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TEORIA CAUSALISTA Y FINALISTA DE LA ACCION.

Los causaslistas explican a existencia de la acción delictiva, cuando


un sujeto tienen la voluntad de realizarla, sin tomar en cuenta
necesariamente la finalidad que se proponía al hacerlo, porque ésta
no pertenece a la conducta o hecho. En este orden de ideas la acción
se le considera como un hacer voluntario, pero en esa voluntad no
hay contenido. No contempla el actuar lleno de sentido, sino la
simple producción de dicha actuación referida al mundo exterior, a
la que le llama resultado. El contenido de la voluntad, separado,
declarado irrelevante para la acción, debe aparecer en otro lugar de
la construcción del delito, en la configuración del dolo, en el sentido
propio de un dolus malus, será albergado como característica de la
culpabilidad, en el último piso del edificio del delito. La
culpabilidad, como analizaremos mas adelante, es el nexo causal que
une al sujeto con su acto, el sujeto tiene la plena intención de
realizar el hecho delictivo.

Para la teoría causal, la acción es una inervación muscular, es decir


un movimiento voluntario, no reflejo, pero en que carece de
importancia o se prescinde al fin de que esa voluntad de presionar el
gatillo, sin que sea necesario tener en cuenta la finalidad que se
proponía al hacerlo, porque esa finalidad no pertenecía a la
conducta. Dicho en otro términos. Acción era un movimiento hecho
con voluntad de moverse, que causaba un resultado. Se concibe a la
acción como un proceso causal natural y extrajuridico, libre de
valor, como simple causación, sin tomar en cuenta la voluntad
rectora, contempla la sola producción del acto en el mundo externo y
no el actuar lleno de sentido, separan el contenido de la voluntad, es
decir, la finalidad, el propósito con que o porque se hace algo,
limitando a la acción a aparecer únicamente como función causal.
Desde este punto de vista, la acción es considerada como un
proceder con dependencia en la existencia, como reflejo instintivo,
en el que no se considera a la acción con la finalidad de movimiento,
sino simplemente como voluntad de hacer movimiento.

Para la teoría finalista, la acción no es solo un proceso causalmente


dependiente de la voluntad, sino por su propia esencia, ejercicio de
la voluntad fina. La finalidad obedece a la capacidad del hombre de
prever, dentro de ciertos limites, las consecuencias de su
comportamiento causal y de conducir el proceso según un plan a la
meta perseguida mediante la utilización de recursos.
Los finalistas consideran a la voluntad como un factor de
conducción que supradetermina el acto causal externo. Es decir, el
agente para cometer el hecho delictivo piensa el ilícito y realiza la
conducta delictiva, porque su voluntad lleva un fin y éste es el
último acto que provoca la aparición del delito. La voluntad lleva un
contenido, la intención de cometer el ilícito, el propósito de llegar a
algo.

Para los finalistas, la acción es conducida, desde que el sujeto


anticipadamente piensa su objetivo eligiendo los medios para
lograrlo, finalmente concluye su objetivo con la realización de la
acción manifestada al mundo externo.

Para esta corriente es un comportamiento anticipado mentalmente,


de carácter consiente.

El concepto final de acción no cubre a todas las formas del


comportamiento humano del mundo jurídico - penal; tal es el caso
de los delitos cometidos por imprudencia, en los que el agente no
tiene la intención de cometerlos, pero por descuido los realiza.

Según los finalistas, la imprudencia, consiste en la ejecución


descuidada de la acción final, pero el carácter descuidado de la
ejecución, no es precisamente momento alguno de su finalidad.

La infracción de la norma de cuidado no puede equipararse a la


acción final, pues el juicio de incorrección puede formularse solo a
la vista del resultado que había que evitar, el cual se halla en el
hecho imprudente precisamente fuera de la relación final.

Debemos distinguir a las teorías causalista y finalista de la acción,


en virtud a que la primera considera a la acción como mecánica: un
producto causal, en cambio la segunda determina dirección
propósito a ese producto causal, es decir existe una voluntad
orientada en determinado sentido.

Los finalistas consideran que si la conducta siempre tiene una


finalidad al no tomarla en consideración, no se esta tomando en
cuenta a la conducta, sino a un proceso causal. Esta afirmación es
sumamente grave, porque contradice la esencia del derecho; lo típico
y antijurídico no serán conductas, sino proceso causales. El derecho
no será para esta concepción un orden regulador de conductas, sino
de proceso causales, lo que es absurdo:
el derecho no regula hechos, sino solo hechos humanos voluntarios
es decir conductas.

Reinhart Maurach, al hablarnos de la acción, comenta como teorías


causales el concepto naturalista de acción y el concepto social de
acción. Este autor explica este último derivando su existencia del
criterio natural, el cual cataloga a la acción como causación de un
resultado, sin tomar en cuenta el elemento subjetivo del
comportamiento, sino considerándola como puro factor causal, es
decir como causación de un resultado; el concepto naturista de
acción en la formulación clásica dada por Liszt, constituyo un
concepto, destacado y querido como pre-jurídico; y desde el punto
de vista ontológico, como bajo el aspecto de su practicabilidad, pues
se supuso que un tal concepto de acción podía servir, por obra y
gracia de su total neutralidad valorativa, de base común a los delitos
doloso y culposo. Se le designo como natural por querer trasladar a
las leyes de la ciencia de la naturaleza al Derecho Penal, y
considerar el cumplimiento del tipo como una simple consecuencia
(naturalmente condicionada) del proceso causal precedente. Es el
producto del pensamiento naturalista dominante en el último tercio
del siglo XIX, infiltrado en la ciencias del espíritu. Al igual que todo
suceso de naturaleza, el delito es el resultado de una cadena causal.
El derecho penal, sin embargo, en la averiguación de la causación
del delito, debe moverse en limites mas estrechos que la
criminología, situada en el umbral de las ciencias de la naturaleza.
Esta pretende remontarse hasta los orígenes de la cadena causal
productora del delito, aquel se debe limitar a averiguar la causa
inmediata, relevante jurídico penalmente, del resultado incriminado.
Esta causa no esta integrada por todo acto humano, sino tan solo por
el hecho relevante para el tipo, vinculado directamente con el
resultado; se
prescindirá de los primeros eslabones de la cadena; la causalidad
comienza con una acción adecuada al tipo.

Según los causalistas de la teoría naturalista de la acción, esta


produce un resultado y es la causación según las leyes de naturaleza
causa efecto. Como bien menciona nuestro autor, para el Derecho
Penal solo relevancia un resultado típico, idea inaceptable para los
naturalistas, en virtud de sostener como imposible que un proceso
natural produzca un resultado jurídico, ya que el resultado típico no
se da en la naturaleza. Por lo tanto, el concepto natural de acción se
mantiene dentro de los efectos naturales de la causalidad. La acción
se agota en proceso y consecuencias mensurables por la ciencia de la
naturaleza, y es completamente libre valorativamente hablando. Ven
a la acción como un movimiento muscular o descanso físico, según
se trate de acción u omisión respectivamente, desprovisto de
contenido volitivo respecto del resultado; así, se considera a la
acción como un proceso causal extrajuridico, sin tomarse en cuenta
en este concepto natural de acción , si el resultado es típico o no.
Como podría ser considerada la acción de modo mecánico como
simple causación, sin tomar en cuenta la voluntad intrínseca, con la
evolución de las ideas, se desnaturalizó el concepto de acción,
adoptando un concepto social de esta.
El concepto social de acción implica una relación valorativa con el
mundo circundante social, por patrones sociales.

Las teorías causales, proporcionan el concepto de acción como la


simple producción de una conducta referida al mundo exterior y no
el actuar lleno de sentido. Para los causalistas el contenido de la
voluntad, separado y declarado irrelevante para la acción, debe
aparecer en otro lugar de los elementos del delito, concretamente en
la configuración de dolo, forma o especie de la culpabilidad.

No podemos aceptar las teorías causalistas, porque la acción es


actividad final humana; el sujeto piensa y medita la realización de la
acción delictiva, escogiendo los medios para su cometimiento, es
decir el sujeto tiene el propósito de que el resultado se produzca. El
Derecho Penal no puede formar un concepto de acción separado del
contenido de la voluntad; los causalistas solo agregan el momento
voluntad sin contenido, lo que no es suficiente para el derecho penal.
No basta que se haya querido realizar una acción, para haber una
conducta o comportamiento humano, en determinada dirección al
mundo exterior, debe anticiparse el resultado; lo esencial en el acto
no es solamente la manifestación de la voluntad y el resultado,
porque el Derecho Penal no le interesa lo que deba producirse como
fenómeno natural, por no ser de importancia para la acción.

También se ha criticado a la teoría finalista con respecto a los delitos


imprudentes, ya que pueden darse hechos finales no dolos, una
acción de muerte la comete tanto el que dispara apuntando con
voluntad de matar, como el que al limpiar su escopeta la descarga
sobre otro, olvidan la referencia de actuar con el resultado. En el
primer caso, el sujeto actúa finalmente en relación al homicidio
(comete una acción de muerte); en el último, la finalidad esta
limitada a la conducta de limpiar la escopeta (se lleva a cabo una
acción de limpieza, final irrelevante para el tipo, que por un
descuido, causa el resultado típico).

¿Qué es la Escuela Finalista?


La Escuela Finalista. También conocida como “Teoría finalista de la acción”, nació
esta corriente doctrinal en Alemania por obra de Hans Welzel, quien sistematizó
siguiendo las teorías filosóficas de Honogswald y Hartmann, en cuanto a estos
autores sostienen que toda acción humana implica una dirección final del suceso
casual, de donde deducen que la acción, es una actividad final humana.

Para esta escuela, en resumen, “la acción es elemento básico del tipo y dentro de ella
existe la ubicación del dolo, entendido como la voluntad de acción que se manifiesta
en un resultado, con lo que se desplaza esta figura del ámbito de la culpabilidad al de
la tipicidad.
Por lo tanto, el delito culposo es un descuido determinado por el empleo de medios
equivocados; en el, el agente quiere, como en el delito doloso, un resultado determinado y
utiliza los medios que servirán para producirlo, pero debido a su conocimiento insuficiente de
las leyes causales, consigue, sin voluntad, un antijurídico resultado típico.” Con lo anterior
resultan así enfrentados los conceptos de finalidad y causalidad; este como resultado de una
serie causal metódica, cuyas relaciones exigen una aclaración objetiva posterior; aquel, sobre
la base del conocimiento de las leyes causales, como evaluación calculada de ese
conocimiento cuya aplicación permitirá la obtención del suceso causal.

¿Qué dice la Teoría Finalista respecto del delito?


Esta teoría nos dice que la acción no es solo un proceso causalmente dependiente de la
voluntad, sino por su propia esencia, ejercicio de la actividad final. La finalidad obedece a la
capacidad del hombre de prever, dentro de ciertos limites, las consecuencias de su
comportamiento causal y de conducir el proceso según un plan a la meta perseguida. Los
finalistas consideran a la voluntad como factor de conducción que supradetermina el acto
causal externo, es decir el agente para cometer el hecho delictivo piensa el ilícito y realiza la
conducta delictiva, porque su voluntad lleva un fin y éste es el último acto que provoca la
aparición del delito. La voluntad lleva un contenido, la intención de cometer el ilícito, el
propósito de llegar a algo, encontramos aquí en esta teoría la parte contraria de la causalista,
aquí se considera la finalidad del acto cometido, la voluntad de querer llevar a cabo su
cometido. Para los finalistas, la acción es conducida, desde que el sujeto anticipadamente
piensa su objetivo, eligiendo los medios para lograrlo, finalmente concluye su objetivo con la
realización de la acción manifestada al mundo externo. Dicen los finalistas que la acción es un
comportamiento anticipado mentalmente, de carácter consciente, podemos decir que el
agente para cometer el hecho delictivo piensa el ilícito y realiza la conducta, por que su
voluntad lleva un fin y éste es el último acto que provoca tal conducta, donde aparece el
delito, la voluntad lleva un contenido, la intención de cometer el delito, el propósito de llegar
a algo. Aunque esta teoría su estudio y su razonamiento es el fin, la última consecuencia de la
voluntad, no es del todo aceptada también, por que si bien es cierto que el sujeto piensa,
medita y lleva a cabo el acto delictivo, lo que cuenta para los finalistas es el resultado de ese
acto, al igual que a la teoría causalista, se le critica con respecto a los delitos imprudenciales,
ya que pueden darse hechos finales no dolosos, sin la voluntad del sujeto. Por citar un
ejemplo: una acción de muerte la comete tanto el que dispara apuntando con voluntad de
matar, como el que al limpiar su pistola la descarga sobre otro accidentalmente, olvidan la
referencia del actuar con el resultado. En el primer caso el sujeto actúa finalmente en relación
al homicidio, comete una acción de muerte, ese es su propósito, estamos de acuerdo con los
finalistas, pero en el segundo caso, la finalidad esta limitada a la conducta de limpiar su arma,
su voluntad esta sobre la limpieza del arma, lo cual se lleva a cabo un final irrelevante para el
tipo, que por un descuido, causa el resultado típico, es donde se critica la teoría finalista por
que no es posible imputarle una conducta dolosa a un acto imprudencial, no era su fin, no era
su cometido. Entre las dos teorías anteriores mencionadas su aportación al Derecho Penal fue
de gran importancia. Podemos distinguir a las teorías causalistas y finalistas de la acción, en la
primera considera a la acción como mecánica un producto causal, mientras que la segunda
determina dirección o propósito a ese producto causal, es decir, existe una voluntad orientada
en determinado sentido.

El Finalismo
Publicado por Andryux on lunes, 21 de septiembre de 2009

Como criterio o corriente procesal para ubicar la culpabilidad del sujeto y la consecuente
imposición de la pena, parte de la Teoría del jurista alemán Hans Welzel quien en el año de 1930
realiza una crítica del sistema causalista diciendo que el ubicar la acción en forma causal es una
forma ciega de observar el delito aduciendo que es una forma ciega por que el causalismo se
reduce a causa-efecto sin tener en cuenta la finalidad de la acción. En el año de 1931 Hans Welzel
estableció que el delito parte de una acción pero tiene una finalidad o un fin, es decir el delito basa
su creación en una relación ético-social en donde en primer plano se encuentra la culpabilidad
como elemento del delito, debiéndose medir y tomar en cuenta la peligrosidad del individuo en
relación a su culpabilidad de ahí que la teoría finalista hace un análisis de la culpabilidad del
delincuente tomando en cuenta el fin o fines de la acción del delincuente; ésta ideología recibe el
nombre de finalista por que atiende principalmente al estudio técnicojurídico sobre la finalidad del
delincuente para cometer el delito. Esta teoría, en cuya ideología intervinieron juristas como
Hellmuth Von Weber, Alexander Graf Zu Dohna Hellmut Mayer, revolucionó el pensamiento penal
de la época siguiendo la idea varios juristas como Nicolai Hartmann y Richard Konnigsberg. Hans
Welzel en base a ésta teoría saca de la culpabilidad el elemento de la forma (2° elemento) que
representa al dolo y la culpa, trasladándolo a la acción como consecuencia natural y, toda vez que
en ésta teoría la acción pertenece al tipo, tanto el dolo y la culpa se deberán tomar en cuenta al
estudiar la conducta y el tipo, no obstante que el causalismo consideraba al dolo como elemento de
la culpabilidad. Esta escuela basó su ideología principalmente en la psicología y la fenomenología
como elementos preponderantes en el actuar humano. Esta escuela, que para los doctrinarios y
estudiosos de la Teoría del Delito se ha dividido en finalismo ortodoxo, finalismo radical, finalismo
formal, finalismo material y finalismo valorativo, tuvo su total desarrollo en Alemania desde el año
1930 hasta el año 1970, habiendo sido interrumpido su camino entre los años 1933 y 1945
aproximadamente por haber imperado en esos años en Alemania otra escuela llamada del
“Irracionalismo Jurídico” o de la “Escuela de Kiel” sustentada por juristas como Georg Dahm,
Friedrich Schaffstein y Edmundo Mezger. La teoría finalista expone dos diferentes fases en su
estudio aduciendo que para que un individuo pueda ser castigado en base a su demostrada
culpabilidad deben de tomarse en cuenta diversos aspectos tanto internos como externos de la
conducta del individuo. Para la teoría finalista es esencial el estudio minucioso de cada uno de los
elementos integrantes del tipo como lo son:

a) Los elementos Objetivos.

b) Los elementos Subjetivos.

c) Los elementos normativos.

Basando lo anterior en la teoría alemana de la Tipicidad iniciada en el año de 1906 por el jurista
alemán Ernst Von Beling, la teoría finalista señaló que sobre todo estudio de la culpabilidad
deberán analizarse dos fases en la conducta del hombre que son: la fase externa y la fase interna.

Conducta.

Fase Interna Fase Externa

- Objetivos y propósitos -Ejecución de los medios

- Medios Empleados -Resultado previsto

- Posibles consecuencias -Nexo causal.


Por otro lado la escuela Finalista funda su razón de ser en la subjetividad del acto y que
corresponde a la fase interna (el pensamiento del individuo), analizando los motivos y finalidades
del delincuente para poder deducir de ahí la culpabilidad del sujeto en base a la realización de un
hecho. Por tal motivo ésta escuela se basa totalmente en la teoría del Tipo y sus elementos como
condición para que pueda establecerse la culpabilidad; esto es, que ésta teoría exige el estudio
dogmático-jurídico de cada uno de los elementos del tipo analizados en la relación del hecho
delictivo en particular para poder establecer la culpabilidad sobre una persona. Haciendo una
comparación entre la escuela Causalista y Finalista

Para el Finalismo es necesario además de tenerse por comprobado el elemento objetivo el tipo,
que se tengan comprobados también los elementos normativos y subjetivos como por ejemplo
todos aquellos hechos que se encuentran vinculados a la antijuridicidad. Que deberán ser
valorados en base a las características del hecho delictivo, así como de aquellos supuestos que
hacen determinar la voluntad del sujeto activo para actuar con intención, dolo o culpa. Lo que da
como consecuencia que ésta escuela finalista funda su razón de ser en la subjetividad del acto
analizando los motivos y finalidad en el actuar del delincuente para poder deducir de ahí la
culpabilidad sobre la persona. En consecuencia, y por los motivos antes expuestos, ésta escuela
se basa totalmente en la teoría del Tipo y sus elementos como condición para que pueda
establecerse la Culpabilidad, ésta teoría exige el estudio dogmático jurídico de cada uno de los
elementos del Tipo analizados en relación al hecho delictivo en particular para poder establecer
Culpabilidad. En México en la década de los años ochenta, derivado de la teoría del tipo y la
corriente finalista se elabora una doctrina nueva acerca del tipo penal por investigadores y juristas
de la UNAM con auxilio de la lógica-matemática. Esta teoría fue realizada por la Dra. Olga Islas y el
maestro Elpidio Ramírez con la ayuda de un jurista argentino de nombre Ernesto Raúl Zaffaroni y
la valiosa ayuda de un matemático de nombre Lian Karp. Ésta teoría inclusive fue expuesta en
Alemania y en su momento aceptada, y se basó en una fórmula matemática, específicamente de
álgebra en donde cada uno de los factores representaba diferentes aspectos sobre los elementos
del tipo los que sumados todos dan un resultado de culpabilidad. Con ésta doctrina se intentó
apoyar al finalismo siendo conocida como el “modelo lógico matemático”.

¿Qué señala la teoría finalista al respecto?


La doctrina finalista toma en cuanta el motivo o fin que el agente ha querido obtener, dicho
fin hace que el sujeto realice determinada acción, la cual puede tener un resultado típico,
mediando un nexo causal, el contenido de la voluntad se estudia dentro de la acción típica, lo
que denota que ésta es un actuar dirigido a obtener un fin determinado, en el cual no sólo se
prevé la acción sino los posibles resultados secundarios. Al nivel de la tipicidad podemos
distinguir entre las acciones dolosas y culposas; esta distinción se hace en la doctrina
tradicional en la esfera de la culpabilidad.

Actividad de Aprendizaje 3. El finalismo en México


De la lectura “La influencia del finalismo en la dogmática penal (y
en la política criminal) mexicana” redacte un comentario
argumentando y crítico de la relevancia del finalismo en materia
penal para el país; el texto debe contar con una extensión de una
a dos cuartillas.
Si lo considera necesario, puede consultar fuentes o documentos
externos, pero deberá colocar su debida referencia.

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