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El túnel de Kiyotaki

Cuenta la leyenda que el túnel se construyó en 1927 con mano de


obra esclava. En aquellos tiempos el Japón Imperial mostraba lealtad
absoluta a los deseos del emperador y parece haber sido hogar de
tradiciones que hoy consideraríamos un tanto bárbaras… o al menos,
esto ilustra su trato a los chinos continentales en el macabro caso
del Escuadrón 731.
En cualquier caso, cuenta la leyenda que muchos de quienes
construyeron este túnel perecieron en la obra, y que al menos
algunos juraron vengarse sobre quienes los habían oprimido. En
cualquier caso, está documentado que las personas que
construyeron el túnel manejaban contratos en los que su “salario” se
usaba en su totalidad para pagar deudas inventadas y tarifas
inexistentes. Así mismo, se les obligaba a larguísimas jornadas sin
descanso y alimentación adecuada.
Como si no fuera suficiente con ello, el túnel tiene exactamente 444
metros de longitud. El 4 es un número que representa algo negativo
en Japón, como el 13 o el 666 podrían ser en la cultura
occidental, por lo que está prácticamente sentenciado el hecho de que
en dicho túnel ocurran cosas extrañas.
Los relatos van desde la elongación o – menos común – reducción
del tiempo (como si todo bajo aquella montaña fuese relativo) hasta
la recurrente aparición de fantasmas, espectros y criaturas en las
sombras. Los accidentes, que abundan más que en otras áreas de las
cercanías, suelen achacarse a las apariciones que asustan a sus
conductores.
Pero reina sobre todos un espectro supremo, que se dice aparece en
medio de un espejo presente, por razones inexplicables, en el túnel.
Su reflejo, horrible, indica que quien lo mire tendrá una muerte cruel
en el futuro cercano. Por esta razón, muchos conductores evitan a
toda costa mirar hacia los lados y se concentran exclusivamente en la
vía.

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