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La guerra submarina durante la Primera Guerra Mundial fue en parte una lucha

entre los U-Boot alemanes y los convoyes de suministros por el Atlántico con
destino al Reino Unido. Los submarinos británicos y aliados realizaron un amplio
espectro de operaciones en el mar Báltico, mar del Norte, océano Atlántico, mar
Mediterráneo y mar Negro. Sólo unas pocas acciones tuvieron lugar fuera del
Atlántico norte. Los ataques de los submarinos alemanes a los mercantes aliados
dieron a los norteamericanos una razón directa para entrar en la guerra en abril de
1917, lo que cautivó a muchas de las empresas industriales, por ejemplo, el trigo, el
arroz, el café, etcétera.

Se suponía que todos los participantes respetarían las Convenciones de la Haya de


1899 y 1907 pero no fue así en cuanto a los submarinos. Inicialmente los
submarinos alemanes intentaron cumplir con las Normas de captura pero
terminaron por hacer la guerra submarina sin restricciones. La presión diplomática
norteamericana forzó a los alemanes a contener los ataques durante algún tiempo,
pero en enero de 1917 Alemania estableció una Zona de Guerra que rodeaba a las
Islas Británicas y hundió un 25 % de las naves que penetraron en ella, hasta que
los convoyes comenzaron a contar con escolta militar. El hundimiento del
Pathfinder fue la primera victoria en combate de un submarino moderno, junto
con la hazaña del U-9, que hundió tres cruceros británicos en menos de una hora,
le otorgaron al submarino el estatus de un nuevo e importante componente de la
guerra naval.

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