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1. Problema de Investigación
El ruido vehicular surge de la conjunción entre la importancia adquirida por los vehículos
de combustión durante el último siglo en el marco de los avances tecnológicos y la
necesidad de movilización de personas, bienes y mercancías, en el marco de los modelos de
desarrollo acogidos por la humanidad.
Las ciudades desempeñan un papel económico relevante para sus habitantes en tanto sus
actividades se reúnen espacialmente, generando externalidades positivas y economías de
escala con rendimientos crecientes, que favorecen la productividad de las empresas y con
ello, la aglomeración de las personas. Tal característica es válida no solamente para el
sector privado sino para sectores estatales como transporte, servicios, educación, salud, etc.,
y potencia una mejor calidad de vida en la población urbana (PNUD, 2008).
La importancia de la contaminación acústica urbana recae en los impactos que genera sobre
la población, condición que ha sido ampliamente valorada en los países desarrollados y
menospreciada en los países en desarrollo (Guoxia et al., 2006), a pesar de constituirse como
la principal causa de deterioro ambiental y de estrés de las ciudades (Moser y Robin, 2006). Es
así como 59 millones de habitantes en Estados Unidos soportan niveles de ruido vehicular
de 60 dBA o más (USEPA, 1978). En Europa se estima que 80 millones de personas viven
expuestas a ruidos mayores a 65 dBA (áreas negras) y 170 millones viven entre 55 y 65
dBA (áreas grises) (EC, 1996), en tanto el 40% de la población que hace parte de la
Comunidad Europea, está expuesta a ruidos diurnos provenientes del tráfico vehicular que
exceden 55 dBA y 20% a niveles que exceden 65 dBA (OMS, 1999); en adición, uno de cada
cinco niños vive en zonas acústicas negras (Belojevic et al., 2008). Por su parte, en China el
71,4% de las ciudades con más de 1 millón de habitantes, están expuestas a niveles de ruido
sobre 70 dBA y el 67% de las zonas residenciales están por encima de los estándares
permitidos, proviniendo el 61% del ruido de fuentes vehiculares (Li y Tao, 2004). De igual
manera, en Francia el transporte es considerado como el causante de los mayores problemas
ambientales y la molestia que genera hacia la contaminación, se ha incrementado
ampliamente frente a la década de los 80 (Lambert y Philipps-Bertin, 2008). En este país se ha
dado una construcción social generalizada en torno a la importancia de los temas
ambientales en la calidad de vida de la población (Moser y Robin, 2006). Del mismo modo, en
el Reino Unido la contaminación atmosférica y el ruido son señalados como las
problemáticas ambientales más importantes en ambientes exteriores e interiores en su orden
(Williams y McCraeb, 1995).
Otro problema económico derivado del ruido vehicular se refiere a la desvalorización de las
propiedades, habiéndose encontrado que las viviendas expuestas a vías con ruidos de más
de 55 dBA pierden 1,6% de su valor por cada decibel de más que reciben (EC, 2006).
Resultados similares se encontraron en Seúl donde por un incremento de 1% en el ruido, se
deprecian en 1,3% las propiedades próximas a las vías importantes (Kim et al., 2007). Estos
resultados sugieren que en el marco de toda la malla vial de una ciudad, los costos de
depreciación pueden representar de centenares a miles de millones de dólares.
Otro impacto del ruido vehicular que más recientemente ha llamado la atención, se refiere a
que restringe la comunicación sonora de grupos como aves y anfibios, afectando conductas
de reproducción, huída, territorialidad, etc. (Katti y Warren, 2004; Warren et al., 2006) y
generando una presión de selección que promueve la divergencia de vocalización respecto a
las áreas rurales (Evans, 2010).
Como medidas de atenuación a los diferentes impactos ambientales que ocasiona el ruido
vehicular urbano, los países desarrollados vienen desde décadas atrás, asumiendo diferentes
estrategias de choque: normativas de fabricación y circulación de vehículos, elaboración de
mapas de ruido, caracterización de la molestia en la población, implementación de barreras
acústicas en torno al paso de autopistas frente a centros urbanos (fotos 1.1 y1.2),
modelación matemática e implementación de medidas de mitigación en los nuevos
desarrollos viales (FHWA, 2004; Austroads, 2005).
La ciudad de Bogotá no ha sido ajena a la problemática citada, pues en los últimos 20 años
ha mostrado un crecimiento poblacional exponencial a una tasa de 2,7% anual 1
característica que ha acrecentado los problemas de transporte, tráfico y movilidad,
ocasionando frecuentemente condiciones severas de embotellamiento. Para afrontar tal
problemática, los gobiernos distritales recientes han esbozado dos estrategias de choque:
una primera relativa a la reducción del flujo vehicular privado y público a través de medidas
de restricción de movilización (pico y placa 2) y, otra segunda, relativa a la construcción de
un sistema de metrobus (Transmilenio) que realiza el 25% de los viajes de la ciudad. Por lo
anterior, aún permanece un 75% del sistema de buses tradicional (Alcaldía Mayor de Bogotá,
2006), el cual “contamina mucho más el ambiente con hollín y humo, frente a lo que emiten
1'300000 carros particulares en la ciudad” y cuya causa es “la obsolescencia del parque
automotor, la falta de cultura del mantenimiento preventivo de los vehículos y la mala
conducción” (Secretaría Distrital de Ambiente, 2010a).
El problema del transporte es mayor en tanto la Alcaldía reconoce que se requieren 12546
buses y ruedan entre 16000 y 20000 (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2006; 2009), problema que se
origina porque “Antes, como ahora, la asignación de las rutas del transporte colectivo no
respondía a criterios técnicos, sino a cuotas políticas” (PNUD, 2008). Cabe referir que la
problemática del transporte en la ciudad también atañe a los automóviles particulares, pues
únicamente movilizan el 10% de la población mientras ocupan el 90% del espacio vial,
situación que a todas luces resulta inequitativa (PNUD, 2008).
1) ¿De qué magnitud son los niveles de ruido vehicular en sistemas urbanos y qué
detrimento genera en el bienestar de los ciudadanos?