Medicina Amazigh: los baños de arena

Ir al desierto es entrar a un mundo muy especial, que parece irreal, donde se respira
tranquilidad. No sabes porque, pero si entierras pies y manos en la arena, notas como tu
energía sube y te sientes muy bien. Es como conectarse a la red eléctrica y cargar pilas.

Las antiguas tribus Amazigh conocían muy bien los secretos que guardaba el desierto, y los
beneficios de la arena, que contiene hierro, feldespato y silicatos entre otros, para tratar y
mejorar el estado anímico y de salud de las personas.

Uno de estos antiguos tratamientos, que se ha ido transmitiendo de generación en generación

y ha perdurado hasta nuestros días, es el baño de arena.

Los baños de arena consisten exactamente en eso, en sumergirse dentro de la arena durante
las veces y el tiempo que indique el médico. Dependiendo de la edad, el estado de salud y del
tipo de enfermedad del paciente, serán más o menos largos, pero suelen rondar entre 10 y 15
minutos cada baño. Están indicados para personas con reumatismo, artritis, dolores
musculares y de espalda, enfermedades de la piel, problemas con la circulación sanguínea y
para dietas de adelgazamiento.

Este tratamiento se realiza en los meses de máximo calor, julio y agosto, y cuando la insolación
es máxima, es decir entre las 12 y las 2 del mediodía.

A primera hora de la mañana se cavan y preparan los cubículos donde se colocarán los
pacientes.

Las personas, provistas solo de un bañador, son enterradas en la arena, salvo la cabeza que
permanece protegida, y son hidratadas constantemente por un acompañante que está
pendiente de ellas durante todo el tiempo que dura el baño.

Transcurrido el tiempo que ha indicado el médico, se desentierran los pacientes, se les

envuelve en una manta de lana y se les transporta a una tienda a la sombra, para recuperarse
y tomar líquidos, hasta que la manta haya empapado todo el sudor.

Cuando ha terminado este proceso, los pacientes son libres de darse una ducha y partir a
descansar hasta el próximo baño, si es el caso.

Los baños de arena son una tradición curiosa y altamente efectiva, que muchos locales y
extranjeros practican cada año, para recuperarse de los rigores del invierno anterior y
prepararse para el que está por llegar.