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Las acciones extrínsecas que impulsan la cultura son las que comúnmente se llevan
a cabo en espacios públicos, por ejemplo las actividades que realiza el Instituto Municipal
de Arte y Cultura (IMAC) donde se imparten cursos, talleres o eventos “culturales” con el
propósito de engrandecer y transformar al Estado de Puebla en culto, pero, a qué nos
referimos cuando empleamos el termino “cultura”, solamente se puede reducir a la
transmisión de saberes que posee un pueblo, si esto no es así, cómo esta idea que poseemos
vagamente permite manotear al humano y lo limita a alcanzar la felicidad.
Ante las ultimas preguntas Sigmund Freud analizó la cultura bajo una perspectiva
psicoanalítica en su obra el Malestar en la cultura, partiendo en el capítulo III de la
interrogante por qué es tan complicado para el ser humano alcanzar la dicha, para lo cual,
dice que existen las siguientes tres fuentes de las cuales provienen nuestras penas (Freud,
1976:85):
b) La fragilidad de nuestro cuerpo, otra de las fuentes que evitan la felicidad pues el
enfrentamiento constante que experimentamos hacia la muerte a parir de nuestra propia
constitución bilógica genera el infelicidad en el humana, por ejemplo, el
envejecimiento que los órganos, el deterioro motriz, mental, sistemático, pues, aunque
los nuevos avances tecnológicos-científicos aumenten la esperanza de vida es evidente
que esto no exenta al humano de su propia muerte, lo cual siguiere que sería imposible
alcanzar la felicidad si se es consciente que biológicamente estamos constituidos de tal
forma el cuerpo no es eterno.
De lo anterior, queda claro que el hombre moderno no está contento consigo mismo, no
está contento después de ponerse en el lugar de dios, porque no puede evidentemente
cumplir funciones como dios, pues es débil, moral, no tiene habilidades para ser dios,
pero también existe el hombre que se cree dios, el cual se equivoca, es inconsistente,
que considera que la religión moderna debe de ser el progreso, crecimiento ilimitado,
pero es precisamente estas polaridades que generan el descontento humano pues el
crecimiento infinito choca con la existencia finita, por lo cual esta forma de vivir es
insostenible.
c) La insuficiencia de las formas que regulan los vínculos recíprocos entre los hombres en
la familia, el Estado y la sociedad; pues el malestar que supone el vivir con otros y los
problemas que surgen, impiden lograr la felicidad y este malestar se presenta siempre
cuando se accede a la civilización pues se opone a las pulsiones humanas, es decir,
desde una perspectiva individual el sufrimiento humano que ocasiona la represión de
las pulsiones hace que en un nivel social se reflejen el malestar en síntomas los cuales
son los conflictos o dificultades de la sociedad.
Ante las anteriores fuentes, que evitan alcanzar la felicidad, en las dos primeras para el
humano es imposible evadirlas, pero en la última, la cultura es la responsable de fomentar
este origen que produce desdicha, la palabra cultura según Freud, (1976:88) “designa toda
la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados
animales” de modo que el ser humano la use para protegerse de la naturaleza y regule sus
vínculos humanos, donde todo lo cultural sean todas las actividades y valores que son
útiles para el ser humano en tanto ponen la tierra a su servicio, lo protegen contra la
violencia de las fuerzas naturales, etc. (Freud: 1976), pues en un marco pesimista, la cultura
para poder realizarse debe de sofocar los instintitos primarios, esenciales, naturales que
convierten en una bestia al hombre siendo la sociedad la que debe de maniatar y sofocarlos
para construir una cultura, en la cual se sufre una serie de malestares, pues esta se basa en la
represión, pues vivir juntos siempre equivaldría el sofocamiento de los instintos y su
renuncia.
Referencias
Freud, S. (1976). Sigmund Freud. Obras completas. El porvenir de una ilusión, el malestar
en la cultura y otras obras. XXI. Traductor José Luis Etcheverry. Amarrortu editores.