1 Lógica, Sí, Lógica

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DELIA TERESA EC MARIA EUGENIA UROUIO RICARDO A, GUIBOURC FILOSOF{A Y DERECHO : Logica, proposicién y horma Principio dh datbuclén de permis Teorema deWerbucién de Ia again TL Teorema de Iobligacin altomativa 12. Teoremt de La Seemisiin conjonta 13, Teorema de Ia paleén ania Ql principio de subeontaiodad 4. Qgtraced 5 e 6 deen 1. EL opdgdor 8 Cabifieas onductas complejas 10, CONDICIONES EXTRASISNMATICAS DE LA LOGICA DEONKCA 2 Lar leer do Hum 3. ET patelpio de proibiién Batsocnaria voice ateantieo 138 10 a 12 1 1a 139 10 us 153, 1a 1 INTROPUCCION WP i, Vien Quejamos porque la cuenta del restaurante alta no nos dari ningiin resultado: no lograremos convencer al moro y pasaremos por mezquinos Pero si encontramos algiin error en Ta suma provoca- remos una consulta y obtendremos, junta con la en: mienda, las correspondiientes excusas: tal es el poder de la aritmética, que ni los comerciantes se atrev contra ella, Yl ica no es una invenciéa diabélica, ni el arma secrota de la administracién Impositiva: es, simplemente, un sistema teérioo que reconstruye, en abstracto, las relaciones que todos aceptamos entre las_cantidades concretas, Dos mas dos es igual a cuatro en cualquier tiempo y lu- gar, se trate de délares, camellos o vueltas en cale- sita; y el conjunto de las relaciones de este tipo, reunidas en una teoria matematica universalmente admitida, nos permite 1 formalmente I Lo mismo ocurre con Ia Iégies. St alguien nos endilga un largo discurso sobre un tema que igno- amos, nos sera dificil formarnos una idea sobre la verdad o la falsedad de cada una de sus afirmacio- nes; pero si entre ellas hay dos que resulten contra- dictorias entre si, no necesitare para saber que en esa chicha funciona bien. Al razonar de este modo habremos ttilizado un sistema teérico —Ia logica— que recor pila, generaliza, abstrae_y reconstruye en formulas las relaciones aceptables entre las proposiciones aun con total prescindencia de su contenido: es decir, de modo completamente formal En otras palabras, Ia Kigioa es un sistema que —entre otras cosas— permite verificar la correccién de los razonamientos. {Qué es esto de la correc cidn de los razonamientos? Lo entenderemos mejor os, hay a a través de algunos ejem Ejemplo 1: Toda misica se compone de sonidos. El tango es misica. Por lo tanto, el tango se com pone de sonidos. Ejemplo 2: Como el cielo es azul y las nubes son blaneas, me siento alegre y optimista Bjemplo 3: Como todas las cucarachas tienen alas y yo soy una eucaracha, yo tengo alas. A primera vista los dos primeros ejemplos px recen muy “razonables”, en tanto el teroero parece spemoouces a ridiculo. Pero si nos quedamos con esta impresiin no iremos muy lejos en nuestra capacidad de racio: cinio y seremos fécilmente en Hea Talan.Examinemos los efemplos uno por S20, El ejemplo 1 propone dos premisas y una con clusin. "Y cunlquleta que lo lea adverts que la isla, y podem ignorr por completo la ex Implcitament, el resultado que aquel razoamien to hace explcto: que el tango se compone nidos. : El ejemplo 2 también contiene dos premises y Flamente de aqiéllas. Puede ocurht, por clerto, que a pena de te cntmpiv se sents comprobacién del color del cielo y de las nubes, de muelas,y entonces el cielo las mbes carecen de toda eficacia como talsmanes de buen humor Yaqui spece —entonces— un importante dato sobre ls Hgin: una deduclénvdlda no es la que Ja que necesariamente leva a un resultado verda- ‘deo siempre qu las premias tab lo ean Esto podré comprenderse mejor a partir del ejemplo 3 que, contra lo que podria suponerse a primera vista, es abyolutamente vélido. No, por Certo, porque quienes esto escriben hayan sufrido alguna metamortosis kafkiana y se dediquen a revo- lotear por las cocinas, sino porque la conelusién se desprende necesariamente de las premisas. Ea efecto, si fuera verdad que todas Ias cucarachas tie- nen alas, y st fuera exacto que yo pertenezoo a tan poco apreciada especie, entonces también seria cler- to que tengo alas. Nétese que no existe otra post- bilidad logica: si yo no tengo alas no puedo ser ceucaracha’ (porque hemos supuesto que todas las ceucarachas las tienen); y si no tengo alas y a pesar de eso sigo siendo una cucaracha, entonces no pue- do ser verdad Ia hipdtesis general sobre el vuelo cu- carachil. De modo que et ejemplo 3 es una deduc cldn correcta, a pesar de que tanto sus premisas ‘como su conclusion son obviamente falsas. Claro esti que aqui puede surgit_una_reflesién cesoéptica: sila logiea aprueba un razonamiento se- gin el enal todas Jas cuearachas tienen alas y yo soy una cucaracha alada, también podria aprobar que los chanchos eseriben poemas, y que Ia infl cidn no existe, y que la luna es una bola de queso Gruyére, Entonces gpara qué sirve la logica, si no permite distinguir lo verdadero de lo falso? Esto vale tanto como preguntar para qué sive la televi- sin, silos programas son tan malos, Si el espee tieulo no nos gusta, haremos bien en apagar el re erence 2 tilda, ceptor, pues no obtendremos de él mayor Pero ol dia que haya un programa bueno go6mo ha- os para verlo sin un aparato que funcione ade- lamente? Del mismo modo, exigir a Ta légica que nos en- sefe Io verdadero y lo falso es injusto: Io que no hhan logrado hacer todavia la ciencia y la filosofia no puede conseguirse del mero razonamiento, que cs sélo una herramienta intelectual, y no la fuente de la verdad. Si partimos de premisas falsas, nin guna seguridad tendremos de llegar a conclusiones verdaderas (si lo hacemos, seri por easualidad ‘Pero, si tenemos Ia fortuna de hallar premisas ver- daderas para alimentar el razonamiento, éste nos pproporcionard nuevas y relucientes afirmaciones, tan verdaderas como aguéllas de las que partimos. Es que la logic, pese a su utilidad, no es omni. potente. Recordemos el ejemplo del principio: el de la cuenta del restaurante. La aritmética “no puede evitar que nos cobren por algiin plato més de Io que vale (de otro modo existira gran deman- da de textos sobre matematicas); pero ya es algo que nos permita controlar Ia suma para ver si tam- Bién ahé alguien protende quedarse con nuestro di- 2 Lig y loqueo mental, oe valor de by sonesn “Claro, Légion”, solemes decir (no siempre con propiedad) cuando oimos una afirmacién que nas parece sencilla y plausible, Pero cuando ol adjeti ose vuelve sutaniva y-nos hablan de Ia Lg smuro en el qve nuestra capaci de comprender se estrellard irremediablemente, ” For supueso, eta predicalén cas siempre se confirma, Gon lla ct. lo-mismo-que somos amore dla segs corer la vor de Que determinadaaccdn va a subir Ja gente Jo cee Ta demanda aumenta yl precoefecvamente sube. De idéntico modo, nuestra coneepelén de la légica como un instrumento de tortura (Imagen se- rmejante a la que solemos tener de las mateméticas) tiende a crear un bloqueo mental que a menudo no nos permite siquiera averiguar si hay algo de cierto detris de aquella idea, Lo primero que debe advertise es que la Iigiea ro es um pasatiempo para chiflados ociosos. Tene aplicacién prictica, y esti mucho més cerca de nuestra experiencia eotidiana de lo que suele supo- nerse. Todos sabemos algo de légiea y In usamos constantemente; pero, como el hurgués.gentilhom bre de Molitre, que hablaba en prosa_sin saber, > Si juegan Boca Juniors y River Plate y nos informan {que uno de ellos gané, automiticamente tenemos la corteza de que el otro perdi6. Si extraviamos algo junto al Obelisco, no se nos ocurre ir a buscarlo a Ta sombra de la Torre de los Ingleses. Y, puestos ermootcain 25 a comprar una ficha para hablar por teléfono, es petamos que el eajero nos In dé o nos la niegue, pero mos sentimos burlados si nos contesta; “toda- via me quedan algunas, pero se me terminaron’ Todas estas actitudes son aplicaciones de leyes 1é- gicas antiguas y muy conocidas, pero que tienen Sonoros nombres en latin y se dsfrazan con cierto empaque académico eada vez que un texto de log ca nos las propina La receta para encararsatsfactoramente el es- tadio de la légiea incuye, pues, dos remedioe, que deben administrase en forma eonjunta. El prime- ro consste en adverir la importancia de la égica como exposicién de un sistema explicito que nos, penite-ordenar. controlar y —en caso necesatio— que de todos modos desarllamos cada dia. Y el segundo, no dejarnos intimidar y tomar Ia logica on calma, con buena voluntad y —si es posible— com una pizea de sentido del humor. Si consegui ‘mos pertrechamos de este modo estaromos en con: diciones de adquiri, sin grave desgarramiento afec- tivo, un instrumento de valor inestimable, Pero ppara lograr este resultado es indispensable aceptar el desafio intelectual que la légiea nos propone y jamds, por ningin motivo, murmurar para nosotros “esto no lo voy a entender nunca”, 26 éetca, moronic ORMA S. De qué setts, 0.8 qué vamos a fsa Formuladas las advertencias preliminares, co- rresponderia mostrar ahora las caracteristicas”con- cretas del estudio que nos proponemos emprender. Pero no es facil hacer esto con la légiea, que es un sistema de relaciones abstractas; y enumerar Ios problemas que estin 0 han estado incluidos bajo teste titulo levaria a una exposicién histérica bastan- te larga: en veinticinco siglos de desarrollo, la ‘sea occidental ha recorrido un camino largo’ y muy. variado, Para nuestros fines bastaré decir que Ja Jégica busca formular_y sistematizar las relactones idmisibles entre las_proposiciones, y_se_preocupa tablecer métodos para decidir si una proposi- cidn se desprende o no de otras a través de wn razo- namiento valid, Avistételes traté de cumplir esta tarea a través del mismo lenguaje que usamos todos los dias (Ila- mado lenguaje natural), al que incorporé vocablos especialmente definidos y aun elertos s{mbolos abs- tractos (letras como A 0 B, por ejemplo, para repre- sentar Ia estruetura de una proposielén eon sujeto y_predicado), Aristételes emprendié asi, proba- blemente, el primer estudio sistemético de la Ié- gica formal; y puso en ello tanto genio que aun hoy sus obras sobre el tema se leen con admiraciéa, El ‘mismo camino siguieron los que vinieron después, y se prolongé a través de la Edad Media y del Rena- de establecerrelaiones‘uniocas, siempre erst tenidos semanticos 9 er dladora por razones semdntizs, ya. que la femine dad es caracteristica definitoria de "madre"; pero a .e" puede demostrarse sin weve y hace fro, I recurso alguno al significado de las palabras “Ile: ve" ni “hace fri”, ya que su verdad resulta directa mente de la estructura légiea de la proposiclin Esta demostraclin, asi como otros desarrollos mo- dernos de la Wigica, corresponde a una etapa en que quedé superado en gran medida el uso del lengua- je natural Esta etapa comenz6 con Leibniz, (1646-1716), pero se desarrollé a lo largo del siglo xrx en los trabajos de De Morgan (1806-1876), Boole (181! 1864), Frege (1848-1925) y Peano (1858-1992). 2 boca, monosteéne ¥ Noma entre otros, hasta quedar firmemente establecida a prineipios del siglo xx, cuando Russell y Whitehead publicaron su obra Principia Mathematica (1910: ). Estos autores aplicaron a la Ivica un for: tmidable instrumento proveniente de las matemiti cas, eampo donde ya habfa demostrado su utilidad. fe instrumento es el lenouaje formal, en el que simbolos convencionales,-distintas de las palabras ‘quc-consiceunas.j.definidos.con.sigurasa necis seqin la funcién gue cum i : twuldas, Este mievo desarrollo recibié distintos nombres que pretendian diferenciarlo de la Iigica tradicio nal: “Iogica matemstica”, “Iigiea simbélica”. Al- sgunos lo llaman “Téa formal”, a pesar del carscter rolevantemente formal del andlisis arstotélico. Pero, a medida que pasa el tiempo y Ia gente se hhabitéa al manejo de los simbolos (a lo que con bbuye mucho el aprendizaje de la teorfa de conjuntos en las escuelas), In importancia dle estas denomina: clones disminuye y todo empieza a lamarse, pura y simplemente, [dgica. Esta evolucién es concep: tualmente importante, porque ayuda a sefalar que Ja nueva légiea no se opone a la antigua, sino que 1a complementa, la enmarca, en parte Ia corrige y fen buena medida Ia supera, sin que por ello Ari tteles deba bajar de su pedestal Existen hoy muchos temas —tradicionalmente englobados en la Idglea~ que resultan alcanzados moni 29 poco o nada por el uso actual del lenguaje simbé- Tico: el andlisis de las funciones del lenguaje, por ejemplo, o la teoria del significado y de la defini- cién, 0 ol estudio de las falacias no formales, 0 os conceptos relacionadas con el rxzonamiento indue- tivo, Pero nosotros aceptaremos directa e inmedia- tamente el desafio de que hablébamos antes y —sin menospreciar la utilidad de aquellos temas, sobre Jos que existen excelentes textos— nos lanzaremos al asalto de las férmulas, Para esto estudiaremos primero las_relaciones entre proposiciones (Idgica proposicional), para le. gar luego a las légicas modales; alética y' dedntica 4. Buen, pero spor qué a mi? El programa que acabamos de enunciar ent siasmaria, seguramente, a una persona con inclina clones matemitieas; pero el caso es que este libro no esti dirigido a ingenieros ni a estudiosos de las ciencias exactas. Y entonees el lector —profesional © estudiante de derecho, de sociologia, de ciencias politicas o, en fin, de disciplinas tradicionalmente hhumanistiens— puede sentirse como aquel nifio a quien regalaban una moneda por cada cucharida que le daban de un desagradable remedio... y ou yos padres rompian la alcancfa, cada vez que estaba ilena, para comprar otro fraseo del mismo remedio. Las ciencias humanisteas se consideran tradicional » cies, monoerdn ¥ NORMA mente como un refugio contra las mateméticas, a ceubierto de la insidiosa infltracién de las formula y quien las ha elegido para si con esa experanza puede sentitse defraudado. Por supuesto, podria observarse que mis vale advertir el fraude quo ig: noratlo; pero, como quiera que esta reflesidn no suena muy estimulante, convendri hacer algunas aclaraciones sobre el punto, més tradicionales: pero Te ha sucedido lo mismo que ala mayoria de las ciencias que, cuanto mis se pe feccionan, mis se acercan a las matemiticas. Gran parte del progreso cientifico ha comsistido en adve tir que dos o mas conceptos diferentes no eran sino distintos estadios de una misma realidad continua, y en medir la diferencia entre ellos sobre cierta es ‘ala comin. Asi es como, por ejemplo, las relacto nes entre el espacio y el tiempo y entre la mate- ria y la energia han provocado una verdadera revo- fueién en la fisica, con ramificaciones sobre otras disciplinas (incluida la filosofia). Pues bien, las céenclas sociales adolecen desde su origen de la in suficieneia de sus métodos para aisha I os, compararlos y medirlos. En la medida en que esto se consigue poco a poco, el lenguaje formal se introduce para abstraer cierta relacién o cierto as- pecto de un fendmeno complejo con independencia de su contexto contingente; y una vex hecho esto parecen las férmulas para establecer los vineulos hallados entre aquellas abstracciones. De mod smn a que esta suerte de matematizacién de las ciencias sociales parece una tendencia inevitable, en la que In ligica se presenta como un simple caso particular aY por qué precisamente la Iégiea? Ante todo porque sector de. ‘cualguicr sector. dela cioncia queemples, cllenguaje y el razonamiento debe. Soe eat ee Ciencia que no sdlo emplee el lenguaje como herra- mienta sino que ademas tenga por objeto de est dio argumentos que se suponen légicamente enca- denados —como las cleneias politieas y jurtdicas— no puede privarse de analizar la estructura de su propio objeto. Esta eirounstancia es particularmente sensible en el easo de los sistemas normativos, En efecto, en- tre los significados que pueden simbolizarse con el lenguaje hay algunos que nos afectan profundamen- te en nuestros Intereses: son las normas, que nos obligan a cumplir eiertas conductas y nos prohiben otras; que limitan el universo de nuestra libertad y —en el caso del derecho— hasta nos amenazan on el embargo, el desalojo la prisién o la muerte. Y existen personas cuya profesién es razonar sobre las normas, inventar y refutar argumentos sobre cllas, describirlas, esgrimirlas y manejarlas. Los abogados —de ellos se trata— no estin todos de acuerdo sobre la justicia y la injusticia de cada nor ‘ma (como no lo estin los comerciantes sobre la ren: tabilidad de determinado precio ni los cienificos sobre la verdad de ciertas afirmaciones de hecho); 2 ates, monostcin ¥. SonMA pero la mayoria de ellos esté dispuesta a admitir que fexisten entre las normas clertas relaciones formales, ¥y que si na conducta x esté prohibida, por ejemplo, Seria dificil aceptar simultineamente que 1a misma ‘conducta x es obligataria; y esto ocurre aun cuando | prohibirla es un acto de buen gobierno o una mues- | {rn de insfible tani iste, puss, desde hace aprosiadameate m6- | dio siglo una lgice formal de los normes, tambien llamada idea debntica 0 normatica, Esto eaquema o sistema terio, ao largo de tal save €l diucuso nornativg, oqvalente al oe tenemos sobre los ellclos mediante la artmétch 0 sobre el dscuro en general através de la Mica Propecclonal, Como en les ofos eas, este ns Ttento conceptual no mes tang un dota boe- lito sobre los fendmenos a que se reliere (para ello Iabria que tener poder sobre las premisas com el Teghladae lo dene sobre ls lyes que deta); pero 2 pets de ln pnt qo m9 os Imponess 20 tsipoca cota encontrar asf una base comin de #20- Tpllmica qoo ls gente meta y mucre por ole Si una Tigiea detation merece, pues, wn ugar preeniaents tn le metodelogia de fa end fu fea, convene también sefalar que esa importancla ests perdido ripidamente su ropa expecuatvo do las demis cienclas, y el jurista maneja atin si temas y procedimientos conceptuales que no han fariado casi en milenios. Pero, como ya se ha vis to, asistimos aqui también a un avance incontenible de las matematieas, de lo que puede ser medid, pesado, contado, ealeulado y... computado. Las normas son informacin (en el sentido que a esta palabra atribuye la informatie ‘computado: ras han aprendido ya a manejarlas, clasficatlas, re copilarlas y reproducirlas para facilitar el trabajo de abogados, jueces y Iegisladores. Incluso se estudia en nuestros dias la posibilidad de instituir proce sos de decisién automética, en los que la solucién de un caso surja directamente de Ia norma, a tr vés de un mero eileulo ldgico. El aprovechamier to de estas realidades y perspectivas exige al jurista moderno una precision de conceptos y una exact tud de razonamnientos a las que € abogado tradi cional no esti habituado, cuya fuente es la légica formal y cuyo instrumento es la abstraccién conte nida en las férmulas

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