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TEMA: LAS DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES

TEXTO: GÉNESIS 2:7; 21-22

INTRODUCCIÓN:

Entendemos a través de la porción que leemos que hay diferencias


ambientales, genéticas y personales entre el hombre y la mujer, y
cuando añadimos las grandes diferencias emocionales existentes entre
ellos resulta sorprendente que haya tantos matrimonios con éxito. Pero
la realidad es que hay muchos matrimonios enemistados porque no se
comprenden. Son diferentes especialmente en sus necesidades o
esperanzas y en su composición emocional.

I. LAS NECESIDADES DE LAS MUJERES

A. La mujer necesita ser protegida, acariciada, amada, pero a


la vez desea la libertad de ejercer sus papeles de ser una
madre, una esposa y en algunos casos una profesional.

1. Ella busca profundamente frecuentes muestras de reconocimiento,


afecto y aprobación. Las pequeñas expresiones de cariño e interés
en ella significan mucho más para la mujer de lo que el hombre se
imagina.
2. A ella le agrada que se le recuerde, se le halague, se le hagan
cumplidos y se le escuche; quiere que se preste atención a sus
sentimientos, aun cuando a su marido le parezcan ingenuos o
fuera de razón.
3. La mujer necesita que le haga sentir su feminidad por medio de la
protección, el cuidado, las demostraciones de afecto sin mostrar
deseo sexual y especialmente siendo aceptada cuando ella se ve
inaceptable a sus propios ojos.

B. La mujer desea tener seguridad en su pareja.

Dentro de la pareja cuando la mujer manifiesta celos es generalmente


porque de esa manda la envía un mensaje al hombre en el que queda
implícito el deseo de sentirse segura de su conyugue, que ella es la
reina.
Es tanta la seguridad que ella anhela del varón que le regaña y hasta lo
machaca. Esta es su forma inconsciente para asegurarse de que es
amada. En resumen, la mujer desea en su esposo un tipo de “padre”
que sea indulgente y al mismo tiempo firme, delicado y prudente; un
amante, un hombre atento y un compañero (que sea amigo de primera
categoría).
C. La mujer desea ser escuchada y que le hablen.

Finalmente, y quizá no haya un punto de más importancia ni que sea


más sencillo de cumplir: ella quiere ser escuchada y que le hablen.
Cuando el hombre no toma interés en su mundo y no le escucha, la
mujer lo interpreta como una afrenta personal y se siente rechazada.
Osborne dice: “El hombre satisface la necesidad de la mujer
escuchándola, sin discutir a cada paso para mostrarle sus
equivocaciones, aun cuando él sospeche que está equivocada”. Así
muestra el hombre una sabia comprensión a la mujer.

II. LAS NECESIDADES DE LOS HOMBRES

A. El hombre necesita que se le haga sentir que es


competente,

Necesita sentirse digno de confianza y valioso. Puede ser que no sea tan
capaz, pero necesita ser animado sin darle lecciones.

B. El espera tener una esposa-madre

1. El hombre desea una mujer que le sirva pero que no le domine;


una amante que pueda satisfacerle a él, pero también alguien a
quien él pueda hacer feliz.
2. El desea que la esposa cuide el hogar y a los niños mientras él se
interesa más en su trabajo y en los pasatiempos masculinos.
3. En realidad, las quejas y los regaños de la esposa tienen un
resultado contrario al que ella espera —estos sólo consiguen
empujar al marido a que se encierre en el bar, con sus
pasatiempos o en un “castillo” de frialdad y silencio. El hombre
responde mucho mejor a la persuasión suave y al tratamiento
seductor que a las exigencias.
4. A veces el hombre explota en una colérica reacción ante las
amenazas de la esposa. Puede ser que sienta que se está
poniendo en tela de juicio su autoridad varonil y su competencia.

III. LAS DIFERENCIAS EMOCIONALES DE AMBOS SEXOS

La pareja no solamente difiere en sus necesidades (o lo que cada uno


desea para mantenerse equilibrado), sino también en su composición
emocional, o sea, la forma de responder emocionalmente a las
circunstancias de la vida cotidiana. Cuando se levantan estos elementos
de contraste entre los matrimonios, no estamos tomando posiciones
dogmáticas, sino simplemente señalando algunas de las tendencias
diferentes entre los sexos opuestos, reconociendo que hay bastantes
excepciones a tales normas.

(1) Osborne muestra que una de las diferencias


fundamentales entre los sexos consiste en que los
hombres son básicamente “hacedores” mientras que las
mujeres son “existentes”. El hombre normalmente
manifiesta una agresividad en su trabajo y aun en sus
deportes y pasatiempos. Por el contrario, la mujer tiende
a poner más énfasis emocional en su estado de ser
mujer, madre, ayuda o compañera para el esposo, etc.
Por la misma razón la mujer es más dada a una
mentalidad espiritual y a frecuentar los cultos en la
iglesia. También, generalmente es la mujer quien acude
en busca de ayuda para salvar un matrimonio que se
hunde; se frustra fácilmente con el esposo por su falta de
comprensión para el caso.
(2) El hombre es más dado a correr riesgos y asumir
responsabilidades. Quizá no haya una mejor ilustración
de esto que en las formas distintas de manejar el
automóvil. Se reconoce que él es más dado a correr y a
meterse en el tráfico, mientras que ella es más cautelosa.
(3) El trabajo es una extensión del hombre mientras que el
hogar es una extensión de la mujer. Cada uno,
naturalmente, admira al otro por sus capacidades de
efectuar sus oficios y trabajos. El hombre considera con
asombro y maravilla el nacimiento de los hijos y el
cuidado y la paciencia que la esposa muestra hacia las
criaturas. Ella respeta al esposo su capacidad de ganar el
sostén y de proveer una seguridad para la familia. Sin
embargo, esta admiración con demasiada frecuencia
queda callada. No deben guardar el secreto de sus
sentimientos. También, a menudo, surge un problema en
la relación interpersonal porque los dos se envuelven
tanto en sus ocupaciones, del trabajo y del hogar, que
aquellos se convierte en sus “mundos” de tal modo que
no mantienen interés en las actividades y los problemas
de sus cónyuges.
(4) Otra interesante diferencia entre el hombre y la mujer es
la del hombre de exteriorizar y de ella de interiorizar.
Esta diferencia de exteriorizar e interiorizar a veces se
expresa por la lógica del hombre y el sentimentalismo de
la mujer. Por ejemplo, si acaso él compra carne y la trae
a la casa, cuando ella le pregunta, ¿dónde compraste la
carne? él responde normalmente dando el nombre de la
carnicería o mercado donde la compró. Pero si él le hace
la misma pregunta a ella, su tendencia es responderle,
¿por qué me preguntas? ¿no te gusta la carne?
(5) La tendencia del esposo de ser agresivo también afecta
su relación con la esposa. Su instinto es el de conquistar.
La mujer se siente más agradada por las atenciones del
hombre. Ella normalmente desea ser conquistada pero
con suavidad y fortaleza. Lo interesante del hombre, aun
siendo el agresor, es que es vulnerable a cualquier
amenaza a su capacidad o reto a su imagen varonil. Esta
sensibilidad del hombre es algo sorprendente para la
esposa porque ella imagina que él es lo que pretende ser,
esto es, fuerte y capaz.
(6) Por último, hay una diferencia entre los matrimonios en
la manera de mirar al sexo opuesto. Los hombres tienden
a ver a las mujeres como a mujeres, o sea, en su forma
física. Por eso su evaluación de las mujeres es a corto
plazo. La mujer tiende a mirar a los hombres en términos
de maridos, o sea, de tener relaciones a largo plazo.

Por cierto, hay otros elementos emocionales que distinguen a los


hombres de las mujeres, pero lo que aquí se ha presentado puede
servirnos de alerta y para estar prestos a considerarnos y
comprendernos como pareja.

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