Está en la página 1de 20

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.° 3 - Págs. 203-221.

ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS

Desarrollo de un inventario para


evaluar el abuso psicológico en las
relaciones de pareja
Development of an inventory to assess
psychological abuse among people living
together
ESTHER CALVETE1
SUSANA CORRAL
ANA ESTÉVEZ
Fecha de Recepción: 16-11-05 Fecha de Aceptación: 15-12-05

RESUMEN

El objetivo de este estudio fue desarrollar un inventario breve para evaluar el


abuso psicológico en el contexto de las relaciones de pareja (IAPRP). Partici-
paron dos muestras de mujeres: 1.042 mujeres procedentes de la comunidad
y 117 mujeres atendidas en servicios para víctimas de violencia doméstica.
Estas contestaron el IAPRP junto al CTS2 y medidas de ansiedad y depresión.
Los resultados apoyaron una estructura unidimensional para el IAPRP con una
buena consistencia interna. Las mujeres de la muestra de víctimas obtuvieron
puntuaciones más altas en todos los indicadores de abuso psicológico (fre-
cuencia total anual, prevalencia y cronicidad) que las de la comunidad. Las
puntuaciones del IAPRP correlacionaron consistentemente con las escalas del
CTS2 y con los síntomas de ansiedad y depresión.

ABSTRACT

The aim of this was to develop a brief inventory to assess the psychological

1 Departamento de Psicología, Universidad de Deusto, ecalvete@fice.deusto.es

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 203


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

abuse among people living together (IAPRP). Participants were two groups of
women: 1,042 community women and 117 women using the services for vic-
tims of domestic violence. They completed the IAPRP along with the CTS2
and measures of depression and anxiety. The results supported a one-factor
structure for the IAPRP with good internal consistency. Battered women sho-
wed higher scores than did community women in all indexes of psychological
abuse (i.e., annual frequency, prevalence and chronicity). IAPRP scores corre-
lated significantly with the CTS2 scales and with symptoms of deression and
anxiety.

PALABRAS CLAVE

Abuso psicológico, Violencia doméstica, Ansiedad, Depresión.

KEY WORDS

Psychological abuse, Domestic violence, Anxiety, Depression.

AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue realizado gracias a una Ayuda a la Investigación I-D, del
Ministerio de Ciencia y Tecnología, Referencia BSO2003-06101. Agradecemos
al Dr. Murray A. Straus las facilidades para la utilización del CTS2 y asimismo
la valiosa ayuda de nuestras colaboradoras María Pérez, Pilar Ruiz y Maribel
Angulo y de las profesionales de los centros para víctimas que nos ayudaron
en la recogida de los datos.

204 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

En nuestra sociedad miles de te, por tanto, que muchas mujeres


mujeres son víctimas de malos tra- maltratadas evalúen el impacto del
tos por parte de sus parejas. El mal- abuso psicológico en sus vidas tan
trato puede consistir en agresiones negativamente o más que el abuso
físicas y abusos sexuales, pero con físico (Follingstad, Rutledge, Berg,
frecuencia el maltrato es aún más Hayse y Polek, 1990).
sutil y adopta la forma de abuso
psicológico o emocional. A esta Definir y medir el abuso psicológi-
forma de abuso se le ha prestado co es complicado, ya que éste
menos atención que al maltrato físi- puede manifestarse de muchas for-
co (Agbayani-Siewert y Flanagan, mas, y en ocasiones se expresa de
2001; Follingstad y DeHart, 2000; una forma sutil (Marshall, 1996).
O’Leary, 1999). Esto se ha debido Después de un extensivo repaso de
en parte a la dificultad de definir el la literatura, O’Leary (1999) ha defi-
abuso psicológico y a que resulta nido el abuso psicológico como “los
menos objetivo que otras formas de actos de críticas recurrentes y/o
maltrato. agresión verbal hacia la pareja, y/o
actos de aislamiento y dominación
Por otra parte, diversos estudios hacia la pareja. Generalmente, tales
longitudinales han mostrado que el acciones causan miedo o una auto-
abuso psicológico a menudo prece- estima muy baja” (p. 19). De forma
de al maltrato físico (Marshall, 1996; coherente con esta definición, bajo
Murphy y O’Leary, 1989; O’Leary, la etiqueta de abuso psicológico
1999) y coexiste con éste (Shepard pueden encuadrarse modalidades
y Campbell, 1992; Tolman, 1989; muy diversas de maltrato, tales
Walker, 1984), lo cual alerta acerca como: (1) aislamiento hostil (por
de la relevancia del abuso psicológi- ejemplo, ignorar y actuar de forma
co tanto en términos de prevención fría o distante respecto a la mujer),
como de tratamiento. Además, el (2) conductas de intimidación (ame-
abuso psicológico puede tener unas nazar con emplear la violencia física
consecuencias graves en la salud o destruir intencionalmente las pro-
mental de las mujeres que lo pade- piedades de la victima), (3) denigra-
cen (Arias y Pape, 1999; Marshall, ción (insultos, utilizar el pasado de
1996; Street y Arias, 2001). El abuso la víctima para avergonzarla, humi-
psicológico continuado en el tiempo llarla en público, acoso moral), y (4)
puede minar la autoestima de la conductas restrictivas (aislar a la
mujer, y generar ansiedad y depre- mujer de su familia y amistades,
sión (Amor, Echeburúa, Corral, impedirle el acceso al dinero, no
Sarasua y Zubizarreta, 2001; Eche- dejarle trabajar o estudiar, etc.;
burúa, Corral, Amor, Sarasua y Murphy y Hoover, 1999).
Zubizarreta, 1997; Hattendorf,
Ottens y Lomax, 1999). También se Paralelamente a la confusión y
ha vinculado al trastorno de estrés falta de acuerdo en lo referente a la
postraumático (Vitanza, Vogel, y definición y modalidades de abuso
Marshall, 1995). No es sorprenden- psicológico en las relaciones de

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 205


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

pareja, han surgido numerosas abusivos (Rodenburg y Fantuzzo,


medidas para su evaluación. La 1993). Posteriormente el ISA fue
mayoría de los instrumentos dispo- revisado, dando lugar a las Escalas
nibles se diseñaron para evaluar en de Abuso en la Pareja (The Partner
general el maltrato doméstico e Abuse Scales: Physical – PASPH
incluyeron una subescala de abuso and Non-Physical – PASNP). La
psicológico junto con otras medi- PASNP es una escala unidimensio-
das (abuso sexual y maltrato físico, nal que consta de 25 ítems y discri-
fundamentalmente). Probablemen- mina entre víctimas y no víctimas
te, las Escalas de Tácticas para los (Attala, Hudson y McSweeney,
Conflictos (CTS, Conflict Tactics 1994).
Scales, Straus, 1979) sean el instru-
mento más relevante en este con- Desde una perspectiva feminista,
texto. La versión más reciente de Shepard y Campbell (1992) desarro-
estas escalas (CTS2; Straus, llaron el Inventario de Conducta
Hamby, McCoy, y Sugarman, 1996) Abusiva (Abuse Behavior Inventory –
incluye una subescala de agresión ABI). Este instrumento está basado
psicológica que recoge fundamen- en una visión del abuso como un
talmente ítems relativos a amena- medio para establecer el poder y
zas del uso de la violencia física e control sobre la víctima. El instru-
insultos. Este instrumento no inclu- mento incluye, además de abuso
ye formas importantes de abuso físico, varias categorías de abuso
psicológico, como, por ejemplo, psicológico, tales como humillación,
conductas restrictivas y humillacio- aislamiento, intimidación y abuso
nes en público. Sin embargo, conti- económico. El inconveniente es que
núa siendo el más empleado a nivel fue originalmente diseñado para su
internacional y es el instrumento de aplicación a maltratadores que acu-
referencia a la hora de validar otros dían a programas educativos, lo
instrumentos de evaluación del cual cuestiona su generalización a
maltrato. otros ámbitos.

Sin pretensión de exhaustividad, La Medida de Abuso a la Mujer


a continuación se presentan otros (Measurement of Wife Abuse –
ejemplos de instrumentos que com- MWA, Rodenburg y Fantuzzo, 1993)
binan medidas de maltrato físico y está compuesta por 60 ítems que
psicológico. Hudson y McIntosh evalúan abuso psicológico, físico,
(1981) crearon el Índice de Abuso sexual y verbal. Sus ítems se obtu-
Conyugal (Index of Spouse Abuse, vieron a partir de los informes
ISA). El ISA cuenta con algunas correspondientes a órdenes de pro-
características positivas tales como tección. Aunque su estructura fac-
el haber sido elaborado a partir de torial y consistencia interna fueron
muestras tanto de estudiantes buenas, la prueba presenta baja
como de víctimas. Sin embargo, ha validez concurrente, mostrando
sido criticado por incluir un rango correlaciones bajas con las puntua-
muy limitado de comportamientos ciones obtenidas en el CTS.

206 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

La Escala de Abuso Compuesto das son el Perfil de Abuso Psicoló-


(Hegarty, Sheehan, y Schonfeld, gico (Sackett y Saunders, 1999) y la
1999) es otro ejemplo de medida que Escala de Abuso Emocional
combina diversos tipos de maltrato (Murphy y Hoover, 1999). El primero
(acoso, abuso físico, abuso emocio- evalúa cuatro factores (ridiculización
nal, abuso combinado severo). En de rasgos, crítica de comportamien-
este caso se trata de un instrumento tos, ignorar y celos/control) y tiene
desarrollado únicamente a partir de el inconveniente de haber sido des-
una muestra de enfermeras. arrollado a partir de una muestra
muy pequeña de víctimas. La Esca-
Por último, dentro de este aparta- la de Abuso Emocional consta de
do, otros instrumentos, tales como 54 ítems organizados en cuatro
la Medida de Violencia en las Rela- escalas (dominancia/intimidación,
ciones de Noviazgo (Makepeace, aislamiento restrictivo, denigración,
1981) y la Escala de Abuso en Rela- y retirada hostil). Esta clasificación
ciones Íntimas (Borjesson, Aarons, y resulta especialmente interesante y
Dunn, 2003), tienen el inconveniente completa. Sin embargo, el instru-
de haberse desarrollado a partir de mento tiene el inconveniente de
muestras de estudiantes de univer- haber sido desarrollado únicamente
sidades, con lo que la generaliza- a partir de muestras de estudiantes.
ción a otros colectivos queda cues-
tionada. La revisión anterior, aun sin ser
exhaustiva, refleja los instrumentos
En cuanto a instrumentos especí- disponibles en la actualidad para
ficos que evalúan el abuso psicoló- evaluar el abuso emocional y permi-
gico, probablemente el más conoci- te llegar a algunas conclusiones.
do sea el Inventario de Maltrato Psi- Muchos de los instrumentos están
cológico a las Mujeres (Psychologi- limitados por el tipo de población
cal Maltreatment of Women Inven- para el cual han sido creados (por
tory, PMWI, Tolman, 1989). El PMWI ejemplo, muestras de estudiantes
incluye 58 ítems que evalúan mal- universitarios o maltratadores), lo
trato de tipo controlador, y que se cual dificulta su generalización a
clasifican en dos factores: Dominan- otros colectivos. Además, algunos
cia/aislamiento y Abuso emocio- de los instrumentos revisados pue-
nal/verbal. Este instrumento fue den resultar demasiado largos para
desarrollado a partir de puntuacio- las víctimas. Varios de los tests
nes obtenidas en mujeres víctimas mencionados se limitan a evaluar
de maltrato y en hombres abusivos. unas pocas categorías de abuso
Posteriormente se ha aplicado a emocional y dejan fuera importantes
muestras de diversa naturaleza con modalidades de abuso. Asimismo,
buenas propiedades psicométricas con frecuencia la evaluación del
(Tolman, 1999). abuso emocional se combina con la
de otros tipos de maltrato sin que
Otras medidas especificas de haya una clara distinción entre cate-
abuso psicológico menos conoci- gorías (por ejemplo, la Escala de

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 207


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

Abuso Compuesto, Hegarty et al., abuso psicológico en las relaciones


1999). Estos aspectos indican cierta de pareja a partir de la clasificación
falta de uniformidad a la hora de consensuada por el mencionado
evaluar el abuso psicológico. panel de expertos. El segundo obje-
tivo consistió en explorar la preva-
Por tanto, no es extraño que lencia e intensidad de los actos de
hayan surgido intentos de alcanzar abuso psicológico en una muestra
homogeneidad y consenso en lo de mujeres de nuestra sociedad.
referente a la evaluación del maltra- Como indicadores de validez y utili-
to. En 1999 el Centro Nacional para dad del instrumento se establecie-
la Prevención y Control de Enferme- ron las siguientes características: (1)
dades de EEUU publicó un conjunto El instrumento debería discriminar
de recomendaciones con el fin de entre víctimas y no víctimas. (2) Las
promover la consistencia en cuanto puntuaciones obtenidas con el
a terminología y recogida de datos mismo deberían correlacionar de
relacionada con la violencia en las forma coherente con otras medidas
relaciones de pareja (Saltzman, de maltrato. (3) Asimismo, las pun-
Fanslow, McMahon y Shelley, 1999). tuaciones deberían asociarse a indi-
Estas recomendaciones estuvieron cadores de síntomas de ansiedad y
basadas en la consulta a un extenso depresión.
panel de expertos y tras un prolon-
gado periodo de consenso. Entre
otras, incluyeron como conductas Método
de abuso psicológico/emocional las
siguientes: humillar a la víctima, con- Participantes
trolar lo que la víctima puede y no
puede hacer, ocultar información a En este estudio participaron dos
la víctima, enfadarse si la víctima no submuestras de mujeres. La primera
está de acuerdo, hacer algo delibe- submuestra estuvo formada por
radamente para hacerla sentirse mal 1.042 mujeres procedentes de dife-
o para avergonzarla, no tomar en rentes colectivos de la comunidad,
consideración lo que la víctima todas ellas de Vizcaya. De éstas,
quiere, aislarla de sus familiares y 309 fueron contactadas a través de
amistades, utilizar a los hijos e hijas sus lugares de trabajo (centros de
para controlarla, amenazar con la salud y servicios de ayuda domici-
pérdida de la custodia de los hijos e liaria) y el resto a través de numero-
hijas, romper o destrozar objetos, sas asociaciones de mujeres y enti-
negar el acceso al dinero u otros dades sin ánimo de lucro. La edad
recursos básicos y revelar informa- media fue de 38.99 años (DT =
ción que desacredita su reputación. 11.88). Con respecto al estado civil,
el 30.5% estaban solteras, el 5.80%
El presente estudio tuvo dos eran parejas de hecho, el 54.7%
objetivos principales: El primer obje- casadas, el 4.7 % separadas o
tivo consistió en desarrollar un ins- divorciadas y el 3.2% viudas. Con
trumento breve de evaluación del relación al nivel de estudios, los

208 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

porcentajes fueron los siguientes: el negociación para resolver conflic-


2,1% no tenían estudios, el 39,3% tos. El CTS2 se presenta en un for-
estudios primarios, el 7,7% bachille- mato de pregunta doble, preguntán-
rato, el 11,1% formación profesional dose por cada conducta dos veces,
y el 39,8% estudios universitarios. una como perpetrador/a y otra
Además, el 68,96% trabajaban como víctima. Para este estudio
fuera de casa, el 33,83% eran amas sólo se emplearon las respuestas
de casa y el 7,71% estaban en referidas a los 39 ítems de victimiza-
situación de desempleo. Se empleó ción. El formato de respuesta va
como criterio de inclusión en la desde 1 (una vez el año pasado)
muestra el haber tenido una relación hasta 6 (más de 20 veces el año
de pareja en el último año. pasado). Además, el valor 7 significa
nunca el año pasado, pero sí antes y
La segunda submuestra estuvo el 0 significa nunca ha ocurrido.
formada por 117 mujeres que habí-
an sufrido violencia doméstica El CTS2 incluye las siguientes
recientemente y se contactó con escalas: (a) Negociación (6 ítems):
ellas a través de diversos servicios y La negociación se define como el
programas de atención a víctimas conjunto de acciones que se adop-
de maltrato. La edad media fue tan para finalizar un desacuerdo a
39,05 (DT = 10,63). En cuanto al través del debate y del razonamien-
estado civil, el 13,7% eran solteras, to e incluye también la comunica-
el 6,8% parejas de hecho, el 33,3% ción de sentimientos afectivos posi-
casadas, el 52,3% separadas o tivos dentro de la pareja. (b) Agre-
divorciadas y el 0,9% viudas. En sión física (12 ítems): Se refiere a
cuanto a nivel de estudios, el 7,8% conductas tales como puñetazos,
no tenía estudios, el 42,2% estudios empujones y palizas. (c) Abuso psi-
primarios, el 16,4% bachillerato, el cológico (8 ítems): En esta escala se
18,1% formación profesional y el incluyen actos de violencia verbal y
15,5% estudios universitarios. Final- actos de violencia no verbal, como
mente, en cuanto a ocupación, el por ejemplo, “mi pareja salió furiosa
61,1% trabajaban fuera de casa, el de la habitación durante una riña”.
17,7% eran amas de casa y el (d) Coerción sexual (7 ítems): se
18,6% estaban en situación de des- define como la conducta orientada
empleo. a obligar a la pareja a participar en
una actividad sexual no deseada.
Recoge tres niveles de coerción
Variables e Instrumentos de Medida (insistencia, amenazas de fuerza y
fuerza) y tres tipos diferentes de
Escalas Revisadas de Tácticas en actos sexuales (vaginales, anales y
Conflictos (CTS2; Straus et al., orales). (e) Lesiones (6 ítems): esta
1996). El CTS2 mide hasta qué escala mide el daño físico infringido
punto las personas utilizan la violen- por la pareja, indicado por roturas
cia física o psicológica contra sus de huesos, necesidad de asistencia
parejas y en qué medida utilizan la médica o dolor continuado. Las

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 209


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

consistencias internas de cada cas de la ansiedad, tanto generali-


escala encontradas por Straus et al. zada como aguda ("pánico"). Esta
(1996) son altas: 0,86, 0,79, 0,86, escala incluye también signos gene-
0,87 y 0,95, respectivamente para rales de tensión emocional y sus
las cinco escalas. El CTS2 permite manifestaciones psicosomáticas. El
la creación de varios indicadores coeficiente de consistencia interna
para cada una de las escalas de la escala es alto, con un valor de
(Straus, 2001), de los cuales en este 0,90 (Derogatis, 2002).
estudio únicamente se empleó el de
frecuencia anual.
Inventario de Abuso Psicológico en
las Relaciones de Pareja (IAPRP).
Escala de Depresión del Centro para
Estudios Epidemiológicos . Este instrumento fue desarrollado
en este estudio y consta de 17
(CES-D, Radloff, 1977). El CES-D ítems elaborados a partir de las 17
fue desarrollado con el fin de estu- categorías de abuso emocional con-
diar los síntomas depresivos en la sensuadas por el mencionado panel
población general. Consta de 20 de expertos (Saltzman et al.,1999).
ítems con un formato de respuesta La persona tiene que indicar en qué
de 0 (nunca o rara vez) a 3 (todo o la medida le ha sucedido cada uno de
mayor parte del tiempo). Las propie- los tipos de abuso durante el último
dades psicométricas de la versión año, empleando el mismo formato
en español del CES-D son excelen- de respuesta que el CTS2: 1 (una
tes en cuanto a factorización y con- vez el año pasado), 2 (dos veces el
sistencia interna, con un coeficiente año pasado), 3 (de 3 a 5 veces el
alpha para la escala completa de año pasado), 4 (de 6 a 10 veces el
0,98 (Calvete y Cardeñoso, 1999). año pasado), 5 (de 11 a 20 veces el
año pasado), 6 (más de 20 veces el
año pasado), 7 (nunca el año pasa-
Escala de Ansiedad del cuestionario do, pero sí antes) y 0 (nunca ha ocu-
SCL-90-R (Derogatis, 2002). rrido).

El SCL-90-R está compuesto por Mediante dicho sistema de res-


90 ítems, cada uno de los cuales puesta el IAPRP permite obtener los
describe una alteración psicopatoló- mismos indicadores que el CTS2.
gica o psicosomática concreta. La En este estudio se obtuvieron los
intensidad del sufrimiento causado siguientes: prevalencia anual, croni-
por cada síntoma debe ser gradua- cidad y frecuencia anual. La preva-
da por la persona que lo completa lencia anual es un indicador dicotó-
desde 0 (ausencia total de molestias mico, siendo el 0 nunca ha ocurrido
relacionadas con el síntoma) hasta 4 en el pasado año y el 1 ha ocurrido
(molestia máxima). En este estudio al menos una vez alguno de los
se utilizó la Escala de Ansiedad, actos incluidos en el inventario. La
referida a las manifestaciones clíni- cronicidad se refiere al número total

210 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

de veces que los actos incluidos en rio de consentimiento informado en


el inventario han ocurrido, pero sólo el que se les explicaban las condi-
en aquellas personas en las que ha ciones de participación en el estu-
tenido lugar al menos uno de tales dio (voluntaria, confidencial y anóni-
actos. La cronicidad se calcula ma), los riesgos (por ejemplo, el
siguiendo el mismo procedimiento sufrimiento que podían experimen-
que en el CTS2, es decir, sumando tar al recordar sucesos dolorosos de
los puntos medios de la categoría su vida) y los beneficios (ampliar
de respuesta elegida por la partici- conocimientos sobre el problema de
pante. Así, las respuestas de un la violencia). También se les propor-
acto de abuso psicológico durante cionaba la dirección y teléfono de
el año pasado se codifican como 1; contacto de las investigadoras para
la repuesta dos veces se codifica cualquier aclaración o información
como 2; la respuesta de 3 a 5 veces adicional.
como 4; la respuesta de 6 a 10
veces como 8; la respuesta de 11 a
20 veces como 15 y la respuesta Resultados
más de 20 veces como 25. Por últi-
mo, la frecuencia anual indica el Fiabilidad y estructura factorial
número de actos violentos que cada del IAPRP
participante ha experimentado
durante el último año. Esta frecuen- El estudio del análisis factorial se
cia se calculó sumando las diferen- basó en las puntuaciones de fre-
tes frecuencias marcadas por las cuencia en el último año. Dado que
mujeres en el cuestionario. A efec- era la primera vez que se evaluaba
tos de este cálculo el 7 se computa la estructura del IAPRP se optó por
como 0. combinar estrategias exploratorias y
confirmatorias de análisis factorial.
Se dividió aleatoriamente la muestra
Procedimiento total en dos grupos (de 569 y 590
mujeres respectivamente). Se reali-
La aplicación de las pruebas duró zó un análisis factorial exploratorio
aproximadamente una hora. La en el primer grupo (n = 569), emple-
mayoría de las aplicaciones se reali- ando el método de análisis de com-
zaron en los centros de trabajo y ponentes principales con rotación
organismos a través de los cuales varimax, mediante el programa
se contactó con las mujeres. Las SPSS-12. El gráfico de la varianza
aplicaciones tuvieron lugar en sesio- asociada a cada factor (Test de Cat-
nes grupales, excepto en el caso de tell, Cattell, 1966) sugirió una solu-
las víctimas, con las que se hizo de ción de un único factor, la cual
forma individualizada y acompaña- explicó el 79,46% de la varianza.
das por una psicóloga o trabajadora
social del organismo correspondien- A continuación se realizó un análi-
te. Antes de contestar los cuestio- sis factorial confirmatorio de un
narios las mujeres leían un formula- modelo unidimensional para el

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 211


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

IAPRP en el segundo grupo (n = da, los cuales se recogen en la Tabla


590). Los parámetros para el análisis 1, fueron significativamente distintos
factorial confirmatorio se estimaron de cero (|T-value| > 1,96).
a partir de las matrices policórica y
de covarianza asintótica de los ítems El coeficiente a se calculó para la
del IAPRP. Los modelos factoriales muestra total del estudio, siendo
fueron comprobados mediante el de α = 0,99.
método Weighted Least-Squares
(WLS) del programa LISREL 8,52
(Jöreskog y Sörbom, 2001). Se eligió Correlaciones entre el IAPRP
este método por ser más potente en y las escalas del CTS y síntomas
aquellos casos en los que las varia- de ansiedad y depresión.
bles no siguen una distribución nor-
mal, como es el caso de algunos de Se calcularon los coeficientes de
los ítems de este instrumento. Como correlación con las escalas del CTS2 y
la obtención de la matriz asintótica los síntomas de ansiedad y depresión
requiere la ausencia de casos con en la muestra total. Tal y como se
valores perdidos, el tamaño de la refleja en la Tabla 2, la puntuación en
muestra efectivo para el análisis fue el IAPRP correlacionó positivamente
479. Siguiendo las recomendaciones de manera significativa con las esca-
de diferentes autores (Hoyle y Pan- las de agresión física, agresión psico-
ter, 1995; Hu y Bentler, 1998), la lógica, abuso sexual y lesiones y
bondad del ajuste se evaluó median- negativamente con negociación. Se
te el CFI (comparative fit index) y el empleó una prueba t para examinar
NNFI (non-formed fit index). Ade- las diferencias entre algunos pares de
más, se usó el índice RMSEA (root coeficientes de correlación, siguiendo
mean squared error of approxima- el procedimiento propuesto por
tion), ya que se ha sugerido que este Cohen y Cohen (1983). En particular la
índice es uno de los mejores para la correlación de la puntuación en el
evaluación de modelos (MacCallum IAPRP con la escala de agresión psi-
y Hong, 1997). En general, los valo- cológica fue significativamente mayor
res de CFI y NNFI de 0,90 o mayores que la correlación con el resto de
reflejan un buen ajuste, y los valores escalas del CTS2. Asimismo, el IAPRP
que oscilan entre 0,80 y 0,90 repre- correlacionó positivamente con sínto-
sentan un ajuste entre adecuado y mas de ansiedad y depresión.
bueno. Un RMSEA en torno a 0,05
refleja un ajuste fino del modelo en
relación a sus grados de libertad, Diferencias en las puntuaciones
mientras que valores de hasta 0,08 del IAPRP entre las mujeres
refleja un error razonable en la esti- de la muestra de la comunidad
mación (Byrne, 1998). El modelo uni- y la muestra de víctimas.
dimensional presentó un ajuste ade-
cuado, χ2 (n = 479, 119) = 431, Para estudiar las diferencias entre
RMSEA = 0,074, NNFI = 0,97, CFI = las mujeres provenientes de la
0,97. Todos los coeficientes Lamb- comunidad y las de centros especí-

212 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 213


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

ficos de maltrato se llevó a cabo un en cronicidad para aquellas muje-


ANOVA con las puntuaciones de res que habían experimentado
frecuencia anual en el IAPRP. Las maltrato psicológico oscilaron
mujeres de la muestra de víctimas entre 1 y 302 (Media = 21,6, DT =
obtuvieron una puntuación media 37,76) en las mujeres de la comu-
de 41,57 (DT = 28,89) mientras que nidad, y entre 2 y 408 (Media =
las mujeres de la comunidad obtu- 170,55, DT = 108,37) en las mu-
vieron una puntuación media de jeres de la muestra de víctimas.
5,79 (DT = 9,46), siendo la diferencia La diferencia en cronicidad fue
estadísticamente significativa, F(1, estadísticamente significativa,
1061) = 768,60, p < ,001. F(1, 68) = 672,66, p < ,001.
En cuanto a prevalencia, los
porcentajes de mujeres que habí- A continuación, se realizó un análi-
an experimentado al menos un sis más pormenorizado estudiando
acto de abuso psicológico durante las prevalencias y las cronicidades de
el último año fueron 62,5 y 85%, cada uno de los ítems que compo-
respectivamente en las muestras nen el IAPRP. Las prevalencias
de la comunidad y de víctimas, encontradas en la muestra de vícti-
siendo estos porcentajes estadís- mas son mayores que en la muestra
ticamente diferentes, χ 2 (1) = de la comunidad para todos los ítems
22,31, p < ,001. Las puntuaciones (Véase la Tabla 3). Se realizaron

214 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 215


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

análisis χ2 para estimar si estas dife- obtenido con otros instrumentos de


rencias en porcentajes eran estadísti- maltrato psicológico, que arrojan
camente significativas, siendo así en estructuras de varios factores,
todos los casos. como por ejemplo, el inventario de
Maltrato Psicológico a las Mujeres
La Tabla 3 refleja también las cro- (Tolman, 1989), que tiene dos facto-
nicidades por ítems para las muje- res, el Perfil de Abuso Psicológico
res de cada muestra a las que había (Sackett y Saunders, 1999) con cua-
sucedido al menos una vez el tipo tro factores y la Escala de Abuso
de maltrato descrito por el ítem. Tal Emocional (Murphy y Hoover, 1999),
como se esperaba, las mujeres de también con cuatro factores. Proba-
la muestra de maltrato presentan blemente estos últimos instrumen-
una media de ocurrencia de cada tos precisan estructuras de más
uno de los ítems mayor que el otro factores debido a que contienen un
grupo de mujeres, siendo estas número mucho mayor de ítems que
diferencias estadísticamente signifi- el IAPRP.
cativas en todos los casos.
Las mujeres de la muestra de víc-
timas y las de la comunidad obtu-
Discusión vieron puntuaciones muy diferentes
en el IAPRP, y estas diferencias se
Este estudio partió del objetivo de observaron en los diversos indica-
desarrollar un instrumento breve de dores (frecuencia total anual, preva-
evaluación del abuso psicológico en lencia y cronicidades totales y por
el contexto de las relaciones de pare- ítems), lo cual apoya la validez del
ja. El instrumento desarrollado a par- instrumento. Por otro lado, aunque
tir de los criterios consensuados por considerablemente inferiores, las
un panel de expertos (Saltzman et al., puntuaciones obtenidas en la mues-
1999) presenta características psico- tra de la comunidad no dejan de ser
métricas, que aún provisionales, son preocupantes y constituyen un
muy positivas. reflejo de la experiencia de malos
tratos que sufren muchas mujeres
Los resultados obtenidos sugie- en nuestra sociedad. Por ejemplo, el
ren una estructura unidimensional 26,1% de las mujeres de la comuni-
para el IAPRP, con buenos indica- dad reconocieron que su pareja les
dores de ajuste y consistencia inter- ocultaba información, el 14.5% que
na. Este modelo de un único factor su pareja controlaba lo que podían
es consistente con el encontrado o no hacer y el 1,7% indicó que su
para otros instrumentos de evalua- pareja en el último año les había
ción del maltrato psicológico (por prohibido el uso del transporte o
ejemplo, el PASNP, Attala, Hudson y dinero.
McSweeney, 1994, o la Escala de
Abuso Psicológico Sutil y Abierto a Los actos de abuso psicológico
las Mujeres de Marshall, Weston y que han sido experimentados en
Honeycutt, 2000), pero discrepa del mayor medida han sido bastantes

216 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

parecidos en ambas muestras. El rimentan múltiples formas de violen-


acto más sufrido por ambos tipos cia por parte del maltratador a lo
de muestras se refiere al enfado por largo del tiempo (Mahoney, Williams
parte de la pareja por no estar de y West, 2001).
acuerdo. Otros abusos de alta fre-
cuencia en las mujeres de la mues- Asimismo, el IAPRP correlacionó
tra de maltrato consisten en haber significativamente con los síntomas
sufrido el que sus parejas hicieran de ansiedad y depresión. En este
algo deliberadamente para hacerlas caso las correlaciones fueron sólo
sentir mal o avergonzarlas, que les moderadas (0,46-0,49). Desde los
ocultaran información, y que las planteamientos de diversos mode-
controlaran. Un número significativo los teóricos, tales como el modelo
de mujeres de la comunidad tam- de indefensión de Walker (1979,
bién declararon que sus parejas 1984), hubiese sido esperable una
habían intentado hacerlas sentir mal asociación aún mayor entre abuso
o avergonzarlas. El acto que menos psicológico y síntomas depresivos.
aparece para ambas muestras es la Estos modelos proponen que cuan-
implicación en actos ilegales (10,1 y do la mujer maltratada ve que sus
1,6% de las mujeres, respectiva- intentos por cambiar la situación
mente). son fútiles, surge la indefensión, la
cual se generaliza a otras situacio-
Las altas puntuaciones en croni- nes, pudiendo conducir a ansiedad
cidad mostraron que las situaciones y depresión. De hecho, la asocia-
de maltrato no suelen ser actos ais- ción entre abuso psicológico y sín-
lados sino que las mujeres que los tomas de ansiedad, depresión y
padecen tienden a experimentarlos falta de autoestima en la mujer ha
una y otra vez. Esta característica sido evidenciada en numerosos
ha sido evidenciada por numerosos estudios (Aguilar y Nightingale,
expertos. Por ejemplo, Echeburúa y 1994; Amor et al., 2001; Baldry,
Corral (1998) señalaron que por tér- 2003; Echeburúa et al., 1997; Mige-
mino medio las mujeres permane- ot y Lester, 1996; Orava, McLeod y
cen en la relación de maltrato Sharpe, 1996; Vitanza, Vogel y
durante un periodo no inferior a 10 Marshall, 1995).
años antes de adoptar medidas.
Una posible explicación para
Las puntuaciones obtenidas en el estas correlaciones moderadas
IAPRP se asociaron significativa- podría residir en el hecho de que
mente a todas las escalas del CTS2 algunas mujeres de la muestra
en el sentido esperado. Destaca la pudieron no haber experimentado
mayor correlación con la escala de maltrato psicológico durante el últi-
agresión psicológica, que es funda- mo año por parte de sus parejas
mentalmente de naturaleza verbal, pero sí en el pasado. En este senti-
aunque también se asoció a los do, diversos estudios muestran que
demás tipos de maltrato, mostrando incluso las experiencias de maltrato
así que las victimas tienden a expe- emocional que tienen lugar en la

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 217


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

infancia (bien en el ámbito de la rísticas positivas del IAPRP, el pre-


familia bien en el escolar) predicen sente estudio tiene también una
la depresión en la vida adulta (Gibb, serie de limitaciones. La primera se
Abramson y Alloy, 2004). refiere a las muestras empleadas.
Aunque su tamaño fue grande, son
Por último, el IAPRP tiene la ven- muestras de conveniencia y no alea-
taja de ser muy breve, pudiéndose torias. En el futuro el IAPRP deberá
contestar en unos pocos minutos, a ser evaluado en muestras aleatorias
la vez que recoge un amplio abanico y de naturaleza diferente a las de
de tipos de abuso psicológico en las este estudio. En segundo lugar, la
relaciones de pareja. Esta caracte- naturaleza transversal del estudio
rística es especialmente interesante impide establecer relaciones de
si tenemos en cuenta el hecho de causalidad entre el abuso psicológi-
que las víctimas presentan con fre- co y los síntomas de ansiedad y
cuencia malestar emocional impor- depresión. Por último, no se inclu-
tante (Amor, Echeburúa, Corral, yeron otras medidas importantes
Zubizarreta, y Sarasua, 2002), sien- que pudieran solaparse o explicar
do recomendable que las medidas algunas de las asociaciones entre
que se empleen para evaluar sus variables tales como el contexto en
experiencias no sean demasiado lar- el que los actos de abuso tuvieron
gas. lugar (Amor et al., 2002) y las con-
ductas de las propias participantes
A pesar de todas estas caracte- en dichos contextos.

REFERENCIAS

Agbayani-Siewert, P. y Flanagan, A. Y. un estudio comparativo. Revista de Psico-


(2001). Filipino American dating violence: patología y Psicología Clínica, 6(3), 167-
definitions, contextual justifications, and 178.
experiences of dating violence. Journal of
Human Behavior in the Social Environment, Amor, P. J., Echeburúa, E., Corral, P.,
3(3-4), 115-133. Zubizarreta, I., Sarasua, B. (2002). Repercu-
siones psicopatológicas de la violencia
Aguilar, R. J. y Nightingale, N. N. (1994). doméstica en la mujer en función de las cir-
The impact of specific experiences on the cunstancias del maltrato. International Jour-
self-esteem of abused women. Journal of nal of Clinical and Health Psychology, 2(2),
Family Violence, 9(1), 35-45. 227-246.

Amor, P. J., Echeburúa, E., Corral, P., Arias, I. y Pape, K. (1999). Psychological
Sarasúa, B. Y Zubizarreta, I. (2001). Mal- abuse: implications for adjustment and com-
trato físico y maltrato psicológico en mitment to leave violent partners. Violence
mujeres víctimas de violencia en el hogar: and Victims, 14(1), 55-67.

218 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

Attala, J., Hudson, W. y McSweeney, M. Sarasúa, B., y Zubizarreta, I. (1997). Reper-


(1994). A partial validation of two short-form cusiones psicopatológicas de la violencia
partner abuse scales. Women and Health, doméstica en la mujer. Revista de Psicopa-
21(2-3), 125-139. tología y Psicología Clínica, 2, 7-19.

Baldry, A. C. (2003). “Stick and stones hurt Follingstad, D. R. y DeHart, D. D. (2000).


my bones but his glance and words hurt Defining psychological abuse of husbands
more”: The impact of psychological abuse and toward wives: contests, behaviors, and typo-
physical violence by current and former part- logies. Journal of Interpersonal Violence,
ners on battered women in Italy. International 15(9), 891-920.
Journal of Forensic Mental Health 2(1), 47.57.
Follingstad, D., Rutledge, L., Berg, B.,
Borjesson, W., Aarons, G. y Dunn, M. Hause, E., y Polek, D. (1990). The role of
(2003). Development and confirmatory factor emotional abuse in physically abusive rela-
analysis of the abuse within intimate rela- tionships. Journal of Family Violence, 5(2),
tionships scale. Journal of Interpersonal Vio- 107-119.
lence, 18(3), 295-309.
Gibb, B. E., Abramson, L. Y., y Alloy, L.B.
Byrne, B. (1998). Structural equation (2004). Emotional maltreatment from
modeling with LISREL, PRELIS and SIM- parents, verbal peer victimization, and cogni-
PLIS: basic concepts, applications, and pro- tive vulnerability to depression. Cognitive
gramming. Mahwah, NJ: Erlbaum. Therapy and Research, 28(1), 1-21.

Calvete, E y Cardeñoso. O. (1999). Creen- Hattendorf, J., Ottens, A. y Lomax, R.


cias y síntomas depresivos: resultados preli- (1999). Type and severity of abuse and pos-
minares en el desarrollo de una escala de ttraumatic stress disorder symptoms repor-
creencias irracionales abreviada. Anales de ted by women who killed abusive partners.
Psicología, 15(2), 179-190. Violence Against Women, 5(3), 292-312.

Cattell, R. B. (1966). The scree test for the Hegarty, K., Sheehan, M., y Schonfeld, C.
number of factors. Multivariate Behavioral (1999). A multidimensional definition of part-
Research, 1, 245-276. ner abuse: development and preliminary vali-
dation of the composite abuse scale. Journal
Cohen, J., y Cohen, P. (1983). Applied of Family Violence, 14(4), 399-415.
Multiple Regression-Correlation Analysis for
the Behavioral Sciences, Lawrence Erlbaum Hoyle, R. H. y Panter, A. T. (1995). Writing
Associates, NJ: Hillsdale. about structural equation models. En R. H.
Hoyle (Ed.), Structural Equation Modeling.
Derogatis, L. R. (2002). SCL-90-R. Cues- Concepts, issues, and applications. London:
tionario de 90 ítems. Adaptación española Sage publications.
de J. L. González de Rivera et al. Madrid:
TEA Ediciones. Hu, L. y Bentler, P. M. (1998). Fit indices
in covariance structure modeling: sensitivity
Echeburúa, E. y Corral, P. (1998). Manual to underparameterized model misspecifica-
de Violencia Familiar. Madrid: Siglo XXI. tion. Psychological Methods, 3(4), 424-453.

Echeburúa, E., Corral, P., Amor, P. J., Hudson, W. y McIntosh, S. (1981). The

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 219


Desarrollo de un inventario para evaluar el abuso psicológico en las relaciones de pareja

assessment of spouse abuse: two quantifia- sion in early marriage. Journal of Consulting
ble dimensions. Journal of Marriage and the and Clinical Psychology, 57(5), 579-582.
Family, 43, 873-885.
O'Leary, K. (1999). Psychological abuse:
Jöreskog, K. G., y Sörbom, D. (2001). LIS- a variable deserving critical attention in
REL8 user’s reference guide (2 nd edition). domestic violence. Violence and Victims,
Lincolnwood, IL: Scientific Software Interna- 14(1), 3-23.
tional, Inc.
Orava, T. A, McLeod, P. J. y Sharpe, D.
MacCallum, R. y Hong, S. (1997). Power (1996). Perceptions of control, depressive
analysis in covariance structure modeling symptomatology, and self-esteem of women
using GFI and AGFI. Multivariate Behavioral in transition from abusive relationships. Jour-
Research, 32(2), 193-210. nal of Familiy Violence, 11(2), 167-186.

Mahoney, P., Williams, L. M. y West, C. Radloff, L.S. (1977). The CES-D Scale: A
M. (2001). Violence against partners by inti- self-report depression scale for research in
mate relationship partners. En C. M. Renzet- general population. Applied Psychological
ti, J. L. Edleson y R. K. Bergen (Eds.), Sour- Measurement, 1(3), 385-401.
cebook on violence against women (p 143-
178). Thousand Oaks, CA: Sage. Rodenburg, F. y Fantuzzo, J. (1993). The
measurement of wife abuse: steps towards
Makepeace, J. (1981). Courtship violence the development of a comprehensive
among college students. Family Relations, assessment technique. Journal of Family
30, 97-102. Violence, 8(3), 203-228.

Marshall, L. (1996). Psychological abuse Sackett, L. y Saunders, D. (1999). The


of women: Six distinct clusters. Journal of impact of different forms of psychological
Family Violence, 11(4), 379-409. abuse on battered women. Violence and Vic-
tims, 14(1), 105-117.
Marshall, L., Weston, R. y Honeycutt, T.
(2000). Does men’s positivity moderate or Saltzman, L. E., Fanslow, J. L., McMahon,
mediate the effect of their abuse on wome- P. M., y Shelley, G. A. (1999). Intimate part-
n’s relationship quality? Journal of Social ner violence surveillance. Uniform definitions
and Personal Relationships, 17, 661-676. and recommended data elements version
1.0. Atlanta, Georgia: Centers for Disease
Migeot, M. y Lester, D. (1996). Psycholo- Control and Prevention. National Center for
gical abuse in dating, locus of control, Injury Prevention and Control.
depression, and suicidal preoccupation.
Psychological Reports, 79(2), 682. Shepard, M. y Campbell, J. (1992). The
abusive behaviour inventory: a measure of
Murphy, C. y Hoover, S. (1999). Measu- psychological and physical abuse. Journal of
ring Emotional Abuse in Dating Relationships Interpersonal Violence, 7(3), 291-305.
as a Multifactorial Construct. Violence and
Victims, 14(1), 39-53. Straus, M. (1979). Measuring intrafamily
conflicy and violence: the Conflict Tactics
Murphy, C. y O´Leary, K. (1989). Psycho- Scales. Journal of Marriage and the Family,
logical aggression predicts physical aggres- 41(1), 75-88.

220 Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3


E. Calvete, S. Corral y A. Estévez

Straus, M. (2001). Scoring and norms for a measure of psychological maltreatment of


the CTS2 and CTSPC. Obtenido en Enero, women by their male partners. Violence and
2004, de la Universidad de New Hampshire, Victims, 4(3), 159-177.
Family Research Laboratory página web
http://pubpages.unh.edu/~mas2. Tolman, R. (1999). The validation of the
psychological maltreatment of women
Straus, M., Hamby, S., McCoy, S., y inventory. Violence and Victims, 14(1), 25-
Sugarman, D. (1996). The revised Conflict 37.
Tactics Scales (CTS2). Development and
Preliminary Psychometric Data. Journal of Vitanza, S. Vogel, L. C. M. y Marshall, L.
Family Issues, 17(3), 283-316. L. (1995). Distress and symptoms of pos-
ttraumatic stress disorder in abused women.
Street, A. E y Arias, I. (2001). Psychologi- Violence and Victims, 10(1), 23-34.
cal abuse and posttraumatic stress disorder
in battered women: examining the roles of Walker, L. E. (1979). The Battered
shame and guilt. Violence and Victims, Woman. New York: Harper and Row.
16,(1), 65-78.
Walker, L. E. (1984). The Battered Woman
Tolman, R. M. (1989). The development of Syndrome. New York: Springer.

Clínica y Salud, 2005, vol. 16 n.º 3 221

También podría gustarte