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CASO DE LA NIÑA DE CICLAYO

La violación de una niña de 3 años en el Perú volvió a poner en el centro


del debate a la implementación de la castración química como una posible
medida extrema contra este tipo de crimen. Fue el propio presidente Pedro
Castillo el encargado de instalar el tema en la agenda al anunciar el
sábado que su Gobierno evalúa la aplicación de esta práctica para
personas que abusen sexualmente de menores de edad, adolescentes y
mujeres.
“Basta ya de tanta violencia, los crímenes de violencia sexual contra los
niños no serán tolerados por este Gobierno, ni quedarán impunes. El
dolor de esta familia también es el nuestro, me siento indignado ante tanta
crueldad”, sostuvo el mandatario en declaraciones a la prensa.
El hombre, conocido como "el monstruo de Chiclayo" debido al delito que confesó,
ingresó a dicho penal de máxima seguridad el pasado 20 de abril, procedente del penal
de Picsi donde fue recluido el día 18 de ese mes. Enríquez García se encontraba
cumpliendo 9 meses de prisión preventiva ordenados por la titular del Segundo
Juzgado de Investigación Preparatoria de José Leonardo Ortiz, María Vásquez
Vásquez. La Fiscalía había solicitado cadena perpetua y el pago de S/ 100.000 por
concepto de reparación civil.
El 12 de abril será una fecha marcada por una ignominia difícil de olvidar. Ser una niña
de 3 años fue suficiente para que un hombre de 48 años decidiera raptarla y torturarla
sexualmente en Chiclayo.
A diferencia del usual y terrible patrón que señala como los principales abusadores
sexuales a los más cercanos a la víctima, este acto fue cometido por un desconocido y
se produjo en una calle transitada y a plena luz del día. Nuevamente la noticia fue el
motivo para expresar el rechazo, el dolor y la rabia. Pero, como tantas veces, solo para
quedarse en eso.
La violencia sexual no es solo un tema de nuestros tiempos. Ya en el 2002 se realizó
en el Perú, junto con Bangladesh, Japón, Namibia, Samoa, Tailandia, Tanzania, Brasil
uno de los estudios más importantes a nivel mundial sobre la violencia hacia la mujer1,
cuyos datos señalaron que tanto en Lima, como en la zona urbana del Cusco (lugares
en donde se implementó el estudio), al menos, una de cada cinco mujeres había sido
víctima de violación sexual antes de cumplir los 15 años.
De mantenerse este dato, estaríamos hablando de alrededor 860.000 niñas
victimizadas, lo que da cuenta de que se trataría uno de los grupos más amenazados
en su integridad, dignidad y en su vida misma. A la par, las tendencias muestran que es
uno de los crímenes más impunes: haciendo un rápido estimado de cuántas denuncias
se realizaron en 2021 se observa que —si estas se hubiesen mantenido en los últimos
15 años— como máximo tendríamos 58.000 denuncias. Es decir, apenas 6,5% del total
de todos los casos.

La realidad sobre la violencia sexual en el país es mucho más dura, pues un


estudio realizado por Promsex en 2013, en una comunidad de Iquitos, encontró que el
61% de mujeres habían tenido un inicio sexual sin su consentimiento y solo el 0,02%
de los casos fueron reportados.
La mayoría de las violaciones que ocurren en el Perú, tal como la evidencia lo señala,
no se parecen al caso de la niña de 3 años de Chiclayo, debido a que el agresor no es
un extraño, sino alguien de su entorno cercano. No hay uso de la fuerza y existe un
patrón de victimización claramente establecido que empieza con gestos y contacto
físico “inocente”, para ir incrementándose hasta producirse la violación sexual.
También se sabe que no todas las niñas son víctimas, ni se trata de cualquier menor,
sino de aquellas que están en situación de vulnerabilidad y a cargo de cuidadores
incapaces de cumplir con su rol, sin redes de apoyo comunitarias ni instituciones
capaces de neutralizar al agresor, pues su aprovechamiento es la indefensión y una
certeza de impunidad.

¿QUÉ ES LA CASTRACIÓN QUÍMICA?


LA PROPUESTA DEL PRESIDENTE CASTILLO: LA
CASTRACIÓN QUÍMICA
Hay preguntas necesarias que, tanto el presidente como su equipo ministerial,
deberían responder en torno a esta medida que acaban de anunciar: ¿cómo han
considerado aplicar la propuesta “radical” de imponer la castración química a los
violadores?, ¿cómo se espera que el uso de esta medida neutralice el delito?,
¿cómo una medida de este tipo podría evitar que tengamos más niñas y niños
víctimas de violación?
Tal como se ha señalado en muchos medios de comunicación, el presidente y su
equipo ministerial —que se ha plegado a la propuesta— no están descubriendo la
pólvora. Ya en el 2018 el tema se presentó en el Congreso, y este decidió no
incluirla en el marco normativo, pues ningún informe serio pudo sostener su
utilidad.
En este contexto, la propuesta que ha presentado el Ejecutivo no solo es
apresurada sino también deshonesta, pues es más que evidente el uso interesado
de una situación tan crítica, como el caso de la violación sexual con niños y niñas,
para conectarse con la población que, ante la falta de respuestas, exige
represalias que no se considerarían en un contexto institucional, democrático y de
justicia.
¿QUÉ PAÍSES LA HAN APLICADO Y CUÁLES HAN SIDO LOS RESULTADOS?

Al menos diez países en el mundo han aprobado e implementado la medida que propone el Gobierno de
Pedro Castillo, ya sea como castigo o “tratamiento”.

La propuesta del presidente Pedro Castillo de aplicar la castración química a violadores y abusadores
sexuales de niños, niñas, mujeres y adolescentes ha despertado un gran debate en el Perú, pues muchos
se han pronunciado en contra de este proyecto de ley y otros esperan que el Congreso logre aprobarla
para aplicarla en todos los condenados por este delito que es castigado con cadena perpetua en el país.

INDONESIA, ESTADOS UNIDOS, POLONIA, RUSIA, MOLDAVIA,


ESTONIA, COREA DEL SUR,

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