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La Cuba de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca

LIC. LITERATURAS HISPÁNICAS


Perla D. Valdez

Hermosillo, Sonora. 27/11/2018

Introducción

El tema a desarrollar en la presente crítica partirá de la novela autobiográfica de Reinaldo


Arenas Antes que anochezca. Del texto se tomarán las imágenes plásticas sobre la nación
cubana, de acuerdo a la visión personal del autor.
Reinaldo Arenas vivió en carne propia la transformación de Cuba. Observó el cambio a
un gobierno comunista, la revolución de Fidel Castro, la lenta pero segura politización de la
sociedad y los efectos dañinos del totalitarismo en una dictadura.
Muchos escritores cubanos de la época no dudaron al ensalzar la imagen de su país
como un Estado socialista efectivo, pero éste no es el caso de Arenas. Por haber pertenecido a
uno de los grupos más perjudicados con el cambio ideológico, su imagen de la Cuba moderna
distaba mucho de ser positiva. Llevado al extremo de abandonar su país en condición de
exilio, Reinaldo Arenas escribe antes de morir una narración detallada sobre su vida. A lo
largo de la obra narra los cambios en Cuba de los años 60, libre de idealizaciones políticas y
alabanzas al régimen.
Es por los motivos mencionados que consideramos pertinente una crítica en torno a las
imágenes de Cuba y a su esencia como nación, especialmente si se plantean en una obra con
las particularidades de Antes que anochezca.
En otro tema, la bibliografía del trabajo se compondrá principalmente por artículos
analíticos de la obra areniana; además de algunos relacionados con el contexto sociopolítico
cubano. Estos últimos se retomarán para una comparación entre la imagen de la Cuba literaria
y la propuesta por estudiosos de la revolución.
Para comenzar partiremos del texto “La Cuba de Reinaldo Arenas: La validez de la
descripción política areniana de una Cuba posrevolucionaria en Antes que anochezca y Viaje
a La Habana,” de Benjamin Nydius. Debido a la relación entre el tema de Nydius y el que
nos interesa a nosotros, esta será nuestra fuente más citada. El autor toma una fuerte postura
en torno a la subjetividad de Arenas y sus descripciones. Benjamin Nydius asegura que las
peripecias en la vida del escritor le impidieron ver al país y a la revolución con buenos ojos.
Según la postura del investigador, ésta es la razón por la cual los escritos postexilio de Arenas
no son del todo válidos. Aunque no compartimos tales ideas, retomaremos la tesina de
Nydius para identificar una imagen de Cuba en la obra.
Otro artículo de la misma línea será “Reinaldo Arenas: los colores del exilio,” de José
Ismael Gutiérrez Gutiérrez. El autor analiza la obra de Arenas y los elementos que la
caracterizan, particularmente los relacionados al exilio y la represión. Gutiérrez hace hincapié
en el valor testimonial contrarrevolucionario de Reinaldo Arenas, sobre todo por su condición
de exiliado y homosexual.
Para la crítica de la Cuba descrita por el literato nos basaremos en el texto “Grito, luego
existo. La homosexualidad y la disidencia política en la narrativa de Reinaldo Arenas y John
Rechy”, de Diana Palaversich. En este artículo se estudian las muestras escritas de odio hacia
el gobierno. Especialmente se plantea a Antes que anochezca como una obra de venganza.
Cabe decir que cuestionamos dicha visión.
Adentrándonos más en el tema de la historia cubana y su comparación con la narrada en
Antes que anochezca, nos basaremos en dos textos: Víspera del final: Fidel Castro y la
Revolución Cubana; y “El reñidero intelectual: la Revolución Cubana y sus últimos
alabarderos”, ambos con la autoría de Carlos Alberto Montaner.

La Cuba de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca

El contexto cubano

Antes de la Revolución Cubana el país se encontraba ya en una situación parecida: la de una


dictadura. Fulgencio Batista se había mantenido en el poder máximo de manera más o menos
regular hasta su derrocamiento por Fidel Castro en 1959. A diferencia de este último, Batista
era un tirano solitario, con la cabeza lo suficientemente fría para decidir si sus allegados
debían morir o no. Fue tal el renombre del gobierno de Batista que el presidente Kennedy
llegó a describirlo como uno de los más violentos y represivos en la historia latinoamericana.
La dictadura de Castro -a pesar de ser tan autoritaria como la de Batista- requirió mayor
esfuerzo para pertenecer a la gente común y no separar al líder de de sus subyugados, todo a
razón de su tono socialista.1
Al tomar Castro el poder no fue inmediatamente relacionado con los comunistas; en
realidad, desconfiaba de dicho partido por sus simpatías hacia Batista. Sin embargo, en la
obra de Reinaldo Arenas se describe la afinidad de Fidel Castro al comunismo como una
tendencia que estuvo siempre presente. Arenas sostiene que la revolución era comunista
desde el principio. La confirmación pública de la naturaleza comunista de la revolución fue
declarada hasta 1961. Según Arenas la promesa de una elección pública y democrática se le
figuraba cada vez más una mentira. Es entonces que muchos cubanos, entre ellos el autor,
empezaron a volverse disidentes.2

(...) si había algo seguro, era que nos estaban adoctrinando y todavía no habían
empezado las verdaderas agresiones de Estados Unidos; es decir, aquella revolución fue
comunista desde el principio. (Arenas, 2009; p. 81)

1 Benjamin Nydius, “La Cuba de Reinaldo Arenas: La validez de la descripción política areniana de
una Cuba postrevolucionaria en Antes que anochezca y Viaje a La Habana” (Tesina, Lunds
Universitet, 2015), pp. 8-9, http://lup.lub.lu.se/luur/download?
func=downloadFile&recordOId=5470686&fileOId=7444885.
2 Nydius, “La Cuba de Reinaldo Arenas,” p. 14.
A pesar de que el enfoque de Arenas en lo filosófico e intelectual implica una fuerte crítica al
régimen, es notable que pasa por alto los beneficios de la revolución. Los amplios efectos
igualadores de las primeras medidas del gobierno castrista, hasta 1970, se observaron en
sectores anteriormente excluidos. Entre los cambios destacan la reforma agraria, las
campañas alfabetizadoras, la estatización de la salud y la educación, la expansión de los
servicios sociales gratuitos (teléfonos públicos, guarderías, etc.), la reducción del costo de los
alquileres, entre otras cosas.3
Sin embargo, es también necesario destacar que la dictadura castrista estuvo plagada de
artimañas maliciosas para la conservación del poder. El miedo fue una de las principales. En
un régimen autoritario es siempre el Estado quien decide sobre la vida de los habitantes; si
merecen la muerte o, si no, qué tipo de vida deberán llevar. Tienen miedo las personas que no
simpatizan con la revolución; miedo de que por cualquier motivo, justificado o no, les acusen
de “actividades contrarrevolucionarias”.4
Al respecto, uno de los grandes enemigos del régimen fue el sexo no convencional. Se
buscó erradicar la prostitución pública, la distribución de pornografía, las tendencias
homosexuales, el adulterio y hasta la práctica del amancebamiento. El gobierno comunista
relacionaba estas actividades con desviaciones burguesas. Sin embargo, como cualquier
régimen odiado o amado, la Cuba de Castro también hizo mejoras en su política sexual; como
la facilitación de anticonceptivos varios, de los trámites de divorcio y la legalización del
aborto.5
Fue a partir de 1965 que, en el tema de los homosexuales, comenzó la “depuración”
dentro de los centros universitarios. Se expulsó gente de las instituciones, posteriormente se
empezó a despedir en los trabajos profesionales. Más tarde, durante la cumbre de la
persecución, se construyeron campos de mano de obra forzada para “corregir” la
homosexualidad: los campos de la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción).6

Una vida difícil

Reinaldo Arenas fue un escritor cubano, nacido en Holguín en 1943. Creció en un pueblo
rural como hijo de campesinos pobres y se adhirió a la revolución castrista en sus primeros
años de adolescencia.7
Arenas empezó a moverse en círculos comunistas mientras era estudiante universitario
y desde un principio apoyaba la causa de Fidel, declarándose también comunista. Pero las
promesas no cumplidas terminaron por desencantarlo del gobierno posrevolucionario.8
Reinaldo Arenas fue finalmente exiliado en 1980, luego de que miles de cubanos
aprovecharon la falta de vigilancia militar para refugiarse en la Embajada de Perú. Castro,
con intención de evitar el conflicto, permitió a los refugiados salir del país. Muchos de ellos

3 Nydius, “La Cuba de Reinaldo Arenas,” p. 41.


4 Carlos Alberto Montaner, Víspera del final: Fidel Castro y la Revolución Cubana (Madrid: Globus,
1994), pp. 165-166, http://www.hacer.org/pdf/Montaner09.pdf.
5 Montaner, Víspera del final, pp. 168-171.
6 Íbid., p. 174.
7 Antes que anochezca, p. 3.
8 Nydius, “La Cuba de Reinaldo Arenas,” p. 14.
eran delincuentes, homosexuales, prostitutas y enfermos mentales que al gobierno no le
favorecía mantener en su territorio.9
Si profundizamos en la literatura general de Reinaldo Arenas descubriremos también
las motivaciones personales que derivaron en los mayores acontecimientos de su vida y, por
consecuencia, en los conceptos que tenía del mundo que le rodeaba. El tema de Cuba es sólo
uno de ellos, pero cada decisión clave e impulsora para sus acciones parte de una mentalidad
previa. Parte de la niñez, los aprendizajes, entendimientos del mundo y metas elegidas. Parte
entonces de un ser humano complejo y, en este caso, un escritor.
Tanto en la vida real como en la ficción, la fuga es reflejo del inconformismo de
Arenas. Sirve como motor de su obra, tan perseguida como lo fue él durante sus años en
Cuba. Del mismo modo se convirtió en característica de identidad y de originalidad para la
literatura areniana. “Dada esa existencia presidida por innumerables evasiones -siempre por
coraje, nunca por cobardía- no resulta insólita en el escritor la expresión del viaje exílico
asumido como destino.”10
Desde el inicio del movimiento revolucionario cubano hasta su exilio, Arenas tuvo que
tomar varias decisiones de vida o muerte. El escritor ya no era sólo otro de los miles de
jóvenes estudiantes prosocialistas. Voluntariamente rebajó su categoría, según la visión del
régimen, y pasó a ser un disidente perseguido. Arenas no concibió la idea de vivir infiel a su
persona y a sus valores, que mantuvo hasta los últimos días.11

¿Imparcialidad?

La obra de Reinaldo Arenas resume, además de su vida, la comprensión subjetiva y la crítica


de su propio país. Sufre el perjuicio a raíz de su exilio, su orientación sexual y su enfermedad
terminal. Autores como Diana Palaversich han opinado negativamente sobre el tono en la
escritura de Arenas, llegando incluso a llamarlo “venenoso”. Ejemplo de ello es la
declaración del cubano sobre el significado de su obra pues la trata como una “venganza
contra casi todo el género humano”. Reinaldo Arenas buscaba, en opinión de Palaversich, un
ajuste de cuentas: describió sin tapujos todas las situaciones y personalidades que hicieron de
su vida en Cuba un martirio. Desgraciadamente, es por el mismo motivo que algunos autores
han cuestionado la veracidad de los pasajes acusatorios. La intención de la obra es entonces
tan vengativa como justiciera.12

Ninguna de las personas que me rodean está comprometidas en esta decisión (su
suicidio). Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas
del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro

9 José Ismael Gutiérrez Gutiérrez, “Reinaldo Arenas: los colores del exilio,” "Studia Humanitatis in
Honorem" Antonio Cabrera Perera (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2002), pp. 87-112,
https://www.researchgate.net/publication/318681590_Reinaldo_Arenas_los_colores_del_exilio.
10 Gutiérrez Gutiérrez, “Reinaldo Arenas: los colores del exilio,” p. 88
11 Nydius, “La Cuba de Reinaldo Arenas,” p. 27.
12 Diana Palaversich, “Grito, luego existo. La homosexualidad y la disidencia política en la narrativa
de Reinaldo Arenas y John Rechy,” Hispanófila, no. 138 (2003): pp. 111-112,
https://www.jstor.org/stable/43894925?read-
now=1&googleloggedin=true&seq=1#metadata_info_tab_contents.
seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. (Arenas, 2009; p.
343)

Retomando el contenido polémico de la obra, Palaversich considera que Antes que anohezca
presenta una Cuba enteramente a favor del desquite literario: “Su venganza consiste en
nombrar y acusar a las personas más conocidas de la vida cultural de Cuba como espías del
sistema u homosexuales y de representar a la isla no sólo como un país jaula-cárcel sino
como una jaula de las locas donde casi no quedan hombres cubanos que no hayan tenido
relaciones sexuales con otros hombres.” En parte, la autora tacha esta tendencia del libro
como problemática para la validación total de los hechos en él descritos. Aún así, destaca la
importancia del texto como testimonio de la represión homosexual entre los años 60 y 70.13
La crítica de Arenas resulta válida en muchos aspectos, pero en muchos otros es
incapaz de servir como punto de vista objetivo. Al declarar su obra una venganza literaria,
Arenas pierde el valor de escritor puramente informativo. Es por ello que para un trabajo de
investigación sobre la Cuba de la época no nos serviría del todo el libro aquí criticado. Sin
embargo, resulta sumamente útil en el tema de grupos afectados por el régimen.

Las Cubas de Reinaldo Arenas

En Antes que anochezca podemos encontrarnos una Cuba casi objetiva. El fin de la obra
prioriza a la biografía del autor, no al retrato de un país. Sin embargo, como afirma Nydius,
incluye también muchas descripciones que podrían haber sido una producción demasiado
subjetiva de Arenas; especialmente en cuanto al tema de la revolución, su opinión de ella y
del gobierno que le perjudicaba. La imagen política de Cuba en la obra parte de las
experiencias del autor, por lo cual su crítica se desarrolla en el terreno de lo literario sexual y
sociopolítico. La riqueza informativa en Antes que anochezca radica en la posibilidad del
lector para atestiguar el desarrollo político de Cuba, desde la época pre-Batista hasta el
gobierno totalitario de Castro. 14

Libre y real

En los primeros capítulos el texto nos llena de referencias sobre la imagen del pueblo nativo
del autor y sus recuerdos de la infancia, que denotan una vida mucho más libre que la
obtenida tras la revolución castrista. En el capítulo tres, “El bosquecillo”, Arenas describe
una “pobreza absoluta” pero también una “la libertad total” al verse rodeado por la
naturaleza. Los árboles, los animales, el ruido del bosque y gente del pueblo componían un
entorno de felicidad, tanto por la falta de prejuicios como por la independencia que le
permitían.15

Sistematizada y represora

13 Palaversich, “Grito, luego existo,” p. 112.


14 Íbid., pp. 8-12.
15 Íbid., p. 23.
La situación de la política cubana se describe primero en el capítulo de “La revolución”.
Arenas empieza describiendo los inicios de la revolución como un periodo en el cual “…
muchos fueron asesinados sin juicio alguno”. Posteriormente, el autor describe su época
estudiantil dentro de la escuela politécnica de La Pantoja. Se vio obligado a adoptar el
secretismo de una institución “machista” y a fingir que hacía suyos los prejuicios de la
revolución. En la escuela no había lugar para homosexuales y aquel que era descubierto se le
castigaba o encarcelaba, según los diferentes reglamentos. La vergüenza del estudiante
homosexual era tan fuerte que en algunos casos éstos terminaban en suicidio. Arenas habla de
su homosexualidad y de cómo debía ocultarla para no morir. Asegura que una vida oprimido
bajo dictaduras extremadamente autoritarias hace que uno identidad -tema recurrente en la
obra areniana-.16
Otra de las grandes críticas de Arenas iba dirigida a la pérdida de los escritores
talentosos de su generación. Consideraba a la sociedad como “deshumanizada” por un
sistema hipócrita e incapaz de adherirse a las ideologías y objetivos que prometía en sus
inicios. Es entonces que, en opinión de Arenas, los cubanos empezaron a desear una libertar
que veían inalcanzable en el interior de su país. Cuba se había transformado en la cárcel de
muchos.17 28

Dos actitudes (...), parecen siempre estar en contienda en nuestra historia: la de los
incesantes rebeldes amantes de la libertad y, por tanto, de la creación y el experimento;
y la de los oportunistas y demagogos, amantes siempre del poder y, por lo tanto,
practicantes del dogma y del crimen y de las ambiciones más mezquinas. Esas actitudes
se han repetido a lo largo del tiempo (...); siempre la misma retórica, siempre los
mismos discursos, siempre el estruendo militar asfixiando el ritmo de la poesía o de la
vida. (Arenas, 2009; p. 116)

Conclusiones

Tras la realización de este trabajo, proponemos que las posibles exageraciones identificadas
por Palaversich son también significativas por sí mismas. Toda alteración de datos, para
agrandar o disminuir, sirve a un propósito. En este caso es posible que se trate de una
cuestión estilística para enfatizar la perspectiva de Arenas sobre la libertad sexual en un
contexto de represión. ¿Qué ocurre cuando se niega la identidad y la capacidad elegir a un
individuo? Especialmente en de un ámbito tan personal como la sexualidad. Pueden no haber
sido tantas personas las que practicaran relaciones homosexuales en secreto, pero así lo sentía
el autor.
Como todo, se trata de interpretaciones. El mensaje oculto en lo declarado, quizá con
exageración, puede también ser sólo parte de una empresa egoísta. Una empresa para darle
razón a su ideología sobre la impuesta por el régimen, para vanagloriarse de sus logros y
conocimientos en el área, entre otras cosas. A pesar de ello, tales posibilidades contradicen el

16 Íbid., pp. 28-47.


17 Íbid., p. 28.
objetivo especificado por Arenas en su obra: dar testimonio de una problemática y que
continúe la lucha por la liberación del país.
Lo que no podemos negar es el énfasis descriptivo de Reinaldo Arenas en la insaciable
sexualidad de los cubanos. Una sexualiad desbordante, que debe vivirse oculta por culpa del
sistema. Arenas plantea no sólo a la institucionalización de la homofobia como consecuencia
directa de las imposiciones ideológicas socialistas, sino también a su voraz apetito sexual
como símbolo de resistencia política. Los múltiples encuentros sexuales, defendidos y
practicados por el autor, son también expresión subversiva ante una revolución casta y
conservadora. “Su promiscuidad frenética se convierte en el núcleo de una filosofía de
libertad personal (...)”, nos dice Palaversich. Arenas acusa al gobierno de hipócrita, siendo
que incluso figuras públicas, funcionarios y militares practicaban la homosexualidad en
secreto. Cabe decir que es una de las declaraciones más controvertidas del autor,
frecuentemente rechazadas ante la falta de evidencia y el propósito vengativo de la obra.
Arenas acusa al gobierno de resguardar en sus filas a las mismas personas que perseguía.
Confirma la necesidad que tiene el régimen de vivir en negación y mantener una apariencia.
El hombre cubano debía ser un revolucionario socialista, masculino, valiente y trabajador;
todas cualidades contrarias al estereotipo homosexual cubano en los años 70. La revolución
erótica gay, según interpretamos la situación narrada por Arenas, fortalece su argumento
sobre la libertad -en este caso en el aspecto sexual- como algo imposible de aplacar.18
A pesar de todos los comentarios negativos, las acusaciones, la declarada intención de
venganza y oposición ideológica en la obra, Reinaldo Arenas nunca hace referencia a un
sentimiento de odio en torno a Cuba por sí misma. Las únicas emociones negativas son la
compasión por aquellos desamparados del régimen, la tristeza por lo perdido -libertad y sus
efectos-, nostalgia por una época de felicidad -infancia sin prejuicios y en el entorno de una
Cuba natural, salvaje y tan indomable como mágica- y finalmente el odio hacia un gobierno
usurpador. En este punto es muy necesaria la diferenciación entre el sentimiento hacia el
Estado y el sentimiento hacia la tierra, vista como hogar y raíces del autor. Mientras el Estado
se compone por un grupo de personas identificables, la tierra representa a una entidad mucho
más abstracta y fácil de querer. El país que Reinaldo Arenas defiende no es la Cuba del
régimen, sino aquella en la que recuerda haber sido libre y feliz. Esto, sin embargo, no
invalida el hecho de que la Cuba de Castro es aún la misma Cuba. A los ojos de Arenas, su
tierra, hogar de sus seres queridos y mejores vivencias, ha sido deformada. La envolvieron
con una sábana ideológica que no sólo impide ver de adentro hacia fuera, sino también de
afuera hacia adentro. No somos capaces de reconocer la verdadera cara de Cuba, esa a la cual
Arenas aún tiene esperanzas de volver. La Cuba de libertad, de arte y amor: la Cuba
verdadera.
Varios críticos han observado los textos de Reinaldo Arenas -especialmente Antes que
anochezca- como obras tendenciosas, antirrevolucionarias y en extremo subjetivas, incluso
manipuladas por el mismo autor. Con estos argumentos desechan la visión de Arenas en
favor de una realidad total e imparcial sobre la Cuba de aquellos años. Dicha realidad es, cabe
decir, inalcanzable. Lo que no debemos descartar es que sí existe una realidad personal ante

18 Palaversich, “Grito, luego existo,” p. 124-125.


cualquier fenómeno u objeto observado. Reinaldo Arenas nos habla de su perspectiva en base
a sus propias vivencias.
En Antes que anochezca la victoria de Castro perjudicó a Cuba. Sus razones son
lógicas, pero de poco peso para quienes priorizan los aspectos positivos del régimen. Lo que
Arenas vivió de primera mano y que más marcó su perspectiva no fueron las bondades, sino
la excesiva represión. Según sus conclusiones, esa misma represión le llevó a morir como lo
hizo: solo, enfermo, deprimido, en un país extranjero, lejos de la gente que quería, la tierra
que añoraba y el trabajo que le daba motivación. Ya tampoco podía defender sus ideales en el
lugar en el que más, pensaba él, debían ser defendidos.
No parece tan descabellado ver a la obra de Reinaldo Arenas como una sarta de
verdades a medias, resultado de su enojo acumulado y desesperación ante la muerte
inminente; siempre dolorosa y siempre al acecho.
Algo tan abstracto como un país puede ser concebido de mil formas diferentes.
Ninguna de ellas será verdad para todas las personas, pero sí lo será para quien lo sienta así.
Arenas vio lo que quiso ver y lo que pudo ver. Su perspectiva fue delimitada por
acontecimientos biográficos y, consecuentemente, se enfoca en criticar lo que algunos sólo
consideran defectos de un gobierno casi siempre efectivo. Para él -perseguido, apresado y
desterrado por ser quien era-, no se trataban de simples defectos, sino de una serie de
crueldades antihumanas que le costaron la vida física y personalmente. Llamar a su obra
subjetiva es redundante, ¿cómo podría no serlo? Llamarla así de manera despectiva denota
carencias de juicio. Es necesario entender que las realidades sociales son siempre
dependientes a la identidad del observador.
La Cuba de Arenas es una Cuba cambiante, macerada por la mano dura de un régimen
prejuicioso. Pero también es una Cuba hermosa, natural y sobrenatural, su tierra es causa de
emociones inexplicables y de conexiones eternas. Conexiones entre personas y entre personas
y el medio. Es el lugar cuyos orgullosos habitantes no pueden evitar proteger. La amenaza,
sea cual sea, es tan odiada como amada es la tierra. Sólo en la medida en que Arenas deseaba
lo mejor para Cuba también deseaba lo peor para el gobierno castrista. El país que le dolía era
el que habían lastimado al arrebatar la libertad de miles de homosexuales, periodistas,
escritores, artistas, etc.; cuando negaron la posibilidad de seguir una vocación, un amor de
pareja y una voz que contradijera a la impuesta desde arriba.
Bajo toda la injusticia de una Cuba falsa -autoritaria y sesgada- pervive la imagen
plástica de la Cuba real; la de la flora y la fauna, los sentimientos, la gente y la expresividad.
Autores como Palaversich y Nydius resaltan el tono vengativo y las declaraciones de odio en
Antes que anochezca. Reinaldo Arenas pide, al final de su vida, que se haga lo contrario.

Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla los exhorto a que sigan luchando
por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza.
Cuba será libre. Yo ya lo soy. (Arenas, 2009; p. 343)

La imagen del autor sobre el gobierno socialista no es positiva, pero es independiente a su


imagen de Cuba por sí misma. Cuando habla de ella el tono cambia. Nos muestra, sobre todo,
una Cuba capaz. Una Cuba potencialmente mejor y por la cual vale la pena luchar. Antes que
anochezca es, tal como dice Arenas, un mensaje de esperanza.
Bibliografía

Arenas, Reinaldo. Antes que anochezca. México: Tusquets Editores, 2009.


Nydius, Benjamin. 2015 “La Cuba de Reinaldo Arenas: La validez de la descripción política
areniana de una Cuba postrevolucionaria en Antes que anochezca y Viaje a La
Habana.” Tesina, Lunds Universitet. http://lup.lub.lu.se/luur/download?
func=downloadFile&recordOId=5470686&fileOId=7444885.
Gutiérrez Gutiérrez, José Ismael. “Reinaldo Arenas: los colores del exilio.” En "Studia
Humanitatis in Honorem" Antonio Cabrera Perera, pp. 87-112. Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria, 2002.
https://www.researchgate.net/publication/318681590_Reinaldo_Arenas_los_colores_de
l_exilio.
Palaversich, Diana. “Grito, luego existo. La homosexualidad y la disidencia política en la
narrativa de Reinaldo Arenas y John Rechy.” Hispanófila, no. 138 (2003): pp. 111-134.
https://www.jstor.org/stable/43894925?read-
now=1&googleloggedin=true&seq=1#metadata_info_tab_contents.
Montaner, Carlos Alberto. Víspera del final: Fidel Castro y la Revolución Cubana. Madrid:
Globus, 1994. http://www.hacer.org/pdf/Montaner09.pdf.
Montaner, Carlos Alberto. “El reñidero intelectual: la Revolución Cubana y sus últimos
alabarderos.” Estudios Público, no. 76 (1999): pp. 5-20.
http://www.hacer.org/pdf/Montaner02.pdf.

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