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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Ciencias Sociales- Carrera de Trabajo Social


MATERIA: Economía Política

Unidad 1: Teoría social y economía política. El trabajo, el capital, utilidad y


escasez, la naturalización de la mercancía, el dinero y el capital en la teoría
económica.

1.3 Crítica a la economía política clásica: Karl Marx

Bibliografía obligatoria

1. Marx, K.; El capital. Crítica de la economía política. Tomo I, Fondo de Cultura


Económica, México, 1871/1986. (Sección 1: Capítulo I y II; Sección 7: Capítulo XXIV)
2. Kicillof, A. (2010), De Smith a Keynes. Siete lecciones de historia del pensamiento
económico”, EUDEBA. Lección 7.

Material de Práctico http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?

rec_id=118511

El práctico contiene tres instancias, que giran sobre los: 1) los principales aportes del autor a la
economía política; 2) aplicación del marco conceptual del autor a la realidad económica argentina;
y, 3) los problemas económicos observados desde la perspectiva del trabajo social.

Los estudiantes se reunirán en grupos para organizar la información que tomaron de la lectura de los
textos y la visualización del video. Cada grupo discutirá en torno a dichas instancias y elaborará una
conclusión escrita en relación a las consignas trabajadas. Por último, se realizará una puesta en
común, generando una discusión grupal. Las consignas deberán ser enviadas por correo electrónico
al profesor de cada práctico, la nota global obtenida integrará el promedio para la calificación final
de la materia.

1) Actividad de sistematización de contenidos en base a la bibliografía obligatoria:

Con la intención de realizar un listado de conceptos principales del capítulo sobre Karl Marx, los
estudiantes tomarán apuntes, de manera individual, mientras visualizan el video. Luego, cada
grupo discutirá los ejes mencionados y elaborará una conclusión crítica de las propuestas del autor.
Para ello deberán concentrarse en los siguientes ejes:
‐ ¿Cuál es método científico de Marx? ¿Cómo caracteriza al funcionamiento del capitalismo?
¿Cuál es la crítica que hace a la economía política clásica?
‐ ¿Cuál es la especificidad del sistema capitalista? ¿Por qué la mercancía es el elemento
fundamental de este sistema? ¿Qué es la mercancía?
‐ ¿Qué es el trabajo humano abstracto? ¿Qué determina?
‐ ¿Cuál es el rol del dinero? ¿Cuál es la diferencia entre dinero y capital?
‐ ¿Qué es el Tiempo del Trabajo Socialmente Necesario y qué determina? ¿Qué sucede si un
empresario produce por encima del TTSN?
‐ ¿Cómo se determina el valor de las mercancías Fuerza de Trabajo? ¿Qué tiene de especial
la mercancía Fuerza de Trabajo? ¿Porque las máquinas no crean valor?
- ¿En qué consiste el Plusvalor, ¿cómo se obtiene?
‐ ¿En qué consiste y en que se origina una crisis de sobre‐producción? ¿Cuál es el carácter
de las crisis capitalistas según el análisis?

2) Aplicación del marco conceptual del autor a la realidad económica argentina

En términos de aplicar algunos de los conceptos fundamentales de Marx, los estudiantes


analizaran el fenómeno de las fábricas recuperadas en Argentina, en las últimas décadas. En
función de la nota periodística que repartirá el docente, cada grupo expondrá los principales
puntos de encuentro entre los aportes del autor y el desarrollo de estas experiencias
asociativas, puntualmente en torno a: a) el carácter de la propiedad privada; b) la división
social del trabajo (medios de producción y fuerza de trabajo); c) organización de la
producción y toma de decisiones.
3) Los problemas económicos observados desde la perspectiva del trabajo social
Bajo el objetivo de vincular los conceptos centrales del autor con algunas de las problemáticas
propias de la disciplina de Trabajo Social, cada grupo deberá analizar críticamente las
políticas públicas dirigidas al sector y el potencial de la intervención de los trabajadores sociales en
las experiencias de las fábricas recuperadas en Argentina.
Apropiarse de la fuente de trabajo

Por Pablo Stancanelli (El Dipló, Edición Cono Sur, agosto 2002)

Ante la ausencia de respuestas por parte del Estado y la perspectiva cierta de engrosar la
creciente masa de desocupados, miles de trabajadores han decidido apropiarse de su destino. A
través de la figura de la cooperativa de trabajo, por vía judicial y legislativa, han recuperado
empresas en crisis y emprenden un camino plagado de dificultades para reinsertarlas en el
circuito productivo. La demanda por un marco legal que declare a esas unidades productivas y
sus bienes muebles "bienes sociales", es el símbolo de un modelo de economía solidaria y
democrática que propone un consenso productivo como salida alternativa a la crisis en que está
inmerso el país.
“Somos un nuevo actor social, generamos un nuevo consenso. Ante el fracaso de la
dirigencia empresaria argentina, nos sentimos con la capacidad de reemplazar, como la
crisis lo pide, el esfuerzo individual por el esfuerzo colectivo. A partir de esta bandera que
levantamos los trabajadores como solución desde la autogestión, pasamos de la
conflictividad social al consenso productivo. En el ’55, los trabajadores participábamos con
el 51% de la renta nacional; hoy con el 17%. A partir de una organización democrática,
como son las cooperativas de trabajo, disputamos la generación de la renta y el reparto de
esa riqueza de una forma más justa y equitativa”. De este modo José Abelli, representante
del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), define a esta organización
democrática y transversal que surgió en 2001, en una asamblea realizada en Industrias
Metalúrgicas Plásticas Argentinas (IMPA), para representar sectorialmente a gran parte de
las empresas autogestionadas.
Las empresas recuperadas por sus trabajadores constituyen un fenómeno emergente en
medio de la profunda crisis del modelo de renta financiera adoptado en los años ’70, cuyo
resultado ha sido el desmantelamiento de la industria nacional, provocando la quiebra de
miles de empresas y una cifra récord de trabajadores desocupados (ver pág. 4). “El
sindicalismo tiene un área de defensa de los trabajadores, pero cuando cierran las fábricas
se terminó, no hay huelga ni medida de fuerza que valga. Ahí aparecemos nosotros”,
explica Héctor Garay,
presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo de la provincia de Buenos Aires
(Fecootra). Actualmente, cerca de cien empresas de distintos rubros productivos, que se
caracterizan por ser de mano de obra intensiva1 son gestionadas por sus trabajadores, que se
constituyen en cooperativas de trabajo y negocian con la justicia la continuidad de la
fábrica2.
El principal reclamo es el de un marco legal que declare a las unidades productivas y sus
bienes muebles “bienes sociales”, para resguardar la base fundamental del sistema
económico: los recursos productivos y humanos3. “Se trata de una cuestión estratégica –
afirma Abelli–. Estaban dispuestos a cerrar Zanello, o sea que nos íbamos a quedar sin
fábrica nacional de tractores. Sin embargo, los trabajadores se organizaron y pelearon por la
recuperación de la empresa. Hoy Zanello es primera en ventas en el país. Lleva vendidos 90
tractores a un precio 30% más barato que cualquier tractor importado”. Por su parte, el
abogado Luis Caro, asesor de varias empresas recuperadas, afirma que “cuando está en
juego el destino de la sociedad, la propiedad privada debe quedar por debajo del derecho a
trabajar y ejercer industria lícita”.
El 18 de agosto de 2000, los obreros de la metalúrgica G.I.P. Metal de Avellaneda
recibieron en sus casas los telegramas de despido por quiebra. La empresa se encontraba en
convocatoria de acreedores y los trabajadores ya habían sufrido suspensiones y rebajas
salariales. Sin embargo, sospechando una maniobra fraudulenta de la patronal, decidieron
entrar a la fábrica para evitar su vaciamiento. Al revisar el expediente se encontraron con
varias irregularidades: seis meses antes de pedir la quiebra, el dueño había informado del
traslado de la fábrica a un galpón a nombre de dos personas insolventes –un fletero y el
sereno– que sólo contenía tres máquinas rotas, mientras el verdadero inmueble había sido
transferido a una sociedad uruguaya a nombre de un testaferro.
El empresario propuso entonces volver a poner la fábrica en funcionamiento, contratando a
la mitad del personal. En respuesta, los trabajadores decidieron conformar una cooperativa
de trabajo y durante cuatro meses, con el apoyo de vecinos, concejales, diputados
provinciales, el intendente y la diócesis de Avellaneda-Lanús, “permanecieron” en la
fábrica. El dueño presentó entonces una denuncia por usurpación ante un juez penal de
Lomas de Zamora, quien ordenó el allanamiento y desalojo compulsivo de la fábrica. Caro
recuerda que “los compañeros pedimos al comisario 24 horas. Organizamos diez micros y
fuimos más o menos doscientas personas a explicarle al juez que no eran usurpadores, sino
trabajadores que defendían su fuente laboral. El juez levantó la medida y procesó al dueño
por falsa denuncia y tentativa de estafa”. La cooperativa Unión y Fuerza consiguió luego
que el juez les otorgara las máquinas en alquiler y la expropiación del inmueble por parte de
la legislatura provincial. Hoy los trabajadores han capitalizado gran parte de los bienes, no
dan abasto con los pedidos y llevan cada uno a sus casas un salario superior a los mil pesos.
Falta de capitales
En la mayoría de los casos, la recuperación de la empresa se produce cuando ésta entra
en convocatoria de acreedores, se decreta la quiebra o la patronal – agobiada por las
deudas– decide abandonarla. Los trabajadores, que también son acreedores, no cargan con
la deuda, pues cambian de razón social y con acuerdo del juez o del mismo dueño alquilan
el inmueble y los bienes muebles. En el caso de la provincia de Buenos Aires, la legislatura
ha votado por unanimidad la expropiación de más de 15 unidades, que son entregadas en
comodato a los trabajadores. El gobierno provincial cuenta entonces con dos años de
prórroga para pagar a los acreedores el valor de los activos. Héctor Garay cree que “como
va la economía va a ser difícil que la provincia pague. Pero a los trabajadores esos
dos años nos permiten tener trabajo, hacer un estudio mucho más profundo de factibilidad,
de rentabilidad de la planta (…) Tendremos la posibilidad después de hacer un ofrecimiento
a los otros acreedores para ver en qué tiempo y forma los trabajadores les podemos hacer un
ofrecimiento de pago”.
Pero más allá de las cuestiones legales, las empresas recuperadas enfrentan serias
dificultades para salir adelante. El primer paso consiste en recuperar la confianza de
proveedores y clientes engañados por la administración anterior. Osvaldo Porro, tesorero y
gerente de planta de la cooperativa que maneja el frigorífico Yaguané, recuerda que “fue
muy difícil convencer a los proveedores, que pensaban que los trabajadores no íbamos a
hacer bien el trabajo y hasta que les íbamos a comer la carne. Empezamos con muy poca
faena, nos mandaban lo peor. Nos llevó algo más de dos años tener una faena que fuera el
punto de equilibrio del frigorífico”. Dos años en los que muchas veces, los socios volvían a
su casa con una bolsa de carne y unos pocos pesos. También, en los casos en que el
personal administrativo abandona la planta junto al dueño, deben suplir la falta de cuadros
gerenciales. El MNER ha suscripto un convenio con la Asamblea de Pequeñas y Medianas
Empresas (APYME), que les aporta asesoramiento gratis. Por su parte, el Instituto Nacional
de Asociativismo y Economía Social (INAES) también aporta capacitación. Abelli
reconoce la voluntad del organismo, pero lamenta que el INAES haya “perdido todo su
presupuesto en manos de rentas generales. En definitiva el INAES es una cáscara vacía que
no tiene ninguna posibilidad de incidir efectivamente en las políticas del Estado nacional
y lo único que hace es entregar la matrícula mal y tarde”. Por su parte, Juan Cabrera, de la
Cooperativa Los Constituyentes señala: “Nos han abierto todas las puertas, pero esas
puertas no apuntan al problema básico nuestro, que es la falta de materia prima, de
capital”4.
En efecto, el principal escollo es la falta de capital de trabajo. Para salir adelante, las
empresas tercerizan su mano de obra, trabajando a façon: venden el servicio del proceso
industrial a clientes que proveen la materia prima, quienes retiran el producto terminado
para su comercialización. Intentan reunir un capital de trabajo progresivamente, pero esta
modalidad aporta muy bajos ingresos y provoca una fuerte dependencia de los clientes-
proveedores. Juan Cabrera explica que han tenido oportunidades de exportar, pero que “si
bien la exportación se hace viable desde el punto de vista comercial, cuando llega a su parte
ejecutiva no se puede concretar. Es un problema que estamos teniendo todos aquellos que
necesitamos un capital de trabajo”. En el caso de Zanello, los trabajadores alcanzaron un
acuerdo con las concesionarias para que se asociaran a ellos. Así, crearon una sociedad
compuesta en un 33% por los concesionarios, un 33% por el personal jerárquico superior,
un 33% por los trabajadores y el 1% restante pertenece a la Municipalidad. Sin este acuerdo
hubiese resultado imposible volver a poner la fábrica en funcionamiento.
Economía solidaria
Pese a las dificultades, en todos los casos los trabajadores reconocen el fortalecimiento del
vínculo grupal y de su espíritu solidario. Las empresas se apoyan entre sí aportando su
experiencia, movilizando a las asambleas barriales e incluso aportando dinero y comida
para aquellos que permanecen en las fábricas a la espera de la resolución judicial. “Somos
un movimiento que está dentro del marco de la lucha de los trabajadores ocupados y
desocupados. Somos un espacio nuevo de construcción, de pelea gremial. En otra
situación, cualquiera de nosotros hubiera peleado por quedar mejor parado en la
indemnización, no se nos hubiera ocurrido la autogestión de la empresa (…) no había un
compromiso tan firme de los compañeros con el conflicto como ahora. En asamblea,
decidimos
entre todos que el 50% de nuestra actividad era la producción y el otro 50% la lucha en las
calles. Somos parte de un todo y por eso tenemos que dar la lucha política”. Eduardo Murúa
es representante del MNER y trabajador de IMPA-La Fábrica Ciudad Cultural, que para
poder seguir produciendo transformó su planta en un centro cultural y realizó distintos
convenios con la Ciudad de Buenos Aires. Hoy en IMPA también funciona un centro de
salud gratuito para la gente del barrio, que depende del Hospital Durand. El hospital aporta
los médicos y los enfermeros y la fábrica se hace cargo de las instalaciones, la luz y el gas.
“La gran diferencia que tiene una cooperativa con una empresa es que, mientras que en una
empresa la gente está al servicio del capital, en una cooperativa el capital está al servicio de
la gente. La gente es lo más importante” agrega Juan Cabrera.
Algunas críticas señalan que la autogestión de los trabajadores es un fenómeno exclusivo de
un país emergente en crisis. Sin embargo, la experiencia del grupo empresarial Mondragón,
de España, demuestra que una empresa “social” puede competir en igualdad de
condiciones. Mondragón Corporación Cooperativa pasó de un pequeño taller en el que
se fabricaban estufas y cocinas de petróleo en 1956, a ser el primer grupo empresarial del
País Vasco y el séptimo de España. Integrado por más de 150 empresas y una plantilla de
60 mil trabajadores, facturó el año pasado 8.028 millones de euros5. En Brasil, la
Associação Nacional dos Trabalhadores em Empresas de Autogestão e Participação
Acionária (ANTEAG), creada en 1994 con la intención de coordinar algunos proyectos
nacientes de autogestión, representa hoy 160 proyectos de autogestión que implican 30 mil
puestos de trabajo directos y 120 mil indirectos6. Actualmente, el MNER está trabajando
junto con APYME y ANTEAG en la creación de un holding de empresas cooperativas.
A esas críticas, Garay responde :“Nosotros queremos que la crisis desaparezca mañana,
pero que el pueblo, los trabajadores se concientizen y dejemos de ser explotados”. Por su
parte, Eduardo Murúa cree que “lo más difícil va a ser crear un subsistema, por debajo de la
economía formal, de complementación económica con todos los sectores de la economía
social, dejando afuera, en el caso de que haya productos desarrollados por empresas de este
tipo, a los productos de la economía formal. Ya lo estamos haciendo, aunque en algunos
casos sea más oneroso. Apoyar en la complementación económica a los compañeros
también es una forma de lucha”.
En su 90ª Sesión, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recordando el principio
inscripto en la Declaración de Filadelfia según el cual “el trabajo no es una mercancía”
y reconociendo “la importancia de las cooperativas en la creación de empleo (…) que las
cooperativas bajo sus diferentes formas promueven la más completa participación en el
desarrollo económico y social de toda la población (…) y que se imponen formas más
poderosas de solidaridad humana, tanto a nivel nacional como internacional, con el objeto
de favorecer una repartición más equitativa de los beneficios de la mundialización”
recomendó a sus países miembros la promoción de las cooperativas para combatir el
desempleo7.
Frente a la urgencia de la crisis miles de trabajadores han decidido apoderarse de su destino
y proponer al país una salida alternativa, una economía social y solidaria que permita
recuperar la dignidad y siente las bases de un país más justo y equitativo.

1. El MNER estima que se han resguardado 10 mil puestos de trabajo directos y que cada
uno de ellos genera dos puestos de trabajo indirectos. Desde 1990, la industria expulsó a
460.000 obreros. Véase Clarín, 20-7-02.
2. Si bien la cooperativa de trabajo no representa la única figura jurídica posible, ha sido la
más empleada. En las cooperativas, todos los socios tienen un voto y la diferencia de
salarios no puede superar la relación 1 a 4. Por otra parte, las cooperativas hacen aportes
como autónomos, no pagan ganancias y, según las provincias, ingresos brutos. En el caso
de la textil Brukman de Capital Federal y de la fábrica de cerámicas Zanón de Neuquén,
los trabajadores rechazan la figura de cooperativa alegando que se convierte en una
nueva patronal y reclaman la estatización de la empresa con control obrero. Desde el
MNER sostienen que se trata de una postura ideológica que puede terminar perjudicando
a todo el movimiento.
3. La legisladora del ARI Beatriz Baltroc presentó un proyecto de ley en la
legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por la recuperación de empresas
productivas, que declara bienes de interés social a todas las unidades productivas
de la ciudad y sus bienes muebles.
4. El INAES señala la reciente creación de una unidad para la recuperación de empresas en
crisis y el envío al Congreso de la Nación de un proyecto de ley que restituye al Fondo
Nacional para la Educación y Promoción Cooperativa los recursos provenientes de la
contribución especial establecida por el Art. 6° de la Ley 23.437, que fueron suprimidos
durante los dos últimos años.
5. http://www.mondragon.mcc.es
6. http://www.anteag.org.br/folder_espanhol.asp
7. OIT, “Texte de la recommendation concernant la promotion des coopératives soumis
par le comité de redaction”, Ginebra, 20-6-02.

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