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PEDAGOGÍAS CRITICAS Y DECOLONIALES.


REFLEXIONANDO LA PALABRA.

PEDAGOGÍAS CRITICAS Y DECOLONIALES.


REFLEXIONANDO LA PALABRA.

AUTORES

Diego Alejandro Gómez Cabrera. 100096434 dgomezc6@ibero.edu.co


Yorlady Echeverri Restrepo. 100079363 yecheve4@ibero.edu.co

DOCENTE: OLIVIA PALACIO

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA IBEROAMERICANA.


FACULTAD DE EDUCACIÓN.
MAESTRÌA EN EDUCACIÓN BOGOTÁ D.C
SEPTIEMBRE 2021
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La pedagogía critica en tiempos de virtualidad.

“La conciencia del mundo, que hace posible la conciencia de mí, hace imposible la inmutabilidad del mundo.”
(Freire, 2001, p. 75)

Como una apoteósica situación, se presentó a inicios del 2020 un escenario atípico

de confinamiento, de alejamiento de las actividades cotidianas, de los quehaceres diarios y

de las rutinas domesticadoras que como sociedad vivíamos. Necesariamente la pandemia

a la que aún el mundo está expuesto, ha llevado hoy más que nunca a replantearse las

verdades que con tanta sabiduría Freire proclamaba en la frase de inicio. Solo la

conciencia del mundo hace posible la conciencia personal. Y solo la conciencia pedagógica

y critica, nos hará reconocer que la inmutabilidad es una falacia y que, como individuos,

como sociedad, como escuela estamos expuestos a los cambios.

En este tiempo se vio con extrañeza como la única posibilidad para seguir

enseñando y aprendiendo se dio a través de las pantallas. La única manera de

comunicarse era por medio de un celular, un pc, una Tablet o con un mensaje de

WhatsApp. Quizás muchos sufrieron de desazón, al pensar que, los maestros, irían a ser

reemplazados por youtubers y que el ciberespacio se convertiría en el nuevo salón de

clase. Sin embargo, toda la experiencia recopilada en esta época de pandemia y escuela

virtual ha de llevar sin dudarlo, a los profesionales de la educación, a replantearse muchos

términos, muchas prácticas, muchos condicionamientos.

Al tornarse la escuela como una posibilidad remota, impersonal, quienes son

maestros, se vieron en la imperiosa labor, casi titánica, de adecuar espacios, didácticas,


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herramientas y demás posibilidades para acercar los estudiantes al conocimiento. Pero no

ya a un conocimiento meramente científico. Necesariamente la concepción de

conocimiento habría de tornarse más profundo, más humano, más liberador, más cercano.

Visto así se puede validar la anterior afirmación con las palabras de (Freire, 1989, p.89)

“Desde otro ángulo, la pedagogía crítica toma el conocimiento como fuente de liberación”.

Aquí, nos hemos de preguntar de manera muy sincera ¿qué clase de conocimiento nos

hace libres? El conocimiento de los fenómenos, de lo que nos rodea o el verdadero

conocimiento del OTRO. Y quizás esta sea una de las grandes enseñanzas que deje este

tiempo inusual a la escuela.

La valoración por lo que se hace y por quién se hace, paso a ocupar un lugar

preponderante en la labor docente. Ante la impotencia de la cercanía bueno era tratar o

muchas veces añorar el rostro de quienes estaban en el aula. La relación face to face con

el estudiante paso a ser un infaltable en los encuentros diarios o semanales que se tenían.

El tener presente el rostro resulta de la relación con los otros y es asumida como un

compromiso que comporta, al mismo tiempo, una dimensión individual y social.

El rostro (face) es una imagen de sí mismo, delineado en términos de atributos

sociales aprobados [...] Cada persona tiende a experimentar una respuesta

emocional a la cara que les es proporcionada por un contacto con otros [...] Una

persona tiene, está en, o mantiene una face cuando la línea que efectivamente

sigue presenta una imagen de sí misma enteramente consistente, apoyada por el

juicio y la evidencia transmitidos por los otros participantes y confirmada por las

evidencias transmitidas a través de las agencias impersonales en la situación

(Goffman, 1980, pp. 77-78).


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Esta interacción en la virtualidad, en esta época más que en ninguna otra, reivindicó

al maestro con sus estudiantes, con su entorno, con la dimensión perponderante de su

SER en la escuela y de su quehacer de formador crítico en ella. Porque “Para la

Pedagogía crítica los educadores deben abordar cuestiones sociales colectivas, es decir,

las problemáticas humanas” (Giroux, 2018, p. 101). Vemos pues, que en la escuela no se

dan protagonismos aislados. Esta transición mundial dio espacio para reconocer que hoy

más que nunca, todos los actores de la escuela son importantes. Importan los estudiantes,

importan los maestros, importan todos los seres humanos que se constituyen en una

comunidad para tratar cada día de educar, de formar. Vemos que la escuela no se torna o

se constituye en un edificio, se evidencio que la escuela es cualquier lugar donde varios

seres humanos se quieran reunir a compartir vida, conocimiento y vivencias.

Como diría (Skliar, 2002, p. 117) “La educación es poiesis, es decir, un tiempo de

creatividad y de creación que no puede ni quiere orientarse hacia lo mismo, hacia la

mismidad” La educación y la labor de educar y educarse, de aprender y aprenderse, de

enseñar y enseñarse se tornan en los actos más revolucionarios en cualquier espacio

histórico, en cualquier sociedad donde se pretenda mirar de manera realista y critica los

acontecimientos que circundan la vida de los individuos. Aunque mediados por las

pantallas la escuela confinada se humanizo, cumplió fielmente uno de sus fines más

sublimes como dice (Freire, 2009, pág. 67) “el humanizar está dentro de los fines de la

educación”.

La escuela en casa, puso en evidencia cuan poderosa es la palabra, la presencia,

cuan eficaz es el acto de educar desde una relación dialógica, en el circulo de la realidad

virtual. La virtualidad que llevo a los estudiantes, a los maestros a abrirse al mundo, a
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encontrar nuevas salidas para una nueva realidad casi inexplicable. Con mucha razón

afirma (Freire, 1999 p. 153) “El sujeto que se abre al mundo y a los otros inaugura con su

gesto una relación dialógica que lo confirma como un ser inquieto y curioso, en permanente

movimiento”.

La lucha por lograr una mejor educación en Colombia continúa y hoy más que nunca

pide un protagonismo y compromiso ineludible de parte de los maestros. Protagonismo que

debe ir enmarcado en los más loables ideales equidad y libertad. Compromiso con las

personas a quienes se educa y con quienes tenemos la posibilidad de formar una nueva

sociedad. Para terminar, es importante tener en cuenta que la educación más que un acto

social es un acto de amor. Y por más que este postulado sea rebatido es una realidad que

lleva a superar obstáculos como el que en la actualidad vivimos, dice (Arendt, 1955, p. 23)

al respecto : “ "La educación es el punto en el que decidimos si amamos al mundo lo

suficiente como para asumir la responsabilidad por él, y de la misma manera, salvarlo de

esa ruina que, salvo por la renovación, excepto por la llegada de lo nuevo y lo joven, sería

inevitable".
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Referencias
Arendt, H. (30 de Abril de 1955). Del desierto y los oasís. Obtenido de Bloghemia:
https://www.bloghemia.com/2019/04/del-desierto-y-los-oasis-por-hannah.html

Freire, P. (1989). La educación como práctica de la libertad. Madrid: Siglo XXI.

Freire, P. (1999). Pedagogía de la autonomía . Rio de Janeiro: Paz e Tierra.

Freire, P. (2001). Pedagogía de la Indignación. España: Morata.

Freire, P. (2009). Pedagógia de la autonomía: saberes necesarios para la práctica educativa . Buenos Aires:
Siglo XXI.

Giroux, H. (2018). Por qué importan los docentes en tiempos oscuros. Revista de educación, 13-19. Obtenido
de https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/r_educ/issue/view/149

Goffman, E. (1980). Elaboración del rosttro: Un analísis de los ritos y la ineteracción social. Rio de Janeiro:
Alves.

Skliar, C. (2002). Alteridades y pedagógias . Educación y sociedad, 117.

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