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El Espacio Geopolítico

La Geopolítica como tal no es una ciencia independiente, porque utiliza un


criterio político para analizar el espacio geográfico, de ello deducimos que
la geopolítica es una rama de la ciencia política, donde desde una
perspectiva tradicional, la política es el sujeto (desde una perspectiva vaga),
y el espacio geopolítico es el objeto sobre el cual actúan las ideas y los
hechos políticos.

El término política en su más amplio concepto, se entiende como la


orientación o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en
un asunto o campo, con lo cual se refiere que para poder actuar, hacer o
conducir es necesario una ideología o manera de pensar.

Entre la principal manifestación de lo político, nos encontramos con el


Gobierno, es decir la voluntad del pueblo, la cual es depositada en él,
cediendo la potestad de dirigir y administrar los destinos del mismo y del
Estado. Es en ese Estado, en el que va a existir una autoridad soberana que
mantiene el orden y provee justicia, protege el territorio, proporciona
bienestar y por supuesto conduce la política exterior.

Nuestra ciencia, ha sido organizada como una rama del conocimiento


político que gira en torno al Estado, sin embargo nuestro interés, no solo se
limita a las actuaciones dentro del propio Estado, sino que también aplica a
todo ámbito donde ese mismo Estado pretende extender su influencia. Es
ese ámbito o espacio territorial donde se desarrolla la política en su
plenitud, el que va a importar al estudioso de la geopolítica en la constante
búsqueda de la potencialidad de su espacio físico en la medida que el
hombre lo habite y utilice1.

                                                            
1
 Ahora bien, el uso de la palabra Estado en geopolítica, puede hacer referencia de acuerdo al contexto 
utilizado, a su territorio físico o a su gobierno. Esto entendiendo al Estado, como el espacio organizado 
compuesto por tres elementos fundamentales que son: TERRITORIO, POBLACION y GOBIERNO. De esta 
manera,  no  es  lo  mismo  hablar  de    La  ampliación  del  Estado  Islámico  que  de  la  Influencia  del  Estado 
Islámico en los países árabes. El contexto en ambos casos varia, haciendo alusión en el primer caso a lo 
físico, mientras que el segundo supuesto, hace alusión al estado en su rol de gobierno. 

 
Para Lacoste2 y, de forma general al conjunto de científicos sociales
(geógrafos, politólogos, historiadores...), la Geopolítica es una herramienta
para comprender el mundo, que trata de las relaciones entre los fenómenos
políticos y las configuraciones geográficas, a la vez físicas y humanas, y
que puede ser utilizada tanto a escala internacional como a escala regional,
en tanto que se trata de un razonamiento estratégico. En este sentido, la
Geografía es en primer lugar, un saber estratégico estrechamente unido a
un conjunto de prácticas políticas y militares, y son dichas prácticas las que
exigen la recopilación articulada de una gama de información
extremadamente variada y a primera vista heterogénea, cuya razón de ser y
cuya importancia no es posible entender si nos limitamos a la legitimidad
del Saber por el Saber mismo. De ahí que se produjera, según Lacoste, un
divorcio entre la Geografía «de los profesores» y la «de los estados
mayores», la primera perdida en disquisiciones poco útiles y la segunda «al
servicio» del poder. Pero esta posición responde a una concepción
específica, en cierta medida reduccionista, del poder; éste estaría
concentrado en el Estado y sólo desde esta instancia se puede asignar
sentido al saber. Considerar el poder como algo que se puede conquistar,
mantener o perder, supone independizarlo de las relaciones sociales, que
entonces se podrían en teoría constituir al margen del poder; implicaría
poco menos que entenderlo como un botín que genera guerras por su
captura. Pero la humanidad es, por el contrario, efecto e instrumento de
relaciones de poder complejas, cuerpos y fuerzas sometidos por
dispositivos de “encarcelamiento” múltiples, objetos para discursos que
son ellos mismos elementos de esta estrategia, y los científicos,
universitarios o militares, no son ajenos a esa realidad, son efecto e
instrumento de la misma.

Aunque resulte refrescante que la Geopolítica ya no tenga que estar al


servicio de los Estados y de las Grandes Potencias, la propuesta de Lacoste
presenta también problemas, como su cartesianismo y cientifismo, que
señala Gearóid Ó Tuathail, y abren la puerta a una Geopolítica objetiva3.

Claude Raffestin critica que en la Geografía Política tradicional se produjo


una identificación entre política y Estado mediante la cual las relaciones
políticas se reducen sólo al ámbito estatal. Este es el hecho fundamental
                                                            
2
 Yves Lacoste: «Géographie, géopolitique et relations internacionales», Relations internationales, 41, 
1985, p. 43. 
3
 Agnew, John. Geopolítica: una re‐visión de la política mundial, Trama editorial, 2005.  
que le conduce a afirmar que, al margen de su intención, la Geografía
Política ratzeliana es de hecho una Geografía del Estado y es el vehículo,
implícitamente, de una concepción totalitaria de un Estado todopoderoso.
No cabe duda de que, desde esta perspectiva, la Geografía Política se puede
reducir a una Geografía del Estado, ya que desde el momento en que el
Estado = lo político, y la categoría del poder estatal es superior a todas las
otras, el Estado puede ser la única categoría de análisis. Siguiendo un
razonamiento similar (“el Estado [...] es el único actor que la Geopolítica
tiene en cuenta»), Raffestin rechaza la utilidad de la Geopolítica como
disciplina liberadora, ya que sólo permite estudiar las organizaciones en las
que el poder va de arriba abajo y este hecho niega de partida las
posibilidades de la población de encontrar su propio poder4.

La obra de John A. Agnew, Geopolítica Critica5, se enmarca en un


proyecto más amplio que desde principios de los años noventa intenta
abordar el estudio de la política mundial y, en particular, de los discursos
geopolíticos desde una perspectiva postestructuralista, entendiendo a esta,
como una práctica discursiva por la cual diversos grupos de intelectuales de
gobierno ( intellectuals of statecraft ) espacializan la política internacional
para representarla como un “mundo” caracterizado por tipos
determinados de lugares, gentes y relatos6.

La noción de discurso es fundamental en este enfoque, y en el trabajo de


John Agnew se aleja de dos peligrosos reduccionismos: el idealista, que lo
constituiría en un a priori de la actividad práctica, y el materialista, que lo
reduciría a una mera ideología justificativa o enmascaradora de la realidad.
Así, al definir el discurso geopolítico como la forma en que la geografía de
la economía política internacional ha sido “escrita y leída” en las prácticas
de la política económica y exterior [de los Estados] a lo largo de diferentes
períodos de orden geopolítico, está planteando que la relación entre las
prácticas espaciales y las representaciones del espacio es de tipo dialéctico,
es decir, que las condiciones espaciales de la vida material se conforman a
través de sus representaciones tanto como las representaciones adquieren su
forma siguiendo los contornos espaciales de la vida material.

                                                            
4
 Véase Claude Raffestin: Pour une géographie du pouvoir, Paris, LITEC, 1980. 
5
 Agnew, John. Geopolítica: una re‐visión de la política mundial, Trama editorial, 2005. 
6
 Gearóid Ó Tuathail y John Agnew: «Geopolitics and Discourse: Practical Geopolitical Reasoning in 
American Foreign Policy», Political Geography, 11, 1992, p. 191. 
Cuando hablamos de espacio geopolítico, nos referimos al área geográfica
en cuyo seno actúan recíprocamente los factores geográficos y políticos
que conforman una situación geopolítica que se desea estudiar. Como
dijimos anteriormente, este espacio no se circunscribe solamente a la
jurisdicción propia del Estado, sino también que incluye áreas con
significación política como regiones, territorios, accidentes geográficos o
inclusive otros Estados. Los factores geográficos intervinientes, hacen
alusión a todos aquellos factores pertenecientes a la geografía física como
la altitud, latitud, presión atmosférica, etc., mientras que los factores
políticos hacen referencia a las perspectivas y consecuencias políticas de
cada uno y de todos los factores del espacio y de los productos de la
interacción que constituyen las manifestaciones políticas del Estado en el
espacio (ejemplo: ideologías, distintos tipos de gobierno, partidos políticos,
leyes, etc.). De la mutua interacción entre factores, vamos a tener como
resultado la situación geopolítica, la cual determinara el tipo de problema a
resolver, el marco geográfico afectado, los protagonistas, los intereses en
juego y el tiempo que demandaran los acontecimientos. Por ende, no
debemos confundir espacio geopolítico con la situación geopolítica, en la
medida que uno es el escenario de estudio y el segundo es el resultado de
las acciones desarrolladas en ese ámbito en particular.

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