La evolución en los animales ha hecho que estos tengan un comportamiento característico
para adaptarse al entorno. Por ejemplo en las abejas, ellas navegan en base al sol, el cual es su referencia. Las abejas memorizan la dirección de su vuelo respecto al sol y toman en cuenta los vientos que afectan a su dirección. Estas nacen con la capacidad de guiarse por el sol ya que es muy difícil guiarse por este. Cuando el sol está tapado por nubes se guían por la luz ultravioleta que este emite y cuando está muy nublado se guían por un mapa mental de marcas situadas alrededores de sus nidos. Otro ejemplo serían las palomas mensajeras, usan el sol como brújula iguales que las abejas pero a diferencia con estas en los días nublados usan una brújula secundaria de naturaleza magnética, estas pueden estar a cientos de kilómetros de su nido y en la oscuridad que sabra donde estara su hogar.