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Hoy 17 de agosto se conmemora el fallecimiento del Padre de la Patria: el General

José de San Martín; el constructor de la historia grande argentina y


latinoamericana, que empuñó su espada para proteger la libertad y enseñó con
su ejemplo que aún perdura y crece.

No sólo es preciso recordar su historia. Es necesario tomar su ejemplo, ya que


en su ideal de unidad y libertad, nos enseña a ser capaces de enfrentar los
desafíos para alcanzar los sueños; nos enseñó a querer y amar el suelo donde
nacimos, a respetar y amar sus símbolos y valorar y defender la paz y la libertad
que nos legaran nuestros próceres.

En fechas como esta, en que recordamos a nuestros grandes próceres,


dedicamos tiempo para leer discursos que hablen sobre ellos y sus hazañas
patrióticas. Un discurso puede ser un montón de palabras lindas y a la vez vacías;
pero sobre todo, un discurso puede o debe ser una postura ante la vida.

San Martín tenía un discurso, una postura de vida y una meta muy claros. Toda
su vida se convierte en su propio discurso.

San Martín fue un activo participe de la libertad americana, fue un argentino


dedicado a establecer las bases de nuestro país, fue un modelo, un ejemplo a
imitar para continuar la construcción de una Patria libre y soñada por muchos
hombres en todos los tiempos.
Fue un hombre de ley, de fortaleza, de ideales. No permitió que nada quebrantara
sus valores, que nada ni nadie lo alejara de los propósitos que se había impuesto.

San Martín fue héroe porque su mayor logro fue el de ser democrático en un
tiempo difícil y ser democrático es saber escuchar y dejar participar.

No se fijó si éramos blancos, mestizos, criollos, coyas…. Tampoco discriminó


entre hombres o mujeres; ni dudó en unificar costumbres y saberes de nuestra
identidad mezclada: puso y usó lo mejor que cada parte de sus raíces le
brindaba. Sin distinción alguna, nos liberó a todos.

San Martín, el padre de la patria soñaba ver los pueblos americanos libres pero
unidos para insertarse en el mundo. Un sueño que aún sigue vigente y que hoy
nos compromete como argentinos.

Porque San Martín creía en la unidad nacional, porque fue patriota ejemplar y un
héroe máximo, porque después de muchos años, con una realidad diferente, aún
siguen en vigencia a sus palabras: “ Solo la educación hará felices a los pueblos”.

Muchas gracias.

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