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ÍNDICE

CARÁTULA..........................................................................................1

DEDICATORIA....................................................................................2

ÍNDICE.................................................................................................3

INTRODUCCION.................................................................................5

1. Resumen del libro


2. Análisis
3. El autor
3.1. Sentido de la novela
3.2. personalidad

4. Personajes
5. Escenas importantes
5.1. Puesto de control
5.2. Decadencia
6. Vocabulario

Conclusiones

Bibliografia

anexos
1. Resumen del libro:
El espía que surgió del frío se produce durante las tensiones intensas que
caracterizaron la Guerra Fría de fines de los años cincuenta y principios de los
sesenta , cuando parecía probable un Pacto de Varsovia : la guerra de la OTAN en
Alemania . La historia comienza y concluye en Berlín , aproximadamente un año
después de la finalización del Muro de Berlín y en la época en que el agente doble
Heinz Felfe fue expuesto y juzgado.

La oficina del Circo en Berlín Occidental está bajo el mando del Jefe de Estación
Alec Leamas, quien sirvió como agente de SOE durante la Segunda Guerra Mundial
y luchó en los Países Bajos y Noruega ocupados por los nazis . Acaba de perder su
último y mejor agente doble, disparado mientras desertó de Berlín Este. Sin
operarios fueron, Leamas se recuerda a Londres por el control, el jefe del circo, que
pide a Leamas estancia "en el frío" para una última misión: desertar a los alemanes
del Este, y luego para proporcionar evidencia para enmarcar Abteilung cabeza
Hans- Dieter Mundt como agente doble británico. Josef Fiedler (diputado de
Mundt), que ya sospecha que Mundt es un agente doble (según Control), es un
complemento potencialmente útil para Leamas.

Para llevar a Leamas a la atención de los alemanes orientales como un posible


desertor, el Circo lo despide, dejándolo con solo una pequeña pensión . Toma y
pierde un trabajo miserable en una biblioteca deteriorada. Allí, conoce a Liz Gold,
quien es la secretaria de su celda local del Partido Comunista , y se convierten en
amantes. Antes de dar el "salto final" al esquema de Control, Leamas le hace
prometer a Liz que no lo buscará, sin importar lo que escuche. Luego, después de
que Leamas inicia la misión atacando a un tendero local para que lo arresten,
consigue que Control acepte dejar a Liz sola.

Después de salir de la cárcel, un reclutador de Alemania del Este se le acerca y lo


lleva al extranjero, primero a los Países Bajos, luego a Alemania del Este, en el
camino para reunirse progresivamente en los niveles más altos del Abteilung , el
servicio de inteligencia de Alemania del Este. Durante su sesión informativa, deja
caer indicios casuales sobre pagos británicos a un agente doble en Abteilung.
Mientras tanto, el agente británico retirado George Smiley, describiéndose a sí
mismo como un viejo amigo de Leamas, aparece en el departamento de Liz para
ofrecerle ayuda financiera, mientras le pregunta sobre su relación con Leamas.

En Alemania del Este, Leamas se encuentra con Fiedler. Los dos hombres
participan en largas discusiones sobre eventos pasados, en los que el pragmatismo
de Leamas contrasta con el idealismo de Fiedler . Leamas observa que el joven y
brillante Fiedler está preocupado por la rectitud de su motivación y la moralidad de
sus acciones. Mundt, por otro lado, es un mercenario brutal y oportunista, un ex nazi
que se unió a los comunistas después de la guerra por falta de conveniencia, y que
sigue siendo un antisemita .

La lucha de poder dentro de Abteilung se expone cuando Mundt ordena que Fiedler
y Leamas sean arrestados y torturados. Los líderes del régimen de Alemania
Oriental intervienen después de enterarse de que Fiedler había solicitado una orden
de arresto para Mundt ese mismo día. Tanto Fiedler como Mundt son liberados,
luego convocados para presentar sus casos ante un tribunal convocado a puerta
cerrada . En el juicio, Leamas documenta una serie de pagos secretos de cuentas
bancarias que Fiedler ha comparado con los movimientos de Mundt, mientras que
Fiedler presenta otra evidencia que implica a Mundt como agente británico.

Sorprendentemente, Liz, que había sido invitada a Alemania del Este para un
intercambio de información del Partido Comunista, es llamada por el abogado de
Mundt como testigo y obligada a testificar en el tribunal. Ella admite que Smiley
pagó el alquiler de su departamento después de visitarla, y que le prometió a
Leamas que no lo buscaría después de que desapareciera. Ella también admite que
él le había dicho adiós la noche antes de agredir al tendero. Al darse cuenta de que
su tapadera está rota, Leamas ofrece contarle todo sobre su misión desde Control
para enmarcar a Mundt a cambio de la libertad de Liz. Pero cuando Fiedler pregunta
cómo Mundt aprendió sobre Liz, Leamas finalmente se da cuenta de la verdadera
naturaleza del control y el esquema de Smiley. Luego el tribunal detiene el juicio y
arresta a Fiedler.

Inmediatamente después del juicio, Mundt libera encubiertamente a Leamas y Liz y


les da un automóvil para conducir a Berlín. Durante el viaje, Leamas le explica todo
a Liz: Mundt es, de hecho, un agente doble británico que informa a Smiley, que en
realidad no está retirado. El objetivo de la misión de Leamas era Fiedler, no Mundt,
porque Fiedler estaba cerca de exponer a Mundt. La relación íntima de Leamas y
Liz sin darse cuenta proporcionó a Mundt (y Smiley) los medios para desacreditar a
Leamas y, a su vez, a Fiedler. Liz se da cuenta con horror de que sus acciones han
permitido al Circo proteger su activo, el despreciable Mundt, a expensas del
reflexivo e idealista Fiedler. Liz pregunta qué será de Fiedler; Leamas responde que
lo más probable es que sea ejecutado.

El amor de Liz por Leamas supera su disgusto moral, y ella acompaña a Leamas a
una ruptura en el alambre frente al Muro de Berlín , a través del cual pueden escalar
el muro y escapar al oeste de Berlín. Leamas sube a la cima pero, cuando él se
agacha para ayudar a Liz, uno de los agentes de Mundt la mata a tiros. Ella cae y,
cuando Smiley llama a Leamas desde el otro lado de la pared, él duda. Luego
desciende por el lado de la muralla de Alemania Oriental para que le disparen y lo
maten también.

https://en.wikipedia.org/wiki/The_Spy_Who_Came_In_from_the_Cold

2. ANALISIS

En la década de los 60, en Berlin Oriental, Alec Leamas es el máximo responsable del
espionaje británico en la Alemania " comunista", y parece estar obteniendo notables éxitos
con un equipo muy preparado y profesional, sin embargo en los últimos tiempos sus
mejores agentes han sido asesinados uno a uno sin que sea posible descubrir quien y como
los han delatado, Alec sospecha de Mundt, jefe del contraespionaje enemigo y el máximo
objetivo de Leamas es capturarlo y hacer " justicia", sin embargo parece que este deseo de
Alec no va a cumplirse, antes bien, sus jefes tienen intención de retirarlo del "frente" y
mandarlo a un trabajo de oficina en retaguardia; Leamas se niega, se despide y se
reincorpora a la "vida civil", pero desde el momento en que deja el servicio nada tiene
sentido, los trabajos no le duran ni una semana, bebe en exceso y tal vez hable demasiado,
cuando todo parece perdido se le ofrece una posibilidad de redimirse aunque el riesgo es
enorme y la operación muy sórdida, no obstante Alec es un profesional y conoce las
reglas.

El espía que surgió del frío está dividida en 36 capítulos con titulo y narrada en tercera
persona por un narrador omnisciente.

La ambientación es esplendida , el modo en que se describe la sordidez, la tristeza y el


desencanto de una época llega al alma, toda la historia esta bañada de luces imprecisas,
nieblas, crepúsculos, , frío, hielo y oscuridad...

3. EL AUTOR

John Le Carré pertenece al selecto grupo de novelistas que, antes de ponerse a escribir
novelas, se ganaron la vida en el ámbito que después iba a ocuparles como narradores:
profesionales que, en un momento dado, deciden utilizar el caudal de sus experiencias
laborales para hacer ficción. Dashiell Hammett fue agente secreto antes de perpetrar sus
cuentos y novelas policiacas. Joseph Conrad fue marino y alcanzó el grado de capitán antes
de erguir ese mundo oscuro por el que hoy es célebre.

John Le Carré trabajó para el Foreign Office británico, ocupando puestos de relevancia en
Bonn y Hamburgo. Lo curioso es que antes de apartarse de los servicios secretos para
dedicarse por entero a escribir, había escrito y publicado dos novelas: Llamada para el
muerto y Asesinato de calidad. Fue en 1963, cuando se editó El espía que surgió del frío,
que se convirtió en un éxito mundial, cuando Le Carré -seudónimo de David Cornwell-
decide colgar los guantes para dedicar todos sus esfuerzos a una hoy copiosa obra narrativa
en la que, por fortuna, su creciente popularidad no ha significado rebaja de su calidad. Es
de esos autores que desmienten el tópico de que las buenas novelas sólo pueden ser
saboreadas por una minoría de lectores.

3.1. Sentido de la novela

Cada uno de esos peldaños no será en el fondo sino una serie de pasos que le exige la tarea
encomendada, que no es otra que la de matar al terrible e impío jefe de espionaje de la
Alemania Oriental, un tal Mundt. No se piense que planteando en estas pocas líneas el
asunto de la novela estoy reventando la trama: eso no es más que el principio. Las cosas
siempre son mucho más complicadas de lo que parecen en las novelas de Le Carré, cada
conversación aparentemente anodina encierra información necesaria y ello porque el fondo
de sus novelas tiene siempre una tintura política, por mucho que los actores puestos en
escena parezcan carecer de escrúpulos e incluso de ideología: son seres que conocen cuál es
el sentido de su trabajo y se limitan a hacerlo sin perjudicarse el ánimo con preguntas
ociosas.

Hay, por encima de ellos, siempre, la sombra de un cerebro que es el que sabe para qué
sirve lo que hacen, es el que justifica cada acción. El representante de ese cerebro en esta
novela es Control, el hombre aparentemente dubitativo que dirige los servicios secretos
británicos. Alguien capaz de decir por ejemplo: "Nuestra ética profesional se basa en un
solo supuesto: nunca seremos agresores". Sin embargo, organiza crímenes. "Hacemos cosas
desagradables, pero somos defensivos. Hacemos cosas desagradables para que la gente
corriente, aquí y en otros sitios, puedan dormir seguros en sus casas por la noche. Desde
luego que a veces tenemos que hacer cosas realmente malvadas, y al contrapesar asuntos
morales más bien nos metemos en comparaciones indebidas, al fin y al cabo, no se pueden
comparar los ideales de un bando con los métodos del otro. Hay que comparar ideales con
ideales y métodos con métodos. Después de la guerra los métodos se han vuelto muy
parecidos. Uno no puede ser menos inexorable que su enemigo sencillamente porque la
política de su gobierno sea más benévola que la del gobierno enemigo".

Como se ve, el discurso de Control -a quien Leamas considera un clérigo sanguinario- es un


laberinto demagógico que acaba poniendo como estandarte de los crímenes a los que
ampara el hecho de cometerse en nombre de un sistema político digno -la democracia-,
aunque los métodos que se usen sean los mismos que emplean en el sistema político
indigno al que se enfrentan -la dictadura comunista-.
Pero donde Le Carré demuestra que es un excelente narrador es precisamente en los
capítulos en los que debe erguir la figura de su personaje sin el apoyo de la galopante
acción criminal. Cuando es expulsado de los servicios secretos, cuando protagoniza su
naufragio muy bien organizado para que se le dé por perdido, Leamas, después de
coquetear con el alcohol, encuentra un puesto de trabajo en una pequeña biblioteca donde
conoce a Liz, a la que tiene que mantener lejos para no echar a perder su tarea.

3.2. personalidad

Es en esas páginas donde, a pesar de que no ocurre nada tan exaltado como en las que le
preceden y las que le sucederán, Le Carré se las arregla para insuflar vida a su personaje.
"Supo entonces qué era lo que le había dado Liz: lo que tendría que volver a encontrar si
regresaba alguna vez a Inglaterra: era el preocuparse de las cosas sencillas, la fe en la vida
corriente, la sencillez que le hace a uno partir un pedazo de pan en una bolsa de papel, bajar
a la playa y echárselo a las gaviotas. Era ese respeto por lo sencillo que nunca le habían
permitido tener fuera: pan para las gaviotas, amor, fuera lo que fuera, volvería para
encontrarlo".

Le Carré domina, además, admirablemente el recurso de fijar con un solo detalle enérgico
la personalidad de un personaje. He aquí un soberbio ejemplo: "Advirtió dos cosas: que
Peters era zurdo y que por segunda vez se había puesto el cigarrillo en la boca con la marca
hacia fuera para que se quemara antes. Fue un gesto que le gustó a Leamas: indicaba que
Peters, como él, había sido un perseguido".

El espía que surgió del frío supuso para la novela de espionaje político lo que El halcón
maltés para la novela de detectives: de repente, una sola obra colocaba a todo un género un
par de peldaños más arriba. Desde entonces Le Carré ha ido ganando en prestigio y fama,
también en ironía, hasta el punto de que fue capaz de escribir una novela resumen de su
obra en la que sus protagonistas se reunían a cenar y comentar secretos no publicados de
sus aventuras. Pero si bien algunas de sus novelas son recias demostraciones de su clase y
su vigor, en ninguna volvió a poner la frescura y la contundencia de esa descripción del
alcantarillado de la política internacional que hace en El espía que surgió del frío.

https://www.elmundo.es/elmundolibro/2002/10/29/anticuario/1035837650.html
4. PERSONAJES:
algunos solo están esbozados porque su papel es secundario, caso de Control, la cabeza de
la organización británica del que no conocemos ni su nombre real, Ashe, Kiever, o Peters
espías, otros los desarrollan más, como Alec Leomas o Liz Gold.
Alec Leomas, es un cincuentón plebeyo, algo rudo, divorciado, sin muchas ilusiones
después de haber vivido la realidad de su trabajo, es escéptico en lo que respecta a los fines,
pero tenaz y experto en los medios. No es guapo, ni rico, ni joven, ni un héroe, pero no
puedes evitar tenerle simpatía.
Liz Gold,trabaja en la Biblioteca Bayswater de Investigaciones Psicológicas, esta soltera,
vive sola, es judia y simpatiza con el partido comunista , conoce a Alec cuando el entra a
trabajar un corto periodo en la citada biblioteca y se enamora de él, es ingenua, idealista,
buena persona.
Como ya comenté en la biografía del autor, George Smiley, el espía más conocido de Le
Carré, aparece como secundario en esta novela y su intervención tiene cierta influencia en
la trama.
Si me preguntarais si me ha gustado la novela, la verdad es que no podría contestar
categóricamente ni que si ni que no, por un lado, me parece que está muy bien escrita, y
que el autor sabe llevarte a la época, con toda su tristeza, grisura y soledad, y que es muy
fácil conectar con Alec Leamas, su personaje principal, porque pese a ejercer una profesión
tan poco habitual como la de espía, es una persona normal y corriente, concienzudo en su
trabajo y con problemas que podemos tener cualquiera de nosotros, no es un espía a lo
James Bond, que a mi siempre me ha caído fatal, sino un hombre como otros muchos, así
que por ahí, me ha convencido, sin embargo,( y esto tal vez es debido a que veo demasiado
cine ), me esperaba algo más dinámico, con acción y suspense ( y es que ya no me acordaba
como era Le Carré...) y no lo he encontrado, porque no lo tiene y es que espionaje no es lo
mismo que persecuciones vertiginosas, tiroteos, ni adrenalina constante.
http://leyendoconmar.blogspot.com/2016/08/el-espia-que-surgio-del-frio-de-john-le.html
5. ESCENAS IMPORTANTES
5.1. PUESTO DE CONTROL:
en mi punto de vista una de las escenas más importantes, que le dá una introducción
perfecta al texto completo y ayuda a introducirnos completamente en la novela haciendo
despegar nuestra imaginación y hacer que no situemos en el lugar de los hechos es la
escena I. en el que en un fragmento dice:
El americano ofreció a Leamas otrataza de café, y dijo:
–¿Por qué no se vuelve a dormir?
Podemos telefonearle si aparece.
Leamas no dijo nada: se quedó mirando absorto por la ventana del puesto de control, a lo
largo de la calle vacía.
–No irá a quedarse esperando aquí para siempre. Quizás venga en algún otro momento.
Podemos conseguir que la Polizei se ponga en contacto con la
Agencia, y usted estaría aquí de vuelta en veinte minutos.
–No -dijo Leamas-. Ya ha anochecido casi del todo.
–Pero no irá a quedarse esperando aquí siempre; ya lleva nueve horas de retraso.
–Si quiere irse, váyase. Se ha portado usted muy bien -añadió Leamas-; le diré a Kramer
que se ha portado estupendamente.
–Pero ¿hasta cuándo va a esperar?
–Hasta que llegue.
Leamas se acercó a la ventana de observación y se situó entre los dos policías inmóviles,
que apuntaban sus gemelos hacia el puesto de control oriental.
–Esperará a que oscurezca -murmuró
Leamas-; lo sé muy bien.
–Esta mañana dijo usted que pasaría con los trabajadores.
Leamas se volvió hacia él.

–Los agentes no son aviones: no tienen horarios. Este está perdido, viene huyendo: está
aterrorizado. Mundt va en su busca, ahora, en este mismo instante.
No le queda más que una probabilidad.
Que elija su momento.
El otro -más joven- vaciló, queriendo irse, pero sin encontrar un momento oportuno para
hacerlo.
Sonó un timbre en la caseta. Se quedaron esperando, súbitamente alertados. Un policía dijo
en alemán:
–Un «Opel Rekord» negro, matrícula federal.
–No puede verlo a tanta distancia y tan a oscuras: lo dice a voleo -susurró el americano, y
luego añadió-: ¿Cómollegó a saberlo Mundt?
–Cierre el pico -dijo Leamas desde la ventana.
Uno de los policías salió de la caseta y avanzó hasta la barrera de sacos de arena, a sólo un
paso de la señal blanca que cruzaba el camino, como la línea limite en un campo de tenis.
El otro esperó hasta que su compañero estuvo acurrucado en la barrera detrás del catalejo;
entonces bajó los gemelos, descolgó el casco negro de la percha detrás de la puerta y se lo
encajó cuidadosamente en la cabeza. No se sabía dónde, en lo alto, por encima del puesto
de control, losfocos adquirieron vida de repente,lanzando espectaculares haces a la
carretera que tenían delante.
El policía empezó sus comentarios.
Leamas se los sabía de memoria.
–El coche se detiene en el primer control. Sólo un ocupante, una mujer.Acompañada a la
caseta de los «vopos» para la comprobación de documentos.
Esperaron en silencio.
–¿Qué es lo que dice? – preguntó elamericano.
Leamas no contestó. Levantando los gemelos, miró fijamente hacia los controles de los
alemanes orientales.
–Concluida la revisión de documentos. Pasa al segundo control.
–Señor Leamas, ¿es ése su hombre?
– insistía el americano-. Tengo quellamar a la Agencia.
–Espere.
–¿Dónde está ahora el coche? ¿Quéhace?
–Control de moneda, aduana -cortó
Leamas con brusquedad. Leamas observó el coche. Había dos «vopos» junto a la puerta del
conductor, uno entretenido en charlar y el otro algo apartado y esperando. Un tercer «vopo»
vagaba en torno al auto. Se detuvo junto al portaequipajes, y luego volvió al lado del
conductor.
Quería la llave. Abrió el portaequipajes, miró dentro; lo cerró, devolvió la llave y caminó
unos treinta metros hasta la carretera, donde, a medio camino entre los dos puestos de
control enfrentados, estaba quieto un solitario centinela alemán oriental; una silueta
agazapada, con botas y amplios pantalones en bolsa. Los dos se reunieron para hablar,
conscientes demismos en el resplandor de los focos.
Con ademán rutinario, hicieron señal
con la mano al coche, se apartaron y volvieron a hablar. Por fin, casi de mala gana, dejaron
que siguiera cruzando la línea hasta el sector occidental.
–¿Es un hombre al que espera,
Leamas? – preguntó el americano.
–Sí, es un hombre.
Levantándose el cuello de la chaqueta, Leamas salió fuera, al frío viento de octubre.
Entonces se acordó del grupo. Era algo que se le olvidaba aun dentro de la caseta; ese grupo
de caras desconcertadas. La gente cambiaba, pero la expresión era la misma. Era como esa
multitud inerme que se reúne en torno a un accidente de circulación, sin que nadie sepa
cómo ha ocurrido, y sí habría que retirar el cadáver. Humo o polvo se elevaba a través de
los haces de los reflectores; un velo que se mecía constantemente entre los márgenes de luz.
Leamas anduvo hasta el coche y preguntó a la mujer.
–¿Dónde está?
–Fueron a por él, y echó a correr. Se llevó la bicicleta. No es posible que hayan sabido
nada de mí.
–¿Dónde fue?
–Teníamos un cuarto junto a
Brandenburgo, encima de un bar. Allí guardaba unas pocas cosas, dinero, papeles. Supongo
que habrá ido allí.
Luego se pasará.
–¿Esta noche?
–Dijo que vendría esta noche. A los demás, les han cogido a todos: Paul,
Viereck, Ländser, Salomon. No ha durado mucho.
Leamas, pasmado, la miró un momento en silencio.
–¿Ländser también?
–Anoche.

Un policía se situó junto a Leamas.


–Tendrán que marcharse de aquí - dijo-. Está prohibido obstruir el punto de cruce.
Leamas se volvió a medias.
–¡Al demonio! – replicó bruscamente.
El alemán se puso rígido, pero la mujer dijo:
–Suba. Nos pondremos en marcha hasta la esquina.
Él subió a su lado, y se movieron lentamente por la carretera adelante hasta una bocacalle.
–No sabía que tuviera usted coche -dijo él.
–Es de mi marido -contestó ella con indiferencia-. Karl no le dijo nunca que yo estaba
casada, ¿verdad? – Leamas se quedó silencioso-. Mi marido y yo trabajamos para una
empresa de óptica. Nos mandan a que crucemos para hacer negocios. Karl sólo le dijo mi
nombre de soltera. No quería que me mezclara con... con ustedes.(…)
Le, John.(1963).Puesto de control. Victor Gollancz.Pan Books.El espia que surgio del frio.
https://docs.google.com/viewer?
a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxwYWdpbmExbGlicm9zfGd4OjNmND
VhMTg3ZTI2MzNiNzI
5.2. DECADENCIA
La siguiente escena también tiene un papel muy importante en la novela ya que se
evidencian distintos logros y motivaciones de leamas como también desmotivaciones.
A nadie le sorprendió demasiado el que metieran en conserva a Leamas. En general, decían,
Berlín llevaba varios años siendo un fracaso, y alguno tenía que recibir la reprimenda.
Además, estaba viejo para el trabajo activo, en el que hay que tener unos reflejos tan
rápidos como los de un profesional del tenis.
Leamas había trabajado bien en la guerra, todos lo sabían. En Noruega y en Holanda, no se
sabe cómo, se había mostrado notablemente vivo, y al final le habían dado una medalla y le
dejaron marchar. Después, desde luego, le hicieron volver. Hubo mala suerte con lo de su
paga, realmente mala suerte. La Sección de Contabilidad lo dejó escapar, en la persona de
Elsie. Elsie dijo en el restaurante que el pobre Alec Leamas sólo recibiría cuatrocientas
libras al año para vivir, por culpa de su interrupción en el servicio. Elsie pensaba que era un
reglamento que realmente habría que cambiar: después de todo, el señor
Leamas había cumplido su servicio, ¿no? Pero allí estaban, con los de Hacienda a la
espalda, muy distintos a los de los viejos tiempos, y ¿qué podían hacer? Aun en los malos
tiempos de Maston habían arreglado mejor las cosas.
Leamas, según les dijeron a los nuevos, era de la antigua escuela: sangre, tripas sólidas,
cricket y Diploma de Francés de la escuela. En el caso de
Leamas, esto no se adecuaba con él, porque era bilingüe en alemán e inglés, y su holandés
era admirable; además, no le gustaba el cricket. Pero la verdad es que no tenía título
universitario.
Al contrato de Leamas le faltaban unos pocos meses para quedar rescindido, y le pusieron
en Bancaria para completar el tiempo. La Sección Bancaria era diferente de Contabilidad:
se ocupaba de pagos en el extranjero, de financiar agentes y operaciones. La mayor parte de
los trabajos de Bancaria los podría haber hecho un botones, a no ser por el alto grado de
secreto requerido, y por eso Bancaria era una de las varias secciones del Servicio que se
consideraban como dependencias apropiadas para apartar a los empleados que pronto se
iban a enterrar.
Leamas pasó a «quedar para simiente».
El proceso de «quedar para simiente» generalmente se considera como muy largo, pero en
el caso de
Leamas no fue así. A la vista de todos sus colegas, pasó de ser un hombre honrosamente
desplazado a un lado, a ser un náufrago resentido y borracho; y todo ello en pocos meses.
Hay un tipo de estupidez entre los borrachos, especialmente cuando no están bebidos; un
tipo de desconexión que los que son poco observadores interpretan como vaguedad, y que
Leamas pareció contraer con rapidez poco natural.
Adquiría pequeñas deshonestidades, pedía prestadas cantidades insignificantes a las
secretarias y olvidaba devolverlas, llegaba tarde o se marchaba pronto mascullando algún
pretexto. Al principio, sus compañeros le trataron con indulgencia; quizá su decaimiento les
asustaba del mismo modo que nos asustan los tullidos, los mendigos y los inválidos, porque
tememos que podemos llegar a ser uno de ellos; pero al final le aislaron su descuido y su
malignidad brutal y sin razones.
Con cierta sorpresa de la gente, a Leamas no parecía importarle que le hubieran metido en
conserva. Su voluntad, de pronto, parecía haberse desplomado. Las nuevas secretarias,
reacias a creer que los Intelligences Services están poblados por mortales normales y
corrientes, se alarmaban al notar que Leamas se había vuelto francamente putrefacto. Se
cuidaba apenas de su aspecto y se fijaba menos en lo que le rodeaba, almorzaba en el
restaurante, que normalmente era coto reservado a los empleados más jóvenes, y se
rumoreaba que bebía. Se volvió un solitario, perteneciente a esa trágica clase de hombres
activos(…)
Le, John.(1963).decadencia. Victor Gollancz.Pan Books.El espia que surgio del frio.

6. VOCABULARIO
Volkspolizei : Policía Popular, fue el cuerpo de policía de la República Democrática
Alemana.
Presídium : es el principal órgano legislativo de varios cuerpos oficiales u
organizaciones.
Prosélito : «extranjero», un recién llegado al Reino de Israel; un «residente de la
tierra»
Jadear : Respirar anhelosamente por efecto del cansancio, la excitación, el calor
excesivo o alguna dificultad debida a enfermedad.
Cotilleo : Comentario o noticia no verificada que circula entre la gente.
Mercenario : [persona] Que realiza cualquier clase de trabajo por una retribución,
generalmente económica, o que trabaja con el único interés de ganar dinero.

CONCLUSIONES

su mensaje está por encima de la época en que transcurren, y su contenido trasciende más
allá de un espacio y lugar determinado. Más allá de la sutileza de la trama (el espía aparente
traidor, instrumento para liquidar y/o reforzar a otro espía aparente traidor), la novela trata
del contraste entre el papel de las creencias (la fé, sea en el comunismo o en cualquier otra
cosa), la fuerza de los aparatos burocráticos y políticos, y el valor de los individuos.
A pesar de que sus últimas misiones son bastante irrelevantes, el agente secreto británico
Alec Leamas no desea abandonar la clandestinidad para ocupar un despacho oficial.
BIBLIOGRAFIA

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