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El poeta romano Horacio ha sido uno de los poetas clásicos más relevantes para la literatura

latina. Su obra ha sido foco de cantidad de estudios debido a la radicalidad y extravagancia que se

presentaba en ella.

Este poeta fue el creador de dos de los tópicos más representativos en distintas épocas

literarias: carpe diem y beatus ille: “El tópico del carpe diem implica necesariamente la síntesis de

dos componentes contrarios: la plenitud del goce y la conciencia de su finitud, la exaltación del

momento y el reconocimiento de su limitación, la presencia del ser y la amenaza del devenir”

(Varela, p. 412). Este tópico ha ido variando con el pasar de los años, y se ha ido enfocando a

distintos temas centrales, sin embargo, siempre se mantiene la idea de 2no dejar pasar el tiempo que

se nos ha dado”.

En cuanto al beatus ille


La elegía romana se caracteriza por la exaltación de los sentimientos personales del autor. 

El tema del amor resulta uno de los más recurrentes, se ensalza la experiencia de compartir

con el amante y se sufre intensamente cuando la relación acaba. Es por esta razón que, tanto

la dicha como la desgracia del amor, son expresados por el poeta.

En este apartado teórico se recopilan elementos sobre el origen y características de

la poesía elegíaca latina, ya que será fundamental para el desarrollo del artículo comprender

qué es y cuáles tópicos se desarrollan en ella. 

Según Pestano-Fariña (2005) en su artículo La elegía latina. Origen y

caracterización, “la elegía representa especialmente el período clásico de la Literatura

Latina porque ilustra la originalidad literaria de Roma” (p. 233); a pesar la innovación que

representa esta literatura, es evidente la influencia del mundo griego. 

Resulta interesante el hecho de que los elegíacos romanos no ocultaron este vínculo,

ya que -a pesar de que siguieron modelos helenísticos-, no copiaron sus temas ni

perspectivas al abordar la poesía:

Sin duda, la elegía latina, desde un punto de vista retórico, recoge el testigo de la alejandrina y emula
su esquema, su arquitectura. [...] Pero aun así la elegía latina se diferencia claramente y se
singulariza respecto a aquélla. Mientras la elegía alejandrina poseía, en general, carácter etiológico y
erudito, y asumía, en definitiva, una perspectiva objetiva, la elegía latina, en cambio, se vinculaba
especialmente al componente subjetivo, a la expresión de los sentimientos individuales. (Pestano-
Fariña, 2005, p. 233)

Como se evidencia en la cita, la originalidad de los poetas romanos reside en que,

lejos de demostrar objetividad y erudición en sus versos, se enfocaron en exteriorizar

elementos completamente subjetivos como las emociones y las pasiones producto de una

vida de disfrute. Esta inclinación por lo subjetividad es, sin duda, la característica más

determinante de la elegía latina. Sin embargo, posee otras particularidades, que,

igualmente siguen el estilo alejandrino:

La elegía latina asume, sin duda, su especial carácter a partir de la inserción y ampliación de temas
epigramáticos. [...] la estructura de la elegía latina responde a la combinación de distintos géneros
literarios —epigrama, epilio, elegía helenística, comedia, tragedia...— y a los influjos literarios más
dispares. (Pestano-Fariña, 2005, p. 234)

Este rasgo dota de gran riqueza y diversidad la poesía latina. Por otra parte, resulta

importante rescatar que las elegías también heredan características de la poesía neotérica,

especialmente de Catulo (su mayor representante), como se evidencia a continuación:

La influencia neotérica determinante es la de Catulo, que refleja en su obra elementos formales y


estructurales típicos de la elegía augústea. Catulo, sin duda, había elaborado una considerable
producción epigramática en dísticos elegíacos, que, en muchos aspectos, continuaba la tradición del
epigrama erótico alejandrino.  (Pestano-Fariña, 2005, p. 234)

Según Cardigni (2005) en su artículo Recursos cómicos en la elegía erótica

romana la elegía romana “tradicionalmente ha sido leída como la expresión del lamento

del amor, y así se han tomado literalmente las quejas y dolores de los elegiaco” (p.2). La

elegía latina se caracteriza por mostrar de manera muy explícita las experiencias de los

elegíacos, principalmente hombres que profundizaban en cada uno de los aspectos

emocionales de sus vidas.

         Con el pasar de los años este género fue objeto de conceptualizaciones muy

variadas, esto debido a la gran diversidad temática. Como ejemplo de ello se presenta la

concepción oscura que se le atribuye debido a su origen fúnebre, sin embargo, los

elegíacos se han encargado de redefinir el género a través del recorrido por cada uno de

los efectos del amor:

La naturaleza de los versos que escribían y la visión de mundo que proponían no era considerada
respetable por muchos de sus contemporáneos, puesto que el tema principal de la elegía no era la
guerra, ni la política, ni la religión, sino el amor. Esto último llevó a que el poeta realizara, al
comenzar sus poemas, la recusiato, o en forma más leve la apologia, sección en la cual se disculpaba
y se justificaba por escribir sobre un tema banal como era el amor. (Cardigni, 2005, p. 3)

         Esta falta de prestigio que atravesó la elegía se debe a que en ella no se desarrollan

temas sociales, no se describen las injusticias ni se fomentan lo valores de la Roma del

momento, sino que en muchos casos se rompe con esa idealización, mediante la narración

y exaltación de comportamientos contrarios a los esperados: “en la elegía, la mujer es el


verdadero y oficial poder reinante al cual el elegíaco se somete” (Cardigni, 2005, p. 4).

Como se demuestra en esta cita, la elegía plantea una realidad alterna a la que el poeta está

expuesto, en ella la mujer desempeña un papel muy distinto al que ejerce en la sociedad.

No es sometida al hombre, más bien, en los poemas es el centro de la creación, es gracias a

ella que los poetas pueden expresar su condición desesperada.

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