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Año: 1998.
Según Corcuff, un problema histórico de las ciencias sociales consiste en una comprensión
dicotómica de la realidad social y su devenir espacio-temporal, concepción que estructura
la totalidad concreta real en pares opuestos que obligan a los científicos sociales a
posicionarse dentro de los marcos de alguno de los pares binarios que son concebidos como
inconciliables: dicotomía entre lo material y lo ideal, entre lo objetivo y lo subjetivo y,
también, entre lo colectivo y lo individual (Corcuff, 1998, pág. 11). Esta concepción de la
realidad estructurada de manera binaria y reducida a la interacción jerárquica entre alguna
de las dos dimensiones que se planteen como fundamentales, origina la tendencia hacia una
aprehensión descompuesta de la realidad por parte los científicos sociales, puesto que, al
comprender la realidad de una manera dicotómica y, por tanto, de manera incompleta,
deben posicionarse a favor de alguno de los pares en la relación. Sin embargo, es
precisamente esta comprensión reduccionista de la realidad la que tiene efectos
catastróficos al momento de intentar inteligir realidades sociales dinámicas y complejas
(Corcuff, 1998, pág. 11)
Por otro lado, la dicotomía entre objetividad y subjetividad constituye otro legado binarista
de la filosofía hacia la ciencia sociológica, herencia que caracteriza lo objetivo como la
realidad concreta, y lo subjetivo como el reino de lo indeterminado y lo relativo. Ahora
bien, en el área de las nuevas sociologías el científico social francés Pierre Bordieu se ha
destacado por su doble crítica de lo objetivo y lo subjetivo. De acuerdo con el autor
francófono, la corriente de pensamiento objetivista pretendería establecer una serie de
leyes, sistemas, normas y regularidades que existen con independencia de la conciencia y la
voluntad de los sujetos individuales. Por el contrario, la corriente subjetivista plantea la
primacía de las voluntades, los deseos y las representaciones de los individuos en su praxis
social. De este modo, ambas corrientes pueden sintetizarse de acuerdo a la primacía que
tomarían ciertas relaciones con el objeto de investigación científica:
Sin embargo, dada la vastedad de la obra Durkheim, es posible ensayar una lectura desde la
perspectiva de las nuevas sociologías de carácter constructivista. Para ello, Corcuff toma
prestado el concepto de “individualismo metodológico” del sociólogo Raymond Boudon.
Este podría ser definido como la enunciación teórica que señala que para explicar cualquier
fenómeno social: “es indispensable reconstruir las motivaciones de los individuos
implicados en dicho fenómeno y considerarlo resultado de la suma de los comportamientos
individuales dictados por esas motivaciones” (Corcuff, 1998, pág. 17). Esta es, pues, una
concepción que se aleja de manera crítica de las concepciones de Durkheim, sus epígonos
actuales y los economistas liberales que consideran a los individuos como meros átomos
básicos del análisis de los procesos sociales, y la sociedad misma como un simple agregado
mecánico de las actividades individuales (Corcuff, 1998, pág. 17). En este sentido, la
economía clásica -particularmente en su versión neoclásica y monetarista- comparte con la
sociología individualista el postulado ideológico de la supuesta racionalidad plena por parte
de los actores sociales, dejando de lado todas las problemáticas estudiadas científicamente
por las sociologías críticas. En consecuencia, y a modo de síntesis, puede decirse que las
nuevas sociologías tienen una concepción plural y diversa de los individuos, es decir,
comprendidos como productos y productores de diversas relaciones sociales (Corcuff,
1998, pág. 18).
Referencias
Corcuff, P. (1998) Las nuevas sociologías: construcciones de la realidad social. Madrid:
Alianza Editorial.