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Cine snuff y música industrial

LA IMAGEN y EL SONIDO HECHOS CARNE

La pantalla del televisor es la retina del ojo de la mente.

Por lo tanto, la pantalla del televisor es parte de la estructura física del cerebro.

Por lo tanto, lo que pasa en la pantalla del televisor

se presenta como una experiencia en bruto para aquellos que la ven.

Por lo tanto, la televisión es la realidad,

y la realidad es menos que la televisión.

Videodrome (David Cronenberg, 1983)

COUM Transmissions

“Dadá no significa nada”, dice el Manifiesto dadaísta de Tristan Tzara. Fluxus sí

significa algo, pero para el caso es lo mismo que nada, lo cual es decir todo,

tratándose este último de un movimiento que supo englobar tantas disciplinas

artísticas que el límite entre una y otra poco importó. Y mucho menos les importó a

los Accionistas Vieneses en la década del sesenta, cuando llevaron el arte

performático al colmo de la indecencia.

COUM se pronuncia “cum” (kʊm, para usar una aproximada fonética

anglosajona), su logo incluía un pene perdiendo la erección y despidiendo una gota

de semen (“cum”, pronunciado k˄m, es “acabar” en inglés) y pese a que en un

primer instante significó Cosmic Organicism of the Universal Molecular, muy

pronto dejó de significar algo en particular dentro del nombre que definía al
colectivo de artistas ingleses COUM Transmissions, autodefinidos como “la más

grande catástrofe humana desde que Adán tuvo una erección”.

Liderados desde sus inicios en 1969 por un tal Genesis P-Orridge, nieto de

una médium con la habilidad de producir ectoplasma durante sus trances, hacia

1976 las actividades de COUM Transmissions se habían vuelto tan extremas que ya

era hora de pasar a otro nivel de ataque a los organismos de control tan estudiados

por referentes como Foucault o W.S. Burroughs. Inicialmente coloridas y casi

inocentes dentro de su componente absurdo y dadaísta, estas performances habían

pasado de los escenarios públicos y sorpresivos en Kingston upon Hull (parques o

mercados) a las galerías de arte de Europa con contrato previo y audiencias de dos

mil personas, del ir y venir de integrantes a la consolidación de un trío (Genesis, su

pareja Cosey Fanni Tutti, la única mujer de la última etapa de COUM, y un tal

Sleazy) en un cuartel general en el número 50 de la calle Beck del decadente y

peligroso barrio londinense de Hackney, de las vestimentas y parafernalia coloridas

al sexo explícito y la automutilación minimalista.

Sexo explícito (¿derivado de la experiencia límite de Cosey, quien, como un

Foucault buscando la muerte en el sexo anónimo de los baños públicos de San

Francisco, se había infiltrado en el mercado del porno londinense como modelo,

stripper y actriz?): Genesis rodea su pene erecto con cogotes de pollo, los ata, e

intenta masturbar el falo aumentado derramando gusanos vivos sobre los cogotes y

el glande. / Ingestión de orina. / Cosey y Genesis se escupen mutuamente, después

lamen la saliva de la piel del otro. / Cosey deja que sus cabellos se prendan fuego

con unas velas mientras copula con Genesis. / Cosey se masturba con la base de una

vela encendida mientras Genesis le orina las piernas. / Cosey orina al público
mientras se balancea en una hamaca de parque de juegos colgada en el escenario de

un teatro / Genesis se viste de colegiala y se masturba sobre un almohadón de

satén. / Genesis y Cosey fornican con un consolador de dos puntas.

Automutilación minimalista: Genesis en un domingo de Pascuas, encadenado

a una cruz y cubierto por una capa de pasta y patas de pollo. Azotado por Cosey,

sostiene en cada mano una antorcha. / Genesis desnudo, parado arriba de tachuelas,

tomándose entera una botella del whisky que más tarde vomita al intentar tragarse

un clavo de diez pulgadas. Cosey lo ayuda a lamer vómito del suelo antes de

hacerse un corte cesáreo con una navaja. Cosey se inyecta la sangre de su pelvis en

la vagina. Genesis chupa la sangre de la vagina de Cosey, la escupe en la jeringa

hipodérmica y extrae un poco más de sangre, esta vez de su bolsa escrotal. Inyectan

la nueva sangre en huevos pintados de negro, que rompen, comen y vomitan. Ese

vómito servirá para los enemas mutuos que vienen después. / Después de

intoxicarse con el whiskey que tomó y las ramas que masticó de un árbol que resultó

ser venenoso, Genesis entra en trance y empieza a hablar en lenguas y a tajearse

símbolos en el pecho con un pedazo de chapa oxidada. Vomita sin parar y cae en un

estado de catatonia. Es llevado a la sala de guardia del hospital de Amberes, en

Bélgica. / Con el disco Lie de Charles Manson sonando, Sleazy se corta la garganta

y después está cerca de morir ahorcado por el torniquete que intenta hacerse para

parar la hemorragia.

El propio Chris Burden, un artista performático capaz de hacerse crucificar

con clavos a un escarabajo Volkswagen, abandonó en una oportunidad su lugar

como espectador de COUM Transmissions, después de que el chorro resultante de

una enema de leche, sangre y orina que Genesis se había administrado lo salpicara.
"Esto no es arte y esta gente está enferma” gritó mientras se llevaba de la mano a su

novia.

A diferencia de los accionistas vieneses, con quienes la comparación deviene

inevitable (o quizás se trató de un mero pase de antorcha ontológico), no existen

demasiados registros de las acciones o performances de COUM Transmissions. Las

fotos son escasas, las grabaciones sonoras fueron editadas más de tres décadas

después (en tres sucesivos LPs de musique concrete, collages sonoros, recitados y

algún que otro intento de melodía caótica) y las filmaciones son inexistentes. O casi.

Porque las cosas habían empezado a cambiar cuando a comienzos de 1975 al

núcleo fuerte que habían sido Genesis y Cosey se sumó el mencionado Sleazy, el

muchacho que en un año antes se les había acercado a pedirles permiso para

fotografiarlos durante la primera acción en que incluirían sus cuerpos desnudos,

“The COUMing of age” (juego de palabras entre COUM y coming of age, la llegada

a la madurez). Sleazy (“el perversito”, como lo apodaron los COUM) se llamaba

Peter Christopherson, que había regresado hacía poco de la State University of New

York, donde había estado estudiando apenas un semestre de programación de

computación y diseño teatral y en video, acababa de unirse como socio y diseñador

de portadas en Hipgnosis. Basta revisar los créditos de Wish You Were Here de

Pink Floyd para encontrarlo. Y la pareja que se besa semidesnuda en el baño

estrafalario de la portada de Force It, de UFO, no son otros más que Cosey y

Genesis.

Peter/Sleazy, pese a ser un excelente pianista (talento que durante toda su vida

se encargó de ocultar), había tenido, en sus años en una escuela secundaria de

Yorkshire (donde era compañero de dos futuros marido y mujer y miembros


prominentes de la secta del reverendo Jim Jones, Phillip Blakey y Debbie Layton),

su propio proyecto de música experimental: Pulsing Vein (Vena Pulsante), y por los

días de Coum colaboraba con una organización sin fines de lucro que maquillaba y

simulaba heridas en cuerpos vivos utilizados en el entrenamiento de policías y

personal de urgencias de los hospitales. Cuando fue contratado para diseñar la

vidriera de una tienda de indumentaria punk en Londres (BOY), la llenó de trozos

de maniquí simulando el cuerpo calcinado de un ladrón electrocutado al entrar a

robar rompiendo el vidrio; trozos de maniquí que dos días después Scotland Yard

secuestró y luego exhibió en su propio museo de atrocidades. Los intereses sexuales

de Sleazy lo llevaron a especializarse en fotografía artística de efebos, en la que

simulaba muertes por suicidio o asesinato. Cuando musicalizó la acción de COUM

“Studio of Lust” (Estudio sobre la lujuria), usó la grabación del sonido ambiente de

una pileta llena de niños jugando...

De COUM Transmissions a Throbbing Gristle: After Cease To Exist

De a poco los COUM llegaron a la conclusión de que infiltrándose en el mercado

musical iban a poder darle un mayor alcance al sabotaje cultural que pretendían.

Después de varios intentos fallidos, apareció un muchacho especialista en sonido e

iluminación para espectáculos llamado Chris Carter, e instaló sus sintetizadores en

el número 10 de la calle Martello, sitio también ocupado ilegalmente por el trío de

COUM, que pronto sería bautizado como La Factoría de la Muerte y convertido en

estudio de grabación y oficina, siempre en Hackney, siempre en las cercanías de

London Fields Park. Ese sería el lugar donde el sonido terrorista de caos controlado

de Throbbing Gristle tomaría forma. Throbbing Gristle: cartílago palpitante,


erección masculina en la jerga coloquial del condado inglés de Yorkshire. Genesis,

Cosey, Sleazy y ahora Chris. Ruido, apenas ritmo, disonancias y breve y conciso

contenido verbal.

Si bien Carter se negaría rotundamente a tomar parte en las performances

públicas de COUM Transmissions, el colectivo de tres y la banda de cuatro

coexistieron durante al menos dos años, si tomamos como fecha de fundación de

esta última el 3 de septiembre de 1975, fecha elegida por ser la que conmemoraba

los 36 años desde la entrada del Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial.

Y si, dadas las circunstancias, puede hablarse de un eslabón real entre los

meses de transición de COUM Transmissions a Throbbing Gristle, entre las

acciones “inglesas” y la “música industrial para gente industrial”, ese es “After

Cease to Exist” (Después de dejar de existir), un corto de menos de veinte minutos

que Sleazy y Cosey dirigieron en 1977.

El proyecto, como no podía ser de otra manera, provenía de la mente

libidinosa de Sleazy. “Snuff”, la emblemática película trash del matrimonio Findlay,

se acababa de estrenar en los Estados Unidos y la leyenda de las películas snuff

(muertes reales, filmadas con propósitos comerciales) estaba en pleno auge. La idea

inicial fue la de producir fotos para COUM, y usarían una casa abandonada que

había en el barrio. Pero cuando el padre de Chris les prestó una cámara filmadora de

16 milímetros el proyecto ganó ambición.

Actuarían Chris, Cosey y la popular punk Soo Lucas (más conocida como Soo

Catwoman), quien por entonces era amante de Genesis, y también lo sería, incluso

por esos mismos días, de otro valuarte de lo industrial, el americano Monte

Cazzaza. Sleazy volvió a poner en práctica su excelente habilidad para los efectos
especiales gore, sacando un molde de yeso de los genitales de Cris y fabricando una

bolsa escrotal falsa, con sus correspondientes conductos espermáticos y testículos.

La escena por la que el corto pasó a la historia del cine underground dura

apenas tres minutos en total. En el tono sepia que domina el corto, Cosey ata a Chris

a una mesa, boca arriba. Lo amordaza. No hay mayor resistencia de parte del

sometido. Cosey corta con una tijera las perneras del pantalón de Chris, como si de

una maniobra de emergencia médica con un accidentado se tratara. Con la mano

libre, manipula el bien dotado pene flácido de Chris. Lo que sigue es una castración

quirúrgica que no ahorra detalles explícitos. Séptica y tosca, pero quirúrgica en su

precisión, con la incisión en el escroto y la extirpación de cada testículo que Cosey

lleva a cabo con sus manos sin guantes y sus dedos de uñas largas con anillos.

Los primeros y los últimos cinco minutos del metraje de 16 milímetros están

en negro, una estrategia primaria para crear inquietud en el espectador. El resto, los

minutos intermedios, se compone, por un lado, con tomas de la presentación en vivo

de Throbbing Gristle en el teatro Nuffield de Southampton, el 7 de mayo de 1977,

con Genesis ostentando una remera con una enorme esvástica en el pecho. Por el

otro, hay escenas de una mujer ojerosa, de largo pelo negro, con pijama, atada a una

cama en lo que parece ser un secuestro. Era la mencionada Soo Catwoman, sin su

maquillaje habitual y con una peluca que cubría su ya célebre pelo rapado al medio

y con el resto de punta simulando orejas de gata. Genesis, que había mostrado un

deliberado desinterés por el resto del proyecto, se limitó a coordinar esta sección.

Llamaron al corto “Después de dejar de existir” en homenaje a la canción

“Cease To Exist”, escrita y compuesta por Charles Manson y popularizada por los
Beach Boys como “Never Learned Not To Love”, sin darle crédito al psicópata más

famoso del hippismo.

Y si de banda sonora se trataba, la misma por supuesto estuvo a cargo de la

banda de la casa. La grabaron en directo dentro de la Factoría de la Muerte, en un

casete SONY. Del fondo de silencio de la pista de veinte minutos también llamada

After Cease To Exist emergen con minimalismo extremo los ruidos esporádicos que

Cosey arranca de su instrumento más habitual, una guitarra eléctrica recortada con

un serrucho. Gradualmente se van sumando, en una lejanía inquietante, los ruidos de

sintetizador de Chris (inventor asimismo de sintetizadores y samplers), el bajo

disonante de Genesis (su instrumento más habitual, además del violín y la corneta

que a veces compartía con Cosey) y, promediando los quince minutos, la voz de un

patólogo explicando en el documental televisivo “Johnny Go Home” (1975) los

detalles del cadáver de un adolescente hallado con veinte puñaladas en una

banquina. Parece que el muchacho había sido uno de los que vivían

temporariamente en “La comunidad de San Cristóbal”, la cadena de hostels que

regenteaba el “Obispo de Medway”, Roger Gleaves. Eran refugios destinados a

alojar jóvenes menores de edad que huyeron de sus hogares escapando de la

violencia familiar, y uno de estos se ubicaba en la calle Richmond, a metros de la

Factoría de la Muerte. Ya para comienzos de los setentas era un secreto a voces que

estos asilos funcionaban como prostíbulos masculinos. El adolescente hallado

muerto no era otro que Billy McPhee, torturado por los esbirros del obispo mientras

intentaban dar con otro adolescente que había huido de un refugio llevándose

documentación incriminatoria. Gleaves era obispo, pero obispo de la Vieja Iglesia

Católica de Gran Bretaña (Old Catholic Church of Great Britain), una secta que
terminaría por excomulgarlo. Entraría y saldría de la cárcel varias veces durante las

siguientes décadas, casi siempre sentenciado por violación de menores (se estima

que fueron miles).

Fuera de una exhibición previa en Holanda, After Cease To Exist se estrenó

antes de un recital de Throbbing Gristle en el Rat Club, en Londres, el 17 de

Diciembre de 1977, días antes de la salida del primer LP oficial de la banda, “The

Second Anual Report”, que incluye como lado B la banda de sonido. Para entonces,

Cosey había abandonado a Genesis por Chris y COUM Transmissions ya había

dado su canto de cisne a pleno escándalo en octubre de 1976: la tan mencionada

exposición llamada Prostitution, en el Instituto de Artes Contemporáneas londinense

(ICA), donde Cosey expuso la documentación de su carrera pornográfica y los

asistentes, protegidos por guardaespaldas travestis, podían escuchar bandas en vivo

(Throbbing Gristle incluida) y apreciar en vitrinas tampones y ropa interior usados,

además del cuchillo oxidado con el que se cortaba Genesis en vivo y memorabilia

en retrospectiva.

La Sociedad Conmemorativa de Gary Gilmore

Si bien “Prostitution” había sido el final de COUM Transmissions, todavía quedaba

pendiente una gira por los Estados Unidos subvencionada por el Consulado

Británico. Esta vez COUM serían solo Genesis y Cosey, y llevarían a cabo las

acciones llamadas “Cease To Exist” en Chicago, Los Angeles (una de las más

extremas en la historia de COUM, la misma que abandonó Chris Burden junto con

la mitad de la concurrencia) y Santa Monica, desde donde se trasladaron a San


Francisco para visitar a su amigo epistolar Monte Cazazza, que vivía cruzando la

desembocadura de la bahía, en Berkeley.

Este encuentro deparó, además de una sesión de fotos llamada “Amor Nazi”,

en la que, entre otras escenificaciones, Monte cogía a Cosey con su escopeta

recortada para terminar simulando con sangre de utilería un disparo en los genitales

de la artista, la efímera y alegórica fundación de La Sociedad Conmemorativa de

Gary Gilmore. Era la última semana de Noviembre de 1976, y un mes y medio antes

el ladrón y asesino Gary Gilmore había sido sentenciado a muerte por un jurado en

el estado de Utah, generando un enorme revuelo mediático en todo el país, ya que

habían pasado diez años desde la última vez que se recurría a la pena capital. Para

sumarle sal al asunto, Gilmore, que con 37 años de edad ya había pasado más de la

mitad de su vida preso, además de elegir el fusilamiento como método de ejecución

y de intentar acortar los plazos previos al cumplimiento de la sentencia, había

intentado suicidarse a mediados de ese mes.

Tanto políticos como asociaciones humanistas se estaban manifestando en

contra de la pena de muerte en relación con el caso de Gilmore, y los tres amigos

vieron la oportunidad de explotar la situación. Se vistieron con camisas negras,

pantalones militares y altos borceguíes y se sentaron por turno en una silla de

madera con apoyabrazos. El fotografiado llevaba los ojos vendados y las muñecas,

la cintura y las piernas atadas a la silla. Otro sacaba la foto y el tercero, detrás del

fotógrafo, apuntaba al corazón del fotografiado con la escopeta recortada, para darle

veracidad al asunto. Revelaron las fotos y eligieron la mejor de cada uno de los tres.

El lunes 17 de enero de 1977, por la mañana, en una fábrica de conservas

abandonada que se escondía detrás de la prisión estatal en Draper, Utah, Gilmore


era atado en idéntica manera a una silla, delante de una cortina opaca con cinco

agujeros ubicados a la altura de su pecho. Detrás de la cortina se escondían sus

verdugos con sus rifles. Eran policías locales, y una de esas cinco armas estaba

cargada con balas de salva, para que ninguno pudiera estar seguro de haber sido el

ejecutor. El ejecutado sobrevivió la balacera durante dos minutos.

De regreso en Londres, también en enero, Genesis hizo imprimir postales y

remeras con las tres fotos de la Sociedad Conmemorativa de Gary Gilmore, con

membrete de COUM Transmissions. Las postales fueron enviadas a la penitenciaría

de Utah y a las redacciones de varios diarios de todo el mundo, y las remeras

vendidas en la tienda BOY, en King’s Road, la misma cuya vidriera había decorado

Sleazy.

Por una de esas calculadas ironías del destino, y gracias a que nadie había

documentado visualmente el gloryhole snuff de Gary Gilmore, en una torpe y

apresurada maniobra sensacionalista las fotos fueron publicadas por el Hong Kong

Daily News como reales.

El cartílago palpitante

Throbbing Gristle (de acá en adelante TG) no bajó, respecto de COUM, el tono de

desafío a la moral de la sociedad de control occidental: lo industrializó, lo camufló y

lo potenció. Casi todos sus discos fueron autoeditados usando el sello propio

Industrial Records, cuyo logo era una imagen de los hornos de Auschwitz. También

la portada del simple “Subhuman” (el mismo epíteto que usaba Hitler para referirse

a los judíos y los gitanos) proviene de un campo de concentración, y es la foto de

una pila de cráneos humanos. En el recuadro superior izquierdo de la portada para la


otra cara del simple, “Something Came Over Me” (son dos lados A), puede verse la

foto de un chorro de semen de Sleazy flotando sobre agua.

Si en el primer disco podía escucharse en una de las versiones de “Slug Bait”

un fragmento de la grabación de un interrogatorio policial en el que un pedófilo

explica cómo en vez de consumar la violación de una víctima de diez años decide

golpearle la cabeza, “D.o.A: The Third and Final Report”, el segundo LP (no existió

un primer reporte oficial, para quien lo estuviera esperando, aunque sí un “Lo mejor

de...”, pero solo para los amigos), ya irrita desde la inocente portada. La niña es la

hija de Ewa Zajak, una amiga polaca de Genesis, y esa es solo una de las varias

fotos que en una visita Genesis le tomó a pedido de su madre, que carecía de cámara

fotográfica. Otra de las fotos ilustra el almanaque de 1979 que el disco traía de

regalo dentro de su funda: la niña en bombacha, arrodillada sobre su cama. Algo así

como un almanaque para el taller mecánico de un pedófilo...

D.o.A. son las siglas de “dead on arrival”, esto es, la expresión hospitalaria

“muerto al llegar”. “Death Threats” (Amenazas de muerte), una de las pistas del

lado B, es un repaso por las mejores amenazas de muerte que ciertos enemigos

dejaban en el contestador del teléfono de la casa que ocupaban. Por ejemplo, un tal

Robin, guardaespaldas de The Clash. O la esposa de Chris, ofuscada por la relación

iniciada entre él y Cosey.

El disco contiene cuatro temas compuestos y grabados en forma individual,

cada uno por uno de los miembros de la banda. Durante los primeros tiempos de

TG, Sleazy (Peter Christopherson), profundamente influido por las teorías

guerrilleras y conspiranoides de W.S. Burroughs (de quien él y Genesis ya eran

amigos), solía utilizar micrófonos de largo alcance o bien ocultos en sitios ajenos
para grabar conversaciones callejeras o privadas, además de invitar a la Factoría de

la Muerte a los prostitutos que consumía, para grabarlos. Una muestra de eso está en

"Valley of the Shadow of Death" (El valle de la sombra de la muerte), la pista que él

ofreció como trabajo solista.

“20 Jazz Funk Greats” contiene la versión de estudio de una de las tantas

canciones que la banda compuso durante sus presentaciones en vivo. En enero de

ese mismo año, antes de empezar a tocar en el Centro Ibérico (una escuela

victoriana abandonada de Notting Hill) ante una audiencia de 180 anarquistas,

Genesis preguntó: “¿Sobre qué puedo cantar hoy?” Cosey respondió: “Persuasión”.

El caos controlado lentamente fue ganando espacio en los potentes parlantes, y

nueve minutos después, cuando la tensión alcanzó su pico, Genesis empezó a cantar

las palabras con que un tipo intenta persuadir a su mujer para que se deje fotografiar

desnuda por él. “Todas tus amigas lo hacen / Quiero decir, nadie sabrá que sos vos /

Cualquiera, podría ser cualquier cuerpo, digo, estas revistas, ¿sabés? / Solo las leen

hombres maduros, así que ¿por qué no hacés lo que te sugiero?”. Pero cuando

grabaron la canción en la Factoría de la Muerte, Peter “Sleazy” Christopherson

decidió darle un giro retorcido al sentido de la canción, usando como fondo la cinta

de un niño de diez años riéndose, jugando. Volvería a usar este recurso en otra

canción pervertida, de un proyecto futuro (Coil), con otra cinta de otro nene

jugando, gritando, riendo, esta vez con su padre, un fan de los Países Bajos. Si algo

ya quedaba claro por entonces, era que su aproximación a la música obedecía a los

dictados de un punto de vista cinematográfico. Y en el caso de la cinta de fondo de

“Persuation”, lo verdaderamente revulsivo y morboso no era el contraste entre una


letra perversa y un niño riendo, sino el autor de la grabación: un amigo pedófilo del

propio Sleazy.

La canción del suicidio

La esposa de Chris Carter no era la única afectada por el romance entre él y Cosey

Fanni Tutti. Genesis estaba llevando la situación con cierta integridad, al menos la

que el bien general de TG requería, pero el 11 de Noviembre de 1978 decidió, sin

compartirlo con los otros miembros, que sería el último recital de la banda. Esa

noche tocaban en el Crouch End londinense, en The Crypt, el sótano de una iglesia

del siglo anterior abandonada (hoy un estudio de grabación). Y esa noche Genesis

moriría en el escenario. O al menos lo intentaría, tomándose una botella de whisky

con más de cincuenta pastillas de Valium y Mogadon.

Durante las primeras horas el intento de suicidio no resultó. Y eso incluyó el

recital, donde lo máximo que pudo llamar la atención del resto de la banda fue un

comportamiento algo más irracional de lo normal en el cantante.

Terminado el show, Genesis volvió solo a la Factoría de la Muerte, decidido a

morir esa noche. Grabó varias capas de arpegios y zumbidos de violín en una cinta,

y después de ingerir un poco más de alcohol y tranquilizantes, decidió usar como

letra de la canción una carta que su amiga Ewa Zajak le había enviado contándole su

padecer luego de un divorcio. Y a frases como “No me viste llorando en el piso”

Genesis le agregó algunas propias, como “Creamos el amor para que uno pueda ser

la víctima”. Creyéndose morir, sacó el capuchón de gomaespuma del micrófono

para lograr que fuera captada toda la realidad del momento posible, grabó la voz y

llamó “Weeping” (Llorando) a la canción.


Esa misma madrugada telefoneó a su amiga Helen, una vecina de la calle

Beck, y le contó de la sobredosis que estaba sufriendo. Helen lo llevó al hospital,

donde estuvo algunas horas internado y de donde la propia Cosey lo retiró.

“Weeping” sería la canción solista que Genesis aportaría para D.o.A.

Y “Weeping” era también una de las canciones favoritas de Ian Curtis, el

cantante de la banda manchesteriana Joy Division. Ian había conseguido el número

de teléfono de la casa que ocupaban los TG y solía llamar a cualquier hora para

hablar con Genesis. Se había establecido una intensa amistad entre ambos.

La noche del sábado 17 de Mayo de 1980, cuando Genesis levantó el tubo, se

encontró con un Ian en pleno colapso nervioso, llamando desde su casita en una

esquina de la pequeña, pintoresca y casi manchesteriana ciudad de Macclesfield, en

el condado de Cheshire. Su mujer lo había dejado, llevándose a la niña recién nacida

que ambos tenían, y en cuatro días tenía que partir con la banda a la que sería la

primera gira por los Estados Unidos. Ian había terminado de ver por T.V. su film

favorito (“Strozek”, de Werner Herzog) y había puesto “Weeping” en el tocadiscos,

y se la cantaba a Genesis. “No quiero seguir”, cantaba. “Pero ni siquiera puedo dejar

de existir. Y eso es lo peor”. Cuando la conversación terminó, Genesis solo pensaba

en una cosa: en Lou Lou Picasso, la artista que había pintado la portada del simple

de TG "We Hate You (Little Girls)" (“Las odiamos, (niñitas)”), editado el año

anterior. Algunos meses atrás, Lou Lou había intentado suicidarse escuchando

“Weeping”.

Genesis llamó a todos los contactos en común que tenía en Manchester. Fue

directo: Ian estaba por matarse y alguien tenía que hacer algo. Llamar a la policía, lo

que fuera. Pocos atendieron el llamado, alguien del ambiente musical se casaba esa
noche. Y los que atendieron se limitaron a burlarse, acostumbrados a la fama de

depresivo que tenía el cantante epiléptico. “¿Cómo podés saber que se va a matar?”,

era la pregunta unánime, jocosa e incrédula. Genesis estaba llorando cuando se dio

por vencido esa madrugada. Tomó su Valium y siguió sollozando hasta que el

sedante hizo efecto. Se durmió prometiéndose visitar a Ian esa misma semana, antes

de que la gira empezara.

A doscientos cincuenta quilómetros del barrio londinense de Hackney, con los

pájaros del amanecer ya cantando, Ian Curtis terminaba de escribirle una carta a su

esposa, volvía a poner en el tocadiscos “The Idiot”, de Iggy Pop, y se ahorcaba en la

cocina de su casa, usando la soga para colgar la ropa. El disco aún giraba cuando su

cuerpo de veintitrés años fue encontrado, colgando, por su mujer.

Por su parte, la portada del tercer larga duración de la banda, “20 Jazz Funk

Greats”, grabado en 1979 con una consola de 16 canales que el mismísimo Paul

McCartney le prestara a Peter (este último, además de diseñar el interior de “Venus

And Mars”, años después dirigiría el video-clip de “My Brave Face”), muestra a los

cuatro miembros de la banda formalmente vestidos, posando en un paisaje casi

bucólico, pero que no es nada más ni nada menos que Beachy Head, el punto

suicida más popular de Inglaterra, un promontorio de East Sussex donde desde 1965

a la fecha de la foto 124 personas se habían arrojado al vacío. La contratapa era algo

más realista: a los pies de la banda alcanzaba a verse el cadáver desnudo de un

hombre.

Aunque más realista aún era la contratapa del simple con los temas

“Adrenalin” y “Distant Dreams (Part Two)”. Una fotografía en blanco y negro,

prácticamente un detalle indiscernible para quien no hubiera visitado Auschwitz, de


un grupo de andadores para ancianos, almacenados después de que sus usuarios

fueran destinados a las cámaras de gas.

La televisión psíquica

Así como Throbbing Gristle tuvo una fecha exacta de fabricación, la tuvo también

de vencimiento. El 23 de junio salieron postales desde la Fábrica de la Muerte,

orando en formales letras cursivas sobre un fondo blanco: “La misión está

terminada”. “El arquetipo ha sido investigado, la información está almacenada”,

decía el momento más críptico de la declaración formal contenida en el reverso.

Chris y Cosey, una pareja formalizada, seguirían por su lado. Y Peter, a fines

de 1981, decidió quedarse junto a Genesis, que de manera subrepticia había

empezado a delinear la filosofía de su próxima banda insertando en el simple de TG

“Discipline” (de marzo de ese año) la frase “Música de marcha para la Juventud

Psíquica”. Siempre en Hackney, siempre desde el departamento del número 50 de la

calle Beck, rápidamente Genesis convocó a Alex Fergusson, guitarrista de la banda

punk Alternative TV, y teniendo como norte insuflar melodías y arpegios al caos

sonoro por venir, delineó lo que iba a ser Psychic TV y su organización esotérica

paralela: The Temple Of Psychic Youth (T.O.P.Y.), el Templo de la Juventud

Psíquica. Diversos fueron los proyectos iniciales, incluido el frustrado lanzamiento

de un canal de cable que ofreciera material imprevisto (a la manera de las

madrugadas del Canal J, del otro lado del Atlántico), y todo bajo las ideas

directrices derivadas del pintor ocultista Austin Osman Spare, de Aleister Crowley,

de Charles Manson, del reverendo Jim Jones, de W.S. Burroughs y Brion Gysin, del
enigma del número 23, de la magia sexual y de toda una miríada de influencias

políticamente incorrectas.

El Templo de la Juventud Psíquica llegó muy pronto a ser una organización

sin fines de lucro compuesta por artistas y practicantes de magia ritual, dedicada a la

manifestación de conceptos mágickos centrados en el ejercicio de la neuromancia

combinada con una sexualidad sin culpa. El principal objetivo: romper el control en

todos los niveles sociales, buscando crear un mundo de libertad y respeto mutuo.

El Templo llegaría a contar con “Puntos de Acceso” en varias partes del

mundo, básicamente oficinas en hogares privados a los que podían enviarse los

sigilos, que no eran más que papelitos en los que cada día 23 del mes, a las 23 horas,

el adepto redactaba una fantasía sexual y se masturbaba, agregando sangre y saliva

al semen que depositaba en el trozo de papel. La totalidad de los sigilos era luego

archivada en el departamento de tres plantas de la calle Beck en Londres, el

reservorio de energía psíquica oficial. Genesis había acondicionado la planta baja

con toda una serie de elementos exóticos (desde animales embalsamados hasta

huesos humanos, pasando por instrumentos de tortura que colgaban de las paredes)

y una silla victoriana de dentista, perteneciente a un supuesto profesional de la salud

bucal convicto en la década de 1950 por abusar sexualmente de las pacientes que

sentaba en su consultorio. Llamó al cuarto “la Guardería”, que pese a su falta de

calefacción estaría dedicada a la realización de rituales sexuales. La Guardería no

tardaría en empezar a oler a baño público y el techo a contar con un agujero desde el

que Genesis podía observar los actos sexuales desde el primer piso.

Catalogados por el propio W.S. Burroughs como “un grupo de video que se

integra con música”, los Psychic TV, tuvieron una formación en perpetua
metamorfosis que a lo largo de los años siguientes incluiría a artistas como Monte

Cazzaza, Marc Almond, el malasio David Tibet (por entonces miembro certificado

de la Ordo Templi Orientis, futuro líder de Current 93), Paula Jean Brooking (alias

Paula P-Orridge o Alaura O'Dell, la flamante esposa de Genesis, por entonces

embarazada de la niña Caresse, que también sería parte de Psychic TV), Jordi Valls

(el ser vivo detrás de Vagina Dentata Organ) y una lista eterna de eminencias e

ignotos. Del primer LP, “Force the Hand of Chance”, grabado y editado en 1982,

nace el videoclip “Terminus”, con Peter “Sleazy” Christopherson una vez más como

director de las porciones de metraje originalmente sin título que editó hasta obtener

una cierta coherencia.

“Terminus” es una canción de casi trece minutos que lidia con la cuestión de

saberse moribundo, romantizando la muerte como el ingreso en la paz final, sea

porque esa muerte inminente obedece a la propia voluntad o porque proviene de la

naturaleza o de la maldad de un tercero. En el video, después de una toma en que

Mr. Sebastian, el tatuador y perforador oficial del Templo de la Juventud Psíquica,

termina de tatuar la piel de Genesis (la cabeza de un lobo, animal por el que Gen

pasaría años obsesionado), John Gosling, un fanático de TG vecino de la calle Beck,

se desnuda, se rocía con gasolina, se sienta sobre y envuelve con una sábana y se

prende fuego al mejor estilo monte-budista-inmolándose. El efecto especial no es

tan osado como el de “After Cease To Exist”, y Gosling terminaría por convertirse,

un par de años después, en miembro estable de Psychic TV. Por entonces solo era

un skinhead drogadicto de 20 años.

Un joven llamado Geoff


Geoffrey Rushton festejó su cumpleaños número dieciocho siendo uno de los pocos

asistentes especialmente invitados a la grabación en vivo del disco de Throbbing

Gristle “Heathen Earth”, que tuvo lugar entre las 8:10 y las 9:00 de la noche de un

sábado 16 de Febrero de 1980 en la mismísima Factoría de la Muerte. Geoff, gracias

a Stabmental, el fanzine que presidía junto a un amigo de la infancia, y usando el

correo, había podido establecer una verdadera red de contactos epistolares con los

más prominentes miembros del ambiente de la música industrial, a tal punto que

más una vez había sido sorprendido por una llamada telefónica de Genesis P-

Orridge mientras hacía la tarea para el colegio secundario.

De nacimiento registrado en Mansfield, condado de Nottinghamshire, Geoff

había nacido literalmente junto a la estufa a leña de la cabaña campestre de sus

abuelos en West Burton, y fue el hijo único de un granjero cuyo apellido dejó de

usar después de que su madre volviera a casarse, esta vez con un militar. Después de

vivir un tiempo con sus otros abuelos, esta vez en un criadero de cerdos en

Lincolnshire, fue la profesión de su padrastro lo que lo llevó a pasar la juventud

cambiando constantemente de domicilio, a donde las fuerzas armadas los

remitieran, no solo dentro del Reino Unido, sino también en países como Alemania

o Italia.

De niño había sufrido por un caso bastante agudo de rubeola, y el médico

aconsejó a sus padres que evitara todo contacto con el sol, de lo contrario corría el

riesgo de quedar ciego. Las horas que pasó encerrado en su cuarto a oscuras

pusieron a este hijo de ateos en contacto con todo tipo de criaturas sobrenaturales y

espíritus. No tardó en convencerse de que era un animal igual que sus mascotas, y

de eso pasó al animismo, al paganismo y a la magia. Cuando salió del cuarto podía
hablar con los animales y usaba la plastilina con la que antes jugaba para fabricar

dioses y rendirles culto. Era un ocultista por naturaleza.

La luna se había vuelto un objeto de reverencia, y a ella dirigía los hechizos

que inventaba para enamorar a sus compañeros de escuela.

Sus años escolares podían resumirse en un prontuario. A los doce años fue

diagnosticado con esquizofrenia e internado durante dos meses en un

neuropsiquiátrico por tirar un piano por las escaleras del colegio e intentar

estrangular a un compañero, hijo de un diplomático de las Naciones Unidas. Un año

después, en un internado para muchachos fue iniciado en los placeres de la

homosexualidad por un cocinero de setenta años.

Todavía tenía trece años cuando se vio envuelto en un escándalo con un

famoso en la escuela secundaria mixta Lord Williams's en Thame, Oxfordshire. El

joven Geoff había iniciado en el ocultismo a uno de los hijos del actor de Disney

David Tomlinson (el mismo de “Travesuras de una bruja”), y ambos habían

suscitado el interés de un profesor que les prometió enseñarles a realizar

proyecciones astrales. Y eso hizo, y en circunstancias poco éticas, como podía

esperarse. Cuando se corrió la voz de que un profesor estaba teniendo trato carnal

con dos alumnos, David Tomlinson no dudó en esperar en su limusina al compañero

de su hijo en la entrada del colegio e increparlo con un severo interrogatorio.

Para cuando Geoff dispuso en el piso del baño del colegio cinco cabezas de

cerdo su mala reputación ya era notoria, y las autoridades no dudaron en hacer

intervenir a la policía. Para sus padres ya nada era una novedad: lo habían pescado

queriendo comprar libros de Aleister Crowley. El propio Sumo Sacerdote de la

Wicca, Alex Sanders, Rey de los Brujos, había respondido muy amablemente a una
carta de un Geoff de doce años; y pese a que Sanders mismo había reconocido haber

sido iniciado en la brujería pagana muy temprano y por su abuela, le pidió que

volviera a ponerse en contacto cuando cumpliera los dieciocho años.

No son claras las circunstancias por las que fue expulsado de la universidad de

Sussex, en Brighton, nueve meses después de haber iniciado sus estudios, pero todo

indica que tuvo que ver con algún tipo de escándalo asociado a una performance

pagana dentro del edificio. Para entonces, Genesis P-Orridge, en plena concepción

de Psychic TV y en permanente contacto epistolar, estaba bien al tanto de los

rituales autolesivos en que estaba incursionando el muchacho de 19 años.

En calidad de Guardián del Templo, un 23 de Febrero de 1982, con los veinte

años de Geoff cumplidos días antes, Genesis le envió una declaración/autorización

con membrete del T.O.P.Y. El muchacho viajaría a Londres para ofrecer su cuerpo

(o “base viviente”) como “Miembro a Prueba” en un ritual de iniciación. En su

declaración Geoff exoneró de toda responsabilidad a Psychic TV y se obligó, bajo la

pena de dolor de muerte, a mantener en secreto los detalles del ritual de iniciación al

que iba a ser sometido. Vale recordar que por entonces en el Reino Unido la edad

para prestar el consentimiento para actos sexuales en los varones homosexuales era

de 21 años, frente a los 16 que se requerían para los varones heterosexuales.

Prestado el consentimiento, en una carta fechada el primero de Marzo Genesis

revela el deseo suyo y de Peter Christopherson de usar el ritual como excusa para

filmar parte del material que la banda estaba recolectando para First Transmission,

una versión limitada del sueño de sorprender a los televidentes trasnochados del

mítico Canal J, esa señal de cable neoyorkina cuyas noches aseguraban lo

prohibido. El viaje estaba proyectado para un solo día, una mera visita, pero Geoff
estaba invitado a quedarse en la casa que Peter alquilaba en el número 14 de la calle

Beverly, en el atildado barrio londinense de Chiswick. Se le aseguraba que tendría

acceso a una entrevista con la banda a cambio de ser abusado y mutilado por la elite

del Templo para la causa de la Juventud Psíquica.

Dos días después, un jueves 3 de Marzo de 1982, Peter despachó su propia

carta a Geoff, claramente interesado por ese adolescente siete años menor que él.

“Si querés quedarte a pasar la noche está perfecto - hay suficiente espacio”.

El ardor de Peter debió ser intenso, porque hubo nuevas misivas en el par de

semanas que pasó hasta el arribo de Geoff. “Podemos hacer algunas fotos para

Terminus”, le propuso respecto del videoclip que estaba editando. “Haré afilar mis

tijeras”.

El Canal J

Nunca pudo olvidar el cineasta David Cronenberg, el mismísimo Rey del Horror

Venéreo, la ansiedad que lo invadía en las madrugadas de su adolescencia en

Toronto. Los canales canadienses cortaban su transmisión a la medianoche, y por

entonces, a fines de la década de 1950, con un poco de paciencia e imaginación

podían sintonizarse señales televisivas de la enorme Buffalo, en el estado de New

York, al otro lado del lago Ontario. Una fantasía mórbida invadía al joven David

entonces: la esperanza de toparse con programas o películas que contuvieran toda

esa dosis de sexo y violencia que la moral cinematográfica y televisiva proscribían.

Pasarían más de veinte años hasta que esa misma idea se consolidara en uno de sus

guiones. Videodrome, claro está.


Pero para cuando Videodrome fue estrenada, en febrero de 1983, las

elucubraciones de Cronenberg ya eran, desde 1976, parcialmente una realidad. Los

Psychic TV lo sabían, y para ese febrero de 1983 ya habían estado intentando

cristalizar la premisa de Videodrome o, para ser precisos, del Canal J del barrio de

Manhattan en New York.

Los hogares de Manhattan tenían, desde 1971, acceso gratuito a cuatro señales

de dos empresas locales de cable, los respectivos canales C y D. La programación

era en su totalidad de corte institucional, cuando no religioso, con programas

culturales y políticos.

Fue en 1976 cuando las cosas cambiaron. Ambas empresas de cable,

amparadas no solo en la popular Primera Enmienda sino también en una específica

ley estatal, decidieron poner en marcha una señal de cable designada también

conjuntamente, esta vez con la letra J. La particularidad: sería un canal de espacio

pago. Es decir, cualquier productor o auspiciante podía tener su lugar pagando una

tarifa por hora de aire. No tardó el horario nocturno de protección al menor en

poblarse de material para adultos viciosos y púberes excitados.

Uno de los primeros programas en ser emitido fue “La hora de Jorge el Feo”,

en donde Ugly George recorría las calles convenciendo a mujeres de la noche para

que se desnudaran en callejones y umbrales oscuros. “La hora de Jorge el Feo” se

emitió hasta 1982, en los mismos meses en que los Psychic TV estaban grabando su

material imaginariamente destinado al Canal J.

“Interludios después de la medianoche” era un talk show subido de tono

conducido por una pareja swinger totalmente desnuda. En “Hombres y filmes” se

hacía, por su parte, un repaso de las oscuras películas de porno gay que se producían
en Europa. Se mostraban fragmentos comentados por una voz en off. “Reseñas”, por

su parte, era un programa de media hora con videos de mujeres posando desnudas.

Había también comerciales de infladores de bicicleta que potenciaban la erección

masculina, otros donde las escorts ofrecían sus servicios, un programa que promovía

el uso de la marihuana... Dado que la Primera Enmienda no protegía el porno

hardcore por cable de acceso público, las penetraciones eran blureadas o tapadas por

una burbuja negra, pero eso permitía mostrar incluso videos de zoofilia.

Más trascendentes que todo lo anterior fueron los programas “Midnight Blue”

(Medianoche porno) y “El show de Robin Bird”. Se filmaban, al igual que los

anteriores, en las instalaciones de TV Studio Inc., sobre la calle 23ra. En el primero,

conducido y producido por Al Goldstein, el editor de la revista Screw, podían verse

sketches humorísticos subidos de tono, reseñas de películas XXX, entrevistas con

actrices porno, transmisiones desde clubes nocturnos... Y por el segundo, conducido

por la ex-actriz porno del título, circulaban strippers, los televidentes podían llamar

y salir al aire y no era inusual que todo terminara en una orgía simulada mientras los

títulos finales corrían.

La idea de producir material para las madrugadas del Canal J (o 23, como fue

denominado años más tarde) fue desechada finalmente por Genesis P-Orridge y

Peter Christopherson, pero eso no impidió que parte del metraje planificado fuera

efectivamente producido, incluso parcialmente financiado por el Canal 4, como

parte de un programa de estimulación al cine experimental británico y gracias a la

participación del director de cine Derek Jarman en uno de los segmentos. Este

detalle, el de la financiación, devendría en una ironía más que significativa diez

años más tarde.


Pero cuando a mediados de 1982 el T.O.P.Y editó un folleto introductorio a

la organización llamado El libro gris, de 23 páginas en formato A4, los seguidores

de Psychic TV que lo ordenaron por correo se encontraron con un extraño

formulario de envío. A cambio de “una donación” de 23 libras y una declaración

jurada absolviendo al Templo de toda responsabilidad legal, el remitente recibía un

pack con dos videocasetes de una duración total de cuatro horas.

“First Transmission” carece prácticamente de créditos y se inicia con las

imágenes más características de Psychic TV (una calavera y la cruz psíquica)

enmarcadas dentro de lo que parece ser la señal de transmisión de un canal de

televisión.

Comienza el primer segmento con la figura en penumbras de un hombre de

saco y corbata detrás de un podio seudoreligioso haciendo una mímica sin

sincronización de las palabras grabadas por Mr Sebastian para el tema de Psychic

TV “Message From The Temple”, una especie de manifiesto del T.O.P.Y.. El

“vocero del Templo”, no acreditado en la cinta, es el director de cine Derek Jarman,

quien en realidad estaba leyendo un texto de Geoffrey Chaucer; y esta es la

colaboración suya que permitió la parcial subvención por parte del Canal 4.

El ritual de la Juventud Psíquica

Finalizado el mensaje de Derek Jarman, se inician los cuarenta minutos de “The

Ritual ov Psychick Youth” en la jerga del T.O.P.Y. ciertas palabras son sustituidas

por versiones fonéticamente idénticas, como, en el caso, “of” por “ov”. La cruz

psíquica que simboliza al T.O.P.Y. (una especie de antena de televisión formada por
una vara vertical cruzada por otras tres, una más larga en el centro y las otras más

cortas e idénticas arriba y abajo de la horizontal) es visible por varios momentos en

su forma física, totémica. En otro altar hay una fotografía de Aleister Crowley.

La iluminación es escasa, lo cual aumenta la confusión. Todo el ritual de

iniciación se centra en el sometimiento del recién llegado a Londres Geoffrey

Rushton, encapuchado y atado por sus manos a cadenas colgantes.

Primero Genesis rocía el cuerpo del proto-gimp con lo que parece ser un

coagulante en aerosol y después lo atan a una especie de cama sin patas y lo

espolvorean con ceniza. Ahora parece estar listo para ser sometido a cierta variedad

de vejaciones: lo cortan con un cuchillo para marcarle con tajos la cruz psíquica,

escupen sobre las heridas, lastiman sus genitales. Las heridas son reales, no hay

rastros de efectos especiales.

Breves tomas de sexo explícito, de una Paula P-Orridge en atuendo

sadomasoquista siendo flagelada con pinzas; de Paula con los ojos vendados,

maniatada al sillón del dentista pervertido, siendo violada y luego asesinada de un

tiro por un individuo vestido con mameluco cuyo rostro no vemos; inyecciones

intravenosas, mortificaciones varias y un sujeto orinando en una vasija a través de

una sonda quirúrgica; todo enmarcado por la música de Psychic TV, una larga

cacofonía que va desde una inquietante melodía de piano hasta ensordecedoras

kanglings (cornetas tibetanas hechas de fémures humanos, bien de un asesino,

alguien que murió con violencia o una virgen de 16 años), potenciadas por gritos.

Los últimos minutos carecen de música ambiental, pero el audio original

tampoco ayuda que restarle morbosidad a lo que se ve: potencia la sensación de que

todo es real. En el final Geoff es orinado por David Tibet (en una toma producida el
mismo día en que ambos se conocieron) y termina por recibir lo que parece ser una

enema de sangre. También el rostro de Sleazy Christopherson pueden ser

identificado en un par de tomas.

Polarvision

Luego de un interludio consistente en una imagen de la Virgen María

lumínicamente animada seguida luego de algunos minutos de extrañas tomas de

desnudez genital femenina acompañada de manos anónimas, todo enmarcado por

una inquietante musiquilla repetitiva, llega el lapso más impactante de “First

Transmission”, una película que hace palidecer al suplicio que acaban de vivir

Geoff y Paula en el ritual de la Juventud Psíquica.

En la pantalla hay un texto que ora:

“EL SIGUIENTE METRAJE DE POLARVISION FUE RECIBIDO VIA

NUESTROS CONTACTOS EN SAN DIEGO, U.S.A.

EL DEPARTAMENTO DE POLICÍA DE ESA CIUDAD AFIRMA NO

TENER CONOCIMIENTO DE LOS EVENTOS QUE TIENEN LUGAR EN ESTE

FILM”.

Tomas registradas desde un vehículo en movimiento, con audio de ambiente.

Todo parece datar de fines de la década del setenta, a juzgar por las vestimentas y

demás detalles ambientales correspondiente a algún territorio urbano del sur de

California. Filmaciones furtivas de skaters, típicas de un pederasta.

Pasamos a una habitación de hotel donde un adolescente en ropa interior

(¿con sus dieciocho años cumplidos?) exhibe repetidas veces sus genitales con bello
ante la cámara. Por momentos es él mismo quien la maneja, bajo las instrucciones

de otro. Un noticiero de San Diego puede escucharse de fondo.

Nuevas tomas en exterior, y volvemos a una habitación de hotel, donde

varios adolescentes varones (aquí la minoría de edad de algunos es manifiesta)

yacen en un estado de letargo inducido sobre diferentes camas con apósitos con un

ligero sangrado o con sangrado sin apósito en sus antebrazos izquierdos. Algunos

han sido vistos ya en las tomas callejeras, lo cual insinúa casos de abducción, o bien

de seducción o chantaje.

El carácter amateur de la filmación es manifiesto: largas tomas del televisor

en los interiores, con una serie y una película sintonizadas sin relación con el

contexto, continuos saltos y movimientos bruscos de la cámara y el principal

detalle: la totalidad del metraje proviene de una cinta de Polarvision (de

características similares a las del formato super 8mm). El Polarvision fue un sistema

de filmación casera que Polaroid puso en el mercado entre 1977 y 1979, cuando

dejó de fabricar los equipos (cámara y proyector). Fue, en pocas palabras, la versión

de revelado fotográfico instantáneo adaptada al video.

Más escenas urbanas una autopista, concretamente, y volvemos al primer

adolescente en su respectiva habitación de hotel. Sobre una mesa alguien vestido

con bata de cirujano, a quien la cámara ahora fija no toma, realiza en su antebrazo

izquierdo un pequeño procedimiento quirúrgico, implantando una especie de micro-

chip que, en el que parece ser un momento posterior, el individuo de bata conecta

con cables y electrodos a una batería con intensidad graduable, transmitiendo

electricidad al cuerpo del joven, que se contorsiona espasmódicamente mientras se

le toma el pulso a intervalos. Luego es el propio joven quien acciona la batería. El


pene semirrecto fuera de su calzoncillo, sumado a lo que parece ser semen

desparramado, resultan un indicio de que el dispositivo del “doctor” tiene como

finalidad producir orgasmos.

De nuevo tomas de la calle, y otra vez el “doctor” colocando el micro-chip

en otro adolescente. Esta vez vemos al científico de cuerpo completo, y puede

notarse un increíble parecido físico con el actor encargado de personificar al Dr.

Francis B. Gröss, el presentador en la saga de películas mondo “Faces of Death”. El

joven se introduce en una cama, el “doctor” lo ausculta, otro muchacho es

intervenido en su antebrazo izquierdo y se retira después de recibir dinero. El

“doctor” coloca los electrodos en el anterior conejillo de indias, lo pone “en trance”,

le paga y lo envía afuera después de entregarle la batería.

Estos dos últimos jóvenes son filmados utilizando sus dispositivos

recostados sobre unas rocas junto a una playa. Oímos el ruido del mar y un noticiero

mejicano.

Ahora se ve material de monitoreo médico, uno de los dos jóvenes es

acostado sobre una mesa boca abajo, con una lámpara eléctrica de hogar entre sus

piernas. El otro asiste al “doctor” mientras opera sobre la cintura del primero con

tijeras y bisturís, insertando in situ un micro-chip e instalando el dispositivo

eléctrico en experimentación, para empezar a suministrar descargas. Pero algo sale

mal y el adolescente muere o al menos eso sugiere la falta de signos vitales

constatada por el enojado “doctor”.

Autopista otra vez, la frontera con México, tomas del primer joven del

segmento usando los electrodos, aunque sin mayores resultados. Volvemos a las
calles, otra desordenada habitación de hotel de mala muerte, música tradicional

mexicana emitida por una radio en castellano, unos diarios mexicanos sobre la

cama.

Otro muchacho, una vez más en el límite dudoso de los dieciocho años (es

solo el beneficio de la duda) se desnuda y es atado a una cama. Previa marca con un

fibrón sobre la base de su pene, la cirugía comienza. Esta vez no es Cosey Fanni

Tutti extirpando los testículos de Chris Carter... Esta vez es un falo lo removido,

para poder insertar los electrodos que se supone deberían permitir al cuasi-eunuco

tener un orgasmo sin pene, erección o eyaculación. (Se supone que en la década de

1950 el científico psiconauta John C. Lilly había llevado a cabo un experimento

similar con monos, sin mutilación genital, solo estimulando con electrodos cierto

sector del cerebro, e incluso permitiendo al sujeto experimental manipular a

voluntad el generador de descargas eléctricas, al igual que momentos antes en esta

película). En la última toma está el joven con la herida totalmente curada, orinando

por el orificio en un bol.

A primera vista puede considerarse perfectamente auténtico el metraje. Y al

menos es lo que los pocos que han podido verlo quieren creer, ya que de lo contrario

se encuentran ante la posibilidad de haber entrado en contacto con un material

ilegal. Pero también puede dudarse de su veracidad.

En primer lugar, porque el Templo de la Juventud Psíquica no tenía, al

menos al momento del lanzamiento de “First Transmission”, contactos oficiales en

San Diego. Por entonces, si bien la única base o punto de acceso en Norteamérica sí

estaba en California, solo tenía una casilla postal en Berkeley, a cargo de Monte

Cazazza y su amante, quien sí pudo haber sido un posible colaborador en la


filmación: en el artículo publicado en el número 13 del ignoto fanzine New Wave se

informa que “Un film fue hecho con TG donde Monte y un chico de 14 años eran

electrocutados.” De haber algo de verdad en este dato, y teniendo en cuenta que el

video atribuido a Sleazy, Genesis y Monte llamado “Death Wish”, de 1977,

consistió en imágenes tomadas de la televisión, la producción de “Polarvision”

podría datar de los días de Throbbing Gristle, es decir, probablemente en Mayo de

1981, cuando la banda se presentó en San Francisco para dar un último show antes

de separarse. Refuerza esta hipótesis una afirmación del propio Monte Cazazza al

ser entrevistado para “Industrial Culture Handbook” (números 6 y 7 de la revista

RE/SEARCH, 1983):

“R/S: ¿Todavía hacés simulacros de heridas?

MONTE: Sí. Sleazy me enseñó cosas, y yo sigo practicando. (...)”

En segundo lugar, la veracidad del film puede ser puesta en duda ya que, si

bien los saltos y movimientos bruscos son propios de una cámara de mano

Polarvision, es probable que los mismos puedan haber sido utilizados para disimular

los cortes de edición. En tercer lugar, porque la fijación con la mutilación genital, la

generación de orgasmos mediante una batería y los efebos, sumada a una

impresionante habilidad para producir efectos especiales gore señala a una sola

persona dentro del clan del T.O.P.Y., especialmente si se revisan las fotos de

adolescentes semidesnudos en situaciones morbosas que ya en la década anterior

había producido y que hoy pueden consultarse sin mucha complicación en la

internet.

Y esa persona, para el caso de que no haya sido adivinado, es Peter “Sleazy”

Christopherson.
En el número 3 del fanzine alemán The Feverish, publicado en Abril de

1985, Geoff Rushton (para entonces re-bautizado John Balance, entre otros

seudónimos) y Peter Christopherson, en calidad de miembros del dúo llamado Coil,

sin duda la más importante escisión que tuvo Psychic T.V., brindan un detallado

perfil de cada uno de ellos y del proyecto musical en el que llevan apenas un par de

años inmersos. Sobre el final del perfil de Peter, bajo el título “Experiencia privada

en filmación” se enumeran dos trabajos. Uno es “Terminus”, el videoclip. Pero en

segundo lugar se detalla: “Produjo y dirigió el film de 58 minutos ‘Polarvision’, a la

fecha no estrenado”.

Definitivamente puede afirmarse que “Polarvision” es el film sin

denominación y de discutida legalidad que integró los VHS de “First

Transmission”. Y el interrogante más fácil de responder sería por qué el propio

director, lo suficientemente orgulloso de su obra como para mencionarla en su

curriculum vitae, se encargó durante los años ochentas de ocultar la realidad de su

disponibilidad.

El resto de las primeras transmisiones

“First Transmission” se completa con un separador con música de Psychic TV y las

iniciales de la banda girando en 3D; con una especie de comercial sobre la

“Máquina de Sueños” de Brion Gysin, un dispositivo de luz parpadeante que

estimula el nervio óptico y altera las oscilaciones eléctricas del cerebro generando

alucinaciones transitorias, todo con música de los Maestros Músicos de Jajouka; con

“Thank You, Dad”, un cut-up de más de media hora de sermones y grabaciones de

servicios religiosos de Jim Jones, líder del culto al que llevó al suicidio en masa en
1978, combinado con imágenes del biopic de 1980 “Guyana Tragedy: The Story of

Jim Jones” (“Gracias, papá” era la fórmula reverencial usada en forma obligatoria

por los seguidores después de tener cualquier tipo de trato con Jones); con una

mujer vistiéndose junto a una ventana; con una entrevista televisiva a Genesis P-

Orridge y a Peter “Sleazy” Christopherson; o con “Psychoporn”, un corto de Sleazy

donde un molesto cotorreo industrial musicaliza imágenes de películas porno gay

deformadas por un decodificador de cable, recibiendo jocosamente la denominación

respectiva de sonidos de ritos de iniciación masculina de Nueva Guinea e imágenes

de ritos de iniciación masculina de América.

Pero antes de Psychoporn y del final (un collage de todo lo que se vio en las

anteriores tres horas y media, incluyendo tomas descartadas), “First Transmission”

contiene una colaboración de quien bien podía por entonces haber sido llamado el

quinto Throbbing Gristle: Monte Cazazza, el amigo californiano de Genesis y

Cosey, el creador del concepto de “música industrial para gente industrial”.

“SXXX-80” es un corto de 13 minutos que Monte protagonizó y co-dirigió con

Tana Emmolo Smith en 1980 y usando una cámara de 8 milímetros.

Tana Emmolo Smith, una especie de Soo Lucas con aspiraciones artísticas,

es la violinista que para entonces había colaborado en las presentaciones en vivo

conjuntas de Monte con Factrix, una banda industrial de San Francisco (puede

vérsela tocando en el video-home “La noche del súcubo”). En SXXX-80 Tana se

corta mechones del vello púbico, deja caminar sobre sus labios vaginales un enorme

ciempiés negro y después se ocupa de llevar a cabo algunas inserciones, mientras

Monte abre con un escalpelo una úlcera en el tronco de su propio pene.


SXXX-80, junto con El ritual de la Juventud Psíquica, fue incluido por Monte

en el seudodocumental sensacionalista en clave “Rostros de la Muerte” editado en

1986 llamado “True Gore” (Gore verdadero). Dirigida por un tal Matthew Causey,

dada la tendencia de los autores de películas mondo a usar seudónimos, es incluso

posible que Causey sea el propio Cazazza, quien solo está acreditado como

“consultor creativo”. La cinta está plagada de escenas o imágenes de muertes reales

(autopsias, accidentes de tránsito, las últimas palabras de Jim Jones, videos

educacionales sobre enfermedades venéreas, suicidios), además de una sesión de

tortura con el popular método del submarino, donde la víctima es Monte, y las

filmaciones completas de un cerdo vivo siendo viviseccionado con un soplete y de

un gato siendo lobotimizado.

La muerte de Ringo

Mientras Psychic TV terminaba de grabar su primer L.P., Ken Thomas, el único

ingeniero de sonido capacitado para entenderlos (con un prontuario por haber ya por

entonces trabajado con Clock DVA, 23 Skidoo, Lemon Kittens, Buzzcocks, P.I.L.,

Wire...), conoció a Hugo Zuccarelli a través de su amigo Mike King, socio de este

último. Zuccarelli era un joven argentino que había diseñado un sistema de

grabación que parecía pensado para Genesis y su gente. Se llamaba holofonía, y era

el equivalente en audio a la holografía. Partiendo de la premisa de que escuchar es

un acto activo, en tanto y en cuanto no solo el oído humano recibe las frecuencias

del sonido, sino que también su cerebro las emite para poder darles una cualidad

espacial y saber de dónde proviene el sonido, el sistema de Zuccarelli no usaba

micrófonos para grabar, sino una réplica exacta de una cabeza por él fabricada, que
reproducía el conducto del oído humano y el cerebro con sacos rellenos de líquido y

materiales que no estaba dispuesto a revelar. Ringo, como había llamado Hugo a la

cabeza con cuello y hombros de polietileno por su parecido con el boxeador Oscar

“Ringo” Bonavena, se conectaba a una caja negra que registraba en forma digital el

sonido tridimensional que después se trasladaba a cintas de video.

Pink Floyd ya había grabado los efectos de sonido para “The Final Cut” con

este sistema. Paul McCartney quería comprar la patente. Y la CBS estaba dispuesta

a darle una oportunidad la cualidad tridimensional de estas grabaciones,

produciendo un disco entero de holofonía. Si es que alguien estaba dispuesto a

hacerlo.

Genesis, Sleazy y Alex Ferguson pasaron junto a Ken Thomas y Hugo

Zuccarelli todo Febrero y Marzo de 1983 grabando “Dreams Less Sweet”, el

segundo disco de Psychic TV, en un estudio especialmente instalado para ellos en

Farnborough, una localidad situada en el condado de Hampshire, al suroeste de

Londres.

Ringo era tratado por Hugo cual si de un ser humano se tratara: debía dormir

ocho horas por día y estar confortable para poder funcionar correctamente. Una

premisa, esta última, que por cierto no cumplían demasiado cuando de grabar se

trataba. Genesis le gritaba las letras en la cara, hicieron que un auto pasara por

encima mientras Gen lo sostenía desde adentro de una alcantarilla, contrataron a un

militar retirado especialista en efectos sonoros de armas para que le disparara

rozando la cabeza con balas de ametralladora, lo rodearon de petróleo en un

descampado y prendieron fuego (olvidando a Genesis en medio de las llamas), lo

expusieron con un entrenador de perros de ataque a las mordidas y los gruñidos


furiosos de los animales (la misma grabación fue cedida a Jordi Vals para que,

sintetizador de por medio, grabara el primer disco de Vagina Dentata Organ, “Music

For Hashishins”), lo colgaron del techo y lo hicieron ondular mientras la banda

zapaba, Mr. Sebastian le hizo un tatuaje, Monte Cazazza grabó su voz llamando por

teléfono desde San Francisco y el luchador de artes marciales Bob Breen, vecino de

Hackney, se encargó de repartir golpes alrededor de su cabeza. Grabaron en Caxton

Hall, el edificio de Westminster en el que Aleister Crowley realizó el espectáculo

público de los Ritos de Eleusis en 1910, en la iglesia de Christ Church en

Hampstead y en las cavernas de la Abadía de Medmenham, antiguo lugar de

reunión del Hell Fire Club.

El disco fue editado en octubre de 1983. En su portada, una orquídea aparece

adornada en su ginostemo por un “Príncipe Alberto”, el doloroso y riesgoso piercing

consistente en un aro que atraviesa el glande. Escuchado en la forma adecuada, con

auriculares o situándose en el medio de dos parlantes enfrentados, en la oscuridad

absoluta, “Dreams Less Sweet” surte un efecto mágico desde la primera canción,

con la voz de Genesis asaltando desde diferentes ángulos del espacio real del

oyente.

Aunque el momento más interesante desde un punto de vista experimental e

incluso psicológico está en el final del lado A del disco en su edición en vinilo. Las

paladas de tierra se sienten caer en la cabeza del oyente. Porque los Psychic TV

viajaron al pueblo de Farnham a comprar en una funeraria un ataúd barato en el que

meter la cabeza de oídos mecánicos, cavaron una tumba en terreno del estudio y

enterraron vivo a Ringo. Una vez más, Genesis P-Orridge y Peter “Sleazy”

Christopherson, los verdaderos cerebros intelectuales del disco, lograban exceder


los límites de la industria musical, esta vez garantizando la experiencia virtual de un

enterramiento prematuro.

Un lento pasaje a la transparencia total

Pese a la evidencia de algunos escarceos solistas en el otoño de 1982, se ubica el

nacimiento de Coil en Mayo de 1983, con el joven Geoff Rushton adoptando

oficialmente el seudónimo “John (o Jhonn, o Jhonn) Balance” (aunque algunos por

entonces lo llamaban “Legion”) y grabando una limitada serie de demos

atmosféricos, piezas industriales casi inacabadas destinadas a ser usadas como pistas

base en actuaciones en vivo. Seguía siendo miembro de Psychic TV, y al integrarse

a Zos Kia ambos proyectos se volverían, durante la segunda mitad de ese mismo

año, prácticamente indiscernibles.

Zos Kia era el proyecto que bajo el seudónimo Joan d'Arc comandaba John

Gosling, y la formación incluía a una joven llamada Min Kent. Min, usualmente

ocupada con la percusión, era la cantante de lo más cercano a un hit que tuvo la

banda: “Rape” (Violación), un racconto pormenorizado del ataque sexual sufrido en

carne propia en un predio rural de Australia. “Pija dura embistiendo por mi

garganta. Mordé. Pateá. ¡Cuchillo! Silencio. No me suelta. Los estremecimientos de

mi cuerpo mantenidos a raya. Inmovilizados por un cuchillo”. Cualquiera que

escuchaba esta canción difícilmente olvidaba el grito que sucedía a esas palabras.

Las presentaciones de Coil y/o Zos Kia contaban con el respaldo de Sleazy,

quien se encargaba de disparar las pistas base sobre las que el resto ejecutaría la

percusión, el violín y, por entonces el arma de elección de John, el Chapman Stick

(ese cordófono híbrido entre bajo, guitarra y teclado que Tony Levin de King
Crimson popularizó). Para “A Slow Fade To Total Transparency”, en la última

semana de agosto de 1983, en la Air Gallery de Londres, contaron con la

participación de Marc Almond, quien por entonces ya había probado las mieles del

éxito con Soft Cell pero tenía a sus espaldas toda una juvenil e ignota carrera dentro

del arte performático. Sin embargo, durante los 23 minutos que dura la actuación, el

lugar de Almond es en la retaguardia, leyendo a los gritos por sobre los zumbidos y

chirridos de la cinta que Sleazy, también oficiando de fotógrafo, ha dejado

corriendo. Los asistentes escuchan imprecaciones del tipo de “sos como una bolsa

de colostomía reventada, un verdadero desastre de mierda”, en lo que es una porción

de un diario íntimo donde se defenestra a un ex amante con quien se han sufrido la

violencia y la adicción a las drogas por partes iguales.

Pero el plato fuerte de “A Slow Fade To Total Transparency” es la

performance de los dos Johns, Balance y Gosling. A mitad de camino entre las

acciones de Otto Muehl, Hermann Nitsch, Coum Transmissions o los Virgin Prunes

con sus “Pig Children”, Balance, vistiendo una máscara lisa color piel y una tanga

sadomasoquista, y Gosling, con un camisón de abuela que pronto se saca, hacen su

aparición mientras suena la pista de sonido de una de la escenas coprofílicas de

“Salò o le 120 giornate di Sodoma” (con la orden “Mangia, mangia!” incluida, que

más tarde usarían en el tema “Homage To Sewage” -Homenaje a las alcantarillas-).

Sangre de utilería, torniquetes varios con alambre, brillantina, aceites, pomadas y

líquidos varios usan los dos muchachos para enchastrarse y flagelarse, y eso incluye

el producto de la micción de Gosling. Pasados unos quince minutos, un asqueado

Nick Cave, que había llegado engañado por J.G Thirgwell, se retira de la sala, y este

es un detalle comprobable gracias a la labor del artista conceptual galés Cerith Wyn-
Evans, quien, por entonces ocupado con filmaciones en Super-8, registró todo con

su cámara. Anita Lane, a diferencia de Cave, que por esos días dejaría de ser su

pareja, se quedó y ayudó a los muchachos a limpiarse.

Para diciembre de 1983 la decisión de John Balance ya estaba tomada: dejaría

Psychic TV. El papel de líder de culto que había asumido Genesis dentro del

Templo de la Juventud Psíquica entraba en clara contradicción con los postulados

iniciales, y lo ocurrido en el viaje al festival Berlin Atonal ese mismo mes había

sido la gota que rebasó el vaso, con Genesis pernoctando con Paula en el

departamento de la famosa yonqui Christiane F. mientras el resto de la banda

dormía en el suelo de un edificio tomado por sus anfitriones alemanes. Dejar PTV

era dejar Zos Kia, ya que Gossling seguiría dentro de la órbita de Gen, pero eso no

era un problema. Si algo hasta entonces le había impedido dejar la banda que con

tanta simpatía lo había acogido, eso era su relación con Peter. Ambos ya eran

oficialmente una pareja, y la historia de colaboraciones y lealtades artísticas entre

Gen y Sleazy era un poco más resistente que la admiración convertida en desengaño

del joven John. Anunciar su partida era complicar las cosas entre esos dos viejos

amigos, pero para enero de 1984 Peter autorizó a su “perrito” (como llamaba por

entonces a su novio) a levantar el teléfono y darle a un ofuscado Genesis la noticia.

Sleazy, ya por entonces conocido por su paciencia, su candidez y su rectitud, nunca

olvidaría uno de los últimos consejos que le dio a Genesis al verlo erigirse en líder

indiscutido del Templo de la Juventud Psíquica: “Destruí todos los videos o fotos

que puedan incriminarte frente a las autoridades”.

Durante los siguientes meses la pareja se entretuvo con la grabación del

primer E.P. de Coil y de una colaboración con el oscuro californiano Boyd Rice.
El E.P. se llamó “How To Destroy Angels” —Cómo destruir ángeles, nombre

que, 25 años después y con la bendición de Peter, Trent Reznor tomó para su última

banda—, y se subtituló como “Música ritual para la acumulación de energía sexual

masculina”. Grabado en marzo en los estudios Brittania Row, propiedad de los Pink

Floyd y donde los Joy Division produjeron “Closer”, durante sus sesiones todo el

personal femenino debió ser evacuado por pedido del dúo.

Para grabar con Boyd Rice alquilaron uno de los dos únicos sintetizadores

Fairlight que existían en el Reino Unido. Casualmente, el instrumento había tenido

como locataria anterior a Kate Bush, por entonces grabando su quinto disco,

Hounds of Love. Balance reverenciaba de tal forma a la cantante, que insistió para

que se usaran los ruidos que Bush había cargado en el sintetizador. Y esos ruidos

son precisamente las explosiones, el vidrio rompiéndose y los escombros volando

que conforman las cuatro “canciones” resultantes de esa única sesión. Los chillidos

de cerdos muriendo en un matadero que se escuchan en “Pope Held Upside Down”

(El Papa colgado cabeza abajo) provinieron del archivo personal de Sleazy.

Llamaron al producto Sickness of Snakes, y fue editado en uno de los lados de

“Nightmare Culture”, un E.P. que compartieron con Current 93.

Por esos mismos días, el ya mencionado músico industrial J.G. Thirlwell

(también conocido como Clint Ruin y Foetus) caminó las cuadras que separaban

Slut’s Hole de la parada Stamford Brook de la línea District del subterráneo

londinense. El número 14 de Beverley Road era la única casa de la cuadra con la

puerta y los marcos de las ventanas pintados de negro. Slut’s Hole no era más que el

estudio de Coil, en la planta superior de la casa en que vivían John y Peter, en

Chiswick. El nombre (“el agujero de los putas”) había sido tomado de la


denominación antigua de la callejuela Chiswick Wharf, que en el siglo XII

albergaba una hilera de viviendas precarias apuntaladas contra las paredes del patio

de la iglesia de San Nicolás y que por un recodo conducía a un embarcadero donde

las prostitutas esperaban a los marineros.

Pero el motivo de la visita de Thirlwell al nuevo Slut’s Hole no era el placer

sexual, sino escuchar los demos del disco que estaba por producir, llamado

provisoriamente “Música funeraria para la princesa Diana” —vale recordar que

estamos en 1984—. Se supone que por entonces JG ya había tenido sexo con Lydia

Lunch y eso indica que nada tendría la virtualidad de asustarlo, pero las versiones de

lo que pasaba en esa casa de dos plantas eran, como mínimo, inquietantes. El propio

David Tibet, de Current 93, afirmaba que una de las habitaciones había sido

acondicionada como una celda carcelaria, y que era usada por Sleazy para

masturbarse en sesiones de sangrienta autoflagelación.

Peter, siempre simpático, atendió la puerta y guió al productor hasta el

estudio. En el pasillo superior, al salir de la escalera, Thirlwell alcanzó a ver, por el

rabillo del ojo y detrás de una puerta semiabierta, a John maniatado, en el suelo,

sujeto a la tasa del inodoro. La siguiente puerta junto a la que pasaron daba a una

habitación de paredes negras decoradas por hojas de lo que más tarde comprobó

eran páginas de “Los 120 días de Sodoma” manchadas de sangre. No había cama,

solo un colchón en el piso.

“Esto es lo primero que hicimos”, dijo Peter. “Y trata sobre los sospechosos

placeres de ser atado a un inodoro. Usamos descartes de ‘Cómo destruir ángeles’ y

John tocó el bajo Chapman usando un EBow. Los sonidos y las voces son de

algunas grabaciones... privadas. Ya sabés, rituales y cosas orgiásticas...”. Thirlwell


se esforzaba por distinguir lo que estaba pasando en esa cinta, detrás de los

zumbidos graves, porque no se atrevía a preguntar de qué tipo de “grabaciones

privadas” se trataba. Palabras como “eso es realmente bueno” o “en tu cara” fueron

lo único que pudo sacar en limpio. “Se llama ‘La fiesta de cumpleaños de los

obreros del alcantarillado’”, agregó Sleazy, y después de revolver entre sus

ejemplares de Scatboy, Spartacus Guide y Dungeon Master le alcanzó el número 24

de la revista sueca de porno gay sadomaso MR SM, de donde había salido la

inspiración. El nombre de la ¿canción? era el título de uno de los cuentos que en las

páginas de ese número estaban publicados. JG apenas alcanzó a leer: “(...) Para cada

cumpleaños, el cumpleañero recibía un “tratamiento” especial de parte de la

cuadrilla. Seguía el patrón usual, atado al sanitario y usado como mingitorio por un

par de horas. Lo que Steve no sabía era que muchos de los muchachos estaban

hartos de sus modales arrogantes y querían hacer algo extra. (...) Dave agarró un

trapo, lo hundió en el sanitario con su mezcla de mierda y pis y repentinamente lo

encajó en la boca de Steve. (...) Era imposible para él moverse o decir algo. Estaba

completamente a merced de sus compañeros (…).”

El disco que grabarían a partir de los demos que esa tarde escucharon se

editaría a fines de 1984 con el nombre de “Scatology”. Sabiendo con que bueyes

araba, cuando John no lograba darle la expresión correcta a su voz en el cover de

“Tainted Love” que grabaron durante las mismas sesiones, JG Thirlwell le pidió a

Sleazy que se metiera en la cabina de grabación de voces y le retorciera el brazo

contra la espalda a su novio mientras cantaba. El resultado del dolor del veinteañero

pudo escucharse al año siguiente en el E.P. “Panic/Tainted Love”.


Despertando el infierno de Clive Barker

Las sesiones de “Scatology” tuvieron, entro otros colaboradores, a Steven Thrower,

un muchacho de Wakefield, de la misma edad que John, con quien Peter tenía una

amistad epistolar. Steven tocaba instrumentos de viento y tenía un proyecto musical

llamado Posession (en homenaje a la película de Andrzej Zulawski). Co-compuso

dos de las canciones de “Scatology” (“At The Heart Of It All”, una zapada en vivo

con Peter y John, y “Solar Lodge”). En el verano boreal de 1985 Steven se mudó

definitivamente a Londres, consiguió trabajo de media jornada en la librería

Forbidden Planet, sobre la calle Denmark, y pasó a ser un miembro permanente de

Coil.

Cuando un día de ese mismo año entró Clive Barker en el local, como un

cliente más, Steven ya había tenido oportunidad de leer los “Libros de Sangre”,

gracias a la recomendación de un escritor amigo, nada más ni nada menos que

Ramsey Campbell. La charla llevó a una salida para tomar algo. Más tarde fueron al

departamento de Steve, donde a este se le ocurrió mostrarle a Barker las canciones

de “Scatology”. Y entonces cualquier posibilidad de llegar a una instancia sexual se

diluyó: el escritor estaba demasiado impactado por lo que escuchaba. Habiendo

trabajado como prostituto antes de volcarse a las letras, casi de manera previsible

“The Sewage Workers Birthday Party” (La fiesta de cumpleaños de los obreros del

alcantarillado) fue una de las pistas del disco que más le fascinó. En sus propias

palabras, Coil era la primera banda que le hacía “revolver las tripas”.

El siguiente paso fue inevitable: Clive Barker quería conocer al resto de Coil.

Cuando se sentaron ese atardecer a tomar café en la cocina del número 14 de

la calle Beverly, la química entre Sleazy y el escritor fue instantánea. Este último les
había llevado el manuscrito de una novela corta que esperaba publicar el año

siguiente: “El corazón condenado”. También tenía en preparación el guión de lo que

iba a ser la adaptación cinematográfica. “Yo mismo voy a dirigirla”, les aseguró.

Hablar de cine los llevó a hablar de pornografía, y en eso estaban cuando

Sleazy sacó su colección de revistas PFIQ (siglas de “Revista Trimestral e

Internacional para Fanáticos del Piercing”) y reveló que tenía perforado su propio

pene. Pero el material de PFIQ iba un poco más allá de un Príncipe Alberto. Clive

pasó las páginas durante más de media hora, hipnotizado por las fotos de

bifurcaciones peneanas, escarificación y deformaciones voluntarias varias, con

mucho cuero y metal involucrado.

Aprovechando el interés del nuevo amigo, Peter le mostró las fotos que había

conseguido de perforaciones rituales llevadas a cabo en Sri Lanka, con docenas de

garfios atravesando cada piel al estilo de la película “Un hombre llamado caballo”,

pero colgándose objetos de diverso peso de las cadenas. Cliver Barker había dado

con el eslabón que le faltaba a su guión: el toque final para el aspecto físico que

tendría la versión cinematográfica de Pinhead y el resto de los cenobitas.

“Quiero que ustedes hagan la música para mi película”, dijo entusiasmado

antes de irse. “Me encantaría una combinación de sonidos extremos e inquietantes

con otros orquestales y melancólicos”. A los tres miembros de Coil no los turbó en

lo más mínimo la proposición. Coincidieron en que lo que Clive buscaba era un

híbrido entre las bandas sonoras de “The Texas Chaisaw Massacre” y “Carrie”.

“Cualquier técnica que se pueda aplicar a un film, se puede aplicar a la música”, era

el lema de Sleazy. “Trabajé con el compositor Billy McGee para Psychic TV, y los

de la orquesta de cuerda de Marc Almond son amigos nuestros”, le aseguró.


“Podemos escribir el esqueleto de la banda sonora con los sintetizadores y después

ellos podrán agregar el resto”.

Cuando un año después empezó la filmación de Hellraiser (tal fue el título

definitivo de la película), los Coil, solo basándose en el guión, ya habían grabado en

menos de una semana un casete con toda la música en su versión demo, sin la parte

orquestal, y Barker pudo usar la cinta en el set para crear el clima apropiado para los

actores. Y eso fue todo. Muy pronto el dinero que la productora norteamericana

(New World Pictures) había entregado se terminó, había que pedir un aumento de

presupuesto y para convencer a los inversores hubo que mostrar el trabajo a la fecha

producido. Y las tomas editadas eran algo extremas para el mercado americano,

pero había potencial comercial en el proyecto. Los requisitos para entregar el dinero

necesario para terminar la película fueron varios. Quitar las escenas más extremas

de sexo, hacer doblar los diálogos para cambiar el acento de inglés británico a

americano y utilizar otra banda sonora, la de algún compositor con carrera

comprobable. El nombre de Christopher Young fue el elegido, y los temas que Coil

había grabado para Hellraiser no pasaron de su etapa electrónica.

Para entonces, la técnica de combinar sonidos sintetizados con una orquesta

de cuerdas ya se había cristalizado en una de las canciones del siguiente disco de

Coil, “Horse Rotorvator” (Arado de caballo). “Ostia (The Death of Pasolini)” no

solo hace alusión a la playa del mar Tirreno donde molieron a golpes, atropellaron

con su propio auto y prendieron fuego hasta matarlo a Pier Paolo Pasolini. “Ostia”

es una elegía a dos amigos de la banda fallecidos: Leon, mencionado en la letra, y

otro que se arrojó desde los Acantilados Blancos de Dover, uno de los puntos

geográficos ingleses favoritos de los suicidas. Los chirridos de los saltamontes que
se escuchan antes de que la música empiece fueron grabados durante un viaje que

John y Peter hicieron a Chichén Itzá, por la noche y junto al templo de Kukulkán,

pirámide maya supo ser el escenario de cruentos sacrificios humanos.

Ya no tenía sentido convertir la música descartada de Hellraiser en algo tan

bello como “Ostia”, pero igualmente 17 minutos de los demos fueron editados por

Coil en 1987, en un E.P. con el subtítulo “Las consecuencias de despertar al

infierno”. Desde entonces, Cliver Barker recibe de tanto en tanto, en las firmas de

sus libros, a algún fanático de Coil que le acerca el disco en busca de una rúbrica del

mentor que solo a medias pudo ser.

Abuso ritual satánico

Iniciado el segundo lustro de la década de 1980, en el Reino Unido comenzaron a

llegar al conocimiento de asistentes sociales y psicoterapeutas indicios de una

modalidad delictiva ya bastante conocida, cultivada y teorizada en los Estados

Unidos de América. Los niños en las escuelas dibujaban círculos de fuego o

símbolos de corte esotérico. Cuando no expresaban las mismas experiencias

reprimidas que algunos adultos relataban en sesiones de hipnoterapia. El material de

las revelaciones parecía jugoso, uniforme, corriendo el velo de una conspiración

internacional e intergeneracional que podía llegar a involucrar incluso al propio

gobierno estatal. Ceremonias, cánticos, túnicas y capuchas, música ritual y danzas

nudistas, profanación de tumbas, asesinatos rituales, canibalismo, necrofilia,

animales mutilados, ingestión de sangre, heces, orina y semen... Y, el rasgo

definitorio de todos los rituales: el abuso sexual. El “pánico satánico” había

empezado para los ingleses.


Ahora cualquier maestro, niñera, padre, madre, abuelo, vecino o tío podía ser

un potencial miembro de una secta satánica que por las noches celebraba estos ritos

en bosques, praderas, llanuras campestres o patios de casas de campo. Por eso era

importante para las asistentes sociales, los miembros del clero y la policía estar

atentos a lo que un niño que se durmiera en clase tuviera para contar. Y si nada tenía

para contar, preguntas inductivas e insistentes podían ser de utilidad para que

recordara sus experiencias con los adultos adoradores del diablo, que podían ser su

propia familia. Algunos de los niños, muchos de menos de cinco años de edad,

incluso relataron haber visto brujas volando en escobas o haber sido violados en

orgías llevadas a cabo en... un aeropuerto. Y si nada recordaban, la ausencia de

memorias también podía ser citada como evidencia de lo que se denominaba

“Abuso Ritual Satánico”.

En la primavera de 1987, en los pueblos del antiguo condado de Cleveland, al

noroeste de Inglaterra, 121 niños y niñas de clase trabajadora fueron retirados de sus

hogares por las autoridades y reubicados en pabellones de hospital u hogares

substitutos gracias a la labor de dos pediatras del hospital de Middlesbrough que,

actuando de buena fe bajo la solicitud de asistentes sociales, diagnosticaron abusos

sexuales basándose en un método de diagnóstico completamente inválido desde un

punto de vista criminológico (el de la dilatación anal refleja). Más de cien de los

niños “rescatados” debieron ser devueltos a sus familias.

En 1989 en la isla de South Ronaldsay, en Orkney, Escocia, ocho menores

corrieron la misma suerte que los 121 de Cleveland, siempre bajo la convicción

adulta de la existencia de una red de pedofilia satánica. Devueltos a sus hogares sin

cargos que levantar contra sus padres, en Febrero de 1991 nueve niños mencionados
en sus declaraciones por los ocho anteriores fueron despertados una madrugada por

la policía y retirados de sus hogares. Entre los objetos secuestrados en los

allanamientos concomitantes podía citarse un avión de aeromodelismo que los

asistentes sociales confundieron con una cruz de madera invertida.

Además del de Cleveland y el de Orkney, para el comienzo de la nueva

década más de sesenta casos de abuso sexual ritualizado habían sido reportados por

la policía y las agencias de bienestar social. Ninguno pudo ser probado en un

juzgado. No había evidencia física: ni rastros de sangre ni cadáveres en los lugares

señalados por las víctimas. Tampoco arrepentidos o descuidados entre los miembros

anónimos de estas logias satánicas. Muchos de los niños afirmaban haber sido

filmados o fotografiados durante los rituales, pero tampoco ese tipo de

documentación pudo ser hallada, ni siquiera entre el material que con frecuencia era

confiscado a las redes de pornografía infantil.

Prácticamente la totalidad de los casos llevados a juzgamiento terminaron

siendo reducidos a un mero abuso sexual escolar o intrafamiliar, sin ningún tipo de

ritualización de tipo satánico, tal como demostraron los estudios con muñecos

sexuales usados para permitir que los niños describieran los abusos sufridos. O bien,

en el caso de que hubiera existido algún tipo de ceremonia, la misma no era más que

a una estrategia del abusador individual para atemorizar, confundir o silenciar a su

víctima.

Operación Llave Francesa

A comienzos de 1983, en las páginas baratas de “Gay Galaxy”, una revista de

contactos y venta de material pornográfico y juguetes sexuales de publicación


exclusiva en el perímetro de Manchester, en medio del mar de letras que sus hojas

tamaño A5 contenían dentro de una tosca encuadernación en cartón azul (Gay

Galaxy no publicaba fotos ni dibujos), dos avisos aparecieron:

“Se buscan películas snuff. Se paga en efectivo, sin tope máximo, películas

extremas y con menores de edad”.

“Se buscan películas de SM extremo y bondage – Se paga en efectivo, sin

tope máximo, películas mostrando actos bizarros, extremos y con menores”.

Pocos fueron los miembros de la comunidad homosexual inglesa que hacia

1986 ataron los cabos que había sueltos entre estos avisos (idénticos, publicados uno

tras otro en cada número de Gay Galaxy) y los allanamientos y arrestos de más 640

homosexuales. Por iniciativa de la facción más extrema del Partido Conservador,

durante el segundo mandato de Margaret Thatcher, por entonces la policía local

había estado trabajando con el “Escuadrón de Publicaciones Obscenas” de la

Scotland Yard en la búsqueda de películas snuff y pornografía infantil. Pese a los

más de seis millones de libras gastadas en la investigación, el único resultado hasta

entonces era la cifra de 60 suicidios entre aquellos que habían sufrido un arresto o

un allanamiento. La premisa era clara: había que justificar fuera como fuera ese

presupuesto desperdiciado en esos últimos cuatro años. Y la mejor manera de

hacerlo era obteniendo arrestos que derivaran en acusaciones concretas. Cargos que

derivaran en condenas judiciales, ejemplares de ser posible.

Y, cuando a fines de 1987 todo parecía perdido y el peligro de que el

bochorno saliera a la luz se hacía cada vez más tangible, el milagro ocurrió.

Y el milagro tuvo forma de video casero, de un casete VHS clandestino que

cayó en manos de la policía de Manchester. En una orgía sadomasoquista de


características similares a las de la escena final de torturas de la película “Salò o le

120 giornate di Sodoma”, un número indeterminado de hombres se entregaban a

golpes, latigazos y laceraciones mutuas. Algunos eran colgados de cadenas con

garfios ensartados en la carne, muchos iban vestidos de colegiales o de oficiales de

las SS, algunos usaban electricidad para estimular sus genitales, otros se los

quemaban con cera o usando el aire caliente de un secador de pelo. La piel del pene

de uno de los participantes era estirada y clavada a una madera, atravesada por un

clavo, a martillazos. Todos los participantes aparentaban ser adultos con pleno

consentimiento en lo que hacían, con una sola excepción: un perro al que

sodomizaban. Y todo musicalizado con cantos gregorianos, con una iluminación tan

lúgubre que hacía imposible determinar identidades.

Esos tipos, hubieran o no matado a alguien, con sus prácticas de crueldad

sexual representaban un peligro para la sociedad. Al menos el pie para continuar

con la investigación estaba servido. Solo faltaba ponerle un nombre, oficializarla en

retrospectiva. Uno de los detectives del departamento de policía había salido de la

sala de proyección pálido y asqueado, y no pudo menos que exclamar, para jolgorio

del resto: “Me siento como si me hubieran agarrado las pelotas con una llave

francesa”. La elección fue casi dadaísta, hermética, absurda, inexplicable para los

contribuyentes, pero al menos ya tenían un nombre contundente: “Operation

Spanner” (Operación Llave Francesa).

Ya tenían entonces lo que indicaba ser la red de homosexuales viciosos más

grande del Reino Unido. Las averiguaciones e interrogatorios relacionados con el

video llevaron a los investigadores a una casa de campo a una hora y media de

Manchester, en el condado de Shropshire. Los ocupantes permanentes eran un


guardabosques de 56 años llamado Ian Wilkinson y un tipo de 41 llamado Peter

Grindley, oficialmente empleado en un hogar para discapacitados mentales. La casa,

decía el informante, contenía una cámara de torturas de primer nivel, a la que

concurrían clientes para ser flagelados hasta el orgasmo. Y podían llevarse luego el

video del acto sexual sadomasoquista, para revivir el placer. Era una excelente

oportunidad para analizar otros videos y localizar a aquellos participantes del video

de la orgía snuff que no llevaban máscara de cuero.

Llevaron perros para rastrear los cadáveres que pudieran estar enterrados en el

terreno circundante, porque si el video había sido grabado en ese salón de tortura,

alguien tenía que haber muerto por más que no fuera evidente en el metraje. La

casa, en efecto, resultaba ser un emporio del vicio, pero el allanamiento fue un

fiasco parcial. Ningún cuerpo apareció bajo tierra, aunque sí muchos videos, que no

incluirían muertes ni menores de edad pero que permitieron que la Operación

Spanner se desplegara durante los siguientes dos años, con más allanamientos y

arrestos, que dieron como cifra final dieciséis homosexuales sadomasoquistas

encarcelados y acusados en 1989. Se suponía que formaban una red criminal

dedicada a provocar lesiones en cuerpos ajenos, y ello para la obtención de placer

sexual, pero lo cierto es que esos dieciséis ni siquiera se conocían entre sí.

Entre los detenidos, esperando el juicio, estaba un amigo muy cercano tanto

de Genesis P-Orridge como de Peter “Sleazy” Christopherson: un hombre de más de

cincuenta años legalmente llamado Alan Oversby, y que no era nada más ni nada

menos que Mr. Sebastian, cuyo seudónimo laboral, por cierto, hacía alusión al

ubicuo cuerpo desnudo de San Sebastián martirizado a flechazos. En 1988 la

Scotland Yard había allanado su estudio de Earls Court (un legítimo local
comercial, habilitado por las autoridades) y se había llevado como evidencia todas

sus fotos de genitales perforados artísticamente. La pista había sido una carta en la

que se fantaseaba con ser castrado. Mr. Sebastian, un ejemplo de corrección inglesa

y ética laboral, capaz de ensayar en su propio cuerpo los nuevos procedimientos de

perforación y responsable de la adopción de la anestesia local en el rubro, fue

acusado de catorce cargos de lesiones graves (en los genitales de “víctimas” que se

suponía eran clientes que habían prestado su consentimiento) y encarcelado en la

prisión del barrio londinense de Wandsworth, la misma que casi 100 años antes

había alojado en forma temporaria a Oscar Wilde, la misma a la que va a parar Alex

de La Naranja Mecánica, cuya estructura exterior filmó Stanley Kubrick en la

adaptación de esta, y cuyas celdas todavía carecían de sanitarios.

Los acusados fueron enjuiciados en el Tribunal Penal de la calle Old Bailey,

una institución usualmente asignada a criminales peligrosos del nivel de los asesinos

seriales y los terroristas y la vergonzosa sentencia que a todos declaró culpables

recién llegó en Diciembre de 1990. El juez James Rant, por entonces de la misma

edad que Mr. Sebastian, consideró punible cualquier tipo de acto sexual

sadomasoquista que implicara un desgarro en la piel, con independencia del

consentimiento prestado por el sujeto pasivo. Ya por entonces, teniendo en cuenta la

cantidad de miembros del parlamento inglés y jueces británicos implicados en

círculos de pedofilia como (al menos) consumidores de pornografía infantil

producida tanto en el Reino Unido como en la Europa continental, hubo quienes no

lograron impresionarse por tanta atención prestada a la seguridad física de los

homosexuales adultos en sus relaciones íntimas consensuadas.


Con basamento en la evidencia material (fotos y videos), el juez sentenció a

Mr. Sebastian a siete años de prisión y lo condenó a pagar una elevada multa por

usar anestésicos sin licencia. No era ilegal en sí mismo tener piercings decorativos

en zonas erógenas, pero que en tanto y en cuanto esas perforaciones, con sus anillos

y decoraciones metálicas, entraran a jugar un papel en actos sexuales, los

participantes estarían incurriendo en un acto criminal.

En un país donde el derecho está constituido más por sentencias judiciales que

por leyes —el llamado sistema llamado “common law”, donde la jurisprudencia

paso a paso delimita las reglas de convivencia—, las implicancias de tal sentencia (y

de su similar dictada en la apelación) no fueron menores. Técnicamente, el sexo

para muchos masoquistas se volvió ilegal, y llevar un piercing o marcas de

mordidas podía hacerte dar con los huesos en la cárcel.

El mismo Genesis P-Orridge había estado en una de las listas iniciales de

sospechosos, sin duda por figurar en los archivos de Mr. Sebastian. Según llegó a

saber Gen, cuando los investigadores se enteraron que era heterosexual eliminaron

su nombre de los arrestos que pensaban hacer antes de cerrar la Operación Spanner,

lo cual constituyó un indicio lapidario del carácter homofóbico de la investigación.

Claro que no por ser heterosexual dejó Genesis de permanecer en la mira de

las autoridades. El Templo de la Juventud Psíquica había apoyado abierta e incluso

económicamente a Mr. Sebastian y por entonces contaba con una cifra aproximada

de 10.000 miembros activos en Escocia, Alemania del norte, E.E. U.U., Holanda,

Canadá, Italia, Australia y Suecia, además, claro está, de Inglaterra, todos enviando

sus sigilos a los Puntos de Acceso, desde donde eran reenviados al este de Londres,

al número 50 de la calle Beck. Uno de estos miembros, empleado en una oficina del
correo postal, descubrió que la correspondencia dirigida al cuartel central del

T.O.P.Y estaba siendo abierta y fotocopiada por las autoridades. Ya en 1988 el

diario The People había puesto en circulación una nota sensacionalista con el titular

ESTE VIL HOMBRE CORROMPE A LOS NIÑOS, y por “vil hombre” se referían

a Genesis, Y ahora los allegados de la familia P-Orridge estaban siendo acosados e

interrogados por la policía. En una de las fotos de la nota posaba la primera

formación masiva de Psychic TV, lo que, entre otras consecuencias, provocó que

hasta el día de su muerte la abuela de John Balance se negara a volver a verlo.

Antes que la nueva década comenzara, Genesis había decidido mudarse con

Paula y sus dos hijas, Caresse y Genesse, a Brighton. Se ubicaron en las cercanías

de Lewes Road, la calle más larga de la ciudad, en una enorme casa de arquitectura

georgiana, donde establecieron un nuevo cuartel del Templo de la Juventud

Psíquica. A más de cincuenta millas al sur de Londres, Genesis finalmente se sintió

en condiciones de darles a sus hijas un ambiente seguro y tranquilo en el que crecer.

Pero el destino estaba por jugarle una mala pasada. Paradójicamente, era el mismo

destino que salvaría a su familia de un daño mucho más grave...

Emitido en febrero de 1992 el fallo del Comité de Apelación que confirmó la

sentencia del juez Rant, finiquitada la Operación Spanner y con una sociedad cada

vez más preocupada por la sospecha de rituales satánicos con niños, un nuevo chivo

expiatorio estaba en camino. Las invitaciones para el próximo banquete que serviría

la derecha conservadora y cristiana ya habían entrado a imprenta.

El globo portador de snuff


Del otro lado del Atlántico, un fanático de Throbbing Gristle, Coil y Psychic TV

llamado Trent Reznor ponía a la venta el primer simple de su proyecto musical Nine

Inch Nails, “Down in It”, en 1989.

En el video clip de la canción puede verse a Reznor corriendo por edificios

abandonados o en construcción de la ciudad de Chicago. Cae de un techo, de

espaldas, y su cadáver ligeramente descompuesto es descubierto por los otros dos

miembros de la formación que el proyecto ostentaba por entonces.

Para filmar las tomas en las que el líder de la banda yacía muerto, su piel fue

cubierta con fécula de maíz, dando la idea de descomposición material, y algunas

cámaras fueron atadas a globos inflados con helio para tomar imágenes desde arriba.

Durante la filmación uno de los globos escapó del control de los operadores,

llevándose la respectiva cámara (super 8) con él.

El globo recorrió 200 millas hasta finalmente aterrizar en una granja de

Michigan, donde la cámara fue hallada por el propietario, que entregó la cinta a la

policía, convencido de que se trataba de la filmación de un cadáver seguida por

techos que se deslizaban por la pantalla. La policía local, ante la posibilidad de tener

entre manos un film snuff, debió dar aviso al FBI.

Esto llevó a una investigación de más de un año, con el objetivo de descubrir

la identidad del cadáver y las circunstancias de la muerte. El incidente fue tratado en

el programa periodístico de televisión Hard Copy, lo cual derivó en que el videoclip

fuera censurado por algunos canales de música.

Más allá de lo creíble


Con el paso de los años ochentas los videocasetes de “First Transmission” se habían

convertido en todo un objeto de culto, pirateado, replicado y vendido en librerías de

ocultismo, disquerías y videoclubs especializados en material independiente.

Quienes tuvieron la suerte de asistir a los inquietantes conciertos de mediados de

década no podían quitar los ojos de los monitores donde desde el escenario se

proyectaban porciones del ritual de la Juventud Psíquica o de Polarvision, cuando

no algún video de porno gay sadomasoquista, como el que tenía de protagonista al

ojo de Sleazy, con los párpados abiertos en modo “tratamiento Ludovico” y un pene

eyaculando sobre el globo ocular.

Llegada la nueva década, un par de segundos de los minutos iniciales de

“The Ritual ov Psychick Youth” fueron usados en el film inglés distópico de 1990

“Hardware”. Jill, la protagonista, cambiando de canal en canal frente al televisor, da

con la imagen del cuerpo de Jhonn Balance colgando y siendo azotado por Genesis

P-Orridge.

Quienes a comienzos de 1992 habían visto “El ritual de la Juventud

Psíquica” eran los policías y los detectives del Escuadrón de Publicaciones

Obscenas de la Scotland Yard. Un grupo de ellos, sumado a algunos oficiales de la

policía local —en total 23 uniformados—, portando una orden judicial de

allanamiento y armados con ariete y cámara filmadora, tocaron el timbre de la casa

de la familia P-Orridge en Brighton, un sábado 15 de Febrero de 1992 a las seis de

la mañana.

Para desilusión de aquellos que por algún momento hubieran fantaseado con

un poco de heroísmo, no solo la puerta se abrió, evitándoles la entrada triunfal con

el ariete destrozando goznes, sino que ni Genesis ni Paula aparecieron en el umbral.


Quien salió a recibir a la policía fue un amigo de la pareja y prominente miembro

del Templo de la Juventud Psíquica, que un tiempo atrás se había cambiado

legalmente el nombre a Alice Trip De Gaine, un anagrama de “pierced genitalia”

(sí, genitales perforados...). Alice estaba de paso, alimentando las mascotas de la

familia. ¿Dónde estaba el matrimonio P-Orridge, entonces?, fue la pregunta

obligada de los incómodos representantes de la ley.

El año anterior Genesis había visitado el monasterio budista de Kagyu

Samye Ling, en Escocia, y había vuelto a Brighton con la inspiración de viajar a

Nepal en una misión filantrópica. Por entonces la situación de los refugiados

tibetanos en Katmandú no era la mejor de los últimos treinta años de exilio

continuado. La red del T.O.P.Y. colaboró con donaciones de ropa para niños y, bien

cargada, la familia P-Orridge había partido con destino a la estepa budista de

Boudhanath, donde se ocuparon de brindar dos comidas diarias con agua potable a

una cifra de refugiados (incluidos ancianos y leprosos) que no bajaba de trescientos.

Para cuando los 23 policías hicieron su entrada en la casa de Brighton,

Genesis y los suyos seguían en Nepal, a más de cuatro millones de millas. Eso por

supuesto no impidió que pasaran varias horas cargando dos furgonetas enteras de

material secuestrado. Cartas, diarios íntimos, fotos (incluso los álbumes familiares),

esculturas, instrumentos musicales, juguetes sexuales, la silla del dentista asesino,

cintas con las grabaciones del próximo disco de Psychic TV y, por supuesto, videos.

Muchos videos. Películas inéditas de Derek Jarman. Videos de las fiestas de

cumpleaños de Caresse y Genesse. Y, para mayor desastre (visto desde un punto de

vista cultural, no legal), las 28 latas con rollos de cinta de 35 milímetros que
Genesis había rescatado en 1980 a pedido de W.S. Burroughs y Brion Gysin de una

oficina del Soho londinense cuando el director de cine Antony Balch había muerto.

Hubo solo un momento en el que los enviados de la torpe mano derecha de

la justicia se vieron trastocados en su tosca e incierta tarea. Y fue cuando, usando

una barreta, abrieron los archivadores de la oficina de Genesis y se encontraron

frente a los miles de sigilos que los miembros del Templo habían hasta entonces

enviado para su conservación y cumplimiento de su propósito mágicko. Folios

protegiendo los trozos de papel doblado conteniendo un dibujo, un símbolo o un

texto describiendo una fantasía sexual y manchados de sangre o fluido vaginal,

semen y saliva. Los oficiales no sabían nada sobre magia ritual ni sobre el contenido

de esos papelitos, pero tampoco se animaron a tocarlos. De hecho, Alice afirma que

después de poner los ojos en blanco cerraron los archivadores y siguieron

registrando el resto de la casa.

Cuando al día siguiente la revista dominical del diario sensacionalista

británico The Observer publicó un artículo titulado “Video ofrece la primera

evidencia de abuso sexual”, las razones de la visita de la Scotland Yard a la casa de

Genesis comenzaron a delinearse, al menos en apariencia. El copete oraba: “Los

doctores y la policía confirman que el film es genuino”.

La autora del artículo era Eileen Fairweather, una periodista freelance con

un pasado como miembro de alguna que otra secta cristiana fundamentalista,

sobreviviente a un exorcismo practicado por el líder de cierto culto ignoto. Ese mes,

Fairweather pagaría el alquiler con sus honorarios como investigadora para el

episodio titulado “Beyond Belief” (Más allá de lo creíble) del programa de

televisión “Dispatches” (Despachos), y el espacio que The Observer le brindaba ese


16 de febrero no tenía otro objetivo más que el de una adecuada promoción, tres

días antes de la emisión. “(...) el video muestra el abuso de jóvenes adultos en lo que

es claramente un contexto ritual”, decía el artículo. “(...) rituales obscenos

incluyendo a un hombre encapuchado en cuya carne trinchan símbolos”, describía,

“una mujer desnuda maniatada y violada, y un aparente aborto practicado a otra

mujer atada y posiblemente drogada. (...) Uno de los doctores consultados por The

Observer no cree que tenga más de 13 años de edad”. Sin embargo, Fairweather se

había cuidado de no vincular a ningún particular ni a ninguna organización o banda

de rock con el video.

Dispaches era un programa de investigación que emitía el Canal 4,

casualmente el mismo que había subvencionado el video con que ahora pretendían

comprobar la existencia del Abuso Ritual Satánico. El conductor elegido para el

episodio “Beyond Belief”, delineado por una productora de televisión y una

coordinadora de medios (cuyos respectivos apellidos eran Snelli y Scott), era un tal

Andrew Boyd, miembro prominente del culto pentecostal inglés por entonces

llamado Petersfield Christian Fellowship que, obsesionado con la temática del

Abuso Ritual Satánico (siglas SRA en inglés), había escrito un libro llamado

“Rumores blasfemos”, recién salido de la imprenta. La producción del programa

había empezado en el otoño boreal del año anterior, y cuando recibieron el video de

manos de un acompañante terapéutico experto en ayuda a sobrevivientes de cultos

consideraron apropiado avisar a la policía. Pronto tenían a un par de detectives

golpeando la puerta. Querían una copia del video y una lista de nombres de los

implicados. Entonces fue cuando el nombre de Genesis P- Orridge apareció, el líder

de una red de abuso sexual ritual satánico. Antes de irse a Nepal, Genesis, junto a
varios miembros del TOPY, había estado manifestándose en contra de un delfinario

de Brighton, y eso, ante los ojos de las autoridades, había trasladado la mala fama

que ya en Londres acechaba.

“¿Van a detenerlo?”, fue la pregunta inevitable de las productoras. Los

detectives no lo sabían. “Deberían. De lo contrario, como informadores sociales el

miércoles tendremos que revelar que, pese a tener el nombre del creador del video,

la policía nada hizo”.

La producción esperó a que el allanamiento se llevara a cabo para empezar a

promocionar el programa, pese a que no había podido llevarse a cabo ningún

arresto. Y el 19 de Febrero, a las 10,30 de la noche, el programa, de una hora, fue

emitido. Con apariciones de especialistas varios (un psiquiatra, dos psicólogas, un

cirujano forense, un superintendente, un detective y un par de catedráticos

escépticos), después de contribuir al pánico preexistente en la población con datos

como una estadística de 98.000 niños desaparecidos por año en Gran Bretaña y 900

víctimas de Abuso Ritual Satánico, o de confundir con alusiones al sacrificio de

niños algunos textos irónicos de Aleister Crowley sobre la masturbación ritual, entre

otros intentos sensacionalistas, el plato fuerte de la investigación fueron la aparición

de Jennifer, una supuesta víctima de los rituales satánicos del Templo de la

Juventud Psíquica y la exhibición de ciertas imágenes de “First Transmission”, el

video que el acompañante terapéutico de Jennifer les había entregado.

Jennifer reveló cómo en el culto al que perteneció después de un lavado de

cerebro fue obligada a arrancarle el corazón con un cuchillo a su propio bebé.

Durante la exhibición de “First Transmission” (“para evitar ofensas, solo breves

clips del video serán mostrados”). Se mostraron fragmentos fugaces del segmento
con Derek Jarman y de “Thank You, Dad”, además, por supuesto, de “El ritual de la

Juventud Psíquica” con otra banda sonora: la de un bebé gritando, que no era otra

cosa más que la grabación que Genesis había hecho del nacimiento de Caresse, en

las semanas previas a la filmación del corto —puede escucharse al final de la

primera canción que Psychic TV grabó, “Just Drifting”, dedicada a la niña—.

Jennifer manifestó reconocer las instalaciones del sótano de una casa del Este de

Londres donde los supuestos rituales satánicos se llevaban a cabo, identificando

unas pinzas utilizadas en la tortura como fórceps con los que el grupo realizaba

abortos.

“¿Podés describirnos lo que está pasando acá, por favor?”, preguntaba

Andrew Boyd.

“En realidad están llevando a cabo un aborto. Están insertando una vara de

metal por el cuello uterino y rompiendo al bebé”, respondía Jennifer.

“¿Lo viste con tus propios ojos?”

“Sí lo vi”.

“¿Cuántas veces lo viste ocurrir?”

“Ehh, lo vi dos veces, con seguridad”.

“¿A quién le están haciendo el aborto?”

“A una mujer embarazada”.

Más allá de la obviedad de esta respuesta, la supuesta mujer embarazada era

Paula, que ya no estaba embarazada sino excedida de peso y recuperándose del

reciente embarazo. Boyd afirmaba que las agujas del reloj que se veía en una toma

señalaban las diez y tres minutos, la hora de la muerte de Cristo. Y Jennifer

completaba el cuadro revelando que con el feto de Paula se habían hecho pócimas y
ungüentos. Se supone que la testigo se había unido al Templo de la Juventud

Psíquica en 1980, cuando el Templo no existía aún más que en las conversaciones

de Genesis y Monte Cazazza.

Irónicamente, ni la policía ni la producción de “Beyond Belief” parecieron

reparar en el contenido más controversial de las cuatro horas de “First

Transmission”: los cincuenta y cinco minutos del mediometraje “Polarvision”. Una

vez más, la premisa de “La carta robada” se cumplía con este Falso Grial.

En los títulos finales de “Dispatches” se acreditaba a la producción bajo el

nombre de “Look Twice Productions”, una compañía fantasma cuyo registro habían

comprado Snelling y Scott por doscientas libras, con el único objetivo de

preservarse de cualquier tipo de reclamo legal.

Al día siguiente, el libro de Andrew Boyd, “Rumores blasfemos: ¿Es el

Abuso Ritual Satánico verdad o fantasía?”, era publicado por Harper Collins.

Quienes fueron corriendo a comprarlo después de haber visto “Beyond Belief” se

encontraron con que en ninguna parte del libro se hacía mención alguna del

testimonio de Jennifer o al video de Psychic TV, aunque sí al Templo de la

Juventud Psíquica, pero mofándose de la seriedad de la figura de Genesis P-Orridge.

También Boyd había descubierto que en una librería ocultista del norte de Inglaterra

podían comprarse videos snuff por dos mil libras...

El exilio de Genesis y el fin del Templo de la Juventud Psíquica

Mientras la policía meditaba sobre la posibilidad de levantar cargos contra los

implicados en el video mostrado por Dispatches (siendo Genesis P-Orridge el único


identificado), las cosas definitivamente se habían complicado para la familia real del

Templo de la Juventud Psíquica, todavía en Katmandú.

Estaban parando en el hotel Vajra cuando el 15 de Febrero el fax llegó. Lo

enviaban Sister Shadows y Brother Words, una pareja de miembros de la rama del

TOPY afincada en Brighton. “PROBLEMA SERIO - LLAMEN A CASA

INMEDIATAMENTE” leyó con horror Genesis. Caminó hasta el único teléfono

que había en la zona para llamadas internacionales y marcó el número de la casa de

sus amigos.

Después de enterarse de la noticia del allanamiento, no dudó en llamar a su

abogado, quien le pidió un poco de tiempo para recabar información.

No, no habían cargos presentados contra él o Paula o alguien del TOPY, le

informó horas más tarde. Pero, dada la naturaleza del material que habían

secuestrado, bien podían acusarlos de lesiones graves a la luz de la nueva

jurisprudencia sentada a raíz de la Operación Spanner.

Genesis tembló. Tanto él como Paula tenían los genitales perforados y

adornados con aros.

“Voy a serte franco, Gen. Mi contacto en Scotland Yard me dijo que si

vuelven a pisar territorio británico serán, cómo mínimo, detenidos e interrogados. Y

que no dudarán en poner a las nenas bajo custodia estatal. Los servicios sociales se

las llevarían quién sabe por cuánto tiempo... Dos años, más, no lo sé. Ni siquiera

puedo garantizar tu seguridad física cuando regreses, ahora que se reavivó el pánico

satánico”.

Aún más desconcertado estuvo Genesis cuando días después recibió un nuevo

fax. Esta vez era de Sleazy y de John. “Por favor no reveles información sobre los
videos”. La pareja había leído el artículo que se había publicado en la revista de The

Observer y ya había contratado los servicios del estudio de abogados que había

defendido a William Burroughs durante el juicio de obscenidad que había sufrido a

raíz de la publicación de “El almuerzo desnudo” a comienzos de los sesentas.

Genesis montó en cólera. ¿Era eso lo único que tenían para decirle, cuando lo

estaban haciendo responsable de algo en lo que todos habían estado involucrados?

¿No pensaban darle una mano con los gastos que implicaría ser un exiliado con una

familia a cargo? El padre de Peter, Sir Derman Christopherson era un físico,

ingeniero y matemático Miembro de la Sociedad Real y de la Academia Real de

Ingeniería que alguna vez había compartido junto a su esposa cenas con la reina en

el palacio de Buckingham. Tenía, pensó Genesis, los contactos suficientes como

para silenciar todo el asunto. ¿No podían siquiera pedirle que le diera una mano a su

hijo y los pusiera a todos a salvo de esa caza de brujas? No tenía Genesis por qué

saberlo, pero para entonces Sir Christopherson había enviudado y estaba internado

en un hospicio con un cuadro de alzhéimer.

Teniendo en cuenta que una actividad normal para Peter y Jhon podía ser

pasar tres días pegando pedazos de cintas de mini-casete cortados aleatoriamente

hasta formar un cut-up de cuarenta pies con las pistas de audio de un documental

carcelario y una violación masculina —el resultado de este experimento por esos

días podía ser ya escuchado en el último L.P. de Coil, Love’s Secret Domain—, la

pareja en Londres tenía casi tantos motivos de preocupación como Genesis en

Katmandú. Pasaron un día entero quemando en la estufa de la casa de Chiswick el

material que pudiera ser potencialmente incriminatorio a la luz de las circunstancias

oscurantistas. Autos con ocupantes sospechosos empezaron a aparecer estacionados


en la calle Beverly y el correo que recibían mostraba claras señales de haber sido

abierto.

Mientras tanto, en Katmandú un mes había pasado. Un mes de paranoia e

inquietud absolutas para Genesis y Paula. Ahora ellos también eran refugiados. En

Nepal, todos los monjes tibetanos le recomendaban la misma cosa: ir a América. Y

el mensaje de los amigos no era alentador. Llamadas a larga distancia y faxes.

Conversaciones y mensajes inocuos, cuando no en código. La situación parecía estar

revirtiéndose en favor de la inocencia de Genesis, pero ¿era eso una garantía?

En entrevista radial con la BBC, una renombrada ginecóloga consultada

semanas atrás por la productora de Dispatches declaró: “Cuando vi el video le dije a

los realizadores del Canal 4 que claramente no se estaba mostrando un aborto. Por

alguna razón sacaron mi dictamen del programa terminado”.

El propio Derek Jarman, al día siguiente de la emisión del programa, débil y

enfermo de SIDA, aunque furioso, salió de su casa para atender a la guardia de

reporteros. “Ya es demasiado cuando tenés a una señora en la TV, con la cara

tapada, diciendo que mató a su bebé. O sea, ¿nadie huele algo raro?”

Y las refutaciones se sucedían. El diario The Independent reveló que el video

catalogado por Dispatches como “la primera evidencia dura de abuso ritual

satánico” había sido filmado nueve años atrás. Los fórceps del video eran pinzas

para manipular el carbón de la chimenea, y la casa del número 50 de la calle Beck

no tenía sótano. El 22 de febrero Canal 4 se vio obligado a emitir un debate entre el

propio Andrew Boyd y una fan de Psychic TV, en el programa “Derecho a réplica”.

“(...) hay un montón de cabos que deben ser atados y hechos que deben ser
revisados antes de que podamos hablar de ‘prueba’”, reconoció el conductor en

relación con el video de la banda.

Finalmente, el primero de Marzo de 1992, el diario “The Mail on Sunday”

publicó una nota desenmascarando a la misteriosa Jennifer.

La historia real era quizás más triste que la inventada. Su verdadero nombre

era Louise Errington, era madre de dos hijos y esposa desgraciada de un alcohólico.

Un día de 1990 se había topado con el líder espiritual cristiano Peter Horrobin,

quien la llevó al centro cristiano de recuperación Ellel Grange, en Lancaster, donde

le dieron alojamiento. Un día uno de los miembros del culto reveló al resto que

había tenido una visión en la que Louise le entregaba a un sacerdote satanista su

bebé recién nacido, y juntos le sacaban el corazón y bebían su sangre. Louise

insistió en que solo había tenido en toda su vida a los dos hijos que ellos conocían,

pero la acusación de posesión satánica no tardó en aflorar en este centro cristiano.

Le impusieron manos, oraron en lenguas y la maniataron, y así vivió durante tres

meses, hasta que se quebró y “recobró” la memoria. No bien pudo se retiró del

centro Ellel Grange, lo suficientemente dañada como para recorrer varios grupos de

ayuda para abusados y terminar dando su testimonio en Dispatches. Por entonces

trabajaba en una residencia para ancianos de Weymouth, donde después de que su

verdadera identidad salió a la luz fue suspendida.

En adición a todo lo anterior, la policía seguía sin levantar cargos, atenta a la

sentencia que el 11 de Marzo debía emitir la Casa de los Lores respecto de la

apelación final en el juicio de la Operación Spanner.

Genesis, derrotado y desesperado, se había sentado en la cama del hotel en

Katmandú a revisar el correo que se había acumulado sin abrir antes de salir de
Inglaterra tiempo atrás. Uno de los sobres era de un tal Michael Horowitz, el padre

de la actriz Winona Ryder, y por entonces archivista de Timothy Leary. Como si

hubiera leído el futuro, Horowitz y su esposa le ofrecían alojamiento en el hogar que

ambos compartían en Petaluma, condado de Sonoma, en California.

Sin un centavo, la familia P-Orridge viajó a los Estados Unidos el 23 de

Marzo con pasajes pagados por el sello discográfico Wax Trax. En la casa de sus

anfitriones, la pareja y sus niñas se alojaron en el cuarto de Winona durante los

siguientes meses. Con el transcurso del tiempo, la casa de Brighton sería primero

arruinada por vándalos y después recuperada por la Sociedad Constructora

acreedora de la hipoteca.

Scotland Yard nunca devolvió los archivos incautados: simplemente los

destruyó. Paula se divorció de Genesis antes de que ese fatídico 1992 terminara y

años después Genesis llevó a cabo la más grande afrenta contra la moral inglesa que

podía habérsele ocurrido: realizó un cut-up con su cuerpo y el de su nueva pareja,

Lady Jane. Ambos denominaron pandroginia al acto de pasar a formar una sola

persona, gracias a la cirugía plástica que intentó, en diferentes etapas, volverlos

idénticos.

La película rota

En el mismo año en que Genesis P-Orridge vivió su peor pesadilla como líder de

Psychic TV, se ponía a la venta el segundo trabajo de los ya mencionados Nine Inch

Nails, un EP llamado “Broken”, en donde se dejaban de lado los sintetizadores y la

oscuridad pop del primer disco en pos de ocho canciones de duro metal industrial

plagado de guitarras.
El primer video promocional que saldría del disco correspondía a la canción

“Happiness in Slavery”. Para ello Trent Reznor contrató a Jon Reiss, director del

interesante corto de estética industrial “A Bitter Message of Hopeless Grief”. El

resultado consistió en una performance de Bob Flanagan, un personaje afectado de

fibrosis quística, que dedicó su vida, entre otras cosas, a flagelar su cuerpo como

una forma de canalizar el dolor que su enfermedad incurable le imponía, deviniendo

en un verdadero artista del masoquismo. En una especie de ritual individual,

Flanagan ingresa en una habitación donde se somete a una máquina automática que

le aplica todo tipo de vejaciones, hasta dejarlo reducido a carne picada. El video

finaliza con el ingreso del mismo Reznor para someterse al mismo tratamiento.

Cuando llegó la hora de filmar el siguiente videoclip, Reznor vio la

oportunidad de conocer a uno de sus ídolos: Peter “Sleazy” Christopherson. Sleazy

para entonces ya era un respetado director de videoclips, habiendo trabajado con

músicos de la talla de Paul McCartney, Erasure, Rage Against the Machine o Yes.

La compañía discográfica aprobó el presupuesto de Sleazy, y este dirigió el

video de la explosiva “Wish”, en el que la banda en pleno toca la canción dentro de

una jaula, rodeados de dementes que pugnan por entrar.

Pero Trent tenía intenciones de retener a su ídolo por un tiempo más, ahora

que una amistad estaba floreciendo. La idea del muchacho era hacer un corto que

amalgamara los videos de los cortes de “Broken” y un par más de los dos

instrumentales del disco, que estaban en camino. Un corto inicialmente

autofinanciado, al menos en su producción, para que la discográfica no pudiera

entrometerse. Porque Reznor quería que Sleazy dirigiera el corto más fuerte jamás
filmado. Y eso, tratándose de él y su trayectoria, ya era mucho decir. “Me

encantaría”, respondió el inglés.

Unas semanas después, el teléfono de la casa-estudio de Trent sonó.

“Eh... Bueno... Ya lo hicimos”, le informó Sleazy. “Y... eh... Realmente no

sé qué pensar”.

“¿Qué estás queriendo decir?”, fue la pregunta de Reznor. “¿Significa que

no salió bien?”

“No, no, al contrario. Es que no sé qué pensar. Voy a enviártelo, pero te lo

voy a enviar en una bolsa de papel madera sin ningún rótulo porque podría haber...

No estoy seguro de querer que las autoridades sepan que esto proviene de mí”, fue

lo que el muchacho obtuvo por toda respuesta de su admirado artista.

Dos semanas después, el correo llegaba al número 10050 de Cielo Drive, en

Beverly Hills, California. Porque Trent vivía y grababa, precisamente, en la casa

donde más de veinte años atrás Sharon Tate, la actriz embarazada y por entonces

esposa del director de cine Roman Polanski, había sido asesinada por los acólitos de

Charles Manson. Hacía pocos meses que la había alquilado, y había llamado al

estudio "Le Pig", en clara alusión a las pintadas de sangre con las que Susan Atkins,

usando una toalla, había decorado la fachada la madrugada del 9 de Agosto de 1969.

Trent recibió el paquete que le entregaba el cartero y volvió a la casa

esquivando el frasco con rosas y las velas que algún turista morboso habría dejado

la noche anterior. Desembaló el video sin rótulo, y lo puso en la videocasetera.

Lo primero que apareció en la pantalla fue una escena en blanco y negro en

la que un tipo de rasgos asiáticos era ejecutado en una horca.


Después vinieron las primeras imágenes tomadas con una cámara de video

amateur, desde un auto que recorría una ciudad y al que se acercaba un joven, el

mismo que en la siguiente escena se encontraba en un depósito atado a una silla y

amordazado delante de un televisor. Cortes y más imágenes, con la víctima atada a

una mesa con heces en su rostro, mientras el asesino se subía los pantalones. Con la

víctima otra vez en la mesa mientras se le arrancaban varios dientes con una pinza.

Después venía lo que podía llamarse un video clip de "Gave Up", la última

canción del EP. Como primera secuencia de imágenes un oficial de policía

interpretado por el actor Robert Patrick, hermano del entonces guitarrista de Nine

Inch Nails, Richard ingresaba en el depósito y se encontraba con los restos de la

víctima, trozados. Y volvían las escenas del video amateur. El joven colgando atado

del techo mientras el asesino lo atacaba con una navaja y con un soplete, para

después cortar su pene y deleitarse con un facial de sangre.

En las últimas tomas “amateur”, la víctima estaba otra vez atada a la mesa, y

su pecho era destrozado con una motosierra, su cadáver violado y su corazón

arrancado y comido por el asesino con un frenetismo que acompañaba

perfectamente el paroxismo de la violenta canción.

En el final del corto Peter volvía a la escena de la ejecución, en donde el

asesino caía infinitamente al vacío con la soga al cuello a través de la trampa que se

abría a sus pies. Después de un lapso de treinta segundos de pantalla negra y

silencio, la cabeza cortada del ejecutado cruzaba volando la pantalla.

Sleazy no parecía haber aprendido nada de la reciente experiencia de

Genesis P-Orridge y Paula, ni tampoco parecía haberlo amedrentado el hecho de


que nadie lo hubiera relacionado con “El ritual de la Juventud Psíquica”. El corto

fue terminado, ya que Peter se había encargado de que pudiera ser editado de

manera tal que el secuestrado pasara sus días mirando los videoclips del E.P. ya

grabados. Pero el resultado, conocido como “The Broken Movie”, no tuvo jamás una

edición comercial. Reznor sintió que habían ido demasiado lejos. Ya el hecho de

estar viviendo en la casa de Sharon Tate era demasiado.

Reznor hizo una decena de copias para algunos amigos y se olvidó del tema.

Eso sí, fiel a su estilo, colocó algunos segundos de pantalla negra en diferentes

lugares del metraje, cada uno para identificar las copias que se hicieran. Pronto el

mercado musical informal se llenó de copias de baja calidad extraídas de uno de los

VHS regalados. Y de cada copia se hacían más copias, hasta que la merma en la

calidad de la imagen hizo creer a muchos adolescentes que tenían en sus manos una

película snuff con música de Nine Inch Nails. Algunas de estas primeras copias

piratas se vendían retituladas como "Techno-necrophilia", y podía verse al final del

corto un segmento con el suicidio televisado del político Robert "Budd" Dwyer,

obviamente agregado por un tercero ajeno al proyecto.

Según el mismo Reznor, el responsable de la “viralización” del corto en la

era previa a internet fue Gibby Haynes, el cantante de la banda Butthole Surfers, a

quien pudo rastrear gracias a su “trampa para canarios”.

¿Es el suicidio una solución?

Los años posteriores al revuelo desatado por Beyond Belief y su reinterpretación de

First Transmissions no fueron fáciles para Peter y Jhon. La casa de Chiswick no

había sido allanada como la de Genesis, pero tuvieron que acostumbrarse a vivir
mirando por sobre el hombro y esperando lo peor. Peter lo llevó con su típica flema

británica, fiel a su personalidad reposada. Pero Jhon no tardó en refugiarse en el

alcoholismo, una enfermedad que no lo abandonaría.

En noviembre de 1993 vería la luz el simple de vinilo "Airborne Bells / Is

Suicide A Solution?", conteniendo dos lados A. “Is Suicide A Solution?” (¿Es el

suicidio una solución?), anteriormente llamada “¿Quién caerá?” en el disco “Stolen

& Contaminated Songs”, debe su título al de un artículo de Antonin Artaud

publicado en el número 2 de “La Révolution surréaliste” (1925). Y tiene por toda

letra la grabación casi completa de un mensaje dejado el año anterior en el

contestador telefónico de la pareja. Solo lo editaron para sacarle ciertos nombres

propios que el amigo que traía la mala noticia mencionaba.

“Peter, un amigo mío acaba de suicidarse”, habían escuchado conmocionados

ese atardecer de 1992 cuando, paranoicos, volvían de la calle. “(...) Y él lo había

planeado todo; había... Él dejó a su novio... Quiero decir que, mmm, dejó notas... y

cosas. Pero él... Se tiró de un acantilado, Peter y... Solamente me preguntaba cómo

pensás que debe sentirse. ¿Qué pasa, qué pasa por tu cabeza, entre tirarte al vacío y

morir de verdad? (...) Quizás podrías llamarme y decirme porque me ayudaría,

porque le tengo un terrible miedo a las alturas y, para mí, la sola idea de caer, hasta

ahora, y estar vivo... Y simplemente me preguntaba si las cosas pasan por tu cabeza

—ya sabés, la gente que amás, y eso, o las cosas que sentís que no deberías haber

hecho—, si pasan como un flash ante vos, pero no podés hacer nada. Solo me

preguntaba qué pensabas. Probablemente seas la única persona que puedo llamar

ahora. Y... Me encantaría verte, porque creo que de alguna extraña manera estamos

haciendo eso... no estamos... No nos conectamos de verdad. Un día, ¿sabés?, vos


vas a caer, o yo voy a caer, o algo va a pasar; y... como sea. Bueno, estoy muy triste.

Sabés mi número. Espero que estén bien los dos. Muchos cariños. Chau”.

Al final de la canción Jhon agregó su voz leyendo en reversa una cita de “Un

marido ideal”, la obra de teatro de Oscar Wilde: “Cuando los dioses desean

castigarte, responden a tus plegarias”. La portada de ese lado del simple era una foto

fuertemente filtrada de un paisaje. Había sido tomada a través de la ventana de la

habitación de un fan de Coil que también se había suicidado un tiempo atrás,

tirándose desde un piso decimotercero, por esa misma ventana. Se supone que,

drogado con LSD, llevaba horas escuchando la canción “Windowpane” (cristal de

ventana), de “Love’s Secret Domain”. En sus tobillos se había hecho tatuar alas.

Videódromos y preguntas

Junio de 1995 encontró a Jhon y a Peter instalándose en la casa de Trent Reznor en

New Orleans. El músico los había fichado en su sello discográfico Nothing Records

para terminar el disco en los nuevos estudios de Trent, ubicados en una enorme casa

funeraria reacondicionada. Llevaban trabajando en el nuevo disco desde 1992, y por

entonces llevaba por nombre “Backwards” (En reversa). El sello que iba a editarlo

había quebrado, y tampoco lograban terminarlo. La pareja era, para entonces,

básicamente un par de drogadictos, y con Reznor fueron tres.

Por entonces Backwards era un demo de ocho canciones, incluida "In My

Blood" (En mi sangre), más tarde renombrada “A.Y.O.R.”, siglas de “At Your Own

Risk” (Bajo tu propio riesgo), una expresión de la comunidad gay utilizada para

señalar los lugares donde es peligroso deambular buscando sexo casual que también

fue el nombre de la autobiografía de Derek Jarman (subtitulada “El testamento de


un santo”). Derek había fallecido el 19 de febrero de 1994, no sin antes dejar como

escalofriante canto de cisne el film “Blue” (azul, en alusión a las únicas tonalidades

que la ceguera sidótica de sus últimos meses de vida le permitía ver), que contó con

la colaboración de Coil en la banda sonora.

Donde también apareció el brazo cinematográfico de Coil fue en la película

que David Fincher estrenó cuatro meses después de que se instalaran en New

Orleans, la taquillera “Seven”. En los títulos iniciales puede escucharse el remix

llamado "Closer (Precursor)", de la canción de Nine Inch Nails. Lamentablemente,

estaba vez no tuvieron suerte y el nombre Coil no figura en los créditos.

El resultado del trabajo en la funeraria era interesante, contundente, pero lo

grabado no parecía dejar conforme a la pareja, que habían traído consigo a sus

colaboradores ingleses Drew McDowall (casi un tercer miembro permanente) y

Danny Hyde (en calidad de productor). Chris Vrenna, el por entonces baterista de

Nine Inch Nails, los ayudaba con los aspectos técnicos del sofisticado estudio, pero

Reznor se limitó a visitarlos y ponerse a jugar al Quake en su oficina —acababa de

componer los efectos de sonido y la banda sonora del juego— y no colaboró

artísticamente en lo producido, con la excepción (finalmente no utilizada) de una

participación grabada antes de la llegada de los muchachos: algunos acordes tocados

con el Mellotron que había pertenecido a John Lennon, el mismo que suena al

comienzo de “Strawberry Fields Forever”, ahora alquilado a un productor de cine.

Mientras los nombres considerados para el disco se sucedían —International

Dark Skies (Oscuros cielos internacionales), God Please Fuck My Mind for Good

(Dios, por favor, jodé mi mente para siempre; tomado de la canción de Captain

Beefheart “Haciéndole el amor a un vampiro con un mono en mi rodilla”), Fire of


the Mind (Fuego de la mente), The World Ended a Long Time Ago (El mundo

terminó hace mucho tiempo)—, en Mayo de 1996 se enteraban de la muerte de Mr.

Sebastian. Con sesenta años y enfermo de cáncer, había logrado que le redujeran la

pena a dos años en suspenso. Había estado viviendo en reclusión, humillado, con su

carrera destrozada por los restos infectados de la moral victoriana que el Partido

Conservador estaba usando para proteger la verdadera escoria del reino.

Se supone que en diciembre de 1996 habían terminado el disco, pero cuando

en Mayo de 1997 David Lynch convocó a Trent Reznor para que produjera la banda

sonora de “Lost Highway”, una película que, entre otros detalles, se involucra con la

temática del snuff, el joven rey del rock industrial intentó convencer por todos los

medios al director para que le permitiera incluir la música de Coil. Pero el cine

volvió a eludirlos: Lynch no estaba dispuesto a correr riesgos y prefirió una

musicalización a cargo de bandas como Smashing Pumpkins, Rammstein, Marilyn

Manson o los propios Nine Inch Nails.

Aún así, Reznor ya había logrado que Sleazy colaborara con él en dos tracks,

durante un fin de semana supervisado por el propio director. Uno, “Driver Down”,

tenía que ser, a pedido de Lynch, como serpientes saliendo de una caja directo a la

cara, y terminó siendo un instrumental bastante rockero. El otro claramente significó

el toque Coil en la película. Peter ayudó a Trent a diseñar el inquietante y molesto

zumbido ambiental que se escucha en los videos que la pareja protagonista recoge

cada mañana en el umbral de su casa en Los Ángeles, envueltos en sobres de papel

madera, conteniendo filmaciones del interior del hogar. El nombre original del

ruido resultante fue "Various Ominous Drones" (Varios zumbidos ominosos),


aunque el que figura en el disco finalmente editado es "Videodrones; Questions"

(Videódromos; preguntas), y se reduce a un track de 40 segundos.

Dos meses después, ya de regreso en Londres, Balance se internaba por un

mes y medio para tratar su alcoholismo. Escapó de la rehabilitación a las tres

semanas.

En 1999 todavía trabajaban en la supuesta mezcla final de los temas de

Backwards (una vez más ese iba a ser el nombre del disco para Nothing). Al año

siguiente se dio a conocer, en un CD doble gratuito que editó con tracks de varios

autores la revista The Wire (“The Wire Tapper 6”) la primera grabación terminada.

“A Cold Cell” (Una fría celda) es una escalofriante, deprimente y bella canción

cuya letra es una oración tradicional murmurada por los reclusos de los

reformatorios en Rusia, y que Jhon tomó del crudo documental “Experimentum

crucis” (1995, Kazakhstan). Habría que esperar hasta el 2003 para conocer otro

tema terminado, “The Test”, en otra recopilación de artistas, “Mutek 03”. Esta

canción más tarde sería conocida como “La naturaleza es un lenguaje”, con el título

y parte de la letra tomados de un fragmento de la letra de la canción “Ask” de The

Smiths, que Balance había visto escrito en la pared de un baño público.

23 años tendrían que pasar desde el comienzo de la grabación de Backwards

para que Danny Hyde finalmente se atreviera a editar un disco que para entonces se

había convertido en un eslabón perdido en la discografía de Coil.

En 1998 Jhonn y Peter dejaron Londres para siempre y se mudaron a una

mansión victoriana a la que llamaron “North Tower” (Torre del Norte), en Weston-

super-Mare, un pueblo de la costa de oeste de Inglaterra, en North Somerset. La

Torre del Norte estaba construida sobre una colina junto a los acantilados del canal
de Bristol, en el número 31 de South Rd. De estructura laberíntica, contaba con

veintinueve habitaciones, algunas, según el testimonio tanto de Jhonn como de

algún ocasional huésped, habitadas por ánimas.

La más inquietante de estas presencias era la que habitaba la esquina interna

del rellano de la escalera de dos tramos que en el centro de la casa llevaba al primer

piso. No había resultado agresiva hasta una ocasión en que tanto los anfitriones

como sus invitados entraron en un mal viaje colectivo y el ánima se hizo presente en

la forma de redes que amenazaban con cerrarse sobre cualquiera que se atreviera a

bajar las escaleras. Jhonn fue el de la idea ese día de sacar las dagas rituales de sus

posiciones decorativas y repartirlas entre los presentes. La instrucción era clara: si

no se abrían camino a cuchilladas, jamás volverían a salir de la casa.

Hay demasiada sangre en mi alcohol

La vida en común se hacía cada vez más complicada. Jhonn pasaba semanas enteras

borracho, orinándose y defecando en la cama, autolesionándose. Los inviernos ya

eran demasiado fríos adentro de la Torre del Norte como para terminar desmayado

sobre las enormes piedras de la costa. Peter debió asumir el papel de enfermero, de

acompañante terapéutico, de guardián de su novio. Varias ventanas lucían

resquebrajamientos decorados con pelos de la cabeza de un alcohólico de menos de

cuarenta años cuyos episodios psicóticos eran cada vez más frecuentes.

A comienzos del siglo XXI, cuando el interés esotérico por la luna había

vuelto a Jhonn y se preparaba la salida del primero de los dos volúmenes de

“Musick to Play in the Dark” —Música para escuchar en la oscuridad, con una k

luego de la c en música, usada con la misma intención con que se usa la k al final de
la palabra “magick” (magia) para diferenciarla de la magia de los circos—, lo nuevo

de Coil, tuvo lugar uno de los episodios psicóticos más fuertes. Jhonn finalmente

rompió por completo el vidrio de una ventana. Siendo un vidrio victoriano, la suerte

estuvo de su lado, y se rompió en pedazos que cayeron al patio, sin astillas que

despellejaran o decapitaran al cantante de Coil. Aunque, no conforme con el

resultado, aún en el pico de su alteración, corrió escaleras abajo y llegó hasta el pie

de la ventana, donde recogió los vidrios y empezó a cortarse la carne de los brazos.

Peter por supuesto acudió en su ayuda, pero recurriendo a la transmutación y la

capitalización de tan estridente energía: apareció con una pila de fundas para discos

en blanco —para esa época Coil ya editaba sus propios discos bajo sellos caseros.

Metódicamente, y en tanto y en cuanto el estado alterado de Jhonn lo permitía,

Sleazy frotó los cartones contra la cabeza y los brazos sangrantes.

Más tarde usaron los propios pedazos de vidrio para generar sonidos y

procesarlos, pero Balance necesitó una semana para poder volver por completo a la

normalidad. Cuando en Septiembre de ese año (2000) salió a la venta el segundo

volumen de “Musick to Play in the Dark”, hubo una edición especial, conocida

como la edición “Trauma”, de 26 copias, todas con las fundas ensangrentadas. Solo

11 fueron puestas a la venta, el resto quedaron en el archivo personal de la pareja.

En el primer abril del nuevo milenio Coil, sumando unos pocos colaboradores,

había vuelto a actuar en vivo, después de haber abandonado el contacto con el

público apenas terminado el lazo con Zos-Kia en 1983. E incluso el regreso a las

tablas llevó la marca de la enfermedad de Jhonn: debido a un incidente relacionado

con el alcohol, nunca revelado, llevaba un moretón en un ojo, y en solidaridad Peter

maquilló al resto de la banda con golpes en la cara.


Después vinieron las cancelaciones esporádicas de shows debido al

alcoholismo de Jhonn, siendo la más resonante la de la primavera boreal de 2002,

debido a un aparente ataque al corazón. En Octubre de ese mismo año tocaron en

Tesalónica, Grecia. La mañana después del show desapareció del hotel y el resto de

la banda se vio obligada a volver a Inglaterra sin él, para no perder cientos de libras

en pasajes aéreos. Peter pasó varios días preguntándose si su novio estaba muerto o

simplemente en otro de sus períodos perdidos. Finalmente, antes de que fuera

necesario buscar la ayuda de las autoridades, Balance subió, desorientando, por la

escalera de piedra que llevaba desde la vereda hasta la Torre del Norte. Se supone

que había tenido que mendigar para poder volver a Weston-super-Mare.

Cuando Coil se presentó en vivo la semana siguiente en el festival

Megalithomania, en Londres, la relación abierta pero profundamente sentimental

que había unido al dúo había llegado a su fin después de dos décadas. Durante el

show, Jhonn destrozó un conejo de peluche, tomándolo por las orejas y golpeándolo

repetidamente contra toda superficie sólida que hubiera en el escenario, antes de

tirar los pedazos al público. No hacía falta especular mucho sobre la identidad del

muñeco vudú. Anunciaron la separación días más tarde. Seguirían viviendo bajo el

mismo techo y trabajando como miembros de Coil, pero ya no eran una pareja.

Antes de que ese complicado año terminara, Jhonn ya había empezado una

nueva relación amorosa, esta vez con el artista Ian Johnstone. Cuando el 6 de abril

de 2003 Coil se presentó en el renombrado festival All Tomorrow's Parties, en

Camber Sands, Peter no estaba seguro de que Balance fuera siguiera a presentarse.

Tampoco el propio cantante lo sabía, pero fue Ian quien lo convenció de subir al

escenario, llevándolo de la mano y vistiéndolo para la ocasión con un femenino


atuendo que él mismo le había diseñado. La música había sido preparada para un

show en ausencia del cantante, por lo cual gran parte del show contuvo material

inédito con letras improvisadas. El concierto se destacó por su excelencia, y cuando

unas semanas más tarde decidieron que lo editarían para la venta, Jhonn, en alusión

a la letra de la última canción, decidió llamar al disco “...And the Ambulance Died

in His Arms” (... y la ambulancia murió en sus brazos).

El resto del año tuvo a la banda contratada para tres shows a los que John ya

no asistió, hundido en sus adicciones. Coil volvería a presentarse con él en los seis

shows de 2004. Durante el anteúltimo de estos, una mujer del público, visiblemente

alterada, insultó a John hasta llegar a desearle que se muriera. Cuando la escuchó, él

se rió un poco, sin ganas, y le contestó: “No me querés muerto. Yo ya estoy

muerto”. Y agregó: “Si me matás, tendré que vivir para siempre”.

El sonámbulo en una ambulancia

Jhonn había pasado las semanas previas al 13 de Noviembre de 2003 acostado con

una botella de vodka entre las sábanas. Pero esa tarde se había levantado, se había

bañado y había tomado un poco de sopa. Peter miraba televisión en el sofá de la sala

de estar cuando Jhonn se dirigió hacia la escalera para volver al primer piso, al

alivio del alcohol.

Al pie de los escalones se detuvo. Desde la sala de estar se escuchaban los

diálogos de un capítulo de Las aventuras de Sherlock Holmes. Subir la escalera

siempre presentaba un problema, con o sin alucinógenos. El antepecho era macizo,

de piedra pulida, de varias pulgadas de espesor, pero seguía teniendo la misma

altura que la balustrada anterior. Porque años antes no había antepecho sino
balustrada, pero había varios barrotes rotos. Fue después de la instalación que

Massimo y Pierce habían hecho con él.

Massimo y Pierce eran dos artistas performáticos llamados Black Sun

Productions, con un turbio pasado de prostitución y vicio, fanáticos de Coil, que

durante varias de las presentaciones en vivo de la banda se habían incorporado

colaborando con sus crestas mohicanas y sus cuerpos desnudos y pintados. Por

entonces, las dos parejas formaban un cuarteto sexual que terminaría junto con la

separación de Peter y Jhonn.

Pero el 23 de Agosto de 2002 los Black Sun habían llevado a cabo en la cara

exterior de la balustrada de la escalera de la Torre del Norte, y en la estricta

privacidad de la mansión, un ritual de magia sexual al que llamaron "Plastic Spider

Thing 11". Se trató de una exploración sobre la relación entre una mosca (la

víctima) y sus arañas captoras, y en la misma Balance fue atrapado por una telaraña

de strich y felado por la pareja de artistas. Sleazy fue el encargado de documentar el

íntimo evento con una buena cantidad de fotos Polaroid. Y, como es de toda

evidencia en algunas de esas imágenes, a la balustrada le faltaban algunos barrotes

en la zona del descanso de la escalera.

Tiempo después, la balustrada fue cambiada por el antepecho, un antepecho

que, al igual que el anterior recurso de seguridad, tenía una altura de menos de un

metro de altura. Ello hacía que pegarse a la pared al subir los escalones fuera un

acto a menudo inconsciente e inevitable. Siempre y cuando a la presencia del

descanso de la escalera no se le ocurriera manifestarse...

Cuando Peter escuchó el ruido en el hall temió lo peor, dadas las

circunstancias que habían caracterizado la vida cotidiana de su ex-pareja. Y no tenía


por qué equivocarse, pese al carácter imprevisto del accidente que acababa de sufrir

la misma persona que alguna vez había cantado las palabras “La mayoría de los

accidentes ocurren en casa”.

Jhonn yacía acostado boca abajo, sobre el suelo de madera, a cuatro metros

del descanso de la escalera. Respiraba con dificultad, ruidosamente, pero no

reaccionó cuando Peter le habló. Estaba inconsciente. Había caído de cabeza.

La ambulancia estuvo en la puerta de la Torre del Norte en solo siete minutos.

John estaba vivo cuando llegó al hospital, y se hizo todo lo posible por reanimarlo.

Durante las siguientes horas permaneció inconsciente, y a las 9.20 de la noche la

muerte fue declarada.

Dos mirlos bajo el espino

Siendo oriundo del condado de Cumbria, Ian Johnstone había llevado a Balance a

conocer el Distrito de los Lagos, en el noroeste de Inglaterra. Johnn había quedado

completamente enamorado del lago Bassenthwaite, especialmente de toda la

extensión cercana a la iglesia de Santa Bega, a la izquierda de la ruta A591, entre

Keswick y la villa Bassenthwaite. Su árbol favorito en ese paraje apenas perturbado

por el canto de los pájaros era un espino cercano al lago.

Ambos habían escalado la cercana colina llamada “Great Dodd”, desde donde

se puede ver el lago entero. Había llegado a la cima, y todo para descubrir un

monolito con tres placas recordatorias. Dos de un lado, otra en el otro. “La cima del

Dodd”, decía esta última. “1612 pies. En memoria de Ian & John”. El detalle

parecía soñado, un regalo entre enamorados, pero no era nada más ni nada menos

que una casualidad Jungiana. El John de la placa era un boy scout llamado John
Lole, e Ian era un tal Ian Sandelands, también boy scout, ambos del Grupo Scout

local. Uno de ellos había muerto escalando y el otro en un accidente de tránsito en

1980.

“Deberíamos elegir qué signos podemos enviarnos si la muerte nos separa”, se

dijeron una vez.

“Podría ser un mirlo. Como esos. Siempre pensé que serán alas de mirlo las

que me permitan volar de este mundo”.

“Hecho. Si muero, será a través de un mirlo que me voy a comunicar con vos

desde la tumba”.

Cuando Ian llegó a su casa en Londres inmediatamente después del funeral de

su amado, en el escalón de la puerta de entrada encontró muerto a un mirlo. Recién

muerto, porque cuando, emocionado y sin cuestionarse la lógica del hecho, lo

levantó, todavía estaba tibio. Después de entrar, cuando salió al jardín por primera

vez desde su regreso, se encontró con otro mirlo muerto. Este era una hembra, el

otro era macho. Este también acababa de morir.

Viajó a la iglesia de Santa Bega y enterró a la pareja de mirlos cerca del

espino que Jhonn amaba, y en el primer solsticio de primavera después de su

muerte, el 20 de Marzo de 2005, tiró al pie del árbol las cenizas que Peter le

entregó. Un poco después, The Woodland Trust, un fideicomiso dedicado a la

protección de los bosques, colocó en un bosque cercano un poste con una placa

recordatoria:

Leche de luna se derrama desde mi inquieto cráneo y forma un arcoíris blanco

Jhonn Balance

(1962 - 2004)
Un inglés en Tailandia

En marzo de 2005 Peter “Sleazy” Christopherson decidió radicarse en el que

consideraba su lugar en el mundo: Tailandia. Había retrasado la decisión para no

abandonar a Jhonn, tal como Jhonn había retrasado su renuncia a Psychic TV más

de 21 años atrás.

En su casa Bangkok pronto se estableció una especie de harén itinerante que

lo mantuvo contenido en el duelo que todavía arrastraba. En honor a sus efebos de

ojos rasgados llamó a su nuevo proyecto musical solista The Threshold HouseBoys

Choir, una combinación entre el nombre de uno de los sellos discográficos de Coil

("Threshold House", la casa del umbral), los Niños Cantores de Viena (Vienna

Boy's Choir) y la denominación que tienen los prostíbulos masculinos tailandeses en

la guía de turismo homosexual Spartacus (“Houses of boys”, casas de muchachos).

“Form Grows Rampant”, el primer L.P. de The Threshold HouseBoys Choir

se editó acompañado por un DVD conteniendo cinco videos del Festival

Vegetariano que se lleva a cabo durante la novena luna llena de cada año en un

pueblo del sur de Tailandia llamado Krabi Town, a doce horas de viaje desde

Bangkok. Muchos adolescentes en trance, carnes perforadas en rituales, pieles

azotadas con agua hirviendo y lenguas autolaceradas, todo para espantar a los malos

espíritus de la zona. Sleazy pasó después del festival varios días internado en un

hospital local con un malestar que no pudieron diagnosticar y que él atribuyó a la

posesión por parte de alguno de los espíritus molestados por los rituales.

Tiempo después Peter descubrió la cantidad de material explícito sin borrar

que podía encontrarse en los teléfonos celulares usados que se vendían en los
mercados de segunda mano, y empezó a usar los videos en las presentaciones en

vivo de The Threshold HouseBoys Choir. En más de una oportunidad informó al

público que podía taparse los ojos si lo deseaba, porque en la pantalla gigante que lo

respaldaba en el escenario no necesariamente proyectaba alguno de los videos porno

amateurs recopilados de los cientos de teléfonos que compraba. Los días de Psychic

TV habían quedado atrás hacía mucho tiempo. Ahora solo se atrevía a mostrar las

decapitaciones que por entonces tenían lugar en la frontera con Malasia, o alguna

otra depravación por el estilo.

Sleazy murió durmiendo un 24 de noviembre de 2010. Ian Johnstone lo

sobrevivió hasta el 30 de junio de 2015, cuando con 47 años murió en su casa de

España por una infección bronquial; pero hasta entonces se encargó de manejar un

fondo que había destinado Peter a un orfanato tailandés dedicado a alojar a niños

enfermos de SIDA.

Epílogo: En la zona muerta

Leía hace poco, en algún lugar de la internet, que se le llama “zona muerta” —o, en

inglés, “dead wax”, cera muerta, o “run-out grooves”, surcos de salida— a ese

espacio entre el último surco sonoro de un disco de vinilo y la etiqueta central. Un

espacio en el que mirando con cuidado suele hallarse el número que le da su

identidad al disco. El número de matriz. Aunque no es eso lo único que puede

encontrarse en la zona muerta del disco. A veces quien masteriza el vinilo cumple

con ciertos caprichos del artista e inscribe algo más.

Algo más. Como por ejemplo huellas de pollo. En el disco doble y póstumo de

Joy Division, “Still”. La cara A del primer disco de “Still” tiene en su zona muerta
la leyenda EL POLLO NO VA A PARAR. Y en la cara B empiezan las huellas

tripártitas de las patas del pollo, que sigue después caminando en el lado A del

segundo disco, el disco que contiene la última actuación en vivo de Joy Division.

Pero en el lado B vuelven las palabras (además, claro está, del número de matriz):

EL POLLO SE DETIENE ACÁ.

Todo fue una alusión al final de “Strozek”, la película que vio Ian Curtis horas

antes de suicidarse. Alguna vez declaró para la BBC Werner Herzog, su director:

“Muy en el fondo de mi corazón creo que Stroszek no fue la razón por la que él se

mató. (Pero) puede haber usado el film como un paso ritual previo a lo que estaba

haciendo”.

Bruno Strozek, el protagonista, antes de suicidarse de un tiro de escopeta en

una aerosilla en movimiento deja funcionando una serie de máquinas de

entretenimiento, unos espantosos cubículos accionados con monedas en los que,

atosigados probablemente con electricidad, un pato toca un tambor, un conejo hace

sonar la sirena de una autobomba de juguete, una gallina toca el piano y un pobre

pollo baila sobre una plataforma. “No podemos parar al pollo bailarín”, dice por

radio uno de los policías que arriba a la escena.

Rememoro ciertos mensajes dejados por los Coil en las zonas muertas de las

ediciones en vinilo de sus discos. HABRÁ RATAS AZULES POR TODOS

LADOS. HALÓGENO REFRACTADO A TRAVÉS DE QUERATINA. ...EL NO

NACIDO HIEDE. MEANDO EN LA VÍA LÁCTEA. También alguna dedicatoria a

algún amigo muerto. Y me obligo a recordar tan inservible información no solo por

la asociación mental que me provocó el pollo caminando por la zona muerta del

disco de Joy Division. Lo hago también porque en mi tocadiscos, en este mismo


momento, mientras escribo estas palabras, está terminando el lado C de la versión

en vinilo del volumen 2 de “Musick to Play in the Dark” —tres caras repartidas en

dos discos, y la cuarta es una luna con sus cráteres—. ¿Qué mensaje fue el que

pusieron Peter o John en la zona muerta de esa faz? No lo recuerdo, y los cánticos

finales de la última canción me impiden concentrarme.

Fue la misma canción que sonó en el funeral de Jhonn Balance, el 23 de

Noviembre de 2004, en Bristol. Lo sé porque tuve acceso al programa. El propio

Sleazy explicó que esos cánticos del final, perturbadores e interminables,

pertenecían a un lenguaje que solo Jhonn conocía. “Batwings (A Limnal Hymn)”

(Alas de murciélago (Un himno lacustre)), es el nombre de la canción. Después

todos los presentes cantaron a coro “We'll Meet Again” en la versión de Johnny

Cash, antes de que retiraran el féretro.

Peter abandonó el funeral terminado con Pierce y Massimo. Y esa misma

noche los tres tuvieron sexo juntos por última vez en sus vidas. Enfocaron

ritualmente la energía de sus orgasmos en dirección a Jhonn, donde fuera que su

esencia estuviera.

En mi tocadiscos “Batwings” ya terminó. La última nota de la voz se apagó

hace segundos, la aguja se deslizó por la zona muerta y la bandeja ha dejado de

girar.

En el disco quieto ya puede leerse la inscripción que sucede al número de

matriz.

EL ÚLTIMO QUE APAGUE LA LUZ

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