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Informe de Lectura 01

Biología General
Jorge Iván Santa Quintero

1. La vida

1.1 Definición, composición y origen de la vida

1.1.1 Una aproximación al origen del universo y de la vida cuando indagamos


acerca
del origen del universo, frecuentemente nos encontramos con una gran
cantidad de aproximaciones que van desde cuentos y leyendas de antiguas
culturas, pasando por sabios griegos y romanos, hasta mitos de aborígenes de
diferentes partes del mundo que los han transmitido a través de generaciones por
medio de la tradición oral. Y aunque tan numerosas como diversas, todas
comparten un aspecto común: la imposibilidad de demostrarlas.

En el campo de la ciencia es posible desarrollar teorías, a veces tan increíbles


como los hechos que se narran en una leyenda o en un mito; sin embargo, la
teoría científica difiere considerablemente de estas últimas en que sus
fundamentos pueden ser observados, verificados y corroborados. Con base en
estas premisas, los científicos han desarrollado también diferentes teorías acerca
del origen del universo.

No obstante, en los últimos años varios científicos (podemos mencionar al


sacerdote belga George Lemaître en los años veinte, Edwin Hubble en 1930, Alan
Guth y Andrei Linde en la década de los ochenta, entre otros) han contribuido a
plantear y fortalecer una teoría que ha tenido sus albores en la primera mitad del
siglo XX y que explica el origen del universo como un evento espaciotemporal
particularmente pequeño y que fue expandiéndose, conformando así el espacio
con sus numerosas galaxias y sistemas planetarios que actualmente conocemos.
Dicha teoría fue denominada Big Bang y, muy recientemente, registros de ondas
gravitacionales captadas por las sondas espaciales han fortalecido las
afirmaciones planteadas en esta teoría.

Basados en numerosos cálculos, y apoyados en las evidencias de los registros


realizados por los estudios astrofísicos, este particular evento ocurrió hace
aproximadamente 15.000 millones de años, aunque otros investigadores han
sugerido dataciones diferentes, que en algunos casos pueden alcanzar 25.000
millones, y desde ese momento se empezaron a conformar los diferentes sistemas
planetarios que se conocen hasta el momento. Es de anotar que en esos
ambientes primigenios las condiciones eran completamente diferentes a las que
conocemos en la actualidad. Aparentemente, las colisiones entre cuerpos celestes
y meteoritos eran más frecuentes, las temperaturas de las estrellas eran mucho
más elevadas y sus cortezas más inestables. Es probable que en estos momentos
algunas estrellas presenten aún condiciones similares a las de aquellos millones
de años atrás; sin embargo, otros sistemas han evolucionado tal como lo ha hecho
nuestro sistema solar desde su aparición hace cerca de 5000 millones de años.

Otro evento, tan particular y único como el origen del universo, fue la aparición de
la vida. Tal suceso no ha sido demostrado hasta el momento en algún otro planeta
cercano al nuestro y muchos coinciden en afirmar que tan colosal e inigualable
eventualidad solo pudo darse en un momento y un sitio particular del universo, la
Tierra. De acuerdo con muchos investigadores, y con base en evidencias de
diferentes fuentes, las cuales incluyen el registro geológico, nuestro planeta se
formó junto con los demás planetas de nuestro sistema solar hace
aproximadamente 5.000 millones de años, pero las condiciones en esos orígenes
primitivos eran bastante extremas para considerar que allí se formaría
posteriormente la vida. Durante los primeros millones de años la Tierra era una
masa candente, de roca fundida, con temperaturas que superaban los 10.000
grados centígrados, con un bombardeo constante de meteoritos, una radiación
continua de rayos ultravioleta procedentes del Sol y una atmósfera compuesta de
gases que poco o nada permitirían la aparición de organismos como los que
conocemos en la actualidad.

Todas esas características de la Tierra primitiva fueron cambiando con el paso del
tiempo, permitiendo así una evolución química que posteriormente condujo a la
aparición de las primeras moléculas orgánicas, relativamente simples, que por
medio de reacciones ulteriores, más complejas, condujeron a la aparición de los
primeros organismos, que dicho sea de paso fueron todos unicelulares (es decir,
constituidos por una sola célula). En este punto nos detendremos un momento
para citar a unos científicos entusiastas que desarrollaron una serie de teorías y
experimentos que permitieron demostrar cómo pudo haberse dado este evento sin
par de la aparición de la vida en la Tierra. Pero antes recordemos que, al igual que
se mencionó al principio, ha habido una gran cantidad de propuestas respecto del
origen del universo, que incluyen posiciones culturales y religiosas. También hay
muchos mitos, leyendas y teorías que tratan de explicar el origen de la vida, pero
nosotros nos enfocaremos en una de las muchas propuestas que fundamentan su
posición desde la perspectiva del modelo científico. Retomando entonces lo
expuesto, citamos en primer lugar al biólogo y bioquímico ruso Aleksandr Oparin
(Úglich, 1894 - Moscú, 1980), fundador conceptual a mediados del siglo XX de la
teoría sobre el origen de la vida. En su postulado teórico, Oparin (El origen de la
vida, Moscú, 1923), utilizando sus conocimientos en astrofísica y geología, afirmó
que la presencia de metano y vapor de agua (entre otras sustancias) en una
atmósfera primitiva, sometidos a descargas eléctricas continuas procedentes de
los relámpagos y a las altas temperaturas en la corteza terrestre y la irradiación
ultravioleta continua desde el Sol, promovieron la formación de las primeras
moléculas orgánicas que hoy conocemos como aminoácidos y proteínas. Estas
últimas, posteriormente, adquirieron unas características especiales, tales como
estabilidad y capacidad de autorreplicación, constituyendo así el andamiaje que
permitió la aparición de los primeros organismos unicelulares.

Pero como en la ciencia se requiere evidencia que soporte las hipótesis y las
teorías que se postulan, la atractiva idea de Oparin fue prontamente retomada por
los científicos Stanley Miller y Harold Clayton Urey, quienes, en 1952,
desarrollaron una serie de experimentos en los que simularon aquel caldo
primitivo, sometido a descargas eléctricas (que reemplazaban los relámpagos),
temperaturas elevadas e irradiaciones ultravioletas generadas por lámparas
especiales. Entre los diferentes productos formados en los ensayos se
encontraron las que probablemente fueron las primeras moléculas orgánicas, "los
aminoácidos" (Miller y Urey, 1959), los cuales, posiblemente, pudieron asociarse
más tarde y formar moléculas más complejas y estables, con la capacidad de
sintetizar moléculas similares a aquellas, funciones que se han encontrado en
ciertas moléculas que poseemos todos los seres vivos y que se conocen como
ácidos nucleicos, o más comúnmente DNA (ácido desoxirribonucleico) y RNA
(ácido ribonucleico). A partir de esta evolución química se fijaron los pilares
moleculares que promovieron la formación de estructuras complejas que, aisladas
del medio exterior por membranas complejas y altamente dinámicas, dieron origen
a unos organismos unicelulares denominados bacterias, que según los registros
fósiles se encuentran colonizando y explotando la gran diversidad de ambientes
de la Tierra desde hace aproximadamente 3600 millones de años. Aquí es
importante recordar que desde su aparición, y durante casi 2000 millones de años,
las bacterias fueron los únicos organismos que aportaron a la diversidad de la vida
sobre la Tierra y en la actualidad continúan haciendo parte significativa de la gran
biodiversidad del planeta, en muchos casos incluso con variaciones casi
imperceptibles en comparación con sus ancestros de hace 3600 millones.

Otro hecho relevante, que se ha constituido en un hito de la historia de la vida


como la conocemos en nuestro planeta, fue la aparición de los organismos
"eucariotas", que ocurrió hace aproximadamente 1500 millones de años. Para
hacer claridad, las bacterias han sido denominadas "procariotas" por la
particularidad de poseer su ácido nucleico (DNA) en contacto directo con las
demás estructuras que hacen parte del interior de la célula bacteriana, mientras
que en las células eucarióticas el DNA se encuentra incluido dentro de una
membrana interna de la célula, conocida como membrana nuclear.

Al principio, todos estos organismos eucariotas fueron unicelulares, al igual que


los procariotas, y posteriormente se formaron los organismos pluricelulares (todos
eucariotas) posiblemente como consecuencia del estilo de vida colonial de
algunos eucariotas unicelulares que a través del tiempo se han ido transformando
para alcanzar la asombrosa diversidad de los organismos que habitaron y habitan
actualmente en la Tierra (tema que se discutirá posteriormente en el capítulo que
trata la evolución de los seres vivos).
Para terminar esta corta introducción al origen del universo y de la vida debemos
recordar que en los párrafos previos solo hemos aludido a un par de teorías que
explican estos importantísimos eventos, pero existen muchas más hipótesis (unas
mejor soportadas que otras) que tratan de elucidar dichos orígenes. Más aun,
todas estas teorías han tenido sus críticos y detractores, pero han surgido nuevas
evidencias que permiten mantener algunas de ellas en continua discusión y
comprobación. Al respecto podemos decir que recientemente se han encontrado
evidencias de estructuras similares a las bacterias en meteoritos que han
impactado la Tierra, poniendo en jaque a los defensores de la afirmación de que la
vida se originó solo una vez y fue en nuestro planeta.

1.1.2 Las moléculas de la vida

En el siguiente texto encontrará un resumen de las generalidades y algunos datos


relevantes de las principales moléculas biológicas (biomoléculas) que conforman,
virtualmente, a todos los organismos vivos (recuerde complementar esta lectura y
resolver dudas con lecturas complementarias; ver nota al final).

Los organismos están compuestos en su gran mayoría por cinco grupos


principales de moléculas que en común presentan átomos de carbono (C),
hidrógeno (H) y, en algunos casos, oxígeno (O). Adicionalmente, pero en un
número relativamente pequeño comparado con estos elementos, podemos
encontrar otros, tales como el nitrógeno (N), el azufre (S) y el fósforo (P).

Dichos elementos son los componentes principales de los carbohidratos, los


lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos, también conocidos como
biomoléculas. Aquí incluimos el agua, que técnicamente no es una molécula
orgánica, pero su relevancia y abundancia en los diferentes sistemas bióticos
(vivos) y abióticos (no vivos) la hacen una molécula fundamental (figura 1.1).

A continuación, veremos algunos aspectos relevantes de cada una de las cinco


biomoléculas antes mencionadas, comenzando por la más sencilla de todas, el
agua, y finalizando con la que es quizás una de las más sorprendentes dentro de
los sistemas vivos, los ácidos nucleicos. Para cada una se proveen imágenes de
su estructura y de algunos elementos en los que podemos encontrarlas, lo cual
mejora su entendimiento.

1. El agua

Aunque no es una molécula orgánica, es quizás una de las más importantes para
el funcionamiento y el mantenimiento de la vida. Además de constituir tres cuartas
partes del planeta, los organismos, en promedio, estamos compuestos en un 70%
por agua.

En la figura 1.2 se muestra su estructura química, que está constituida por dos
átomos de hidrógeno (H) y uno de oxígeno (O).
Las propiedades físicas y químicas de esta sencilla molécula han facilitado y
promovido una gran cantidad de reacciones metabólicas en los diferentes
organismos, permitiendo así el mantenimiento y funcionamiento de los
ecosistemas y de los organismos que en ellos habitan. Entre las numerosas
propiedades podemos mencionar las siguientes:
 Su naturaleza líquida
 Su acción disolvente
 Su alto calor específico
 Sus fuerzas de adhesión y cohesión

TEORÍA PROPUESTA MÁS ACERTADA

GLOSARIO

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