Defienda esta afirmación, explicándola: «Las primeras comidas
cristianas arraigan en tres grandes arquetipos: el de la multiplicación de los panes, el de una comida orientada hacia la esperanza del Reino y el de una anámnesis de la muerte del Resucitado de donde brota la salvación para toda la humanidad».
Los tres arquetipos tienen una fuerte impronta escatológica. El primero se
inscribe en el marco del ya pero todavía no. La multiplicación de los panes es un signo del reino y los cristianos siguen comiendo de ese pan milagroso multiplicado por Jesús en el desierto. Es signo del banquete mesiánico. El segundo arquetipo es claramente escatológico y lleno de la esperanza del mundo venidero, donde el Cordero reina a la derecha del Padre. La contemplación de la cruz lleva es el camino hacia el Reino futuro, u Reino de vida y libertad, en donde el grito Maranta es un llamado esperanzado del arribo de ese Reino. El tercer arquetipo anuncia la muerte de Jesús y establece la realidad del aquí y ahora de la Resurrección. El permanece en el pan y en el vino resucitado y glorificado y se nos entrega como pan de vida. Es la nueva alianza de la salvación. El participar de la mesa de su cuerpo y de su sangre nos hace participar en su muerte y resurrección. Caminar su mismo camino. En esta comida Jesús se entrega, se da en sacrificio por los suyos, por eso también es un sacramento de su Pasión.