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Colangitis felina

Dra. Ricart María Cecilia


Introducción
El término colangitis describe más acertadamente la lesión histológica de la
patología que centra la alteración en los conductos biliares y en forma secundaria, si es
que la presenta, al parénquima hepático. Es por eso que, en los últimos años, ha caído
en desuso el término colangiohepatitis y nos centramos más en hablar de colangitis
felina. Es la enfermedad hepática más frecuente o una de las dos más frecuentes junto
con la lipidosis hepática felina.
El World Small Animal Veterinary Association Standardization Committee
reconoce tres formas o clasificaciones: 1) Colangitis neutrofílica 2) Colangitis linfocítica,
3) Colangitis crónica. En este apartado se tratarán las dos primeras, ya que la autora no
tiene experiencia en la colangitis crónica asociada a parásitos hepáticos.

Colangitis neutrofílica
Se considera que la colangitis neutrofílica constituye el 56,3-90% de los casos de
enfermedad hepática en gatos (excepto zonas endémicas de parásitos hepáticos).
Supone una causa de origen infeccioso por bacterias. La colangitis neutrofílica suele
cursar con otras comorbilidades como por ejemplo pancreatitis, enfermedad inflamatoria
intestinal o triaditis. El conducto biliar común y pancreático desembocan juntos en la
papila duodenal mayor, en la mayoría de los gatos, permitiendo así una infección
ascendente. El rol de Helicobacter spp. en la colangitis felina y/o en la triaditis sigue
siendo hoy una incógnita ya que en gatos sanos se lo ha detectado.
La enfermedad no presenta predisposición sexual, de raza ni de edad. El tenedor
responsable del animal nos relatará durante la anamnesis que el gato lleva
aproximadamente 2 semanas de evolución de malestar, puede presentar letargia,
inapetencia o anorexia, vómitos o diarrea y muchas veces podrán relatar pérdida de
peso reciente.
En la revisación clínica se hará evidente la letargia y la deshidratación. Las
membranas mucosas se presentarán ictéricas, reflejo de obstrucción biliar intra o
extrahepática. A la palpación abdominal muchas veces se percibirá algidez abdominal
craneal (en epigastrio) y hepatomegalia. Muchas veces el gato presentará pirexia. Los
gatos con encefalopatía hepática presentarán ptialismo y náuseas.
El diagnóstico de la colangitis neutrofílica luego de la sospecha clínica
combina el perfil sanguíneo y el diagnóstico por imágenes como pilares del mismo. En
el hemograma se va a evidenciar neutrofilia severa con desvío a la izquierda y
cambios tóxicos. Se observarán neutrófilos en banda y segmentados aumentados. En
la bioquímica sanguínea la ALT ocasionalmente presenta leve aumento, así como la
bilirrubina total y la GGT. También debido a la deshidratación (en los gatos con anorexia,
vómitos y diarrea se hace aún más evidente) se observará azotemia prerenal,
hipokalemia, hiponatremia e hipocloremia. El paciente felino con colangitis neutrofílica
también podrá presentar pruebas de coagulación alteradas, hiperamoniemia,
hipocobalaminemia o hipercobalaminemia entre otras alteraciones menos frecuentes.
Ante la sospecha de pancreatitis concomitante, la lipasa inmunoreactiva felina se verá
aumentada.
Cada método diagnóstico por imágenes provee información diferente. Las
radiografías abdominales evidenciarán colecistolitiasis (litos en vesícula biliar) y
hepatomegalia. La ecografía abdominal arrojará imágenes de aumento de espesor e
irregularidad de pared de vesícula biliar o dilatación o tortuosidad del conducto cístico y
conducto biliar común, hiperecogenicidad del parénquima hepático y hepatomegalia.
También podrá observarse contenido hiperecoico en la vesícula biliar, con distensión de
la misma y, algunas veces, colelitiasis. Sin embargo, la ecografía no siempre es florida
y hay que recordar que la ausencia de las imágenes anteriormente mencionadas no
descarta enfermedad. El diagnóstico de la colangitis neutrofílica, entonces, es una
combinación de la clínica del animal, con los análisis de sangre sumados a las
imágenes. Se debe tener presente que la imagen no diferencia colangitis neutrofílica de
colangitis linfocítica. La ultrasonografía puede evidenciar enfermedades concomitantes
como pancreatitis (páncreas hipoecoico, con acumulación de fluido peripancreático,
márgenes irregulares, grasa peripancreática hiperecogénica) o enfermedad inflamatoria
intestinal (donde puede o no observarse aumento de espesor y estratificación
conservada).
La bibliografía internacional plantea realizar punción ecoguiada de la vesícula
biliar para citología y para cultivo. La mayoría de los autores coinciden en que la bilis
sería estéril, por lo que los cultivos positivos serían indicativos de enfermedad (se
considera que en el 80% de los casos los cultivos de bilis en colangitis neutrofílica son
positivos a Escherichia coli). El origen de la infección se lo atribuye mayormente a una
contaminación ascendente por el conducto biliar y en menor medida a otras vías de
infección (vía hematógena, traslocación bacteriana intestinal, vía sistema porta). Sin
embargo, no hay que perder de vista que puede existir un elemento sostenedor de esa
infección biliar como, por ejemplo: colelitiasis, obstrucción biliar, neoplasia hepática,
anormalidades congénitas, enfermedades extrahepáticas (EII / pancreatitis / triaditis),
enfermedad hepática pre-existente. La punción aspiración con aguja fina del
parénquima hepático y de la bilis difícilmente vaya a mostrar bacterias, podría mostrar
inflamación neutrofílica (sin embargo, es inespecífica) y sí, tal vez sea diagnóstica de
otra patología como linfoma o lipidosis. Por otro lado, la biopsia hepática mostraría la
histología del órgano confirmando la colangitis neutrofílica, pero no siempre es posible
realizarla debido al estado general del gato. Tanto la punción ecoguiada de bilis, como
la citología y la histopatología podrían provocar sangrado, ruptura de la vía biliar o
peritonitis como las complicaciones más frecuentes.
La colangitis neutrofilica también suele estar acompañada de otras
comorbilidades que deben investigarse y ser descartadas como parte de la ruta
diagnóstica: pancreatitis, enfermedad inflamatoria intestinal, lipidosis hepática,
colelitiasis, anormalidades congénitas de la vesícula biliar, neoplasia intestinal,
obstrucción biliar extrahepática, insuficiencia pancreática exócrina. No hay evidencias
científicas que avalen su realación con el VIF o el ViLef.

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