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Diana Gavilanez
REVISADO: Dr. Patricio Cartuche
Unidos, la tasa de preeclampsia aumentó - insuficiencia renal: creatinina sérica mayor a 1.1 mg/dl o un
en un 25% entre 1987 y 2004. Además, aumento en el doble de la concentración en ausencia de otra
enfermedad renal.
en comparación con las mujeres que -alteración de la función hepática: elevación en sangre de la
dieron a luz en 1980, las que dieron a luz concentración de transaminasas al doble.
en el año 2003 tenían 6.7 veces mayor -edema pulmonar
riesgo de presentar preeclampsia severa. - aparecimiento nuevo de cefalea que no responde a medicación y
no se explica por diagnosticos alternativos o presencia de síntomas
visuales.
Esta complicación es costosa: un estudio reportó que en 2012 en los Estados Unidos, el costo
estimado de la preeclampsia dentro de los primeros 12 meses del parto fue de $ 2.18 mil
millones ($ 1.03 mil millones para mujeres y $ 1.15 mil millones para bebés), que fue llevado
de manera desproporcionada por nacimientos prematuros. Este boletín de práctica
proporcionará pautas para el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión gestacional y la
preeclampsia.
Antecedentes
Una variedad de factores de riesgo se han asociado con una mayor probabilidad de
preeclampsia (cuadro 1). No obstante, es importante recordar que la mayoría de los casos de
preeclampsia ocurren en mujeres sanas nulíparas sin factores de riesgos evidentes. Aunque
el papel de las interacciones genético-ambientales en el riesgo y la incidencia de la
preeclampsia no están claro, los datos emergentes sugieren que la tendencia a desarrollar
preeclampsia podría tener algún componente genético.
HIPERTENSIÓN GESTACIONAL
La hipertensión gestacional se define como una presión arterial sistólica de 140 mm Hg o
más o una presión arterial diastólica de 90 mm Hg o más, o ambas, en dos ocasiones con al
menos 4 horas de diferencia después de las 20 semanas de gestación, en una mujer con
presión arterial previamente normal. La hipertensión gestacional se considera severa
cuando el nivel sistólico alcanza los 160 mm Hg o el nivel diastólico alcanza los 110 mm Hg, o
ambos. En ocasiones, especialmente cuando se enfrentan a hipertensión severa, es posible
que el diagnóstico deba confirmarse dentro de un intervalo más corto (minutos) que 4 horas
para facilitar la terapia antihipertensiva oportuna.
Eclampsia
La eclampsia es la manifestación convulsiva de los trastornos hipertensivos del embarazo y
es la más severa de esta enfermedad, La eclampsia se define por convulsiones tónico-
clónicas, focales o multifocales de nueva aparición en ausencia de otras afecciones
causantes, como epilepsia, isquemia e infarto arterial cerebral, hemorragia intracraneal o
uso de drogas. Algunos de estos diagnósticos alternativos pueden ser más probables en los
casos en que ocurren convulsiones de nueva aparición después de 48 a 72 horas después del
parto o cuando se producen convulsiones durante la administración de sulfato de magnesio.
La eclampsia es una causa importante de muerte materna, particularmente en entornos de
bajos recursos. Las convulsiones pueden provocar una hipoxia materna grave, trauma y
neumonía por aspiración. Si bien el daño neurológico residual es raro, algunas mujeres
pueden tener consecuencias a corto y largo plazo, como deterioro de la memoria y función
cognitiva, especialmente después de convulsiones recurrentes o hipertensión severa no
corregida que conduce a edema o infarto citotóxico.
Es de destacar que una proporción significativa de mujeres (20–38%) no muestran los signos
clásicos de preeclampsia (hipertensión o proteinuria) antes de algún episodio de convulsión.
Se cree que los dolores de cabeza son un reflejo por el desarrollo de una presión de
perfusión cerebral elevada, edema cerebral y encefalopatía hipertensiva. El término
preeclampsia implica que la historia natural de los pacientes con hipertensión persistente y
proteinuria significativa durante el embarazo es tener convulsiones tónico-clónicas si no hay
profilaxis instituida previamente.
Sin embargo, los resultados de dos estudios aleatorizados placebo- control indican que las
convulsiones solo ocurrieron en una pequeña proporción de pacientes con preeclampsia
(1.9%) o preeclampsia severa, (3.2%) asignado al brazo placebo de ambos estudios. También
cabe destacar que existe una proporción significativa de pacientes con eclampsia de inicio
brusco sin signos ni síntomas de advertencia. En un análisis a nivel nacional de los casos de
eclampsia en el Reino Unido, se observó que en el 38% de los casos de eclampsia la
convulsión se produjo sin ninguna documentación previa de hipertensión o proteinuria en el
entorno hospitalario. Por lo tanto, la noción de que la preeclampsia tiene una progresión
lineal natural desde la preeclampsia sin signos de severidad a la preeclampsia con signos de
severidad y, finalmente, a las convulsiones eclámpticas es inexacta. Las manifestaciones del
sistema nervioso que se encuentran con frecuencia en la preeclampsia son cefalea, visión
borrosa, escotomas e hiperreflexia. Aunque es poco común, la ceguera temporal (que dura
unas pocas horas hasta una semana) también puede acompañar a la preeclampsia con
signos de severidad y eclampsia.
Fisiopatología
Varios mecanismos se han propuesto para la fisiopatología de preeclampsia, que incluyen los
siguientes: isquemia uteroplacentaria crónica, mala adaptación inmune, toxicidad de
lipoproteínas de muy baja densidad, impresión genética, aumento de la apoptosis o necrosis
del trofoblasto y una respuesta inflamatoria materna exagerada a los trofoblastos
deportados. Observaciones más recientes sugieren un posible papel para los desequilibrios
de los factores angiogénicos en la patogenia de la preeclampsia. Es posible que una
combinación de algunos de estos mecanismos supuestos pueda ser responsable de
desencadenar el espectro clínico de la preeclampsia. Por ejemplo, existe evidencia clínica y
experimental que sugiere que la isquemia uteroplacentaria conduce a un aumento de las
concentraciones circulantes de factores antiangiogénicos y desequilibrios angiogénicos.
Cambios Vasculares
Además de la hipertensión, las mujeres con preeclampsia o eclampsia generalmente carecen
de la hipervolemia asociada con el embarazo normal; por lo tanto, la hemoconcentración es
un hallazgo frecuente, Además, la interacción de varios agentes vasoactivos, como la
prostaciclina (vasodilatador), el tromboxano A2 (vasoconstrictor potente), el óxido nítrico
(vasodilatador potente) y las endotelinas (vasoconstrictores potentes) da lugar a otro
cambio significativo descrito en la preeclampsia: el vasoespasmo intenso. Es probable que
los intentos de corregir la contracción del espacio intravascular en la preeclampsia con
terapia de líquidos en abundancia no sean efectivos y puedan ser peligrosos debido a la
frecuente pérdida capilar y la disminución de la presión oncótica coloidal a menudo asociada
con la preeclampsia. La terapia con líquidos agresivos puede resultar en la elevación de la
presión de la cuña capilar pulmonar y un mayor riesgo de edema pulmonar. Un estudio que
usó la monitorización hemodinámica invasiva en mujeres con preeclampsia encontró que
antes de la terapia con líquidos intravenosos, las mujeres con preeclampsia tenían una
función ventricular hiperdinámica con baja presión capilar pulmonar. Sin embargo, después
de una terapia con fluidos agresiva, la presión de enclavamiento capilar pulmonar aumentó
significativamente por encima de los niveles normales, con un mayor riesgo de edema
pulmonar.
Cambios hematológicos
Pueden ocurrir varios cambios hematológicos en mujeres con preeclampsia, especialmente
en preeclampsia con signos de severidad. La trombocitopenia y la hemólisis pueden ocurrir y
alcanzar niveles severos como parte del síndrome de HELLP. La trombocitopenia es el
resultado de un aumento de la activación, agregación y consumo de las plaquetas y es un
marcador de severidad de la enfermedad. Un recuento de plaquetas inferior a 150,000 x 109
/ L se encuentra en aproximadamente el 20% de los pacientes con preeclampsia, variando
desde el 7% en casos sin signos de severidad hasta el 50% en casos con signos de severidad.
Sin embargo, no se encuentran recuentos plaquetarios reducidos en todos los casos de
preeclampsia o eclampsia. La interpretación de los niveles de hematocrito en la
preeclampsia debe tener en cuenta que pueden producirse hemólisis y hemoconcentración.
En algunos casos, el hematocrito puede no aparecer disminuido a pesar de la hemólisis
debido a la hemoconcentración inicial. El lactato deshidrogenasa está presente en los
eritrocitos en alta concentración. Las altas concentraciones séricas de LDH (más de 600 UI /
L) pueden ser un signo de hemólisis.
Cambios hepáticos.
La función hepática puede alterarse significativamente en mujeres con preeclampsia con
signos de severidad. La alanina aminotransferasa y la AST pueden estar elevadas. La
aspartato aminotransferasa es la transaminasa dominante liberada en la circulación
periférica en la disfunción hepática debida a la preeclampsia y está relacionada con la
necrosis periportal. El hecho de que la AST se incremente en mayor medida que la ALT, al
menos inicialmente, puede ayudar a distinguir la preeclampsia de otras posibles causas de la
enfermedad hepática parenquimatosa en la que la ALT generalmente es más alta que la AST.
El aumento de los niveles séricos de LDH en la preeclampsia se debe a una disfunción
hepática (LDH derivada de la isquemia, tejidos necróticos, o ambos) y hemólisis (LDH por
destrucción de glóbulos rojos).
Cambios renales.
Los cambios renales histopatológicos descritos clásicamente en la preeclampsia como
endoteliosis glomerular consisten en células endoteliales inflamadas y vacuoladas con
fibrillas, células mesangiales inflamadas, depósitos subendoteliales de proteínas
reabsorbidas en el filtrado glomerular y cilindros tubulares .La proteinuria en la preeclampsia
no es selectiva, como resultado del aumento de la permeabilidad tubular a la mayoría de las
proteínas de gran peso molecular (albúmina, globulina, transferrina y hemoglobina). El calcio
urinario disminuye debido a un aumento de la reabsorción tubular de calcio.
Los mecanismos adicionales para la isquemia uteroplacentaria crónica incluyen las lesiones
vasculares placentarias. Entre las mujeres con preeclampsia, las manifestaciones clínicas que
se derivan de esta isquemia uteroplacentaria incluyen restricción del crecimiento fetal,
oligohidramnios, desprendimiento de la placenta y estado fetal desalentador demostrado en
la vigilancia anteparto. En consecuencia, los fetos de mujeres con preeclampsia tienen un
mayor riesgo de parto prematuro espontáneo o indicado.
Varios estudios han evaluado el papel de los marcadores bioquímicos o una combinación de
marcadores bioquímicos y biofísicos en la predicción de la preeclampsia en el primer y
segundo trimestres del embarazo. Independientemente de los parámetros utilizados, la
detección de preeclampsia en mujeres de bajo riesgo se asocia con valores predictivos
positivos muy bajos que van del 8% al 33%, Por lo tanto, la mayoría de los pacientes con
pantalla positiva no desarrollarán la enfermedad y cualquier intervención profiláctica en el
grupo con pantalla positiva expondría innecesariamente a un gran número de pacientes que
no se beneficiarían de estas intervenciones. En general, la sensibilidad y la especificidad para
la predicción de la preeclampsia de inicio temprano en el primer trimestre y los parámetros
bioquímicos o biofísicos del segundo trimestre son mejores comparado con la preeclampsia
de inicio tardío.
La razón de esto aún no está clara, pero es posible que el momento de injuria a la línea de
suministro fetal o la respuesta fetal a esta sea diferente entre la preeclampsia de inicio
temprano y la de inicio tardío. Aun así, hay pruebas limitadas de que una predicción precisa
de la preeclampsia de inicio temprano puede ser seguida por intervenciones que mejoran el
resultado materno o fetal. Independientemente del índice o combinación de índices
utilizados, los estudios Doppler de la arteria uterina por sí solos tienen un bajo valor
predictivo para observar si hay desarrollo de preeclampsia de inicio temprano y un valor aún
menor para la preeclampsia de inicio tardío. El trabajo extenso ha identificado algunos
factores angiogénicos (tirosin quinasa similar a fms soluble [sFlt-1], factor de crecimiento
placentario [PlGF] y endoglina soluble) en el segundo trimestre como herramientas
probables para la predicción de la preeclampsia de inicio temprano. Sin embargo, ninguna
prueba única predice de manera confiable la preeclampsia y se requiere más investigación
prospectiva para demostrar la utilidad clínica. En el primer trimestre del embarazo, se
informó que una combinación de concentraciones séricas bajas de PIGF, índice de
pulsatilidad de la arteria uterina alta y otros parámetros maternos identificaron al 93.1% de
los pacientes que desarrollarían preeclampsia que requerirían un parto antes de las 34
semanas de gestación.
Sin embargo, los resultados de este estudio se basan en modelos matemáticos derivados de
un estudio anidado de caso-control aplicado a una gran cohorte de casi 7,800 pacientes en
los cuales el PlGF se midió solo en el grupo caso-control. El valor predictivo positivo
calculado fue solo del 21,2%, lo que indica que aproximadamente el 79% de las mujeres en
el grupo con pantalla positiva no desarrollarían trastornos hipertensivos durante el
embarazo. Es de destacar que un algoritmo similar tuvo un rendimiento inferior en un
ensayo aleatorio posterior realizado por el mismo grupo de investigación. Por lo tanto, los
biomarcadores y la ecografía no pueden predecir con precisión la preeclampsia y deben
permanecer en investigación.
ᴽ Estos factores de riesgo pueden ser obtenidos de la historia médica del paciente,
mediciones clínicas como doppler de arteria uterina por ultrasonografía no están
incluidos.
+ Factores de riesgo que están consistentemente relacionados con alto riesgo de
preeclampsia. La incidencia de preeclampsia será de aproximadamente 8% o más en
una mujer embarazada que tenga uno o más de estos factores de riesgo.
*la combinación de múltiples factores de riesgo moderados va a ser usado por clínicos
para identificar mujeres en alto riesgo de preeclampsia. Estos factores de riesgo están
independientemente asociados con riesgo moderado para preeclampsia.
Las estrategias para prevenir la preeclampsia se han estudiado ampliamente en los últimos
30 años. Hasta la fecha, ninguna intervención ha demostrado ser inequívocamente efectiva
para eliminar el riesgo de preeclampsia. Con respecto a las intervenciones nutricionales, la
evidencia es insuficiente para demostrar la efectividad de las vitaminas C y E, aceite de
pescado, suplementos de ajo, vitamina D, ácido fólico, o restricción de sodio .Para reducir el
riesgo de preeclampsia.
Mujeres con cualquiera de los factores de alto riesgo para la preeclampsia (embarazo previo
con preeclampsia, gestación multifetal, enfermedad renal, enfermedad autoinmune,
diabetes mellitus tipo 1 o tipo 2 e hipertensión crónica) y aquellas con más de uno de los
factores de riesgo moderado (primer embarazo, edad materna de 35 años o más, un índice
de masa corporal [IMC; calculado como peso en kilogramos dividido por la altura en metros
cuadrados] de más de 30, antecedentes familiares de preeclampsia, características
sociodemográficas y factores de antecedentes personales) deben recibir aspirina de dosis
baja (81 mg / día) para la profilaxis de la preeclampsia iniciada entre la semana 12 y las 28
semanas de gestación (óptimamente antes de las 16 semanas de gestación) y continuar
hasta el parto (Tabla 1)
Los autores concluyeron que la aspirina en dosis bajas en mujeres con alto riesgo de
preeclampsia se asoció con una menor incidencia de preeclampsia prematura. Sin embargo,
no hubo diferencias en las tasas de preeclampsia a término entre los grupos de estudio.
Cabe destacar que, como una posible limitación del estudio, la prevalencia de preeclampsia
prematura en el grupo placebo fue la mitad de la esperada para una población de alto riesgo
basada en los parámetros del primer trimestre. Se ha sugerido el uso de metformina para la
prevención de la preeclampsia.
En el ensayo HYPITAT, las mujeres con hipertensión gestacional y preeclampsia sin signos de
severidad, después de las 36 semanas de gestación se asignaron al manejo expectante o la
inducción del trabajo de parto. La última opción se asoció con una reducción significativa de
resultados maternos adversos que incluyeron preeclampsia grave de inicio reciente,
síndrome de HELLP, eclampsia, edema pulmonar o desprendimiento de placenta (RR, 0.71;
IC 95%, 0.59–0.86). Además, los autores no informaron diferencias en las tasas de
complicaciones neonatales por parto por cesárea. El monitoreo continuo de mujeres con
hipertensión gestacional o preeclampsia sin características graves consiste en una ecografía
seriada para determinar el crecimiento fetal, pruebas semanales anteparto, monitoreo
cercano de la presión arterial y pruebas semanales de laboratorio para la preeclampsia. La
frecuencia de estas pruebas puede modificarse según los hallazgos clínicos y los síntomas del
paciente. Tras la documentación inicial de proteinuria y el establecimiento del diagnóstico
de preeclampsia, ya no son necesarias cuantificaciones adicionales de proteinuria. Aunque
se espera que la cantidad de proteinuria aumente con el tiempo con el manejo expectante,
este cambio no predice el resultado perinatal y no debería influir en el manejo de la
preeclampsia, se debe recomendar a las mujeres que informen de inmediato cualquier
síntoma persistente, preocupante o inusual. En mujeres con hipertensión gestacional sin
características graves, cuando hay progresión a preeclampsia con signos de severidad, suele
tardar entre 1 y 3 semanas después del diagnóstico, mientras que en mujeres con
preeclampsia sin signos de severidad, la progresión a preeclampsia severa puede ocurrir en
cuestión de días.
Maternos
-presiones arteriales en rangos severos y no controlados (presión arterial sistólica 160 mmHg o
mpas o diastólica de 110 mmHg o más que no responde a terapia antihipertensiva.
-cefalea persistente o refractaria al tratamiento.
-dolor epigástrico o en cuadrante superior derecho que no responde a la administración repetida
de analgésicos
-alteraciones visuales, déficit motor, alteraciones sensoriales
-Evento cerebro vascular
-infarto cardiaco
-síndrome de HELLP
-disfunción renal nueva o empeoramiento de la función renal ( creatinina sérica mayor a 1.1 mg/dl
o elevación en dos veces del valor basal.
-edema pulmonar
-eclampsia
- sospecha de desprendimiento placentario o sangrado vaginal en ausencia de placenta previa.
Fetal
Debido a que la evaluación de la presión arterial es esencial para esta condición clínica, se
recomienda a los proveedores de atención médica que sigan las recomendaciones de los
organismos reguladores con respecto a la técnica adecuada para la medición de la presión
arterial. Tener un manguito de presión arterial demasiado pequeño o demasiado grande
puede resultar en evaluaciones erróneas. Para reducir las lecturas imprecisas, se debe usar
un manguito del tamaño adecuado (longitud 1,5 veces la circunferencia del brazo superior o
un manguito con una vejiga que rodea el 80% o más del brazo). El nivel de presión arterial
debe tomarse con un manguito del tamaño adecuado con el paciente en posición vertical
después de un período de descanso de 10 minutos o más. Para los pacientes en el hospital,
la presión arterial puede tomarse con el paciente sentado o en posición reclinada lateral
izquierda con el brazo del paciente al nivel del corazón. El paciente no debe consumir tabaco
ni cafeína durante los 30 minutos anteriores a la medición, ya que estos agentes pueden
conducir temporalmente a un aumento de la presión arterial. Si se selecciona la
administración del hogar, se requieren frecuentes evaluaciones fetales y maternas. Ningún
ensayo aleatorio ha determinado las mejores pruebas para la evaluación fetal o materna.
Entre las mujeres con hipertensión gestacional o preeclampsia sin características graves, se
recomienda el tratamiento expectante hasta las 37,7 semanas de gestación, durante las
cuales se recomienda la evaluación materna y fetal frecuente. El monitoreo fetal consiste en
una ecografía para determinar el crecimiento fetal cada 3 a 4 semanas de gestación y la
evaluación del volumen de líquido amniótico al menos una vez por semana. Además, se
recomienda realizar una prueba prenatal una o dos veces por semana para pacientes con
hipertensión gestacional o preeclampsia sin signos de severidad. La evaluación materna
consiste principalmente en evaluaciones frecuentes para el desarrollo o empeoramiento de
la preeclampsia. En mujeres con hipertensión gestacional o preeclampsia sin signos de
severidad, se recomienda la evaluación semanal del recuento de plaquetas, creatinina sérica
y niveles de enzimas hepáticas. Además, para las mujeres con hipertensión gestacional, se
recomienda una evaluación semanal de proteinuria. Sin embargo, estas pruebas deben
repetirse antes si la progresión de la enfermedad es una preocupación. Por otra parte, se
debe preguntar a las mujeres sobre los síntomas de la preeclampsia con características
graves (p. Ej., Dolores de cabeza severos, cambios visuales, dolor epigástrico y falta de
aliento). Las mediciones de la presión arterial y la evaluación de los síntomas se
recomiendan en serie, utilizando una combinación de abordajes clínicos y ambulatorios, con
al menos una visita por semana en la clínica.
Manejo intraparto
Además del manejo apropiado de la labor y el parto, los dos objetivos principales del manejo
de las mujeres con preeclampsia son:1) la prevención de las convulsiones y 2) el control de la
hipertensión.
La tasa de convulsiones en preeclampsia con signos de severidad sin profilaxis con sulfato
de magnesio es cuatro veces mayor a la de sin signos de severidad ( 4 en 200 versus 1 en
200). Fue calculado que 129 mujeres necesitan ser tratadas para prevenir un caso de
eclampsia en casos asintomáticos, mientras que en casos sintomáticos (cefalea severa, visión
borrosa, fotofobia, hiperrreflexia, dolor epigástrico), el número necesario a tratar es de 36.
La evidencia respecto al riesgo/beneficio de la profilaxis con sulfato de magnesio tiene
menos soporte que el uso de rutina en preeclampsia con signos de severidad. La decisión
clínica de usar o no sulfato de magnesio en pacientes con preeclampsia sin signos de
severidad debe ser determinada por el médico o la institución, considerando las
características y preferencias de los pacientes, y el riesgo/beneficio de su uso.
Las convulsiones pueden ocurrir incluso con magnesio en niveles terapéuticos. Mientras
muchos estudios usando rangos de infusión de 1 g/ hora, frecuentemente asociados con
niveles subterapeuticos de magnesio, fueron capaces de reducir significativamente el índice
de eclampsia o convulsiones recurrentes.
Aspectos que causan complicaciones posteriores son que la estabilidad de los niveles de
magnesio son alcanzados más lentamente durante el anteparto que en el periodo posparto.
Volúmenes mayores de distribución e IMC más elevados también afectan la dosificación y
duración necesitada para alcanzar niveles circulantes adecuados.
Esto fue reportado en pacientes con IMC elevado (sobretodo mayor a 35), que los niveles de
magnesio en el anteparto se mantengan subterapeúticos por lo menos 18 horas después del
inicio de la infusión cuando la carga intravenosa fue de 4.5 g seguida de infusión de 1.8 g/ h.
Sin embargo rangos de infusión que exceden los 2 g/ h han sido asociados con incremento
de la mortalidad perinatal en una revisión sistemática de estudios aleatorios del sulfato de
magnesio usado para tocolisis. Estos datos son considerados de soporte para regirse
generalmente en estados unidos (administración intravenosa de 4-6 g dosis de carga en 20-
30 minutos, seguido de dosis de mantenimiento de 1.2 g/ hora).
Para mujeres que requieren parto por cesárea (antes del inicio de la labor), la infusión debe
iniciar idealmente antes de la cirugía y continuar durante la cirugía, así como 24 horas
después. Para mujeres con parto vaginal, la infusión debe continuarse por 24 horas después
del parto. En caso de dificultades para establecer un acceso venoso, el sulfato de magnesio
puede ser administrado intramuscularmente, 10 g inicialmente como dosis de carga (5 mg
en cada glúteo), seguido de 5 g cada 4 horas. La medicación puede ser mezclada con 1 ml de
xilocaina al 2% porque la administración intramuscular es muy dolorosa.
Si la función renal está alterada, los niveles sanguíneos están alterados, los niveles de
magnesio séricos se elevan rápidamente, lo que pone al paciente en riesgo de serios efectos
adversos. En pacientes con fallo renal moderado (creatinina sérica 1.0-1.5 mg/dl) u oliguria
(menos de 30 ml de gasto urinario por hora por más de 4 horas), la dosis de carga de 4-6 g
debe ser seguida de una dosis de mantenimiento de solo 1 g/ h. Usar una dosis de carga
menor como 4 g, puede estar asociado a niveles subterapeuticos por al menos 4 horas
después de la carga. En casos de disfunción renal, la determinación por laboratorio de los
niveles de magnesio cada 4 horas se vuelve necesaria. Si los niveles séricos superan los 9.6
mg/dl (8 mEq/l), la infusión tiene que ser detenida y los niveles séricos de magnesio deben
ser determinados a intervalos de 2 horas. La infusión puede ser reestablecida a un menor
rango cuando los niveles disminuyen a menos de 8.4 mg/dl (7 mEq/l). La concentración
sérica de magnesio está relacionada a la aparición de efectos adversos y toxicidad. Pacientes
en riesgo inminente de depresión respiratoria pueden requerir intubación endotraqueal y
corrección emergente con gluconato de calcio 10% en solución, 10 ml IV en 3 minutos, junto
a furosemida intravenosa para acelerar la excreción urinaria.
Concentración sérica
Una aproximación es iniciar con labetalol 200 mg oral cada 12 horas e incrementar la dosis
hasta 800 mg oral cada 8-12 horas si es necesario (dosis total máxima de 2400 mg/ día). Si la
dosis máxima es ineficaz en alcanzar el objetivo, o está limitada por la aparición de efectos
adversos, se puede adicionar gradualmente nifedipino oral.
Modo de parto
El modo de parto en una mujer con hipertensión gestacional o preeclampsia (con o sin
signos de severidad) debe ser determina por las consideraciones obstétricas de rutina. Parto
vía vaginal a menudo se puede lograr, pero con inducción de labor en preeclampsia con
signos de severidad es menos probable a menor edad gestacional al diagnóstico. La
probabilidad de cesárea en menos de 28 semanas puede ser hasta de 97% o mayor, y entre
28-32 semanas hasta de 65%. Para la hipertensión gestacional o preeclampsia con signos de
severidad, parto vaginal es preferido. Estudios retrospectivos comparando inducción de
labor con parto por cesárea en mujeres con preeclampsia con signos de severidad
concluyeron que la inducción es razonable y no es peligrosa para niños con bajo peso al
nacimiento. La decisión de realizar cesárea debe ser individualizada, basada en la
probabilidad de parto vaginal y en la progresión natural a preeclampsia.
Consideraciones anestésicas
Con el mejoramiento de las técnicas sobre las décadas pasadas, la anestesia regional se ha
convertido en la técnica preferida para mujeres con preeclampsia con signos de severidad y
eclampsia para labor y parto. Un análisis secundario de mujeres con preeclampsia con signos
de severidad y en un estudio aleatorio de aspirina a dosis bajas, reportó que la anestesia
epidural no se asoció a un incremento en el índice de parto por cesárea, edema pulmonar,
fallo renal. Además en un estudio prospectivo la incidencia y severidad de hipotensión no
pareció incrementar con anestesia espinal para parto por cesárea en mujeres con
preeclampsia con signos de severidad. Comparado con mujeres sin preeclampsia.
La literatura ofrece datos limitados y retrospectivos sobre este tema, pero un estudio
reciente de cohorte de 84271 pacientes obstétricos de 19 instituciones combinado a una
revisión sistemática de la literatura médica apoyan la aseveración que el riesgo de
hematoma epidural por anestesia neuroaxial en pacientes parturientas con conteos
plaquetarios mayores a 70 por 109/l es excepcionalmente bajo (menos de 0,2%),
extrapolando estos datos a las recomendaciones previas podemos sugerir que la anestesia
epidural y espinal son consideradas aceptables y el riesgo de hematoma epidural es
excepcionalmente bajo en conteos de 70 x 109/l o más siempre y cuando el nivel plaquetario
sea estable, y no exista otra coagulopatia congénita o adquirida, la función plaquetaria sea
normal, y el paciente no se encuentre en tratamiento anti plaquetario o anticoagulante.
La mayoría de las mujeres con eclampsia y evento cerebro vascular en el posparto tienen
estos síntomas por 4 horas o días antes de la presentación. Muchas medicaciones y
sustancias usadas en el periodo posparto podrían potencialmente agravar la hipertensión
por 3 mecanismos mayores, retención de volumen, activación simpaticomimética, y
vasoconstricción, de interés particular AINES, que son prescritos comúnmente como
analgésicos. Estos medicamentos disminuyen la concentración de prostaglandinas llevando a
una falta de vasodilatación e incremento de la retención de sodio. AINES deben ser usados
sobre opioides, sin embargo en mujeres con hipertensión crónica podrían en teoría requerir
intensificación del monitoreo de presión arterial o ajustar dosis de esta medicación. Hay
datos que apoyan la seguridad del uso de AINES en pacientes en periodo posparto con
alteración de su presión arterial. En un estudio aleatorio comparando uso de ibuprofeno con
acetaminofén en pacientes posparto con preeclampsia con signos de severidad, ibuprofeno
no alargaba la duración de los rangos severos de presión arterial. En una cohorte de 399
pacientes con preeclampsia con signos de severidad, no se encontró asociación entre el uso
de AINES y elevaciones en la presión arterial posparto. Otro estudio de cohorte de pacientes
posparto en uso de magnesio para profilaxis de convulsiones para preeclampsia no mostró
diferencias en la presión arterial, requerimientos de antihipertensivos, y otros eventos para
el manejo de pacientes en posparto que manejaron AINES.
Los pasos iniciales en el manejo de una mujer con eclampsia son las medidas básicas de
sostén como la llamada de ayuda, prevención de daño materno, posicionar en decúbito
lateral, prevención de aspiración, administración de oxígeno, monitorio de signos vitales
incluyendo saturación de oxígeno. Solo subsecuentemente en la atención directa a la
administración de sulfato de magnesio. La mayoría de las convulsiones eclámpticas son
autolimitadas. El sulfato de magnesio no es necesario para neutralizar la convulsión pero si
para prevenir la aparición de convulsiones recurrentes.
Mujeres con eclampsia deben ser llevadas a parto oportunamente. Sin embargo, no es una
indicación de cesárea. Una vez que la paciente es estabilizada el método de parto va a
depender, de muchos factores edad, presentación fetal, y hallazgos a la examinación
cervical. Un rango alto de fallo puede ser anticipado para inducción o conducción en
embarazos menos de 30 semanas o gestación en pacientes en la paciente que no se
encuentra en labor activa y BISHOP no favorable. En estos es preferible optar por cesárea sin
perder el tiempo. Sin embargo el adecuado progreso de labor puede ser permitido incluso
después de una convulsión eclámptica.
Es propuesto que cuando la convulsión recurre una nueva carga 2-4 g de sulfato de
magnesio se puede administrar IV en 5 minutos. En casos refractarios al sulfato de magnesio
(sigue convulsionando a los 20 minutos después del bolo o más de dos recurrencias), el
médico puede usar amobarbital sódico (250 mg iv en 3 minutos), tiopental o fenitoina (1,250
mg iv en rango de 50 mg/minuto). La intubación endotraqueal y la ventilación asistida en
una unidad de terapia intensiva son apropiadas en estas circunstancias.
El curso clínico del síndrome de HELLP a menudo se caracteriza por un deterioro progresivo
y, a veces, repentino de la afección materna y fetal. Teniendo en cuenta la naturaleza seria
de esta entidad, con mayores tasas de morbilidad y mortalidad materna, muchos autores
han llegado a la conclusión de que las mujeres con síndrome HELLP deben parir sin importar
su edad gestacional. Debido a que el manejo de pacientes con síndrome de HELLP requiere
la disponibilidad de unidades de cuidados intensivos neonatales, obstétricas y personal con
experiencia especial, los pacientes con síndrome de HELLP que están lejos del término deben
recibir atención en un centro de atención terciaria
Se han realizado varios ensayos controlados aleatorios utilizando altas dosis de tratamiento
con corticosteroides para la estabilización anteparto o posparto del síndrome de HELLP. El
uso de corticoides en el tratamiento del síndrome de HELLP comparado con placebos o
ningún tratamiento se revisó en una Revisión sistemática de la base de datos Cochrane, que
incluyó 11 ensayos aleatorios (550 mujeres), donde se encontró ninguna diferencia en el
riesgo de muerte materna, morbilidad materna grave o muerte perinatal o infantil. El único
efecto del tratamiento sobre los resultados individuales fue el recuento plaquetario
mejorado (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,67; IC del 95%,).
En la historia natural del síndrome de HELLP, existe una relación inversa entre las tendencias
en los valores de plaquetas y el nivel de enzimas hepáticas. Durante la pendiente de
agravación en la evolución de la enfermedad, el recuento de plaquetas generalmente
disminuye a una tasa promedio de aproximadamente el 40% por día, mientras que los
valores de las enzimas hepáticas tienden a aumentar. El recuento de plaquetas observado
más bajo ocurre a las 23 horas después del parto. La enfermedad puede alcanzar su
intensidad máxima durante los primeros 2 días después del parto, incluida una tendencia
descendente en el hematocrito. Si el recuento de plaquetas sigue disminuyendo y las
enzimas hepáticas aumentan después de 4 días después del parto, la validez del diagnóstico
inicial del síndrome HELLP debe reevaluarse.
Solo con atención de apoyo, el 90% de los pacientes con síndrome de HELLP tendrán un
recuento de plaquetas superior a 100,000 3 109 / L y una tendencia (disminución) invertida
en los valores de enzimas hepáticas dentro de los 7 días posteriores al parto. No es
infrecuente, un fenómeno de rebote en el recuento de plaquetas llegando a valores de
400,000– 871,000 3 109 / L. Las mujeres con síndrome de HELLP también tienen un mayor
riesgo de edema pulmonar, síndrome de dificultad respiratoria aguda e insuficiencia renal
¿Cuáles son los riesgos de una enfermedad cardiovascular posterior entre las mujeres
con trastornos hipertensivos del embarazo y existen estrategias de prevención que
modifican este riesgo?
Un estudio de los factores de riesgo cardiovascular presentes antes y después del embarazo
sugirió que casi la mitad del riesgo elevado de hipertensión futura después de la
preeclampsia puede explicarse por los factores de riesgo del embarazo, Sin embargo, puede
ser posible que el estrés provocado por el sistema cardiovascular durante la gestación
desencadene una respuesta biológica que de otro modo no habría ocurrido a pesar de
cualquier predisposición genética o factores de riesgo
<Mujeres con cualquiera de los factores de alto riesgo para preeclampsia (embarazo previo
con preeclampsia, gestación multifetal, enfermedad renal, enfermedad autoinmune,
diabetes mellitus tipo 1 o 2) e hipertensión crónica) y aquellos con más de uno de los
factores de riesgo moderado (primer embarazo, edad materna de 35 años o más, un índice
de masa corporal de más de 30, antecedentes familiares de preeclampsia, características
sociodemográficas y factores de antecedentes personales) ) debe recibir aspirina en dosis
bajas (81 mg / día) para la profilaxis de la preeclampsia, iniciada entre las 12 semanas y las
28 semanas de gestación (óptimamente antes de las 16 semanas de gestación) y continuar
hasta el parto.
<En mujeres con hipertensión gestacional o preeclampsia sin signos de severidad en o más
allá de las 37,6 semanas de gestación, se recomienda el parto en lugar del manejo
expectante al momento del diagnóstico.
<El sulfato de magnesio se debe utilizar para la prevención y el tratamiento de las
convulsiones en mujeres con hipertensión gestacional y preeclampsia con signos de
severidad o eclampsia.
<El manejo expectante de la preeclampsia con signos de severidad antes de las 34,7
semanas de gestación se basa en criterios de selección estrictos de las candidatas apropiadas
y se realiza mejor en un entorno con recursos adecuados para la atención materna y
neonatal. Debido a que el manejo expectante está destinado a proporcionar beneficios
neonatales a expensas del riesgo materno, no se aconseja el manejo expectante cuando no
se anticipa la supervivencia neonatal. Durante la administración expectante, el parto se
recomienda en cualquier momento en caso de deterioro de la condición materna o fetal
<Se recomienda que a las mujeres con hipertensión gestacional en ausencia de proteinuria
se les diagnostique preeclampsia si presentan alguna de las siguientes características graves:
trombocitopenia (recuento de plaquetas menos de 100.000 x 109 / L); función hepática
alterada, según lo indicado por concentraciones sanguíneas anormalmente elevadas de
enzimas hepáticas (hasta el doble del límite superior de la concentración normal); dolor
severo y persistente en el cuadrante superior derecho o dolor epigástrico que no se explica
por diagnósticos alternativos; insuficiencia renal (concentración de creatinina sérica superior
a 1,1 mg / dL o duplicación de la concentración de creatinina sérica en ausencia de otra
enfermedad renal); Edema pulmonar, o cefalea de inicio reciente que no responde al
paracetamol y no se explica por diagnósticos alternativos o alteraciones visuales.
<Las mujeres con hipertensión gestacional que presentan presión arterial de rango severo
deben manejarse con el mismo enfoque que para las mujeres con preeclampsia severa.
<Entre las mujeres con hipertensión gestacional o preeclampsia sin signos de severidad, se
recomienda el tratamiento expectante hasta las 37,7 semanas de gestación, durante las
cuales se recomienda la evaluación materna y fetal frecuente. El monitoreo fetal consiste en
una ecografía para determinar el crecimiento fetal cada 3 a 4 semanas de gestación y la
evaluación del volumen de líquido amniótico al menos una vez por semana. Además, se
recomienda realizar una prueba prenatal una o dos veces por semana para pacientes con
hipertensión gestacional o preeclampsia sin signos de severidad.