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Presentación
Este trabajo se propone el desafío de analizar la evaluación no solo como un
problema técnico, sino desde sus orígenes en el campo de la educación, en sus
características, principios básicos y las concepciones que tiene en los diferentes
paradigmas pedagógicos, con la finalidad de contribuir a la explicación y comprensión de
este complejo fenómeno que es la evaluación de los rendimientos de los alumnos, las
decisiones que los docentes toman a partir de sus datos y el modo en que los comunica
para que esta se constituya en un verdadero acto educativo.
a) Antecedentes históricos
A lo largo del tiempo, diversas acciones realizadas en determinados contextos
recibían, por parte de sus ejecutores o de observadores, una valoración del juicio que
servía para ponderar, comparar, opinar, informar. Estos juicios se efectuaban sobre
productos terminados y se comparaban con diferentes parámetros: objetivos prefijados,
rendimientos entre pares, escalas... En este acto de valoración se hallaba implícita la idea
de evaluar. De este modo, el concepto de “evaluación” fue gestándose en diferentes
etapas hasta que se generó un campo propio dentro de disciplinas pedagógicas, expertos
en la materia y bibliografía específica.
Los antecedentes históricos señalan que el hecho de evaluar instituciones y
programas apareció en el año 2000 a. c., cuando algunos oficiales chinos dirigieron
investigaciones de los servicios civiles; y en siglo V a. c., cuando Sócrates y otros maestros
griegos utilizaron cuestionarios evaluativos como parte de su metodología.
Más adelante, en la Edad Media, la evaluación surge en la historia de la didáctica
como una necesidad ligada a la concesión de grados, una especie de obra maestra del
aspirante a artesano; para obtener la calificación de enseñante.
Ubicándonos en Norteamérica, a mediados del siglo pasado, el término evaluación
aparece a partir del proceso de industrialización donde los centros educativos tomaron
ideología, terminología y metodología necesarias para cumplir con el aparato productivo.
En este contexto, educadores estadounidenses sentaban las bases dentro de este campo.
Tal es el caso de Horace Mann, (en Casanova; l997) que ya en 1845, dirigió una evaluación
cuyo objetivo era recaudar información sobre la educación impartida en las escuelas en
Boston. Se destaca también, Joseph Rice (en Casanova; l997) quien, en 1887, evalúa
conocimientos ortográficos y este estudio se considera como la primera evaluación
formal en Estados Unidos, y en Inglaterra, en el siglo pasado, existían comisiones reales
que se dedicaban a evaluar los servicios públicos.
Décadas más tarde, en el inicio del siglo XX se produce la aparición de los primeros
test estandarizados, que se fundamentaban en la relación entre el mundo de la industria
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y el mundo de la educación. Ejemplo de esto es la obra que, en 1916, Fayol (en Casanova,
1997) publica con el nombre de “Administración General e Industrial”, donde menciona
que en ámbito administrativo se debe planificar, realizar y también evaluar. La evaluación
surge, entonces, en un contexto relacionado con la medición, el rendimiento y la
eficiencia.
El ámbito educativo se ve por esa época fuertemente influenciado por los
conocimientos que proveían la metodología empresarial y los estudios realizados sobre
condiciones para mejorar la producción y el rendimiento en los obreros. Paralelamente
aparecen como herramientas necesarias en la cuantificación y apreciación de datos los
test psicológicos y la aplicación de los contenidos que aportaba la estadística descriptiva.
En 1942 Ralph Tyler (1973) definió a la evaluación como un proceso que permite
determinar en qué grado se alcanzaron los objetivos propuestos. Esto implicaba definir
objetivos, establecer acciones, estrategias, técnicas y contenidos para que estos se logren
y luego ponderar el nivel de los logros alcanzados. La tendencia que prevalecía era, como
es de suponer, considerar a la evaluación en su función cuantitativa y como una instancia
que se producía al cierre de un proceso de enseñanza – aprendizaje, que posibilitaba la
comparación, comprobar el nivel de desempeño del alumno y la acreditación.
Recién en 1963 L. J. Cronbach considera la evaluación como una forma de obtener
información para tomar decisiones sobre un programa educativo, y con el tiempo el
acento fue trasladándose desde la concepción que se caracterizaba por el énfasis en la
medición hacia una postura que considera a la evaluación como una instancia cualitativa
y fundamentalmente valorativa.
Así en 1967 Stenhouse (1984) incluyó el término valorar con respecto a un objeto
evaluado. Su posición añade elementos decisivos como los de la ideología de quién
evalúa, sus sistemas de valores y otras influencias que actúan sobre un estudio evaluador.
De acuerdo a lo expuesto, desde sus orígenes, la actividad evaluadora y los
conceptos que la sustentan, fueron creciendo y respondiendo a un paradigma educativo
cambiante y acorde a las expectativas que la sociedad depositó en la educación de las
nuevas generaciones, pero, no cabe duda, que este fenómeno se originó en las
sociedades industrializadas del hemisferio norte, donde el modelo del desarrollo
industrial se ha proyectado a todos los demás campos de la actividad humana, haciendo
que el “control de calidad” se convierta en una etapa imprescindible de todo proceso para
“producir algo”.
Esta necesidad de evaluar la calidad de los productos aparece progresivamente con
la desaparición de un Estado benefactor, que, basado en los postulados de igualdad de
acceso y oportunidades en los sectores tradicionalmente más desprotegidos, garantizaba
su aporte en materia de educación pública, salud, vivienda, etc.
Este modelo, dio paso, progresivamente, a un Estado Evaluador sustentado en un
pensamiento económico – social fuertemente influenciado por el neo – liberalismo en lo
económico y el neo – conservadurismo en lo político.
El Estado Evaluador hace notar su influencia en lo educativo, donde comienzan a
manejarse términos como calidad, eficiencia y eficacia, que determinan una nueva mirada
en el campo de la evaluación.
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b) Perspectivas actuales
El término “evaluación” es interpretado de diversas maneras, muchas veces está
asociado a una perspectiva cuantitativa, pero también lo encontramos asociado a una
perspectiva comprensiva, que posibilita al docente mejorar su práctica a través de la toma
de decisiones.
En la actualidad coexisten distintas interpretaciones teóricas de la evaluación, cada
una de ellas con limitaciones propias. A efectos de conocer sus diferentes concepciones
se desarrollará la evaluación como medición, por objetivos y como fuente de información.
1 Fermín, Manuel: Tecnología de la supervisión docente. Editorial Kapeluz. Buenos Aires – 1980.
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c) Características de la evaluación
El tema que se aborda es un proceso complejo que posee diversos componentes
que se entremezclan entre sí, por lo tanto, es necesario conocerlos, comprenderlos y
saber cómo actúan, para integrar estos aspectos a la práctica evaluativa.
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2Santos Guerra, M. A.: “La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora”. Ed. Aljibe.
Buenos Aires -1995
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Según su normotipo:
El normotipo es el referente que se considera al evaluar al alumno, según éste
sea interno o externo, se caracterizará la evaluación:
Normativa:
Supone la valoración de un sujeto en función del nivel del grupo en el que se
halla integrado. Tiene validez para aquellos casos en los que se compara
ordinalmente la posición del evaluado con respecto a su grupo de pertenencia.
Criterial:
Propone la fijación de criterios externos muy bien formulados, concretos y
claros, de modo que permitan evaluar un aprendizaje tomando como punto
de referencia al criterio previamente establecido.
Se basa en la delimitación de un campo de conductas bien explicitado, en la
determinación de la actuación del alumno en relación con ese campo.
Ideográfica:
No plantea un criterio externo o una comparación con respecto al desempeño
general.
En este caso, el referente evaluador son las capacidades que el alumno posee,
sus posibilidades de desarrollo en función de sus circunstancias particulares.
El referente es interno, considerando un conjunto de actitudes que
acompañan al aprendizaje: esfuerzo, voluntad, dedicación.
Según su temporalización:
Hace referencia al momento en el cual se evalúa:
Inicial:
Es la evaluación que se aplica al comienzo de los procesos de enseñanza y de
aprendizaje.
La información que proporciona es muy valiosa ya que permite al evaluador
tener un panorama completo acerca de la situación de partida.
En esta evaluación se recaban datos sobre saberes previos del grupo y esto
permite realizar un diagnóstico sobre dificultades, fortalezas, actitudes y
aptitudes de los alumnos.
Procesual:
Consiste en la valoración continua del aprendizaje del alumnado y de la labor
del maestro.
A medida que tiene lugar el proceso evaluador se realiza la recolección de
datos, lo que fundamenta la toma de decisiones.
Final:
Tiene lugar en el momento de cierre del proceso. Permite comprobar los
resultados obtenidos en los diferentes momentos y por los actores del acto
educativo.
Puede adoptar una función formativa (es decir, convertirse en una instancia
más de aprendizaje que permite una revisión, superar dudas y dificultades) y
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c.5.- Dificultades:
A la hora de evaluar pueden aparecer dificultades tanto en la práctica como en el
marco organizativo de la evaluación. Santos Guerra (1998), destaca las siguientes:
El tiempo: en algunas circunstancias, puede ser insuficiente para realizar una
evaluación correcta, donde se atienda a la evolución de cada alumno.
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d) Instrumentos de evaluación
La evaluación se centró en estimar los conocimientos que sobre un área tienen los
alumnos a partir de la presentación de los mismos por medio de distintas técnicas e
instrumentos.
Se entiende por “técnica de evaluación” al método para obtener las informaciones,
el “instrumento de evaluación” es el recurso que será usado para ello.
Al programar el proceso de evaluación, se deben seleccionar las técnicas y los
instrumentos que se usarán para cada técnica.
Las características que asume la concepción actual de la evaluación (como proceso
integral) dejan clara la dificultad de evaluar al alumno a través de una técnica y un
instrumento único.
Si se pretende evaluar integralmente al alumno, es preciso combinar los datos
brindados por las distintas técnicas e instrumentos utilizados.
Las técnicas más utilizadas son:
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Será preciso entonces, que los docentes seleccionen y construyan los instrumentos
que utilizarán para evaluar al alumno, teniendo en cuenta su desempeño integral. De este
modo, se pretende evitar que la evaluación en vez de ser la práctica final de un proceso
de enseñanza y de aprendizaje científicamente guiado y planificado, se convierta en un
elemento inicial que condiciona todo lo demás.
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Evalúa los contenidos Compara en qué medida el Un docente espontaneísta tiene Este enfoque presenta una visión Se propone una “cultura reflexiva de
aprendidos, desde un alumno logró alcanzar los dificultades para realizar una sistemática del currículo, donde el qué la enseñanza”, donde el docente no
enfoque cuantitativo; objetivos propuestos al inicio evaluación organizada ya que enseñar, cómo hacerlo y el qué y cómo trabaje aislado sino en relación con
tomando el rendimiento del del proceso. toda su actividad se centra en evaluar son 3 elementos que se influyen sus colegas y directivos.
Papel
alumno respecto a su Prepara actividades de responder a los intereses de su mutuamente. Su objetivo es ofrecer información
del
desempeño previo y al recuperación preestablecidas grupo. En este contexto, el docente ha de clara y conducir al alumno a una
Docente grupo.
para que aquellos que no Manifiesta una tendencia al aportar una hipótesis de conocimiento práctica reflexiva, fomentando el
La evaluación enfatiza lo alcanzaron los objetivos laizzes – faire. que sería deseable construir y las lenguaje del pensamiento y la
sumativo y tiene un papel tengan una nueva problemáticas relevantes a investigar. transferencia de los aprendizajes.
selectivo. oportunidad.
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c.- A la institución:
• Asesorar para la ratificación o rectificación de acciones acordes a las metas
previstas y el proyecto educativo institucional.
• Compartir con la comunidad educativa los logros obtenidos por los alumnos,
las dificultades detectadas, producto de la reflexión sobre la práctica docente.
• Certificar saberes y promover a los alumnos.
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Por el contrario, un modelo centrado en logros, se propone que las decisiones que se
tomen sean producto de la información que proviene de los alumnos y sus logros.
En este modelo, el docente no será el juez que asigne una calificación para promover
- o no -, sino que en su rol evaluativo aportará su experiencia y saber para reflexionar
sobre la base de criterios fundados e introducir de este modo, los ajustes necesarios.
A partir de la evaluación del alumno, el docente deberá tomar decisiones respecto
a:
• Los progresos de los alumnos, la información registrada sobre el proceso de
aprendizaje de los alumnos, podrán precisar el nivel alcanzado en las unidades
o proyectos y ajustar según sus logros, la marcha de los mismos.
Las decisiones tomadas deben asegurar que todos los alumnos tengan la
oportunidad de alcanzar los niveles mínimos de rendimiento exigidos por el
sistema educativo.
• La práctica docente, el docente deberá tener la apertura suficiente para
introducir las modificaciones necesarias para optimizar la enseñanza. Cuando
se entrega un informe de evaluación, se establece una relación entre quienes
informan y quienes reciben la información sobre las prácticas educativas
evaluadas.
Lo que se pone en juego en la entrega de la información, es una práctica
interpretativa que permite la concreción de proyectos y la continuidad de acciones
futuras que sean aceptables por los actores del quehacer educativo (docente – alumno).
Las informaciones que otorgan las evaluaciones permiten no solo analizar las
brechas que existen entre las producciones de los alumnos en los instrumentos aplicados
y lo que el docente enseñó, sino también revisar el valor de los contenidos que se dieron
en clase.
Algunos autores afirman que, si la devolución de los resultados pretende ser de
utilidad para la práctica educativa siguiente, tiene que estar fundada en un análisis de las
respuestas de los alumnos que dé cuenta de los procesos y operaciones intelectuales
puestas en funcionamiento por éstos para la resolución de las situaciones problemáticas
formuladas.
Se parte de la concepción de que, a partir de la información que proviene de la
evaluación, se promueva el diálogo y la apertura de los integrantes de la comunidad
educativa, para que ésta sea reveladora no solo de las dificultades sino también de
habilidades para superarla, constituyendo de este modo un verdadero acto pedagógico y
educativo, y no un castigo o mala palabra.
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3 Santos Guerra, M. A.: “Evaluación educativa 1”. Editorial Magisterio. Buenos Aires – 1997.
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Cierre
La problemática de la evaluación educativa en general y en la Educación a Distancia
en particular, constituye un desafío en el quehacer docente.
El sentido de este artículo es brindar elementos teóricos que promuevan
interrogantes y el análisis no solo de las practicas sino de las propias historias y matrices
evaluativas con la finalidad de que estos elementos de reflexión se constituyan en
instrumentos que fundamenten la toma de decisiones respecto al que cómo, cuándo por
qué y para qué evaluar.
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