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Alonso, J. P. Interpretación de Las Normas y Derecho Penal. Pp. 58-63
Alonso, J. P. Interpretación de Las Normas y Derecho Penal. Pp. 58-63
Interpretación de las
normas y derecho penal
Juan Pablo Alonso
Interpretación de las normas
y derecho penal
BIBLIOTECA
UNiVERSIDAD de PP,LERMO
P¡ohibida su Reproducción - Ley 11723
Directores
Edmundo S. Hendler
Ignacio F. Tedesco
Tesis doctoral:
Casos dificiles y coherencia del Derecho
Autor: Juan Pablo ALONSO
Director: José Juan MORESO
Tribunal: Presidente: Juan Rurz MANERO; Vocales: Pablo NAVARRO, Daniel MENOONCA, José Maria
VrLAJOSANA y Daniel GoNzALEZ l.AGrEr.
Grado obtenido: Doctor en Derecho por la Universidad Pompeu Fabra
Calificación: Sobresaliente cum Laude, por unanimidad.
29 de enero de 2004 - Universidad Pompeu Fabra (Barcelona).
UI~!Vf:!13HiflD DE PALERMO
BIE3L!OTECA
/
S. 2. La vaguedad
Al igual que la ambigüedad, la vaguedad es un problema del len-
guaje en general que, como tal, afecta al derecho. Usualmente los pro-
blemas de ambigüedad y vaguedad son analizados de manera conjun-
ta, como si fuesen de similar índole. Sin embargo, un estudio en detalle
de ambos problemas demuestra que se trata de cuestiones distintas,
que se presentan y requieren distintos niveles de análisis.
Según CARruó, la vaguedad se distingue de la ambigüedad debido
a que en ciertos casos:
"¿Por qué es con frecuencia tan difícil definir una palabra? La ambi-
güedad de una palabra no es lo hace difícil definirla: sólo necesitamos
enumerar una definición distinta para cada uno de los sentidos de la
palabra ambigua. Una dificultad mucho mayor la constituye una
arraigada característica del lenguaje llamada vaguedad. 'Vago' es el
58 CAPÍTULO 11
opuesto de "preciso", y las palabras y frases que son vagas están, en
consecuencia, desprovistas de precisión" (HOSPERS 1976, 93).
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Al respecto HoSPERS da el siguiente ejemplo: si sabemos exactamente a
qué velocidad iba conduciendo alguien, no necesitamos usar las palabras "rá-
pido" o "lento": simplemente decimos la velocidad. Pero si no lo sabemos exac-
tamente, podriamos decir con cierta vaguedad "alrededor de 110", o, aún más
vagamente, "más bien rápido". Las palabras vagas permiten describir situacio-
nes en las cuales no se posee información precisa (HosPERS 1976, 94).
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Al respecto, ALSTON da cuenta del lenguaje de los polfticos, dando co-
mo .~jemplo el caso de un embajador de EE.UU. en Rusia -durante la "guerrra
frra - que declara lo siguiente: "mi gobierno se opondrá firmemente a toda in-
t~rfer;ncia en los asuntos internos de Hungría". ¿Qué significa la "oposición
firme ante, por ejemplo, una invasión Rusa a Hungría?. Puede significar des-
d~ la desapr~baci~n a través de una conferencia de prensa, el impulso de san-
c~ones a Rus1a o, mcluso, una ayuda militar activa a Hungria en caso de inva-
Sión. En este contexto, la vaguedad es una gran ventaja por el desconcierto que
lA IDENTIFICACIÓN DE lAS NORMAS
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Pueden distinguirse diversas formas de vaguedad, destacándose la
vaguedad de los térnzinos polares, la vaguedad combinatoria y la texwra
abierta de/lenguaje.
Térnzinos polares son aquellos como "alto" y "bajo". "nuevo" Y "vie-
jo", "claro" y "oscuro", "grande" y "pequeño", etc. En estos casos no
existe un límite preciso entre la aplicabilidad y la no aplicabilidad ~e
la palabra. Uno de los polos se transforma gradualmente en el otro. Y
no hay ningún punto donde podamos trazar una línea Y d ec1r: · "En es-
te punto el objeto deja de ser pequeño y empieza a ser gmnde'" (Hos-
PERS 1976, 94). 1
La vaguedad de los términos polares es simple: hay una línea en ~
cual en uno de los extremos la palabra es claramente aplicable Y en e
otro d e 1os extremos 1a palabra es claramente no ap l 1ca . ble • dudándose
sobre su aplicabilidad en los segmentos centrales. El problema se comd-
plica cuando no hay una sola línea sino muchas que se mterse · clan·· e
ello se trata la vaguedad combinatoria (HOSPERS 1976, 95).
La vaguedad combinatoria se "deriva de la indetermmacJOn · · · en tor-
no a qué combinación de condiciones es necesaria o suficiente para 1~
aplicación del término y a menudo tenemos este tipo de vagueda
cuando hay una pluralidad de condiciones relevantes" (ALSTON 19 ~ 4~
130). ALSTON señala como ejemplo de este tipo de vaguedad a la pa a
b ra "re1"1g1"6 n " , enumerando nueve rasgos que se sue ¡en a t n"huir para su .
uso5 1• Nadie dudaría en que la conjunción de esos nueve rasgos per;I-
ten aplicar la palabra "religión" a un determinado fenómeno; las du as
versan sobre ciertos casos en que alguno 0 algunos de los rasgos no se
presentan pero sí se presenta un número significativo del resto. Ahora
bien, ¿qué cantidad de estas condiciones deben presentarse Y con qué
intensidad?
Para HoSPERS, lo caracterfstico de este fenómeno es que ninguna
de las condiciones debe estar presente, siempre y cuando todas o algu-
nas de las demás lo estén, pero no puede estar ausente si faltan todas
1as demás. Esto constituye el "rasgo del quórum del lenguaJe · "52 · El
60 CAPÍTULO JI
"quórum" vmia de un grupo a otro, y de una palabra a otra. "No pue-
de decir·se que algo es un juego si están presentes cuatro o más carac-
terísticas lüdicas, y que no lo es si hay menos. La palabra es vaga en lo
que se r·efier·e al porcentaje que ha de estar presente para que la pala-
bra sea aplicable" (HOSPERS 1976, 98). A ello se suma la dificultad de
determinar· cuál es el conjunto de condiciones totales que determinan
el uso de la palabra, conjunto del cual se extrae el "quórum" que deter-
mina la aplicabilidad. Por último, debe notarse que no todas las condi-
ciones tienen el mismo peso, y que algunas de ellas sólo se presentan
en grados (HOSPF.RS 1976, 98/99).
Con diversa intensidad, estos variados problemas de vaguedad
suelen presentar"Se en el ámbito jurídico. Veamos dos ejemplos del
Cód. Penal.
Art. 129: Ser·á reprimido con multa de mil a quince mil pesos al que
ejecutare o hiciese ejecutar por otros actos de exhibiciones obscenas
expuestas a ser vistas involuntariamente por terceros (destacado agre-
gado).
62 CAPÍTULO 11
cosas y circunstancias particulares, instancias de las clasificaciones ge-
nerales que el derecho efectúa (HART 1961, 155).
Es evidente que las palabras genéricas no servirían como medio de
comunicación si no existieran casos claros e indiscutidos sobre su apli-
cabilidad. Sin embargo, así como deben existir casos claros, suelen
presentarse casos marginales en donde existen razones tanto a favor
como en contra de la utilización de un término general, no existiendo
convención firme o acuerdo general alguno que determine su uso o su
rechazo. "Si han de resolverse las dudas, quienquiera sea el encargado
de ello tendrá que llevar a cabo un acto de la naturaleza de una elec-
ción entre altemativas abiertas" (HART 1961, 158).
64 CAPITULO 11
dad, y por otro lado, las consecuencias que ATRIA infiere de tal crítica.
La primera cuestión no supone ni implica a la segunda.
En efecto, se podría estar de acuerdo con la crítica de ATRIA a la
forma en que HART presenta las dos tesis sobre la vaguedad, pero, no
obstante ello, no compartir las consecuencias que de ella infiere ATRIA,
en especial las relativas al rechazo de las tesis iuspositivistas.
Si se admite la primera tesis de HART, que señala que la textura
abierta es una característica ineludible de los lenguajes naturales y, de-
t;vativamente, una característica del derecho, puede admitirse que pue-
den existir "casos difíciles" por problemas de subsunción. Pero, como
como veremos (i11{ra 20.3), la resolución de tales problemas no requie-
,.e necesariamente el rechazo de las tesis centrales del iuspositivismo.
Basta deciJ~ en el contexto del presente trabajo, que desde el pun-
to de vista jurídico, la vaguedad (o textura abierta) acarrea problemas
de subsunción; siendo indiferente (o equivalente) que tales problemas
sean considerados como de "subsunción individual" o como de "sub-
sunción genérica".
Supongamos una norma general que estipula que "los contratos
sac¡·íJegos son inválidos" y. al presentarse un caso individual de un con-
trato firmado un día domingo, surgen dudas sobre si dicho contrato es
o no "sacrílego". Tal problema de subsunción individual configura (o
puede ser configurado como) un problema de subsunción genérica
("todos los contratos firmados en días domingos"). De esta forma,
cualquier caso individual penumbra) (siguiendo la terminología. de
ATRIA) no sólo configura un problema de subsunción individual smo
también un problema de subsunción genérica, debido a que todo caso
individual es susceptible de ser descripto mediante el uso de palabras
de clase56.
Frente a tales problemas, el modelo de la coherencia que propone-
mos, cuyos lineamientos se expondrán en el capítulo cuarto (m{ra 17 a
22) ofrece algunas herramientas que, eventualmente, pueden ayudar a
resolver el caso genérico problemático. Si puede determinarse que
ciertos principios rigen en los subsistemas jurídicos que contienen las
normas problemáticas, podría concluirse que la solución más adecua-
da para un cierto caso dudoso ("penumbra)"} es aquella que resulte
más coherente con los principios involucrados. Sin embargo, como ve-
remos en ese capítulo, no puede garantizarse que, a través de un tal
modelo de coherencia, siempre será posible solucionar la cuestión.
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Según Nomzative Systems (ALCHOURRóN y BULYGIN 1971) la vaguedad_ es
un problema epistémico. Posteriores investigaciones sobre esta problemática
ex!'lo~·an, como ahemativa, el análisis de la vaguedad como un problema se.
mantiCO (po¡· ejemplo, ENDICOTI 2000).