Está en la página 1de 7

Síntesis primer encuentro “Taller de Educación Popular”

Artículos y libros a trabajar:

 AAVV (2016). “Pedagogías críticas en América Latina. Experiencias alternativas de


Educación Popular” Ed. Noveduc Buenos Aires Argentina.
 Freire Paulo (2018). “Pedagogía del oprimido”. Ed. Siglo veintiuno Buenos Aires
Argentina.
 Freire Paulo, Faundez Antonio (2018). “Por una pedagogía de la pregunta”. Ed.
Siglo veintiuno Buenos Aires Argentina.
 Puiggrós Adriana (2016). La educación popular en América Latina. Orígenes,
polémicas y perspectivas”. Ed. Coliuhe Buenos Aires Argentina.
 Puiggrós Adriana (1982). “Imperialismo y educación en América Latina” Ed. Nueva
Imagen México.

¿Qué entendemos por Educación Popular?

La Educación Popular en primera instancia, es el reconocimiento de la heterogeneidad,


en segundo, el diálogo con otros actores del campo social. La “Educación Popular” no es
complaciente con los sectores hegemónicos.

La Educación Popular es entre otros puntos:

 Es una toma de partido u opción política por los sujetos sociales subalternos,
en su diversidad y complejidad, fortaleciendo una autonomía en la confrontación con la
hegemonía.
 Son necesariamente pedagogías de resistencia y para la emancipación.
Como primera instancia, la producción de saberes desde la experiencia.
 En el marco de una democracia popular radicalizada trabaja para una
democracia que potencie la participación y organización colectiva, acepte la diversidad y
diferencias no de manera jerarquizada.

En este primer encuentro pretendemos abrir el debate sobre los proyectos educativos
populares en América, realizando un breve recorrido histórico sobre la construcción de la
Educación Popular. Sin perder de vista que los educadores populares son sujetos
protagonistas con potencialidad política y emancipadora.

El desarrollo del pensamiento crítico como eje fundante de nuestras prácticas. Es


necesario, en los tiempos que corren, poder repensar un nuevo sujeto educador colectivo:
pensar en las redes docentes, que investigan sus prácticas, experiencias y mundos
escolares. Una nueva forma de intervención político/pedagógica colectiva de los docentes en
el debate público y poder visibilizar las experiencias y praxis pedagógicas.

La educación popular es un campo de construcción abierto inconcluso. Debemos


visibilizar las experiencias silenciadas.

¿Vamos a hablar de pedagogía critica o pedagogías críticas? Debemos dejar de una


vez por todas los intentos por homogeneizar incluso el concepto de “pedagógica critica”,
pensar en definiciones más complejas y plurales que atraviesan un proceso de construcción
y reconstrucción permanente. Recuperar prácticas que producen saber pedagógico a partir
de la activa participación de sus actores.

¿Qué define una práctica de Educación Popular o de pedagógica critica como


tal?

¿Los expertos consagrados del norte? ¿Los europeos? ¿Quiénes definen quienes
integran el panteón de pedagogías críticas? Los criterios de validación debemos buscarlos en
el campo de la praxis social y humana.

Los criterios de validación de la educación popular deben estar anclados en su


potencialidad transformadora y las intervenciones que habilitan en esa realidad, promoviendo
el reconocimiento y valoración simbólica de experiencias y sujetos sociales hasta entonces
invisibilidades o desacreditados por la racionalidad hegemónica.

Un conocimiento emancipatorio supone la necesidad de asumir ética y políticamente


las consecuencias de su impacto sobre lo real.

El Educador Popular tiene que poder articular el “Momento de la crítica” con el


“Momento de la posibilidad”, esto es, combinar productivamente el esfuerzo intelectual por
desmontar y denunciar injusticias e impiedades del pasado y del presente y la imaginación
política social, pedagógica desplegada en torno a futuros posibles.
El educador popular intenta generar experiencias que puedan disputar hegemonía a
partir de construir sus propios enunciados, narrativas y prácticas. En definitiva, ligar
conocimiento crítico e intervención política pedagógica.

No olvidar que la colonialidad del saber promovió la autorización de determinadas


voces y el desconocimiento, el silenciamiento, la negación de otra serie de experiencias,
practicas discursivas y sujetos sociales.

En América latina en los últimos años se han desarrollado redes de docentes que
llevan adelante procesos de investigación educativa sobre sus propias practicas docente. En
un contexto donde como en los años 90’ se continúan implementando tecnologías de
administración y gestión escolares centralizadas y verticalistas, orientadas por la racionalidad
del control técnico y fundamentadas en la preeminencia del “saber experto”. Estas redes
docentes se inclinar a disputar sentidos y significados acerca de las formas de nombrar,
hacer y valorar la educación.

La Educación popular se orienta a la transformación democrática de las prácticas


educativas y de la escuela. Animarse al diseño de estrategias de construcción colaborativa y
colectiva de otras formas de saber pedagógico e innovaciones educativas.

Los docentes como parte de un movimiento que propone un claro reposicionamiento


de los docentes en el campo educativo como sujetos de conocimiento, como activos
productores de saberes pedagógicos, como interlocutores legítimos en el debate
especializado y publico acerca de la educación, la escuela y la formación.

Dar voz y visibilizar a las ausencias que las relaciones de poder y de saber producen
activamente; el dislocamiento de las posiciones pasivas, descalificadas, desacreditadas a las
que fueron confinados los docentes y a la transformación democrática de la escuela.

La Educación popular en relación con otros sujetos sociales: sobre todo movimientos
sociales que participan e intervienen en el campo educativo mediante la serie dispersa y
heterogénea de saberes, experiencias y discursos pedagógicos que producen a la vez que
se organizan, se resisten y luchan en el terreno social, comunitario, territorial y político.

La Educación Popular

En el siglo XX en la segunda mitad, hubo quienes sostuvieron que la educación


popular se oponía a la educación estatal, porque lo estatal solo podía ser hegemónico y, en
consecuencia, la Educación Popular, contra hegemónica y transformadora por naturaleza,
debía ser ofrecida solo fuera del sistema oficial y orientada únicamente a los sectores
populares.

Dentro o fuera de la escuela oficial la Educación Popular se caracteriza por su sentido


crítico, emancipador, alternativo y o contra hegemónico; y en nuestras latitudes,
latinoamericanista y descolonial, continuador de la tradición de las pedagogías de la
liberación desde la conquista hasta nuestros días, incluidas las pedagogías de la liberación
del siglo XIX y XX, una educación formadora de sujetos protagonistas de transformaciones,
hacia una sociedad más justa y democrática. Aun así, es necesario que las actividades
educativas populares no estatales escolares también continúen desplegándose y
expandiéndose.

Debemos luchar por la democratización del funcionamiento de las instituciones


educativas, los contenidos de la enseñanza, y el papel intelectual del docente como “filosofo
democrático”.

Al interior de las instituciones, la democratización habilita la irrupción de la cultura


popular, de la diversidad y de la participación de distintos sujetos sociales en la vida escolar.

¿Por qué popular? Laclau nos dice lo siguiente sobre el concepto, no fija con precisión
a un solo referente empírico, sino que reúne a grupos muy diversos que tienen en común una
situación de subalternidad. Los de abajo, los oprimidos y dominados.

¿Qué características debería tener una institución que eduque en un sentido popular,
crítico y emancipador?

En primer lugar, debería democratizar las relaciones con el conocimiento: asegurar la


enseñanza y apropiación del conocimiento curricular, dialogar con otros conocimientos y
formas de conocer, construir conocimiento entre distintos actores.

¿Por qué sí a la educación popular?

Porque forma sujetos críticos que pueden incorporarse activamente a la confrontación


hegemónica.

Construir subjetividad rebelde que incluya:


 Curiosidad epistémica; capacidad de asombro, de hacerle preguntas a lo
dado. Generar reflexiones críticas sobre la propia experiencia.
 Búsqueda de pensamiento de ruptura: disconformidad frente a lo
establecido.
 Referencia a algún proyecto utópico: entendido como la proyección a un más
allá distinto y emancipador que exprese, a la vez, esperanza y resistencia.

Elementos del educador popular:

 Partir siempre desde los niveles de conocimiento y comprensión del


educando para, desde allí, superarlos.
 Utilizar una metodología dialógica: generar espacios colectivos dialógicos de
enseñanza/aprendizaje que se basen en la recuperación de los saberes participantes.
 Estimular la reflexión crítica sobre la realidad concreta.
 Provocar procesos organizativos referidos al proceso de constitución e
sujetos colectivos.
 Partir de lo que el otro sabe no de lo que no sabe.
 Favorecer el dialogo en el que predomina la horizontalidad.
es un espacio para que el sujeto se pregunte, estimula la interrogación no solo la
memorización.

Pedagogía del oprimido:


La pedagogía dominante es la pedagogía de las clases dominantes.
“En un régimen de dominación de conciencias, en que los que más trabajan menos
pueden decir su palabra, y en que inmensas multitudes ni siquiera tienen condiciones
para trabajar, los dominadores mantienen el monopolio de la palabra, con que mistifican,
masifican y dominan. En esa situación, los dominados, para decir su palabra, tienen que
luchar para tomarla. Aprender a tomarla de los que la retienen y niegan a los demás, es
un difícil, pero imprescindible aprendizaje: es “la pedagogía del oprimido”.
Emani María Fiori.
La toma de conciencia implica poner en tela de juicio el statu quo. Amenaza
entonces a la libertad. La educación como práctica de la libertad. Los oprimidos como
restauradores de la humanidad de ambos. Ahí radica la gran tarea humanista e histórica
de los oprimidos: liberarse a su mismos y liberar a los opresores.
La pedagogía del oprimido, es aquella que debe ser elaborada con él y para él.
Una vez establecida la relación opresora está instaurada la violencia. De ahí que
esta, en la historia, jamás haya sido iniciada por los oprimidos. ¿Cómo podrían los
oprimidos iniciar la violencia si ellos son el resultado de una violencia? ¿Cómo podrían ser
los promotores de algo que, al instaurarse objetivamente, los constituye?

La concepción bancaria de la educación

Cuanto más analizamos las relaciones educador-educandos dominantes en la


escuela actual, en cualquiera de sus niveles, más nos convencemos de que estas
relaciones presentan un carácter especial y determinante, el de ser relaciones de
naturaleza fundamentalmente narrativa, discursiva, disertadora.
Narración de contenidos. Narración o disertación que implica un sujeto (el que
narra) y objetos pacientes oyentes: los educandos. Esta educación conduce a los
educandos a la memorización mecánica del contenido narrado, más aun, la narración los
transforma en vasijas. Cuanto más se dejan llenar tanto mejores educandos serán. La
concepción bancaria de la educación. No existe creatividad alguna, no existe
transformación ni saber. Solo existe saber en la invención, en la reinvención, en la
búsqueda inquieta, impaciente, parmente que los hombres realizan en el mundo y con los
otros. Búsqueda que también es esperanzada. En la visión bancaria de a educación, del
saber, el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que
juzgan ignorantes.
La educación bancaria:
 El educador es siempre quien educa
 El educador es quien sabe, los educandos no saben.
 El educador es quien piensa, el sujeto del proceso, los educandos son los
objetos pensados.
 Es educador es quien disciplina.
 El educador es quien escoge el contenido programático.

Cuanto más se le imponga la pasividad, tanto más ingenuamente tenderán a adaptarse al


mundo en lugar de transformar. La visión bancaria anula el poder creador de los educandos o lo
minimiza.
La educación liberadora, problematizadora, ya no puede ser el acto de depositar, de
narrar, de transferir o de trasmitir “conocimientos” y valores a los educandos, meros pacientes,
como lo hace la educación bancaria. La concepción bancaria niega la dialogicidad. Los hombres
se educan en comunión y el mundo es el mediador. En la educación bancaria no puede haber
conocimiento, pues los educandos no son llamados a conocer sino a memorizar el contenido
narrativo por el educador. La concepción y la práctica “bancarias” terminan por desconocer a los
hombres como seres históricos. Ningún orden opresor soportaría el que los oprimidos
empezasen a decir: ¿Por qué?

La dialogicidad: la educación como práctica de la libertad. No hay dialogo posible si no


existe una intensa fe en los hombres. Fe en su poder de hacer y rehacer.

Para realizar esta concepción de la educación como práctica de la libertad, su


dialogicidad empiece, no al encontrarse el educador-educando con los educando-educadores en
una situación pedagógica, sino antes, cuando aquel se pregunta en torno a que va a dialogar
con estos.

Educación popular:

 Colaboración: sujetos que se encuentran para la pronunciación del mundo,


para su transformación.
 La liberación: el profesor se obliga incansablemente a desarrollar un
esfuerzo de unión de los oprimidos entre sí y de estos con él para lograr la liberación.

También podría gustarte