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¿LA IGLESIA VENDIÓ INDULGENCIAS, Y POR ESO SE DIO LA

“REFORMA” PROTESTANTE?

Lamentablemente, hasta católicos devotos creen que es verdad que la


Iglesia vendió indulgencias, y que eso fue lo que escandalizó a Lutero, con
lo cual no le quedó otro camino que lanzar su “reforma”. Pero eso no es
más que otra leyenda negra, en contra de la Iglesia Católica.

En 1515 el Papa León X promulgó una bula, con el fin de recaudar fondos
para la construcción de la Basílica de San Pedro. No se trataba de una
imposición, ni de una venta de ningún tipo, sino de una manera de solicitar
un apoyo económico, para la construcción de la Basílica. De esa forma,
los fieles que quisieran dar su aporte, tenían la opción de ganar una
indulgencia, para la cual, además de enterar su limosna, también debían
hallarse en estado de gracia, o sea que debían confesarse, y comulgar,
además de no estar en ninguna clase de situación irregular. En otras
palabras, dar una limosna para la construcción de la Basílica, no otorgaba
indulgencias de forma automática, y además era cosa voluntaria. Nunca
hubo venta alguna de indulgencias por parte de la Iglesia.

¿Hubo abusos y casos de corrupción? Sí, siempre hay quienes llevan su


propia agenda en mente. Siempre hay seres mezquinos que, muy al estilo
del Iscariote, al verse administrando dinero, no desaprovechan para
abusar de su autoridad y apropiarse de lo ajeno. Sin embargo, esa no fue
la norma en toda la Iglesia, ni fueron todos los sacerdotes los que cayeron
en esos abusos. Como siempre, se trató de sólo unos pocos. Además,
esas vergonzosas prácticas de unos pocos no desvirtuaban el propósito
original de la bula papal, ni echaban por tierra el trabajo de los sacerdotes
honestos, ni las intenciones de los feligreses que daban sus aportes, para
la construcción de la Basílica de San Pedro.

Lo de la venta de indulgencias fue una mentira fabricada por el


protestantismo y los príncipes alemanes, para justificar su rebeldía contra
la Iglesia Católica. La “reforma” protestante no nació debido a ningún celo
doctrinal. Todo fue por meras razones económicas. Los príncipes
alemanes ya no querían seguir apoyando a la Iglesia. Querían que el
dinero se quedara todo con ellos, y para eso necesitaban un motivo que
les facilitara el desentenderse del Vaticano. Supieron de un monje
rebelde, que interpretaba la bula de León X a su manera, y que criticaba a
la Iglesia por una venta de indulgencias que sólo sus ojos podían ver.
Lutero fue el pretexto de oro para los príncipes alemanes.

¿LUTERO EMPEZÓ CON LAS DOCTRINAS DE LA “REFORMA” EL DÍA


QUE ROMPIÓ CON LA IGLESIA?

Habiendo roto con la Iglesia, una de las primeras cosas que Lutero hizo
fue casarse. También comenzó su cruzada personal contra el Papa,
contra el Purgatorio, contra la confesión, y otras doctrinas católicas. Lutero
fue el que inició con el asunto de la salvación instantánea, para la cual
basta la “sola fe”, sin necesidad de sacramentos, ni de pertenecer a
ninguna Iglesia. Lutero fue el que empezó con aquello de “sólo la biblia”,
alejándose de todos los documentos del Magisterio. Él fue el que hizo la
pésima interpretación del pasaje de Apocalipsis sobre la ramera, en donde
él dijo que la ramera era la Iglesia Católica. Y también Lutero fue el que
revivió el tema de los siete libros deuterocanónicos del Antiguo
Testamento, que ha sido forzado a ser problema del cristianismo, desde
que se dio la “reforma” protestante. Incluso quiso arrancar de la biblia el
libro del Apocalipsis, así como la epístola de Santiago, ya que no
consideraba que el primero fuera un libro inspirado, y al segundo lo llamó
“epístola de paja”.

Como puede verse, Lutero ya tenía preparada una larga lista de pretextos
para salirse de la Iglesia. Desde hacía tiempo ya no quería ser célibe, y
por eso le urgía desprenderse de la Iglesia, pero no lo iba a hacer de
manera que todos vieran su fracaso como monje, sino que presentó una
serie de excusas, a las cuales disfrazó de “correcciones” doctrinales, con
el fin de disimular su separación y su rebeldía. Lutero ya tenía mucho
tiempo rumiando todas esas cosas contra la Iglesia, mucho antes de que
León X promulgara su bula. Los príncipes alemanes le dieron la
oportunidad de alzarse como la gran figura rebelde, y Lutero no hizo más
que aprovechar la ocasión. Después de todo, no se puede esperar mucho
de una vocación falsa como la de Lutero, que se metió a monje sólo
porque, durante una tormenta eléctrica, creyó que uno de los rayos lo
mataría, y por eso prometió volverse monje si la tormenta pasaba sin
hacerle daño. Fue una “vocación” movida por el miedo, o sea una
vocación falsa.

La Iglesia no engañó a nadie para sacar dinero, ni prometió la entrada al


cielo a cambio de oro. Es verdad que muchas de las edificaciones que hoy
vemos en El Vaticano, como las Basílicas, o la Plaza de San Pedro, fueron
construidas a partir de dinero de los fieles, pero fueron aportes que los
fieles donaron por su propia voluntad, sin coacciones, ni amenazas; sin
promesas falsas, ni trucos.

En aquel tiempo Lutero, por meras razones personales, se empeñó en


entender las cosas de otro modo, para tener un pretexto que respaldara su
rebeldía. Hoy tenemos a muchos que, emulando a Lutero, se empeñan en
seguir viendo las cosas a su modo, porque encuentran más importante el
mantenerse como rebeldes, que descubrir y, sobre todo, aceptar la verdad.

Para profundizar más sobre el tema de la “venta” de indulgencias,


recomendamos este artículo:

https://es.catholic.net/op/articulos/9149/cat/12/la-venta-de-la-
indulgencia.html#modal

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