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El sueño de un cimarrón.

Jose Manuel Londoño Castaño.

—No hay tiempo que perder, ese barco es nuestra salvación, ¡mira nos haces señas!
—¿Quiénes serán?
—No sé, pero quieres ayudarnos.
—Oigan, ¿tienen problemas?
—sí, ya no tenemos provisiones.
—¿Qué esperan?, súbanse.
Después de que terminamos de subir, di un ligero vistazo al barco, vi de proa a popa, note que
en efecto era un gran barco, parecía uno de piratas, pero no tenía esa gran calavera, si fuera así,
estaríamos en problemas.
—Hola, mi nombre es Drake, y soy el capitán de este barco, en este momento estoy solo, pero
tengo otros tripulantes, después tal vez los puedan conocer.
—Hola mi nombre es Manuel y mi amigo es Carlos —dije con un poco de desconfianza, ya
que algo en ese capitán me asustaba demasiado, ese nombre creo que lo he escuchado en algún
otro lugar, pero sea quien sea, será mucho mejor que los de la corona española.
—Siéntense, cojan una copa y sírvanse un poco de ron.
—Muchas gracias señor Drake.
—No es necesario tanta formalidad, pueden llamarme capitán —dijo, mientras de su rostro
salían unas cuantas sonrisas.
—Como gustes capitán.
—Que raros son, relájense, nadie les hará nada.
Esos comentarios son los que más me asustan, por lo que he aprendido ese tipo de personas,
son como las frutas que detrás de sus bellas cascaras, se esconde un interior podrido, pienso que
esto puede pasar con el capitán Drake.
—¿Hacia dónde van?
—Eso no lo habíamos pensado, creo que Haití sería muy buena idea, pero a cualquier lugar
estaría bien, no queremos causar molestias.
—Eres un joven muy educado, deja ya tantas formalidades.
—Perdón, señor capitán.

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—Veo que no tienes remedio, ¿por qué quieres ir allí?,¿ese no suele ser el lugar de los que
escapan del mandato de la corona española?
—Por eso mismo queremos ir allí.
Después de eso, Drake se quedó en silencio por mucho tiempo, mis manos empezaron a
temblar, tanto que dejé caer la copa, no debí haber dicho eso.
Esa acción molestó un poco al capitán, se levantó, tomó la botella y dijo: —Bueno, ya está
anocheciendo, vayan a dormir al camarote, yo me encargare de mantener el rumbo.
—Muchas gracias.
Por más que intenté dormir, no pude hacerlo, sentía movimientos muy bruscos en el barco,
pero pensé que solo era un poco de olas, así que decidí por relajarme un rato, y a esperar si la
marea se calmaba para poder dormir más a gusto.
Mientras seguía intentando dormir, sentí que alguien estaba cogiendo nuestras cosas, se lo dije
a mi amigo Carlos, pero él no me decía nada, solo miraba a la puerta de una manera muy
asustada.
No le di gran importancia a eso, segundos después me di cuenta de que ya no teníamos el poco
oro que pudimos traer, escuché la voz de Drake, y pensé que hablaba solo, entonces salí a dar los
buenos días y….
—Con que aquí estabas, creo que ya sabes que te espera al regresar —dijo la voz de uno de los
que me mandaba en Cartagena de indias, mi dueño.
Sabía que no podía confiar en ese Drake, pero bueno, ya no hay nada que hacer, ya mis
segundos están contados.
—Drake, muchas gracias, fue un placer conocerte, gracias por darme esta oportunidad.
—¿Pero de que hablas?, vas a morir — Dijo en un tono un poco confuso.
—A eso me refiero, gracias.

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