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Se divide en dos partes, íntimamente unidas, bajo los respectivos epígrafes de “La
unidad del amor en la creación y en la historia de la salvación” y “Caritas: el
ejercicio del amor por parte de la Iglesia como comunidad de amor”. El texto
íntegro de la Encíclica, publicado por algunos diarios y semanarios, y en los
próximos días por distintas Editoriales, se pueden encontrar también en internet,
por ejemplo, en www.vatican.va ó en www.revistaecclesia.com
Una Encíclica es una carta del Papa, el documento doctrinal más importante
después de las definiciones dogmáticas, es una forma habitual de ejercer el
magisterio pontificio y de impartir doctrina. Las Encíclicas nacen en el año 1832,
con el Papa Gregorio XVI. Antes los Papas escribían Bulas, de contenido muchos
más puntual y concreto. El título de las Encíclicas, al igual que el de otros
documentos papales y eclesiales, lo constituyen las dos o tres primeras palabras
de su original latino.
Ya en las últimas páginas del texto, el Papa Benedicto XVI expresa el gran
objetivo de esta Encíclica:”Vivir el amor y así llevar la luz de Dios al mundo”. Y es
que el amor es lo distintivo, lo radicalmente propio del cristianismo. Ya lo dijo
Jesucristo: “En esto sabrán que sois mis discípulos: en que os amáis”. Y en los
primeros siglos del cristianismo hizo fortuna la frase, que era realidad, “mirad
como se aman”.
La Iglesia sirve al amor, “del que Dios nos colma y que nosotros debemos
comunicar a los demás”, a través de tres actividades básicas: la proclamación del
evangelio, la celebración de los sacramentos y el servicio de la caridad. El amor, la
caridad cristiana, es inseparable de la justicia, que es su mejor complemento. Y
llama el Papa a los Estados a que sirvan al amor: “no hay orden estatal, por justo
que sea, que haga superfluo el servicio del amor, pues “quien intenta
desentenderse del amor, se dispone a desentender del hombre en cuanto
hombre”.
Decálogo de pensamientos
Dado que resulta complejo resumir en dos páginas un texto tan denso y tan bello,
espigamos ahora diez de sus frases y pensamientos más emblemáticos, que
hablan por si solos y nos muestran fehacientemente el contenido de esta
Encíclica:
1.- “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea,
sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DCE, nº 1).
2.- “Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero, ahora el amor ya no
es sólo un <mandamiento>, sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a
nuestro encuentro”. (DCE, nº 1).