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Las mujeres necesitan sentirse protegidas, amadas y escuchadas, y buscan demostraciones constantes de afecto, mientras que los hombres necesitan sentirse competentes y valorados y que se enfoquen más en su trabajo que en el hogar. Además, los hombres tienden a ser más agresivos y arriesgados, mientras que las mujeres son más emocionales y espirituales, y se enfocan más en las relaciones que en las tareas. Estas diferencias en las necesidades y composiciones emocionales de hombres y mujeres a menudo conducen
Las mujeres necesitan sentirse protegidas, amadas y escuchadas, y buscan demostraciones constantes de afecto, mientras que los hombres necesitan sentirse competentes y valorados y que se enfoquen más en su trabajo que en el hogar. Además, los hombres tienden a ser más agresivos y arriesgados, mientras que las mujeres son más emocionales y espirituales, y se enfocan más en las relaciones que en las tareas. Estas diferencias en las necesidades y composiciones emocionales de hombres y mujeres a menudo conducen
Las mujeres necesitan sentirse protegidas, amadas y escuchadas, y buscan demostraciones constantes de afecto, mientras que los hombres necesitan sentirse competentes y valorados y que se enfoquen más en su trabajo que en el hogar. Además, los hombres tienden a ser más agresivos y arriesgados, mientras que las mujeres son más emocionales y espirituales, y se enfocan más en las relaciones que en las tareas. Estas diferencias en las necesidades y composiciones emocionales de hombres y mujeres a menudo conducen
Entendemos a través de la porción que leemos que hay diferencias
ambientales, genéticas y personales entre el hombre y la mujer, y cuando añadimos las grandes diferencias emocionales existentes entre ellos resulta sorprendente que haya tantos matrimonios con éxito. Pero la realidad es que hay muchos matrimonios enemistados porque no se comprenden. Son diferentes especialmente en sus necesidades o esperanzas y en su composición emocional.
I. LAS NECESIDADES DE LAS MUJERES
A. La mujer necesita ser protegida, acariciada, amada, pero a
la vez desea la libertad de ejercer sus papeles de ser una madre, una esposa y en algunos casos una profesional.
1. Ella busca profundamente frecuentes muestras de reconocimiento,
afecto y aprobación. Las pequeñas expresiones de cariño e interés en ella significan mucho más para la mujer de lo que el hombre se imagina. 2. A ella le agrada que se le recuerde, se le halague, se le hagan cumplidos y se le escuche; quiere que se preste atención a sus sentimientos, aun cuando a su marido le parezcan ingenuos o fuera de razón. 3. La mujer necesita que le haga sentir su feminidad por medio de la protección, el cuidado, las demostraciones de afecto sin mostrar deseo sexual y especialmente siendo aceptada cuando ella se ve inaceptable a sus propios ojos.
B. La mujer desea tener seguridad en su pareja.
Dentro de la pareja cuando la mujer manifiesta celos es generalmente
porque de esa manda la envía un mensaje al hombre en el que queda implícito el deseo de sentirse segura de su conyugue, que ella es la reina. Es tanta la seguridad que ella anhela del varón que le regaña y hasta lo machaca. Esta es su forma inconsciente para asegurarse de que es amada. En resumen, la mujer desea en su esposo un tipo de “padre” que sea indulgente y al mismo tiempo firme, delicado y prudente; un amante, un hombre atento y un compañero (que sea amigo de primera categoría). C. La mujer desea ser escuchada y que le hablen.
Finalmente, y quizá no haya un punto de más importancia ni que sea
más sencillo de cumplir: ella quiere ser escuchada y que le hablen. Cuando el hombre no toma interés en su mundo y no le escucha, la mujer lo interpreta como una afrenta personal y se siente rechazada. Osborne dice: “El hombre satisface la necesidad de la mujer escuchándola, sin discutir a cada paso para mostrarle sus equivocaciones, aun cuando él sospeche que está equivocada”. Así muestra el hombre una sabia comprensión a la mujer.
II. LAS NECESIDADES DE LOS HOMBRES
A. El hombre necesita que se le haga sentir que es
competente,
Necesita sentirse digno de confianza y valioso. Puede ser que no sea tan capaz, pero necesita ser animado sin darle lecciones.
B. El espera tener una esposa-madre
1. El hombre desea una mujer que le sirva pero que no le domine;
una amante que pueda satisfacerle a él, pero también alguien a quien él pueda hacer feliz. 2. El desea que la esposa cuide el hogar y a los niños mientras él se interesa más en su trabajo y en los pasatiempos masculinos. 3. En realidad, las quejas y los regaños de la esposa tienen un resultado contrario al que ella espera —estos sólo consiguen empujar al marido a que se encierre en el bar, con sus pasatiempos o en un “castillo” de frialdad y silencio. El hombre responde mucho mejor a la persuasión suave y al tratamiento seductor que a las exigencias. 4. A veces el hombre explota en una colérica reacción ante las amenazas de la esposa. Puede ser que sienta que se está poniendo en tela de juicio su autoridad varonil y su competencia.
III. LAS DIFERENCIAS EMOCIONALES DE AMBOS SEXOS
La pareja no solamente difiere en sus necesidades (o lo que cada uno
desea para mantenerse equilibrado), sino también en su composición emocional, o sea, la forma de responder emocionalmente a las circunstancias de la vida cotidiana. Cuando se levantan estos elementos de contraste entre los matrimonios, no estamos tomando posiciones dogmáticas, sino simplemente señalando algunas de las tendencias diferentes entre los sexos opuestos, reconociendo que hay bastantes excepciones a tales normas.
(1) Osborne muestra que una de las diferencias
fundamentales entre los sexos consiste en que los hombres son básicamente “hacedores” mientras que las mujeres son “existentes”. El hombre normalmente manifiesta una agresividad en su trabajo y aun en sus deportes y pasatiempos. Por el contrario, la mujer tiende a poner más énfasis emocional en su estado de ser mujer, madre, ayuda o compañera para el esposo, etc. Por la misma razón la mujer es más dada a una mentalidad espiritual y a frecuentar los cultos en la iglesia. También, generalmente es la mujer quien acude en busca de ayuda para salvar un matrimonio que se hunde; se frustra fácilmente con el esposo por su falta de comprensión para el caso. (2) El hombre es más dado a correr riesgos y asumir responsabilidades. Quizá no haya una mejor ilustración de esto que en las formas distintas de manejar el automóvil. Se reconoce que él es más dado a correr y a meterse en el tráfico, mientras que ella es más cautelosa. (3) El trabajo es una extensión del hombre mientras que el hogar es una extensión de la mujer. Cada uno, naturalmente, admira al otro por sus capacidades de efectuar sus oficios y trabajos. El hombre considera con asombro y maravilla el nacimiento de los hijos y el cuidado y la paciencia que la esposa muestra hacia las criaturas. Ella respeta al esposo su capacidad de ganar el sostén y de proveer una seguridad para la familia. Sin embargo, esta admiración con demasiada frecuencia queda callada. No deben guardar el secreto de sus sentimientos. También, a menudo, surge un problema en la relación interpersonal porque los dos se envuelven tanto en sus ocupaciones, del trabajo y del hogar, que aquellos se convierte en sus “mundos” de tal modo que no mantienen interés en las actividades y los problemas de sus cónyuges. (4) Otra interesante diferencia entre el hombre y la mujer es la del hombre de exteriorizar y de ella de interiorizar. Esta diferencia de exteriorizar e interiorizar a veces se expresa por la lógica del hombre y el sentimentalismo de la mujer. Por ejemplo, si acaso él compra carne y la trae a la casa, cuando ella le pregunta, ¿dónde compraste la carne? él responde normalmente dando el nombre de la carnicería o mercado donde la compró. Pero si él le hace la misma pregunta a ella, su tendencia es responderle, ¿por qué me preguntas? ¿no te gusta la carne? (5) La tendencia del esposo de ser agresivo también afecta su relación con la esposa. Su instinto es el de conquistar. La mujer se siente más agradada por las atenciones del hombre. Ella normalmente desea ser conquistada pero con suavidad y fortaleza. Lo interesante del hombre, aun siendo el agresor, es que es vulnerable a cualquier amenaza a su capacidad o reto a su imagen varonil. Esta sensibilidad del hombre es algo sorprendente para la esposa porque ella imagina que él es lo que pretende ser, esto es, fuerte y capaz. (6) Por último, hay una diferencia entre los matrimonios en la manera de mirar al sexo opuesto. Los hombres tienden a ver a las mujeres como a mujeres, o sea, en su forma física. Por eso su evaluación de las mujeres es a corto plazo. La mujer tiende a mirar a los hombres en términos de maridos, o sea, de tener relaciones a largo plazo.
Por cierto, hay otros elementos emocionales que distinguen a los
hombres de las mujeres, pero lo que aquí se ha presentado puede servirnos de alerta y para estar prestos a considerarnos y comprendernos como pareja.
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