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1. CONCEPTO
Opinión pública" significa cosas distintas según se contemple como una instancia crítica en
relación a la notoriedad pública normativamente licitada del ejercicio del poder político y social,
o como una instancia receptiva en relación a la notoriedad pública, "representativa" o
manipulativamente divulgada, de personas e instituciones, de bienes de consumo y de
programas. En la publicidad concurren ambas formas de notoriedad pública, pero "la" opinión
pública es su común destinatario: ¿qué relevancia tiene tal magnitud?
Los dos aspectos de la notoriedad pública (y de la opinión pública) no están en una relación de
norma y hecho -como si se tratara del mismo principio, cuya actuación efectiva restara
meramente subordinada a la actuación licitada por la opinión pública (y, análogamente, la
conducta efectiva del público, subordinada a la conducta que de él se espera)-. Se trataría en
ese caso de coordinar una magnitud ideal de la opinión pública con su configuración real; pero
éste no es evidentemente el caso. Las funciones de la notoriedad pública, la crítica y la
manipulativa, son claramente distinguibles. Actúan socialmente contrapuestas. Cada una de
ellas conlleva una expectativa de conducta distinta del público: una
-por enlazar con la distinción ya establecida- tiene que ver con la opinión pública; la otra, con la
opinión no pública. No puede decirse sin más que la conjunción de notoriedad pública y
destinatarios de ésta constituye una norma. Como norma constitucionalmente ìnstitucionalizada
que es la notoriedad pública (cuya base social ha cambiado estructuralmente respecto de la
situación de partida del Estado burgués de derecho), determina una parte importante de los
procedimientos a los que están fácticamente obligados el ejercicio y la compensación del
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poder. Eso "proporciona" a la notoriedad pública algo así como un destinatario que colma las
expectativas de conducta que ella conlleva - no es, por cierto, este destinatario el público
globalmente considerado, sino un sustituto funcionalmente capaz-. Otra cuestión
empíricamente decidible es en qué ámbitos están en vigor estas funciones de la
notoriedad pública, qué dimensión tiene y en qué condiciones está el público que le
corresponde. Por otra parte, tampoco puede decirse que la conjunción, competidora de aquélla,
de notoriedad pública y de sus destinatarios constituya algo parecido a un hecho; ella está
acompañada de una específica autocomprensión cuya obligatoriedad normativa puede
aparecer hasta cierto punto en contraposición a los intereses directos del "trabajo en
publicidad". Es significativo que esta autocomprensión proporcione elementos esenciales
precisamente a su adversario publicístico.
Hay que insistir sin embargo en que, desde el principio, los deseos de encontrar un sentido
unívoco -OTAN siquiera un contenido-, para el viejo término, han fracasado en la ambigüedad
y la pluridefinición. El mayor efecto de expresión, en mi opinión, lo ha desencadenado su
propio éxito. Es evidente, en las palabras de Candidato Monzón (1887, p.135),que una realidad
tan compleja y dinámica como la opinión pública puede llevarnos a tantas definiciones como
marcos de referencia se utilicen. O como han escrito Muñoz Alonso y Rospir: "La falta de
acuerdo sobre la falta de naturaleza de este concepto, evanescente y proteico, es, sin ninguna
duda, una debilidad congénita de la que adolece esta área de la reflexión sociopolítica. Pero
posiblemente todavía mayor es la dificultad para determinar cuál sea, en un momento dado, la
opinión pública de una comunidad"
B. ANQUILOSAMIENTO MENTAL
Con frecuencia se ha pensado que la mayor amenaza contra la integridad del profesional
de la comunicación pública la constituía su posible debilidad ante los sobornos o su temor
ante presiones o chantajes de cualquier tipo. En un creciente número de críticos del actual
sistema periodístico va surgiendo la convicción, sin embargo, de que el mayor, o por lo
menos más común, enemigo de la clarividencia periodística no son esas presiones
externas, sino los anquilosamientos mentales de los propios profesionales.
Como ha comentado también el citado Savater: ¿Por qué los encargados de transmitir
información -son capaces de prevenir toda objetividad y exactitud en el cumplimiento de
sus tareas? Los ingenuos creen que solamente a causa de los sobornos, chantajes y
amenazas del poder, basado en el oscurantismo de la mentira. En ocasiones así ocurre
naturalmente. Pero en otros muchos casos se trata de gentes con convicciones tan firmes
que ni siquiera los hechos los hacen cambiar de opinión
Bibliografia:
BIDART CAMPOS, Germán Ob. cit. Leer Lec. Vigésima. MIRO QUESADA
RADA, F. Ob. cit. Leer Cap. XI.
Unidad Temática VII: EN TORNO A LAS ELECCIONES
1. El uso de las boletas electorales. En las boletas electorales se ofrecen todas las opciones
electorales desde escoger un candidato o a un grupo de ellos (lista electoral), elegir una o
varias propuestas (plebiscito) o incluso ratificarse a un gobernante o disposición legal
(referendum). Las boletas electorales se fabrican, por regla general, en diversos tipos de
papel seguridad, pero en algunos países donde se teme el fraude electoral, se agregan
medidas adicionales como el foliado y la firma de los representantes de partidos sobre las
boletas, ya que se quiere evitar la falsificación o duplicación ilegal de las boletas. Durante el
siglo XIX, antes de que se perfeccionara el sistema de elección que todavía utilizamos, eran
frecuentemente utilizados libros en los que se registraba el sentido del voto de cada elector,
dicho sistema se descartó pues en todos los casos se conocía el sentido del voto de los
electores y podían sufrir por ello distintos tipos de represalias.
2. Tenemos las técnicas del Sondeo y las Técnicas de las Encuestas, las mismas que se
utilizan para obtener resultados sobre los ganadores y perdedores de la justa electoral.
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a. ESCRUTINIO
Es el proceso por el cual las autoridades electorales proceden al conteo de los votos
emitidos. Es un acto público y fundamental para garantizar la veracidad y legitimidad
del proceso electoral. En la actualidad el escrutinio se ve apoyado por los
procedimientos y soportes informáticos.
Bibliografia
PHILLIPS SHIVELY, W. Introducción a las ciencias políticas. Edit Mc Graw
Hill 5ta. Edic. 1997 Leer P. 196 a 206.
ANDRADE SANCHEZ, E. Ob. cit. Leer el Cap 6. MIRO QUESADA RADA, Fco Ob. cit. Leer
Cap. XII.
Manual de Ciencias Políticas. Edit. Libros y Publicaciones. Lima Perú 2001. Leer
Cap. VIII.
Bibliografia general:
DUVERGER, Maurice Introducción a la Política. Ediciones Ariel – Caracas– Barcelona.
FUKUYAMA, Francis El fin de la historia y el último hombre. Editores Planeta Argentina, 1996.
HUNTINGTON, Samuel P. El Orden Político en las sociedades en cambio. Edic. Paidós 5ta. Edic.
1997.
OOSORIO, Manuel Diccionario de ciencias jurídicas, políticas, y sociales. Edit. Heliastas. 26 Edic.
actualizada, corregida y aumentada por Guillermo Cabanellas. Buenos Aires, 1999.
SABINE, George H. Historia de la teoría política. Fondo de Cultura
Económica 200.
SARTORI, Giovanni La Sociedad Multiétnica, Pluralismo,
Multiculturismo y Extranjeros. Editorial Taurus. Buenos Aires, 2001.
TOFFLER, Alvin La tercera ola.
El cambio del poder. Editora Plaza & Janes S.A. España, 1997.
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