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crónica

contrapuntadas:
acciones políticas
Escrita por Vivian Cuello Santana, Natalia Cardenas y María José Gómez
basada en la entrevista al colectivo LGBTI.
/ 12 de Mayo · 2017 · Bogotá - Colombia
_ Ilustraciones por María José Gómez y
Eliana Sánchez Aldana1

Esta vez, una colorida pancarta compuesta de


telas elaboradas con técnicas de bordado atravesaba
la carrera 7a de lado a lado. Aunque la Marcha de
la Diversidad Sexual y de Género se ha llevado
a cabo cada julio por veintiún años en Bogotá,
no se tiene en la memoria que antes se hubieran
usado técnicas textiles para protestar y expresar las
historias de vida. La novedad de las telas bordadas,
con mensajes en contra de la discriminación que
visibilizaban las múltiples violaciones sufridas,
fueron una herramienta del Costurero de la

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memoria LGBTI para luchar por el reconocimiento de los


derechos de esta población. Así, en la edición número veinte de la
marcha en Bogotá, estas telas, que llamaron la atención de muchos,
ayudaron al objetivo de la marcha: re-significar las formas de estar
en la vida. Personas trans, bisexuales, lesbianas, gais e intersex
salieron a caminar para expresar sus reclamos por medio de
pancartas, arengas, plantones, desfiles, vestuarios y banderas arco
iris, símbolo de su lucha.

A inicios del 2016, buscando nuevas formas de manifestación, lxs


activistas LGBTI Fredy Vanegas, Daniel Vega y Shannon Lucía
Delgadillo en un encuentro con algunas mujeres pertenecientes
al Costurero de la Memoria Kilómetros de Vida, descubrieron el
bordado como herramienta de expresión política. En su encuentro
con ese costurero, fueron descubriendo poco a poco, las dinámicas
de memoria que se generaban alrededor del bordado y la costura.
Fue así que decidieron replicarlas dentro de su población, según
dicen, para no olvidar las constantes violaciones a las que son
sometidxs en razón de su orientación sexual y/o identidad de
género. Su intención era elaborar piezas textiles que pudieran
sostener y exhibir sus mensajes durante la marcha de ese mismo
año. Así, empezaron a reunirse los jueves y los viernes de 4 a 8
p.m. entre mayo y junio. Fueron casi 20 chicxs que con el apoyo
de las integrantes del Costurero Kilómetros de Vida aprendieron
a coser y a bordar, a dirigir las sesiones de diálogo y a escucharse
entre sí para plasmar de la mejor forma sus problemáticas con
hilos, agujas y retazos de tela que, muchas veces, eran recolectadas
de los puntos textiles de Galerías y la Alquería.

En las sesiones conversaban sobre temas que elegían por su


relevancia para la lucha LGBTI, por ejemplo la familia, la
discriminación y las relaciones sentimentales. Compartir y discutir
las experiencias personales los llevaba a pensar en política: ¿qué
es una familia? Conjuntamente, y a partir de sus vivencias e
ideales, empezaron a construir sus propias definiciones de este

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tipo de conceptos, que se alejaban de las versiones hegemónicas o


institucionales. Mientras conversaban, realizaban bocetos de lo que
deseaban plasmar en las telas, y luego cosían y bordaban. En los
dos meses de trabajo del costurero, un espacio para hacer, pensar y
conversar, crearon 15 telas personales como un reflejo del proceso
que tuvieron. Emocionados, las exhibieron aquel 2 de julio,
mientras lxs curiosxs se acercaban a preguntarles el significado
de cada una. Para Daniel Vega, la importancia de esto no fue
sólo la expresión política, sino también la intervención pública,
pues a medida que las personas preguntaban, estxs les narraban
sus historias, las mismas que no querían que se repitieran. Así
mismo, el proceso de contar les resultó “liberador y sanador” en
tanto “descargaban” sus historias y podían dialogarlas con otrxs,
generando empatía sobre los derechos sobre los que hoy lucha la
población LGBTI.

El proyecto retomó una segunda fase que duró dos meses, con la
cual finalizó este ejercicio de memoria para la población LGBTI,
en parte por falta de recursos y de tiempo de los participantes. Sin
embargo, en la conversación con Daniel se hace evidente su deseo
por retomar el costurero, pues para él “en ello pudo construirse una
verdadera comunidad” en la que personas desde los 17 hasta los 60
años, mujeres, hombres y trans se encontraron y pudieron hablar
sobre experiencias íntimas e injusticias, e hilar una historia común
que los fortalezca en su lucha. Hoy las telas están guardadas en
el Centro de Atención Integral a la Diversidad Sexual –CAIDS-
de Teusaquillo, y la próxima “Marcha del orgullo” se acerca, una
oportunidad más para hacer una manifestación política y pública
sobre lo personal. Las telas del Costurero LGBTI se entienden
como una metáfora de esta acción, de llevar lo íntimo hacia afuera:
son telas que se construyen en medio del diálogo, de las emociones
y del deseo de cambio, que además se disponen públicamente para
protestar por libertades y derechos.

1 Las ilustraciones que acompañan esta crónica son la unión de recortes de periódicos bogotanos que
se unen, como una colcha de retazos, con puntadas o técnicas textiles para crear narraciones gráficas que
representan el hacer de las iniciativas textiles.
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