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El futuro es Verdad

Fernando Zamora

Con Kandinski creo que para entender el futuro debemos pensar Lo espiritual en el arte. Toda obra es hija
de su tiempo lo cual implica que revivir principios pasados resulta en obras que son como niños muertos. El
cine del futuro no imita pues sólo puede imitarse lo material. Y ahí no está la semilla del porvenir. En lo
espiritual, en cambio, está lo verdadero como la entendía Heidegger. Arte es ir al futuro y volver como
Hölderlin. Es ser un vidente como Rimbaud. La francesa Céline Sciamma ha viajado al futuro y ha
inaugurado una nueva forma de mirar al amor. En Retrato de una mujer en llamas pone en escena la verdad
de dos mujeres que se aman eróticamente. En Petite Maman (con una bajísima producción) inaugura el
universo de una pequeña que, para entender a su madre, recorre en un bosque el sendero hacia atrás. Hasta
que se encuentra con ella cuando tiene cinco años también. Sciamma ha dirigido dos películas en que
retoma asuntos que atormentan a la humanidad desde que nació, pero revela en ellas una verdad: el futuro.
Este mismo espíritu de Sciamma, el de desocultar la verdad inaugurando el futuro está en Sean Baker
cuando dirige un largometraje usando solo un celular. Pero ojo, la simplificación de las cámaras ha
complicado el elemento sonoro. Por eso en el futuro el cine irá lustrando cada vez más lo sonoro. En
Memoria, Apichatpong Weerasethakul hace poesía no porque versifique sino porque inaugura un lenguaje
que es, a su vez, un sonido, una voz que no padece de nacionalidad. Memoria ha sido dirigida por un
tailandés, producida por un mexicano y con una protagonista escocesa. Ha sido filmada en Colombia y el
trabajo artesanal del diseño sonoro ha estado a cargo de un mexicano. Hölderlin y Rimbaud fueron
videntes. Desde el futuro siguen revelando que lo espiritual es lo que permanece más allá de lo material. El
cine de todos estos artistas lleva al futuro el germen de este tiempo lleno de una inquietud a la que llaman
Memoria.

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