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El barrio de Yuliana – Hace 480 años, en busca del fabuloso El Dorado, los
españoles llegaron al altiplano conocido como la sabana de Bogotá en dos
expediciones simultáneas, independientes y enfrentadas, desde el norte y desde el
sur. Se establecieron contra la rama oriental de los Andes, junto a un río que hoy
corre entubado bajo la única avenida sinuosa del centro histórico de la capital
colombiana que lleva el nombre de quien se considera como fundador de la ciudad
hispánica: Gonzalo Jiménez de Quesada (1509-1579).
Para un visitante la orientación en esta urbe pujante que ronda actualmente los siete
millones de habitantes 3 parece sencilla. Las calles corren en sentido
oriente/occidente, de modo que si uno ve los cerros de la cordillera exactamente a
su frente o a su espalda sabe que está en una calle. Las carreras, en tanto, corren de
norte a sur y si uno ve los cerros a su derecha sabe que se está dirigiendo por una
carrera hacia el norte, en tanto que si los ve a la izquierda está yendo al sur. Las
diagonales son escasas y no alteran mucho este esquema.
Bogotá es una ciudad de barrios. Se dice que hay más de 1.200 con una población
promedial de unos cinco o seis mil habitantes en cada uno. El crecimiento
tendencial del siglo XX determinó que los barrios residenciales de la alta burguesía
fueran extendiéndose gradualmente hacia el norte y los barrios de trabajadores y
pequeños propietarios hacia el sur y el occidente lo que coincidía con la radicación
de industrias, talleres y actividades extracción (canteras, hornos de ladrillos, etc.) en
esos arrabales de la sabana o cerros arriba en el oriente. Nunca fue un fenómeno
lineal ni sencillo. Su característica fundamental es la contradicción, las pujas
territoriales y sociales, en forma muy similar a la que se registra en Buenos Aires
con la implantación de villas, de Río de Janeiro con sus favelas y de Montevideo con
sus asentamientos y cantegriles.
Hasta hace pocas décadas, a pocos metros de la Plaza de Bolívar, en el riñón
simbólico y administrativo de Bogotá, se encontraba la Calle del Cartucho que
cobijaba a todo tipo de vendedores de bienes insólitos, raterillos, carteristas,
changadores con sus burros, mendigos y remendones o el “mercado al aire libre” de
San Victorino en cuyos inmensos vericuetos de tenderetes los extraños podían
entrar pero sin la certeza de salir de esa corte de los milagros. Barrios y poblaciones
originalmente rurales del suburbio fueron absorbidas gradualmente por la ciudad
creciente. La ocupación de las duras laderas de la montaña ha sido un proceso de
disputa, desalojos y luchas.
Con el auge de las canteras llegó mucha gente dispuesta a trabajar, unos por breve
tiempo y otros para radicarse. Los hombres extraían las piedras, las partían y las
almacenaban. Las mujeres se dedicaban a triturarlas. Los campamentos que se
levantaron para albergar a estas familias se convirtieron en viviendas permanentes,
ranchos de terrón y tejas. Pasados varios años, la Onca fue dividida en ocho partes
cuya propiedad pasó a los herederos de Calderón. Cuando la explotación de las
canteras dejó de ser lucrativa, los propietarios de las tierras, en compensación de
salarios y prestaciones sociales impagas por muchos años, cedieron la posesión a
los trabajadores, pero sin preocuparse por escriturar esos socavones deforestados
a favor de los nuevos propietarios.
La gran mayoría de las familias originales estaban formadas por campesinos que
procedían de los departamentos de andinos de Boyacá y Santander, muchas traídas
por amigos y familiares que les habían precedido5. El agua se transportaba en tarros
desde una cañada cercana y se guardaba en ollas de barro. Un puentecito sobre la
quebrada era el punto de encuentro para lavar la ropa. El alumbrado era con
lámparas de petróleo, velas, y algunos lo traían con cables del “otro Chapinero”
usando desde alambre dulce hasta alambre de púas. Cuando alguien se enfermaba,
acudía al médico de Lourdes. Los partos eran atendidos en las casas por Doña Aleja
de Pineda o Doña Socorro de Durán.
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Muchas generaciones de una misma familia han vivido en el Bosque Calderón de
manera ininterrumpida. Las familias son en su mayoría numerosas; al crecer fueron
poblando los lotes, grandes al comienzo, ahora repartidos entre las nuevas
generaciones. Así como ellos, también se constituyeron muchos barrios más.“Hace
siete años me casé y mi mamá me dió parte del lote para que hiciera un rancho.
Como mi papá tiene un lote grande… a cambio de que lo pierdan, uno coge un
pedazo”, decía un joven de 29 años nacido y criado en el Bosque Calderón. El
proceso ha continuado con la llegada ininterrumpida de nuevos migrantes que,
como los Samboní, arriban a la capital escapando de la miseria en el campo, de los
conVictos con los terratenientes y la policía y de los enfrentamientos entre el
ejército y la guerrilla.
Desde hace unos cuarenta años, ese panorama de precariedad bucólica cambió tan
rápidamente como crecía la urbe. Los especuladores inmobiliarios, los inversores
de la construcción y los urbanizadores piratas le habían echado el ojo al sector.
Recurriendo a maniobras jurídicas de toda índole, estuvieron a punto de que les
escrituraran algunos predios. En 1983 se decidió construir una Avenida Circunvalar
encaramada en los cerros, desde el centro hacia el norte residencial, porque las
carreras longitudinales como la Séptima o la Caracas estaban abarrotadas por el
tránsito vehicular. La apropiación de los terrenos por debajo y por encima de la
sinuosa Circunvalar se agudizó. La Onalidad era clara: construir conjuntos de
costosos ediOcios residenciales con un magníOco panorama de la sabana.
Las familias que tenían sus ranchos en el trazado de la Avenida fueron reubicadas
más arriba con la promesa de que se les escriturarían sus nuevos terrenos; esta
promesa no se cumplió. Después la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá, hizo un
tendido de lineas de alta tensión por encima de las casas. Para la aprobación de los
planos se necesitaba un mínimo de doce metros entre el tendido y las casas,
requisito que complicó aún más la legalización total de barrio, ya que excluía como
espacio habitable los predios sobre los que cruzaban las lineas. Los habitantes
entablaron una acción de petición para que cambiaran el recorrido y el Centro
Jurídico Comunitario (CJC) logró ganar el pleito, ratiOcando la propiedad de los
terrenos para sus habitantes.
En junio de 1990, más de mil policías intentaron un desalojo masivo por la fuerza y
gracias a la organización comunitaria y al CJC el lanzamiento de los modestos
pobladores se aplazó pero en julio un contingente de la policía atropelló a
numerosas familias. En los hechos resultaron heridos varios habitantes por
disparos efectuados por los uniformados. Según declaraciones del entonces
Decano de Teología de la Universidad Javeriana “la confusión fue mayor al ver a los
policías entrar a las casas y sacar a los habitantes a palos. Rompían vidrios, lanzaban
piedras, era una guerra sin cuartel contra aquellos colombianos indefensos”.
Hasta hace un tiempo a esos barrios de los cerros sólo subían tres vehículos de
transporte que recogían los pasajeros en “el otro Chapinero, el de vitrinas elegantes y
almacenes lujosos que se extiende como un tapete en la parte baja de los cerros en
disputa”. La opción era subir a pie la empinada cuesta que media entre el cerro y las
grandes avenidas (la Carrera Séptima, la Carrera Décima, la Avenida Caracas). El
comercio del Chapinero tradicional, presionó para que el Alcalde Menor no
permitiera que esos transportes operaran.
Para hacer frente a esas situaciones, la comunidad cuenta con una rica experiencia
organizativa: Juntas de Acción Comunal, Comité de Salud, Comité Femenino Alma
Familiar, Comité de Terrenos y Legalización, el Comité de Vivienda y Levantamientos
TopográOcos, Comité Pro-niño, Comité de Madres Comunitarias, Comité de
Restaurante Escolar y hasta Comité de Cultivos Hidropónicos, que construyó un
invernadero. La comunidad ha realizado talleres sobre la defensa de la tierra,
programas para la tercera edad, programa de recuperación y legalización de tierras y
viviendas de interés social.
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Con los años algunos barrios lograron la escrituración de predios y obras de luz
eléctrica, agua corriente y saneamiento. Aunque la pavimentación de calles y las
vías de acceso siguen siendo totalmente insuOcientes. La comunidad de esos
barrios, tiene comprometida su supervivencia como desde hace décadas. Las
contribuciones inmobiliarias fuertemente incrementadas se han empleado muchas
veces para desalojar a los pobladores ya que les obligan a abandonar las viviendas
y vender los terrenos a los “constructores” a precio vil. “El suelo que habitan sigue
estando en la mira de grandes y poderosos intereses económicos. Lo que hasta hace
pocos años era monte, ahora son lotes con alta valorización. Desde la loma se
observa buena parte de la capital: un paisaje seductor para vender apartamentos”
sostenía De Currea-Lugo.
Estas son las cifras actuales de la zona conocida como Pardo Rubio, localidad de
Chapinero, compuesta por 20 barrios (cinco aun sin legalizar). Los que se
encuentran en zona crítica son el Bosque Calderón y los Olivos, ya que están
ubicados en zona montañosa, por encima de la Circunvalar, sobre los cerros
orientales: alguno de los predios en espacios de reserva forestal y otros en zonas de
alto riesgo no mitigable por remoción en masa (los riesgos de deslave existen, sin
contar incidencia de movimientos sísmicos) y el acceso al primero de ellos
solamente es apenas practicable por una callecita angosta y tortuosa.
En los siete años que la niña alcanzó a vivir nunca pasó hambre ni le faltó afecto.
Era una niña feliz, dicen sus familiares. Juvencio regresaba a su tierra cada vez que
podía. En agosto del 2014, viajó 24 horas en ómnibus para celebrarle el
cumpleaños. En las casas hubo Oesta con torta y Coca Cola para Yuliana y sus
amiguitas.
En Bogotá, la vida era dura. Un primo que había llegado antes a la capital a trabajar
como obrero de la construcción lo recibió en un cuarto donde vivía en el
asentamiento que había nacido de la invasión que tuvo lugar cuando se abrió la
Avenida Circunvalar y le ayudó a encontrar empleo como peón albañil en una obra.
Hoy viven allí unos ochenta paisanos suyos. Con el paso del tiempo, Juvencio se fue
acostumbrando al frío y las duras jornadas de más de 12 horas. Ganaba un poco
menos del salario mínimo pero cuando logró ahorrar lo suOciente le envió dinero a
su esposa para que viajara a Bogotá.
Ya con Nelly a su lado, Juvencio alquiló un cuarto en una precaria casa en el mismo
barrio. Los Samboní pagaban el equivalente a unos 1.500 pesos uruguayos
mensuales por esa pieza de escasos tres metros de lado y piso de cemento sin
pulir. En el cuarto del lado vive una hermana de Juvencio y su esposo, y en la tercera
habitación otro hermano Edgar con su cuñada Luz y su hijo de siete años, primo de
Yuliana, con quien estaba jugando cuando llegó Rafael Uribe Noguera a
secuestrarla. Todos los Samboní comparten el único baño. Allí nació hace dos años
Nicole, la hermana menor de Yuliana.
Durante buena parte del domingo 4 de diciembre Juvencio, sus familiares y vecinos
buscaron a Yuliana cuadra por cuadra, por el barrio y sus alrededores. Nelly,
angustiada, no quiso salir de su cuarto conOada en que su hija mayor aparecería de
un momento a otro. La esperanza se convirtió en pesadilla cuando los Samboní se
enteraron, el lunes 5, que su niña de siete años estaba muerta.
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Los caucanos de Bosque Calderón saben que la única forma de sobrevivir es
uniéndose, en las buenas y en las malas. Cuando Nelly, Juvencio, Edgar y Luz se
enteraron de que el secuestro y el asesinato de la niña era obra de un hombre de
poderosa familia adinerada, se encerraron varios minutos en una habitación. No
sabían qué hacer. Se vieron enfrentados a la más honda impotencia. Recordaron
otras muertes de niños y los años que pasaron sin que se resolvieran los casos y
decidieron romper su aislamiento y salir del barrio a pedir ayuda.
Ahora los familiares se preguntan porque este hombre rico y poderoso eligió a su
niña para cometer este crimen atroz. “De pronto la escogió al mirarnos la pobreza, al
ver que no tenemos estudio ni plata ni nada. Y pensó que nos íbamos a dejar, pero se
equivocó porque somos caucanos. Y para los caucanos del campo los hijos y la
familia son sagrados” declaró la tía de Yuliana.
Ahora los Samboní temen que el crimen de Yuliana caiga en el olvido y tantas
penurias y dolores vuelvan a tornarse invisibles. Tales temores no son infundados.
En verdad una maquinaria ominosa, hecha de complicidades, indiferencias y
manipulaciones se ha estado moviendo para proteger al depredador asesino y para
sustraerlo de la pena que se merece. Este en suma es el tema de este artículo como
veremos más adelante.
Los Rosales se encuentra entre las cinco áreas residenciales más exclusivas de la
capital y su dinamismo actual la pone en el primer lugar. Posee varias sedes de
grandes empresas, hoteles, bancos, restaurantes y tiendas afamadas. También hay
negocios ambulantes, una feria cercana a la Carrera Séptima (que funciona
semanalmente) y sedes de muchas embajadas acreditadas en Colombia.
Los gimnasianos también son conocidos por su Banda de Guerra que, al estilo
yanqui, participa en desOles con sus brillantes uniformes de fantasía, sus
instrumentos relucientes y sus redoblantes tambores. Ser el Jefe de la Banda de
Guerra, como lo fue Rafael Uribe Noguera (RaOco), es una preciada distinción. Ir
revoleando el bastón entorchado al frente de la Banda era y sigue siendo el signo del
primus inter pares, es decir el más pintún, el más atlético y el más simpático y
bailarín de los galanes por el que se derretían las chiquilinas de los colegios
femeninos exclusivos.
En ellas no basta tener mucho dinero y muy buenos vínculos sino que es
imprescindible la “prestancia social”, es decir el signo que da la riqueza por
generaciones para asegurar que el ascenso social y el reOnamiento alcanzado están
basados en despojos, especulaciones, maniobras más o menos dolosas y
explotación del prójimo, lo suOcientemente lejanas u ocultas como para despegarse
de las fortunas instantáneas que generó el narcotráOco, el asesinato de indígenas o
los latrocinios no caliOcados, entre otros crímenes.
Además hace más de dos o tres generaciones que están casando a sus hijos con
los vástagos de las oligarquías clásicas (es decir los que se volvieron honorables en
un ciclo anterior) y como desde hace siglos se compran títulos nobiliarios y
genealogías inmaculadas que traen, de regalo, la acogida más benévola a cualquier
club exclusivo, a cualquier antro psicodélico o prostíbulo caro y hasta el acceso a
cualquier galería de arte donde exponer mamarrachos propios junto a los Van Gogh,
los Gauguin o los Vermeer de los ultra millonarios. Los Corleone y los Soprano son
fantasías realistas ítaloamericanas.
Los primeros clubes en crearse fueron casi esencialmente sociales, es decir, lugares
de reunión de los políticos e intelectuales. Sin embargo los conceptos y las
características de los proyectos han ido variando con el tiempo. En los últimos años
ha surgido un número considerable de clubes campestres que se han convertido en
el lugar preferido para la práctica de deportes (especialmente el golf), el descanso y
la recreación familiar (piscinas, saunas, equitación, juegos infantiles). También el
fantasma de la inseguridad ha hecho que las tradicionales Oncas de recreo donde
las familias adineradas disfrutaban de vacaciones de campo en la sabana hayan
sido reemplazadas por los llamados clubes de On de semana, clubes-hotel o
conjuntos cerrados que son reductos compartidos y fuertemente resguardados.
El padre de Rafael Uribe Noguera es socio vitalicio de uno de los dos primeros y
más rancios clubes bogotanos: el Gun Club. El primero de estos fue el Jockey Club
que nació en 1874 creado por un grupo de cachacos de alta alcurnia, movidos por el
deseo de tener un lugar en el cual hacer sus tertulias. El lugar fue un éxito inmediato
entre las grandes Oguras políticas, sociales e intelectuales de Santa Fe de Bogotá.
Su exclusividad y su gran reconocimiento generaron que, tras ocho años, apareciera
su primer competidor, el Gun Club, fundado en 1882. Estos clubes tenían suntuosos
ediOcios de estilo neoclásico en el centro de la capital pero cuando habían cumplido
un siglo y debido a la limitada asistencia de socios debido a la migración de la gran
burguesía hacia el norte ambas instituciones se mudaron en el mismo sentido para
ocupar sedes más modernas y aún más suntuosas.
Tanto el Jockey Club como el Gun Club eran y siguen siendo clubes de hombres,
reinos del patriarcalismo más absoluto donde los socios solo pueden ser varones y
lo mismo sucede con todo o casi todo el personal de servicio. El énfasis de los más
antiguos no se ponía en los deportes o el entretenimiento, sino en la preservación
de las costumbres con que los ultra ricos pretendían hacer de su Bogotá una ciudad
de estilo y pensamiento europeo, preferentemente londinense, comiendo lo más
reOnado, bebiendo sus tragos y departiendo mientras fumaban sus habanos
mientras chismeaban o conspiraban.
El Gun Club está instalado ahora en la calle 82 con Carrera Séptima y adoptó un aire
menos gerontocrático para posicionarse como el club de “las nuevas generaciones
de grandes oligarcas”, abriendo sus puertas a las señoras como invitadas
frecuentes y a los hijos de los socios aunque siempre como un lugar de reunión
reOnado y discreto, de sonidos amortiguados y salones principescos. Ese fue el club
que frecuentaban los Uribe Noguera.
Ingresar al Jockey Club o al Gun Club es muy difícil. Los clubes son sociedades
anónimas con un paquete accionario de no más de 400 o 500 títulos nominativos, a
razón de uno por cada socio. El costo de una de las acciones puede equivaler al de
:
un buen apartamento o residencia lujosa y asegura los servicios de por vida al titular
y a sus invitados aunque naturalmente los consumos y otras erogaciones deben
pagarse a precios elevados. Siguiendo con la tradición, los únicos que pueden ser
accionistas son los hombres pero no hay membresías disponibles: el interesado
tiene que suministrar todo tipo de información y antecedentes personales,
familiares y patrimoniales que son cuidadosamente investigados hasta que la
directiva acepta su inclusión en una lista de espera.
Una familia prestante – El entorno familiar está compuesto por la madre María
Isabel Noguera de Uribe, el padre Rafael H. Uribe Rivera y dos hermanos, uno mayor
Francisco José y otra menor Catalina. Rafael H. Uribe Rivera (cumplió 71 años
precisamente el 15 de diciembre de 2016) precedió a sus hijos como bachiller del
Gimnasio Moderno. Estudió arquitectura y se recibió de Arquitecto en la PontiOcia
Universidad Javeriana de Bogotá, en 1970. Fue docente durante cuatro años en otra
exclusiva universidad privada de la capital colombiana, la Universidad de los Andes.
En su curriculum académico deja constancia de su amor por el teatro y por la
historia. Trabajó en distintos estudios de arquitectura desde antes de recibirse y en
1972 empezó su actividad independiente en construcción de viviendas. Como
delegado docente integró el Consejo de la Facultad de Arquitectura de la Javeriana
en 1974.
Algunos de quienes estudiaron cuando Uribe padre encabezaba la Facultad dan una
imagen más compleja del catedrático. La arquitecta y artista plástica cartagenera
Alexa Cuesta (con posgrados en Valencia y Barcelona), fue alumna de Uribe Rivera
cuando estudió en la PontiOcia Universidad Javeriana de Bogotá (entre 1989 y 1994)
y lo caliOca públicamente como un ser perverso. Alexa no se explica cómo pudo
durar tanto tiempo como Decano de Arquitectura porque sostiene que los jesuitas, a
pesar de ser elitistas, siempre procuran la excelencia académica. AOrma que los
comentarios de Uribe Rivera a los proyectos de sus estudiantes eran siempre
clasistas, denigrantes y despreciativos de la dignidad de la gente, “para él todo era
dinero, lo demás no importaba” dijo la arquitecta costeña que había sido becada por
su colegio (Comfenalco) para estudiar una carrera costosa en la capital. Para
abonar la actitud despótica y prepotente del Decano, Alexa dio su versión sobre un
caso concreto cuando realizaban bajo su dirección un diseño de viviendas de
interés social en el occidente de Bogotá.
Alexa también explicó las razones que, desde su punto de vista, sustentaban el
poder omnímodo del Decano. En esa época Uribe Rivera era el contratista de todo el
mobiliario urbano de Bogotá y tenía una forma de hablar como un general a sus
subalternos. “Creo que venía de familia militar – especula Alexa – todos le tenían
miedo, eso sí era un profesor puntual y no permitía fallas. Su forma de vestir era muy
llamativa: los mejores trajes de paño y corbatas de seda, no sé cuantos Mercedes
deportivos tenía pero llegaba en varios”.
El Onal de la relación profesor / alumna fue tempestuoso según declaró Alexa: “yo
estaba totalmente traumatizada e indignada con su Tlosofía nazi de la vida, así que
con tal de no darle la mano en la ceremonia de graduación, pedí que me entregaran
mi diploma por ventanilla, y allí fue Troya. Me llamó a su oTcina cuando fui a buscar
mi diploma, para insultarme porque no quise asistir a la ceremonia, como si estuviera
dolido. Sé que se acuerda de mi…”.
De la madre, la señora María Isabel Noguera de Uribe, poca información pública que
se conoce. Se dice que es aOcionada a la literatura y se ha demostrado que es
representante legal de la empresa Lascaux Construcciones, S.A.S., propiedad de la
familia dedicada a las construcciones de lujo, donde Rafael Uribe Noguera trabajaba
como arquitecto.
El hermano mayor es el abogado Francisco José Uribe Noguera, socio desde 2012
de uno de los bufetes de servicios jurídicos más grandes de Colombia, Brigard &
Urrutia, que emplea a no menos de 150 profesionales y maneja los mayores
negocios del mundo empresarial, con proyección y contactos globales.
Casualmente la sede de la Orma queda en Chapinero Alto a pocas cuadras al sur de
Los Rosales y otras pocas al norte del Bosque Calderón.
Hasta el crimen atroz que cometió RaOco el miembro de la familia que más había
llamado la atención era precisamente Francisco José. Como socio de Brigard &
Urrutia era jefe operativo de los negocios jurídicos de su prominente cliente Riopaila
Castilla S.A., un gigantesco complejo agroindustrial del Valle del Cauca que ocupa
:
los primeros lugares en el mercado nacional e internacional mediante la producción
y comercialización de azúcar, miel, alcohol, energía, palma y todos los derivados
imaginables.
Riopaila Castilla es parte del fabuloso imperio de los Caicedo una estirpe de los
ultra ricos que tienen su centro de comando en Cali. La plaza principal de esa
ciudad lleva el nombre de Plaza Caicedo como símbolo de la gravitación de la
familia en la inmensa y dinámica acumulación económica, la política conservadora
y la acción religiosa que se remontan al siglo XVIII cuando el primero de ellos fue
Alférez Real (virtual virrey) de los monarcas españoles en la región sur de la Nueva
Granada.
En el 2013, una investigación reveló que Riopaila Castilla S.A. había adquirido 42 mil
hectáreas en el Vichada15, en forma fraudulenta, a través de auto préstamos. “Las
normas están para interpretarse” respondió Francisco Uribe Noguera, el abogado de
la Orma Brigard & Urrutia, ante las denuncias de parlamentarios sobre la forma en la
que Riopaila, se apropió de las tierras (una superOcie de 420 kilómetros cuadrados
equivalente al 75% del departamento de Montevideo).
Las leyes colombianas establecen que cada persona física o jurídica solamente
puede poseer una Unidad Agrícola Familiar (UAF) pero el abogado Uribe Noguera
habría sido el inventor de un mecanismo para eludir la ley. De este modo, el 31 de
diciembre de 2010, en una escribanía de Cali se constituyeron 27 sociedades
anónimas simpliOcadas (S.A.S) de un solo golpe. En todas las actas Ogura el Dr.
Francisco Uribe Noguera y empleados de Riopaila como hombres de paja. El
mecanismo de apropiación de los terrenos fue que cada una de las 27 empresas
constituidas por Uribe Noguera adquirió otras tantas UAF de los campesinos entre
los municipios de Santa Rosalía y La Primavera, del departamento de Vichada, y en
el mismo acto le arrendó la totalidad de los predios a Riopaila Castilla S.A. por 30
años y por un canon que corresponde al valor de la compra de dichos predios.
Tras el contrato de arrendamiento, Riopaila Castilla suscribió con cada una de las
sociedades anónimas inventadas un contrato mutuo, en los que se puede verse que
las tierras fueron adquiridas mediante un préstamo de recursos de la compañía
agroindustrial a favor de las agroforestales, nombre que le pusieron a las S.A.S.
Cada una de estas nuevas sociedades pagaría el crédito arrendándole el predio a
Riopaila, de tal forma que el canon cubría la cuota.
Sus vínculos y su liderazgo juvenil hicieron que llegara ser el Jefe de la Banda de
Guerra del Gimnasio Moderno, una de las máximas distinciones para lucirse en los
desOles. Fue una época de borracheras intensas, incontables cajas de Marlboro y
otros fumestibles, en medio de farras permanentes en la noche bogotana. Se dice
que, desde entonces, sus amigos tenían claro que el simpático RaOco, con unas
copas arriba, se transformaba en un tipo fastidioso y pesado. Con sus compañeros
viajó a La Habana en la excursión de undécimo grado. Al cabo de trece años de dar
que hablar en el Gimnasio Moderno, en 1996 se graduó de bachiller con algunas
anotaciones por mala conducta y una fama de galán arrollador. Celebró el grado con
una gran Oesta en la que resonaron sus vallenatos favoritos pero por esa época su
familia le encubrió por un robo que cometió en un club campestre.
Sus amigos no recuerdan ninguna época en que no haya estado muy preocupado
por lucir bien y por rodearse de mujeres bellas. Últimamente era un frecuente
usuario de Tinder17 para conseguir todo tipo de compañía instantánea para sus
Oestas. Hace más de un año, una de sus prolongadas Oestas terminó en líos con los
vecinos. De alguna manera Rafael logró ingresar al apartamento contiguo, revolvió
el ropero de una mujer mayor que no estaba en ese momento y cuando esta
regresó, en compañía de su esposo, lo encontraron durmiendo la borrachera en su
sala, luciendo algunas prendas de la mujer. Debido al escándalo reiterado, que
desbordó la paciencia de los propietarios, el arquitecto tuvo que dejar el ediOcio,
puso en arriendo el apartamento, y se mudó a otro, a pocas cuadras de allí.
El viernes 2 de diciembre les habría ofrecido dos mil pesos a Yuliana y a una de sus
amiguitas para que abordaran la camioneta. Ante la negativa de las menores, el
hombre les ofreció cuatro y después cinco mil pesos, pero ellas nunca accedieron.
Uribe Noguera abandonó el lugar cuando los primos de la niña, de unos 8 años,
tampoco quisieron el dinero. El informe de la Policía dice que el arquitecto volvió al
:
día siguiente, el sábado 3. Esta vez Uribe Noguera habría subido la oferta a 10 mil
pesos para que Yuliana abordara la camioneta y ella habría accedido. En el interior
del vehículo el hombre habría tocado a la niña y después la dejó ir. La menor solo le
contó el episodio a su amiga y a sus primos pero sobre esta versión tal vez nunca se
sepa la verdad.
A las 14 horas el abogado Francisco Uribe Noguera llegó para encontrarse con los
Gaula en la comisaría de la calle 72 y Carrera 7. Explicó que el vehículo no estaba en
su poder debido a un negocio familiar informal hecho años atrás, y cuando el
abogado trató de entrar en detalles del asunto, los agentes le insistieron en que lo
urgente era dar con el paradero de la niña y le hicieron saber que cada minuto era
crucial, por lo que necesitaban su colaboración. Fue entonces cuando Francisco
empezó a hacer llamadas para averiguar entre su familia sobre la camioneta, sin
ofrecer una respuesta clara. Finalmente, al cabo de varias averiguaciones Francisco
les dijo a los agentes quién tenía el vehículo “Es que es mi hermano”, dijo. Señaló
que su nombre era Rafael Uribe Noguera, pero que nadie en la familia sabía en ese
momento dónde estaba. Les dio el número de celular de su hermano y les dijo
donde vivía (en la Carrera 1ª y calle 68) pero no les dijo del otro apartamento
propiedad de RaOco en Equus 66. Francisco se fue enseguida y los policías del
:
Gaula salieron inmediatamente para la dirección que les dio donde no había nadie y
nadie les dio razón del paradero de RaOco o de la camioneta. Desde luego Rafael
Uribe nunca contestó las llamadas telefónicas que se le hicieron.
A las 15 hs. testigos que trabajan al lado del ediOcio Equus 66 (Carrera 4A con calle
66) vieron a la hermana menor de RaOco, Catalina, discutiendo a los gritos con el
portero que no la dejaba entrar al ediOcio. Finalmente Catalina logró que la dejaran y
penetró al apartamento 603 con sus llaves. Quince minutos después el que llegó al
Equus 66 fue el hermano mayor, Francisco José Uribe Noguera. Unos minutos más
tarde llegó al apartamento 603, donde estaba RaOco, una mujer joven que no ha sido
identiOcada. La policía insistió permanentemente en comunicarse con Francisco
José pero este no atendió ninguna llamada. A las 15 y 05 un oOcial del Gaula le
escribió, vía whatsapp: “Señor Rafael, necesitamos hablar urgente con usted”. El
celular aparecía encendido.
A las 16 y 30 Catalina Uribe Noguera abandonó el ediOcio Equus 66. Varios testigos
aOrmaron que minutos después el arquitecto RaOco se asomó al balcón del sexto
piso y gritó “como loco” y a voz en cuello “no, noo”. A esa hora RaOco también llamó
por teléfono a un comercio cercano y pidió bebidas energizantes. El portero se las
subió al apartamento.
A las 17 horas los vecinos vieron que RaOco salió del ediOcio caminando (la
camioneta quedó en un rincón oculto del estacionamiento subterráneo), recién
bañado y compuesto, ostentando lentes de sol. Según parece tomó un taxi más
abajo pero la policía no había podido localizar al taximetrista para corroborarlo.
A las 19 horas Francisco Uribe Noguera llamó a los investigadores del Gaula y le dijo
que había ocurrido una desgracia pero cortó la comunicación sin decir más nada
por lo que no pudo ser localizado.
A las 20 y 30 Francisco volvió a comunicarse con el Gaula. Les dijo que había
encontrado a su hermano, que presentaba una sobredosis severa y que estaba
llevándole a la Clínica Montserrat (Instituto Colombiano del Sistema Nervioso,
Clínica Monserrat, ubicada al norte en la Carrera 20 con calle 134) para que le
atendieran. Cuando los policías llegaron Francisco Uribe Noguera estaba allí en
compañía de un abogado al que consultó antes de decidirse a hablar con el Gaula.
Minutos después, Francisco les dijo a los investigadores que su hermano, camino a
la clínica, le había confesado que había estado con la niña que estaban buscando y
que esta había muerto accidentalmente. El Gaula preguntó dónde estaba la niña y
fue cuando Francisco dio una información que no había mencionado antes: habló
de un segundo apartamento en donde habían encontrado a su hermano. Dijo no
conocer la dirección pero que sí que sabía llegar. Guiados por él, partieron a toda
velocidad hacia el lugar. Pidieron refuerzos a otras unidades y dieron aviso a la
Fiscalía.
A las 20 y 50 llegaron al apartamento 603 del ediOcio Equus 66, un lujoso espacio de
dos niveles deshabitado, sin muebles. Apenas vieron unos cigarrillos y una botella
de aguardiente. Registraron la primera planta sin hallar nada. Luego subieron a la
terraza donde se destacaba un gran jacuzzi empotrado con puertecillas en los
costados para acceder a la tubería interna y los motores. Los agentes del Gaula
vieron a la niña tendida allá dentro, en un espacio al que no podían acceder desde la
compuerta. Estaba muerta. Incluso algunas de sus extremidades ya presentaban
rigidez cadavérica, prueba de que su deceso se dio varias horas antes. “¡Qué hizo
este man, no puede ser!”, dicen que dijo Francisco entre sorprendido y consternado.
La niña estaba desnuda, y sus prendas fueron halladas dentro de la cisterna de uno
de los baños del apartamento (salvo un zapato que apareció en la camioneta en
cuestión). Medicina Legal observó que el cadáver estaba embadurnado de aceite de
cocina y luego estableció, tras una necropsia de diez horas, que la menor fue
golpeada, violentada sexualmente y asesinada por asOxia, presionando su boca y
cuello.
:
A todo esto en la puerta de emergencia de la Clínica Monserrat habían rechazado el
ingreso de RaOco y sus familiares lo llevaron rápidamente a la Clínica Vascular
Navarra (otra institución privada altamente especializada en cirugía cardiológica,
ubicada en la Autopista Norte y calle 106, cerca de la Monserrat) donde, alegando
una arritmia, fue admitido a las 21 y 15. En el registro de ingreso se anotó que
Rafael Uribe Noguera declaró haber ingerido, 4 o 5 horas antes, tres bolsitas de
cocaína y un litro y medio de aguardiente. De este modo, consciente y
cómodamente instalado, el depredador eludió interrogatorios, hizo declaraciones y
recibió visitas familiares y asesoramiento hasta que el martes 6, cuando la justicia
dispuso su procesamiento y traslado a la Cárcel Central de Bogotá, La Picota, donde
fue alojado en un pabellón VIP junto a los grandes narcos pendientes de extradición
a los Estados Unidos.
Las instrucciones apuntan al papel que jugaron los hermanos Francisco y Catalina.
Su aOrmación tiene que ver con el papel que desempeñaron los hermanos del
arquitecto durante esa fatídica tarde. La Fiscalía tiene plenamente documentados
los movimientos y acciones de ambos. Deberán responder acerca de lo ocurrido
cuando los tres hermanos Uribe Noguera estuvieron juntos en el apartamento donde
se encontró el cadáver de Yuliana. ¿Por qué no avisaron a las autoridades desde el
primer momento que estaban con Rafael? ¿Por qué no mencionaron ese segundo
apartamento en el ediOcio Equus al comenzar la tarde, cuando el Gaula y la Policía
buscaban afanosamente a Rafael y a la niña?
Días después la Fiscalía supo sobre la mujer joven, una presunta novia de RaOco,
que también estuvo en el lugar del crimen y descubrieron una denuncia reciente
contra el arquitecto que había sido archivada. Rafael Uribe tuvo un incidente en el
mismo barrio en donde secuestró a la pequeña Yuliana. En abril estaba asediando a
una mujer. Estacionó la camioneta plateada y empezó a realizar actos obscenos y
de acoso. El esposo de la mujer lo corrió y alcanzó a patear el vehículo cuando este
huía.
En los días inmediatos junto con las manifestaciones callejeras y las oleadas en las
redes sociales empezaron a aparecer comunicados. La Orma de abogados Brigard &
Urrutia, de la que era socio Francisco, se solidarizó con la familia de la pequeña
:
víctima y publicó un comunicado de prensa que sostiene que “Francisco Uribe
Noguera, miembro de nuestra Trma y hermano del presunto responsable de esta
tragedia, ha solicitado marginarse de sus actividades profesionales y laborales para
atender, junto con su familia y sus abogados, esta difícil situación”, asegura el
comunicado, en el que también dice que no darán consejo legal a quien fue
miembro de ese bufete por varios años.
Sin desconocer la gravedad del actuar de Rafael, la tragedia también nos toca a
nosotros desde todo punto de vista, pero sobre todo desde lo humano y lo familiar.
Frente a esta tragedia que embarga a dos familias de bien, somos conscientes de que
Rafael deberá asumir las drásticas consecuencias que se desprenden de su
inexplicable actuar. Nosotros, como familia, no podemos darle la espalda en estos
momentos de angustia, confusión y dolor. Las autoridades están actuando frente al
caso con el más estricto cumplimiento de las normas para aplicar justicia ante este
terrible caso, con toda nuestra colaboración sin ningún tipo de interferencia.
Guillén desmenuza los hechos y la coartada de los hermanos Uribe Noguera “que no
resiste ser contrastada con los tiempos y los hechos del crimen”. De acuerdo con la
Fiscalía, él y su hermana llegaron al sitio del asesinato a las 15 y 40 y avisaron al
Gaula cuatro horas después, a pesar de que debieron hacerlo inmediatamente. En
esas cuatro horas claves ocurrieron: 1º) Limpieza de la escena del crimen y del
cuerpo de la niña. 2º) Borrado sistemático de los perOles y mensajes del asesino en
redes sociales. 3º) Consumo de alcohol y drogas por el ahora asesino confeso. 4º)
Rechazo de Rafael en la Clínica Psiquiátrica Monserrat por no padecer una afección
mental. 5º) Admisión de Rafael en la Clínica Navarra como enfermo cardíaco. En
todos esos episodios estuvo Francisco Uribe Noguera.
“La coartada de los hermanos Uribe Noguera se ediTca en parte sobre la aTrmación
inverosímil de que ellos jamás vieron a la niña muerta – sostiene Guillén – ni aun
cuando la encontró el Gaula en presencia, al menos, de Francisco. ¿Cómo lo prueban?
Simple y llanamente con su propio dicho inconsistente y el testimonio de su hermano
asesino, que ha intentado negociar con la Fiscalía la culpabilidad del crimen a cambio
de que no impliquen a sus hermanos”.
“De acuerdo con la Fiscalía, hay una mujer joven que llegó al apartamento del crimen
después de Francisco, ¿Quién es? ¿Cuánto tiempo estuvo ahí? ¿Qué hizo? En la
coartada de Francisco Uribe Noguera – agrega el periodista – no hay una sola
mención a esa mujer, que, supongo, es clave. Un hecho inaceptable: la Fiscalía
declaró que la Policía borró huellas fundamentales en el apartamento en donde se
cometió el crimen”.
Los detalles del crimen pueden estimular a los depredadores – Cuando este terrible
asunto se sigue manejando en los medios de comunicación, varios expertos han
alertado sobre los riesgos que acarrea el del revelar con exactitud las sevicias que
padeció Yuliana Samboní. Hay quien dice que los medios manejaron la información
del crimen como si se tratara de la trasmisión de un partido de futbol. Cada
pormenor del crimen de atroz – que fue siendo administrada por cuentagotas en los
medios de comunicación- provocó una indignación creciente pero la difusión de los
detalles, además de ir contra la dignidad de la familia de la víctima puede motivar
conductas similares.
Esa curiosidad por saber realmente qué ocurrió y cómo se desarrollaron los hechos
es natural frente al drama que vivió la niña y su familia. Miles de padres de familia
se sienten identiOcados con su dolor y temen porque a sus hijos pueda pasarles lo
mismo. Sin embargo, ese deseo de saberlo todo puede que tampoco sea sano. El
Director de Medicina Legal, Carlos Valdés, les ha pedido a los periodistas no revelar
los detalles macabros del crimen. El doctor Valdés asegura que saber detalles del
crimen no hace ningún aporte a la sociedad y que, por el contrario, sí puede hacerle
:
daño a la familia. Él considera que existe un riesgo que los medios y las redes
sociales no pueden contener. “Comunicar este tipo de detalles es entendido por los
psicópatas como el reconocimiento que hace la sociedad a sus acciones”, expresó el
médico forense.
Hay niños y adultos, que escuchan las noticias y entran en estado de angustia. Esto
no siempre termina produciendo acciones preventivas concretas y reales, sino que
puede reavivar condiciones que no resultan convenientes para algunos, explica.
Como es sabido, cuando los medios que abusan de la crónica roja explotan hechos
atroces, las consultas de personas con trastornos psicóticos que tienen miedo de
causarle daño a otros y temen perder el control de sus impulsos, suelen aumentar
sensiblemente.
1Dedico esta nota a mi entrañable amigo y compañero, Raúl Legnani (el Chancho) con quien me hubiera gustado
conversar este asunto, él como lúcido Urumex y yo como Urucol que ha conocido directamente los escenarios, las
idiosincracia y los manejos que rodean a esta tragedia. Su maldita y repentina muerte nos privó a todos de esa
charla pero escribir el artículo aparece como una rememoración a su espíritu inquisitivo, reVexivo y sardónico, que
tanto necesitamos.
2En “Eichmann en Jerusalén” (1961) Arendt publicó sus notas periodísticas sobre el juicio al jerarca nazi que había
sido raptado por los israelíes en Buenos Aires y juzgado y ahorcado después. En cierto sentido Arendt acuñó el
concepto de la banalidad del mal porque señaló que Eichmann era un hombre como tantos, un disciplinado,
eOciente y ambicioso burócrata: no un monstruo sino una persona “terrible y temiblemente normal”; un producto de
su tiempo y del régimen que le tocó vivir. El libro de Arendt sigue siendo importante e inspirador porque en lugar de
adherir incondicionalmente a la causa, como “buena judía”, se propuso investigar, analizar, reVexionar y debatir
sobre las circunstancias lo cual provocó una tremendo rechazo en su colectividad y mas allá porque, entre otras
cosas, se reOrió a las actitudes de indiferencia, cobardía y hasta de complicidad de las máximas autoridades judías
ante el genocidio nazi. Sin embargo, donde se le escapó la tortuga fue cuando Arendt prestó credibilidad a la
defensa que Eichmann desarrolló durante el juicio donde, ocultando la soberbia, la iniciativa y el poder decisivo que
desempeñó en el envío de millones personas a los campos de exterminio, se presentó como un pobre tipo que sin
odio alguno “cumplía las órdenes de sus jefes”. Los defensores de Arendt frecuentemente ocultan o ignoran los
extremos a los que esa postura condujo a la Olósofa hasta redimir a su maestro y amante, el Olósofo nazi
contumaz Martin Heidegger, o a considerar al sangriento Francisco Franco como una persona bien intencionada
merecedora de elogios.
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3Los colombianos consideran que el número real de habitantes de la capital es “el misterio de los misterios” y no
existen cifras oOciales conOables, todo son estimaciones. Esto no es resultado de negligencia o simple desorden
administrativo sino la consecuencia del crecimiento explosivo que caracterizó a la segunda mitad del siglo XX, de
la especulación inmobiliaria desenfrenada, de la falta de planiOcación y los intereses privados en la construcción y
fundamentalmente de las contradicciones entre barrios ricos y pobres, enclaves modestos y barrios privados, que
ya se producía desde el siglo XIX. Cuando Bogotá tenía unos 100.000 habitantes en el año 1900, Montevideo tenía
más o menos 300.000. En todo caso en medio siglo esa situación se revirtió y ahora la población de la capital
colombiana es casi cinco veces mayor que la montevideana.
4El Cauca es un departamento andino que se encuentra al sudoccidente del país donde predomina la agricultura, la
pobreza y una gran población indígena, perteneciente a más de veinte tribus diferentes, entre ellas los mayoritarios
paeces y guambianos. Ha sido tradicionalmente una zona conVictiva donde se desarrollaban enfrentamientos
entre la guerrilla y las fuerzas armadas y entre la policía y los plantadores de coca.
5En la décadas de 1960, 1970 y 1980 se calculaba que la migración del campo a la ciudad incorporaba a tres mil
nuevos habitantes por día.
6 Los estratos socioeconómicos con los que se clasiOcan las viviendas y/o los predios en Colombia son seis,
denominados así: 1. Bajo-bajo 2.Bajo 3. Medio-Bajo 4.Medio 5.Medio-Alto 6. Alto.
7El Pueblo Yanakuna o Yanacona, es un grupo indígena que habita en seis departamentos de Colombia, en su
mayoría en el montañoso departamento del Cauca. Hablan el español con numerosas raíces de su lengua Quechua
o Runa Shimi y las evidencias arqueológicas los sitúan en la región desde hace más de tres mil años.
8El típico y colorido camión techado que hace el papel de ómnibus rural en los campos colombianos.
9 El aguapanela es una infusión preparada a partir de panela, la melaza que se produce con jugo de caña de azúcar
solidiOcado. Muchos campesinos obtienen la mayoría de su ingesta calórica del aguapanela. En muchos casos los
únicos alimentos disponibles son panela y pequeñas cantidades de arroz, plátano y/o yuca, lo que produce en los
niños una tasa elevada de desnutrición del tipo kwashiorkor. El gobierno intenta paliar la situación proveyendo
harina de soja como fuente de proteinas.
10El salario mínimo mensual en Colombia se ha mantenido en el entorno de los 230 dólares estadounidenses, es
decir unos $6.600 uruguayos al cambio actual.
11El apellido Samper (que signiOca San Pedro) ha formado parte de la elite del país y de su historia desde 1778
cuando el primero de la estirpe llegó a América desde Aragón. Desde entonces los Samper han sido Oguras de
primera linea en la política (parlamentarios, un presidente de la república, etc.), la judicatura y el derecho, el
periodismo y la literatura, las grandes empresas estatales y privadas, el arte y la ciencia.
12 Este principio tan difundido está basado en las ideas pedagógicas de «disciplina activa» que acuñó la doctora
Montessori.
13 El Club Independiente Santa Fe S. A., fue el primer campeón del fútbol profesional colombiano en 1948. En 1941
había sido creado por ex-alumnos del Gimnasio Moderno y al principio lo integraban exclusivamente ellos; después
fueron incorporando jugadores de otros colegios privados y se profesionalizó. Con los años se transformó en lo
que es hoy: una gran empresa futbolística que, entre otras cosas, es propietaria del Estadio Nemesio Camacho de
Bogotá, conocido como El Campín. El de los gimnasianos es uno de los tres equipos más exitosos y lucrativos del
fútbol colombiano con quince títulos en competiciones oOciales, entre nacionales e internacionales. Fue el séptimo
mejor club del mundo en 2015, con 240 puntos y ha jugado todas las temporadas en la Primera A colombiana,
junto con Millonarios y Atlético Nacional.
14La saga de Hernando Caicedo es una historia apasionante que puede conocerse en
http://www.dinero.com/archivo/articulo/la-conquista-del-azucar/17161, la versión digital de una prestigiosa revista
de temas económicos que es parte de un grupo editorial, Publicaciones Semana S.A., fundado por Felipe López
Caballero, hijo y nieto de dos presidentes liberales del país: Alfonso López Pumarejo y Alfonso López Michelsen.
15El Vichada es un departamento oriental perteneciente a la Orinoquia colombiana (limita con Venezuela) de
106.000 kms.2 y habitado actualmente por apenas 73.000 personas, la mitad de los cuales son indígenas de etnias
arawak. Los grandes espacios de tierras pobres sustentan una agricultura elemental pero se da bien la coca y en el
subsuelo hay yacimientos de coltan, lo que hace del territorio una frontera sobre la que han echado el ojo grandes
empresas colonizadoras.
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16En el parlamento colombiano hay un proyecto para mantener, con pocas erogaciones, un ejército numeroso. Se
piensa duplicar el salario mensual de los soldados rasos (que es de unos 30 dólares mensuales), uniOcar la
duración de los contratos en 18 meses (actualmente diOere entre bachilleres, campesinos y regulares), limitar la
edad a la prestación del servicio a 24 años, suprimir las batidas para secuestrar a la fuerza a quienes eludieron la
conscripción, disminuir el costo de la libreta militar, facilitar el empleo a los conscriptos cuando vuelven a la vida
civil y manejar mejor las objeciones de conciencia (se dice que en el 2014 hubo 145 en 80.000 conscriptos).
17 Tinder es una aplicación geosocial que permite a los usuarios comunicarse con otras personas con base en sus
preferencias para charlar y concretar citas o encuentros. Fue lanzada en agosto de 2012 y se probó inicialmente en
los campus universitarios. Es considerada una de las aplicaciones de citas más importantes del mercado digital, y
en 2014 fue nominada App del Año en los Premios Enter.Co, con más de 50 millones de usuarios.
18 Luis Alfredo Garavito Cubillos, un vendedor ambulante nacido en 1957 fue capturado en 1999, cuando un niño
consiguió escapar de él con la ayuda de un indigente. Garavito confesó haber asesinado a más de 200 niños y la
mayoría de sus crímenes fueron probados. La justicia colombiana sentenció que todas las condenas de Garavito
suman 1853 años de prisión.