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Cuando hablamos de honor hablamos de integración del sujeto en el medio social. Siempre
que hagamos referencia a la protección del honor lo tenemos que relacionar con nuestra
integración en el medio social. Supone de alguna forma la proyección en la sociedad de la
persona. Con la forma o la manera que tenemos de proyectarnos, sea de forma directa o
indirecta.
La persona, en la medida en que se proyecta de una determinada manera dentro del conjunto,
tiene una imagen social. Definimos imagen social como el conjunto de valoraciones sobre
distintos aspectos de nuestra personalidad y de nuestro comportamiento. En la medida en que
la imagen social vaya a ser positiva, mejores condiciones tendrán el sujeto de desarrollar su
libre personalidad. Si esta forma de proyectarse es positiva, más oportunidades tendrá el
sujeto para desarrollar su personalidad de forma libre. Cuanto más fácil nos resulte
relacionarnos a nivel social más cómodos nos vamos a sentir. Si tu imagen social es valorada
positivamente te vas a sentí más cómodo que realizar determinadas cosas.
Esta proyección del individuo al medio social puede denominarse honor. Entendemos el honor
como una representación social de la dignidad humana. Como de alguna forma dentro del
medio social, se plasma la dignidad del sujeto que le permite desarrollarse de forma correcta.
El honor establece la exigencia respecto del conjunto de la ciudadanía de ser valorado y
respetado como miembro de la comunidad. Ese honor establece esa exigencia de respetar al
resto de personas que integran la comunidad.
La intimidad
El hecho de que nos integremos en una comunidad también supone que suframos algún tipo
de presión. Estas presiones pueden basarse a determinados controles sociales, sean formales o
informales, que implican un conocimiento público sobre cuestiones que afectan a la vida del
sujeto y de las personas que lo rodean. Por ejemplo el establecimiento de controles sobre
nuestra identidad, datos familiares, domicilio, profesión, etc. Son todo controles que de
alguna forma, protegen de medios más informales.
Estos controles no pueden incidir o invadir ese núcleo que conforma nuestra vida intima.
Podrimos definir la intimidad como un espacio de reserva y que queremos dejar fuera de esa
posibles injerencias que viene del exterior. De alguna forma, asumimos cierto control de
nuestros datos (determinadas informaciones que prestamos al estado, universidad, etc.)
Porque se entiende que son necesarios. Lo que ocurre es que el nivel de esos datos no puede
llegar a invadir esa esfera personal del sujeto que no puede invadirse.
Desde la perspectiva del honor se prohíbe desvalorar de manera injustificada a una persona.
Hablamos de q existe previentemnte un ataque directo a la dignidad del sujeto, consiste en un
desvalor en relación con distintos aspectos de su personalidad. Y al desvalorar esto, lo que
hace es atacar a esta imagen social, pero también desde un punto de vista más personal o
individual se está lesionando la propia estima personal de una persona. Por tanto al desvalora
un rasgo de la personalidad de alguien afecta a nivel personal y a nivel colectivo, porque se
viola esa imagen social del sujeto.
La libertad de expresión y la de información (art20 CE) son derechos que ocupan un lugar
preferente en el sistema democrático porque son herramientas básicas para conforman una
opinión libre e informada. Si no tenemos la libertad de expresar en nuestra esfera social y
posibilidad de recibir información veraz en un contexto concreto se nos reduce nuestra
posibilidad de participar en la vida pública.
Libertad de información
Los 2 requisitos:
Veracidad: Que la información sea falsa puede suponer un problema. Se entiende por
veracidad, un determinado grado de diligencia en la comprobación de los hechos.
Tendrá que ser mayor esa diligencia como mayor sea el potencial perjudicial. Para
valorar el grado de diligencia, se tiene que tener en cuanta unos criterios:
1. Nivel de contrastación que sea posible.
2. fiabilidad de la fuente
3. la calidad del medio de contrasta que se ha elegido.
La veracidad no tiene que ser absoluta, puesto que se pueden aceptar errores en la
información siempre que sean unos errores de naturaleza secundaría, sin que tengan
una influencia decisiva en aquello sobro el que se está informando. Si no se encuentra
malicia en el error, también podríamos valorar si esa falta de veracidad puede limitar
la veracidad de la información.
Relevancia: el hecho tiene que ser noticiable, es decir, de interés público. Ese carácter
se puede sustentar tanto en el sujeto del cual trata la noticia, como en el hecho en sí
mismo. Por lo tanto, esa notoriedad puede provenir tanto de los hechos como de la
posición pública del sujeto. Se tiene que destacar respecto de esta cuestión de
relevancia, que las personas que ejercen cargos públicos o que están implicadas en
actividad públicas tienen que soportar un mayor nivel de injerencia en sus derechos.
El grado de protección constitucional que se le otorga a una información o comentario,
dependerá de la relevancia pública del asunto, el grado de contribución a la formación de una
opinión pública libre, la calidad de público o privado del personaje, el contexto, la manera o
intención en que se ha dicho y también la naturaleza crítica del comentario.
3. Delitos de opinión: discurso de odio, injurias a la Corona y delitos contra los sentimientos
religiosos.
Los delitos de opinión son aquellos comportamientos delictivos derivados del ejercicio de la
libertad de expresión, de una expresión de opinión. Nos encontramos con los casos en los que
se puede apreciar un delito de opinión ante limitaciones penales a la libertad de expresión.
Casos del discurso de odio: para considerar este concepto de discurso de odio, lo tenemos que
enmarcar en el contexto actual. Un contexto actual en el que la libertad de expresión se
encuentra en un proceso de redefinición, porque el hecho de que hayan cambiado tanto las
cosas afecta de alguna manera al propio entendimiento que teníamos de LE.
La modalidad básica del discurso de odio (art 510 CP) dice que hace falta violencia o
intimidación ante un tipo de colectivo, en principio tienen que ser colectivos que tengan en
común alguno de los motivos discriminatorios (racistas, ideológicos por religión, por situación
familiar, sexo, género, etc.). El sujeto pasivo de los discursos de odio (persona a quien protege
este delito) tenía que ser un grupo o colectivo vulnerable, esto significa que determinado
colectivo por algunas circunstancias (históricas, políticas, etc.) se encuentra en una situación
de desigualdad estructural.
La situación ha dado una vuelta en los últimos años por la aplicación extensiva de este
precepto por parte de la legislación y de alguna forma, ha participado la actitud de la fiscalía
del Estado, estando muy activa en la persecución de este tipo de delito. La fiscalía publicó una
circular que decía quién podía ser sujeto pasivo del delito, es decir, cualquier persona que
pueda identificarse con los motivos discriminatorios puede ser colectivo vulnerable del
discurso de odio.