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Las prostaglandinas constituyen una familia de autocoides cuya síntesis es iniciada por
acción de la enzima ciclooxigenasa, que transforma al ácido araquidónico, de 20 átomos
de carbono, en PGH2, un endoperóxido inestable que puede transformarse en tres
metabolitos primarios: las prostaglandinas PGE2, PGD2 y PGF2α. Aparte de las
prostaglandinas, la vía sintética de la ciclooxigenasa puede dar origen también a dos
tipos adicionales de prostanoides bioactivos a partir del PGH2: Los tromboxanos
(TXA2) y las prostaciclinas (PGI2, en realidad se trata de prostaglandinas modificadas).
Hasta ahora, ha habido diversos problemas relacionados con el uso de agentes directos,
siendo los dos más importantes el hecho de que los prostanoides y sus análogos tienden
a tener una vida media breve y, por otra parte, el hecho de que buena parte de los
agentes obtenidos muestran cierta “promiscuidad” por sus receptores, en otras palabras,
no resultan lo suficientemente selectivos (en muchas zonas del organismo, la
“selectividad” no se da por la capacidad particular de reconocer un tipo especial de
receptores, sino por el tipo de receptor que está presente en las inmediaciones del sitio
de liberación).
También hay agentes indirectos diferentes de los AiNEs, como la Lipocortina, que es
capaz de inhibir la fosfolipasa 2, enzima responsable en primera instancia de la
disponibilidad de araquidonato para las vías sintéticas de la ciclooxigenesa y de la
lipooxigenasa; de esta manera, fármacos como estos inhibirían la síntesis de todos los
eicosanoides. También puede aumentarse la presencia de lipocortina en el organismo
por administración de glucocorticoides, pues inducen la síntesis de la misma.
Aparte de los esteroides, muchas hormonas, como la hormona tiroidea, son capaces de
modular la expresión génica de las enzimas relacionadas con la síntesis de prostanoides
(aunque, por supuesto, la acción clínica primaria que suele buscarse con la terapia
hormonal no sueles ser esa).
Aunque aún su importancia clínica es modesta, estos agentes pueden usarse en diversas
condiciones clínicas, relacionadas con las funciones ya descritas (estas indicaciones se
corresponden con usos básicos en ciertos órganos y sistemas, que se retoman en cada
apartado específico).
- Farmacología uterina: se cuenta con fármacos útiles para la inducción del aborto terapéutico
en el segundo trimestre o antes (de elección, porque el útero es refractario a la oxitocina en
este período; usualmente se usan en combinadas con otros agentes, como la mifepristona,
que es un anti-progestágeno); también pueden usarse para controlar la hemorragia postparto
(la contracción uterina colapsa pequeños vasos sangrantes, como arteriolas, vénulas y
capilares). La PGE2 en el contexto obstétrico se conoce como dinoprostona y tiene un efecto
dependiente del momento fisiológico relajante en útero no grávido y contracturante pasado el
segundo trimestre del embarazo; en general, cuando se acerca el momento del parto favorece
la maduración cervical (borramiento del cuello uterino). La PGF2α tiene efecto contracturante
del músculo liso uterino (la 15-metil PGF2α o carboprost es un derivado con mayor vida
media).
Función gastrointestinal
Función reproductiva
Bibliografía
http://www.med-informatica.com/TERAPEUTICA-STAR/FarmacologiaAutacoidea.pdf