la ciudad obligación de velar y guardar el Alcázar, y como parece
como una organización comunal. Precisamente una de ser que muchos se zafaban de hacerlo, los pocos que lo
tantas causas que influyeron en el nacimiento de las cumplían se quejaron al rey en 14 7 3, diciendo que la
comunidades fue la necesidad de organizar un sistema carga era muy fatigosa y que si seguían así las cosas la
3•
de contribuciones voluntarias para atender a las obras villa se.· despoblaría
apremiantes de construcción y conservación de las mu La necesidad de estas murallas, que caracterizan a la
I
rallas. Max Weber ha estudiado la repercusión de las ciudad medieval, fue en muchos casos el origen de las
mur�llas o, en un sentido más amplio, de la ciudad en finanzas municipales. Lo que comenzó por ser una con-
24
-
26
Lección 2
río, extendiéndose no sólo a la fortificación sino a otras des rasgos ha prevalecido y prevalece en nuestros días.
o�ras comunes, como el mantenimiento de las vías pú La ciudad, como }a realidad histórica, no es nunca inde
blicas. Aquel que no se sometía a esta contribución era pendiente de las etapas por las que pasó en su evolu
expulsado de la ciudad y perdía sus derechos. La ciudad, ción: es actualización de ellas y su proyección hacia el
por consiguiente, acabó por adquirir una personalidad porvenir.
legal que estaba por encima de sus miembros. Era una Sin embargo, en la misma Edad Media, las ciudades
comuna con personalidad jurídica propia e independiente. que gozaban de un estamento especial para los burgue
Esta personalidad jurídica otorga a la ciudad un dima ses eran una minoría, reducida casi exclusivamente al
de franquicia y de privilegio, de libertad, en medio del Occidente cristiano. Es decir, el Ayuntam\ento urbano,
mundo rural circundante, mucho más sometido. Dice un tal y como nosotros lo conocemos, era desconocido en
proverbio alemán que el aire de las ciudades es libre y Asia, en el Próximo Oriente y en el mundo islámico.
hace libre a los hombres: Die Stadtluft machi frei. Desde Muchas ciudades orientales eran una fortaleza y tenían
entonces, siempre ha conservado la ciudad ese clima li mercado como las occidentales, pero carecían de un esta
bre e independiente que es uno de los alicientes que tuto jurídico propio. Son, pues, categorías de ciudad
han atraído al hombre hacia ellas. Hoy no es porque completamente diferentes que no pueden abrazarse en
exista un� esta�uto jurídico diferente para el burgués y una definición común.
el campesino, smo por otras causas que tienen que ver Pasemos de la Edad Media al llamado mundo moder
con la vanedad, los recursos, las posibilidades que 1a ciu no, en el que los mejores espíritus trataron de fundar
dad ofrece. La libertad, al fin y al cabo, aumenta en su especulación en el criterio de evidencia. Esta evi
razón directa de estas posibilidades. Si en la ciudad de dencia no la tiene el hombre por medio de los sentidos,
hoy no existe una diferencia de status jurídico, sí existe sino por medio de su razón. Todo lo que no es racional
de status social.
viene a ser sospechoso. Las ciudades antiguas, como pro
Estas y otras circunstancias, sobre todo de origen eco ducto de la historia, no podían ponerse como ejemplo
nómico, dieron lugar a que Henri Pirenne definiera la de construcciones racionales. Los hombres de entonces
ciudad medieval como «una comuna comercial e indus no vieron en ellas más que desconcierto y caos. Esta es
trial que habitaba dentro de un recinto fortificado, go la postura de Descartes:
zando de una ley, una administración y una jurispruden «Así aquellas antiguas ciudades que al principio sólo
cia excepcionales que hacían de ella una personalidad fueron villorrios y se convirtieron, por la sucesión de
colectiva privilegiada» 4.
los tiempos, en grandes ciudades, están por lo común
Hoy en día no quedan murallas, y esto parece ya histo tan mal compuestas, que al ver sus calles curvas y des
ria pasada;· pero la realidad es otra, pues la existencia iguales se diría que la casualidad, más que la voluntad
de aqueUas pretéritas defensas gravita sobre las ciudades de los hombres usando de su razón, es la que las ha
5•
de hoy no sólo por Jo que respecta a una estructura dispuesto de esta manera»
física todavía vigente, sino por el papel que jugaron en Todavía en el siglo xvrr la historia no tiene que ver
la constitución de la comunidad municipal, que en gran- nada con la razón, incluso se opone a ella; lo que la
5
Descartes Discurso del método, 2.& parte.
1
28 29
Lección 2 La ciudad, archivo de la historia
la historia va acumulando en su curso y que parece la cuadrícula, muy geométrico y muy cartesiano, pero
6•
obra del azar falto en general de sutileza artística. La cuadrícula había
Trataron, pues, los hombres de los siglos XVII y XVIII sido utilizada por los griegos también cuando el raciona
de racio�alizar la ciudad, de pensarla more geometrico, lismo, o si se quiere el idealismo, presidía el pensamien
por considerar que todo lo anterior no era sino obra del to. Lo fue también por los romanos, llevados de su sen
a la historia, añadiendo un nuevo ingrediente al ser Con la llegada del mundo barroco la ciudad sufrió
histórico de la ciudad. La historia de la ciudad se enri una mayor y trascendental transformación. Para ello,
quecía con un nuevo capítulo, y cada una de aquellas sobre la base inicial del racionalismo cartesiano, que ha
ciudades -claro está, no lo fueron todas- que quedó bía sentado ya la necesidad de la ciudad como arti-íacto,
afectada por el impacto del racionalismo, siguió viviendo como faena de la voluntad humana iÍuminada por la
su propia vida histórica, matizada de una u otra manera razón, tuvieron que producirse dos hechos, uno _de ca
según las complejas circunstancias en que se produjo el rácter estético y otro de carácter político-económico. El
hecho y según el alcance del mismo. primero fue el desarrollo de la perspectiva, del perspec
El racionalismo dio nacimiento a la ciudad como tivisrno, como concepción del espacio artístico, y el se
obra de arte, como arti-facto. Con anterioridad, las ciu gundo, el auge del poder absoluto del príncipe unido a
dades habían sido bellas por su crecimiento natural y la economía consumidora de la corte.
orgánico, como es bello un árbol. Nada en su desenvol Ambas características se dan de una manera extrema
vimiento había sido ordenado por la voluntad de los da en las llamadas Residenzstadte o ciudades principes
hombres usando de su razón, pero eran h ijas de la vo cas. Si no hubiera existido el poder omnímodo y con
luntad histórica usando de la razón vital. Ahora b ien : vergente del príncipe, si no hubiera existido una corte
¿ hubie ra, en cambio, dejado la ciudad de ser hija de la consumidora capaz de hacer prosperar el lujo, el nuevo
historia si no hubiera recogido en su evolución las más estilo perspectivista, que no está fundado en ninguna
i m p ortante s concepciones del mundo, lo que los alema necesidad funcional ni utilitaria, sino en el puro deleite,
nes llaman Weltanschauung? Al fin y al cabo, el que la que en ocasiones llega al orgulloso placet de forzar a la
historia se haga en la ciudad obliga a que la ciudad se naturaleza, no hubiera podido materializarse como lo
Las p ri m eras hu ell as del racionalismo en el cuerpo uso de la perspectiva las cimas que alcanzó en el barroco,
físico de la ciudad fueron tímidas, y a veces un poco el poder de los príncipes y el lujo de las cortes no ha
to scas. En relación con los edificios importantes, se cons brían logrado la expresión esplendorosa que tuvieron en
truyeron plazas pensadas con simetría y adecuación ar su tiempo y que hoy prevalece como recuerdo de su
por sí solas entidades completas, como sucedió con nues El siglo xrx provocó en la ciudad alteraciones de un
tras típicas plazas mayores del tiempo de los Austrias. orden muy diferente que las que trajo el período barroco.
Cuando las circunstancias lo permitían, se trazaban ciu La revolución industrial, basada en los postulados del
dades de plano regular, como las de nuestra coloniza utilitarismo y en la política del laissez [aire, llevó al
-ción americana. Entonces el sistema seguido fue el de convencimiento de que lo más importante era aumentar
6
los medios posibles. Con este criterio, todos los valores
Julián Marías. fotroducción a la Filosofla, 4.• ed., p. 190.
31
La ciudad, archivo de la historia
30 Lección 2
conjuntamente. Puesto que los contenidos de esta orga
mo de la producción y esto tuvo consecuencias materia mos dicho, modelando y modificando uno a otro por_ su
arrollo de las ciudades. Lo que ya hemos apuntado en la dentro de un ámbito que no puede ser otro que el de
introducción, tratando de la urbe paleotécnica, lo estu la vida de la propia ciudad, que en este caso no es sino
diaremos más pormenorizadamente en la lección titulada la historia. Lo mismo que la filosofía orteguiana ha defi
«La ciudad industrial». nido al hombre como una realidad vital, trasladado este
En efecto, la ciudad se ha ido formando y conforman concepto al área más vasta de lo colectivo en la qu� se
do paulatinamente al correr de la historia. Sucede un mueve la ciudad, definiríamos ésta como una realidad
gran acontecimiento político y el rostro de una ciudad histórica; es decir, para nosotros, esa última instancia
7
tomará nuevas arrugas, dijo Spengler o bien: los ges no es otra ni puede ser otra que la hist<:>ria . . La ciud�d,
tos de la ciudad representan casi la historia psíquica de en última y radical instancia, es un ser histórico. La cm
8•
la cultura Una vez que la ciudad se ha implantado en dad no consiste en ser estructura, ni en ser alma colec
el terreno propicio, implantación o fundación que en la tiva; consiste en otra cosa, cuyo ser es histórico.
antigüedad tenía un carácter litúrgico y equivalía a trans A nuestro juicio, una vez sentado esto, todos los di
formar el nuevo solar en terra patrum, patria, la natura versos, inquietantes y muchas veces contradictorios a�
leza humana va trazando las líneas de la nueva estruc pectos de la ciudad, imposibles a prim�ra vista de red��"
tura, en un proceso vital en el que se halla implicado a unidad, se aclaran y conjugan en jerarquice ordenación.
u_n cúmulo de costumbres, tradiciones, sentimientos, ac Pero esto exige que reanudemos la cuestión bajo un
Pero es más: estas estructuras que han ido conformán A la ciudad, en cierto modo como a la persona huma
dose a través de este proceso, acaban por constituir ellas na, le acontece que �iempre_ es la mis11;a y n�nca e� lo
mismas una segunda naturaleza; es decir, estas estructu mismo. Londres, París, Sevilla o Moscu habran variado
ras reobran a su vez sobre los habitantes, que se en y seguirán variando considerablemente a tr�vés del tiem
cuentran con una exterior realidad con la que ya tendrán po, pero en ningún mon:i,ento estas alte_racio�es. han po
En una palabra, siempre que tratemos de buscar el una haya podido confundirse con otra, no digo ya en un
ser último, la realidad radical de una ciudad, nos encon período simultáneo, sino en período� distantes _de �u
traremos, por un lado, con una organización física, con evolución. Cuando una ciudad ha perdido su propia mis
unas instituciones, con una serie de calles, edificios, lu midad cuando en un cierto estado se ha desvanecido
ces_, tranvías, teléfonos, tribunales, hospitales, escuelas, toda r�ferencia a su pasado, es que esta ciudad ha muer
�mversidades, etc., pero también, por otro, con un con to y ha dado paso a otra diferente.
Junto de costumbres, de tradiciones y sentimientos que Se nos dirá, y es cierto, que las ciudades, por d hecho
d':finen algo que muchos, entre ellos Spengler, han deno de su invariable emplazamiento, de su fuerte ligamen
minado el alma de la ciudad. No podemos decir que esa a la tier ra, están en la imposibilidad de intercamh,iarse,
realidad radical corresponde solo a uno de estos órdenes de perder su individualidad, y que aunque una ciudad
al físico o al moral, sino a algo que los resume y acoge desapareciera por completo, arrasada hasta no quedar m
propio lugar tendría siempre que ver con ella. Pero bebitan»
9.
En mayor o menor grado, toda ciudad parti
esto no excluye nuestra tesis, ya que al decir que la ciu cipa de este carácter sagrado y es un santuario, si no de
dad. en cuanto tal, tiene personalidad y se mantiene a la religión, por lo menos de la historia. De esta forma,
través de la historia, no hacemos distingos sobre la natu d suelo convertido en patria tiene que tener una especial
raleza de las causas de dicha mismidad, conviniendo en significación. La ciudad se implanta en él, es decir, se
que una de ellas -aunque no la única- es, evidentemen arraiga como el vegetal. Una factoría, en cambio, más
te, su emplazamiento físico, su ligamen a la tierra. Tam que implantarse lo que hace es imponerse sobre la tierra,
El hecho de que una ciudad hunda sus rafees en la ras a todas luces antitéticas. Si la ciudad conforma la
tierra madre y se implante en ella de una determinada naturaleza, la industria generalmente la deforma; es la
manera, diferencia y diferenciará siempre a la ciudad de diferencia de verla como patria o como instrumento.
ducirse en serte. A querer, puede fabricarse la casa en sea alg o t otal y bsolutamente
a o puesto al cam po, en
serie, la casa prefabricada, pero cuando muchas de estas abierta hostilidad al medio natu ral. Muchos, s ni embar
casas tengan que implantarse en el suelo, formando un go, han considerado que es as í y han de finido la ciu dad
conjunto, será obligado hacerlo de una manera única en forma negativa, como lo que no es campo, lo cual
intransferible. '
me parece erróneo, primero po rque t al de finición, falta
Chueca Goitia, 2
V
CI[,
34 Lección 2 La ciudad, archivo de la historia
35
emplazamiento (aunque pueden existir semejanzas, no Y más adelante sigue diciendo Park que la ciudad ra
pueden darse dos emplazamientos idénticos), sino por la dica en las costumbres y en los hábitos de sus habitantes,
propia estructura de la ciudad que, a la larga, se va con que posee tanto una organización física como moral, que
virtiendo en otra segunda naturaleza. La ciudad misma se modelan y modifican una a otra por su mutua interac
se resiste a perecer, es una de las más imperecederas ción. La estructura de 1a ciudad, que, primeramente,
creaciones humanas. De aquí su valor singular como tes impresiona por su complejidad tiene por base la natura
timonio histórico. Los urbanistas han estudiado lo que leza humana, de la cual es expresión. Pero a su vez esta
han denominado ley de pervivencia del plano. El análisis estructura, ya formada, reobra sobre sus habitantes, que
de la evolución temporal de las ciudades ha conducido a se encuentran con una externa realidad con la que tienen
la constatación de que si bien la edificación se transfor que contar. «Estructura y tradición no son sino diferen
ma y se sustituye al correr de los años, el plano general tes aspectos de un solo complejo cultural que determina
mente permanece o sufre muy contadas rectificaciones. lo que es característico y peculiar a la ciudad y la dis
Córdoba, Toledo o Granada conservan barrios donde el tingue de la aldea y de la vida del campo» 13_
trazado musulmán se mantiene incólume. El plano de Estos conceptos de Park recogen la tesis, que pudié
Madrid que dibujó Texeira en 1 6 5 1 es, en grandes líneas, ramos llamar animista, de Spengler y avanzan scbre ella
con variaciones insignificantes, el plano actual del casco desde el momento en que tienen en cuenta en su justo
de la capital. Las ciudades, como los ofidios, cambian de valor la importancia de las estructuras materiales en la
piel, pero su ser permanece inalterable. realidad total que es una ciudad. Park postula con acier
Pero hay más: no sólo son raíces materiales las que to la articulación dinámica de los diferentes aspectos
aseguran la permanencia de las ciudades como entes in materiales y espirituales que concurren a determinar lo
dividuales. Existen otras de índole espiritual; existe el que es característico y pecu1iar a la ciudad, pero se de-
:,r
/
36
Lección 2 La ciudad, archivo de la historia 37
tiene al llegar a la formulación de cuál es la naturaleza ya lo vio sagazmente Julián Marías, que considera a la
de ese complejo cultural que determina precisamente lo ciudad, por ser artística, expresiva de un estilo, de una
que es característico y peculiar, En ella ha de estar, pues, estructura de alma, pero haciendo una salvedad, que es
la realidad radical de una ciudad, de la cual todos los la que sobre todo nos interesa: «Pero hay que agregar
múltiples aspectos son realidades radicantes. Por ese ca una nota importante: la ciudad, que tarda en hacerse
mino lJcgamos nosotros a afirmar que esa realidad radi -por eso no es caprichosa- dura mucho tiempo; ex
cal no es otra ni puede ser otra que la historia, que la cepto en su fase de fundación, cuando todavía no es
dudad no es sólo estructura ni s6lo espíritu, sino una ciudad, es siempre antigua. Normalmente el individuo
realidad que abraza ambos componentes, su ser físico y vive en una ciudad que no han hecho sus coetáneos, sino
su ser moral conjugados en una realidad superior: su ser sus antepasados; es cierto que la transforma y modifica,
histórico.
sobre todo la usa a su manera, descubriendo en ello su
Si las ciudades más que ligadas a la historia son his vocación peculiar; pero por lo pronto es una realidad,
toria ellas mismas, esto nos explicará mucho de su rea recibida, heredada, hist6rica. (Este último subrayado es
lidad. Vamos a abordar un punto concreto a la luz de mío.) Es decir, ni más ni menos que la sociedad misma.
esta evidencia nuestra de que la ciudad es, en última ins Por eso es difícil de entender; por eso es profunda, radi
14•
tancia, historia. Es éste el de la ciudad como obra de calmente reveladora»
arte. ¿Es o no es la ciudad una obra de arte? Ya hemos En una palabra, la forma de una ciudad permanece
visto cómo durante los siglos A-VII y XVIII se intenta ra cuando la sustancia social que le dio, vida ha desapare
cionalizar la ciudad, convertirla en artefacto, en algo ra cido. Por eso, formalmente, la ciudad es también his
cionalmente pensado y dispuesto por la voluntad huma toria en sí misma. La ciudad en que vivimos tiene siem
na. Bajo esta pretensión, y solo bajo ella, puede conside pre un carácter de reliquia. La ciudad más profana es
rarse la ciudad como una verdadera obra de arte, ya que en alguna medida el lugar sagrado donde se da culto a
no puede considerarse creación artística sino aquella que los antepasados. Pero desde el punto de vista artístico,
proviene de la voluntad humana claramente definida. La este constante suceder que es la ciudad misma no per
obra de arte no se entiende sin el artista. mite que se produzca con el debido sosiego la madura
Pero esto, esta pretensi6n de convertir la ciudad en ción de la obra plástica. La ciudad siempre ha sido y
obra de arte, no alcanza más que a determinadas fases será, por la índole d� su esencia, artísticamente fragmen
del acontecer humano. La ciudad en su integridad es taria, tumultuosa e inacabada No encontramos en ella
muy pocas veces obra de una voluntad previamente esta esa forma definitiva y redonda que ansía el sentimiento
blecida, y cuando esta voluntad llega a imponer un deter estético. Por eso toda ciudad es, estéticamente hablan
minado sello, lo hace generalmente de una manera frag do, una frustración. El hombre que ha conseguido reali
mentaria y episódica. Apenas cuando han empezado a zaciones tan perfectas en el campo de la belleza, no ha
materializarse estructuras que reflejaban los ideales de conseguido crear la ciudad bella, a pesar de tantos y tan
unos hombres o de una sociedad, estos hombres y esta ingentes esfuerzos. Esto lo percibe cualquier espíritu
ciudad eran ya cosa pasada y sus ideales se habían ido sensible, cualquier temperamento estético que viaje y
con ellos, sustituidos por otros nuevos. Existe casi siem recorra las ciudades del globo. Unas más y otras menos,
pre un defasage entre los ideales de cualquier género todas dejan en su ánimo, al fi nal, una penosa insatis
tica. En una palabra: la ciudad es siempre antigua. Esto " Julián Marías, La estrnctura socfol. Madrid, 1956, p. 281.
J8 Lección 2 La ciudad, archivo de la historia 39
Esta insatisfacción se produce porque si bien se trata zan su condición de obras de arte sólo cuando mueren.
de un� fenómeno artístico, éste se halla supeditado a Les pasa lo que a las personas de vida agitada, martiri
pulsación histórica. Es un fenómeno artístico en cuanto zadas por el sufrimiento, cuyos rasgos se embellecen con
que es expresión en cada momento de una realidad so la serenidad de la muerte.
cial. Pero el constante cambio de ésta, bien sea por evo Cuando la ciencia histórica ha ido renovando sus con
lución o salto, no permite que se produzca el equilibrio ceptos, cuando sus métodos se han ido perfeccionando Y
requerido en toda creación estética. Las estructuras ur su campo se ha ido ensanchando y profundizando, se ha
banas, y conste que al hablar de estructuras nos referi despertado paralelamente una nueva percepción de la
mos tanto a las externas como a las internas, son cons ciudad como hecho histórico, porque si se trata por esen
tantemente intervenidas, zarandeadas casi, por la pulsa cia de un organismo histórico, es también un documen
ción histórica, detrás de la cual van arrastradas con más to, un depósito, el más formidable, de lo que el ac�nte
o menos decalage. En síntesis, podría decirse que la ciu cer humano va dejando sobre ella en lenta y contmua
dad participa del espíritu artístico, sin llegar a ser, sin sedimentación. De las ciudades se veía hasta hace poco
embargo, una obra de arte. Si lo fuera en un sentido ple los monumentos señeros y venerables, las cumbres de la
nario, dejaría de ser lo que radicalmente es: historia. orografía urbana, las catedrales, los pala�ios, los monu
«Cuando contemplamos algo desde un punto de vista mentos conmemorativos. Esto correspondía perfectamen
estético -ha dicho Simmel-, deseamos que las fuerzas te con una idea de la historia como contienda y faena de
opuestas de la realidad lleguen a un equilibrio cualquie unas grandes personalidades dominantes, que decidían
ra, que se haga un armisticio entre lo alto y lo bajo. entre sí el destino humano. Pero ya la mentalidad actual
Pero contra este deseo de una forma permanente se no se satisface con visión tan simplista, y al tratar de
rebela el proceso moral del alma, con su incesante subir discernir las características de una civilización, no pode
y bajar, con la continua prolongación de sus límites, con mos confinar nuestra atención al estudio de los podero
la inagotabilidad de las fuerzas contrarias que en él sos. Debemos conocer la situación del pueblo, sus for
15•
juegan» mas de vida y sus creencias, la índole de las institucio
Más cerca está la ciudad del proceso moral que del nes creadas por la sociedad, el desarrollo de la cultura
proceso artístico. Su extremada dependencia del hombre, y el sentido de la misma, es decir, el panorama comple
como dijimos en un principio, de su inquietud, que no to de la vida y no las cimas que sobresalen.
admite reposo, le impiden permanecer en las sosegadas Al estado llano de la historia corresponden en la ciu
riberas donde florece el arte. dad las casas vulgares, que se apiñan unas a otra_s en
En una ciudad podrán existir edificios que sean obras formas expresivas, lo mismo que los monumentos smgu
de arte magníficas; acaso barrios completos, que hayan lares representan las personalidades dirigentes. Separar,
logrado la permanencia y estabilidad de una ciudad es por consiguiente, el palacio de las casas burguesas o de
tilística completa; pero la ciudad en su conjunto, expre las populares, es como remover una frase de su con�exto.
sión de la inestabilidad y fluencia del alma colectiva, Lo que hay que interpretar es la ciudad en su conjunto.
nunca alcanzará rango de obra de arte. En los contados El llevar al estudio de las estructuras matenales que
casos que esto no sucede es porque se trata de ciudades componen la faz o rostro de la ciudad un cri�eri.o pur�
muertas, preservadas artificialmente. Las ciudades alean- mente artístico, es lo que condujo a esta artificial esci
sombra, olvidada, como algo inerte que carecía de ex Goya, a los diecisiete años, sufrió los primeros reveses
presión. Falta de expresión artística, tal vez, pero en académicos; privado de ambiente, pero conservado como
ningún caso de expresión histórica. El enfocar, en cam reliquia, un arco de ladrillo es el mudo testigo de haza
bio, el estudio de la ciudad desde su esencia histórica ñas patrióticas; al pasar por determinada calle céntrica
operación que puede ser mucho más fecunda en resulta' parece sonar ei estampido de los arcabuces criminales;
dos, nos evitará amputaciones injustificadas y una inte en tal palacio, hace pocos años dejaba este mundo una
gral percepción del fenómeno urbano cada vez más acu emperatriz . . . Eso son las ciudades; escenario de la his
ciante a 1a vista del desarrollo que v� tomando en nues toria, la grande, ]a pequeña, la local, la nacional, la
tros días el urbanismo. universal; los hombres vienen de muy diversas partes,
Partiendo de la base firme de la realidad histórica de de aldeas, de villorrios distantes; los acontecimientos se
la ciudad, nada de lo que a ella se refiere aun lo más fraguan en el difuso mundo, pero siempre la ciudad es
insignificante, deja de ser revelador; todo constituye punto de convergencia, lugar de la acción, donde todos
pai:te_ de una totalidad imposible de disociar. Lo que los procesos se comprimen, se esquematizan y aceleran;
arrísncamente puede resultar mudo, históricamente será horno de combustión social. Queda luego el recuerdo, y
acaso, elocuentísimo. No hay que olvidar que la ciudad la ciudad se convierte en archivo.
es por sí misma un formidable archivo de recuerdos. En Al irse imponiendo, cada vez con más fuerza, la con
1� urbe se condensan, no sólo en el espacio, sino, en el ciencia de que esto es así, la ciudad va reverdeciendo sus
tiempo, Jos hechos y las vidas humanas más significati recuerdos y en algunos casos señalándolos al viandante
vas. Este grado de condensación preserva su recuerdo por medio de lápidas. La lápida parece que va dirigida
de 1a mi�ma manera qu; un archivo, al reunir papele� en primer lugar a honrar la memoria de algún héroe o
que P�?v1enen _de muy diversos_ orígenes, asegura su con personalidad sobresaliente. Pero este movimiento de ida
se�vac10n. Es indudable que si todos aquellos aconteci supone otro de vuelta: al honrar hazañas, héroes o sim
mientos y aquellas vidas no hubieran sucedido en la ples acontecimientos, lo que se hace es conmemorarlos,
ciudad, no hubieran tenido su referencia a ella su memo es decir, recordarlos en común, hacerlos material de auto
ria habríase desvanecido mucho más fácilme�te. Es la conciencia colectiva. La lápida va dirigida tanto a exaltar
Si deambulamos por París, podemos hallar el lugar que la promueven y colocan. La ciudad que con más
donde Enrique IV fue ase sinado ; la elegante plaza don entusiasmo va lapidando sus muros es la ciudad que más
de vivía Richelieu, en un ambiente del París de los gusto obtiene golpeando su dormida conciencia. Este
Mosqueteros; el pasamanos donde se posaba la mano tema merecería una extensión mayor que no cabe da
de Voltaire; el ala del Louvre donde se reunió la Con dos los límites a que ahora debemos sujetarnos. Pero
v�nción. Podemos seguir el itinerario de Bonaparte, casi baste decir que el afán lapidario coincide con el desper
niño, desde la diligencia que lo trajo a París hasta la tar de la conciencia histórica en el siglo xzx con el vago
1
Escuela Militar; el pequeño laboratorio donde empeza presentimiento de que la ciudad es un archivo al que, a
ron a trabajar los esposos Curie, etc. su modo, es necesario clasificar y poner etiquetas, que en
Una plaza de Madrid evoca todavía la sombra de Cis este caso serían las lápidas.
neros; en la calle Mayor, aunque transformada, cada ado Las lápidas revelan, pues, que esta conciencia existe,
quín levanta el eco de las pisadas de Lope, de Tirso, de que algo de lo que es interior, el alma, sale a la super-
-
43
42 Lección 2 La ciudad, archivo de la historia
antes, esas aglomeraciones no son lo que a primera vista tido en patria y cuyas estructuras internas y. ext�rnas se
mas de ruralismo disfrazadas, o por otro lado escuetas satisfacer y expresar las aspiraciones de la vida colec
conurbaciones industriales. La aldea pertenece todavía al tiva, no s6lo la que en ellas transcurre, sino la de la
mana.
1•
La �structura social, p. 283.
45
Lección 3 La ciudad antigua
La ciudad antigua
separados por calles muy _estrechas, que tenían por objeto
se levantan, luchan entre sí por alcanzar una supremacía Fig. l. Kahun. Plano (Egh, Die neue stadt ... )
pero dejando todos alguna contribución en el curso evo to de la ciudad formaba un rectángulo cerrado entre
lutivo del mundo civilizado. De estas culturas -egipcia, tapias y protegido por un foso. La vida debía hacer�e
mesopotámica, indostánica- conocemos pocos restos de en estos minúsculos patios y terrazas, a las que se subía
ciudades, ya que lo que ha permanecido han sido los gi por escaleras cuyo emplazamiento ha podido identificar
gantescos monumentos religiosos y sepulcrales, o a lo se. La construcción no podía ser más pobre: adobe y
más, algunos palacios de monarcas divinizados. terrazas hechas de madera y caña amasadas con barro.
grupo de habitaciones construido para alojar a los obre por Amenophis IV ( 13 6 9 - 1 3 5 4 ) , el famoso faraón que
ros que habían de levantar la pirámide de Sesostris II impuso el culto solar. Presenta también un trazado rec
(1897-1879 a. de J. C.). Es la ciudad de Illahun (actual tilíneo y casas acomodadas construidas en piedra. De
Kahun) acoso el ejemplo más antiguo de organización todas maneras las ciudades regulares debían ser una ex
residencial que conocemos. Tenía características bastan cepción circunscrita a aquellas construidas ex novo.
te regulares, de acuerdo con un trazado geométrico que En cambio, son numerosos los restos de grandes coi:is•
reunía las pequeñas viviendas en bloques rectangulares, trucciones religiosas que venían a formar verdaderas cm-
44
Lección 3 45
La ciudad antigua
La ciudad antigua
separados por calles muy estrechas que tenían por objet_o
se levantan, luchan entre sí por alcanzar una supremacía Fig. l. Kahun. Plano (Egh, Die neue stadt ... )
pero dejando todos alguna contribución en el curso evo to de la ciudad formaba un rectángulo cerrado entre
lutivo del mundo civilizado. De estas culturas -egipcia, tapias y protegido por un foso. La vida debía hacerse
mesopotámica, indostánica- conocemos pocos restos de en estos minúsculos patios y terrazas} a las que se subía
ciudades, ya que lo que ha permanecido han sido los gi por escaleras cuyo emplazamiento ha podido identificar
gantescos monumentos religiosos y sepulcrales, o a lo se. La construcción no podía ser más pobre: adobe y
más, algunos palacios de monarcas divinizados. terrazas hechas de madera y caña amasadas con barro.
grupo de habitaciones construido para alojar a los obre por Amenophis IV (1369-1354), el famoso faraón que
ros que habían de levantar la pirámide de Sesostris II impuso el culto solar. Presenta también un trazado rec
(1897-1879 a. de J. C.). Es la ciudad de Illahun (actual tilíneo y casas acomodadas construidas en piedra. De
Kahun) acaso el ejemplo más antiguo de organización todas maneras las ciudades regulares debían ser una ex
residencial que conocemos. Tenía crractcrfsticas bastan cepción circunscrita a aquellas construidas ex novo.
te regulares, de acuerdo con un trazado geométrico que En cambio, son numerosos los restos de grandes cons
reunía las pequeñas viviendas en bloques rectangulares, trucciones religiosas que venían a formar verdaderas ciu-
44
46
Lección 3 La ciudad antigua 47
1,
B emis y Bu chard un artesano especializado en Sumeria
o que nos
l qu eda son los del palacio del emperador, que 1 The Evolving_ House, vol. l. A History of the Home, 1933-36,
Apud Arthur B. Gallion, The Urban Pattern, New York, 1951, p. 6.
48 Lección 3 La ciudad antigua 49
brar a los griegos exageró una realidad que las excava Fig. 4. Babilonia. Puerta de Isthar (Dib. del autor).
Una ciudad del tamaño de Babilonia debía ser casi excavaciones. En la ciudad de Mohenjo-Daro ( se desco
in_compren_sib}e para Ia . mentalidad griega, ya que el noce el nombre antiguo) se ha revelado la existencia de
mismo Aristóteles nos dice que no es una ciudad todo una ciudad bastante floreciente que pertenece al año
50 Lección J La ciudad _antigua 51
3000 a. de J. C. y que presenta tres calles principales, aquellos palacios, como los de Mesopotamia, que apare
en la dirección Norte-Sur, y otra perpendicular a ellas cen completamente aislados en una eminencia inaccesible
que cortan un complejo de pequeñas callejuelas, posible para el pueblo. Los reyes de estas ciudades-estado del
mente núcleos más primitivos. En las partes excavadas mar Egeo no tenían el carácter divino de los autócratas
los edificios más importantes que han aparecido han sido orientales y gobernaban sobre comunidades en cierto
un monasterio y un baño público. Revela esta ciudad una modo libres. Esto se transparenta incluso en la estructu
civilización bastante floreciente, dados los restos de las ra de las ciudades, como acabamos de ver.
aguas.
torno a una habitación principal llamada el megarán, Fig. 5. Gurnia. Plano (Gallion, op. cit.).
iluminaci6n y con una cisterna debajo para recoger las Nos quedan restos interesantes en la ciudad de Cnos
aguas pluviales, precedente de lo que luego será el im sos, principalmente su magnífico palacio, excavado por
pluvium de la casa romana. Por la disposición del pala Evans; de las de Palaikastro y Gurnia en Creta; y de
cio del rey, en medio de la ciudad, en general contiguo Tirinto y Micenas, en la península griega.
a una plaza, parece que éste reunía a la vez la función Los primitivos centros habitados de la civilización
de centro de la vida comunal. No se trata, pues, de helénica debieron preocuparse menos de la regularidad
52 Lección 3 La ciudad antigua -
53
y de los principios estéticos que de las necesidades de la que dominaban aquellos elementos que eran del disfrute
defensa y de las facilidades del comercio. Fueron, por general: plazas, mercados, pórticos, edificios de la admi
consiguiente, pequeños núcleos que al correr del tiempo nistración pública, teatros. estadios, etc. En cambio, como
toda idea de conjunto. Esta misma irregularidad vernos griega, dada su constitución política, ningún palacio
en los grandes santuarios de Delfos, de Olimpia y de abrumador que represente el poder o la autoridad de un
Delos, donde en torno al núcleo de la Divinidad se jefe. Demóstenes, refiriéndose a los gloriosos días anti
agrupaban, en forma caprichosa, habitaciones de los sacer guos, dice que en la vida privada era tan ejemplar la
dotes, tesoros para la custodia de las ofrendas, habitacio moderación de los grandes, su apego a las viejas costum
nes p�ra peregrinos, etc. bres tan exacto y escrupuloso, que si cualquiera de vos
Con el desarrollo de la democracia en las ciudades-esta otros descubriera la casa de Arístides o de Milcíades, o
do de Grecia, aparecen en ellas nuevos elementos urba de cualquiera de los ilustres hombres de aquellos tiem
nísticos, que indican una colaboración mucho más estrecha pos, se daría cuenta de que ni el más mínimo esplendor
del pueblo en los asuntos de la comunidad. Aparte de los la distinguía de las demás.
templos, que representaban para los griegos la culminación Era lógico esperar que en el ambiente filosófico de
de �u mundo espiritual y el orgullo mayo .. de su creación Grecia, que legó al mundo las bases del raciocinio mo
artística, surgen en la ciudad diversos edificios dedicados derno y el nacimiento de la idea, de la teoría, como
al bien público y al desarrollo de la democracia. General fundamento del mismo, surgiera también una teoría ra
mente estos edificios se situaban en torno al ágora o plaza cional de la ciudad como una organización ideal que
pública, que en principio albergaba el mercado y que luego resolviera las deficiencias de la ciudad natural o histórica
vino a constituir el verdadero centro político de la ciudad. que se había creado a través de los años. El hombre que
En torno a este ágora se construía el ecclesiasterán (sala llevó a cabo esta tarea fue un griego natural de Mileto,
para asambleas públicas), el bou/eutérion (sala para asam llamado Hippodamos, al que podemos considerar como
bleas municipales), el prytaneion (donde se reunía la el primer urbanista con criterio científico riguroso que
cámara municipal). Generalmente estaba situada tam ha conocido el mundo. Aristóteles le atribuye el mérito
bién la stoa, construcción alargada, que cerraba a veces de habernos dejado la teoría y de haber puesto en prác
uno de los costados del ágora, formada por pórticos de tica la doctrina de una lógica distribución de la ciudad.
una o dos plantas que servían para la vida de relación En general, se le asigna la creación de la ciudad en cua
y para el comercio. Aparte de estos elementos político drícula, aunque, como hemos visto, existía ya en las
ciudad, constituyendo lo que hoy llamaríamos un centro parece ser que también se reconstruyeron algunas ciuda
cívico, tenemos también otro factor importante dentro des griegas en el siglo VI, después de las luchas con los
de la ciudad griega, que es el que correspondía a 1&.s persas, con este mismo criterio de calles rectas cortán
diversiones y que dio lugar a la construcción de teatros dose en ángulos de 90 grados. Aparte de esto, las em
al aire libre y estadios para los juegos olímpicos. presas colonizadoras de los griegos les llevaron sin duda
Como se desprende de todos estos hechos, la ciudad a la aceptación de este sistema c·e trazado urbano tan
había pasado de ser el amasijo de viviendas humildes obvio cuando las ciudades se plantean ex novo. «Los
dominadas por el palacio-templo de un rey divinizado helenos -dice García Bellido-- tuvieron entonces que
para convertirse en una estructura más compleja en 1a planear gran número de colonias que, por nacer de nibilo,
54
Lección 3 La ciudad antigua 55
podían concebirse libres de todo atadero fuese este his treinta años. Pudo ser una de sus primeras tareas o
tórico, fuese topográfico, pues los oieistai, o fundadores, donde él se iniciara.
podían elegir a su placer el emplazamiento más adecua En Milete el trazado ortogonal se adapta bien al con
do para la nueva ciudad, ya previamente concebida y tra torno sinuoso del promontorio que penetra en el mar
2•
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donde se asienta la ciudad, que consta de dos partes,
Entre estas ciudades podemos citar Selinonte, muy una de cuadrícula menor en la parte más estrecha y
transformada, y Mainaké, citada por Estrabón, que, situa otra mayor en la base de la península. En medio, como
da en las cercanías de Málaga, debió ser destruida por soldándolos, está el ágora o conjunto de edificios repre-
los cartagineses.
otras ciudades que sin ser obra directa suya fueron ins Fig. 6. Mileto. Plano general (Gallion, op. cit).
más excelentes de urbanística que nos ha legado la hu sentativos, y el gran espacio del famoso mercado. Es una
manidad. En primer Jugar tenemos Milete, la propia composición arquitectónica muy sabia y contrastada, en
patria de Hippodamos. Milete había sido destruida por la que las plazas se encadenan con sutil lógica rompien
los persas el año 494 a. de J. C. y hubo que reedificada do la monotonía de la cuadrícula. Los griegos fueron
pocos años después, hacia el 475. No se tienen noticias siempre unos artistas de exquisita sensibilidad que nun
seguras de la participación de Hippodamos en esta re ca se dejaron 11evar de los excesos del rigor cuadricular
construcción, pero entra muy en lo probable. Si el arqui como lo hicieron luego los romanos. En sus ciudades or
tecto-urbanista nació, como se supone, hacia el año 500, togonales, sean Milete, Prienne, Cnido y tantas otras,
tendría cuando se reconstruía la ciudad de veinticinco a encontramos siempre estos centros urbanos -hoy los
ción entre finales del siglo v y comienzos del IV a. de Je• to, tenemos Prienne, Cnido, Pérgarno, É f e s o , Magnesia,
sucristo. Las excavaciones indican una ciudad doble, con Gerasa, codas en Asia Menor. En todas ellas se recogen
una parte antigua e irregu1ar y otra parte moderna cons las enseñanzas de Hippodamo, solemnizándose los traza
truida con un plan hippodámico, muy estricto. Las calles dos por medio de calles con columnas y soberbias plazas.
principales seguían la dirección Norte-Sur y estaban se En muchas se advierte la opulencia alcanzada por los
paradas entre sí unos 100 metros y conectadas en la pequeños reinos helenísticos y el deseo de los príncipes
dirección Este-Oeste por unas calles algo más estrechas. por impresionar con sus construcciones: un sentimiento
separadas entre sí unos 40 metros. De esta manera se nuevo con relación a la austeridad de la democracia.
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que componían las manzanas así trazadas. general, el ágora quedaba al margen de la circulación,
por éste los beneficios del soleamiento. En Olynto, el Durante la época helenística, una de las cosas que
patio se colocaba siempre en la fachada Sur del bloque, más llama ]a atención es la abundancia de nuevas ciuda
aunque la entrada a 1a casa estuviera por otro lado, Así, des, que surgen desde la Cirenaica hasta el Indo. A más
el sol podía penetrar en invierno hasta el fondo de la de Atenas, los principales centros de cultura son Rodas,
habitación principal, que solía estar detrás de un pórtico, Pérgamo, Antioquía y, sobre todo, Alejandría.
y en cambio en verano, cuando e] sol estaba más alto, Gracias a las conquistas de Alejandro y a la desapa
este pórtico defendía a la casa de sus rigores. rición de la amenaza persa, la cultura griega pudo expan
Entre las ciudades griegas y greco-helenísticas- más dirse por todo el Oriente. Sin embargo, no llegó a ser
interesantes urbanísticamente, además de Mileto y Olyn- una cultura greco-orienta], porque permaneció casi exclu-
58 La ciudad antigua
Lección 3 59
sivamente griega, sin llegar a penetrar en las capas pro senado republicano, constituido por familias de alcurnia,
fundas de Ia sociedad ni en el agro. Fue una cultura que podían ser una amenaza para el nuevo sistema impe
evid�ntemen�e urbana � cosmopolita. De aquí la impor rial, el emperador debía buscar su apoyo en otras clases
tancia que tienen las ciudades en el mundo helenístico. dirigentes de nuevo cuño: funcionarismo del Estado, ejér
Su florecimiento era debido principalmente a la muni cito, burguesía municipal, etc. Estas eran fundamental
ficencia de los príncipes y también de los ciudadanos mente clases urbanas. Los primeros emperadores tuvie
ricos, que sufragaban a su costa juegos y fiestas pú ron dificultades para otorgar a nuevas gentes la ciu
blic�s y donaban monumentos con los que, a la vez que dadanía romana, cuyos privilegios defendían las aristo
rea�1,zaban una empresa patriótica, aseguraban la perdu cracias italianas; pero en cambio eran muy dueños de
raoon de sus nombres. Esta costumbre continuó duran fundar nuevas ciudades por todo el Imperio donde hacer
te el período del dominio romano, como ha estudiado prosperar una clase urbana dirigente que les sirviera de
Rostovtzeff en su admirable libro Historia social y eco apoyo. Esta evolución siguió durante el reinado de los
nomtca del Imperio romano. Flavios y de los Antoninos, adquiriendo con estos últi
Las ciudades helenísticas prosperaron especialmente mos el máximo esplendor. Durante la época de los An
porque la economía de estos países estaba fundada en toninos el Imperio se universaliza de una manera plena,
sist:mas capitalistas, tanto por lo que se refiere a la y ya no son únicamente ciudadanos romanos los que lo
agncultura como al comercio y a la industria. Sabido es eran por origen, sino todos aquellos que destacaban por
que el desarroll? �rbano corre casi siempre parejo con su valor y capacidad en cualquiera de las provincias del
los mé�od?s capitalistas, y que, en cambio, los regfmeu.s Imperio. La civilización progresiva de todas las provin
no capitalistas son en general de raíz más campesina. cias y el profundo desarrollo de su vida habían traído
Roma e Italia, que en su mayor parte habían hecho su La mayoría de las nuevas ciudades surgió, bien como
fortuna en Oriente y se habían familiarizado con el sis desarrollo de antiguas aldeas o poblados indígenas, bien
tema capi.talista. allí imperante, trasladaron sus prácticas como consolidación de antiguos campamentos militares
a la propia Italia, e incluso Se aprovecharon de esclavos y colonias de veteranos, bien como ampliación de ciertas
Y. trabajadores que emigraban de Oriente y que habían grandes propiedades rústicas, muchas veces de los mis
sido los que posibilitaron la explotación científica de los mos emperadores.
recurso� del mundo helenístico. Con esto, Ia civilización Según Rostovtzeff, el Imperio romano era un agrega
campesina romana se convirtió en una civilización urba do de ciudades griegas, itálicas y provinciales, habitadas
na, Y a la clase de terratenientes se sumaron los nego estas últimas por naturales, más o menos helenizados
ciantes y los burgueses de las ciudades.·
o romanizados, de la ciudad correspondiente. Cada ciudad
El desarrollo del urbanismo en Roma fue un fenó tenía un área rural más o menos extensa, que era su
meno gradual ininterrumpido. La vida urbana fue fo territorio. Era el territorio d� un antiguo estado-ciudad
mentada por todos los emperadores del siglo r, princi griego o romano.
palmente por Augusto y Claudia. Precisamente en el Cada ciudad tenía su gobierno autónomo, su vida poli
orden urbano, en las aristocracias municipales, en la rica tica local. La burocracia imperial sólo muy raras veces
burguesía de las ciudades, se había cimentado el triunfo se mezclaba en los asuntos locales de las ciudades. Se
de f:ugusto y la posi�ilidad de la Pax Augusta, que per ocupaba de la recaudación de los impuestos, pero por in
m1t10 la reconstruccrón del Imperio. Frente al antiguo termedio de las mismas organizaciones municipales.
61
La ciudad antigua
60 Lección 3
soberana'.
como magistrado supremo legal de le ciudad
sl mismas constituían la p�rte ml as 1�pres_1onatnted: :to
. d 1 . dad El e¡emp o mas emmen e
Desde el punto de vista urbanístico, las ciudades del ¡estuosa e a cm · • d d monumenta-
manizadas
mica, o eran
que habían
ciudades
continuado
de nueva
la tradición
implantación,
hippodá
como 1as
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que provenían de antiguos campamentos militares, como Fig. Roma. foros (Gallíon. op. cit.).
9_
León y Timgad.
• M. Rostovt,::eff, Historia Social y Económica del Imperio Roma.no. engrandecerla para hacerla digna de su pape e ca ez
Madrid, 1937. T. 1. r,. 267.
62 La ciudad antigua 63
Lección .3
del mundo y de sufragar su manterurmenro. Los juegos de todas las ciudades coloniales, donde domina el sen
y fiestas públicas suponían también un enorme desem tido práctico y organizador sobre todo otro imperativo
bolso� pero el panem e circensis era algo que no podían espiritual o estético.
descuidar los em�eradores si querían gobernar en paz. Existían también otras ciudades, como Pompeya, que,
No se puede olvidar que el gobierno imperial estaba sin ser estrictamente geométricas, eran bastante regula
vinculado a la ciud.d de Roma, que había venido a ser res, y otras como Palestrina (en el Lacio), y en general
una antigua ciudad-estado que dominaba al mundo. Del las de origen helenístico, que destacaban por la belleza
ánimo que reinara en ella dependía, pues, la salud de de su organización más pintoresca y de sus monumentos.
Las ciudades de origen militar eran las más regula- de León ( Campamento de la VII Legio Gémina ), que
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sea la ciudad de Timgad, en Numidia (Argelia), una an aún hoy puede advertirse por la línea de murallas, en
tigua colonia militar de Trajano. Estas ciudades forma su mayor parte medievales. El rectángulo legionense me
ban un perímetro rectangular, rodeado generalmente de día 570 por 380 metros.
murallas; el recinto estaba cortado interiormente por dos Muy pocos son los vestigios que conservamos en Es
grandes ejes o calles principales (a veces portificadas ), paña de la urbanística romana. En la calle Mayor de
que se llamaban el cardo (brazo N. S.) y el decumanus Tarragona, la Colonia Julia Victrix Triumphalis Tarra
(brazo E. 0.). En el encuentro de éstas solía estar el co, se reconoce la antigua via decumana y perpendicu
foro, y en su torno los templos, la curia y la basílica. larmente la via cardo con los restos del foro y del
El resto de las manzanas solía ser perfectamente regu palacio de Augusto, posiblemente un pretorio, del que
lar, como consecuencia de la distribución de las calles del nos queda un muro de sillería con pilastras resaltadas
Chueca Goitia, 3 65
66 Lección 4
La ciudad islámica 67
La velocidad de irradiación del Islam le obliga a adap
tarse a la cultura de los países que encuentra a su paso parecida. Las ciudades griegas y romanas, como hemos
y absorbe. No crea, pues, elementos culturales nuevos ni visto, eran muy diferentes entre sí. Las había regulares,
formas artísticas propias. Todo lo asimila y lo adapta, como las hippodámicas, y otras cuya configuración era con
porque lo que sí es el Islam es una nueva concepción secuencia del azar histórico, de una especial topografía,
de la vida, impuesta por una religión rigorista y poco o de ambas cosas a la vez. Lo mismo puede decirse
flexible y por una teocracia puritana. de las ciudades occidentales durante la Edad Media y
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dades, ya que avanzan por los territorios más urbaniza Sin embargo, es posible que esta misma falta de cul
dos de la cuenca mediterránea. Damasco, Antioquía, Te tura diese lugar a un predominio de las fuerzas instin
sifón, Jerusalén, Alejandría, son fácil presa suya. Más t�vas, qu� de �na manera, por decirlo así, biológica y
adelante fundaron, sin embargo, importantes ciudades ciega se rmporua a las estructuras racionales que habían
puramente islámicas, como Bagdad (750), Kairuan (670), dejado los demás pueblos.
Bucaría, Samarcanda, El Cairo (969), Fez (siglo IX), En lo que se refiere a las ciudades, notamos a la lle
Marrakech (siglo IX), etc. gada del Islam un visible empobrecimiento con relación
Lo que distingue a las ciudades de la civilización is a los complejos urbanos del mundo helenístico y de
lámica es su semejanza, desde el Atlántico al golfo Pér Roma. La ciudad islámica es funcional y formalmente un
sico. En ninguna otra cultura se encuentra semejanza organismo más simple y tosco. Mahoma había lanzado
L
68 Lección 4 La ciudad islámica 69
totalmente a su ley (esto quiere decir Islam), con un bién funcional. No se trataba en muchos casos de sim
baga]e muy pobre para conquistar un mundo. Quién ples puertas, sino de verdaderos organismos arquitectó
sabe si la simplicidad del instrumento fue la base de su nicos, a veces de gran complejidad. L1 puerta solía ser
eficacia. Filosofía, moral, política, legislación, todo que doble; una primera daba paso a un amplio espacio como
de se adorara al Dios Supremo, donde se leyera su libro numentales y de gran rlesahogo. La puerta es como el
y sus leyes fueran cumplidas. En tan simple propósito gigantesco vestíbulo de la ciudad, donde se recibe al
se encierra el programa de la ciudad i slámica. Se trata visitante.
de una regresión frente a las ciudades del mundo clásico. La puerta es como un gozne entre el espacio exterior
Faltan en las ciudades musulmanas el ágora, los locales y el interior de la ciudad. Muchas veces en la inmedia
para las asambleas ciudadanas, los circos, teatros, anfi ción de las puertas es donde se establecen los zocos y
teatros, estadios, etc. Lo único que conservaron fueron mercados, constituyendo las llamadas plazas del arrabal.
las termas, convirtiéndolas en organizaciones más modes La Plaza Mayor de Madrid fue la plaza exterior (plaza
tas y más estrictamente dedicadas al baño. Pero al fin del arrabal) junto a la Puerta de Guadalajara. La plaza
y al cabo los baños siguieron siendo una de las más im de armas o patio entre las dos puertas suele, hasta cierto
portantes manifestaciones de la relación social. punto, hacer las veces del ágora o plaza pública. To
Fig. 14. Rabal. Puerta de la Kasba de los Udayas (Dib. del autor). mitivo oriental, de las ciudades egipcias y mesopotámicas.
En cambio existe un elemento primordial de la ciudad fácilmente cuál ha sido el precedente y la génesis de las
musulmana que es la puerta. Todas las ciudades de la del Islam, que hoy nos parecen insólitas.
Edad Media, por el hecho de estar amuralladas, tenían Sin embargo, no cabe duda que tomando los elemen
puertas, algunas muy importantes, pero en ningún caso tos que tomaran de las ciudades orientales preexistentes,
alcanzaron el carácter decisivo que tienen las puertas en los mahometanos las transforman, las «usan» a su ma
la estructura de la ciudad musulmana. Las puertas, ade nera, asimilándolas. La capacidad digestiva del musulmán
más de un valor simbólico preponderante, lo tenían tam- es. en este aspecto, asombrosa. Por eso, porque han des-
La ciudad islámica 71
Lección 4
70
t:1. de otros grupos, que reúne bajo una soberanía, y
hechp, rehecho y vuelto a deshacer tantas veces sus ciu mucre en la ciudad, fundada como residencia de ese po
dades han acabado por convertirlas en una especie de der político. La visión es simple y profunda. Quien no
magma urbano que no se parece en nada al de otras tiemble un poco ante esa imagen cíclica, ante ese breví
Hemos visto en la introducción cómo la ciudad mu él pueril. Según esto, para Abenjaldum, que era un hom
sulmana se opone al campo, asemejándose en esto a la bre cultísimo, la civilización, consecuencia inexorable de
ciudad clásica y separándose de la ciudad anglosajona, la cooperación, constituye un mal en sí misma y es, en
que convive mucho más estrechamente con el entorn.o el proceso de toda evolución social, el principio que le
natural circundante. En alguna manera se puede decir mata. El extremo de civilización es históricamente una
que todavía es más honda la dicotomía campo-ciudad en misma cosa. éPor qué? La civilización es la ciudad y
el Islam que en cualquier otra cultura. la ciudad es la riqueza, la abundancia, la vida superflua,
Esto nos hace pensar en la famosa interpretación di lujo y lujuria. 'La familia que llega a reinar sufre el
námica de la historia de Abenjaldum, que coincide como influjo del tiempo, pierde su vigor y cae en corrupción.
anillo al dedo con la teoría de la ciudad que aquí sus Los cuidados que se ven obligados a dar al imperio que
tentamos. Para el penetrante filósofo, la aparente baraún brantan sus fuerzas; llegan a ser juguete de la fortuna,
da de los acontecimientos africanos se reduce a uno porque se han enervado en los placeres y agotado sus
solo: la coexistencia de dos modos de vida, la vida fuerzas en el goce . y e1 lujo. He aquí cómo termina su
nómada y la vida sedentaria. Ambos modos son irreduc dominación política y su progreso en 1a civilización o
tibles entre sí y viven en perpetua lucha. El nóma�a es urbanidad de la vida sedentaria, modo éste de existencia
el campesino, el hombre del desierto; el sedentario es natural a la especie humana, como es natural al gusano
Seguiremos el pensamiento de Abenjaldum de la mano «En otro lugar, Abenjaldum nos dice: 'Si los árabes
de Ortega y Gasset, que tan donosamente nos lo explicó tienen necesidad de piedras para servir de soporte a sus
en aquel luminoso ensayo suyo titulado Abenjaldum nos marmitas, arruinan las construcciones próximas a fin de
2•
revela el secreto procurárse1as. Si han menester maderas para hacer esta
«La sociedad humana comienza en el libre campo, cadas en que sustentar sus tiendas, destruirían los techos
como nomadismo, y es allí un m�nimum de cooperac�ón de las casas para agenciárse1as. Por la naturaleza misma
y un máximum de lucha. La socle?ad humana termina de su vida son hostiles a todo lo que signifique edi
3•
por la fundación de ciudades y . tiende forzosamente a ficio'»
esto'. En cambio, no acontece lo inverso: los cmdada�o_s «En esta tensión entre campo y ciudad reside el secreto
no retroceden a la vida nómada, al libre campo (pagi de la historia musulmana. El nómada, valiente, esforza
na 258). 'La vida sedentaria es el término en que la do, batallador, templado por una vida pobre y dura, es
civilización viene a detenerse y corromperse; en ella el el conquistador. Cae sobre las ciudades y las hace suyas,
mal llega al máximum de su fuerza y no puede encon pero al hacerlas se envenena de su virus fatal y cae en
trarse el bien' (pág. 260). El ciclo de una ciudad se ha la molicie, para que, al correr de los años, otros nóma
consumado; nacida en el campo, fructifica en la conquis- das vengan a usurparle su puesto. Así, toda la historia
Las páginas citadas en el texto son las que anota el pro�10 Ortega
) P. 340. Ortega y Gasset, Obras completas, II. p. 669.
tomadas de la edición de los Prolegómenos de Abenjaldún de M.
La ciudad islámica 73
se convierte en un proceso siempre repetido: períodos
de invasión y creación de estados, períodos de civiliza la opinión del sociólogo americano E. R. Park, la socie
ción y nuevos períodos de invasión. Abenjaldum llega a dad humana está organizada en dos niveles: el biótico
fijar la cifra temporal de este ritmo en tres generaciones y el cultural, la musulmana es consecuencia del nivel bió
(ciento veinte años). Eso dura un estado. 'Poco antes, rico, que predomina en la sociedad islámica. En aparien
poco después, sobreviene la decrepitud. Los estados, cia, el plano de una ciudad musulmana a lo que más se
como los individuos, tienen una vida: crecen, llegan a asemeja es al diagrama de un cuerpo vivo, a la imagen del
tas, pero que la estructura de la ciudad volvía a ser la La verdad es que la estructura de la ciudad musulma
misma, no importando para todo esto el correr del tiem na es la que menos atención ha reclamado de los histo
po ni las diferencias geográficas. Por eso, como decía riadores del urbanismo y de los geógrafos. En casi todos
mos en un principio, las ciudades islámicas son tan los tratados se elude su estudio, mientras se dedica gran
semejantes en todas las épocas y en todas las latitudes. espacio a la ciudad de la antigüedad, del mundo clásico,
Por eso la ciudad musulmana es de un tipo tan singular medieval, renacentista, barroca y moderna. El geógrafo
y tan característico, sin precedentes a no ser en los ar Robert E. Dickinson se hace cuestión de esta necesidad.
canos senos del alma oriental. «Estas ciudades sin plano, amasijo de edificios y casas,
La ciudad islámica con su compacto caserío, con sus con calles llenas de vida que varían de anchura y de
terrazas, con sus patios como únicos espacios abiertos, dirección y se ramifican saliendo de otras principales para
con sus callejuelas tortuosas e insignificantes, no se ase terminar en culs-de-sac, estas ciudades, laberintos impo
meja a nada, porque no es un artificio racional, sino sibles de descifrar, _incluso con un mapa, son típicas de
un organismo puramente natural y biológico. Si, según España. Son así las ciudades moriscas que, tras la expul
L '11
La ciudad islámica 75
74 Lección 4
La confusión, la carencia de plan no son sólo pro
dones modernas, de las tierras musulmanes del norte de ducto de una vida nómada cristalizada o congelada en
Africa y del Medio Oriente. El tipo se asocia igualmente forma de ciudad. Son también consecuencia de una civi
con las ciudades-oasis del norte de Africa y del Asia Cen lización, unas creencias y unas formas de vida, irreducti
tral, tales· como Ferghana y Samarcanda. Lo encontramos blemente islámicas, que en la ciudad se expresan en
de nuevo en las ciudades indígenas de Hungría y Rumania grado eminente y que ya hemos señalado en la Introduc
y en los Balcanes durante el período turco. En los últi ción de este libro, a la que nos remitimos para no hacer
mos cincuenta años 1a occidentalización de estos países fatigosa la lectura con innecesarias reiteraciones.
se ha señalado por la transformación de estas ciudades Sin embargo, es necesario, para tornar el hilo, pun
según patrones occidentales, por la apertura de grandes tualizar sintéticamente algo de lo que allí dijimos. Entre
vías y espacios abiertos. El contraste entre la Sofía turca la ciudad pública, la polis griega, la civitas romana y la
y la moderna es tan marcado como entre una ciudad ciudad doméstica del mundo germano tenemos otro tipo
oasis del norte de Africa y una ciudad planificada del de ciudad irreductible a los dos primeros: la ciudad is
siglo XIX de Europa Central. El crecimiento y plano de lámica, que llamaríamos privada. Su clave nos la dan los
estas ciudades de tierras semiáridas, con sus nómadas versículos 4 y 5 del capítulo XLIX del Corán, llamado
convertidos en ciudadanos sedentarios, exige una inves el Santuario (vid. pág. 12). Esto da a la ciudad musul
tigación. Se desarrollan como compactos asentamientos mana un carácter profundamente religioso que desde la
campesinos sin ninguna clase media organizada y sin nin propia casa (que para el musulmán es un santuario) tras
guna idea de plan o autoridad. Fueron, y son, grandes ciende a todo, impregna todo. Si la ciudad clásica, aris
comunidades rurales de campesinos que poseen tierras totélica, es la suma de un determinado número de ciu
en los alrededores, más que centros comerciales para dadanos, la ciudad islámica es la suma de un determinado
5•
servicio del campesinado» número de creyentes.
Aparte de que Dickinson comprende la singularidad Su carácter privado, hermético y sagrado presta a este
de estas ciudades y reclama la necesidad de su estudio, tipo de ciudad otra nota que podemos expresar con la
no las interpreta ni las entiende. El que sean un ama palabra secreto. La ciudad islámica es una ciudad secre
sijo laberíntico de calles enrevesadas no impide, antes ta, una ciudad que no se ve, que no se exhibe, que no
bien obliga, la necesidad de esa interpretación. No se tiene rostro, como si sobre él cayera el velo protector
resuelve el caso, como parece apuntar este autor, dicien que oculta las facciones de la esclava del harén. La calle,
do que son meros asentamientos campesinos sin función que es el rc:Ístro de la ciudad, el escaparate donde se
urbana. ¿Cómo puede decirse esto de ciudades como El presentan el palacio del noble, la vivienda del burgués,
Cairo, Córdoba, Sevilla o Fez, eminentemente urbaniza el edificio público o el monumento religioso, es natural,
das, centros políticos, culturales y religiosos en una ex por este y otros hechos, que no exista en la ciudad mu
trema medida? Se trataba, por el contrario, de ciudades sulmana. Es una ciudad secreta que no tiene calles. No
que asumían este papel de una manera radical y exclu es que éstas sean irregulares o confusas, es que en puri
yente frente al campo señoreado por el nómada. El que dad no son calles, son otra cosa. También son irregulares
no fueran tan exclusivamente ciudades destruiría la tesis e intrincadas las calles de muchas ciudades medievales
de Abenjaldum señalando la polaridad del campo, esce y, sin embargo, son calles en toda la extensión de la
nario de la vida nómada, y la ciudad, de la sedentaria. palabra, escaparate expresivo de la faz de la ciudad.
273.
76 Lección -t La ciudad islámica 77
clásica, medieval o moderna, se organiza de fuera a den las ciudades medievales cnsnanas y que sólo volverán
tro, desde la calle, -spacio colectivo, hacia el interior a renacer en algunas urbanizaciones modernas del tipo
de la casa, espacio doméstico. Pero siempre es la calle de las ciudades-jardín, donde predomina también el sen
desentrañar.
tiza ya no es calle, es otra cosa, que es lo que nosotros Pero se nos dirá que en las ciudades musulmanas
sostenemos. Gracias al uso extensivo de los adarves o t ambién existe l a calle de tránsito, que conduce de un
callejones sin salida los musulmanes lograron privatizar l ado a otro, y q ue es inevitable para el funcionamiento
una gran parte del espacio público sustrayéndolo a su de la ciudad. Sí, en ef ecto, pero también estas calles s e
condición. Así nos damos cuenta de por qué proliferó con dicionan de u na manera diferente según su p eculiar
La ciudad islámica 79
siempre un algo continuo, cuyo ejemplo más perfecto
perspectiva sin fin que no nos dice nada, que casi nos
condición de intimidad.
en vano.
80 Lección 4 La ciudad islámica 81
Este sentido intimista de la. calle va parejo con el caprichosos y brutales giros de la fortuna, que el cre
carácter secreto de la ciudad. Una calle continua, abier yente acepta con estoica resignación por ser la prueba
ta, es obligadamente exhibicionista, y al musulmán re palpable de que su destino depende de la mano del Altí
pugna todo esto. Prefiere el secreto, que no se sepa lo simo. Nada permanece, sino Alá.
que hay detrás. En esto juega también una parte impor La radical igualdad del musulmán, esclavo de Dios, le
tante el sentido igualatorio de la religión de Mahoma. hace ser extraordinariamente cauto y prudente cuando
El Islam es una teocracia igualitaria. Para el cristia se trata de expresar mediante signos externos su jerar
no, todo el poder viene de Dios, Ümnis '-potestas a Deo, quía o su fortuna: esa jerarquía o esa fortuna que pue
pero el musulmán va más allá, es Dios, sin delegación den ser tan frágiles como pétalos de fosa azotados por el
alguna, el que gobierna por medio de su libro revelado. viento del desierto.
Por tanto, el poder de este libro es superior al que Juzgamos que quizá no hubo príncipes tan dispendio
tienen los textos sagrados de otras culturas. Dios gobier sos y fastuosos como los musulmanes en sus alcázares
na solo, infinitamente solo en su trascendencia inaccesi de ensueño, pero olvidamos que estos palacios de su
ble'. El califa es la sombra y la espada de Dios. intimidad los escondieron tras opacas e inexpresivas mu
Esta noción absoluta del poder lleva en sí, como ger rallas, no ofreciéndolos a la vista porque esto sería un
men, su fragilidad. El que gobierna está legitimado por desafío a esa igualdad fundamental. El musulmán no
el mismo hecho de gobernar, ya que desde el momento concibe el elevar una fachada significativa y esplendo
que así lo hace es porque Dios así lo quiere. Esto legi rosa en una calle o en una plaza públicas para exhibir su
tima también la sedición y el golpe de mano, que si afortunada condición. Su recato es un signo de respeto
triunfa es también porque Dios lo ha querido. :-.Juestros a sus hermanos, a sus iguales. La primorosa fachada de
pronunciamientos militares del siglo xrx son hasta cierto su casa la levantará en uri patio suyo, propio, no sólo
punto un residuo de un concepto del poder típicamente para su íntima contemplación, sino para respetar a aquel
musulmán. El poder se legitima por el hecho mismo de que no la puede tener. De aquí, como decimos, que la
Teniendo en cuenta que el poder no sólo viene de sin rostro, misteriosa y recóndita, hondamente religiosa,
Dios, sino que lo ejerce Dios, ante Él todos los creyentes, símbolo de la igualdad de los creyentes ante el Dios
talmente iguales por el hecho de ser creyentes. Para el En medio de la indiferente estructura de la ciudad
cristiano, la confrarérnidad se basa en ser hermanos, musulmana, no sabríamos distinguir unos barrios de
como hijos de Dios, criaturas suyas en libertad. Para el otros si no fuera por la población que los frecuenta.
musulmán, más bien en ser esclavos de Dios y, como Mientras los que ocupan las viviendas están la mayoría
tales esclavos, sin personalidad propia. No existen más de las veces silenciosos y desiertos, los dedicados al co
que por la intervención extrínseca y discontinua de Dios. mercio se caracterizan por su ajetreo y bullicio. Pierre
Dios quita y Dios otorga según sus inescrutables desig George nos describe así la misteriosa ciudad de Damas-
nios. El sultán de hoy puede amanecer mañana hecho un , co. «La vieja ciudad ofrece el contraste familiar en todo
mendigo, y ni la víctima. ni la sociedad se extrañarán el Mediterráneo musulmán, entre los barrios de vivien
nada por eso. La historia ,qel Islam está llena de estos das y la calle de los comerciantes. El primero es un
82 Lección 4
rrios y arrabales la población se agrupaba de acuerdo
callejones ciegos. Las casas bajas, construidas de tapial con sus oficios y medios de vida. Torres Balbás nos se
y madera, están cerradas a la curiosidad. Ninguna aber ñalaba a manera de ejemplo el arrabal de los barberos
superior,
sías.
que
La
no
vida
bien
percibe
enrejadas
privada
más
es
que
o cegadas
impenetrable
sombras
con persianas
para
huidizas
el
a
y celo
transeúnte
través del
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estrecho foso de la calle. El silencio y la calma hacen
que a veces estaban encerrados en sus propias murallas de Toledo; de los curtidores (al-Dabbagin), en Zarago
que se apoyaban en la principal. En muchos de los ba- za· de los halconeros (al-Bayyazin), en Granada, Alhama,
nada, y los barrios de estos últimos, de los bordadores daba, la ciudad romana se hallaba sepultada bajo cuatro
o tejedores (al-Tarrazin) y de los funcionarios de la corte o cinco metros de escombro, que hacen pensar en la
diversidad, características y funciones. Muchas de ellas «Hacia el año 1100 existían en la España musulmana
estaban encubiertas. «Respondía esta disposición a lo ocho ciudades por lo menos, Córdoba, Toledo, Almería,
apretado del caserío urbano dentro de la cerca. Faltas Granada, Mallorca, Zaragoza, Málaga y Valencia, ricos
de espacio, las viviendas extendían sus pisos altos -so y populosos centros de civilización, cuyo recinto mura-
te para que pasara bajo ellos «el cavallero con sus armas
ciones junto a monasterios o castillos, los árabes, desde Fig. 19. Córdoba. Alrededores de la mezquita. Toledo. Alrededores de
la catedral (Dib. del autor).
los siglos IX y x, fundaron populosas y florecientes ciu
una ciudad que rivalizaba con los grandes emporios do ocupaba más de cuarenta hectáreas y su población
orientales, como Damasco, Bagdad y Constantinopla. Des excedía de las 15.000 almas» (Torres Balbás). Esto era
de el principio, caracterizaba su estructura urbana la un hecho insólito en la Europa occidental, donde apenas
muchas de aquéllas. Estructura similar a las de Oriente Todas estas ciudades obedecían a la misma estructu
y, por tanto, importada, sin que influyeran los trazados ra, aunque se dieran casos como el de Zaragoza, donde
romanos y visigóticos. Cuando llegaron los árabes a Cór- al parecer se conservaron algunas características del tra
Urbanismo en España. l. E. A. L. Madrid, 1�54, p. 28. de las dos más importantes, el cardo y el decumanus.
l ' (
'V
86 Lección 4
Lección 5
La disposición típicamente musulmana la conservan
La ciudad medieval
en España muchas ciudades que cuentan entre las más
tas medinas musulmanas podrán ser excelentes islotes y verdaderamente esencial para la inteligencia de su
en el corazón de una urbe del futuro, lugares para gozar proceso urbano.
de calma y de silencio o para el discreto deambular por La Edad Media europea empieza poniéndose a nivel
las calles animadas y pintorescas. Así se volverá a reanu de una rudimentaria sociedad agraria, que será la base
vil, monstruo insaciable, está extirpando de nuestras régimen señorial que se establece en toda Europa, el
87
La ciudad medieval 89
88 Lección 5
de éstas de gran desarrollo y volumen. la vida medieval en general adquiere la organización mo
acentuar, gran parte de la. población se acumuló en las rácter eminentemente urbano, la vida religiosa de Occi
ciudades, y la explotación agraria se reducía muchas ve dente se caracteriza también por esta dispersión agraria.
ces a cultivos intensivos agrupados en torno a estos El monasterio es un centro religioso aislado, indepen
centros urbanos. Puede decirse que, en el Islam, de la diente de la ciudad y vinculado profundamente al cam
vida nómada se pasa, sin un asentamiento campesino, sin po. Gran parte de la colonización agraria europea fue
transiciones, a la vida urbana. Es posible que el carác debida a estos centros monacales, que .coadyuvaron a dar
ter agrario de la sociedad europea durante la Edad Me plasticidad y flexibilidad a ese continuo a que anterior
dia fuera favorecido por las características naturales del mente hicimos mención.
suelo en Francia, Germania e Inglaterra, que se presta Dentro de ese continuo, de ese tejido geográfico hu
a ese cultivo continuo por sus excelentes cualidades mano, se engarzarán las ciudades de una manera perfec
agrícolas. En cambio, el campo, para los musulmanes, era tamente orgánica sin que se rompa su continuidad ni se
la mayoría de las veces una pequeña vega o un oasis altere su estructura. Tampoco serán demasiado grandes.
de gran fecundidad, en medio de un desierto imposible Una ciudad de gran tamaño rompería precisamente la
para todo cultivo. Es, pues, indudable que un determi continuidad del susodicho tejido. Así vemos que, al final
nismo geográfico condicionó también la distribución de
de la Edad Media, de la población del Imperio germá
mográfica en unas y otras culturas.
nico, que comprendía unos 12 millones de habitantes,
Toda la cultura europea durante la Edad Media tiene
sólo el 10 ó el 15 % vivía en las ciudades. Estas
L! ciudad medieval 91
no era otra que su pequeñez, ya que sólo 10 ó 15 re
basaban los 10.000 habitantes. Elíseo Reclus, estudiando la distribución de las ciudades
Se realizaba, por consiguiente, en la Edad Media eu francesas de origen medieval, considera que su relación
ropea el esquema ideal del asentamiento rural, ejemplo espacial parte de la distancia que puede recorrerse a pie
geógrafos han estudiado algunos esquemas abstractos de La ciudad de los tiempos medios, propiamente tal, no
este tipo, y uno de los más conocidos es el llamado aparece hasta el comienzo del siglo XI y se desarrolla
sistema exagonal, en el que por medio de una red de fundamentalmente en los siglos xn y xm. Antes de este
exágonos, que abarcan completamente una extensión momento dominaba completamente la organización Ieu
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condado, de la región o de la nación. Donde este tipo llo de grupos específicos de tipo mercantil y -rresano.
de reparto jerárquico de los centros urbanos puede darse El verdadero motivo que da nacimiento a la ciudad me
con caracteres más geométricos es precisamente en el dieval, y que en cierto modo es el fundamento de toda
asentamiento agrario, ya que otros tipos de asentamien sociedad en general, es el comercio y la industria, que
to, como el del nómada o el de la civilización industrial, empieza a despuntar pasado el año 1000 cada vez con
no obedecen tan claramente a estos patrones. De todas más fuerza. Con el desenvolvimiento del comercio en
maneras, se comprenderá que no se trata más que de los siglos XI y XII se va constituyendo una sociedad bur
abstracciones muy crudas, que sólo muy por encima pue guesa que se compone no solamente de mercaderes via
den ayudar a interpretar la realidad, no a representarla. jeras, sino de otras gentes asentadas permanentemente
94 Lección 5
tía a esta contribución era expulsado de la ciudad Y
todo de Navarra, y que tienen dentro del conjunto ur perdía sus derechos. La ciudad, por consiguiente, acabó
bano estructura y fisonomía particulares. Estos francos por adquirir- una personalidad legal que estaba por_ en
eran colonizadores a los que se atraía con privilegios y cima de sus miembros. Era una comuna con personalidad
que venían del otro lado de los Pirineos. Al final de la jurídica propia � independiente. � . .
Edad Media se fundieron con el resto de la población Resumiendo todas estas caractensncas , repitamos la
española. En general, solían gozar de los pnvilegios que defini ción que finalmente estableció Pirenne, diciendo
correspondían al ciudadano; es decir, al que bubiera que· la ciudad de la Edad Media, tal como existió en el
El
profundos
desarrollo
cambios
de las
en la
ciudades
legislación,
trajo consigo
creándose
también
leyes ex
-
ccpcionales diferentes a las que regían en los distritos
tual y se suptimían arcaicas costumbres, corno las com Frg, 23. Av1Ja (D1b. del autor)
se comprende, no se adaptaban a las nuevas condiciones siglo xn, era «una comuna comerci_al e industrial que
de vida ni al carácter pacífico de la población mercantil habitaba dentro de un recinto foruficado, gozando de
Otras causas, dice Pirenne, influyeron en el nacunren cionales que hacían de ella una personahdad colectiva
to de las comunidades. Entre éstas, una Je las más privilegiada» (vid. lección 2, p. 26).
potentes fue la necesidad, prontamente sentida por los La , i , . � ;d medieval, aunque gozaba de todos estos
burgueses, de un sistema de contribuciones voluntarias pnvilegios 1 ¡ 1c acaba?'los �� enunciar, no es, .sin� en:
para atender a las obras comunales más apremiantes, fun bargo una ciudad aristocrattca, y en eso se difer ....ricia
damentalmente la construcción de la muralla de la ciu lunda:nentalrncnte de la ciudad antigua, ya que ésta era
dad. La necesidad de esta muralla, que caracteriza la a la vez, como ha dicho Max Weber, el asiento. 1e _la
ciudad medieval, fue en muchos casos el origen de las nobleza y precisamente surgió como tal sede nobiliaria,
íinanzas municipales. Rápidamente esta contribución ad En cambio la ciudaJ europea occidental de la Edad Me
quirió carácter obligatorio, extendiéndose no sólo a la dia se siente a sí misma como ciudad antinobiliaria, como
fortihc.:ación, sino a otras obras comunes, como el man sede del estado llano o tiers état.
tenimiento de las vías públicas. Aquel que no se sorne-
96 Lección 5
La ciudad medieval 97
da
Toledo,
por el
o un
foso natural
espolón
de
avanzado
un río,
en la
como,
confluencia
por ejemplo,
de dos
:r
cursos fluviales (Segovia, Cuenca);) El tenerse muchas b_
veces que adaptar a una topografía irregular condicionó
la
a
especial
resquismo. El
las dificultades
fisonomía
trazado
del
de
de
la
las
ciudad
calles
emplazamiento,
medieval
tenía
y
que
por
y su
acomodarse
eso
pinto
resul
r�
taban irregulares y tortuosas. En general, las calles im
hasta·
cundarias
círculo
las
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unían
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al
recinto
radiales,
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fortificad�Otras
Este
muchas
es, en
veces
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calles
formando
generales,
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A lema n i a. Estos nucleos, presididos por la catedral, que Fig. 24. Pisa. Arca de la Catedral. l. Catedral. 2. Campanilc. 3. Bap
tisterio. 4. Cemcntario. Ejemplo de agrupación de edificios represen-
era algo asi como la plasmación de los anhelos espiri tativos en un área central (Dib. del autor).
Chueca Goitia, ◄
98 Lección 5
La ciudad medieval 99
�
-<:;;::___ una especie de clasificación, que no deja de ser ingenua,
¡( ✓
La villa más típica entre las de este tipo es Castroge
Pig, 25. Lugignano (Italia). Tipo de ciudad radioccmcéntrica (D1b. Sigerico, alzó su castillo. Siguiendo la falda del cerro
del autor).
del Castillo se extiende una calle de más de un kilómetro
telfranco Venero, en Italia; BOunigheim, en Alemania, venido haciendo. De las ciudades radioconcéntricas ya
y Focea (Logroño), en España. El tipo (d) lo constituye hemos destacado su señalada significación'.
el llamado nuclear. A este tipo pertenecen, más o me De todas maneras, por este camino llegaríamos, dada
nos, la inmensa mayoría de las ciudades medievales for la enorme variedad de las ciudades, villas y burgos me
madas en torno a uno o más puntos dominantes (iglesia, dievales, a tener que establecer tantos tipos como ciu
catedral, abadía, castillo, etc.). Ya hemos insistido en el dades existen. En cuanto a morfología, es más claro que
formidable valor aglutinante de los grandes edificios re nos reduzcamos a los tres tipos fundamentales, en los
presentativos y a su influencia en la estructura del tejido cuales caben luego todas las variantes y diversidades.
urbano. Hay también ejemplos muy claros de estructura Estos tres tipos fundamentales son el irregular, el radio
concéntrico, donde lo más frecuente es que falte la ri
como Descartes.
Fig. 26. Franc:willa a Mare (Italia). Tipo de ciudad en espina de pez y por tantas otras cosas que impiden que predominen
(Dib. del autor).
el puro capricho y falta de sentido. Todo esto produjo
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La ciudad medieval 103
102 Lección 5
dominante de la catedral o del castillo, producen siem Su nombre, bastida, es nombre provenzal que viene de
ore un efecto encantador, si no han sido expoliadas, alte bastir y que equivale a plaza fuerte.
mos tiempos.
- L A - GRANDE
Como ya hemos dicho, la urbanística medieval no ha
tica, etc. Fig. 27. Planos de bastidas francesas (Stewart, A Prospect o¡ Ciltes).
planificado es el de las bastidas francesas, situadas en Los reyes de Francia y de Inglaterra luchaban en los
viejas tierras aquitanas, entre el Garona y la Dordoña. confines del Garona y del Macizo Central y cada uno por
104 Lección 5 La ciudad medieval 105
su lado levantaba bastidas para fortificar y mejorar sus presivamente su origen. Villeneuve, por su novedad;
fronteras. Lo mismo pasaba entre los reyes de Francia Villefranche, por sus franquicias; Sauveterre, por su se
y los condes de Tolosa, enfrentados en la guerra de los guridad; Beaumont o Montjoie, por el aspecto del lugar,
Todas las bastidas seguían trazados regulares en table En España también encontramos nombres parecidos
ro de damas y nunca formas radiales o en estrella que que igualmente corresponden a ciudades creadas de nue
hubieran podido derivarse de los trazados radioconcén- vo y casi siempre de plano regular; Villanueva, Villa
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F1g. 29. Villarreal (Castellón). Plano de la primitiva ciudad (Dib.
del autor).
6•
pues, acudir a este texto Sangüesa y Puente la Reina,
Fig. 28. Plaza central de la bastida de Montpazier (Stewart, op. cit . ) . Araquil son también villas navarras bastante regulares.
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La ciudad medieval 107
106
Lección 5
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1
Lección 6 La ciudad del Renacimiento 109
la luz.
las ideas u:banísticas_ del quinientos si se las compara to» z. El arquitecto e historiador Leonardo Benévolo re
con el carruno recorrido por la arquitectura en esa mis c1.""rdaba en un trabajo suyo, al que luego nos referire-
108
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1 10 Lección 6
La ciudad del Renacimiento 111
mos, que en las jambas del palaci� arzobispal de México biana: [irmitas, utilitas, venustas. De aquí nacerá la
fue grabada esta frase del Apocalipsis: ciudad-ideal del Renacimiento, creación más intelectual
que real, que vendrá a ser una consecuencia más del pen
3•
Dixit qui sedebat in tbrono nova [acio omnia samiento utópico renacentista.
vas todas las cosas. Apoc. 21, 5. s Vitrubio. op. cit., p. 29.
112 Lección 6 La ciudad del Renacimiento
11 l
han perdido.
nova, nacidas en el momento oportuno como consecuen Más tarde, quizá siguiendo los preceptos de los libros
cia de una necesidad militar. d_e Arqmtectura de Scamozzi, se levantaron en Sicilia las
Para protegerse de la amenaza turca, el 7 de octubre cmda_des de Grammichele y de Avola después de las des
la primera piedra de la fortaleza de Palma Nuova en la Otras ciudad�s militares del tipo de Palmanova, pero
frontera oriental de la República veneciana. La ciudad much? menos importantes, se originaron como conse
es un polígono de nueve lados con una plaza exagonal en de Nevers y de Rethel, príncipe de M antua y de M on
su centro de la que salen seis calles principales que con ferrat, e! q uizá l_a más be lla ciudad regular d e l os p ri
ducen a tres puertas y tres baluartes. A los seis otros meros ano� del siglo xvn, un poco po sterior, p or tanto,
baluartes conducen calles que no desembocan en la a las de Livorno y N ancy, q ue son d e los últim os años
plaza sino en el primer anillo concéntrico. Otros dos del siglo x vr. E n esta ciudad la in tención estética es
completo y perfecto de una ciudad estelar, el mayor alar cal con sus ángulos cerrados e s una pieza de gran arte
más característico.
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F.,
33. La Roma de Sixto V. Plano de Nolli.
L
119
118 Lección 6 La ciudad del Renacimiento
tura como la Vía Julia, de Roma, o en las grandes ali laza de San Marcos de Venecia _se completa en el_ Re
neaciones que trazara Sixto V (1585-1590) en el plano �acimiento con la decisiva contribución d� Sans_ov1�0,
de la ciudad eterna. La obra urbanística de este papa es la armónica plaza de Pienza, que pudo servir de inspira
de las más considerables que se han llevado a cabo para ción a la del Campidoglio; la pi•�• Farnese_ de Roma se
sistematizar una grande y antigua ciudad. Dos impor traza para servir de atrio al magnifico palacio del mismo
construida por Galeazzo Alessi. Este arquitecto levantó mbre· la de \a Annunziata de Florencia es un bellísimo
la mayoría de los importantes palacios que bordean tan ��mplo' de plaza porticada; la regularidad de las construc
encumbrada calle, residencia de la opulenta nobleza ge ciones se lleva al máximo en la plaza grande de V,gevano,
Muchas fueron, también, las plazas italianas que si rable a la plaza del Campidoglio preparada en 1 5 36 �•r•
guiendo los principios renacentistas sirvieron para dar la llegada de Carlos V a Roma. «r:,iiguel Angel -h� d�cho
lustre y magnificencia a las más nobles ciudades. La Giovannoni-, adelantándose al tiempo con su gemo, irna-
120 Lección 6 La ciudad del Renacimiento
12,
gino esta auténtica obra maestra» que sólo fue termi de severa grandeza y rigor conceptual, consigue llevar a
nada un siglo más tarde, pero, cosa rara, con una absoluta cabo algunas creaciones de fuerte originalidad. Por un
fidelidad a la idea miguelangelesca. El sentido de unidad lado, los conjuntos reales o nobiliarios y por otro, las
y de orgánica correspondencia entre las partes. propias plazas mayores regulares representan lo más innovador
del genio. El resto de Europa tardará algún tiempo en El Escorial es el mejor conjunto. Las enormes dimen
seguir las enseñanzas de Italia y ornamentar sus ciuda siones del Monasterio obligan a organizar el entorno,
des con grandes plazas de espectacular y ordenada ar- lonjas, dependencia y jardines, con criterio urbanístico.
ducal comunicados con la casa señorial por corredores nen relación con las del otro lado de los Pirineos, con
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una realización de los primeros años del siglo xvrr, por �
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particularidad de que alternan los bloques edificados con
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espacios abiertos en forma de plazas, compases y atrios.
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ñola. En su conjunto parece una alcazaba musulmana en
especial e11 la historia del urbanismo espa ñol. Sus prece- las bastidas francesas, con plazas como Ja de Montauban
L
r 125
124 Lección 6 La ciudad del Renacimiento
chos de madera, generalmente rollizos, que soportaban mayor regular española. ¡ Lástima que algu_nas �di6cacio
dinteles de madera. Una de las más antiguas debió ser nes del siglo xrx (entre ellas la Casa Consistorial) hayan
la de Valladolid, posiblemente del reinado de don Juan II. destruido su antigua unidad! No es todavía enteramente
Hubo de ser de las primeras que sirvieron para espec cerrada, pues las calles no entran bajo arcos, como en las
táculos, festejos y acontecimientos públicos. En ella fue que tienen fachadas continuas. La plaza Ma_yor_ de Ma
decapitado, en 1453, don Alvaro de Luna. Sufrió un drid tampoco era cerrada hasta la reforma iniciada por
desvastador incendio en 1561 y fue restaurada por Fe- Juan de Villanueva a fines del siglo XVlll.
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lipe II. Mucho más modestas, pero derivadas de la de Isidro. Su arquitecto fue Juan Gómez de Mora.
Valladolid, todavía subsisten las de Villalón, Tordesillas La plaza Mayor de Toledo, la del Zocodovcr, no llegó
14.
y Arcnda de Duero a completarse. La de León, menos celebrada pero de las
Con la restauración por Felipe II de la Plaza Mayor más completas y apropiadas, es de ir ' / La de Salaman
de Valladolid, según trazas del maestro mayor Francisco ca, 1a perla de las plazas mayores ( ,J-1Aríolas, es por su
de Salamanca, se puede decir que nace la primera plaza cronowgía y estilo creación del barroco, pero no pode
¡
V
126 La ciudad del Renacimiento 127
Lección 6
Se construyó entre 1729 y 1733 y ya es enteramente vieron su campo de realización real en América en la
magníficos arcos. Por tanto, se logra una reclusión per «La cultura del Renacimiento cambia las condiciones
fecta, una plaza separada y como ausente de la circula mentales del proyecto arquitectónico -ha dicho Leonar
ción, que se evita para que nada perturbe su sentido de do Benevolo=-, pero no logra cambiar de la misma forma
lugar destinado a festejos y ágora pública. -por una serie de razones, las cuales aquí no es posible
u Robcrt Ricard, «La 'Plaza Mayor' en Espagne et en Amcrique Venc¡;ucla. Facultad de- Arquitectura y Urbanismo. N.I) 9, abril 1968
espagnole. Notes pour une érude.» Anuales, Pans, 1947. Traducido en PP. 117 y 136. •
Estudios Geoemticos. .t. LXXXVII. Madrid, 1951. Robert Ricard, 17
Utopías del Renacimiento; Estudio preliminar de Eugenio Ima.z
•�puntes c�mplemcnt�mos sobrt: la plaza Mayor espaflola y el Ros Fondo de Cultura Económica, México, 1956, pág. XIII. ·
s10 portugues.» Estudws geográtícos t. XIII. 1952.
L
128 Lección 6 La ciudad del Renacimiento 129
según un plano que recuerda el de las villas promovidas España, país de remoto desarrollo urbano, no abunda
en la península durante el reinado de los Reyes Católi mucho, pero se encuentra su traza, más o menos defor
cos. Las primeras fundaciones de ciudades en la segunda mada, según la perfección de su replanteo y las modifi
década del siglo XVI, como La ·Habana, Guatemala, Cam caciones posteriores, en varias villas navarras creadas en
peche y Panamá, siguen la misma línea. Planos sencillos los siglos XII y XIII (Puente la Reina, Sangüesa, Viana,
y prácticos trazados a cordel y adaptados al lugar. Viene etcétera) en la castellana Briviesca y, sobre todo, en otras
luego la conquista de México y la consideración de la fundadas del siglo XII al xrv en la Plana de Castellón
posible influencia de la vieja Tenochtitlán sobre la ciu (Castellón, Villarreal, Almenara, Nules}. Como antece
dad fundada por Cortés. Sin embargo, el sencillo plano dentes más próximos de las americanas, tenemos las na
ajedrezado no indica aportaciones nuevas o de otro tipo. cidas en el reinado de los Reyes Católicos: Foncea ( Lo
El hecho de que los grandes edificios públicos, catedral, groño), Puerto Real (Cádiz} y Santa Fe (Granada}; las
audiencia, palacio, etc., estuvieran en el mismo centro dos últimas deben su origen a iniciativa personal de esos
ceremonial azteca no es bastante para imprimir carácter monarcas. Santa Fe se fundó, como es bien sabido, para
En el año 1573, cuando las experiencias americanas regular de todas ellas tiene su lejana ascendencia en los
se han cumplido en gran parte, Felipe II promulga las campamentos romanos, cuya tradición debió de conser
famosas Leyes de Indias que acaso sean la primera le varse en la mayoría de los temporales de la Edad Media
gislación urbanística que conoce el mundo. De aquí y de por razones pragmáticas. En el reinado de Felipe II las
lo sabio de sus providencias viene su enorme, su tras nuevas poblaciones de la Sierra de Jaén, como Mancha
cendental interés. Junto con las ideas propias del Rena Real y Valdepeñas de Jaén, entonces fundadas, lo fue
cimiento, junto con las ineludibles gotas vitrubianas, apa ron también con trazado geométrico, que aún conserva
rece también el peso de la experiencia práctica. En estas su núcleo primitivo. Dicho plano facilitaba la defensa:
leyes se consagra el plano regular ajedrezado, con lo que en la plaza central estaban los edificios de gobierno, y
no se hace sino consolidar una realidad. las calles rectas que desde ella partían a las puertas per
Una de las leyes de Indias ordena «que siempre se mitían una buena vigilancia y acudir con refuerzos rápi
18•
lleve hecha la planta del lugar que se ha de fundar» damente a aquel de los cuatro ingresos en riesgo de ser
20.
Respecto a trazado, la planta se dividiría por plazas, ca forzado» No cabe duda que la preocupación de la de
lles y solares «a cordel y regla», «comenzando desde la fensa militar estaba también omnipresente en todas las
plaza Mayor, y sacando desde ella las calles a las puertas especulaciones ideales del Renacimiento.
y caminos principales, y dexando tanto compás abierto, En los trazados de las ciudades de Hispanoamérica no
que aunque la población vaya en gran crecimiento, se encontramos ni variedad grande, ni deseo expreso de
19•
pueda siempre proseguir y dilatar en la misma forma» conseguir otra cosa más que resultados prácticos, facili
conjugar las ideas humanísticas con la tradición del pla la variedad de los esquemas especulativos de los trata
no de ciudad militar adoptado en la Edad Media en todo distas del Renacimiento ni su deseo de belleza arquetí
el occidente europeo para las nuevas poblaciones. «En pica. Tampoco evolucionaron durante el siglo XVIII si-
1 20
e Recopilación de las úyes de los Reynos de las Jndiu.s (Edición Femando Chueca, Torres Balbás, Planos de ciudades lberoame
facsimilar de la cuarta impresión, hecha en Madrid el año 1791). ricanas y Filipinas. Existentes en el Archivo de Indias. •Introducción»,
1� Ibidem, 11, p. 19. T. I, pp. XIII y XIV. Madrid, 1951.
Chueca Goitia. 5
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130 Lección 6
«v \ J L I. O . l
guiendo las novedades europeas de la ciudad barroca. La
na mudanza.
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las que definen el urbanismo hispanoamericano en cuan
to tal.
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La ciudad barroca
cétera) hicieron que surgieran algunas que recuerdan los
flanado.
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136 Lección 7
La ciudad barroca 137
nuevo concepto, el del Estado nacional, como expresión te que tenía su asiento en una corte permanente; sus
lítico, el poder real y, asimismo, el poder de los grandes concepto de tal; la capital, que es una creación entera
señores, que ejercían a veces una autoridad tan completa mente moderna, una creación que podemos llamar ba
como la del propio rey, aunque teóricamente fuera dele rroca, dando a este término la amplitud que usualmente
gada, era un poder transeúnte, un poder que no estaba se le asigna en el terreno de la cultura.
vinculado a ninguna ciudad, sino que transitaba por todo Antiguamente había existido, ya lo hemos visto, la
el territorio, acudiendo a donde las necesidades reclama metrópoli gigantesca: Antioquía, Alejandría, Roma, Bag
ban su presencia. Todos conocemos por la historia la dad; pero estas ciudades no eran la capital en el sentido
existencia de estas cortes nómadas y trashumantes, cuyo moderno que estamos considerando: eran entidades po
ajetreo era el precio del poder que habían de pagar el líticas en cierto modo aurosuficientes, encarnación de la
monarca y sus cortesanos. Este movimiento constante ciudad-estado. Más ahora, después de haberse producido
no se detuvo en las monarquías francesa e inglesa hasta la nación como consecuencia de ese continuum campe
el siglo xrv, manteniéndose todavía mucho más tiempo sino feudal de la Edad Media, la capital tiene que ser
en nuestra patria, pues el primer rey español que asienta algo representativo; imagen y condensación de la reali
permanentemente su corte es Felipe 11, el rey burócrata, dad nacional. Si en el mundo antiguo la ciudad era un
que representa las exigencias del Estado nacional mo hecho primario y el Estado se fundía con ella, o por así
Pues bien: con el tiempo, este Estado nacional mo rada a imagen y semejanza de la ciudad soberana, en el
derno, que había surgido de la estructura agraria de la mundo barroco el proceso era opuesto: el Estado nacio
civilización medieval, acaba por ser el que la destruye, nal era el hecho primario, y la ciudad la condensación
el que modifica profundamente el orden de cosas antiguo localizada de los instrumentos políticos exigidos por el
y el que trae el desequilibrio en la distribución de la Estado. La ciudad, pues, como decimos, era un hecho
población, volviendo una vez más a la instauración de la secundario, un reflejo de una realidad superior que ella
138 Lección 7 La ciudad barroca 139
representaba y, por decirlo así, materializaba plástica ciudades libres, con su cultura vastamente difundida y
Con el nacimiento de la gran ciudad, capital política cedió el lugar a una era de ciudades absolutas, centros
del Estado barroco, la estructura del mundo medieval que crecieron sin orden alguno y que dejaban a otras
antiguas son asfixiadas por las nuevas del Estado y la de imitar sin recompensa alguna a la capital todopodero
ciudad burocrática. Es indudable que estos grandes cen sa. La ley, el orden y la uniformidad son productos esen
tros políticos, asiento del poder, cada vez más absoluto, ciales de la capital barroca; pero la ley existe para con
de las dinastías barrocas, debilitan la vida autónoma de firmar el estatuto y asegurar la posición de las clases
las ciudades libres medievales, que habían sido uno de privilegiadas; el orden es un orden mecánico, que se
los ingredientes fundamentales de aquella sociedad. Se basa no en la sangre, la vecindad o propósitos y afectos
puede decir que el mundo político medieval ya formado comunes, sino en la sumisión al principio regente; y en
giraba en torno a los dos poderes del rey y del rnunici cuanto a la uniformidad, es la uniformidad de los buró
p_io. Con el advenimiento del nuevo orden, la decaden cratas, con sus archivos, sus expedientes y sus numero
cia de la vida municipal es un hecho cada vez más pal sos procedimientos para regular y sistematizar la percep
pable, ya que su autonomía constituye una traba al poder ción de impuestos. Los medios externos para hacer obli
político central. El poder del rey, que antes era, por lo gatoria esta modalidad de vida se basan en el ejército;
menos en sus posibilidades de aplicación, muy rudimen el brazo económico es la política mercantil y capitalista,
tarro, P?t sus pobres instrumentos de gobierno, se había y sus instituciones más típicas son el ejército, la bolsa,
convertido, merced a la burocracia organizada, merced la burocracia y la corte. Todas estas instituciones se com
a la creación de los ejércitos profesionales, merced al plementan recíprocamente y crean una nueva forma de
1•
desarrollo del capitalismo mercantilista, en un poder mu vida social: la ciudad barroca»
c�o más perfecto, eficiente y capaz de profundizar, gra En virtud de estas circunstancias, a partir del si
cias a su escalonamiento en autoridades delegadas, en el glo XVI se registra en toda Europa un rápido crecimien
cuerpo entero del país, hasta alcanzar las partes más ale to de las ciudades. Durante el propio siglo son ya más
ja_d�s o recónditas. En estas circunstancias, el poder mu de 14 las ciudades que sobrepasan los 100.000 habitan
nicipal se encontraba, pues, supeditado y, por decirlo así, tes. París, en 1594, es ya una ciudad de 180.000 habi
preso en esta malla, cada vez más fina, que como tela tantes, y Londres, que siempre ha ido ligeramente por
de ara�a, cuyo centro eran la monarquía y la capital, se encima, alcanza en 1602 el número de 250.000 habitan
extendía por todo el país. tes. Son dos grandes capitales políticas, fuentes a la vez,
«Por tanto --escribe Mumford-, cesó la multiplica del poder económico. Alcanzan cifras ·importantísimas las
ción de las ciudades. No se construían ciudades para ciudades italianas, en parte porque en aquella península
una clase creciente de pequeños artesanos y mercaderes; se había mantenido más viva la herencia del mundo
la ciudad dejaba de ser un medio para conseguir la liber clásico y las ciudades conservaron una mayor preeminen
tad y la seguridad. Era más bien un medio para conso cia, sin que se llegara a la dispersión de la población
lidar el poder político en un solo centro directamente que caracteriza la Edad Media en el resto de Europa.
bajo la supervisión del rey e impedir todo desacato a la Venecia alcanza en 1575 los 195.000 habitantes; pero
hay que considerar que era la capital de la tercera po el siglo xvrr, ciudad completamente artificial, sin otro
tencia europea, una verdadera capital y corte de un vasto contenido que la corte y sin más función que la mera
imperio. Milán cuenta con 200.000 habitantes y Nápoles mente política. En Madrid ni siquiera existía una clase
con 240 .000. El caso de esta última ciudad es digno de capitalista, ya que el dinero que llegaba de América lo
tenerse en cuenta. Sin demasiada justificación, Nápoles, manipulaban y lo aprovechaban banqueros alemanes, fla
desde el siglo xvn hasta los tiempos modernos, se man mencos, genoveses y milaneses. Como decía la condesa
tiene como la mayor ciudad de Italia y una de las mayo d'Aulnoy, a quien debemos la pintura más viva del Ma
res urbes mundiales. Existiendo dentro de la propia Ita drid austríaco, en Madrid «apenas se ven más que per
lia regiones mucho más fértiles y ricas, puertos y villas sonas de calidad y sus criados... Los príncipes, los du
comerciales mucho más prósperos, capitales de imperios ques y los títulos son aquí numerosos». María Luisa
mucho más vastos y poderosos, es, sin embargo, sor Caturla, repasando legajos en el Archivo de Protocolos,
prendente la magnitud de esta ciudad meridional. Para se sorprende de los ilustres nombres que ellos guardan
2,
Werner Sombart Nápoles es uno de los mejores ejem como sin par documento de lo que fue la vida cortesana
plos en apoyo de su tesis: que las primeras urbes mun de Madrid. «Nombres -dice- que aprendí de colegiala
diales han sido creadas por la concentración del consu en dramas de clásicos alemanes y recordé luego ante
mo. Hace ver Sombart que los comerciantes e industria edificios deslumbradores de Génova o Milán, aparecen
les no salen del círculo de las pequeñas ciudades. Que, firmados al pie de los legajos: Conte Fiesco, Octavio
por consiguiente, las ciudades productoras no son las Centurión, Palavesin, Justinián, Doria, Spínola y Ador
que crecen desorbitadamence, sino por el contrario, las no -xinoveses, que en su maravillosa ciudad de mármol
eminentemente consumidoras. Las ciudades cortesanas de Carrara eran los ricos y magníficos dueños de pala
las capitales, asiento de la monarquía y de la nobleza'. cios famosísimos-, se manifiestan aquí sirviendo al rey.»
que en ellas consumía sus rentas; de la burocracia y del «Nada como estos protocolos me ha dado conciencia del
�jército, la clase más radicalmente consumidora, pues antiguo poderío de España . . . En ellos se palpa la vida
incluso en su actividad ejerce una función negativa. cosmopolita de la corte de los Austrias . . . Las calles del
Nápoles es un ejemp lo típico de ciudad cortesana y antiguo Madrid presentarían el aspecto abigarrado de
nobiliaria. Ha dicho Caracciolo que Regis servitium nos una capital del mundo, donde se conocerían los atavíos
3•
tra mercatura est. Una corte centralizadora, con una bu y se escucharían los idiomas de todas las tierras»
rocracia gigantesca y complicadísima, jurisperitos, aboga Desde Velázquez hasta el último mozo de cuadra, to
dos, escribanos, toda la curia que pulula en estos centros dos son servidores del rey o de algún noble y todos
burocráticos, llenaban la ciudad. Al lado de la corte de ponen en el título de criado un timbre de gloria, patente
los nobles y de los curiales, un inmenso pueblo de a la larga de aristocracia. Cuanto más cerca se esté del
lacayos, domésticos, ínfimos menestrales y parias de toda Sol o de sus planetas, mejor les llegará su luz, fuente
laya, que formaban el más bajo escalón social, alimentado de honor y de dignidad. Más vale ser criado que tener
por una raza prolífica en un cli ma benigno. En ciudades un vil oficio mecánico, y hasta Velázquez abate las alas
como Nápoles, la diferencia de clases debía ser enorme, de su propio genio por debajo de su excelsa condición de
sin grados intermedios. oalatino. Cuando Inocencia X regala al pintor una ca
No muy distinta debía ser la situación de Madrid en dena de oro, después de hecho su retrato, éste se la
devuelv� haciendo constar que no es un pintor, sino del año 1786, la provincia de Madrid contaba con
un servidor de su rey, al cual sirve con su pincel cuando 235.968 habitantes, de los cuales 156.672 correspondían
4•
recibe orden de hacerlo a la villa. En el censo de 1797 de Carlos IV, la villa
Madrid era, pues, en el siglo XVII una ciudad de es de Madrid sube en 167.607 habitantes. En 1847, según
tructura social muy simple. En una forma u otra todo Madoz, la capital tendría una población de 235.000 in
en día nos parece bien desdichada, sobre todo si consi Aunque Madrid creciera y se desarrollara un tanto
deramos su miserable legado material, ya que la gran improvisadamente, a partir del año 15 6 1 , en que Feli
deza que pudo tener ha quedado encerrada en los em pe II estableció en ella la corte, cumpliéndose una vez
polvad?s manuscritos de los archivos, en las glorias le más la teoría de Sombart, el hecho general es que la
gendanas y estupefacientes de la historia. Aquellos ban mayoría de las ciudades españolas durante el siglo XVII
queros g�noveses criados del rey de España, construían decaen, bajando a veces a extremos de indecible postra
los palacios de mármol en su patria y aquí quedaba sólo ción. Acompaña a su caída la caída demográfica de Es
una historia de altivez y miseria. paña, producida por la expulsión de los judíos y moris
Circula por ahí (no conozco de qué fuentes provenga) cos, por la sangría de la conquista de América, por las
esplendor del siglo xvn, contaba con 400.000 almas; ñol para los oficios productivos, por el aumento de la
pero a nosotros nos parece una cifra fantástica. Si juz clase sacerdotal, etc. Otras ciudades importantes de la
gamos por el perímetro del plano de Texeira, del península, a más de Madrid, eran Lisboa ( 11 O .800 habi
austríaco), vemos que no es muy diferente, si acaso lánticos. El descubrimiento de América y el hallazgo de
algo menor, al del Madrid de 1850, en que la villa y la ruta del Este por el cabo de Buena Esperanza die
corte tenía 253.000 habitantes. Teniendo en cuenta que, ron ímpetu a un crecimiento urbano en toda la costa
huertas y jardines, habremos de convenir que la cifra d� Hamburgo son centros de gran importancia.
que la Regalía de Aposento obligara a los ciudadanos en París se gastaban anualmente en artículos de consumo
solo piso, para eludir la pesada servidumbre. producen las industrias de exportación y comercio;
Con todo, creo que una apreciación más justa se 140 millones son pagados con ayuda de la Deuda pública
el siglo XVI una población para la provincia de Madrid consumen en París. Es decir, en el París de Lavoisier,
De esta situación ha surgido el descontento, muy co perspectiva geométrica se abrió un campo nuevo e in
mún en las villas provincianas, frente a la privilegiada menso y no hubo pintor del «Quattrocento» que no se
capital, que absorbe todas las energías sin realizar tra deleitara con grandes fondos arquitectónicos en perspec
bajo productivo alguno. La ciudad productora se siente tiva que excitaron las creaciones de los propios arqui
explotada, víctima de la gran capital. Esta es, a mi jui tectos. Pero no todas las artes se mueven sincrónica
cio, una postura equivocada, consecuencia de un mal mente. Lo que para la pintura y la arquitectura eran
planteamiento de la cuestión. La ciudad beneficiada no ya maduras conquistas, no había todavía llegado al cam
es una ciudad X, caprichosamente amparada por la for po del urbanismo. Será más tarde, en el siglo xvrrr,
tuna. Es la capital, y como tal, hay que considerarla cuando el arte barroco de la composición de ciudades
aparte de las demás. Es, en cierto modo, un ente artifi adquirirá todo su apogeo. Este siglo presencia la madu
cial -abstracto-- que representa al Estado, a toda la rez de la música y del urbanismo, manifestaciones finales
nación. La capital no es de nadie y es de todos, y pre de la gran cultura europea. Tan es así que la gran ar
cisamente la experiencia demuestra que quienes más par quitectura del siglo XVIII trascenderá de sí misma y se
tido sacan de ella son precisamente los provincianos, los hará en su más valiosa dimensión arte urbano. Sea la
que luego aparecen como eternos descontentos, mientras columnata de Bernini, el palacio de Versalles, la plaza
que el hijo de la capital, que por no tener no tiene ni VendOme o los Inválidos, toda esta arquitectura impone
casa propia, es la verdadera víctima. Pero esto nos aleja pot lo que tiene de despliegue urbanístico.
por el momento de nuestro tema, la ciudad barroca, y Pierre Lavedan
5
resume en tres fundamentales los
nos lleva a un problema social, la tensión entre el metro
principios del urbanismo clásico; y para un francés, en
polita y el provinciano. Algo que fue, es y seguirá siem
materia de arquitectura la palabra clásico equivale a la
pre existiendo.
de barroco para el resto de Europa. Pero acaso por esta
En el plano puramente estético, la ciudad barroca es
vez no nos parezca mal esta etiqueta de clásico aplicada
la heredera de los estudios teóricos del Renacimiento,
al urbanismo, ya que, p or su desarrollo tardío, puede
de aquellas ciudades ideales que, como ejercicios abstrac
considerarse el siglo XVIII como el clá sico del ur ba
tos, ocuparon las mentes de los tratadistas y comenta
nismo. Estos tres principios son los siguientes:
ristas de Vitrubio. Con un criterio netamente albertiano,
a) La lí nea recta.
el valor de estos esquemas reposaba en la pura armonía
b) La perspectiva monumental.
geométrica con independencia de la percepción visual.
c) E l pr ograma o, con otras palabras, la uniformidad.
Este fue precisamente el hallazgo del barroco: el de 6,
A nuestro juicio, hemos dicho en otro lugar estos
crear una ciudad como obra de arte de inmediata per
tres principios expuestos por Lavedan pueden reducirse
cepción visual.
a uno: la perspectiva o, si se quiere, más generalidad,
Para lograrlo, el arte barroco contaba con el instru
lo que ha traído la perspectiva: la ciudad concebida
mento adecuado, un instrumento también heredado del
como vista. El barroco, es más, contempla el mundo
Renacimiento, pero sólo más tarde puesto en valor por
co mo u na vista. C on anterioridad se estaba dentro del
lo que atañe al trazado y composición de las ciudades.
mundo, se estaba entre las cosas, pero no se tenía la
Este instrumento no era otro que el de la perspectiva.
plana a la tridimensional. Con el descubrimiento de la t Resumen histórico del Urbanismo en España. Madrid, 1954, p. 153.
146 147
Lección 7 La ciudad barroca
7,
lejanía ni la visión en profundidad para que estas cosas Como ha dicho muy bien Val�rio Mariani durante
se organizaran en una vista, en un panorama. todo este siglo se percibe un vigoroso impulso creador,
El barroco constituye, ordena el mundo, como pano fundado en una generosa ambición social. No sólo se da
rama. P or esta sencilla razón es por lo que tenía fa tal forma a la iglesia, al palacio del príncipe, al escenario
m ente qu e descubrir el urbanismo como arte y encon puramente monumental, sino que se construyen hospi
trar un instrumento q ue fa cilitara la posibilidad de crea r tales, hospicios, barrios enteros o conjuntos de habita
conjuntos urbanos.
l
g o XVIII, llámense Versalles, N ancy, Dresden, Carl sruhe,
Drcsden. Centro de la ciudad y palacio, llamado el Zwinger.
Fig. 45.
C openhague, S an P etersburgo o A ranjuez, responden a
Uno de los más hermosos espacios del barroco.
ca l se encuentra el palacio de la realeza. En San P etersbur dad, centros de enseñanza e instituciones de cultura,
go, el nombre genérico de calle se sustituye a veces por el puentes, manufacturas, etc.; y todo ello incorporándolo
nográfica del barroco, escenografía montada p ara la exal se acometen, por el ímpetu constructivo y la rapidez
tación del príncipe, de su palacio, de s u estatua, existen con que se cumplen en beneficio de la colectividad, al
barroco corresponde una parte importantísima en la de la Roma papal, después de las hermosas concepciones
constitución de la ciudad moderna con todas sus exigen de la plaza del Campidoglio de Miguel Angel, de la
cias de vida y arte.
columnata del Bernini, de aquellas «sistematizaciones»,
No nos olvidemos que estamos en el siglo de la Ilus pequeñas pero encantadoras, de la plaza de S�n- Ignacio
tración_ r de las Lu�es, del despotismo paternalista y y de Santa Maria della Pace, le toca decididamente
filantrop1co. En un siglo en que empiezan a despertarse a Francia marcar la pauta. Francia es la nación pode
tuales y científicas que serán levadura para que fermente Fig. 48. Richclieu. Planta de la ciudad (Croquis del autor sobre el
grabado de Tassin).
el mundo moderno.
1 ·2�7
es,
nismo,
pues,
de adelanto
de extrañar
de sus
que
sociedades,
algo tan visible como
naciones y al grado
se desarrolle
el
también en
urba
Fig. 47. Roma. Plazas de Santa María della Pace y San Ignacio (Croquis
del autor). Francia de una manera sobresaliente y ejemplar.
Hay que reconocer que, en materia de urbanismo, el mera vez es en la ciudad-residencia de Richelieu, funda
cetro, durante el período barroco, corresponde a Fran ción del gran cardenal. Lavedan la llama prefiguración
cia por derecho propio. Después de los atisbos geniales de Versalles. Como en Versalles, la ciudad es conse-
✓
150
Lección 7 La ciudad barroca 151
•
:
•:
.
..
•
1
político preponderante.
estos espacios (Dib_v��t!��rresultantes de llenar Vosgos no se pensó para ninguna estatua. La estatua
Fuera _de Francia, la plaza Royale de Bruselas, la pla- las tradiciones locales y las corrientes afrancesadas veni
- za Amalienborg de Copenhague y la del Comercio de das de fuera . Todavía hacia 1710 construyó José de
Lisboa son las mejores creaciones de este tipo. La plaza Churriguera, para la familia Goyeneche, la ciudad-re_si
octogonal_ de Copenhague, cortada por dos ejes, uno de dencia de Nuevo Baztán en las inmediaciones de Madrid.
ellos sirviendo de perspectiva a una gran iglesia rotonda,
O 10 2.0
L
'.
K ◄
u□
A@F.1
U kd
.
El antiguo Terreiro do Paco de Lisboa, convertido Fig. 54. La Granja. Eje longitudinal de la composición (Dib. del autorl.
monumental a la moda barroca del momento, sirvió de Es, en cierto modo, una ciudad-cortijo y un excelente
marco grandioso, continuando las ideas del urbanismo
ejemplo de urbanismo barroco castizo.
francés, a la estatua ecuestre de José I, obra de Ma Las nuevas corrientes del urbanismo monumental eu
chado de Castro. Por su disposición abierta con respecto ropeo entran en Madrid de la mano de Carlos III, que
al estuario del Tajo, recuerda algo a la plaza de Burdeos. promueve la ordenación del paseo del Prado regulan
El urbanismo dieciochesco en España oscilaba entre zando su trazado, ornamentándolo con grandiosas fuen-
159
158 Lección 7 La ciudad barroca
tes y rodeándolo <le notables edificios. Las obras comen mando tridentes a ambos lados del palaci� La inruenc;a
de Versalles no puede ser más clara. tro e emen o
zaron en 1768 y, desgraciadamente, no pudieron com
pletarse del todo. El siglo xrx y el xx han desfigurado urbano notabilísimo de Aran juez es la plaz\dll Sa� ¡An
tonio con el fondo de la pequeña, pero e a, ig esta
casi completamente los trazados dieciochescos. El Salón
de &navia en el centro de un plano on_dulado de arique
del Prado dio origen a la creación de una serie de ala
rías La laza de San Antonio, en cambio, se r_e� ama
medas por toda España, como las de Málaga, Priego,
hij; del .irbanismo italiano y, a la larga, del Bernini. En
paseo del Salón de Granada, alameda de Apodaca de
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:J ( 1 0 .t:1 rnrn 1
r ::::1a�,-
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□ □ ll l! □ D c:J D
r! l:l ��ChV
JI l □□ [J ll □□ D D
Fig. 55. La Carolina (Jaén). Plano (Dib. del autor).
la gran perspectiva.
roE� el urbanismo dieciochesco1 esp1añol m�recde �f:::�
blados de a co omzacion
En Aranjuez, donde los Austrias ya habían realizado carse 1os nuevos po ¡¡ d cabo durante
grandes obras, sobre todo Felipe II, se fue constru Morena y otras zonas andaluzas rfmª:1:0 de Olavide.
yendo un poblado que, en su trama general, obedece al el reinado de Carlos I II . y c�n e , pinteresante es la
simple emparrillado, pero en el que se introducen ele Urbanísticamente la plDamficac1�n masplano en cuadricula
mentos nuevos, como las grandes avenidas radiales, for- de La Carolina (Jaén). entro e un
]61
]60 Lección 7 La ciudad barroca
se introducen ejes perspectivos relacionando plazas rec ción del espacio comprendido entre el Louvre y las
tangulares, exagonales y circulares bien valoradas por Tuileries, la pequeña Rue des Piramides y poco más es
barroco; en cambio, algunas composiciones de este pe Pero el impulso estaba dado y años después aparece
ríodo anticipan las tendencias que prevalecerán en el ría el artífice capaz de llevarlo a cabo. Nos referimos
neoclasicismo. La gran ciudad balneario, Bath, creación al prefecto Haussmann, que llegó a la Alcaldía de París
genial del arquitecto John Wood, es uno de estos casos. en 1853. La labor de este hombre es colosal, y lo rea
Su geométrica organización, a base de plazas circulares lizado en un plazo de veinticinco años parece inverosí
y semicirculares (crescent ), la estricta uniformidad de mil. Sólo una tenacidad sin desaliento y unas dotes de
sus edificaciones y el clasicismo de sus fachadas ligan administrador excepcionales pudieron lograrlo. Urbanís
perfectamente esta ciudad de la segunda mitad del si ticamente hablando, Haussmann es un conservador y
glo XVIII con los conjuntos urbanos en gran escala de sigue la línea estética del barroco con sus alineaciones
John _Nash en Londres, la urbanización de Regent Park, y grandes perspectivas. Haussmann no trazó ninguna
por ejemplo, que es una de las mejores realizaciones del avenida sin contar con un fondo arquitectónico, con un
En Roma, el barroco enlaza con el neoclásico en la talento de aprovechar todos los edificios singulares de
«sistematizac!ón» de la plaza del Pópolo, obra de Giu París y cuando no los había el de crearlos, como sucede
sicismo se asocian para formar conjuntos de sorpren que empezaba a crecer desmesuradamente. Estas cornu
dente amplitud y monumentalidad. La plaza del Senado nicaciones tenían también un valor estratégico. Se ha
o de Pedro el Grande, concebida en tiempos de Cata insistido mucho sobre que uno de los objetivos de Hauss
obra genial de Falconet, es el foro de San Petersburgo. con la fuerza allí donde se producía un motín o un
del Almirantazgo. Tres grandes vías radiales convergen nidas radiales herederas del barroco, con su arquitectura
en la torre del Almirantazgo: la perspectiva de la As estrictamente uniformada, siguiendo la estética neoclá
' El lector que desee. conoc�r algo más del urbanismo español de Platz y la Kónigs Platz, trazadas por Von Klenze entre
esta época puede a1:ud1r al .hbro ya citado, Resumen hist6rico del
llrbamsmo en Esoana. Madnd, 1954 y a la reciente publicación de 1854 y 1862 y rodeadas de edificios ne�lásicos,_ C?�º
E. A. Gutkind. Urban dcvclopmenl ÜI soullieri• Europa: Spain at1d
los Propileos y la Gliptoteca y la románuca Maximilian
Portugal. New York, 1967,
Chueca Goitia, 6
162 Lección 7
La ciudad barroca 163
uniforme arquitectura.
Fig. 57. París. Perspectiva de la Avenida de la Opera (Dib. del autor). el del puerto de la Paz en Bilbao, de 1801, son el pre
La ciudad industrial
de San Sebastián fue de las primeras en preparar un
10
Para conocimiento de nuestro urbanismo decimonónico consülte
se el estudio de Pedro Bidagor en Resumen histórico del Urbanismo
en España. Madrid, 1954.
ciales.
165
La ciudad industrial
166 Lección 8 167
de todos los esfuerzos dispersos e inconexos de los in movidas por energía hidráulica y, por consiguiente, no
dividuos, guiados por el incentivo de la ganancia pecu se hall_aban concentradas en puntos determinados, sino
En la misma tendencia, Adam Smith, abogado de la en q u e . era posible el establecimiento de molinos, para
política del laissez [aire, aparece como el padre de la conseguir la energia requerida. Las invenciones se suce
economía capitalista del período liberal. Con anteriori dieron con rapidez y la producción fue enormemente
dad incluso a la máquina de vapor, descubierta por Watt aumentada gracias a la gran cantidad de trabajadores
en 1775, ya se inicia un desarrollo industrial de ver empleados, qu: p_o,dían ocuparse de las diversas opera
dadera importancia que tiene una de sus bases en la ciones de fabricación. Como dice Adam Smith lo único
Según el propio Adam Smith, «el mayor avance y per extensión del mercado para dicho trabajo. Si no existe
habilidad y buen juicio con que esta potencia debe ser esta subdivisión del trabajo a los límites tan estrictos
dirigida o aplicada, parece que ha sido consecuencia de a que �e llevó en la economía capitalista. Por ejemplo,
la subdivisión del trabajo ( dioision o/ labor)», De el carpintero de un pueblo se verá obligado a realizar
acuerdo con el conocido ejemplo de Adam Smith, diez todo� los trabajos relacionados con la madera si quiere
personas reunidas en un taller para la manufactura de subsistir en tan pequeño mercado. Tendrá que hacer de
alfileres y repartiéndose las diversas operaciones de este carpintero de armar, de ebanista. de tallista, de cons
trabajo son capaces de hacer 48.000 alfileres en un t�ctor de carras o de ventanas. Este mismo carpintero,
día. Por consiguiente, cada persona, haciendo una décima sm embargo, en una gran ciudad podría dedicarse a la
parte de ese trabajo, se puede considerar que fabrica al construcción de un solo elemento, que luego podrá tro
día 4.800 alfileres. Sin embargo, si un individuo tuviera c�r en el_ mercado por los productos que necesite, obre
que hacer solo y aisladamente todas las operaciones, se niendo siempre una ganancia efectiva, ya que dedicán
guramente, dice Smith, no podría ni siquiera realizar 20, dose a la, const�ucción de un solo objeto su producción
La subdivisión del trabajo fue no solamente la que a:r?llo industrial, para que prosperara, tuvo que coin
permitió este desarrollo cuantitativo, sino la que asimis cidir co_n la extensión cada vez mayor de los mercados
mo dio origen al desarrollo y al perfeccionamiento de las económicos. Pudo desarrollarse el industrialismo britá
máquinas, ya que un hombre ocupado constantemente, ruco de los textiles gracias precisamente al imperialismo
a veces toda la vida, en ejecutar una operación mecá que había abierto un ancho mercado para todos esto¡
productos.
nica, acababa por encontrar el sistema de facilitarla me
diante nuevos dispositivos o mejoras sustanciales en la Con la aparición de la máquina a vapor pudo lograr
glaterra, y sobre todo en la industria textil, para la como hemos dicho, las industrias textiles estaban situa
cual el clima y otras condiciones del país eran altamente das a l? largo de los cauces fluviales de manera que, sin
favorables. En un principio las fábricas textiles eran estar dispersas del todo, estaban repartidas longitudinal
habitantes, de los cuales diez mil eran emigrantes irlan para Liverpool habían de tener los muelles, mercados
deses, atraídos por el desarrollo industrial de la gran y depósitos portuarios, esta ciudad obtuvo un lugar
urbe. En 1830, la inauguración del «Manchester and primordial en el comercio. Al mismo tiempo, estos cen
cuatrocientos mil habitantes. Así creció una de las pri crecer industrias cuyas perspectivas económicas eran más
fundamentales para que prosperara el industrialismo y, casi como una mercancía en esta primera época, áspera
con ello, los grandes centros fabriles. El transporte era y seca, del industrialismo. Era necesario tener a dispo
precisamente el instrumento que permitía la expansión sición un amplio stock humano , y cuanto más desvalido
del mercado económico, imprescindible para esta pro y miserable, mejor, ya que podía contratarse su trabajo
ducción en masa. El sistema industrial dependía del en condiciones más favorables para el patrono. Sabida
transporte, tanto para la aportación de materias primas es la utilización de la mano de obra por un jornal de
como para _ la distribución a los consumidores del pro hambre, no sólo de estos miembros desvalidos de la
ducto terminado. Antes de la invención de la máquina sociedad, sino de los niños y de las mujeres, a los que
de vapor el transporte pesado tenía que servirse de las podían pagarse jornales irrisorios. El procedimiento más
vías marítimas y fluviales. Es bien conocida la impor sencillo para rebajar el costo de un producto era, indu
tancia que tuvo para el desarrollo de Nueva York la dablemente, rebajar los sueldos de los obreros. «A fin
apertura del canal de Eirie, que une el puerto de Nueva de tener el exceso necesario de trabajadores para hacer
York, de condiciones naturales extraordinarias con el frente a las demandas extraordinarias de las temporadas
interior del país, y que permitió el crecimiento de la activas, resultó importante para la indus tria instalarse
gran ciudad comercial y portuaria antes del nacimiento cerca de un gran centro de población, pues en un pueblo
del ferrocarril. Las ciudades con puerto, debido a las el tener que mantener a los perezosos podía recaer di
f�cilidades que éstos proporcionaban al comercio, adqui recramente sobre el fabricante. El ritmo fluctuante del
rieron un desarrollo inusitado, llegando a ser centros mercado fue lo que determinó la importancia del centro
'de conjunción de las principales vías, tanto marítimas urbano para la industria. En efecto, para que los nue
como terrestres. Así crecieron Liverpool, Londres, Ham vos capitalistas pudieran tener los sueldos a un bajo
burgo, Amberes, Nueva York y Baltimore. Con el au nivel y hacer frente a cualquier demanda imprevista de
mento de calado de los grandes barcos movidos a vapor, productos, era necesario contar con un exceso de obre
los pequeños puertos cayeron en desuso, absorbidos por ros mal pagados. En otras palabras, la cantidad suplantó
de producción bien regulad:>�? sustituto para un modo cenes, los tinglados portuarios y todos los elementos que
tiempo, estas ciudade ocas10,nes al fabricante. Al mismo visión simplista y de corto alcance. La violenta apropia
s r e u ni a n l a v e t " d f · ·
l . 3 3 ción espacial llevada a cabo por la industria supuso para
r� acrones con el poder ]" . n 1 e ac1htar las
c10�es bancarias y con 1a�ºbltto cJntral, co� las institu la estructura urbana una verdadera catástrofe, mientras
annguo estaba su sede A , o sas e_ comerc10, donde de que a los pocos años no representaba tampoco ninguna
una manera industrial 1� s_1, de� lógico que crecieran de ventaja para ella. Claro está que tampoco podemos re
Berlín y otras mucha s cru a es como París, Bruselas prochar a una época una falta de visión que solamente
s que no h b' ·d '
por la revolución indusn¡ 1 . a ian s1 o originadas a posteriori puede considerarse como tal. Ahora estare
de importancia. Por c . la . m tampoco eran puertos mos, y sin duda estamos, cometiendo otros errores que
revolución industrfal ar°ns:gmente, puede decirse que 1a se reputarán así a la altura de los acontecimientos que
arrollo urbano. Nos r fect? en vasta escala a todo el des- han de sucedernos y que ahora somos incapaces de
. d d e enrnos clar , l
cm a es cuya población d,. o esta, a as grandes medir.
tantes. Pocas son las . dexdce 'ª de los 100.000 babi Con las factorías y todos sus establecimientos anejos,
c m a e s d e • -
d destacan en la ciudad industrial los llamados barrios
to o en los países de econ ,. �sta magnitud, sobre
hayan sido profundame t ºj1a mas avanzada, que no obreros, construidos por la ineludible necesidad de al
de circunstancias que he a terfldas por este complejo bergar a la mano de obra. En sus principios, estos barrios
dustriaI. ernos amado revolución in- obreros, que los anglosajones llaman slums, se desarro
nas y señoras del suelo urb s ac�rtas fueron las due. en los anales de la habitación del hombre; la constante
natural. Así se colocaron l a er ls1do de gran belleza l rismo, se sacaba el mayor partido del suelo, prescindien
va York y de Londres. as centra es térmicas de Nue- do de espacios libres y patios. Son famosos los primeros
•
•
172 r
con peq - . Lttción 8 La ciudad industrial 173
h uenos patios intermed' 1
ouses», que no eran m , ros, as llamadas «Dumbbell
houses» y «Dumbbell houses», aunque se sigue una sis
fe 1,a s_ubsistente graved:d q';:s/n ligero alivio en medio
temática labor de demolición y saneamiento.
os rnd1ces de mortalidad �recier no era de extrañar que
En barriadas donde las condiciones de vida eran atro
an aterradoramente. En
ces y donde la concentración obrerista alcanzaba cifras
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tfU,t;iU.ttDtf.N-TM N! 3.
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Fig. 59. Nueva York como creía Marx, se mantuvo siempre amenazante sobre
0850), «Dumbbel! b • •Railroad houses
la sociedad, hasta que aquellas condiciones infrahuma
1887, y Proyecto d:as�s� de 1879 Y d;
(Gallion, op. �in,das de 1889 nas fueron dando paso a otras más benignas, gracias a la
i
174
Lección 8
co�binaba la industria y la a ricu La ciudad industrial 175
¡
dria económicamente así . g ltura y que se sosten-
las · d d • misma Es ¡3 · . . en sus factorías de acero de Essen, George Cadbury, un
cru a es-Jardín del • I · . ant1c1pac1ón de
4T HANO A
C O M M U N I C A TI O N . NO RAPro
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F1g. 62. Letchworth. Una de las dos ciudades-jardin inglesas construi
das según los principios de Ebenezer Howard (l..avedan, Histoire de
CouNTRV
Fig. 61. Diagrama
correcto del crecimiento de una ver Brothers, construyeron Port Sunlight, cerca de Liver
nezcr Howard. ciudad según Ebc-
pool, en 1886. Podríamos añadir a esta honrosa lista
Ebenezer Howard ue . ios nombres de otros muchos industriales y compañías.
chworrh (1903) y '?xreí:º:;'º e¡emplo, fundó las de Let Con estas fundaciones se intentó borrar el penoso re
zan de una vida próspe y ' Jue todavia subsisten y go cuerdo de las llamadas Company Towns, es decir, las
comenzó a construir el pra. n dl865, la familia Krupp ciudades de las compañías, que han sido una de las con
rimero e sus pueblos modelos secuencias mas tristes del período industrial. Estas ciu
Lección 8
::: : ....
instituciones ciudadanas de ninguna clase. Vivían suje □ ae ■ o· -Q oo
1
-� oooa: ·¡;;
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evitó el nacimiento de las «ciudades carbón»', desarro
...,.?,,,... -wJl!lr�tl.-..
lladas de la noche a la mañana en la Europa industrial y
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La ciudad industrial
178 Lecci6n 8
. d d 5 200 metros Esta, que supone
5
mecanizada, llevaron en todo el mundo a una nueva va
1930, Milyutm ª1 I
da cº
0
in dustrial) para la
lorización de los ambientes campesinos y de la vida su rácter no so 1o
optresi
o en 1.1a'¡°
, 1�: •
(d
e �a . ,. a1· do Se dice' y parece que no sm
burbana, siguiendo una tendencia que odavía
t perdura.
planificac1on de St mgra · l impidió que la ciudad
Ruskin, Carlyle, Dickens, En gels, Geddes y Howard on
s , que esta estructura 1.mea
razon, d 1 !emanes e n la última guerra.
algunos de los más conocidos apóstoles de esta reincor
pudiera ser to ma a por I osbles de da r u na e structura or-
poración a la naturaleza. En E spaña n o debemos olvidar
Salvo es tos mtentos oa . d ¡ · ¡ XIX se atie-
un inten to muy c onsiderable llevado a cabo por Arturo , . la ciudad ]os urbanistas e 1g
s o
gamca a ,
Soria y Mata en 1 882 . Nos referimos a la Ciudad Li So · la Ciudad Li-
con aridez y monotonía exasperantes, · consecuencia de una manera matemauca f, iles y al replanteo de
un espíritu estrictamente utilitario. Hemos visto que la crituras de compraventa eran as:ha 1� mismo. Los po�tu
cuadrícula apareció en los t razados hi ppodámicos como los lotes sobre el ter,re1tb \�ar no podían coartar el \i�re
resultado del racionalismo griego; que lue go la ut ilizaron lados de la econom1a ' .e to del suelo, como .lo habían
los romanos por razones militares y por necesidad de la y exhaustivo aprovec�am1en reas del «despousmo ilus
América. En el siglo xrx se vuelve a emplear, pero por trado», que eleva�on as 'l�s a
otras causas: exclusivamente por motivos de economía dor y magnificenoa notab ."arrollado como palanca l?ªr�
monótonos e indiferenciados, estaban compensados por también p ara la exp o.tac, n t raron en juego, y los v a·
la existencia de centros cívicos dominantes, el ágora, el ñías o grandes cap1ta�1stas =� proporción antes descono·
tiende árido e igual, sin centros dominantes y sin espa cida. La congestt n los solares, que a a vez, po
cios libres. Sólo d omina el ansia rapaz de aprovechar pob lación el evó el valor de h má s cic ateramente. S e
odo
t el terreno al máximo. Las calles son odas
t i guales, ser más caros, se aprov�c. arenque sólo favorecía a los
. , n círculo vicioso
para de esta manera poderse cotizar igualmente. Cuando pro duJO ast u
la repartición del terreno es desigual, es porque domi e speculadores. Ho t ( 100 years of Land Va-
na la función. No d ebe er
s i gual el terreno para un sec Un estudio d e Hoymer. yf Chic ago Pr ess. Chi cago,
tor representativo, para uno comercial o para otro de l11es in Chicago. Un_1vers1t� del valo r de las 211 cuadras
viviendas. Cuando la repartición es igual, es porque solo 1 9 3 3 ) nos da el cdre¿'mie�: ha sido el si guiente:
cuenta la pura posesión, indiferente de la función. que o cupa la cm a Y q
ciudades. Enormes fortunas se cimentaron sobre esta es 1836 ···············•·'············ \.400.000,-
1842 ························ 125.000.000,-
peculación d e t errenos, que en pocos a ños dejaban de
1856 . . . · · · . . . . ····· .. · ....... 60.000.000,-
ser tierras de labor para convertirse en solares. Estos
\861 ···················· 1.000.000.000,-
especuladores del su elo dieron lugar a la ciudad inorgá 1897 ······•············· 5.000.000.000,-
n ica, a los ensanches inorgánicos del siglo pasado. Cual 1926 . ··················· 2.000.000.000,-
quier otra solución funcional que n o hubiera sido la sim 1932 • · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · h · · ido frenado olamente
s
la s calles no eran d e tráfico y aproximadamente d e la or depresiones ocas1on� es, pte otros de recuperación
misma jerarquía, los valores del terreno se verían peli �epresión sigu en inmeddtam;rar un a modificación e
d
grosamente afectados. Para u na época que apresurada e inflación. N� se pue a�ti:es del estudio-, a �en<:>s
mente parcelaba, vendía y construía barrios enteros, nada
este cicl o .----d,cde�s�dad d e la oblación con un criterio
p
inorgánico. Es que a la libertad individual, que opera sociedad burguesa, ésta .:acd�n:us valores más sólidos.
indistintamente en cooperación progresiva con otras in dad y energía la expresi n centros representativos, en
dividualidades, se superpuso la voluntad de una sola La ciudad b�rgue�a en su:lto nivel social, expone e�tos
«compañía» que, amparada por la fuerza del dinero, po sus zonas residenciales de bles coherentes, en arquttec·
día actuar en gran escala. Los postulados del utilitaris valores en estructur_as es�: otrJ designio, quieren hacer
mo y de la libre competencia, ofrecidos como instrumen turas que, por enc1n:1a ·d d
tos a la voracidad de los especuladores, produjeron los valer y afirmar su dign'. � . del siglo XIX tiene un !un·
aspectos negativos del urbanismo decimonónico, destruc Si el e�lecticismo arus:thistoricismo y en un nuevo
tor de la evolución biológica de la ciudad a través de damento intelectual en_ bién otro en la persona
los siglos. concepto del pasado, nene .ta:te Esa dignidad, esa ho
Pero no sólo eran estos aspectos negativos los que !idad social de la clase. dbm or �ncima de todo el b��
empezaban a caracterizar la transformación de la ciudad norabilidad, a que aspira a p nada de una manera fac1l
en el siglo xtx, Al lado de la ciudad industrial se levanta gués, se la ofrecía m�J�r '!f
eÍ asado. Para sus �rande_s
orgullosa la ciudad de la burguesía liberal, deseosa de y asequible, �l presttg10 ariamentos, ministerio�,. tri
demostrar el poder y las esclarecidas luces de una clase edificios públicos, templos, p 1 s columnatas clas1cas
dominante. Podría decirse que el árbol frondoso de las
museos etc., ª l sí
bunales, teat�o.s, cÓ ulas barrocas, eran a go a
más bellas estructuras urbanas burguesas hundía sus raí las agujas goucas, las � de limpieza de sangre. Po-
ces en las zonas subterráneas y turbias de los slums, de como una hono�able pr?e :a de la historia se construye-
los pavorosos suburbios industriales donde se hacinaban
siblemente en nm8';'�ª epo en el siglo xrx. .
los trabajadores. De aquellas tinieblas, como de las pro ron más iglesias gottcas ��� los barrios residencia-
fundidades de la tierra, provenía la savia que luego Una cosa análoga suce ' cod -<lice Giuseppe Sa
fructificaba en grandes avenidas resplandecientes de luz, les más elegantes. «B_asta recf: c1ffusión del eclecticismo
en plazas ornamentadas con los monumentos a los gran moná en un libro rec1�ntbasado en la idea . de poder
des líderes del progreso, en grandiosos edificios repre pretencioso y anacr?m�o, n un estilo apropiad? o es
sentativos, en palacetes y zonas residenciales que res caracterizar cada ed�ficd cd formas arquitectónicas �el
piraban desahogo y distanciamiento. La ciudad, partida quemáticament� deriva ho e más decorosa la casa y ana
en esta cruel dicotomía, era la mejor imagen de las pasado, con obieto de acbilidad de la famili a »'·
contradicciones de la burguesía liberal. Una fe decidida dir distinción a la honora , o hubiera sustituido a la
en el progreso, en la inagotable potencialidad de los En efecto, si la b�rgu�SJde la sociedad, acaso el eclec·
medios de producción, en las conquistas cívicas de un
aristocracia en e� gob�:r�do lugar' o por lo menos. su
Estado que ha alcanzado, por fin, una ética estable ba ticismo no hubiera . - 6 . te menor - La ansto
sada en la igualdad de derechos, eran los aspectos posi desarrollo hubiera smo m mtamen . 1960
, . della citta. Ban, ·
tivos por los que la burguesía liberal se sentía justamen _ _. L'urbanistica el avenire
s Guiseppe Samo114:
te ufana. Pero por debajo de todo esto, como existen
página 37.
L
185
La ciudad industrial d 1
184 Lección 8
"é I os fracasos. Ejemplo e o
minos y las ejecutorias es quien no los tiene. El eclecti 1 tó una or enact n "d d de
cauce a os
l nuevos barrios res idenciales en los llamados
dos tradicionales, o
l que evitó que se perdiera la ade
Como casi i
s em pre que se trata de realizaciones urbanas
La ciudad del El
presente. urbanismo en expansión La ciudad del presente 187
Cuadro 1
Australia 9 44
Norteamérica 90 24
Europa 182 19
Sudamérica 20 11
Asia 224 5
Africa 12 2,5
alg¡° nuevo es la transformación verifi�ad� ¡¡� r resujtal cia en este continente de la homogénea distribución de
srg o pasado y en lo que va de éste a_rgo e la población, que tuvo, y aún tiene una base agraria, y
consecuencia que una población mu�luÍ ha teni?o por también el hecho de que en Europa existan multitud
�ons15uiente, podían considerarse .comoª ::n�eque: �ar mogénea del país, con lo que esto supone de vías de
es. e estas Ia mitad en Asia y 90 en Norteam:ri:�� a- comunicación, creación de núcleos urbanos, educación
1
. Mark Jefferson •Distrib t' · del pueblo, etc., se sustituya por una serie de grandes
/1cal Review, 21. (19Jt) pp. � _or thc World's City Folks•, Geogra-
5 ciudades costeras, verdaderas metrópolis y emporios del
de colonizar, desde los fenicios y los griegos hasta nues- 20.000 habitantes vive en el mundo el 34 % de su
3•
tros días. población
Para darnos cuenta del auge del urbanismo desde 1800 Según Pierre George •, se puede alcanzar una visión
a 193_� en_ div�rsos países del mundo, nada mejor que de la población urbana en el mundo clasificándola en
la vision sintética que nos ofrece el cuadro siguiente 2: diversos grupos que corresponden a porcentajes que sal
tan de 20 en 20.
Nombre Porcentaje de
sados de Africa, Eritrea, Somalia, etc., o incluso en
Número de
Poblacl6n de arandet
d<I ooblaci6n en
ciudadea
Europa, una nación muy ruralizada como Yugoslavia
pals arandes cfudadcs
"""""
ciudades
(16,2%).
Entre el 20 y el 40 % se encuentran varios países
1930 1800 1930 1800 1930 1800
Gran Brctai\a .. 10
,.
1 22.900.000 865,000
europeos de estructura agrícola, pero con grandes capi
Estadoa Unidos 45 o 96 o SS.000,000 tales comerciales e industriales: Polonia (31 % ) y Hun
Australia 43 o o 3.050.000
Alemania 30 1 gría ( 36 % ). América Central, Sudamérica ( salvo Argen
' 1 19.950.000 200.000
Ara:en1ina 30 o "
8 o 3.750.000
C&naé1á 22 o 7 o
tina) y Sudáfrica entran en esta categoría.
2.320.000
Francia 20 3 17 3 8.625.000 765.000 Entre el 40 y" el 60 % se encuentran los países eu
llalla IS 22 6.175.000 800.000
Jap6n 14
•
o 21
•
o 9.200.000 ropeos como Francia, Italia, Suecia, la URSS, etc. En
Brasil 10 o 10 o 4.000.000
Mhico o
América, los Estados Unidos, Canadá y Chile.
8 4 o 1.400.000
Rusia 7 1 31 3 11,000.000 S00.000 Pasan del 60 % : Bélgica, Dinamarca, Austria, Alema
Turqula 7 2 3 3 1.000.000 1.000.000
China o 112 3 22.000.000 ? nia, la Argentina, Australia y Nueva Zelanda. Por últi
India
• o
3 38 o 11,900.000
mo, Inglaterra se sitúa a la cabeza como el país más
mis de 30 ¼
Cuadro 3 Menos del 5 ¼ 5 a 10¼ 10 a 20 ¼ 20&30¼
U.R.S.S. 20 O. Brctatla 30
(n,k E¡ipto 10
Ciudades de 100.000 Ciudades de 20.000 Con10
Ciudade1 de S.000 Palestina 20 Dinamarca 32
Población Ml¡ica 12
Mo o mb habitantes o más habitantes o más habllantes
Bclaa 1.3 hin
'
mundial .. , 12 Suecia 20 N. Zelanda 34
Núm. Poblac. ¾ NUm. Poblac, �� Núm. Poblac. ¾
Indochina
China
2
3,4
Bulaafia
Yuaos-
' =•·
Brasil 13.8 u.s. 21
1800 906 45 15,6 1,7 200 21,7 2,-4 750 27,2 3,0 Estados Francia 15. ◄ Jaoón 22
1950 2.400
.,, 313,7 13,1 S.509 17,5 Austria 28,5
S02,2 20,9 27,600 716,7 29,8 AmtricaC. Italia
Hun¡ria 18 Dalos 29
Turo.ula 8
Ar¡entlna 8,5 España 18,S
10 EOlOOpOorchenbtaje de la población de ciudades de más de gráfica que, de no ser por esta voluntad decidida, hubie
· a ltantes en rela ., l b . , ra sido muy diferente. Madrid fue primero la capital
del , 1 1· ' . cion con a po lación total
. país o ana IZa Pierre George segun' el d burocrática, pero esto, dado el proceso de industrializa
tenor. cua ro an-
ción acelerada al que se ha llevado al país en los últimos
Con relación a Europa España l años, no hubiera bastado para mantener su hegemonía.
0
o país determinado.
Q
" ººº
!O 000
de 100.000 almas, mientras que Francia sólo tiene 5,3.
10 110
'º ººº -
10 '°º - 10 uo • Según el censo de 1940, España cuenta con 16 ciudades
11 IOD - IS 000 •
IS 000 -
ººº
• que pasan de los 100.000 habitantes. En ellas vive el
º'° -
10@
lOO on • 18,5 %
• de la población española, mientras que en Bél
100
IOI 000 -
ººº
•
100
gica, país fuertemente urbanizado, vive sólo el 12 % .
100 'ºº - ,oo UI
• de
terra
España
es un
en
caso
lo que
extremo
se refiere
con el
a los
30 %
porcentajes.
de su
Ingla
población
��p/dierbl ��sde siempre una diseminación homogénea des centros fabriles y con la existencia de una capitali
a po �c1on por razones históricas y geográficas dad, como Londres, consecuencia no sólo de la estruc
En Espana los_ mayores núcleos de población se distri tura del propio país sino de una realidad extranacional
��y� de�d la periferia costera. Sólo la creación artificial basada política y económicamente en la Commonwealth.
bladas. Hacia el año 2000, cuando verosímilmente podrá diez años) y que algunas comarcas crecen a razón del
contar con 45 millones de habitantes, el 80 % vivirán 15 % todo ello en detrimento del mundo rural, queda
en ciudades, es decir, 36 millones. Los problemas del como• escalón intermedio el de las ciudades medias que
urbanismo en expansión crecerán en progresión geo pueden convertirse en el futuro -y así sea- en piezas
métrica. claves del organismo nacional. Según esto,s supu�sws la
Según el censo de 1940, la población española se di población española podría organizarse segun el siguiente
tes crecen a un ritmo doble del nacional (20 % cada Enero-Diciembre de 1956.
Chueca Goitia, 7
194
Lección 9 La ciudad del presente 195
Si estas predicciones se cumplen, la población urbana distinta condición. Siempre que estas prevrsiones se cum
en España el año 2000 será el 80 % de la población plan, podrá, pues, permanecer esa zona intermedia de
total. Ya que se entiende que el límite de la aglomera aglomeraciones proporcionadas, que pueden asegurar un
ción rural está por debajo de 5.000 habitantes. Para los reparto menos inarmónico de la población y un asilo
americanos suele estar en los 2.500 habitantes y algu seguro para determinados valores tradicionales.
nos autores franceses adoptan la cifra de 2.000. De todas maneras, lo que es el verdadero signo de
transjormacián incongruente.
'
de crecimiento es muy superior a las posibilidades de
tancias.
de habitantes. Todos ellos son «urbaoitas», pero de muy 6 Nels Anderson. Urban Comunity. wondo de Cultura Económica.
México, 1965, p. 237.
,r
La ciudad del presente 197
196 Lección 9
dades ajenas o zonas de inadecuadas condiciones urba contrar alojamiento y se establecen en zonas vacías,
nas. Esto dio lugar a las llamadas bidonville de las ciu hacen un pequeño pago al dueño, construyen juntos
dades francesas o argelinas, a las chabolas o chabolismo abrigos precarios de telas embreadas y pedazos sobrantes
español, a las famosas [auelas brasileñas, a los ranchos de tablas con paredes de lata de petróleo ajustadas por
�•-
,
,:
bidonville de más de 45.000 habitantes.» Hoy esta situa
ción ha
Estos
debido
barrios
mejorar
marginales
notablemente.
�
donde empezar a subir, mientras que para otros serán
7 «Social Change in the Muslim Cilies of North Africa11, en Amen Neis Andcn.on, op. cit., p. 253.
199
198 La ciudad del presente
Lección 9
ben estas habitaciones, que aparecen en toda Hispano estrepitosa comadrería de una pequeña sociedad que
américa, sin conocer ni aludir a sus precedentes espa vive en común entre pasiones, altercados, dimes y dire
ñ_oles. Son las casas de vecindad de México, Centroamé tes. Nada de lo qu e pasaba en aquel pequeño m undo
rica y Venezuela; los solares de Cuba, los conventillos podía qu edar r eservado y secreto. T odo era de todos Y
de Chile, la Argentina y el Uruguay, los corticos del las más íntim as d ebilidades q ue el hombre esconde se
Brasil, etc. Veamos cómo los definen: «Este tipo de ventilaban en el p atio. La ropa sucia no se lavaba en
viviendas pobres consiste en una serie de cuartos de una casa sino a la vi sta de to dos y se colgaba en u nas cue r
o dos habitaciones que rodean a un largo y estrecho pa das o alambres qu e cruzaban el pa tio. . .
tio en el que están la boca de agua de los lavaderos y Sin embarg o, esos suburbios qu e nos trajo el cr�1-
los retretes. En un mismo patio viven unas sesenta miento incongru ente de la ciudad en _for".'a d e chabo)is
familias, y el patio queda reducido a veces a un mero mo y barrio de la s latas son de otro caracter y de vida
callejón. El suministro de agua y los saneamientos son más sórdida y m enos pintoresca. H an dado l ugar a otro
inadecuados; no existe una limpia zona espaciosa en la tipo de lit eratura, de la que es ejemplo la novela de
que los niños jueguen sin peligro; los edificios son rui Luis Martín S antos Tiempo de silencio. Es tos s on el
8•
nosos y falta totalmente la vida familiar privada» Como primer elemento de incongruencia en la transfor�aci6n
puede verse, la descripción coincide al pie de la letra de la ciudad. ¿Cómo podría ser de otro m odo s1 han
con la de una casa de corredor madrileña. Fueron estas nacido en plena clandestinidad, primero tímidamente,
casas primera manifestación de un urbanismo expansivo, pegándose a algún pliegue del terreno y ocultándose nas
y no resultaban tan descabelladas como el chabolismo él, como cazador furtivo; luego extendiéndose como in
del Pozo del Tío Raimundo o las bidonville de Casa evitable mancha d e aceite? Pero, cl aro está, huyendo
Es cierto que las condiciones sanitarias dejan mucho sión de la ciudad, de las líneas matrices d onde podrían
que desear, pero hubieran podido mejorarse. Al fin y al coordinarse con lógica. Los organismos oficiales, plani
cabo, el que hubiera una fuente en el centro del patio ficadores y urbanistas, son lentos en sus prevrsrones Y
no era mala solución para la comunidad; y el chabolis todavía más en sus realizaciones. Mientras retienen las
mo ni ha gozado de esta ventaja ni del alcantarillado zonas convenientes y planifican sobre ellas preparando
para los servicios comunes. Lo que sí era difícil de con la solución al crecimiento, la realidad, con sus crudos
seguir en estas viviendas de corredor y sus consecuen imperativos, rompe por los lugare� más imprevistos e
cias ultramarinas era la intimidad de la vida familiar incongruentes; y cuando las autoridades quieren dars�
privada. La vida rebasaba de las pequeñas e insignifi cuenta se encuentran ante sí con una ingrata y volumi
cantes células y se vertía en los corredores y patios, nosa realidad qu e modifica los datos de u n prob ema l
convirtiéndose en algarabía colectiva. Es indiscutible que que se pensab a abordar serena.mente en los tableros de
sin las casas de corredor, las que ya se llamaban en dibujo. Entonc es hay que a cudir, como quien v_a a so fo
tiempos de Mesonero Romanos casas de «tócame Ro car un incendio, a absorber en barrios experimentales
que», no existiría el sainete madrileño donde no brillaban, y semip rovisionales lo q ue las _poblaciones de�heredadas
ni mucho menos, la intimidad de la vida fa miliar y sí l a han improvisado ante la urgencia de su srtuacron. Enton
bajo la presron de inquietantes circunstancias, va trans se habían desarrollado con más coherencia, beneficián
formándose la ciudad con un crecimiento que ni es or
dose de un saber histórico. De todas maneras, en estos
denado por vía técnica ni es pausado y orgánico por vía centros se produce una paulatina transformación, más
natural.
oculta que visible, al utilizarse viviendas de clase elevada
Todo esto presenta problemas de organización espa y media como espacios para oficina. Por eso, siguiendo
cial en las grandes metrópolis que han ido agravándose una tendencia, ya muy señalada en las grandes metró
con el tiempo. Es necesario relacionar espacialmente el polis, sobre todo americanas, se produce un movimiento
centro representativo y de negocios, los centros de pro-
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Fig. 69. Lansiarg, Michigan, Centro civico. Planificación tipica de rnc-; Fig. 70. La ciudad de los rnctorcs , cerca de Río de Janeiro: Pr_oyecto
diados del siglo xx. de Paul Lester wiener y José Luis Sert. Un ejemplo de aplicación de
las ideas de Le Corbusicr a un caso concreto. Parte central de una
ciudad dedicada a la fabricación de motores de aviación.
ducción, los de residencia y los espacios libres para re
clubs, cafés, etc. Toda esta función del área central de-
cae, se deteriora y puede llegar a fracasar por completo can plazas arboladas ( tan necesarias como pulmones en
Hace años, cuando las ciudades no habían alcanzado y luchar contra la « polución» y los gases nocivos) para
la extensión de las áreas metropolitanas de ahora, estos instalar aparcamientos q ue son solución temporal y ra
problemas de accesibilidad apenas existían, y en una pro q uítica. S e destruyen avenidas y bulevares existentes y
porción muy alta la población que utilizaba los servicios con arbolado de g ran desarrollo para preparar provisio
del área central vivía o dentro de ella o en una vecindad nalmente vías de penetración y de tráfico rápido que
tan razonable que su traslado no representaba ningún también quedan a medias porque no estaban planeadas
problema. Hoy que la extensión ha sido en gran me dentro de un sistema orgánico. E n suma, se destruye
dida consecuencia del avance de los medios de trans lo que constituía a veces el mayor aliciente del paisaje
porte, éstos se han convertido en 1a cuestión más deli u rbano sin beneficio a largo plazo.
cada y más conflictiva de la urbe moderna. El automó E n medio de los procesos congestivos que sufre la
vil, que ha sido la palanca de la expansión, se ha ciu dad del pasado en el presente, principalmente por la
convertido, por otro lado, en el elemento más perturba es peculación de terceros, con el consiguiente aumento de
dor e incómodo de la vida ciudadana. Las autoridades volúmenes edificados y por la concentración de tráfico,
municipales son impotentes para preparar la estructura no se tiene apenas en cuenta el problema anitario, cada
s
funcional que el automóvil exige, posiblemente porque vez más grave y urgente.
la economía, el régimen de exacciones y los recursos D ensificar cada vez más el centro de las ciudades,
que las leyes prescriben obedecen a un concepto anti acumular habitantes por metro cuadrado, crear aparca
cuado de la ciudad. Las metrópolis, al expandirse, han mientos de automóviles con su correspondiente emana
recogido en su seno, bien anexionándoselos, bien man ción de g ases tóxicos, provocar el incremento de detritus
teniendo su independencia político-administrativa, una se de todo orden, mientras se h acen desaparecer plazas, ár
rie de antiguos municipios periféricos. Cuando estos boles, j ardines, avenidas y paseos es no sólo atentar al
municipios no han sido anexionados, la ciudad matriz, bien común, al bienestar de los ciudadanos, sino poner
cuyos servicios disfrutan igual q ue los ciudadanos ane en gra ve peligro su salud orgánica y psíquica, ya que
también cuando los municipios se anexionan, é stos sue la vida de las grandes urbes aumenta el porcentaje de las
revertir en obras de vialidad y servicios cantidades supe Como ha dicho A aron Fleisher, «no parece posible
ri ores a las que aporta su economía y e stamos en el q ue la tecnología pueda co ntribuir sustancialmente a la
mismo caso. E l problema exige una reorganización admi solución del problema creado por las aglomeraciones hu
nistrativa a la altura de los tiempos presentes. manas y de vehículos q ue aqueja a la ciudad moderna.
E n el intervalo, con la escasez de recursos inveterada, L a congestión h umana no se comporta como u n mero
de circunstancias que son pan para h oy y hambre para así f uese, su evitación sería en gran parte cu estión de
mañana. E stas obras de circunstancias suelen ser, ade aumentar suficientemente la capacidad. U na de las solu
más, las que más perjudican las estructuras existentes ci ones más socorridas suele ser la construcción de nue
y las que destruyen aspectos muy valiosos de la ciudad v as carreteras; pero la realidad pronto se encarga de
tradicional que luego no se podrán recuperar. S e sacrifi- demostrar su inutilidad, pues la consecuencia suele ser
206
Lección 9 La ciudad del presente 207
casi invariablemente una intensificación del tráfico aún adiciones de carreteras nuevas a la red ya existente. En
mayor. Al achacar el nuevo desequilibrio al crecrmiento este sentido, la red nacional de carreteras se asemeja
10•
de la ciudad o a una redistribución de la circulación ro- a un sistema con realimentaciones desestabilizadoras»
Fig. 72. Boston. La complejidad de las redes viarias y sus enlaces en nuestras viejas ciudades para acomodarlas a nuestras as
una ciudad moderna americana (Dib. del autor).
piraciones, debemos establecer un sistema de priori
11•
dades»
dada, se admite tácitamente que las vías de comunicación
De todo esto se ha ocupado el famoso rap port Bucha apartamentos con amplias zonas de jardín y terrenos de
nan Tra//ic in Toums.
juego y deporte; las zonas industriales cuidadosamente
Esta misma obsesión por los fenómenos funcionales,
aisladas y las comunidades satélites orgánicamente articu
y en especial por el tráfico, encontramos en el hombre
ladas con e1 centro, son otros tantos de los postulados
que más ha influido en el aspecto físico que, al menos
de Le Corbusier.
parcialmente, están tornando nuestras ciudades de hoy:
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gocios fácilmente accesibles por las vías de tráfico y ro la ciudad ideal, que alcanzó una importancia considerable
deadas de parques y espacios verdes; los bloques de gracias a los trabajos de Frank Lloyd Wright y Le Cor-
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1
210
Lección 9 •- La ciudad del presente 211
busier. Ambos arquitectos idearon sendas utopías perfec t Le Corbusier se detuvieron a analizar los aspectos eco
tamente adecuadas al siglo xx, de acuerdo con los flo nómicos, sociales ni políticos, pensando que la restaura
recientes avances de la técnica y en el seno de la sociedad
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,_ ción del ambiente material traería como consecuencia el
12•
urbanizada característica de nuestra época» nacimiento de instituciones idóneas para su gobierno.
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Fig. 76. Br�dacres: La ciudad ideal de Frank Lloyd Wrie;ht. En el en medio de la urbe tentacular que la rodea. Ya la mi
fondo una ciudad lmeal a lo largo de una arteria ferroviaria. La uni
dad . �odul�r es un acre de tierra para cada familia. A. Concejo y
sión del urbanista no es, como en otros tiempos, tratar
adm1mst_rac16n. B. Aeropuerto. C. Deportes. D. Oficinas profesionales.
t de planear reformas interiores, ya ha pasado el momento
E. �tad10. F. Hotel. G. Hospital. H. Pequeña industria. J. Pequeñas
granjas. K. Parque. L. Motel. M. Industria. N. Mercaderías. P. Ferro • de las «Grandes Vías» que sólo son negocio para especu
carril. R. H�ertas .. S. Casas y apartamentos. T. Iglesia y cementerio.
U. Laboratorios de rnvesugacrcn. V. Zoo. W. Escuelas. (Gallion, op. cit.). ' ladores y que no resuelven ningún problema, sino que
graves.
Así como Le Corbusier abogaba por la gran concen
La misión del urbanista consiste en articular Jo más
tración urbana, Wright pensaba en su ciudad, llamada
acertadamente posible la periferia de la urbe; la peri
Broadacre, como un caso extremo de dispersión, hasta
feria de hoy será el centro o centros vitales del futuro.
lograr un híbrido entre campo y ciudad. Ni Wright ni
En esta planificación externa lo más importante es la
11
�artin Meyerson, •Tradi�iones utópicas y urbanísmo-, en L!oyd ordenación de los ejes de tráfico fundamentales y la loca
Rodwm Y otros. La. Metrópoli del futuro (Trad. española de The Fu
ture Metropolis). Seix Barral. Barcelona, 1967, pp. 285-287.
lización de las diversas funciones: centros comerciales,
212 Lección 9 La ciudad del presente 213
negocios, barrios residenciales, zonas verdes, zonas de una «polución» que viciaba la atmósfera hasta extremos
recreo y deportes y, por último, las industrias. La ar alarmantes para la salud pública. Hoy en día, en muchas
decir el aislamiento y la «zonificación» a rajatabla. Las los más graves que afectan al desarrollo urbano. La
zonas puramente residenciales, las ciudades dormitorios, revista Time, en un número reciente (enero 1967), de
han resultado, en general, un fracaso. Privadas de otros dica a este tema un extenso y alarmante estudio.
elementos que constituyen el total organismo de una La «zonificación» de las industrias fue considerada
ciudad ( centros representativos, monumentales, religio como una necesidad insoslayable, pero todavía la ciudad
sos, mercados, espectáculos, comercio y, al menos, una no ha resuelto de una manera orgánica los problemas
cierta industria no pesada), al final estas ciudades dor que esto provoca. Son muchas las tendencias, desde los
mitorios degeneran, declinan y se degradan física y mo que estiman necesario el aislamiento total de los com
La localización de las industrias pesadas es otro de los lazaretos, hasta los que consideran que las plantas indus
grandes problemas que presenta la organización espacial triales deben organizarse en vecindad con las zonas re
de las grandes metrópolis. Posiblemente fue lo primero sidenciales obreras; para una mejor armonía de la jor
que motivó la regulación del uso del suelo, lo que se nada del trabajador y un menor dispendio de los medios
existen prescripciones sobre el emplazamiento de las Como quiera que sea, y a pesar de las apariencias,
tenerías, tintorerías y otras industrias insalubres que es se ha comprobado que la gran ciudad es más conve
taban colocadas en barrios especiales, en arrabales y, a niente para la pequeña industria que para los grandes
veces, junto a los ríos para la más fácil evacuación de complejos. La gran fábrica, siendo en mayor medida
los residuos. Pero la invasión grave de la industria se autosuficiente, encuentra un lugar más apropiado en zo
produjo con el desarrollo de las fuentes energéticas y nas aisladas o junto a pequeñas poblaciones. Las esta
de los medios de transporte. Esto coincidió con el auge dísticas así lo demuestran. Mientras decrece entre los
de una economía liberal basada en el laissez [aire, en metropolitanos el número de trabajadores empleados en
la que al impulso privado no se oponía ninguna corta grandes manufacturas, aumenta el de los empleados en
pisa para el logro de sus fines. La industria invadió la pequeñas industrias y sobre todo en servicios. Estos ser
ciudad de un modo caótico y lamentable, dando lugar vicios, en el fondo, constituyen la verdadera vitalidad
a ese monstruo que Mumford ha denominado la metró de la ciudad, su verdadera base económica. La descen
poli paleotécnica. (Véase lección 8.) tralización de las industrias, sobre todo pesadas, es algo
De todas maneras, la invasión de la industria fue lo que deberá presidir toda planificaci6n de tipo económi
que provocó las más graves alarmas de los urbanistas co en el futuro.
y gobernantes mientras caían estrepitosamente los pos En España todavía domina en estas cuestiones la im
tulados del laissez /aire. El libre juego de las fuerzas provisación, con sus consiguientes balbuceos e insegu
competitivas, que en términos de economía de mercado ridad de criterios. Muchas veces el deseo de quemar las
podía ser saludable y movilizador, en términos de urba etapas de una industrialización apresurada y empujada
nismo era una catástrofe. Las industrias provocaban una por cierto nerviosismo político ha , eguido la ley del mí
monstruosa acumulación de tráfico pesado, ruidos, ma nimo esfuerzo. Por ejemplo, en Zaragoza se han expro
los olores y, sobre todo por sus humos y emanaciones, piado con fines industriales zonas de huerta de primera
z1.¡ Lección 9 La ciudad del presente 215
calidad cuando a un paso exrstian otras áridas y estepa 3. Adquisición del suelo por los organismos estatales,
rias sin aprovechamiento de ninguna clase. Pero estas es decir, socialización del mismo.
zonas de huerta estaban al borde de las carreteras y del El único sistema que se ha empleado en nuestro país
ferrocarril, gozaban de red de distribución de energía es el primero. Es el más respetuoso, evidentemente, con
y eran, por tanto, más fáciles de acomodar para e1 nuevo la iniciativa privada y con la libertad de los bienes
uso en un plazo breve, y a las autoridades políticas les raíces. Pero ha resultado también el más ineficaz. Por
interesan los éxitos fáciles y a corto plazo. varias causas: porque los planes reguladores han resul
En Madrid, la imprevisión más absoluta ha presidido tado casi siempre insuficientes y han envejecido poco
un pasado reciente, de la localización de los barrios más presidido la justicia ni un espíritu igualitario, y cuando
pobres al sur del viejo casco urbano, de la situación de han existido grupos de presión poderosos se han torcido
los ferrocarriles, mataderos y mercados, un barrio indus los reglamentos a su capricho. El segundo sistema sería
trial paleotécnico se fue formando en lo que había sido más eficaz y, debidamente informados los empresarios,
el ensanche sur ordenado en el siglo xvm por Carlos III. podrían acomodar sus planes a la situación fiscal antes
Es lástima, porque aquel lugar, con grandes avenidas de que éstos supusieran una lesión económica. La socia
arboladas, hubiera podido ser un hermoso barrio resi lización del suelo es la consecuencia a que tendrán que
dencial y una de las partes más monumentales de acceso llegar las grandes ciudades si éstas quieren subsistir y
a la ciudad. Hace unos años, antes de la guerra e inme evitar en lo posible los grandes escollos del urbanismo
diatamente después, dicha localización industrial pudo en expansión. No se puede hacer crecer indefinidamente
Ecología urbana
libertad y de progreso, verdaderas comunas en todo el
optimismo.
incesante movilidad.
217
r:1r V
218 Lección 10 Ecología urbana 219
de arte -un artefacto- sino que constantemente se la fecha, han resultado el peor ejemplo que puede pre
está haciendo y deshaciendo. Es, por tanto, un proceso sentarse en el desarrollo urbano. Lo malo es que esta
vivo. La ciudad día a día se construye, pero no olvide mentalidad ha resultado gravemente contagiosa y su
mos que toda construcción lleva aparejada una destruc ejemplo ha cundido por todo el nuevo continente, des
ción, como toda vida, de acuerdo con un sino ineluctable, truyendo en la América hispana un pasado urbano de un
tiene como telón de fondo una muerte. Una ciudad que valor extraordinario. Por si esto fuera poco, también está
señal evidente de que por debajo de las apariencias, Fig. 77. Nueva York. Midtown. La ciudad desordenada de la economía
capitalista (Dib. del autor).
más o menos progresivas, existe un gran vacío cultural
tiempo exponente de una alta jerarquía social, por una y los animales se distribuyen ellos mismos en COJI)uni
dinámica donde juegan muy diversos factores, económi dades, resultado de un proceso de competencia y selec
cos, políticos, sociales o simplemente de moda, se trans ción. La localización y distribución de las plantas y de
forman en otros de distinto componente aún dentro del los animales no es, pues, meramente accidental, sino
mismo caparazón. Lo que fueron residencias y palacios que obedece a determinados procesos de competencia y
se transforman en oficinas o degeneran y se degradan cooperación, cuyas causas y leyes muchas 'veces se pue
hasta ser barrios humildes donde los nuevos ocupantes den definir con bastante rigor. Lo mismo sucede con el
se sienten inadaptados e incapaces de sostener las estruc hombre civilizado cuando le enfocamos bajo un ángulo
gía Urbana. Ecología es la parte de la biología que se 1as estructuras sociales que tiene, evidentemente, su re
refiere a la relación de los seres vivos y su medio am percusión espacial. Por consiguiente, la explicación de
biente. Los naturalistas han estudiado cómo las plantas todos los cambios que se producen en la estructura físi-
222 Lección 10 Ecología urbana 223
ca de la ciudad -que es, en realidad, lo más interesan De todas las que corresponden al primer grupo, la
te y sugestivo que una ciudad puede decirnos-, está teoría de las zonas concéntricas fue promulgada por Er
en estos procesos ecológicos. nest W. Burgess y ha sido llamada Burgess tbeory. Apa
Una ciudad, incluso en su aspecto físico, no debemos reció en el libro de Robert E. Park The City (Chicago,
considerarla como una realidad estática; en primer lu 1935), uno de los fundadores de la ecología urbana. Bur
gar, porque no lo es, y también porque si de una manera gess consideró su esquema como válido para las grandes
artificial, como la cámara fotográfica retiene y fija un ciudades americanas, pero él mismo advirtió que sus ge
cuerpo en movimiento, así lo hacemos, perderemos por neralizaciones no debían imponerse forzosamente a otro
completo de vista su profundo sentido. De esta manera tipo de comunidades. La crítica posterior, y muy particu
tomaremos a la ciudad por un monumento o por una larmente la de Firey, puso en tela de juicio el valor de
agregación de monumentos, cuando la realidad es muy esta teoría. Fundada sobre la experiencia de la ciudad
otra. Una ciudad es un diagrama expresivo del que hay de Chicago, por lo menos como interpretación de esta
que conocer, para interpretarlo, las fuerzas operantes. La ciudad sigue teniendo actualidad. Es muy posible que
mejor manera para adentrarnos en la intrincada selva de también convenga a otras cuyas características y desarro
la hermenéutica urbana es la que nos ofrece la ecología. llo sean similares a los de Chicago, posiblemente ciuda
Los estudios de ecología urbana, como en general los des del Midle-West.
de sociología urbana, han tenido recientemente un gran Burgess divide sociológicamente la gran urbe ameri
desarrollo en Estados Unidos, donde los sociólogos han cana en cinco zonas concéntricas: la primera es el centro
podido manejar un material fáctico que les ha permitido comercial y de los negocios (el Loop en Chicago); la
un acercamiento positivo al problema, de gran interés. El segunda es la llamada zona de transición; la tercera es
manejo de este material ha cristalizado también en una se la de los barrios obreros, zona de Workingmen's Ho
rie de teorías, algunas superadas o que sólo pueden tomar mes; la cuarta es la zona residencial de las clases medias
se con carácter heurístico, pero todas dignas de ser cono y elevadas; y la quinta es la llamada Commuter's Zone,
cidas porque la que más o la que menos ha servido para la de las personas que viven en los alrededores y que van
esclarecer un problema de por sí complejo y lábil. diariamente a la ciudad, donde tienen su ocupación.
1,
Según Walter Firey que ha estudiado los procesos Commuter se llama en Estados Unidos al que viaja con
ecológicos en la ciudad de Boston con el fin de experi billete de abono a precio reducido. Esta palabra define
mentar la valide z de las teorías más conocidas sobre la a una clase especial de personas, cuyo número ha cre
materia, divide éstas en tres grandes grupos. cido fabulosamente en la moderna civilización urbana
3. Teorías' metodológicas racionalistas. tan peregrinas como la vida del commuter, que, haciendo
Fig. 78. La teoría de las zonas concéntricas de Burgess aplicada a la (Gradient Tbeory), que trata de sustituir un esquema de
ciudad de Chicago (Gist y Halbert, Urban Society).
masiado ideal por algo capaz de encontrar una base em
Chueca Goitia, 8
226 Ecología urbana 227
Lección 10
entre sí por una continua y gradual transformación. Existe tiene una lustrosa apariencia con la médula emponzo
das Y otro en que se pasa del negro al blanco mediante Es un hecho que indudablemente se presta a no po
desvanecidos. Si la teoría de los gradientes es cierta las cas consideraciones. ¿Qué circunstancias se han tenido
líneas que separan las zonas carecen de realidad o ' son que dar para que se haya producido en el Nuevo Conti
franjas iris�das en las que gradualmente se produce la nente una ciudad al revés? Al revés al menos para nos
t�ansform�c1ón. De todas maneras, la teoría de Burgess otros, que partimos de las nuestras como de un hecho
SOCIAL
mente restrmg1do. con respecto al área de la ciudad, apa
cho, en la diferente significación que en Europa y América Fig. 79. Esquema geométrico expresivo de la estructura e::ológico-social
de Madrid, según F. Chueca. 1.-Ccntro comercial do�inanle. 2:-;--Clasc
tiene la palabra suburbio reside la gran disparidad que
alta. 3.--Clase media, 4.-Clase alta. 5.-Clase media. 6.-V1v1endas
apuntamos. Para los Estados Unidos, la palabra suburbio humildes. R.-Rctiro. S.-Puerta del Sol. P.-Palacio Real.
cuando no opulenta y señorial. En Europa, la mayoría de Las ciudades europeas se han ido formando a lo largo
las veces es sinónimo de pobreza y miseria. La ciudad de los siglos por un proceso de decantación muy lento.
europea es una fruta cuya corteza está corrompida, pero Han sido primero núcleos pequeños, muchas veces arti
que conserva el corazón sano y, en cambio, la americana ficialmente apretados por un cerco de murallas que im-
•
pedía la expansión. Dentro de estos cinturones pétreos bieron anegadas por esta marea y lis clases pudientes,
han ido ganando en esplendor y magnificencia. El centro como recurso, emigraron a la periferia, donde una natu
se ha llenado de venerables monumentos y ha adquirido raleza favorable les brindaba lugares incontaminados
un prestigio y un sentido simbólico, que ha tenido su donde poder rehacer una vida bucólica a la que estaban
parte en la consiguiente valoración social del espacio. acostumbrados. Así se inició esa vertiginosa movilidad
Por el contrario, las clases débiles, las industrias eno de la ciudad americana, siempre en busca de una adap
josas (curtidores, tintoreros, alfareros, pañeros, etc.), han tación social al espacio. El centro iba siendo expoliado
tenido que refugiarse en la periferia, en los arrabales. sistemáticamente por el comercio, por la industria, por
La menor movilidad de la ciudad histórica europea ha los medios de comunicación (puertos, vías fluviales, fe
mantenido a través de los años esta estructura, que no rrocarriles), por los emigrantes y clases pobres, y las
puede desarraigarse totalmente. clases altas se iban alejando al mismo ritmo rápido y
Hemos dicho que no puede desarraigarse totalmente, paralelo. Si en la mayoría de las ciudades puede dibu
porque al menos parcialmente la influencia de Norte jarse la traslación de las clases elevadas, que en París
américa cada vez va pesando más. Qué duda cabe que lleva la dirección Este-Oeste y en Madrid sensiblemente
el tipo de suburbio elegante típicamente americano va la S.0.-N.E., en las ciudades americanas esta traslación
imponiéndose también en muchas ciudades europeas. En se convierte en una apresurada carrera. Lo que en Euro
el Madrid de la posguerra hemos visto surgir suburbios pa se mide por siglos, en América por años, Claro está
residenciales periféricos de alto nivel social muy seme que el ritmo de tal traslación es función del ritmo de
jantes a los de los Estados Unidos. Colonias como las crecimiento. Si el crecimiento decae, el ritmo será más
de Puerta de Hierro, la Florida, Somosaguas o la Mora pausado y puede producirse una cierta inmovilidad si se
leja, así lo testifican. Los agobios de la congestionada llega a una estabilización demográfica. De todas maneras,
vida urbana, la falta cada vez mayor de espacios libres, hoy por hoy, incluso en ciudades cuyo crecimiento se ha
clases pudientes, siguiendo el ejemplo de las sociedades Como un intento para tratar de superar las anomalías
industriales de los países más desarrollados, incidan en que demostraba la teoría de las zonas concéntricas, Ho
De todas maneras el proceso americano fue previo y ciudad se expansiona también de una manera circular
más radical. Cuando llegó la Revolución Industrial y el desde un centro, que es el número comercial y de los
vertiginoso crecimiento de ]a población, en ]a segunda negocios. Pero en lugar de hacerlo por anillos, lo realiza
mitad del siglo XIX, América se encontró con unas ciu por sectores de círculo, correspondiendo a cada sector
dades apenas implantadas y que todavía tenían el carác distritos especialmente caracterizados desde el punto de
ter casi provisional de establecimientos coloniales. No vista social. El fundamento de esta teoría estriba en que
no tiene otra posibilidad de expansión que la salida al justo en la linea de marcha, porque, previniendo 1a ten
Así explica Hoyt su teoría: «Los barrios residen valor hasta un grado que lo hace inaccesible a los otros
ciales de renta elevada deben casi necesariamente mover grupos. De aquí la tendencia narural de las zonas de
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que antes dejaron. A cada lado de ellos suele existir un rentas altas a trasladarse a la periferia de la ciudad err el
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área de rentas intermedias, de modo que no pueden
mismo sector en el cual comenqó la localización»
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232 Lección 10 Ecología urbana 2JJ
de flexibilidad para adaptarse al complejo mecanismo poco los que así piensan encerrar la que pudiéramos
social que mueve la ciudad. Parece que las cosas deben llamar figura social de la ciudad en un esquema geomé
producirse fatalmente de una determinada manera. Si trico rígido. Por consiguiente, corresponde al grupo de
existen algunos factores modificativos, como los acciden teorías esquemáticas el máximo empirismo por un lado
tes naturales, éstos, por ser perfectamente ajenos al pro y el máximo determinismo por otro, privando a la vo
ceso social, no implican inadecuación de la teoría. Estas luntad individual y colectiva de toda participación cons
las teorías en general de base económico-racionalista, ado Este determinismo, bien radical o mitigado, se explica
lecen del defecto de menospreciar aquellos valores cul si consideramos la ecología como un proceso biórico más
turales, simbólicos, ideales, etc., que la sociedad adscribe que cultural, un proceso que corresponde al plano de la
a determinados lugares y que nada tienen que ver con comunidad, con sus contactos impersonales e interaccio
la condición física de los mismos. Precisamente el afán nes subsociales, más que al plano de la sociedad. Esta
de destacar estos valores y la volición humana en el ha sido la postura clásica en materia de ecología y que
juego de factores que condicionan la ecología de una sólo modernamente se comienza a revisar.
ciudad, es lo que ba movido a Walter Firey a realizar Pero, como decimos, existe otra tendencia que trata
su estudio sobre el uso del suelo en la ciudad de Bos de superar tal determinismo expresado en patrones geo
4•
ton métricos rígidos. Los que así piensan han sido denomi
Tanto la teoría de las zonas concéntricas como la de nados por Walter Firey como empírico-racionalistas;
los sectores de círculo, enfocan el problema ecológico quiere decir esto que, sin perder del todo el enfoque
desde un punto de vista excesivamente determinista. Se empírico de la cuestión, los teóricos de esta tendencia
gún sus propugnadores, estos esquemas manifiestan cier introducen un factor racionalista desde el momento que
tas fuerzas naturales, según las cuales la sociedad se se admiten la existencia de ciertos principios reguladores
grega y se ajusta al espacio. Frente a estas fuerzas natu que se aplican a la ordenación espacial de las actividades
son estas fuerzas y cuál es su modus operandi. Se trata tar la existencia de un núcleo o corazón urbano donde
de la simple constatación de un hecho por vfa completa se cortan las líneas principales de comunicación. Este es
mente empírica. Por consiguiente, si la realidad contra el lugar que llaman de «mayor accesibilidad», donde el
dice estos esquemas, no de una forma accidental, sino mayor número de individuos se relacionan para la satis
sustancial, pierden toda validez, incluso teórica. facción de sus deseos. Pero luego, en lugar de buscar
Por su parte las teorías racionalistas tratan de expli esquemas geométricos en torno a este núcleo para tratar
car aquellas fuerzas que condicionan la adaptación de la de explicar la ordenación espacial, acuden a determinados
sociedad al espacio físico por medio de motivos estric principios universales reguladores. Estos principios se fun
del espacio que mejor favorece a sus fines con un costo tico de competencia y selección económica.
mínimo. Existe, pues, en estas teorías una explicación A cada persona o grupo se les considera empeñados
del problema, aunque sea unilateral. No pretenden tam- en una lucha por conseguir el punto de máxima accesi
que .. mejor se acomoda a su capacidad de competencia. El suelo, según estas doctrinas, es un agente produc
Segu� esto, se produce una distribución «natural» en el tivo que, unido a otros agentes, pued� ser. aplicado a
espacio de �o?as las ft�nc!ones, de tal manera que se ob diversos usos o fines. ¿A qué uso sera aplicado? Esto
tenga el maxirno rendimiento del mismo.
depende del grado de productividad que pueda extraer
�stas teorías _de los racionalistas parten, por consi se de tal agente conjuntamente con otros, según los
guiente, de considerar la ecología como un proceso ex usos. Aquel uso que obtenga al_ mayor be�eficio de este
clusivarnenre económico. Un problema de costos y de particular agente será el preferido, Por e¡emplo, el o
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capacidad . para abordarlos; es decir, un problema de
mercio al por menor es el que puede . convertl� �e¡or
competenc1�. Según MacKenzie, «bajo todas las formas la accesibilidad (es decir, los emplazamientos _cent11cos)
de segregación urbana encontramos factores de beneficio en fuente de beneficios. La industria, en cambio, no ob
Y renta_ (income and rent.)». Cada persona o cada siste tiene ningún beneficio particular de esta accesibilidad,
ma social busca el punto de máxima accesibilidad, aquel por lo cual este agente productivo (el suelo de las _zonas
en que, a la gent� le es más fácil reunirse para traficar céntricas) se reserva para otros usos. En _cambm, la indus
entre s;· Ahora bien, como la disponibilidad de este es tria puede obtener un máximo be�efic�� de los luga:es
pacio o�ttmo está necesariamente limitada, estas perso bien provistos de medios de comumcacron (puertos, vias
nas � sistemas pueden alcanzarlo en la medida de su fluviales, nudos ferroviarios, etc.) y usar de ellos.
capacidad económica.
Según estos racionalistas, el resultado de este proceso
��tos sitios resultan ventajosos en la medida en que es un orden natural y estable. Ahora bien, para llegar
facilitan una mayor diferencia entre el beneficio que pro a esta consecuencia, sería necesario probar que. la �onve
duce1? _y el _ costo que suponen para un determinado niencia de las partes coincide con la conveniencia del
prop.�s1to. � • . esa diferencia existe, con relación a tal todo, ya que estos racionalistas lo ú!"1-ico qu� nos han
función, actividad, empresa, etc., éste será el Jugar me probado es que en la li?re com�etencia los d1_versos SIS·
nos cos��so y, p�r consiguiente, el que vendrá a ocupar temas sociales procuraran su maximo de -�tthdad como
tal función, act1�1�ad, empresa, etc. El espacio cumplirá, entidades independientes y que su relación mutua es
pues, sus_ fines idóneos con la mayor eficacia. Cada sis simplemente contractual. Mientras otra cosa no se .prue
tema social, por tanto, está luchando por conseguir el be (y el probarlo pertenece a otra esfera de cues11on�s
emplazamiento menos costoso.
económicas y políticas que excede de los estudios ecoló
_Este proceso lo explica Ratcliffe en los siguientes tér gicos que ahora nos interesan), no podrá asegurarse# q_ue
minos_: «El proceso_ de ajuste de la estructura urbana de la libre competencia nazca una estructura ecológica
duce una configuración espacial de los usos del suelo como agente productivo. En todo esto subyace una idea
organizada para realizar de la manera más eficiente la; estrictamente biótica. Todo este proceso se_ supone q:1e
funciones económicas que caracteriza la vida urbana» 5,
opera automáticamente en un nivel subsocial, es decir,
,r
11
237
236 Lección 10 Ecología urbana
«Los procesos ecológicos se producen en un nivel dis secuencia de la ignorancia, el error o la inercia, sino
tinto que la verdadera interacción social. Las relaciones que dependen del área de lo social. Se_ otorga, pues, a lo
humanas sociales suponen consensus, cambio de ideas social una función por lo menos modiíicativa. �e a�epta
a través de símbolos de comunicación y supuestos ima la eficacia causativa de estos factores no raclO_nahs!as,
ginativos sobre el papel de los otros. Los procesos eco aunque no por ello se altera el esquema · ractonahsta
lógicos, en cambio, sólo envuelven una inmediata e im mismo. Es decir, todos estos factores s� incluyen en una
personal forma de mutua modificación por la cual cada categoría distinta y se les coloca la_ etiqueta de factores
hombre influye en otros, aumentando o disminuyendo limitativos, modificativos, comphcauvos, etc._ En esta ca
la aportación de factores ambientales de que los otros .egoria se pueden incluir «costumbres», actitud�� mora
dependen. La interacción ecológica no puede concebirse les tabúes, tendencias culturales, esquemas trad1c10nales,
1
como social, excepto en el sentido de que influye la dis posiciones políticas o administrativas, et� . .
6•
interacción social» Todo esto complica, modifica, perturba, lt�1ta el ve;
Según esto, en los procesos ecológicos no intervienen dadero proceso económico, y por eso los eco�ogos mas
como agentes causales ni la volición humana, ni los realistas lo aceptan como causas en est� sentido secun
propósitos deliberados, ni los factores espirituales que darias, no como causas principales y últimas. .
corresponden al nivel cultural. Sin embargo, sucede que McKenzie tipifica esta segunda postura de compromi
estos principios económicos-racionalistas. Frente a esto «La comunidad humana, lo mismo que la de los orga
-nos apoyamos en el análisis de W. Firey- los ecolo nismos inferiores, es fundamentalmente el !?reducto de
gistas han tomado dos posturas. Unos, los racionalistas fuerzas bióticas y ambientales. El hombre, sm embargo,
estrictos, consideran que las desviaciones que en la rea es un animal cultural y, por consiguiente, capaz de mo
lidad se producen de ningún modo modifican la validez dificar su medio (control del medio) y de crear dentro
de la teoría. No es que existan otros factores no eco de limitaciones su propio habitar» '· ,.
nómicos con los que hay que contar, sino que la igno Park lo expresa de la siguiente manera: «La ecología
rancia y el error son la única causa de la desviación que humana tiene, sin embargo, que enfrentarse �on el ,.he_ch?
se produce en el uso racional del suelo. Según estos de que en la sociedad humana la competencia esta lími
racionalistas estrictos, muchas veces la falta de una fuerte tada por la costumbre. La superestr_uctu�! cultural se
competencia es responsable de una mala ocupación del impone como un instrumento de dirección y control
suelo, con lo cual revalorizan su teoría como fuente de sobre la subestructura biótica.»
orden en la adaptación espacial. Es evidente que carac Pero luego el mismo Park afirma que este control
terísticas físicas del terreno, peculiaridades de los siste complica el proceso social, aunque no lo altera funda
mas de transporte y otros factores del mismo tipo pue mentalmente, o si lo altera, los efectos de la compe
den influir considerablemente en la estructura espacial, tencia biótica se vuelven a producir en el orden sucesivo
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pero ello no implica ninguna rectificación teorética. ' y en el subsiguiente curso de �o� acon:eci�ientos
Pero la mayoría de los racionalistas empíricos no tie Hasta aquí las teorías emp1nco-n,;1onahstas en mate
nen a este respecto una postura tan purista y consideran ria de ecología urbana. Ahora nos toca, para acabar con
La diferencia entre unas y otras es que mientras se llama meto o e ªds l mano de obra es constante
aquéllas aplican sus conceptos racionalistas a determina ejemplo, que el dvalor e ªdor es el mismo, tendremos
das agrupaciones y, por consiguiente, interviene en ellas y que el merca o consumi t ¿De dónde de
un factor descriptivo, en las segundas lo descriptivo con com,o variable, sólo el �act :�du5,ft�:.e.de la fuente de
1:
creto es puramente accidental; lo fundamental en e llas bera �star mas cerca 1 1: ar del consumo? Esto depen-
salizar lo más posible los postulados racionalistas. derá de lo que e r ama ¡ eso de la materia
Estas teorías no persiguen, pues, una exactitud des es sino la relación qde existe¡ -¡;;:red� PSi el peso de la
criptiva de los procesos, sin o que éstos se to man en prima_ y la del pro ucto c:� r:iaci6n al producto aca
El principal representante de este grupo de teorías es bado, es lógico que. A" Jando otros factores se pro-
fuente de materia prima. is cada caso definir la
Alfred Weber, que sentó sus principios en su obra
de de la mis-ua manera �ara, en '
Teoría de la localizacián de las industrias. Weber dis
ce d. · ópumas
tingue una teoría «pura» de una teoría «realista». La variable en �in 1c1on::tos facto.res existen otros secun-
teoría pura persigue un sis tema deductivo cuyas leyes �n conex1 n �ºlas fuerzas aglomerantes y las fuerzas
de localización sean válidas para todos los regímenes danos, como so E . d d ble que una industria puede
socioculturales. En otras palabras: sus leyes son inde desaglomerante�. s in u a tacto con o tras; pero s i e ste
pendientes de un período histórico particular. obtener beneficios de. �u con buscado la cares tia del
En el planteamiento de la teoría pura se excluyen los contacto o a glomerac1 n es ml!s ventaja� de la caneen
factores sociales y culturales que el análi sis de la reali terreno puede no compend�ce una desaglomeración.
dad revela y que pertenecen a nuestra civilización de hoy. t ración, y en�onces sewpbo tiene que partir de que exis-
En su reorra pura e er p t pues
Se logrará así descubrir el proceso de adaptaci6n del
ten por lo men os un�s plaz_as de con��;}imi�:cfón a 1�
e spacio físico en función de los sis temas ociales, cuando
s
este proceso no es perturbado por la volici6n humana de una población agncola 6.¡ada.is�s6.jada esta población
o por factores s ocioculturales. O incluso se podrá com pura teo ría, porq�e para qu�e;:enir variables culturales,
O 10
prender el proceso que subyace, bajo la adaptación real, agrkola han tern que 6.. ada quedan localiza
al e spacio que ve mos e n cada c aso. técnicas-agrícola�, etc.� U�a vd: a�uerdo co n e l indice
determinado punto. Para una industria, el producir en sumo, etc. Queda odo I o de obra Estos costos son
ese ugar
l a menos costo que e n o ro t dis tinto. es el de los cos_tos e a ma�micos articulares; por con
El factor de localizaci6n es consecuencia de tres cir afectados por sistemabs ecdono la t:Oria pura por la rea-
. . te hay que a an onar W be
c unstancias: ( a ), puntos d e consumo; (b), costo de trans s!gu1en ' , . , lo econoce
r el propio e r. .
porte -que a veces se reduce a (b'), peso de los produc lista o practica, ¡
y asi d operar los factores socio-
p Weber a manera e . ¡·.
tos y materias primas, y (b"), distancia del recorrido- y ara ' I r ó . de las indusmas se rea iza
(c), valor de la mano de obra en diferentes lugares. culturales en la ¡ ca iz�cibl
º d la mano de obra. Reco
s6lo a través de a vana e e
El método seguido por Weber para determinar teó-
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colocarse de acuerdo con estas imposiciones de tipo consecuencia apenas transformlld�ado ci�dad industrial.
sociocultural. Localidades que se han hecho prósperas paleotécnica, la �ue f hemod e:ta sistemática la ordena·
por ventajas históricas atraen un excedente de poblaci6n Sin embargo, que a ued d e d ré imen socialista, don
que a la vez buscan los industriales que necesitan mano ción ecológica de _las cm a e¡ -� �el suelo. Por tanto,
de obra. Otras veces, las masas trabajadoras se sitúan de no existe la libre especl �Cl:Onso pasado urbano de
también por sentimientos patrióticos, localistas o irra ni es aplicable al pas�do, a m h os tratado de inter
Oskar Englander y Andreas Predohl. El primero consi aplicable a la cmdad del por�elndtr 'mócratas camina cada
. en las socia - e ' . •
dera que los factores socioculturales influyen también a socia1.istas, c?mo l ífi . intensiva con participa•
6
vez más hacia una p am caci n . '
través del sistema de cambios, de la organización de la
ción predominante del Estado prevtsor.
producción y de la estructura de la población. En su
gar de producción.
titución.
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