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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Iztacala


Licenciatura en Psicología
Practica Avanzada en Investigación
Tradición Sociocultural y de la Actividad

Formación de identidad no binaria analizada desde una


mirada punk

Línea de Investigación: Diversidad sexual, salud y género

Profesor/a: Verónica Estela Flores Huerta

Alumno: Adrián Villar Chagoya

Periodo 2022-2

Grupo 2659
Resumen

Partiendo del propio interés por el movimiento punk, se revisaron los orígenes de
dicho término junto con los de “Queer”, resultado en semejanzas que al
conjugarse dan lugar a nuevas formas expresivas e identitarias que van desde lo
musical y escénico, hasta la enunciación de los límites del discurso punk, donde
también se excluye a las minorías. Este marco se complementa con aportes de la
psicología sociocultural y con la interseccionalidad. El objetivo principal fue
conocer los efectos de adoptar una identidad no binaria y disidente en diferentes
aspectos. Se contactó con une participante identificade como no binarie para
conocer sus experiencias, y a partir de ahí, se co-construyeron los datos, haciendo
una triangulación con el sustento teórico y los argumentos del investigador,
descentrado así el lugar del conocimiento como lo propone la metodología
cualitativa. Entre los hallazgos aparece la dificultad para hallar palabras que
ayuden a identificarse no normativamente fuera del activismo; además de que aún
en los espacios disidentes, se excluye a quienes no cumplen con los arreglos que
les legitimen como “parte de”. Se concluyó que, si bien, las identidades
cambiantes desestabilizan la idea de que “todes somos iguales”, los modelos no
normados crean estereotipos que estancan a las identidades, construyendo así
una nueva norma para las personas diversas, como sucede también en el punk.
Además, los mecanismos de poder siguen ejerciendo fuerte influencia al limitar el
conocimiento de identidades fuera del binarismo heterosexual y cisgénero.

Palabras clave: Identidad, punk, queer, no binario, no normativo

Nunca encajé en vuestro corsé / Mi cuerpo no se amoldó a vuestra fe / Mil expectativas que no
cumpliré / No me seduce provocar / No quiero circos, sólo dignidad / Que revuelva tu mundo la
diversidad / ¿Es que no comprendéis? no soy varón, no soy mujer, soy sentimiento, soy piel / Y no
hay definición sólo rechazo y frustración / Mi realidad, tu ficción / Sin roles, sin ley seré yo misma o
no seré (Accidente, 2015)

Introducción

Desde mi niñez, aproximadamente a los diez años, recuerdo haber identificado


una serie de comportamientos y actitudes que me incomodaban. No me gustaba
usar uniforme en la escuela, no me gustaba que cortaran mi cabello con casquete
corto y me daba miedo entrar a la iglesia local porque la imagen de Cristo
crucificado me era (y me sigue pareciendo) repulsiva. Y recuerdo que me era
imposible entender por qué todas esas actividades representaban algo “bueno”,
para mí y para toda la sociedad. ¿Qué pasaba si decidía no hacerlo?, ¿Por qué
era tan mal visto no seguir a los demás? Fueron algunas de las ideas que pasaron
por mi cabeza.

Aproximadamente en esa misma época, conocí un género musical, caracterizado


por ritmos rápidos y canciones de corta duración que me voló la cabeza. En ese
tiempo, mi curiosidad de niño era muy grande, y decidí investigar más sobre ese
estilo. Se trataba del Punk, y luego de ver un par de videos sugeridos en Youtube
tras teclear esa palabra en el buscador, supe que esa era la estética que quería a
adoptar, la forma en que me quería comportar y la música que quería escuchar.
Fue como una descarga de energía que corría por mi cuerpo y aceleraba mi pulso.

Desde entonces, fui adoptando al punk como una forma de vida, siempre con
dificultad para amoldarme, quejándome de que “las cosas tengan que ser así”.
Una de las primeras enseñanzas que me dejó, fue que, a diferencia de otras
vertientes del Rock, es un género musical que cualquiera puede tocar, porque el
punk es para todes. No se necesita ser un experto, a veces ni siquiera haber
tomado clases de música para hacer una canción. Porque en este estilo no se
busca componer un coro pegajoso, con una melodía agradable para el oído. Más
bien se trata de incomodar, y transmitir mensajes y sentimientos que a veces no
pueden decirse de otra forma que no sea alzando la voz, gritando. Existe una
ramificación de ese género que describe perfectamente esa sensación, y
escucharlo por primera vez es como recibir una patada en la cara. El Hardcore, es
la faceta más agresiva del punk. Se conforma por infinidad de estilos, pero sus
principales características, al menos en sus primeros años, son que las canciones
estaban llenas de distorsión, con una duración menor a dos minutos y la grabación
suele ser casera. Todos estos elementos se confunden creando una atmósfera de
ruido con la intención de transmitir rabia, frustración y enojo.

A primera vista no parece tener sentido que a eso se le llame música, y que
existan personas que aprecien y se identifiquen con ese ruido tan estridente. Pero
si vemos más de cerca, encontramos que quienes se acercan al punk son las
personas que han sido silenciadas, que no encuentran un lugar de expresión en
los puntos de reunión o en las actividades propuestas por la mayoría, así como en
sus aspiraciones y os caminos que trazan para conducir la vida. El punk cobra
sentido porque enuncia otras narrativas que cuestionan, problematizan y
recuerdan los límites de ese discurso tradicional de ser normal, descentrándolo,
haciendo visible lo oculto y lo marginado en él. De esta forma demuestran que
existen otras versiones del pasado, de la cotidianidad, que están resistiendo a esa
homogenización de la realidad (Restrepo, 2005), y todo esto deviene en
emociones muy profundas de inconformidad y resentimiento.
Pero aun teniendo claro eso, es un gran golpe de realidad, echar un vistazo a la
gente que, hoy, está viviendo en las sombras (aún más que los supuestos punks
excluidos socialmente) con miedo de poner un pie fuera de casa, que todos los
dias tiene que soportar, en el mejor de los casos, comentarios o simples gestos de
desagrado, de señalamiento, que muchas veces llegan a la agresión física. Su
vida es una constante lucha por tratar de sentirse comodes en una sociedad que
todavía los ve como “los raros”. Y, sin embargo, en estos casos no es tan sencillo
decidir abandonar lo que eres o lo que haces solo para encajar. Porque dar un
paso atrás, para “evitar problemas”, significa no cuestionar las ideas que hemos
internalizado culturalmente y que se han vuelto casi naturales, es caer en la norma
y seguir permitiendo que se ignoren las experiencias de los verdaderos punks, de
les que casi nadie habla, que se sigan callando las voces de aquelles que no
logran ser escuchades, aquelles que no necesariamente tienen un mohicano, ni
usan chaleco de mezclilla con estoperoles ni botas. Que más bien son chiques a
les que les gustan los chicos y las chicas y que un día pueden usar falda, y al
siguiente una camisa, y que siempre están en constante cambio, están fluyendo,
poniendo en duda la estabilidad y el equilibrio al que tantas personas aspiran,
mismas a las que estar en movimiento constante les resulta incómodo.

En mi caso, luego de haber accedido a tantas vivencias reprimidas de primera


mano en búsqueda de identidades no normativas, entiendo mi responsabilidad de
tomar una postura política que permita involucrarme de lleno en estos problemas,
y sé que no hay marcha atrás, que les persones que están en esta situación día
tras día llevan años buscando ser reconocidxs como tal, como personas, con el
mismo derecho de vivir. Me hace caer en cuenta del privilegio que tengo por haber
llegado hasta acá, y que tengo en mis manos la posibilidad de hacer eco llevando
esas voces a espacios en donde no se escuchan, de poner el tema sobre la mesa,
discutirlo y, en resumen, hacer ruido con ello, como lo he estado haciendo con el
punk.

Desarrollo

De acuerdo con Rastrepo (2005) entendemos el punk como un movimiento


contracultural que trabaja forjando subterráneamente espacios alternativos,
políticos, económicos y culturales, a través de la música, la estética, el cuerpo y el
arte, que sintetizan el ruido urbano, mimetizándose en el asfalto, en las calles,
reproduciendo con el cuerpo y la música el salvajismo de la ciudad y la crisis
social:

El punk y su principio básico de “Hazlo tú mismo” (do it yourself o DIY) es


una plataforma poético-política generadora de identidades atravesadas por
la disonancia del ruido, la inmoralidad y la autogestión con un repertorio
crítico de políticas sexocorporales, que dan lugar a una experiencia
incendiaria que desde la precariedad y a través de la urgencia, dio origen a
todo un discurso nuevo. Su faceta más agresiva y extrema, el Hardcore
punk, consiste en una superficie en principio musical que radicaliza las
sonoridades del punk intensificando sus elementos constitutivos (velocidad
en la batería, distorsiones y disonancias en la guitarra, modulaciones, gritos
y guturalizaciones en la voz), pero también de estética en tanto que se
asume como una sensibilidad que resignifica, desde la corporalidad, el
vestuario (como membrana de significaciones) y las prácticas de consumo,
los valores sociales políticos y morales. Problematiza la noción de
identificación trasladándola del plano ético (el deber ser) al terreno de lo
estético (la sensibilidad y el deseo como potencia de transformación),
exponiendo así los desplazamientos de la subjetividad contemporánea,
urbana, primordialmente (Disalvo y Cuello, 2015)

Pero aún con el mensaje contestatario que se pretende comunicar a las masas, en
el Punk, la idea de reforzar un estereotipo, seguir una moda o un “código de
vestimenta” a manera de uniforme, no es aceptada realmente, aunque sí existe un
conjunto de elementos que pueden ayudar a identificar a alguien como punk, pues
como discurso involucra un sistema de significaciones materializadas en diversos
soportes; que es a lo que Hundeide (2005) llama estilo expresivo, donde el
contenido ideológico se incorpora a patrones estilísticos junto con la vestimenta,
los símbolos con que los representan, la forma de peinarse, la música que
escuchan, las actividades sociales, el humor, la retórica y la expresión de
opiniones políticas, formando una imagen “congruente”, haciendo una tipificación
del dialogo en persona. Además, al crearse estas nuevas identidades, el
sentimiento de pertenencia y de aceptación, se experimenta por primera vez en
muchos jóvenes. Y ocurre tambien que aquellos elementos que no se ajustan al
estilo de un grupo de personas, se muestran como ajenos e incongruentes, dando
lugar al señalamiento hacia el otro ridículo. Sin embargo, en el punk, no todas las
personas que se identifican con tal discurso adoptan todas estas modalidades.

Pero es importante detallar quiénes eran los sujetos a los que se aplicaba (y se
sigue aplicando) esta denominación, así como su origen y su sentido peyorativo
que, como veremos, no dista mucho de la forma en que se hace referencia a las
personas diversas sexual y genéricamente. Siguiendo con Disalvo y Cuello (2015)
el término punk se constituyó como referente a la fragilidad y desposesión. Por un
lado, las fotos de los archivos punk muestran una notable vinculación con
subculturas sadomasoquistas, como si se tratase de una apología pública del
exceso subterráneo frente a las leyes del pudor de las ciudades industriales.

Sin embargo, antes de que el punk se relacionara con el sexo, ya era una máquina
de producción y marcación de sujetos sociales, aquellos fracturados por la
desigualdad capitalista, concebidos como inservibles: jóvenes amanerados,
precarizados, demasiado débiles, impetuosos, inexpertos, sodomitas y perversos,
que vivían segregados de la mayoría, tal como se muestra a continuación:

PUNK es un término arcaico para denominar a la madera seca que se


utilizaba como mecha para prender fuego, el mismo significado tiene la
palabra FAGGOT (puto, marica). Tal vez recuerden que hace unos siglos
las brujas, criminales, homosexuales y otros enemigos del Estado eran
quemados en la hoguera, la palabra del material que utilizaban para
prender ese fuego luego fue utilizado para denominar a las víctimas
también. Nada accidental que las palabras PUNK y FAGGOT tengan el
mismo origen ¿Será que los punks son putos? (Disalvo y Cuello, 2015)

Vemos entonces que, desde el inicio, el término punk, ha consistido en un ejercicio


de desprecio social acompañado de un señalamiento sexual hacia determinado
tipo de cuerpos: pues su uso hacía referencia a ser penetrado analmente. Disalvo
y Cuello (2015) mencionan que, en Estados Unidos, muchos chicos jóvenes que
iban a parar a las cárceles para satisfacer los deseos sexuales de los presos eran
conocidos como “punks”, y entre los presos se usaba la frase “I punked the kid”.
En efecto, uno de los lugares en los que esta denominación extrajo un sentido
social e histórico marginalizante, fue la cárcel

Siendo así, resulta fácil entender cómo el movimiento fue ligado a la denominación
de tipologías sociales que conectaban juventud y criminalidad, como las figuras
del rufián, el gánster y el merodeador. Al igual que una posible derivación fonética,
ponk —en alusión tanto a la mugre como a la pólvora— que reúne las imágenes
de la ruina y peligrosidad. Pero cabe recalcar que, ante esta connotación
despectiva, con el paso del tiempo los sujetos a los que se hace referencia
abrazaron este carácter de escoria y disidencia social como un diseño posible y
deseable de existencia anti-normativa (Disalvo y Cuello, 2015). Este punto es otra
gran enseñanza que desde hace tiempo recibí del punk, pues era de las pocas
actitudes que veían como algo bueno y deseado ser diferente de la mayoría, como
alternativa a la intención denigrante con que, normalmente, se busca evidenciar la
particularidad de alguien, misma que suele ser incómoda para quien la observa.
Pero este grupo de personas disidentes no son los únicos que eran rechazados
por la normatividad occidental capitalista, pues si nos remontamos a los orígenes
del término queer, podemos encontrar referencias similares. Como indaga Paul
Preciado (2012, como se citó en Disalvo y Cuello, 2015), en la lengua inglesa, a
partir de su aparición en el siglo XVIII, queer servía para nombrar a aquel o
aquello que, por su condición de inútil, mal hecho, falso o excéntrico, cuestionaba
el buen funcionamiento del juego social, englobando figuras como el tramposo, el
ladrón y el borracho, así como todo aquel que por su extrañeza no pudiera ser
reconocido como hombre o mujer. De esta manera, la palabra queer indicaba la
incapacidad del sujeto de acceder a una representación estable. Desde la época
victoriana, se desconfiaba de los sujetos queer, pues su mera presencia borraba
las fronteras y el valor de la heterosexualidad como eje de la familia burguesa,
base de la reproducción de la nación y de la especie.

Se trataba entonces de una amenaza contra lo establecido (otra coincidencia con


las personas punk), una nueva propuesta identitaria que desafiaba la concepción
de que solo existen dos géneros. Como mencionan Viteri, Serrano y Vidal-Ortíz
(2011, citado por Santamaria y Molina en 2017), en lo queer se expresa un “no-
lugar” dentro de los debates sobre género y sexualidad, además de reconocer
disrupciones de la identidad (en tanto reconocimiento y autorreconocimiento en
medio de la diferencia) referidos a asuntos étnicos, raciales y de clase en las
sociedades contemporáneas

En vista de la extensión de identidades y experiencias que abarcan las


conceptualizaciones mencionadas, se pueden distinguir diferentes espacios en
que las personas son discriminadas, poniendo en duda el imaginario mayoritario
de igualdad de derechos y oportunidades, y abriendo cierta conciencia/sensibilidad
interseccional en la que el poder aparece como una compleja trama de
disciplinamientos, violencias, coerciones y disposiciones subjetivas que incluso
afectan la formación del deseo. En este sentido, la interseccionalidad sirve como
herramienta analítica para estudiar cómo diferentes fuentes estructurales de
desigualdad mantienen relaciones recíprocas. Esta noción surgió de la necesidad
de visibilizar realidades complejas y cotidianas al mismo tiempo, que eran pasadas
por alto por análisis políticos basados en universalizaciones y esencialismos
limitantes, describiendo cómo en la práctica diferentes formas de discriminación
pueden interactuar, yuxtaponerse y potenciarse entre sí (Disalvo y Cuello, 2015).

Aunque dicho término haya sido usado originalmente para describir cómo la raza y
el género pueden intersectarse como formas de opresión, su uso se ha extendido,
llegando a englobar un número adicional de factores sociales: orientación sexual,
nacionalidad, clase, diversidad funcional, entre otras, permitiendo ver que los
procesos disidentes de subjetivación que he venido mencionando no pueden
abordarse de forma aislada, sino desde escenarios de yuxtaposición en que se
relacionan los diferentes factores sociales, cuestionando el sentido y lugar de lo
real-político (Disalvo y Cuello, 2015).

Enfatizando en la construcción de identidad a partir de la participación diversa en


diferentes espacios, Dreier (1999) menciona que la identidad se construye en la
trayectoria de vida, al transitar en diferentes contextos de participación, tomando
una postura en cada uno, así como en cómo se refiere a sí mismx, a partir de
relatos o narraciones en que se negocia su significado con los otros.

Por su parte, Lave y Wenger (1991) plantean el concepto de participación


periférica legitima, donde la identidad obtiene su significado a partir de sus
múltiples interconexiones, con personas, actividades, conocimiento y mundo. Es
decir, cuando el individuo se involucra en una práctica, inevitablemente se
afectarán de diferente manera las otras prácticas en las que participa. De este
modo, una persona que se identifica con el punk probablemente presentará
actitudes transgresoras que alteren el orden de otros espacios y comunidades de
práctica, incluyendo (aunque no necesariamente) la identidad de género y la
orientación sexual, por lo que resulta fácil entender cómo se articula el movimiento
queer con el punk, y viceversa.

Hundeide (2005) propone, para aproximarse al estudio de la creación de


identidades y los senderos de vida, el concepto de situación de oportunidad,
refiriéndose a las encrucijadas disponibles para los actores en su medio, y cuáles
de esas les resultan relevantes de acuerdo con su postura. Además, funciona para
analizar las limitaciones que acarrea estar en cierta posición: Cuando una persona
se localiza en alguna posición existencial, adopta un estilo de vida e identidad
particular. Desde esa posición, alcanza a ver algunas oportunidades posibles, pero
de esas, algunas son congruentes con su estilo, mientras que las otras son
invisibles (no tiene forma de acceder a su conocimiento), incongruentes o
imposibles (no cuenta con las habilidades o destrezas de acceso necesarias). Es
decir, en el caso del punk, se trata de un discurso disponible en un contexto
(espacio/ temporal) que puede interpelar exitosamente a algunos sujetos y ser
indiferente (o incluso repulsivo) a otros más (López-Cabello, 2013)

También sobre esa compleja red de prácticas sociales en que participa la persona,
Dreier (1999) menciona que ésta diversificación da lugar a inquietudes que
fácilmente se pueden entender a partir de un “lugar” específico que tiene la
persona en las practicas, pues al asumirse como parte de la práctica (ya sea como
persona diversa sexo-genéricamente, o bien, como persona punk), tambien
genera una postura, que es la forma en que se involucra (es decir, en mayor o
menor medida, con un cierto nivel de compromiso, incluso se refiere al tiempo que
dedica, etc.) en cada práctica. Y de estas diferentes posturas, tambien se va
formando la personalidad, basada en necesidades y desafíos propios de cada
practica social.

Tales entrecruces de identidades rebeldes dan lugar a nuevas formas de


Identificarse y expresarse, pues ni la diversidad sexual ni el punk están ubicados
en puntos opuestos, por el contrario: se pueden conjuntar. De esta manera,
explica Pietrafesa (2013) que el hardcore (abreviado como HC) es la música de la
supervivencia, la decisión salvaje de existir a pesar de todo y contra todo. La
fuerza que surge de esta idea explota y se expande, entrecruzándose con
diferentes corrientes musicales, llegando así a una gran variedad de sujetos e
identidades.

De esta forma, existen personas cansadas de perseguir un respeto y


reconocimiento social, que fueron seducidas por el HC: Gays que nunca se
sintieron representados por la imagen convencional del homosexual cobarde,
delicado, burgués y frívolo; que más bien se identificaban con el hardcore, el pogo
(slam, como se le dice en México) y los chicos rebeldes. Muchachos que aman a
los muchachos, pero salvajemente, con la fuerza y la velocidad del HC, que
posteriormente crearon su propio movimiento: el Homocore o Queercore, que
desde la década del 80 se empieza a abrir paso dentro de la escena hardcore-
punk norteamericana, cuestionándola principalmente por su homofobia
constitutiva. De esta manera, dicho movimiento crea lo diferente, más que exponer
lo opuesto, y “rarifica” la estética hardcore-punk radicalizando la manifestación de
la excepción, cuestionando el aparato “estético” y “político” del hardcore punk
desde adentro (Santamaria y Molina, 2017)

Tambien Lave y Wenger (1991) desarrollan la idea de la naturaleza cambiante de


las practicas sociales, mencionando que este dinamismo permite que existan
conflictos entre los expertos veteranos y los novatos, y que estos últimos,
eventualmente desplazaran a los primeros; es decir, que inevitablemente existirán
contradicciones entre lo viejo y lo nuevo, lo conocido y lo desconocido, lo
establecido y lo que promete, y estas contradicciones evidencian las diferencias y
descubren tambien sus afinidades. Este tipo de “novedades” traídas por las
generaciones más jóvenes, amenaza tambien con cuestionar y replantear las
necesidades de la comunidad de práctica, renovándola, y eliminando aquellas
ideas que dificultan el cumplimiento de los objetivos que se persiguen. En este
sentido, si una de las propuestas principales del punk es ir en contra de lo
establecido, el movimiento queercore llega a cuestionar el statu quo del punk,
señalando las actitudes discriminativas cargadas de homofobia y transfobia,
desplazándolas junto con los veteranos que reproducen tales conductas en los
supuestos espacios subversivos, contestatarios y de inconformidad.

Siguiendo con Lave y Wenger (1991), cada paradigma constituye una amenaza
para el destino del otro, de la misma manera en que le es esencial. El conflicto se
experimenta y elabora a través de una práctica diaria compartida en la que
interactúan distintos puntos de vista e intereses comunes. En este punto es en el
que radica la identidad de las personas queer punk, en posicionarse como un
género e identidad alternativa, diferentes a las establecidas por la
heteronormatividad, pero tambien buscando el reconocimiento y respeto de la
mayoría, replanteando y cuestionando sus preconcepciones.

Desde el cuerpo en escena, se parte para provocar la reflexión en su público, pues


esta encarna todas las disputas y tensiones normativas de los sistemas de
opresión. En consecuencia, uno de los grandes problemas que devela el
performance de las bandas de queercore es el estigma (como dispositivo de
exclusión y segregación social) tanto al interior de la escena hardcore-punk como
fuera de ella. La escenificación de cuerpos abyectos e indefinidos, andróginos y
sin denominación alguna, precarios la mayoría de las veces, es el lenguaje de la
resistencia: una estética de la indefinición que en la sensibilidad y el deseo
encuentra su potencia política. Además, predomina la imagen como recurso
narrativo, denotado la intención antitética de expresar los opuestos en
contradicción, exponiendo la incertidumbre de no tener un lugar en el discurso,
como la estética vestimentaria fuerte del hardcore-punk que viste cuerpos
andróginos, o también una vestimentaria trans y demostraciones de afecto
homoeróticos en medio de la violencia visual de un escenario punk. (Santamaria y
Molina, 2017)

La expansión de lo queer permitió cuestionar la normalización, desplazando


categorías modernas como identidad, organización social, política y cuerpo hacia
lo indefinible bajo categorías nominativas cerradas, admitiendo, además de las
sexualidades en tránsito, espacios intermedios donde afloraban identidades no-
normativas (List Reyes, 2009). En este contexto se puede entender el hardcore-
punk, en líneas generales como queer, y viceversa, aunque el primero prioriza una
crítica al sistema social y político, mientras que en el segundo prevalece la
discusión sobre el cuerpo, el género y la sexualidad. En ambos casos, tanto en la
teoría como en el activismo político, se asumen como actos desestabilizadores
frente a prácticas institucionales que definen la subjetividad (Santamaria y Molina,
2017)

Conviene precisar que genderqueer, es un término empleado para referirse a


cualquier identidad que no encaja dentro del espectro binario del género, es decir,
que no es siempre hombre o mujer; incluso, esta identidad puede abarcar
personas que se sienten como una mezcla de ambas. Asimismo, cabe destacar
que es un término sombrilla el cual incluye gran variedad de identidades que si
bien pueden diferir entre sí, coinciden en la desidentificación con los modelos
rígidos del género (Monro, 2019, citado en Torres y Villazimar, 2020)

Es también conocido como género no binario, y comprende identidades de género


diversas, a partir de las cuales los individuos pueden identificarse por fuera del
espectro masculino-femenino, vivenciar el ser un hombre o una mujer en distintas
ocasiones o al contrario, no sentirse pertenecientes a un género y rehusarse a
emplear una identidad del mismo. (Matsuno y Budge, 2017 citado en Torres y
Villazimar, 2020)

En el proceso de construcción de la identidad de género genderqueer/no binaria,


las personas se enmarcan en la desidentificación, entendida como una forma de
lidiar con la ideología hegemónica del género (binarismo), en donde las personas
se niegan a asimilarse dentro categorías dicotómicas del mismo (Hombre, Mujer),
aun cuando presentan características, atributos o comportamientos asociados a
las mismas (Torres y Villazimar, 2020)

Como método para aproximarme al objeto de estudio, el enfoque cualitativo


resulta pertinente por su énfasis en la construcción social de la realidad, con una
proximidad casi íntima entre investigador y lo que se estudia, por lo que tanto la
construcción de los datos como su interpretación ocurren en un diálogo (a su vez
vehículo para conocer las experiencias del otro) de forma situada e irrepetible.
Justo estos aspectos me permitieron involucrarme “de lleno” en el campo, pues
salió a relucir mi interés por el punk, que no tardó en conjuntarse perfectamente
con las identidades no-normativas, ayudando a posicionarme para problematizar,
definir objetivos y darle un sentido a todo el proceder de la investigación. La
metodología cualitativa hace hincapié en lo singular -lo diverso, sexo
genéricamente hablando, en este caso-, que representa un cuestionamiento a las
dicotomías de género y por lo tanto emerge de los limites normativos donde se
centran las generalizaciones que persigue la mirada cuantitativa.

Opté también por prestar atención a los elementos que conforman el estilo
conversacional de las personas (como la velocidad, el tono de voz y la extensión
de los turnos que toma para hablar) que refiere Tannen (1999), ya que está en
sintonía con la concepción de Schettini y Cortazzo (2015) acerca de que el
analizar datos en la investigación cualitativa involucra descubrir lo profundo de lo
dicho, de lo no dicho, de lo expresado, de lo gestual, y en síntesis, extraer sentido
de los datos, siendo una herramienta que me permite captar en mayor medida el
mensaje que emite le participante.

Siendo así, destaco la escasez de investigaciones realizadas desde la psicología


encaminadas a conocer el proceso en que las personas no binarias van definiendo
su identidad, así como el trayecto que recorren para llegar a ello y las puertas que
se abren al cuestionar el paradigma binario de género, y más aún, haciendo un
entrecruce con el punk, que representa también a una serie de identidades
silenciadas. Esta propuesta se complementa también con la interseccionalidad,
que permite vislumbrar los diferentes tipos de discriminación que sufre una
persona, enfatizando en sus particularidades y enriqueciendo el marco de
referencia sociocultural del que parte esta investigación, dando así una
comprensión más completa, como explicaré a continuación.

Bajo el entendido de que la gente vive identidades múltiples, derivadas de las


relaciones sociales, la historia y la operación de las estructuras del poder, y que
pertenecen a más de una comunidad a la vez y pueden experimentar opresiones y
privilegios de manera simultánea, utilizaré el análisis interseccional para exponer
los diferentes tipos de discriminación y desventaja que ocurren como
consecuencia de la combinación de identidades en una persona no binaria. Dicha
herramienta complementa el planteamiento sociocultural de Dreier (1999) para
situar de forma precisa a la persona y entender claramente cómo se relaciona en
diferentes contextos de práctica, mismos que, al sustentarse en discursos
disidentes, están en consonancia con el punk.

Pregunta de investigación

¿Cómo se forma la identidad no binaria a partir de la participación individual en


diferentes contextos y comunidades de practica?

Objetivo

Conocer los efectos que tiene adoptar una identidad no binaria y disidente en
diferentes aspectos de la vida de la persona.

Objetivos Específicos
Conocer cómo repercuten en la persona los estándares de belleza y estereotipos
de género heteronormativos

Identificar cómo reafirma y expresa su género por medio de la indumentaria,


formas de hablar, y cuáles son sus referentes

Distinguir como se construye la identidad a través del sentido de pertenencia


dentro de la comunidad LGBTTTIQ+.

Hipótesis

Identificarse como persona No Binaria acarrea conflictos para adaptarse a la


normatividad en diferentes espacios como el trabajo, la escuela, la familia, etc.
Teniendo como consecuencia, que la persona siga sintiéndose desplazada, “fuera
de lugar” en comparación con la mayoría, de forma parecida a como ocurre con
las personas punk.

Método

Participante

Alo es una persona no binarie, adulta, perteneciente a la asociación Musas de


Metal; imparte un curso de filosofía para los estudiantes de la FESI y asiste a los
talleres con los que cuenta la asociación, impartidos los martes y jueves por la
noche. Se eligió a le participante luego de que mencionara durante las clases de
filosofía, identificarse como persona no binarie, además de la práctica del BDSM,
el poliamor, nudismo y estar afiliade a diferentes grupos activistas.

Situaciones, lugares o escenarios

El primer contacto se efectuó vía Zoom, durante el seminario de filosofía que Alo
imparte. De ahí se optó por elegirle como participante. Se obtuvo su contacto por
WhatsApp con ayuda de lx profesorx, y en esa misma plataforma se le
proporcionaron el consentimiento informado y un primer instrumento para recabar
datos. Luego, se le invitó a participar en una reunión de Zoom para profundizar en
la información, mencionando que habría una segunda reunión para compartirle los
alcances que tuvo la investigación.

Técnicas e instrumentos empleados

Primero se le propuso completar una serie de frases incompletas, redactadas de


acuerdo con los objetivos de la investigación y el marco teórico en que se
encuentra, las cuales, consisten en el diseño de un conjunto de troncos verbales
que el entrevistado debe estructurar proyectando sus ideas, valores, creencias,
temores, etc. (Calzada, 2004) En este caso, se utilizó para conocer cómo la
persona vive y se posiciona políticamente ante diferentes discursos desde el
activismo social y la identidad sexo genérica no binaria.

Se extrajeron algunos fragmentos que era necesario profundizar de sus


respuestas, por lo que se redactaron nuevas preguntas que funcionaron como
guion de entrevista, misma que se llevó a cabo en una videollamada vía Zoom. La
técnica empleada fue la entrevista-conversación, donde limité el uso de
tecnicismos y expresiones coloquiales, guiando las preguntas intentado seguir la
línea de una conversación que pudiese haber ocurrido en cualquier otro momento.

Tambien se usaron de notas de campo para detallar sucesos relevantes desde el


primer contacto, incluyendo preguntas que surgieron, sensaciones
experimentadas, tópicos a detallar, etc.

Procedimientos

Si bien, ya se tenía cierto contacto previo con Alo en las clases de filosofía, preferí
que lx profesorx de la práctica le comentara primero si estaba dispueste a
participar, y si estaba de acuerdo en que me facilitaran su número de contacto, en
vez de escribirle directamente yo, pues consideré un tanto invasivo tomar su
número del grupo de WA de Musas de Metal y escribirle sin previo aviso. Accedió
sin mayor problema, y lx profesorx me envió su contacto por WA, que fue por
donde se continuó la negociación de días y horarios en que llevaría a cabo una
reunión tentativa vía Zoom.

Se detallaron por mensaje los objetivos de la investigación, y de nuevo pregunté si


estaba interesade en participar. Respondió que sí sin rodeos, y procedí a
proporcionarle el Consentimiento Informado, mismo que fue devuelto hasta días
después ya con su nombre y firma. Después se le proporcionaron una serie de
frases incompletas, que fueron devueltas en cuestión de horas, de las cuales se
extrajo el contenido que más se apegaba a los objetivos para formular nuevas
preguntas, mismas que tras ser redactadas, fueron reatroalimentadas en clase por
lx profesorx y compañerxs.

Con las observaciones tomadas en cuenta, se le invitó a conectarse a una reunión


de Zoom para esclarecer esas nuevas preguntas. Pasaron algunos días para que
se concretara la reunión; que tuvo una duración de hora y media
aproximadamente, llevándose a cabo en dos partes, pues la plataforma solamente
permitía grabar y mantener activa la sesión por periodos de cuarenta minutos.
Durante la reunión, se contó con el apoyo de una escribana, quien, aunque no
apareció frente a la cámara, a petición mía hizo anotaciones sobre los
metamensajes (comunicación gesticular, velocidad y tono de voz, turnos de
conversación, etc) que se intercambiaron durante la entrevista. Al principio de la
sesión se consultó con Alo sobre si tenía problemas con la presencia de la
escribana, respondiendo negativamente.

Al finalizar, se transcribió íntegramente la conversación. Después se categorizaron


los datos a partir del contenido que se desprendió de cada pregunta, y de los
tópicos abordados que en algunas ocasiones se pudieron conjuntar (como la
influencia que tiene la hetero norma hegemónica, al momento de validar a un
cuerpo atractivo, y a una identidad sexo genéricamente diversa), creando una
triangulación para conformar los datos entre el discurso de Alo, la bibliografía
consultada y mis argumentos.

Categorías para organizar y analizar datos

1. Rompiendo moldes (Una luz en el camino)

1.1 Si no lo digo, no existe

1.2 Mis influencias

2. ¿Lo que importa es el interior?

2.1 Tú decides a quién puedo amar

Resultados

En el transcurso de la reunión por Zoom, hubo dos tópicos generales que fueron
abarcando gran parte de la plática: las experiencias que tuvo Alo, casi
cronológicamente al ir descubriendo los conceptos y colectividades con que se iba
identificando a partir de la militancia (por ello lo nombré entre paréntesis como
“una luz en el camino”, pues además esa fue una frase que compartimos durante
el encuentro; yo la usé para referirme a la experiencia que había tenido fluctuando
de una identidad a otra, y Alo la retomó en un par de ocasiones para enfatizar en
cambios que había experimentado después), y las inconsistencias que encuentra
en los modelos relacionales y hasta en las formas de legitimar identidades
diversas dentro de la misma comunidad LGBT+, cayendo en una nueva normativa.

Sigo en la primera categoría el orden cronológico con que fueron apareciendo las
identidades en la vida de Alo, mientras que en la segunda me centro en cómo fue
desarrollando cada crítica o cada limitante que encuentra en diferentes aspectos
de los posicionamientos políticos disidentes. En ambas categorías retomo ideas
de autores que vienen de la interseccionalidad, la psicología sociocultural, la
antropología del cuerpo y algunos estudios sobre el punk en específico.

1. Rompiendo moldes (una luz en el camino)

1.1 Si no lo digo, no existe

No fue hasta el 2012 en una marcha gay que me transvestí {…} Me di cuenta que no me
estaba transvistiendo, que es-que ese era yo, no sé si me explico, fue una experiencia
tipo La Chica Danesa {…} Y a partir de ese momento me cae el veinte como un balde de
agua fría de que eso no había aparecido en ese momento, sino que había estado desde
que era peque, ¿no? Desde ese momento me trae traen recuerdos de niño, de que, de
peque, como de los 5 o 6 años me ponía los vestidos de mi madre, me ponía los zapatos
o agarraba una falda, ¿no? (2) o me entró la conciencia de por qué no me sentía
totalmente bien en el ambiente de hombres o de mujeres

{…} apareció el término bisexual en mi vida, no lo conocía, pero yo ya sabía que me


gustaban mujeres y hombres desde la prepa {…} Y en el momento más que una crisis fue
como un decir: “ah, eso soy yo” {…} muchos se quejan de las palabras, pero las palabras
te ubican, te muestran una luz, te hacen identificarte con un colectivo y te hacen decir:
“ese soy yo”, ¿no? “soy gay, soy lesbiana, soy bisexual”

{...} Y fui también descubriéndome pansexual eh Bi, me convenció mucho esto de la


teoría de los paraguas {…} el paraguas Bi que incluye al pansexual, al heteroflexible , al
lesboflexible, eso me iluminó a mí, quien era yo ¿No? Las, estos, los paraguas , y de ahí
pasé de Bi a Pansexual

{…} mi identificación como persona no binaria fue asumirme como tal {…} muchas
personas nos habríamos dado cuenta de nuestros conflictos vivenciales si hubiéramos
comprendido que el género no es blanco y negro, sino que es un espectro ¿no?

{…} no viví el conflicto como lo vive un adulto {…} sino más como un niño o un
adolescente que está confundido moviéndose y ubicándose en el mundo

{…} siempre tuve un problema con ciertos roles de género masculinos ¿no? Y con ciertos
roles de género femeninos, y nunca me adapté a ninguno de los dos polos ¿no? {…}
siempre me gustó fluir y tener la necesidad de fluir

{...} mi mundo ideal sería que yo tuviera una perilla de cambio de corporalidad diaria,
sería mi capricho del día, entonces mañana amanecer mujer este joven, al otro de
trailera, al siguiente día este leñador, y al siguiente día hombre delgadito y menudo, así ir
cambiando, de edad, de tamaño y de corporalidad, sería mi capricho, ser un tipo
camaleón, pero pues no…
Esos fragmentos permiten ver cómo alguien insatisfeche con la cis-heteronorma,
se ve en la necesidad de buscar nuevas opciones de identidad por su cuenta,
caminando a ciegas con nada más que la propia intuición para guiarse, pues,
como venimos mencionando, estas identidades diversas están en constante
movimiento, en búsqueda de un espacio del que formen parte, que se sienta como
un hogar, y desde ahí ponen en duda la lógica binaria dominante: Alo elige salirse
del molde y empezar a buscar alternativas, pues ese molde no se acopla a su
figura, le es insuficiente, le queda chico, y elle necesita no uno, sino muchos
moldes hechos a su medida, y a falta de opciones, empieza a diseñarlos por
cuenta propia.

Llama la atención, también, que sea hasta ya bien entrada la adultez, cuando
descubre a “su verdadero yo”, y empiezan a cobrar sentido las experiencias de la
niñez, ávido de curiosidad, de cuando usaba ropa que la norma denomina como
propia de la mujer; esos momentos que habían estado silenciados durante años,
por fin salen a relucir, como si también dentro de la conciencia existiera un clóset
que oculta recuerdos de cuando quisieron mostrarse las identidades verdaderas, y
siguiendo esa idea, resulta aterrador pensar que desde edades tempranas, la
misma noción de “lo bueno” y “lo normal”, se vuelven uno con nosotros, borrando
o negando indicios de lo que contradiga esas concepciones, hasta que, si bien nos
va, llega el día en que rompen el silencio, aunque bien sabemos que rara vez eso
ocurre, ¿cuántas de esas identidades se habrán quedado en el anonimato para
siempre?, ¿será que más bien las vidas “normales” que llevamos, son un disfraz
que mantiene oculta la verdadera identidad?

Con el uso de palabras que ayuden a identificarse, aparece ejemplificado lo que


Butler definió como performatividad, donde la sexualidad transgresora se
construye por medio de la repetición ritualizada de actos de habla que por el sólo
hecho de ser pronunciado en ciertas circunstancias, realizan una acción (Acosta,
2010). De igual manera, en los últimos tres fragmentos, aparece la posición no
binaria que rompe con la idea naturalista de que sexo y género deben estar en
consonancia, y que son inamovibles, dándole un sentido diferente a la identidad,
como algo fluctuante, como indica Castellanos (citada en Acosta, 2010): No
tenemos una identidad fija e innata, sino que ‘ponemos en juego una identidad’
cuando realizamos determinados actos de habla.

De igual forma, y en sus propias palabras:

{…} Y eso tiene qué ver con lo punk también, esa idea de necesidad de dudar y
cuestionar los moldes, las instituciones, las reglas es algo que siempre ha estado en toda
mi vida
Esas palabras esclarecen el camino, mas no su final, ya que lo importante en
éstas identidades no es consumarse en un gran concepto que las defina de una
vez por todas, sino transitar entre muchos, que en el proceso de descubrirse,
pueden incorporar, abandonar o complementar las etiquetas que cada quien
asume. Lejos de generar confusiones, esta amalgama da lugar a coordenadas
acerca de qué se es y qué no. La identidad se diversifica, se complejiza y se
encuentra en constante cambio, en movimiento, sólo limitada (provisionalmente)
por la corporalidad. La idea de libertad prometida por la modernidad terminó
reduciéndose a un estancamiento: seleccionar entre opciones fijas, ser varón o
mujer, ser ciudadano o ser punk; pero ni siquiera estos extremos polares son tan
fijos como se esfuerzan por aparentar: se es varón o mujer de manera distinta a
los 7, a los 20 y a los 40 años. Las identidades disidentes desenmascaran la
fluidez intrínseca de todo complejo identitario.

Desarrollando la idea de que las palabras permiten ubicar a la persona, aparecen


otro par de fragmentos donde éste “sentido de pertenencia” da lugar a
movilizaciones colectivas a partir de la emoción de sentirse acogidx:

{...} las palabras permiten el encuentro, permiten crear grupos de apoyo, ya el mero
encontrar un grupo donde te encuentres con otras personas como tú, ya es un apoyo,
aunque sea un grupo de convivio y desmadre, ya sabes que no eres el único de eso,
¿no?, ahora, si aparte de eso hay grupos que te dan conocimientos de sexualidad, o de
manejo de emociones, o de manejo de relaciones, etcétera, como Musas, mejor, ¿no?

Descubrí hace, ¿qué será? 2017, 2018 que había un grupo que se llamaba Resistencias
No Binarias. “ahhh, a ver, no soy la única persona, hay otras 30 o 40 que vinieron este
día, personas no binarias”, entonces es sorprendente, hasta para una persona no binaria
es sorprendente porque uno en su percepción es, se siente el único bicho raro del planeta
¿no? y de repente volteas y de repente ves que hay otras personas como tú

La idea de organizarse, crear comunidad, de reunirse y crear lazos íntimos y


duraderos con les demás, implica una forma de hacer frente al sentido de soledad
e incertidumbre que surge al no encontrar un lugar en el mundo, y es una
necesidad primordial que muches, a partir de algún momento crucial, intentamos
cubrir, mediante la búsqueda de personas como nosotres, con quienes podamos
congeniar, y que se conviertan en nuestra familia elegida. Hay momentos en que
esto se consigue, y la sensación de saber que alguien más pasa por
circunstancias similares a las nuestras, es una satisfacción que no cabe en
definiciones, y que muchas veces es suficiente para hacer crecer a la comunidad y
tener mayor visibilidad en el espacio público.
Pero no hay que mirar solo la parte dulce, de compañerismo al hablar de la
formación de colectividades disidentes, pues como venimos indicando, están
conformadas de personas que no tienen voz ni voto en muchos espacios; y esa
misma inconformidad de vivir sin ser escuchadxs va creando un sentimiento de
rabia y frustración hacia las estructuras de poder que perpetúan este silencio. La
emoción compartida por varias personas puede ser capaz de movilizarlas y
organizarlas con vistas a un cambio, como lo plantea Scheer (2012, citada en
López y López, 2017), al decir que las acciones sociales no sólo generan
emociones, pues lo que se siente, constituye del mismo modo una potencia para
encauzar prácticas y acciones sociales específicas, concretas y materiales.

Dentro del discurso de Alo, se distingue que parte de esta movilización dentro del
activismo, además de cohesionar diferentes grupos, le sirvió como fuente de
conocimiento para otros temas, como sucedió al preguntarle por su iniciación en
las relaciones abiertas:

La militancia me fue orientando a esos temas, oí a P, obviamente y estaba en esa época


una persona con la que después se peleó medio mundo que se llama AR ¿No? Que era
persona no binaria entonces yo creo fue la primer persona no binaria que yo conocí que
se asumía no binaria {...} ya llevaba 8 años investigado el poliamor, y saber en dónde se
reunían y era muy difícil encontrarlos porque había un chat en Yahoo! pero no era fácil
encontrar en qué lugar se iban a reunir ¿no? Y después este fui a una primera reunión,
apareció un grupo de Facebook y eso ayudó a organizar una primera reunión

Aquí, además de ser reconocido como miembre legítime en una comunidad de


práctica, como apuntan Lave y Wenger (1991), aparece un ejemplo de cómo les
miembres más expertes dentro de la misma van guiando a les novates hacia
nuevas áreas de conocimiento, construyendo entre todes un saber común acorde
con las propias necesidades e intereses de la comunidad, mediante el diálogo y la
participación en conjunto.

1.2 Mis influencias

El nombre lo tomé porque hablar de influencias es bastante común en el ambiente


punk y underground, para hacer referencia a aquellos grupos o personajes que
fueron la puerta de entrada al mundo del punk, y que muchas veces nos dieron
una primera impresión de cómo era el sonido, la estética, los temas que se
tocaban, y que, en el mejor de los casos, sirvieron como inspiración para
conseguir un instrumento y comenzar a tocar. Esta misma idea me llevó a
preguntarme sobre esos referentes que posiblemente existan para las personas
sexo diversas, y que Alo mencionó en un par de ocasiones:
David Bowie fue, es uno de mis ídolos musicalmente, ¿no? (3) Desde que conozco la
película de Transilvania es una fascinación, es una de mis películas eh... esa canción,
sobre todo, lo que dice y la forma en que se expresa eh la transgresión, sí, me identifico
yo con la transgresión y con el cuestionamiento

Y casi al final de la sesión, retoma a Bowie para enfatizar sobre su deseo de ser
una persona con una corporalidad cambiante, referida al final de la primera
subcategoría:

Eso tiene mucho David Bowie, tal vez por eso es una de las personalidades con las que
me identifico, ¿no? este ser camaleónico, multifacético

Si bien, esos referentes muestran los límites del modelo binario, y pueden servir
como modelos a seguir con los que las personas se identifican, no hay que perder
de vista que representan también figuras que dan pie a estereotipar la imagen de
algún grupo o comunidad, en especial si se trata de alguien con tanta visibilidad
como Bowie, quien podría considerarse un ícono con la androginia, que en
ocasiones se torna como el imaginario colectivo que se tiene sobre las identidades
no binaries, como veremos más adelante. También se podrían considerar
situaciones de oportunidad, que al estar al alcance de audiencias más o menos
grandes, permiten que las personas vean la posibilidad de dirigir su vida en esa
dirección, siempre y cuando sus intereses, estilos de vida, posturas y demás, sean
congruentes con el estilo de dichas figuras (Hundeide, 2005) que en este caso no
se reducen a la ejecución musical, sino también a la actuación y por supuesto, a la
identidad Queer.

En otro momento, Alo destaca la importancia que tienen esos modelos


actualmente, en comparación con la época en que creció y fue formando su
identidad:

{…} sí hace falta hacer más talleres de diversidad en prepa, porque en preparatoria
todavía actualmente, tienen la ventaja que ya tienen en la cultura, en la tele, todo eso, en
los medios, referentes que antes no tenías, que yo no tuve en mi época {…} y poco a
poco es más fácil que la gente salga del closet en la cotidianidad, o que le diga a sus
amigos: “soy bi o soy gay” y que el amigo ya nomas le diga: “ah, qué bueno”{…} Pero eso
en las ciudades, en los centros urbanos, porque si te vas todavía a los barrios, las
periferias, a los pueblos, pues siguen como antes y siguen matando a gente por ser
mariquita o por ser lesbiana (2)

No hay que perder de vista que, como precisa Hundeide (2005), existen
alternativas que se abren, en un contexto histórico y cultural específico, ante
ciertas trayectorias de vida, mientras que otras se bloquean por las elecciones
previas de la persona, ya sea que resulten invisibles (las personas no tienen forma
de acceder a su conocimiento), incongruentes o imposibles (no cuentan con las
habilidades o destrezas de acceso necesarias); es decir, el hecho de que Ale haya
tenido acceso a la obra de Bowie refiere que hubo condiciones que favorecieron
que éste conocimiento llegara a elle, y a su consecuente identificación, mientras
que en otros contextos, como elle misme señala, donde se ubican por ejemplo las
comunidades rurales o sin mucho acceso a las imágenes de los íconos
anglosajones, esas alternativas son casi imposibles de concebir.

2. ¿Lo que importa es el interior?

Como mencionaba al inicio de este apartado, hubo varios momentos de la


conversación en que Alo señaló algunas inconsistencias sobre las mismas
prácticas sociales en que participa, que no dejan de reproducir estándares hetero
normados al momento de elegir (o juzgar) a las personas con quien desean
relacionarse sexo afectivamente, llegando a compararlas con una copia de la
norma cis-hetero patriarcal:

{…} creo que cuando yo digo: “la postura anárquica contra todo” también termina siendo
un acto de violencia y de imposición (3) porque es como decirles: “yo no creo en la
institución del matrimonio, entonces todos lo que estén casados son unos loosers y todos
deberían de anular su matrimonio” ¿Qué derecho me da a mi imponer a todos mis ideas
anarquistas?

{...} si se creó esta normatividad, heteronorma o cis norma como un castillo de cristal
perfecto, que lo vemos como algo perfecto bien construido, pero al criticarlo se construyó
otro castillo de cristal que simplemente es un negativo, igual de rígido, igual de cerrado,
igual de normativo, si no tienes relaciones igualitarias todas, entonces no eres
poliamoroso, porque “no se vale tener relaciones jerárquicas”; bueno, y si las tres
personas son felices ¿Quién chingados tiene derecho a juzgarlas? ¿y si tres viven su
polifidelidad en una relación cerrada poliamorosa y son felices con ese acuerdo?, más
bien yo creo que el chiste es establecer acuerdos como personas maduras y respetarnos
y tal vez meter meta-acuerdos para saber qué hacer cuando el acuerdo se rompa, un
acuerdo sobre los acuerdos, ¿No?

{…} hemos avanzado en la parte legal y algo en la parte cultural y ya hay series gays, ya
hay personajes gays en las series, hay personajes bis, pero pues todavía están muy
estereotipados, todavía son muy, o sea es el gay galán, este que lleva tipo la vida
americana o L word, o sea es pura lesbiana normativa ¿No? Pura lesbiana que parece
modelo ¿No? Guapa, joven, rica, con dinero, con la vida resuelta

Los bisexuales son como {…} es una identidad invisible, porque parece que la única
forma en la que te aceptan como persona bisexual es si eres poliamoroso y traes a la
novia y al novio, besas a uno y al otro {…} pero si traes a la novia eres heterosexual, si
traes al novio eres gay, ¿no? y también la identidad no binaria es invisible porque si me
visto de mujer trans, soy mujer trans,  si me visto de hombre, soy hombre cis, pero pues
tendría que andar todo el tiempo como Baron Ashler, ¿no?, mitad hombre, para que me
creyeran que soy no binarie, y entonces caería en el estereotipo de lo no binario también,
¿no?

En todos estos fragmentos, se evidencian las contradicciones que enfrenta la


lucha por deconstruir el orden binario donde se reconozca la diferencia, pero que
esa diferencia no devenga desigualdad, pues cuando se cuestiona la disidencia
desde su interior, también se excluye a quien piense diferente, y salen a flote lxs
puristas a decidir qué si y que no es admisible. Algo parecido sucede con el punk
cuando aparecen términos como happy punk o pop punk, donde la melodía en la
composición musical predomina un poco más, y cumple con la función de
inmiscuirse en los medios masivos de comunicación, contaminándolos, pero que
parece contradecir la idea de mantenerse independiente que tienen los punks
tradicionales, haciéndolo a un lado y tachándolo de “vendido”. Incluso en los
círculos disidentes se ven rehabilitadas las estructuras de opresión
macrosistèmicas: estereotipos hacia la sexodiversidad, reglas rígidas en modelos
relacionales, conservadurismo estilístico en el punk.

También sucede que la supuesta visibilidad que van ganando los sectores
oprimidos se ve sesgada porque los personajes que los “representan” en la
pantalla grande o frente a una gran audiencia, refuerzan el ideal atractivo
occidental, pareciendo más un anuncio publicitario que el reflejo de las personas
que han vivido silenciadas. Y es que ese supuesto reconocimiento pasa por una
serie de filtros, donde incluso las personas LGBT cuestionan a quienes salen de la
lógica binaria, ya sea en términos de orientación sexual (como les bisexuales) o en
cuanto a identidad genérica (con el no binarismo), como para dar el “visto bueno”
a base del intercambio de argumentos, ya que en la apariencia física parece no
legitimarse, pues continúan leyendo a las personas dentro de la lógica
heteronormativa o estereotipada, y eso da pie a la discriminación y falta de
reconocimiento.

Es importante también que el reconocimiento de la diferencia no se limite a la


ampliación de derechos, pues representa, la mayoría de las veces, la voluntad,
elevada a categoría de ley de la ideología dominante (como sucede con el
matrimonio igualitario o la adopción) , y como vemos, el no hacerlo da lugar a
formas legítimas e ilegítimas del intercambio sexual y de la expresión de género,
fortaleciendo los poderes de dominación a través de la misma participación en la
tarea de oponerse (Acosta, 2010)

Pero también todo esto ocurre con los cuerpos que no encajan con los estándares
de belleza modernos, donde se privilegia el estado de bienestar corporal, el buen
parecer (con uso de cosméticos y productos dietéticos), y la pasión por el esfuerzo
y el riesgo (cuerpos atléticos), duplicando los signos de distinción, dándoles un
valor (Le Breton, 1995):

{…} de adolescente fui muy normativo y fui muy guiado por lo normativo, después me
llegaron a gustar ciertas parejas, pero me daba vergüenza reconocerlo porque no estaban
dentro de la normatividad {…} fue hasta los 40 donde ya no me importó tanto el… ya
empecé a ver más que había gente gordita que me gustaba o gente flaca que me gustaba
o gente que estaba muy dentro de la normativa que no me atraía

{…} me causaba conflicto que no tuvieran un cuerpo demasiado estilizado, perdí una
relación por no valorar eso, ¿no? o por no darme cuenta que sentía atracción, pero
estaba metido en las estructuras normativas, ahorita me doy cuenta, lo hago consciente,
pero en ese momento no era consciente, es que ¿cuántos procesos vive uno que no hace
conscientes? {…} y entonces yo no me di cuenta que no tomaba en serio a esta chica
porque pues no era el ideal de belleza y después me arrepentí mucho de haberle perdido
el contacto, ¿no? esta relación era padre, concordamos, la pasábamos muy bien y (2)
pues me di cuenta que el que no estaba maduro para esa relación era yo (3)
{…} una de las chicas más hermosas de toda la universidad, eh era mi amiga, después le
dio una enfermedad, nos volvimos a topar décadas después y anduvimos y el día que me
terminó, me dijo que me terminó porque ella siempre había andado con puro Adonis (2), y
como yo no era un Adonis, teníamos que terminar… si, ese fue su argumento

Simplemente la gordofobia, ¿no?, A mí me sigue conflictuando {…} que, ya ya, la vejez,


¿no?, estoy envejeciendo. O sea, sí acepto mi vejez, mi transcurrir en la vida. mi estado
de deterioramiento constante, ¿no?, pero también es difícil, ¿no? es mentira que es fácil.
Es complicado aceptar que uno está envejeciendo.

Entendiendo al cuerpo como vehículo simbólico que permite un nivel básico de


comunicación con los demás, es lo primero que los demás “leen” de nosotros, y
esa mirada normalmente está influenciada por “marcos de sentido” normativos,
que cuando se trata de un cuerpo gordo, se apega a prácticas de segregación y
discriminación, pues el cuerpo con sobrepeso resulta incongruente con los
símbolos del prestigio social como la moda, el arte, la publicidad, al igual que con
valores como el éxito, la autonomía, la felicidad y el placer individuales; lo cual,
tiene como consecuencia la interiorización de estereotipos y actitudes, de tal
manera que los pone en condiciones de elegir, o simplemente de llevar a cabo por
hábito, determinados cursos de acción (Piedras, 2012) como los mencionados
anteriormente retomando a Le Breton.

Pero no es solo el cuerpo robusto el que es desplazado de la norma, sino que los
cánones estéticos dejan de lado a la apariencia y la corporalidad vieja, con
“imperfecciones” que toman un significado como sinónimo de obsoleto, caduco, y
es también un esfuerzo adicional de la persona el tratar de darle un significado no
peyorativo a la vejez, dando la impresión de que no hay un solo momento en la
vida en que las ideologías dominantes dejen de ejercer presión sobre los
individuos, llegando siempre a segregarlos por una u otra razón, hasta por el
simple hecho de vivir.

Sin embargo, también representa un acto de resistencia el hecho de que Alo


actualmente opte por fijarse en cuerpos que no son necesariamente normados
pero que sí le resultan atractivos, considerando otros factores, como la sonrisa,
cosa que mencionó al responder el ejercicio de Frases Incompletas

Discusión

El acto de proponerse a buscar e ir encontrando conceptos nuevos de los cuales


apropiarse para dar forma a una identidad sexo genérica disidente, representa una
difícil labor porque el sentido convencional que tiene la identidad de género binaria
es resultado de una práctica significante que es construida y producida
históricamente a partir de relaciones de poder (Alzate, Torres y Álvarez, 2020),
mismas que excluyen de su lógica la idea de un género diferente al de hombre y
mujer, y que por lo tanto, evitan se hable de esas otras posibilidades,
manteniéndolas en el plano “subterráneo”, como ocurre con el punk.

Todo esto contribuye a que en el mismo lenguaje se sigan invisibilizando las


identidades como la pansexual y no binarie que competen a Alo, pues siguen
conteniéndose a volverse parte del conocimiento público y a ser adoptados por la
mayoría, conformando todo un lenguaje excluyente, orillando a les persones que
se identifican de esas y otras maneras a ir buscando sus propios espacios para
informarse, expresarse y donde se respete el uso de sus pronombres en especial,
como ocurre con el no binarismo (López, 2020)

Al igual que el lenguaje verbal, la expresión corporal también toma una


connotación de resistencia al salir de la norma como lo refiere Alo, al travestirse
durante una marcha LGBT y practicar el nudismo, pues el cuerpo es el recinto del
sujeto, el lugar de la libertad y sus límites, el objeto privilegiado de una elaboración
y de una voluntad de dominio (Le Breton, 1995), fabricando tanto un cuerpo como
una identidad propios, manifestando que en lo corporal no existe una
homogeneidad, y dentro de su misma expresión puede indicar desigualdades,
comunicando rebeldía y enojo orientados a algún cambio que se quiere
implementar, conformando así un cuerpo político (Scheper‐Hughes y Lock, 1987).
Esa enunciación transgresora desde la apariencia física es algo que también se
efectúa en el punk.
Por otro lado, la pertenencia a alguno de los grupos que oscilan constantemente
entre el no-lugar, en los rincones que la norma no voltea a ver, se convierte en
nuevas formas de identificarse, pues las alternativas y contrastes se han ido
multiplicado, mientras cuestionan lo que naturalmente ya estaba garantizado en
cuanto a los senderos de vida que se tenían predeterminados para las personas,
“el deber ser”, permitiendo que surjan identidades contraculturales, que lejos de
ajustarse a los nuevos o viejos valores sociales, optan por crear una alternativa
propia de identidad a partir de esta inconformidad (Hundeide, 2005), que es lo que
sucede con lxs punks y con las identidades diversas sexual y genéricamente.

De acuerdo con Dreier (1999), vemos que la participación de Ale en diferentes


contextos no se encuentra estática, sino que es multifacética y cambiante, y a
través de ella persigue preocupaciones que sólo pueden realizarse de esta forma
contextualmente variada de participar, buscando cambios en el contexto macro
social y su situación futura en él, con vistas a difuminar las desigualdades entre
personas, partiendo del reconocimiento y respeto a las identidades diversas, así
como a otras formas no normativas de relacionarse, como el poliamor o la práctica
del BDSM.

Sobre los referentes que retoman las personas como modelos para definir su
identidad, sostengo que pueden ser puertas de entrada para acceder a nuevas
posibilidades (disidentes en algunos casos), pero que, al convertirse en
personajes o íconos de alguna comunidad con un alcance suficiente para aparecer
en diferentes medios de comunicación, su imagen se vuelve familiar al mismo
tiempo que va creando estereotipos, que es lo que la sociedad busca para
referenciarse en el mundo con la creencia de que así se definen las identidades.
Esos estereotipos están enraizados en la sociedad y la cultura; y específicamente
en la publicidad, que muestra a las personas más posibilidades de pertenecer a un

grupo, convirtiéndose en un asunto efímero que establece representaciones


colectivas que están siempre presentes y siempre son deseables (Alzate, Torres y
Álvarez, 2020), con lo que se corre el riesgo de segregar a quienes no cumplan
con ese estereotipo, como detallo en el siguiente párrafo.

Considero que el hallazgo más preocupante es el de buscar la forma de legitimar a


las personas que fluyen en cuanto a su orientación sexual y a su identidad de
género, partiendo de estas mismas preconcepciones normativas en las que se
espera que si alguien se asume como bisexual, por ejemplo, esté constantemente
denotando su gusto hacia hombres y mujeres, y no solo hacia uno de ellos en
determinado momento; de igual forma con las personas poliamorosas que parece
que para ser reconocidos como miembros legítimos (Lave y Wenger, 1991) deben
efectuar diferentes actividades frente a los miembros “expertos”, como el
presentarse con más de una pareja en todo momento, y por último, es lo mismo
que ocurre con las identidades genderqueer, al leerlas desde la idea de que si tal
o cual aspecto de su apariencia es muy propio de uno u otro género, no son
congruentes con su discurso de encontrarse “fuera de la norma”, pues deberían
representar una imagen andrógina en vez de reproducir los estereotipos binarios
de género. Todas estas ideas se basan en la búsqueda de tendencias, de
patrones comunes que nos sean familiares para validar que una u otra identidad
efectivamente coinciden con lo que la persona nos dice, lo cual, nos lleva a romper
con la cualidad cambiante y movediza que tienen las identidades diversas,
contradiciéndolas y ubicándolas en un lugar de fijeza para que se adecuen a
nuestra visión hegemónica, normativa e impositiva, en vez de nosotres
reconocerles, abandonando nuestro lugar de confort.

Por último, vemos que no sólo es la mirada cis-hetero-normada la que legitima las
identidades de les persones, sino también los estándares de belleza ejercen
presión, decidiendo qué es atractivo y que no, de acuerdo con la mirada occidental
de simetría, juventud, delgadez, atletismo y tez clara. Cuando todos estos factores
se combinan con las identidades diversas, inadaptades, sitúan a la persona en un
lugar cada vez más alejado, reduciendo sus posibilidades de relacionarse sin
complicaciones con les demás, remarcando esta noción que mencionaba Alo, de
ser vistes como “bichos raros” que casi nadie quiere tener cerca.

Antes de pasar al último apartado, quiero señalar que entre las limitaciones que
encontré desde la entrada al campo, está el haberme presentado desde el
principio como estudiante de psicología haciendo servicio social, que aunado a la
imagen física que represento de varón cisgénero heterosexual, me dificultó
“ganarme la confianza” de les miembres de la asociación, pues pienso que se
cumplió con el cliché de que la presencia del investigador es como la de un espía,
y hubo varias ocasiones donde me sentía desplazado, fuera de lugar, aunque esa
sensación me ayudó a empatizar y justificar esta investigación.

Por otro lado, el uso de lenguaje inclusivo y la apertura para compartir o escuchar
experiencias personales en un plano mucho más cotidiano, sin ponerme en plan
de estudiante universitario que debe entregar un reporte, me ayudó a tener más
soltura y confianza al hablar con todes les participantes. También reconozco que
la comunicación vía chat con alguien que no pasó su adultez temprana usando
esas plataformas, es mucho menos fluida que con alguien de mi generación o
menor, llegué incluso a sentir las respuestas en la negociación un tanto cortantes
por lo concretas que eran; sin olvidar que al momento de hacer la entrevista vía
Zoom, la presteza que tenía por recolectar datos me impidió profundizar en casi
todos los tópicos que abarqué con las preguntas, pasando de una a otra con cierta
brusquedad en un plano superficial. Aún con eso, se construyeron datos que
cumplieron mis objetivos e incluso los rebasaron, dando pie a investigaciones
futuras, como la norma dentro de lo no normativo.

Para finalizar, considero que sí se cumplió el propósito de tener una idea más
completa del sentido que tienen las diferentes problemáticas abordadas para le
participante partiendo de su experiencia relatada, pero por cuestiones de tiempo,
dejé de lado la dimensión gesticular y no verbal de su comunicación para
complementar el análisis e interpretación del discurso, lo cual habría sido
valiosísimo.

Conclusiones

La propia reflexión sobre la identidad personal, ese sentimiento de pertenencia a


prácticas particulares (cis-hetero-normadas); desarrollada sobre el trasfondo de
ser parte de ellas, configura aquellas reflexiones en posturas personales (Dreier,
1999) que toman un sentido político al posicionarse fuera de ellas y buscar otras
maneras de entenderse y representarse a sí misme y ante les demás, así como
otras comunidades a las cuales pertenecer, dándole un nuevo sentido a su
práctica identitaria y guiándola en trayectorias de vida fuera de la norma. Además
ese posicionamiento cuestiona la lógica binaria al asumir una identidad de género
cambiante, que resignifica el ubicarse fuera de la norma ya no como algo
peyorativo, sino como parte de la diferencia identitaria, tal como sucedió con el
punk, y por supuesto, con el término Queer.

Sin embargo, el mismo mecanismo de invisibilización, ausencia de reconocimiento


y discriminación en términos de arreglos contextuales que definen quién cuenta
como un participante legitimo en determinadas prácticas sociales (Dreier, 1999)
que viven les persones bisexuales y no binaries en específico, ocurre también en
el punk, siendo algo que difícilmente se encuentra en las definiciones de ese
término, consistiendo en un ejercicio de segregación, con lo que sostengo que
también ahí se perpetúan relaciones de poder de distinta índole (como el lugar de
procedencia distinto del de una zona urbana, el apoyo “mutuo” que resulta elitista
entre personas blancas, y por supuesto, el género, entre muchas otras).

La idea anterior se complementa con los estereotipos que atraviesan a diferentes


grupos para ser validados, como sucede con la androginia y con la imagen
corporal para definir si alguien es atractive. En suma, estos hallazgos analizados a
la luz de la interseccionalidad dan cuenta de los diferentes escenarios de opresión
y de las experiencias individuales que resultan de la conjunción de diferentes tipos
de identidad no normativas.

Específicamente al abordar identidades en resistencia, resalta la cualidad de que


los conceptos orientadores tengan un marcado grado de inaccesibilidad al
encontrarse en el subterráneo del lenguaje hegemónico. Esto representa una
traba, un mecanismo de opresión, limitación y exclusión para quienes se
experimentan en alguna medida como diferentes de la norma; no es accidental
que haga falta buscar por oscuros caminos las palabras que posibilitan
identificarse como subalterne. En este sentido, construir una narración sobre sí
misme en tanto marginal (punk, merodeador, queer, no binarie, bisexual,
poliamorose, bedesemere, vegetariano, nudista…) es simultáneamente un acto de
resistencia en múltiples frentes y un ejercicio constante de auto(in)formación.

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