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Reflexión sobre el accionar Fonoaudiológico en los

Establecimientos Educacionales para la atención de


usuarios infanto-juveniles en posición de
vulnerabilidad social

Nombre: Carla Paredes


Docente: Francisca Martinez Azocar
Ac.curricular: Op. Intervención Comunitaria
Fecha de entrega: 23/09/22
INTRODUCCIÓN

La Fonoaudiología, es una disciplina que abarca diversas áreas que componen la


comunicación, al examinar la realidad nacional en el sistema de salud, es posible
recabar una gama diversa de labores y responsabilidades de los fonoaudiólogos, sin
embargo, sabemos que las declaraciones específicas de las funciones ejecutadas son
ambiguas, sin considerar nuestro quehacer en el código sanitario. Las guías clínicas
asociadas a las Garantías Explícitas en Salud, han generado indicaciones en las que se
establecen ciertas directrices, no obstante, estos se apegan de manera un tanto
exclusiva a la intervención de patologías de forma específica, en el tercer nivel de la
red asistencial, centrando su abordaje en la enfermedad, más que en la persona. En la
actualidad, se han considerado diversos cambios en el enfoque de la salud,
construyendo una mirada a uno integrador y biopsicosocial, y aunque si bien es cierto,
la atención ya se orienta bajo un modelo de atención integral, con enfoque familiar y
comunitario, y bajo la existencia de una serie de organismos no gubernamentales que
emplean el enfoque comunitario en su trabajo en los cuales el fonoaudiólogo podría
insertarse, la participación sigue siendo baja ya que las organizaciones encargadas
siguen sin velar por un real y efectivo desplegar del quehacer fonoaudiológico más
allá de lo clínico.
En los últimos años se han diseñado programas de atención primaria en salud
dirigidos a la prevención de problemáticas futuras como Chile Crece Contigo o Elige
Vivir Sano, que intentan abordar a la persona como un todo, y no solo desde su estado
de salud a nivel físico. Además de las organizaciones que intentan ganar espacio a
nivel terciario, con la finalidad de incluir el ambiente que rodea al individuo,
considerando a su familia o a la comunidad en la que se inserta, sin embargo, es
importante preguntarse si realmente estos organismos logran su cometido desde una
base que incluya el contexto nacional o popular, desde una mirada realista a las
características psicológicas, a los accesos económicos y socioculturales, ya que como
sabemos, respecto al ámbito preventivo, no existen datos que demuestren su existencia
efectiva a nivel nacional. La presencia del fonoaudiólogo fuera del contexto clínico es
notoria, y más aún, si de perspectivas comunitarias se refiere, no obstante, actualmente
la participación en el ámbito educativo, marca un poco más de protagonismo en
nuestro quehacer profesional, las miradas siguen siendo limitadas, aunque aquí es
donde ganan mayor fuerza, y es a lo que apunta el presente ensayo.

DISCUSIÓN
Para contextualizar, la carrera de fonoaudiología se desarrolla en un periodo sensible
que exigía responsabilidad social. Esta situación comienza a surgir alrededor del año
2011, en donde el país se encontraba en un escenario de tensión social debido a una
serie de movilizaciones estudiantiles que comenzaron a poner en la opinión pública la
necesidad de una transformación del sistema educacional en Chile, un movimiento
que logró visibilizar las injusticias del modelo educativo chileno y de las profundas
dolencias, carencias y necesidades que la sociedad chilena mantiene a nivel
educacional, evidenciando un sesgo que incluye a los sectores de clase media hasta a
los sectores más vulnerables, generando cuestionamientos acerca del rol que ejercen
los diversos entes ligados, y entre ellos, el Fonoaudiólogo, el profesional encargado
del lenguaje y la comunicación, áreas que engloban el desarrollo del ser humano dia a
dia, y dentro del cual se construye la realidad. El lenguaje y las formas de
comunicación, posibilitan la existencia de un desarrollo más óptimo y oportuno entre
las sociedades y por ende, entre los individuos, si lo vemos desde esta perspectiva, por
qué no enfocarnos en mejorar estas áreas desde la base de la pirámide, no es por
excluir al resto del ciclo de personas, sin embargo, los cambios realmente estructurales
y sistemáticos, surgen con las nuevas generaciones y por ende, con la mejora del
sistema educativo desde la niñez. Al revisar la literatura nacional chilena, se incluye al
fonoaudiólogo en tareas correspondientes a este ámbito, más no vislumbra claramente
cuál es el rol que debe cumplir, aceptando que este sector tiene características
particulares que implican otros desafíos además de la rehabilitación de alteraciones
asociadas al lenguaje. Los resultados del estudio indicaron que las fortalezas del
profesional recaen en funciones de evaluación, intervención y gestión, declarando un
menor desarrollo en los ámbitos de prevención, conocimiento de la cultura escolar e
investigación ligada al reconocimiento de fenómenos que pudiesen explicar los
comportamientos asociados a déficits en el aprendizaje y desarrollo del lenguaje. En
este caso, queremos hacer énfasis en aquellos individuos escolares que se encuentran
en una posición de vulnerabilidad económica y social, puesto que el desarrollo de un
niño con las condiciones óptimas para llevar a cabo su proceso, genera un sesgo con
aquel alumnado que no posee las mismas, evidenciando una brecha que se transmitirá
hasta la adultez y que afecta al avance justo y equitativo de la realidad de un país. Es
aquí en donde recae nuestra responsabilidad como profesionales también de la
educación, que tanto se logra el rol del fonoaudiólogo en aquellas comunidades más
vulnerables o en la familiarización del entorno de un niño (a) (e) para llevar a cabo un
proceso de intervención y como desde la generación de proyectos e innovación
podemos contribuir a equilibrar la forma en la que se desarrolla el aprendizaje.
Diversos estudios mencionan que las dificultades de un niño a nivel lingüístico recaen
principalmente en el ambiente sociocultural en el cual se desarrollan, es decir, en el
lugar donde viven, en las personas que son responsables de ellos, ya sean padres o
apoderados, el acompañamiento familiar, en el colegio al que asisten, y en las
instituciones que les brindan educación y orientación. Si pensamos en que los niños
pasan la mayor parte de su tiempo en una institución, ¿por qué no evidenciar la falta
de herramientas y protocolos ante la identificación de situaciones de riesgo en
aquellas?, las instituciones evidencian problemas para generar aprendizajes en
aquellos niños que carecen de recursos económicos y que comprenden distintos
códigos culturales, existen ciertos elementos que al parecer no se han tomado en
cuenta para afrontar este tipo de situaciones, como el tipo de relación que se establece
entre profesor y alumno, el clima del aula, el acercamiento y la relación entre
compañeros, y la motivación que pueda o no existir en algunos profesores para
acompañar al alumnado vulnerable, las políticas públicas que impactan los
dispositivos escolares, etc., por ello, la poca capacidad que hay en las instituciones
educativas de generar aprendizajes en niños vulnerables o en riesgo social.
Actualmente el fonoaudiólogo se encuentra más presente en el aula regular, sin
embargo, su presencia sigue siendo escasa y limitada, debido a las mismas
características y formas de modus operandi de cada establecimiento, por lo que, no
siempre el trabajo colaborativo es el protagonista. Estudios indican que aquellos
establecimientos que incluyen diariamente al fonoaudiólogo en actividades en aula
regular logran mayores avances y habilidades en sus estudiantes, que los que realizan
actividades de forma esporádica, además de la identificación específica de cada
problemática individual y por ende, la creación de formas que posibiliten una solución
a nivel grupal, es decir, en el acompañamiento entre estudiantes y el fortalecimiento
de la relación alumno-docente. Si bien es cierto, el Estado provee ciertas soluciones
para el problema expuesto, aunque estas se entrampan en un círculo vicioso
institucional, pues cuando los niños se encuentran en situaciones de abandono,
violencia intrafamiliar, abusos sexuales, entre otras dificultades asociadas a su
situación de pobreza, este opta por sacar a los niños de su núcleo familiar que es
justamente donde suceden este tipo de situaciones, para llevarlos a instituciones y
hogares que albergan a menores con estas mismas problemáticas. Por ende, aquel niño
que vive esta experiencia y que necesita poder generar afectividad y apego estable, se
encuentra con niños en su misma condición, lo que imposibilita que él satisfaga dichas
necesidades, aunque claramente no podemos homologar las situaciones en la que se
encuentra los distintos jóvenes y niños que entran a estas instituciones, cada caso en
su unicidad tiene un componente distinto. Estamos claros de que las instituciones se
encuentran ellas mismas superadas en su capacidad de producir transformaciones
eficaces, ya que, por un lado no han frenado los delitos hechos por menores de edad y
por otro el número de “rehabilitados” es muy bajo, por lo que hay algo que no se está
haciendo bien. Tal situación no sólo expresa la debilidad de las distintas instituciones
para dar soluciones efectivas a la problemática propuesta, sino también demuestra la
circularidad al momento de ejercer una acción en los niños.
Es en este punto donde nace la figura del Sename como garante de la protección y el
cuidado de cientos de niños y jóvenes que conviven a diario con este contexto, el cual
tiene por objetivo, el contribuir a la promoción, protección y restitución de derechos
de niños (as) y adolescentes vulnerados/as, así como a la responsabilización y
reinserción social de los adolescentes infractores/as de ley. Cuando se habla de la
reinserción de niños y jóvenes estamos dando por hecho que estos se encuentran en
los límites o fuera de nuestra sociedad, producto de las distintas acciones que han
cometido, y los hechos que han experimentado los cuales recaen principalmente en
escenarios de criminalidad. Ahora bien, una de las tareas fundamentales que tiene esta
institución es generar vínculos emocionales estables, cometido que no logran llevar a
cabo. La carencia al momento de fomentar un vínculo estable no sólo se presenta en el
Sename u hogares de menores, sino que también se da en las instituciones educativas
que contienen a estos menores, por aquella falta de interés y las limitantes propias que
existen dentro de estas instituciones, como la falta de herramientas pedagógicas al
querer generar acciones que impacten positivamente en el alumno y el insuficiente
apoyo de los programas educativos frente a situaciones de vulnerabilidad.
Pienso, que aquello que no satisface el SENAME, ni a las escuelas, es la
conformación de vínculos afectivos estables que promuevan valores altruistas y metas
u objetivos para que los niños se desarrollen en plenitud dentro de la sociedad. Según
información de diversas columnas, casi la mitad de los niños (as) y adolescentes no
cuentan con atención psicológica, un tercio de los planes de intervención individual no
son evaluados y un escaso trabajo de revinculación familiar. Adicionalmente se
evidencia precariedad del trabajo intersectorial, que es clave para la efectiva
restitución de derechos de los niños, ya que su cuidado no es responsabilidad
exclusiva de Sename, sino también de Salud y Educación. Para enfatizar, se observa
que 36% de los niños que están en los centros de administración directa del Sename,
no asisten a la escuela, 48% tiene retraso escolar, 55% tiene problemas de salud
mental y 41,7% presenta consumo problemático de alcohol y/o drogas. Es así que 1 de
cada 7 niños bajo tutela del Sename no asiste al colegio, la misma institución reconoce
que es difícil encontrar programas educacionales para los menores de edad, como
también la Defensoría de la Niñez acusa una disímil oferta de cupos, hay niños a los
que se les cancela la matrícula desde las escuelas públicas, ya que los catalogan como
escolares complejos.
Efectivamente, en la práctica hay dificultades para encontrar programas acordes para
estos niños. Los colegios tradicionales no siempre cuentan con herramientas para
apoyar de manera personalizada a los niños, quienes en ocasiones deben enfrentarse a
situaciones adversas en términos de trato, o a una intervención educativa inadecuada a
sus necesidades, en general, se tiende a efectuar una separación ficticia entre las
acciones que le corresponden a cada sector (salud y educación), desatendiendo las
necesidades globales de los estudiantes y dificultando la creación y activación de
redes de apoyo que garanticen una atención de calidad, también la dificultad en
habilidades como la colaboración con el equipo educativo para crear programas de
intervención basados en el currículo. Ello revela falta de conocimiento asociado al
sector educativo como ámbito de actuación profesional con características y
requerimientos particulares. Si se amplía la visión hacia una perspectiva de carácter
internacional, aparecen roles del fonoaudiólogo en campos no considerados en Chile
como la alfabetización, donde se considera prevenir el desarrollo de problemas del
lenguaje escrito mediante el fomento de la adquisición del lenguaje y la alfabetización
emergente, identificar a los niños(as) en situación de riesgo respecto de problemas de
lectura y escritura, evaluar la lectura y la escritura, asociado a los procesos
psicolingüísticos y comunicativos, proporcionar intervención y documentación de los
resultados de lectura y escritura, y asumir otras funciones, como la prestación de
asistencia a los maestros de educación general, padres y estudiantes, etc. funciones
que en nuestro país se ven un tanto lejanas de arraigar en nuestra educación formal,
con su estructura normalizadora y jerárquica. ¿Por qué entonces el fonoaudiólogo no
cobra protagonismo en el accionar de estas problemáticas mediante la generación de
proyectos inclusivos no solo en estas instituciones?, ello representa una oportunidad
inapreciable para la fonoaudiología en Chile, ya que permite desarrollar
conversaciones en pos del mejoramiento de la calidad de la práctica lo que impactaría
potencialmente en la solución de desafíos propios de la disciplina, aún hay mucho
camino que trazar y recorrer.

CONCLUSIÓN
La producción de lo vulnerable descansa sobre la caracterización de la condición
socioeconómica que determina el Estado, producido por los distintos dispositivos que
tienen un rol sobre las políticas públicas, las que influyen en las necesidades básicas
que permiten la vida en sociedad, y nuestro país que se constituye con los significados
del neoliberalismo, se permite la existencia de sectores en riesgo social. El puesto de
la educación en el sistema económico actual sólo reproduce los significados que se
establecen en situaciones de vulnerabilidad, no pudiendo aportar a la transformación
social de los sujetos en cuestión, aún cuando existen distintas redes de apoyo que
intervienen para la superación de tales condiciones, sobre todo si analizamos la gran
diferencia que existe entre la educación que se imparte en sectores sociales bajos, con
la calidad de aprendizajes que se entrega en estratos sociales altos. La imposibilidad
de generar aprendizajes en instituciones con riesgo social es uno de los problemas más
importantes a lo largo del trabajo, afectando a todos los agentes que participan de este
proceso, ya sean profesores, alumnos, familias, instituciones de apoyo, etc. Se pone en
juego aquí todo el trabajo pedagógico implicado en la entrega de aprendizajes, se
educa con un fin productivo económico, así las instituciones fundamentados por el
currículo se encargan de intencionar los aprendizajes en instancias meramente
cognitivas, por tanto, los niños se muestran como un ser que sólo tiene capacidades
intelectuales, dejando fuera todas las aptitudes que construyen las habilidades del
hombre. Es por esto, que se hace necesario comprender una nueva pedagogía, con el
objetivo de cambiar el paradigma de lo educativo, y es aquí donde entra en juego la
importancia de la comunicación efectiva dentro del desarrollo humano y de la
organización social, que posibilita la convivencia y el bienestar grupal, la
Fonoaudiología podría contribuir como un ente promotor de las habilidades
comunicativas saludables, además de ser un facilitador en el levantamiento de
necesidades que obstaculizan la convivencia y su funcionamiento en diversas
instituciones, ampliando el marco de acción no solo a un profesional de rehabilitación
en la capacidad fisiológica, sino que también un profesional involucrado en materias
de transformación social por medio de la comunicación. Es necesario dar inicio a una
autorreflexión como gremio profesional que permita retroalimentar al gremio y al
propio sector educativo, promoviendo una mejor prestación del servicio y un mayor
beneficio a los estudiantes. Probablemente esta necesidad se presenta hoy en Chile
debido al nivel de desarrollo alcanzado por la disciplina, el que ha propiciado la
generación del proceso reflexivo, el metaanálisis profesional y la crítica constructiva
en pos de una formación y praxis de mayor calidad.
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