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THE NEW YORK TIMES 31 de marzo de 2021

#MeToo en China: una historia


sórdida de corrupción local se
convirtió en un episodio del
movimiento
Una joven de la clase trabajadora fue sentenciada a una larga pena de prisión. Los
poderosos funcionarios que le pagaron reciben castigos más leves, pero la opinión
pública de China tiene preguntas.

Por Li Yuan

La mujer era de un pueblo pobre y tan solo tenía 19 años cuando comenzó una
relación sexual con el jefe de la policía local. Pronto, tuvo encuentros con otros
líderes locales, entre ellos autoridades policiales y hospitalarias.

Algunos de esos hombres le dieron dinero. Mucho. Para cuando las autoridades la
atraparon y acusaron de extorsión, Xu Yan había recibido 573.000 dólares de
nueve hombres, incluidos ocho funcionarios, según documentos presentados en la
corte. En diciembre, fue sentenciada a trece años de cárcel y se le ordenó regresar el
dinero, más 869.000 dólares en multas.

Ese pudo ser el final de lo que parecía ser otra sórdida historia de sexo y
corrupción. Sin embargo, cuando la gente se enteró de los detalles en internet,
comenzó a hacer preguntas.

¿Por qué Xu obtuvo una sentencia larga? ¿Por qué todos los hombres, menos uno,
eludieron la prisión? ¿De dónde consiguieron tanto dinero los funcionarios
públicos de un lugar tan pobre? Y, al estar rodeada de hombres tan poderosos,
¿una adolescente de una zona desposeída realmente puede decir que no?

Ahora, el drama de Xu se ha convertido en el episodio #MeToo más reciente de


China. El internet chino se ha llenado de conversaciones sobre el poder, el dinero y
el sexo entre las autoridades. Incluso los medios del Estado han empatizado de
manera abrumadora con Xu, al decir que la sentencia fue demasiado grave y que la
corte mejor debería centrarse más en los hombres.
“La opinión pública le está prestando atención a este caso no solo porque es
extraño, sino porque también puso los reflectores sobre los caprichos del poder”,
señaló un comentario en Banyuetan, una influyente revista que está bajo el control
de Xinhua, la agencia informativa del Estado.

Las mujeres chinas en los medios, las universidades y el sector privado se han


sumado al movimiento global en contra del acoso y el abuso sexual en un país que
sigue atrapado en las nociones tradicionales de género. No obstante, al movimiento
#MeToo del país todavía le falta llegar adonde es más necesario: el gobierno de
China.

Los hombres dominan los pasillos del poder en el país. Solo hay una mujer entre
los 25 integrantes del Buró Político del Partido Comunista de China, el cual toma
muchas de las decisiones que guían a la nación. El organismo más poderoso del
partido, el Comité Permanente del Buró Político, nunca ha tenido una integrante
mujer desde la fundación de la China comunista en 1949.

Xu es una prueba más de que en China los hombres poderosos usan sus puestos
para obtener favores sexuales. En China, hay quienes les atribuyen este dicho a los
funcionarios en el gobierno: “Las subordinadas están ahí para que uno se acueste
con ellas”.

El Partido Comunista, consciente de esta percepción, a veces proclama las


transgresiones sexuales de altos funcionarios que cayeron en desgracia, al describir
con detalles sus infidelidades y sus amantes. Entre ellos se encuentran Zhou
Yongkang, quien dirigió durante diez años los sistemas judicial y policial en
China; Ling Jihua, jefe de Gabinete de un expresidente chino; y muchos
funcionarios de ministerios y directores de grandes empresas propiedad del
Estado.

En un estudio de noticias sobre investigaciones de corrupción, el Legal Daily, un


periódico oficial, reveló que 63 altos funcionarios fueron acusados de tener
“relaciones sexuales inapropiadas” en un periodo de dieciséis meses a partir de
octubre de 2017. El año anterior, la fiscalía más importante de China enumeró las
seis características principales de los altos funcionarios procesados por corrupción.
La número tres era: “Intercambian poder por sexo de manera imprudente”. Según
la agencia, un alto funcionario provincial tenía reputación de “trabajar para sus
amantes”, y necesitaba todo el dinero posible para mantenerlas.

Los fiscales que investigaron a Lai Xiaomin, el exdirector de una firma financiera
del Estado, lo acusaron de tener tres toneladas de efectivo en su casa… y de tener
más de una esposa. Los medios estatales aseguraron que tenía más de 100
amantes.
Sin embargo, los procesos y las investigaciones todavía no evitan que los
funcionarios del Partido Comunista abusen de su poder. Eso es una manifestación
de la autoridad desenfrenada del partido sobre la vida de China. Si no le responde a
nadie, nadie lo puede responsabilizar de nada.

La historia de Xu y las autoridades locales se desarrolló en el condado de Guanyun,


al norte de la provincia de Jiangsu, lejos de las luces brillantes de los suburbios de
Shanghái al sur. Las principales empresas son agricultoras y textiles,
principalmente de lencería atrevida. El año pasado, el ingreso anual promedio de
los habitantes urbanos totalizó 4658 dólares, tan solo dos terceras partes del
promedio nacional.

Su caso también muestra cómo los funcionarios locales manejan las acusaciones de
irregularidades, particularmente cuando las empleadas gubernamentales intentan
denunciar a sus jefes masculinos a las autoridades.

Xu comenzó su primer romance con un oficial de policía local en 2014, según los
fiscales. Luego mantuvo relaciones con varios, dijeron los funcionarios. Los
documentos judiciales, que en la mayoría de los casos solo consignan el apellido de
los hombres, incluyen a un subjefe de la policía del condado de Guanyun, tres jefes
de comisarías locales, dos funcionarios del hospital y un director de escuela
primaria. En algún momento, ella fue incorporada a la policía como oficial auxiliar.

Los documentos judiciales retratan a Xu como una manipuladora que amenazó a


los hombres con revelar sus relaciones a menos que le pagaran. De lo contrario
diría que estaba embarazada. Sin embargo, los detalles sugieren que las
circunstancias eran más complicadas.

Por ejemplo, diferentes documentos judiciales identificaron completamente a un


oficial de policía llamado Liu Xiangbing. Liu, de 48 años, y Xu tuvieron una
aventura de dos meses en 2016, según los registros oficiales. Después de que
rompieron, ella le pidió 30.000 dólares. Luego volvieron a estar juntos en 2018 y
volvieron a separarse. Esa vez, según los documentos, el hombre le dio 166.000
dólares.

Liu fue el único hombre sentenciado a prisión, por el delito de aceptar sobornos, y
solo por dos años y medio. Los otros fueron sometidos a procesos disciplinarios del
partido que no son especificados, pero sortearon los cargos criminales. No se pudo
contactar a Liu para que comentara su situación, además el gobierno del condado y
los tribunales locales no respondieron a las solicitudes de comentarios.

La historia se hizo pública cuando un abogado publicó el veredicto en línea y


planteó preguntas al respecto. El documento se viralizó. Luego, algunos usuarios de
las redes sociales informaron que los funcionarios del condado de Guanyun los
habían llamado y les habían pedido que eliminaran las publicaciones. El tribunal
local eliminó el veredicto de un sitio web administrado por la corte suprema de
China y dijo que, como Xu estaba apelando, el veredicto no debería haberse
publicado.

Desafortunadamente para los funcionarios del condado de Guanyun, sus intentos


de ocultar el fallo solo atrajeron más atención.

Incluso Xinhua, la agencia oficial de noticias, reprendió a los funcionarios locales


por intentar eliminar las publicaciones sobre el tema. “Ante el escepticismo
público, las autoridades locales no deberían recurrir a eliminar publicaciones”, dijo
Xinhua. “Una respuesta pública es la única medida correcta”.

En este momento, Xu libra una batalla pública frente a una audiencia cautivada.

Sus padres contrataron a dos abogados de Shanghái para que la representaran,


pero la corte local de apelaciones rechazó su solicitud. En cambio, designó a dos
abogados que dan asesoría legal, según una publicación del tío de Xu en Weibo, el
servicio de redes sociales. El tío usó una cuenta verificada de Weibo, es decir que
los censores chinos conocían su identidad y aprobaron tácitamente los
comentarios. La publicación fue compartida más de 66.000 veces y obtuvo más de
250.000 me gusta en 24 horas.

En la cuenta, el tío de Xu dijo que los funcionarios gubernamentales eran figuras


respetadas de la sociedad de cuarenta y cincuenta y tantos años, mucho mayores y
poderosos que su sobrina. No quedan claras sus edades, pues el veredicto solo
divulgó sus apellidos y sus puestos.

Quienes presenciaron el juicio en internet también compartieron de manera masiva


un artículo de un medio de noticias en línea de Sichuan que apareció a inicios de
este mes en el que se menciona que el medio había entrevistado al padre de Xu.
Según el artículo, su padre acusó a las autoridades locales de convertirla en un
chivo expiatorio y cuestionó por qué no habían denunciado antes.

El medio no dio su nombre y sus comentarios no pudieron ser corroborados,


aunque el tío de Xu lo aprobó al citarlo en una publicación de Weibo. El sitio de
noticias borró el artículo unas horas después sin dar ninguna explicación. No
obstante, una etiqueta en Weibo que cita el artículo obtuvo 130 millones de vistas
en doce horas.

Aunque en línea la gente aplaude la apelación de Xu, muchos reconocen que tiene
una dura lucha por delante. Temen que se convierta en la víctima más reciente del
deseo del gobierno por demostrar que tiene la razón. También creen que, en los
oscuros rincones de las oficinas gubernamentales, muchas empleadas tendrán que
seguir soportando las insinuaciones sexuales de sus je

“No es la primera vez que pasan este tipo de cosas”, escribió un usuario de Weibo,
“ni tampoco será la última”.
Li Yuan escribe la columna Nuevo Nuevo Mundo, que se centra en la intersección
de la tecnología, los negocios y la política en China y Asia. @liyuan6

https://www.nytimes.com/es/2021/03/31/espanol/china-me-too.html?smid=em-
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