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Intercesiones trascendentales

Apóstol Sergio Enríquez


Guatemala, 6 de marzo del Año De la Misericordia

Durante el transcurso de nuestra vida ocurren eventos que nos marcan de manera tal que se vuelven en
un suceso especial para nosotros; por ejemplo: el día que aceptamos a Cristo en nuestro corazón, el día
de nuestro bautismo, de nuestra boda, etc., y aunque pase el tiempo, continuamos recordándolo con
agrado. Así mismo, el Señor tiene un libro de memorias en la cual anota todas nuestras obras y se
acuerda de nuestras peticiones e intercesiones, por lo que aun pasado los años, Él no se olvida de lo que
hemos pedido en oración. Un ejemplo lo vemos con Zacarías, quien presentó en oración su anhelo de
tener hijos y aunque más adelante él se olvidó de su oración, vemos que transcurridos muchos años el
Señor aun la mantenía presente y se la respondió concediéndole el poder tener un hijo, cuyo nombre es
Juan el Bautista.

Un intercesor es aquel que ora a favor del pueblo que está en necesidad, aun cuando él mismo este
atravesado por una situación adversa. Esta intercesión tiene el fin de presentar la petición del pueblo
delante del trono de misericordia de Dios, tal es el caso de Esther, quien fue delante del rey para poner a
sus pies la petición del pueblo de Israel (Esther 5). Cuando se levantan intercesores, los mismos son
calificados como los “íntimos del Señor” debido a que el Señor los ha elevado a posiciones sublimes en
las cuales ellos no se sirven a sí mismos sino que interceden por los que se encuentran en necesidad; y
toda palabra que sale de sus labios puede causar un gran impacto de generación en generación. Es de
suma importancia que nosotros evolucionemos en nuestra forma de orar para que de esta manera
seamos considerados los íntimos del Señor y esto provoque que el cetro del Rey sea extendido a nuestro
favor. En las Escrituras vemos como la intercesión de muchos hombres de Dios, trascendió de forma tal
que sus palabras fueron tomadas como palabras dichas por el Señor. Veamos algunas de ellas:

INTERCESIONES QUE TRASCENDIERON

 Obtener salvación (Romanos 10:1): Pablo, al haber llegado a la estatura sublime y ya esperando la
corona de la vida, se encuentra intercediendo por el pueblo de Israel.

 No hacer lo malo (2 Corintios 13:7): Esta intercesión se refiere a que nosotros no nos deleitemos en
estar en el pecado, más bien, que seamos definidos y fieles al Señor.

 Ser perfeccionados (2 Corintios 13:9): Esta intercesión es para que nosotros seamos fortalecidos y
lleguemos a la perfección.

 Los ojos de nuestro corazón se abran (Efesios 1:18): Esto significa que sobre nosotros hay una
intercesión apostólica para que nuestros ojos sean iluminados y podamos ver la gloria de Dios.

 Nuestro ser interior sea fortalecido (Efesios 3:14-16): Cuando el Espíritu viene sobre nosotros Él
fortalecerá nuestro ser interior.

 Completemos nuestra fe (1 Tesalonicenses 3:10): Esta intercesión es para que nuestra fe sea
aumentada.

 Ser considerados dignos de llamamiento (2 Tesalonicenses 1:11): Pablo intercede pidiendo que
seamos encontrados dignos del llamamiento; el cual puede ser: llamados a paz, tener santidad, a la
visión, etc.

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Intercesiones trascendentales
Apóstol Sergio Enríquez
Guatemala, 6 de marzo del Año De la Misericordia

 Nuestro amor abunde:

Filipenses 1:9 LBLA Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún más y más en
conocimiento verdadero y en todo discernimiento.

Lo trascendental de la oración que Pablo está haciendo por nosotros es que nuestro amor abunde cada
día y que nunca mengue; en otras palabras, el punto central del evangelio en el que nos debemos
enfocar es el amor de Dios. Cuando nosotros somos inundados de Su infinito amor, el mismo nos sirve
como protección contra la muerte, la amargura y el temor. Debemos guardarnos de no dejar nuestro
primer amor como le sucedió a la Iglesia de Éfeso (Apocalipsis 2:1-4); y la forma de hacerlo es
permaneciendo en intimidad con Dios y permitiendo que la semilla de Su perfecto amor germine en
nuestro interior.

Hebreos 5:14 LBLA Pero el alimento sólido es para los adultos, los cuales por la práctica
tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal.

El Señor nos entrega la semilla de amor y, al igual que la semilla de Su Palaba y de Su conocimiento, Él
espera que nosotros la multipliquemos y demos buenos frutos. Cuando somos llenos del amor de Dios y
de Su Espíritu, podemos discernir entre el bien y el mal. Si no evolucionamos en nuestra vida espiritual
corremos el peligro de no ejercitar nuestros sentidos y terminaremos llamando bueno a lo malo, y malo a
lo bueno.

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